Vivienda y Trabajo - Carmen Ledo

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Jaime Erazo Espinosa


Coordinador

Políticas de empleo
y vivienda en Sudamérica

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FLACSO
ECUADOR CLACSO
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ISBN: 978-9978-67-329-4
Cuidado de la edición: Jaime Erazo Espinosa
Diseño de porrada e interiores: Antonio Mena
Imprenta: Crearlmagen
Quito, Ecuador, 2012
¡a, edición: febrero de 2012

El presente libro es una obra de divulgación y no forma parte de las series académicas de
FLACSO-Sede Ecuador
Índice

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 7

Prólogo
Nuestras pobres ciudades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Jaime Erazo Espinosa

Capítulo I
Políticas públicas de vivienda y su financiamiento

El intento de vivienda para todos desde


el Estado venezolano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Teolinda Bolívar, Hilda ](mes e Iris Rosas
(con la colaboración de jesús Díaz)

El traje nuevo del emperador. Las políticas de


financiamiento de vivienda social en Santiago de Chile 47
Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes

Construcción social de hábitat: reflexiones


sobre políticas de vivienda en Colombia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
María Cecilia Múnera y Liliana Sánchez Mazo

Lanzando los dados. Las políticas


habitadonales en el Perú (1990-2009) 95
julio Calderón Cockburn
Capítulo 11
Trabajo y políticas públicas de vivienda

La ecuad6n vivienda-trabajo en las


políticas argentinas del nuevo milenio 119
María Carla Rodríguez

Paraguay: política laboral y habitacional,


desde 1989 hasta hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . 145
Ana Raquel Flores

Una comunidad de migrantes indígenas


en la ciudad de Quito: características sociales y laborales 169
jos Demon

Políticas públicas y desarrollo en Uruguay . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193


María del Huerto Delgado y Enrique Gallicchio

Precarizaci6n laboral, pobreza y


políticas de vivienda en Bolivia 213
Carmen Ledo

Anexos

Grupo de Trabajo Hábitat Popular e Indusi6n Social. Parte 1


Mesas Trabajo y políticas de vivienda en el marco del Seminario
Internacional Transformaciones en los mundos del trabajo y
políticas sociales en América Latina, Quito, 9 y 10
de julio de 2009 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Jaime Erazo Espinosa y Betty Espinosa

Autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Precarización laboral, pobreza y
poi íticas de vivienda en Bolivia

Carmen Ledo García*

Resumen
La correlación existente enrre la incertidumbre laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia
se constituyen en un doble desafió. Por una parte, debido a la histórica precari7.ación laboral y su
incidencia en las estimaciones clásicas de la pobreza y por otra, debido a las connotaciones de la
políticas de vivienda y su incidencia de los niveles de la pobreza en Bolivia, profundizada en diver­
sos planos al interior de las familias bolivianas. Se ha utilizado diversas herramiemas metodológi­
cas y se ha tenido que realizar tediosos pasos de procesamiemo de los datos, ya que los daros glo­
bales no permiten una clara visualización de la diferenciación de género en la estimación de la
pobreza, por ello se ha buscado construir indicadores con perspectiva de género que permitan
aproximarnos a una temática de tan grade envergadura. En las conclusiones del estudio se desta­
can los problemas múltiples a los que debe hacer frente la fuerza de trabajo boliviana y se efectú­
an recomendaciones para la construcción de una Bolivia humana, equitativa y sustemable.

Palabras clave: Incertidumbre laboral, empleo, pobreza, vivienda, equidad, género, políticas

Abstraer
The correlation with rhematic of labor uncerrain, poverry and political of housing are consti­
tuted in two hand challenged. On one hand, the historical labor uncerrain and rheir incidence
in the dassic estimares of the poverry; and for other hand, rhe connotations of the political
actions of housing and their incidence of rhe leve! of poverry in Bolivia that was deepened in
diverse planes of the Bolivian t1.milies. Ir has been used diverse methodological tools and it has
been had to carry out tedious steps of the data processing, since che global data don'r allow a
clear visualization of the gender differentiation in the estímate of che povetry, for ir has been
looked for ir to build indicarors wirh perspective of gender that rhey allow to approacb ro a the­
matic one of so grade span. In the condusíons of rhe study they stand out che multiple pro­
blems ro rhose that it should make front the Bolivian work force and recommendations are
made for the construction of a human, equiry and susrainable Bolivia.

Keywords: Labor uncertain, employmenr, poverry, housing, equiry, gender, political

Doctora en Planificación Urbana-Regional. Master en Estudios Sociales de la Población y


Economista. Directora del Centro de Planifi cación y Gestión (Ceplag-UMSS). Docente titular
de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Cochabamba-Bolivia.
E-mail: carmenledo@gmail.com; mcledog@yahoo.es, o carmenledo@ceplag.edu.bo

213
Carmen Ledo Garcla

Introducción

La discusión sobre la articulación entre trabajo y políticas de vivienda, fue


parte del Seminario Internacional "Transformaciones en los mundos del
trabajo y políticas sociales en América Latina", organizado por F LACSO
Sede Ecuador, entre el 9 y 1 O de julio de 2009. En aquella oportunidad,
presenté este estudio, diseñado con el objetivo de verbalizar el debate en
el contexto boliviano.
He dividido este artículo en 4 secciones: en la primera, se presenta un
apretado resumen de la situación socioeconómica y espacial de Bolivia, se
intenta revelar la coexistencia de una multivariada gama de problemas
estructurales localizados en el espacio, y la necesidad de que las instancias
pertinentes busquen soluciones de largo aliento, que permitan la reduc­
ción de las brechas, con el objeto de coadyuvar al incremento de la igual­
dad de oportunidades de tod@s l@s ciudadan@s.
En el segundo acápite, se exhiben algunos indicadores de pobreza, se
observa la distribución de los hogares pobres según el área de residencia y
el contexto ecológico; se advierte que más de la mitad de los hogares resi­
dentes en las ciudades no cuenta con ingresos suficientes para cubrir sus
necesidades básicas alimentarias, se ha producido en realidad un acelera­
do proceso de urbanización de la pobreza, el empobrecimiento de las
familias, y la existencia de todo tipo de insatisfacciones explica el creci­
miento acelerado de los espacios urbano marginales. En las ciudades boli­
vianas, se reproducen y profundizan las desigualdades económicas, cultu­
rales, políticas y sociales, todo ello en el marco de una creciente vulnera­
bilidad, segregación, exclusión social e intolerancia.
En el tercer apartado, se analiza la participación de la población en las
actividades económicas; se inicia con la descripción de los indicadores del
desempeño económico, para luego profundizar con los indicadores de
empleo, tasas de desempleo abierta y de subocupación de la fuerza de tra­
bajo. Finalmente, en el apartado cuarto, se presentan algunos indicadores
que problematizan el tema de la vivienda, y se intenta contextualizar las
políticas de vivienda en Bolivia. Se culmina con la presentación de las
conclusiones del estudio, donde se afirma, que en Bolivia, a pesar de los
alentadores indicadores macroeconómicos, aun no se ha podido superar

214
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

los empleos precarios y de baja calidad, que repercuten en la falta de


acciones de acceso a una vivienda digna.

l. Breve contexto socio-económico y espacial

Bolivia ocupaba el lugar 113, entre 182 países, según el Índice de Desa­
rrollo Humano propuesto por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD-IDH), en el año 2009. Tenía un nivel de desarrollo
humano inferior al de Honduras e Indonesia. El costo social cargado, en
los sectores más deprimidos, y causado por la Nueva Política Económica
(NPE), y por el Programa de Ajuste Estructural (PAE), se tornó elocuen­
te el deterioro en las condiciones de vida, y en el aumento de la pobreza.
El PAE se ha caracterizado por tener un carácter concentrador del ingre­
so, sin un impacto positivo apreciable en el mercado interno, ni en la re­
distribución del ingreso, lo que ha implicado, una reducción del aparato
estatal, una tendencia a la descentralización, un propósito de modernizar
las estructuras del sector público, y una tendencia a la privatización de
actividades anteriormente implementadas por el Estado.
En términos demográficos, Bolivia quintuplico el número de sus habi­
tantes durante el siglo XX, su crecimiento pasó desde un nivel del 1o/o,
vigente entre 1900 y 1950, al 2.7o/o anual registrado entre 1992 y 2001.
Se estima que la población que habitó su territorio, en 2009, fue alrede­
dor de 10 millones de habitantes. Destaca el cambio de su predominio
rural, que incluso estuvo vigente hasta los años 90, a una mayor presen­
cia urbana (62%), en consecuencia, la urbanización boliviana, es un pro­
ceso que ha involucrado modificaciones en las estructuras económicas,
políticas, sociales y culturales (Ledo, 2002: 54-60). Justamente a fines de
2009, se advirtió que la sucesión de las transformaciones, han mostrado
consecuencias negativas en el bienestar de las familias, entre las que se des­
tacan: la vulnerabilidad, el carácter crecientemente excluyente de su base
económica, la fragmentación, la polarización social, y un marcado creci­
miento de la pobreza (Coraggio y Ziccardi, 2000: 1).
Por otra parte, la organización del territorio boliviano, ha sufrido
modificaciones importantes, en correspondencia con las políticas de carác-

215
Carmen Ledo García

ter económico social implementadas a lo largo del siglo XX. Se ha produ­


cido una transformación del patrón de asentamiento Norte-Sur, ubicado
predominantemente en Occidente, por otro patrón de asentamientos hu­
manos de Oeste a Este. Estos procesos de cambio, en la configuración
territorial, han originado modificaciones del predominio rural vigente en
Bolivia, hasta la segunda mitad de los años 80, por una presencia y predo­
minancia urbana elocuente, con matices de concentración en muy pocas
ciudades versus una alta dispersión en el resto del territorio boliviano.
Bolivia se debate entre dispersión y concentración, situación que reve­
la la existencia de un modelo de organización del territorio que involucra
a los tres contextos ecológicos (eje económico): La Paz y El Alto (Altipla­
no), Cochabamba (Valles) y Santa Cruz (Llanos). Es interesante demos­
trar, que en cada contexto ecológico, se reproduce la concentración en la
ciudad capital, y la dispersión en sus espacios circundantes. El eje econó­
mico concentra dos terceras partes de la población urbana nacional, el
80% de la Población Económicamente Activa (PEA), y la mayor concen­
tración del equipamiento e infraestructura para actividades económicas,
sociales y políticas.
En los Valles y en los Llanos, existe la tendencia a la conformación de
un sistema de ciudades intermedias, se advierte que estas ciudades crecen
a un ritmo mayor que el detectado en las grandes ciudades, aspecto que
aparece como uno de los rasgos más notables de la nueva dinámica urba­
na, y que podría ser aprovechado para construir un programa de asenta­
mientos humanos de largo aliento. Se debe promover un proceso de urba­
nización espacialmente desconcentrado, con fortalecimiento de ciudades
intermedias y centros urbanos menores articulados entre sí, lo que, junto
con crear mejores condiciones para el desarrollo humano de la población,
radicada en las ciudades, facilitaría el acceso de los pobladores rurales, a
los mercados y servicios urbanos, dinamizándose, de esa manera, el desa­
rrollo rural y por ende el urbano y peri-urbano.
Las zonas urbanas en Bolivia, durante el siglo XX, han incrementado
su importancia demográfica en más de 23 veces, en cambio, las zonas rura­
les apenas se duplicaron. Es evidente que el crecimiento de la población,
guarda estrecha relación con el dinamismo económico y social de cada
región, de tal manera que, los patrones regionales de desarrollo son los que

216
Precarizaci6n laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

en última instancia permiten entender el ritmo de su crecimiento. La re­


distribución de población en Bolivia, expresa la pérdida de importancia
relativa del sector agrícola y la expansión del sector terciario de base esen­
cialmente urbana, así como, la profundización de actividades relacionadas
con los hidrocarburos en la región del Chaco y Tarija, especialmente.
La urbanización boliviana, se ha producido con una concentración
demográfica, en solo 4 ciudades de más de medio millón de habitantes,
versus, una gran dispersión, en 29.600 espacios rurales de menos de 2 mil
habitantes. Se espera, cuestión que agrava el escenario anterior, que para
el año 2010, la población llegará a los 10 millones de habitantes, de los
cuales 7 vivirán en zonas urbanas, y sólo alrededor de un 30%, vivirán en
las zonas rurales. En consecuencia, por los aspectos presentados con ante­
lación, se puede indicar que la magnitud de los problemas existentes en
Bolivia, son de carácter multidimensional, por ello, se requiere resolver
los conflictos de manera integral y sistémica; no se puede imaginar un
proceso de planificación, que solo haga frente a aspectos sectoriales, ya
que se requieren soluciones estructurales y de largo aliento, que permitan
reducir las brechas de inequidad, exclusión social y vulnerabilidad, y
aumentar las oportunidades para los ciudadanos.
La heterogeneidad dominante a lo largo y ancho del rerrirorio bolivia­
no, explica su dinámica demográfica diferencial, en este contexto aún per­
viven etapas iniciales de transición demográfica en las zonas rurales y en
espacios urbano marginales de las grandes ciudades, j unto con etapas
avanzadas de cambio demográfico en los barrios más consolidados. En
este proceso de redistribución espacial de la población, las migraciones in­
ternas e internacionales han contribuido a modificar las ciudades y los
pueblos, se han producido desplazamientos de personas y familias desde
contextos de reducidas oportunidades hacia contextos de mayor desarro­
llo relativo dentro y fuera del país.
Las diferencias demográficas prevalecientes, obedecen a desigualdades
sociales que, a su vez, se derivan de la posición que los individuos tienen
en relación con los medios de producción. Ahora bien, se supone que la
desigualdad de los grupos sociales, cuya existencia es posibilitada por los
factores de la estructura p roductiva, es la que conduce a diferentes pautas
de comportamiento demográfico, entre ellas las relativas a los patrones de

217
Carmen Ledo García

fecundidad, a la exposición al riesgo de muerte, y a la calidad de vida de


los individuos. En consecuencia, las desigualdades económicas regionales
y los procesos de diferenciación social, p roducen cambios en la distribu­
ción espacial de la población y en la estructura productiva prevaleciente
en las ciudades bolivianas. Estos cambios, tienden a expresar el profundo
deterioro de las condiciones de vida y la reproducción social de la mayor
parte de bolívian@s, tanto en el campo como en las ciudades.
Es urgente, implementar e integrar, en el marco nacional de las polí­
ticas, programas de apoyo a la población, a través de mecanismos innova­
dores de información y comunicación. La generación de bienestar en los
habitantes, sólo es posible, a través de la ampliación de sus capacidades y
oportunidades. Se requiere de una base productiva, con una economía
capaz de crecer, sin poner en riesgo las oportunidades de las generaciones
futuras, sin agotar los recursos naturales y el medio ambiente, con capa­
cidad de traducir los logros económicos en bienestar social e individual.
Además, será necesario construir una cultura que admita las diferencias,
que valorice la equidad y la solidaridad de género y generacional, y la sos­
tenibilidad ambiental.
El crecimiento poblacional, y en especial el crecimiento urbano, plan­
tean difíciles desafíos de política, ya que no es posible reducir la brecha
del déficit debido al acelerado crecimiento de la población, situación que
necesariamente se debe enfrentar antes que los problemas se tornen críti­
cos. Las soluciones a veces tardan varios años en concretarse, y si se espe­
ra hasta que los problemas se agudicen, existiría el peligro de que se gene­
ren si tuaciones inmanej ables. Las modificaciones de la estructura produc­
tiva y los cambios económicos, tanto en las zonas rurales como en las ur­
banas, están generando una nueva forma de redistribución de la pobla­
ción y de oportunidades de empleo. La falta de conocimiento de éstas
modalidades de distribución y redistribución espacial de la población, se
constituyen en un serio impedimento para el diseño de planes, programas
y proyectos, así como, para la mejor comprensión de los determinantes y
las consecuencias del proceso migratorio.
La denominada media luna, uno de los nodos de mayor conflicto en
Bolivia, tiene su centro de poder en la ciudad de Santa Cruz, dicha ciudad,
ha tenido una dinámica de crecimiento muy peculiar, de hecho, su histo-

218
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

ria moderna se inicia en 1952, gracias al beneficio de las reformas estruc­


turales -económicas, sociales y políticas-, que se constituyeron en un
poderoso instrumento para el crecimiento agrícola de tipo capitalista. Bajo
una intensa promoción desde el Estado, se generó la agroindustria del
Oriente, donde se concentró y polarizó el apoyo técnico y financiero esta­
tal e internacional. Factores importantes en este proceso fueron: el trasie­
go de excedentes estatales, producido en las zonas mineras del Altiplano;
el incremento de las regalías petroleras, resultado del aumento de la
producción petrolera y de los precios a raíz de la crisis energética interna­
cional; el flujo del grueso de los recursos obtenidos a través del endeuda­
miento externo; el desarrollo agroindustrial de Santa Cruz, impulsado por
la dictadura del gobierno de Bánzer; y la favorable coyuntura internacio­
nal de precios del algodón; entre otros. Hoy, Santa Cruz se constituye "en
una ciudad global intermedia, dentro de la red latinoamericana de nodos
producto de la globalización" (Prado Salmón, 1999: 2-8).
En consecuencia, se puede sintetizar, indicando que, el Oriente boli­
viano, existe hoy, gracias al aporte del Occidente. A pesar de ello, se torna
visible la ampliación de brechas entre sus regiones. En Occidente, existe
concentración de ingresos en pocas manos, bajos niveles de desarrollo
humano, huellas del daño ambiental producido por la expoliación de los
minerales, las que han generado un paisaje de despojo. En dicho territo­
rio, se ubican poblaciones fantasmas o en proceso de serlo; maquinarias,
instalaciones y equipos obsoletos; y un ejército de hombres y mujeres que
deambulan por el país buscando mejores oportunidades para la sobre
vivencia. Por ello, es urgente implantar en Bolivia, un espacio de supera­
ción de los conflictos, se requiere construir espacios de convivencia a tra­
vés de alianzas p roactivas que permitan colocar, en el primer plano, la
búsqueda de j usticia social y equidad para rod@s l@s bolivian@s.

2. Pobreza en Bolivia

Desde los años setenta y hasta alrededor de la mitad de los años noventa,
siete de cada diez personas se encontraban en situación de pobreza, en
cambio, a partir de 2000 se reduce a seis personas pobres por cada diez.

219
Carmen Ledo Garda

Esta situación, significa que, los ingresos percibidos por la población, no


son suficientes para comprar una canasta de alimentos que permita alcan­
zar los niveles mínimos de satisfacción de sus necesidades. Nótese que en
2002, se hallaban en situación de pobreza alrededor del 80% de l@s boli­
vian@s residentes en las zonas rurales y casi el 60% de hogares cuya
vivienda se localiza en espacios urbanos (Gráfico 1).

Gráfico 1
Bolivia: Población por condición de pobreza y área de residencia, 2002 (%)

90%
80%
80%

70%
57%
60%

SO�'éJ
;?.
40%

30%
20t:Yo

lOo/o

0%
Urbana Rural

11 No Pobre Pobre

Fuente: Elaboración propia en base Encuesta de Mejoramiento en las Condiciones de Vida


(MECOVI) (INE, 2005)

Como ya se adelanto, sólo al desagregar los datos por el área de residen­


cia, aparecen diferenciales que revelan la alta inequidad prevaleciente al
interior del territorio boliviano. Por una parte, más de la mitad de los
pobladores que residen en las zonas urbanas de Bolivia, están afectados
por pobreza, ello sugiere que en Bolivia se ha producido un proceso de
urbanización de la pobreza.
Notara el lector, que los niveles de pobreza alcanzados en los hogares
que residen en los espacios rurales, son alarmantes. Cuatro de cada cinco
personas que viven en zonas rurales bolivianas, están afectadas por pobre­
za, dichos pobladores sufren de una patología de inequidades e injusticia
social, que se sintetiza en un cuadro de pobreza generalizado. Por tanto,

220
Precarizad6n laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

existe una alta magnitud de residentes rurales ubicados por debajo de la


línea de pobreza (Gráfico 1).
Mas de la mitad de los hogares en las zonas urbanas esta en situación de
pobreza, en realidad esto demuestra, el carácter altamente segregado de las
ciudades bolivianas. La distancia en la proporción de población no pobre,
emre las áreas de residencia, es un indicador del peligroso camino que esta
siguiendo la economía boliviana, donde la inequidad y exclusión social son
el detonante de dicho proceso. Una presencia significativameme alta de no
pobres, en las zonas urbanas, y la bajísima representatividad de no pobres
en las zonas rurales, revela que en estas últimas, serán necesarias acciones
urgentes tendientes a cambiar la situación de injusticia social.
Geográficamente, la mayor proporción de pobres en Bolivia, se en­
cuentra concentrada en el Altiplano, particularmente es fuerte en las
zonas rurales de La Paz, Oruro y Potosí. Nótese que se trata de departa­
mentos que también ocupan la primera posición en las categorías de
pobreza en las zonas urbanas del Altiplano. Una segunda posición tienen
los espacios rurales de los departamentos de Cochabamba y Chuquisaca
ubicadas en la región de los valles (Gráfico 2).
Gráfico 2
Bolivia: Población distribuida por condición de pobreza, sexo, región
ecológica y área, 2002

• Altiplano • Valles Llanos


45 ,-----------------------------�-------------------------,

35

25

15
Urbana Urbana Urbana Urbana
Hom bre pobre Mujer pobre Hombre pobre Hombre pobre
Fuenre: Elaboración propia Encuesta de Mejoramiento en las Condiciones de Vida (MECOVl) (INE, 2005).
Nota: Altiplano (la Paz, Oruro y Porosí): Valles (Cochabamba, Tarija y Chuquisaca) y Llanos (Santa Cruz, Beni
y Pandol

221
Carmen Ledo García

La pobreza femenina, es mayor en las zonas rurales del Altiplano y de los


Valles, lo que revela procesos de profundo deterioro y pérdida de calidad
de vida en las mujeres campesinas, quienes deben cargar sobre sus espal­
das una serie de problemas de precariedad en su calidad de vida y de tra­
bajo, esto revela también, diversas privaciones de índole y magnitud alar­
mantes. El haber demostrado que se ha generalizado la pobreza del Alti­
plano boliviano, es suficiente motivo para la implementación de acciones
que permitan devolver la esperanza a sus pobladores, ya que los resulta­
dos son a todas luces, muy preocupantes.
En el Gráfico 2, se advierte que en Bolivia, la pobreza se concentra en
el Altiplano, independientemente del área de residencia, urbana o rural.
Los niveles de pobreza femenina son superiores a la masculina, aunque la
magnitud de la pobreza afecta a todos y a todas, sin embargo son mas
pobres las mujeres. Es diferente el panorama que se observa en la zona de
los Valles, en estos existe predominio rural entre los pobres, y se advierte
que tanto hombres como mujeres están siendo afectados con mucha fuer­
za por la pobreza. En cambio, en las zonas de los Llanos, la pobreza es mas
femenina, y se localiza en las ciudades, rompiendo con el perfil que pre­
valece en el Altiplano y los Valles. Estos resultados, dan una primera apro­
ximación a los desequilibrios y heterogeneidad del territorio boliviano,
con el agravante que sólo en este nivel de desagregación va apareciendo la
figura de la mujer como la más vulnerable.
Las mujeres en condición de pobreza y residentes en espacios urbanos
representan alrededor del 5 1 o/o de los pobladores pobres residentes en las
áreas urbanas, ello significa que la pobreza urbana tiene rostro de mujer.
Es similar, en términos generales, esta situación, en las áreas rurales, con
la diferencia de una mayor representatividad masculina, en los espacios
rurales de la región de los Llanos (Gráfico 3).

222
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

Gráfico 3
Bolivia: Población distribuida por condición de pobreza y área según sexo, 2002

Hombre 11 Mujer

Fuente: Elaboración propia Encuesta de Mejoramiento en las Condiciones de Vida (MECOVI) (INE, 2005).

El indica dor s inté tico de la pobre za e conó mica (Ta bla 1 y G rá fico 3),
re ve la de ma ne ra e nfá ti ca, la dis crimina ció n a la q ue se halla n s ome ti das
las muje res , sus i ngres os s on i nfe riores al de los hombres , ta nto las pobres
visi bles como las i nvis ibles s on muje res. La cre cie nte i ncorpora ció n fe me­
nina a la activida d e conó mica, e n B olivia, le jos de res ponde r a las as pira­
ci ones de l movimie nto fe me ni no, se halla asocia da a l de te ri oro de las con­
di ci ones ma te ria les de vi da de los hoga res; es de ci r, e l a lto gra do de con­
curre ncia fe me nina, es pa rte ese ncial de l desarrollo de es tra te gias de re pro­
du cció n de la fue rza de tra bajo.

223
Carmen Ledo García

Tabla 1
Bolivia: Medición Combinada del ingreso personal y del
ingreso del hogar de la población de 15 a 60 años, 2002

Pobreza Hombre Mujer Total

Pobreza Absoluta 39,9 60,1 100,0

Pobreza Invisible 32,9 67,1 100,0

Autonomía y Pobreza 84,1 15, 9 100,0

Autonomía y no pobreza 63,4 36,6 100,0

Total 46,1 53,9 100,0

Fuente: Elaboración propia utilizando rabulados especiales.

Una de las formas e n q ue las fa milias res pondie ron a l de te rioro de s u pre ­
s upues to, fue incre me nta ndo e l nú me ro de s us mie mbros, pa rticula rme n­
te las muje res pa rticipa ron a ctiva me nte e n e l me rca do la boral, inte rno
como i nte rna ci ona l, gracias a la cre cie nte de manda e n Es paña e Ita lia de
fue rza de trabajo. Se ha producido, e ntonce s, con fue rza, la salida de las
mu je res, para i ncorpora rse e n la cade na global de l cui da do; de es ta ma ne­
ra, se bus có compe nsar la caí da de l os ingres os laborales i ndividuales con
e l aporte provenie nte de l traba jo de ot ros mie mbros de l hogar. Las muje ­
res bolivia nas, s on mayoría e ntre las mi gra ntes dirigidas a Es paña e Ital ia1•
En cambi o, los hombres s on mayorí a e n l as á re as rurales y e ntre los
migra ntes dirigidos a la Arge nt ina y B ras il (Le do, 2002: 69-70). El he cho
de habe r e ncontra do una ma yor prese nci a numé rica de muje res e n las
zonas urba nas y e n la mi gra ció n de la rga dis ta nci a (Es paña e Italia), es u n
i ndi ci o de l i mpacto q ue tuvie ron l as mi gra ciones e ntre 1 976 y 20 1 0.

La información desagregada por sexo revela la presencia de 85186 migrantes femeninas y 72547
hombres, (véase Observatorio Permanente de la Inmigración, 2007). Se revisaron también el na­
bajo de Hinojosa (2007), revela entre las páginas 12 a 14 que en varios de los destinos de boli­
vianos más de la mitad son mujeres, en Barcelona llegaría al 60% del flujo migratorio.

224
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

Gráfico 4
Ocupaciones declaradas por población boliviana residente en España, 2007

Servicios

Construcción

Industria

Agrarios

Fueme: ObservarorioPermanenreJ nmigracion, (2007)

En el p roceso redistributivo de la población boliviana, las actividades eco­


nómicas en las que se inserta la mujer son predominantemente urbanas,
de ahí que ellas deben encontrar la respuesta en la migración para la supe­
ración de una amplia gama de insatisfacciones y/o aspiraciones. En con­
secuencia, la pobreza se ha trasladado a las zonas urbanas y las ciudades se
han convertido en el escenario de desigualdad y de exclusión. El patrón
inequi tativo de su desarrollo se ha profundizado, la distribución del ingre­
so es más concentrada y desigual que en los años 70. Aún en el año 2004,
dos terceras partes de l@s bolivian@s, se encontraban en situación de
pobreza. Hasta el año 2002, Bolivia ocupaba el segundo lugar en desi­
gualdad, en América Latina. Alrededor de 2004, paso a ocupar el primer
lugar, seguido de cerca por Brasil. Los niveles de ingreso, revelan la ine­
quidad que existe en Bolivia, se estima que el 40o/o mas pobre de la pobla­
ción, solo logra acceder al 1 0% de los ingresos, versus el 1 Oo/o mas rico
que absorbe mas del 40% de los ingresos. La desigual distribución de los
ingresos en Bolivia, es estructural, ella se advierte con nitidez, tanto en las
zonas rurales, como en las urbanas. En la tabla 2, se observa que la bre­
cha urbana rural es constante entre 1996 y el año 2002, pero el año 2007,
el índice de concentración de ingresos por persona, en el ámbito nacio-

225
Carmen Ledo García

na!, fue estimado en alrededor de 0,61; y osciló en torno al 0,5 1 para las
zonas urbanas, y en 0,64 para las áreas rurales.

Tabla 2
Bolivia: Evolución del coeficiente GINI según área de residencia, 1996-2007

Área de residencia ÍNDICE DE GINI (valor)

1996 1997 1999 2000 2002 2007*

Total 0,58 0,59 0,55 0,61 0,59 0.61

Urbano 0,52 0,54 0,51 0,57 0,54 0.51

Rural 0,62 0,68 0,63 0,64 0,62 0.64

Fuente: Elaboración propia, basada en los daros en 1996 de la encuesta nacional de empleo; desde 1997 al 2002 de
las encuestas MECOVJ, (INE, 2005). Para el2007 se tomaron los datos de Escobar ( 2009: 13).

A la pobreza de vastos sectores de la población se suman las carencias y


deficiencias del ambiente residencial. Quienes más necesidades tienen,
menores recursos poseen. Si bien, la crisis y los efectos de las políticas de
ajuste, implementadas en Bolivia, desde 1985, han incrementado la
extensión de la pobreza no se debe olvidar que ésta es un síndrome de
largo plazo, que resulta de las formas de producción, apropiación, distri­
bución y utilización del trabajo excedente, y de los patrones de partici­
pación de productores y comerciantes por cuenta propia en la reproduc­
ción de la estructura de producción-acumulación de la formación social
boliviana.
El incremento de la pobreza y de las desigualdades en diversos planos,
impide contar con mejoras en la calidad de vida, y conseguir oportunida­
des de progreso para el siglo XXI, en aras de justicia social y respeto a los
derechos humanos de hombres y mujeres, quienes trabajan en búsqueda
de un futuro menos agresivo y más justo. El Estado deberá enfrentar estos
problemas de manera planificada y organizada, con el ánimo de concen­
trar su actividad en proveer a todos por igual; pero sobre todo en dotar a
los pobres, de servicios de infraestructura urbana, salud, educación, justi­
cia y seguridad pública.
El empobrecimiento de las familias y la existencia de diferencias pro­
ducidas por la multiculturalidad de las ciudades están agravando sus pato­
logías sociales. Las ciudades bolivianas, se han convertido en un espacio

226
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

de reproducción y profundización de las desigualdades económicas, cul­


turales, políticas y sociales. Todo ello, en el marco de una creciente vulne­
rabilidad, segregación, exclusión social e intolerancia.
Bolivia es un país de gran riqueza y diversidad, sin embargo, hasta el
presente, no ha logrado aprovechar las ventajas comparativas de su mega­
diversidad, explicada por la presencia de diversas regiones ecológicas
(Altiplano, Valles y Llanos) . Sensiblemente su inserción al mercado glo­
bal ha sido a través de sus recursos naturales y mano de obra barata. La
situación de vida y de ingresos de la población residente en el territorio
boliviano a fines de la primera década del siglo XXI, refleja la evolución
que tuvo la estructura económica nacional, en respuesta a las políticas de
ajuste estructural, desastres naturales y reactivación económica vigente en
el país.

3. La participación económica de la pobladón2

3.1 Evolución económica y laboral

El desarrollo económico boliviano, se ha caracterizado por su baja acele­


ración y por su carácter de alta heterogeneidad regional, sectorial e insu­
ficiencia productiva. El modelo de acumulación e inserción internacional
de la economía boliviana, se cimentó históricamente en la existencia de
enclaves extractivos, que definieron una concentración de infraestructura
y de bienes de consumo colectivo a su alrededor (red de transportes,
comunicaciones, centros de formación profesional, saneamiento básico),
esta situación limitó considerablemente las posibilidades de abrir espacios
de competitividad sistémica, a disposición de la actividad productiva en
el país.

2 La Población Económicamenre Activa (PEi\), incluye como activos a aquellas personas que, en
el tiempo de referencia usado, en la encuesta (la semana previa al empadronamiento), estaban
ocupadas en una actividad económica, y también a las personas que, teniendo empleo, no na­
bajaron en dicho período, por estar enfermas o de vacaciones. Son rambién parte de la PEA, los
que se encontraban sin empleo por haber sido despedidos (cesantes), y los que buscan rrabajo
por primera ve:L (aspirantes).

227
Carmen Ledo García

La crisis del modelo de Economía de Estado y de acumulación, inicia­


do en 1952, culminó en un período que puso al país al borde del abismo,
dio lugar a un nuevo modelo de Libre Mercado, iniciado en 1985, con el
conjunto de medidas de la "Nueva Política Económica" (NPE). El ajuste
estructural produjo profundas modificaciones en el perfil de la economía
boliviana. La primera generación de reformas se dictó entre 1985 y 1993.
La NPE tenía un doble objetivo: estabilización y flexibilización macroe­
conómica. La estabilización fue de shock y combinó de manera muy res­
trictiva las políticas monetarias y fiscales, acompañadas con la alineación
del tipo de cambio oficial al paralelo (dolarización de la economía). La fle­
xibilización se dio en función de la liberalización de los precios, con obje­
to de reducir el déficit fiscal y la hiperinflación.
Entre 199 3 y 1997, se dictaron las reformas de la segunda generación,
se procedió a la transferencia de las empresas públicas al sector privado,
particularmente fuerte, en los rubros de hidrocarburos, energía eléctrica,
servicios básicos, entre otros. El Estado, abandono la actividad producti­
va, vendió más del 50% de las acciones de sus empresas estatales, a socios
extranjeros, así, cambió el núcleo central de la economía nacional a
manos del dinero internacional, al que se adhirieron las empresas nacio­
nales, como socios marginales y secundarios. Estas reformas causaron una
serie de problemas a los trabajadores bolivianos, en especial a la población
masculina, que luego de su despido, no ha podido reinsertarse en el mer­
cado de trabajo, produciendo una serie de reajustes dentro de la organi­
zación familiar, incluso condicionando, a la migración, a larga distancia,
a alguno(s) de los componentes nucleares del hogar.
Desde la aplicación de las medidas de política económica a mediados
de los años 80, se advierte que, en Bolivia, se han incrementado las ine­
quidades en diversos planos y su costo social es sin precedentes que inclu­
so hasta el año 201O no es posible superarlos, se trata de las siguientes
medidas que han contribuido a incrementar la vulnerabilidad de l@s boli­
vian@s: la reducción drástica del empleo público, la reducción radical del
gasto público, la relocalización de los mineros de las empresas nacionali­
zadas y de otras empresas estatales privatizadas, la estabilización moneta­
ria sobre la base del congelamiento salarial, la privatización -capitaliza­
ción de los sectores estratégicos de la economía-, la reforma al régimen de

228
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

pensiones, la ejecución de p olíticas de descentralización del aparato del


Estado y la creación de los Gobiernos Departamentales.
El resultado del ajuste estructural, se advierte al constatar que la i nesta­
bilidad social ha crecido, se han profundizado los problemas que existían
desde antes -cuyo origen son de índole estructural-, dicha situación, ha
puesto en evidencia, que el costo de los programas de ajuste estructural,
implementados a lo largo de los últimos 1 5 años, fueron duramente car­
gados a las espaldas de los sectores más pobres, quienes ahora viven en las
zonas urbano marginales de las grandes ciudades y en las zonas rurales. Lo
que pone de manifiesto la ausencia de procesos de j usticia social y equidad.

Gráfico 5
Bolivia: Evolución del Producto Interno Bruto, 1990-2008 (%)

10

-10

Fuente: tabla la del anexo estadístico

En la segunda mirad del siglo XX, el ritmo de crecimiento del Producto


Interno Bruto (PIB), ha sido irregular (ver Gráfico 5), caracterizado por
periodos cortos de crecimiento y otros de contracción, visibles con toda
fuerza durante el primer quinquenio de los 80, y en el segundo quinque­
nio de los 90. Se podría indicar que existe una etapa de recuperación del
crecimiento económico. Se advierte que durante este periodo, el PIB boli­
viano ha crecido constantemente. Sensiblemente, este dinamismo macro­
económico, no se ha traducido en generación de empleo, y por ende en

229
Carmen Ledo Garda

la recuperación de la dignidad de los trabajadores bolivianos, quienes aún


siguen cargando sobre sus espaldas, largos periodos de cesantía e imposi­
bilidad de inserción laboral digna, debido a la contracción del mercado
de trabajo y la precarización generalizada del empleo.
La i nformación que permite presentar el Gráfico 6, es sobre la balan­
za comercial, revela que la brecha entre exportaciones e importaciones,
fue negativa hasta el año 2004 aproximadamente, luego se advierte un
desempeño excepcional de las exportaciones, que se explica por el papel
p rotagónico de la minería, la cual sigue concentrada en la exportación de
productos minerales (zinc, oro, estaño y plata predominantemente), y gas
natural. Entre los no tradicionales, el rubro de mayor importancia, es la
soya, que concentra el 70% de las ventas al exterior, en el año 2008.

Gráfico 6
Bolivia: sector externo, 1990-2008 (Miles de USO)

7000000

6000000

5000000

4000000

3000000

2000000

lílODOO

1ry9o 1991 1992 19'l.l !994 1995 !996 1997 1998 1999 zooo 2001 2002 2003 2oo4 20o5 zoo6zoo;

--+-- Exportaciones lmportadones

Fuente: tabla 2a del anexo esradísrico

Bolivia, tiene un patrón de inserción internacional basado fundamental­


mente en productos primarios extractivos, el que no es generador de
empleo, sino de pobreza. A su vez, este estilo, al ser insuficiente para dar
dinamismo a la actividad productiva, absorber la fuerza de trabajo; per­
mite también, que se produzca un desborde de las actividades de interme-

230
-i' ,•
� :; ' ..

Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

diación comercial y de una variada gama de servicios. Finalmente inserta


la actividad productiva ilegal, la cual, distorsiona los precios relativos, la
rentabilidad en la economía, y la credibilidad internacional.

3.2 Tasas de participación económica

La participación de la población en las actividades económicas es significa­


tivamente diferente entre las zonas urbanas y rurales. En los espacios rura­
les, existe alta participación en las actividades productivas, en cambio, en
las zonas urbanas, una tasa refinada del 57% aproximadamente, revela que
algo más de la mitad de las personas, en edad laboral, se encuentran desa­
rrollando actividades económicas o están buscando hacerlo. El resultado
obtenido en la tasa de participación económica demuestra que existen per­
sonas que están o desean insertarse en las actividades de carácter laboral.
El asegurar el acceso al empleo productivo, no es solo cuestión de
ingresos, sino también de dignidad, ya que todos los seres humanos, resi­
dentes en un territorio determinando, deben tener un puesto seguro en la
sociedad; para ello, se deberá, en primer término, buscar mecanismos que
reduzcan la incertidumbre y la inestabilidad laboral, debido a que estos
elementos atentan contra el principio básico del derecho ciudadano, pos­
tulado en la declaración universal de los derechos humanos, la cual sos­
tiene que toda persona debe tener derecho al trabajo, a libre elección y en
condiciones satisfactorias de salario, que aseguren la subsistencia familiar
e incluso protección contra el desempleo.
Según los datos del cuadro 1, se constata que, una de cada dos mujeres,
residentes en las zonas urbanas, tienen participación en la vida económica;
es interesante advertir que entre las mujeres residentes en las zonas rurales
este valor es del 73%. El incremento, en la incorporación de la mujer al
mercado de trabajo, se ha producido como un mecanismo compensatorio
a los salarios bajos y fluctuantes de sus compañeros; o en muchos casos, la
inexistencia de medios monetarios para cubrir con las necesidades de las
familias, aspectos que fueron indirectamente los mecanismos que obligaron
a las mujeres a insertarse en el mercado de trabajo, como mecanismo ten­
diente a incrementar los bajos niveles salariales del hogar.

231
Carmen Ledo García

Tabla 3
Bolivia: tasa refinada de participación de la población en la actividad
económica, 1999- 2007

Año Urbana Hombres M ujeres Rural Hombres Mujeres


1999 55,9 64,0 48,4 80,0 87,2 73)0

2000 56,1 65.5 47,7 74,6 83,2 66,0

2001 60,6 68,1 53,8 80,9 89,2 72,3

2002 58,0 65,4 51,2 76,2 86,1 65,8

2004 58,6 67,0 51,1 75,9 84,2 68,1

2005 55,7 64,8 47,4 76,9 84,2 69,8

2006 58,7 67,0 51,0 80,0 86,7 73,2

2007 57,1 67,0 48,0 80,3 88,5 72,7

Fuenre: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE, 2010a).

Es importante señalar, que estos resultados de la tasa refinada de actividad


econ6mica, revelan el dinamismo de los trabajadores bolivianos, por bus­
car y autogenerar sus empleos, al margen del Estado, ya que, en la mayor
parte de los casos, se trata de puestos laborales que surgen de la iniciativa
y esfuerzo individual-familiar, y tienen como fin, la sobrevivencia en con­
textos económicos adversos. Por ello, cobra sentido el alto valor de la tasa
de actividad económica, en las zonas rurales, ya que con nitidez, revela el
alto autoempleo rural, que no está normado ni protegido, pues la actual
normativa, sólo se aplica al trabajo dependiente. De ahí, la urgencia de
buscar mecanismos que devuelvan la dignidad a l@s trabajador@s.

3.2.1 La visibilización del desempleo abierto

Según estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE),


entre 1999 y el 2007, el número de desocupados, se incremento, desde
164 mil, aproximadamente, en 1999, a 255 mil, en 2007. Cifras que
reflejan una tendencia creciente en el incremento del desempleo abierto
en Bolivia, sobre todo en las zonas urbanas, en las cuales, se concentró el
87% de los desocupados, en el año 2007.

232
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

El Centro del Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), estima una tasa de


desempleo abierta, en el orden del lOo/o, para el primer semestre del2009,
se indica que dicho desempleo abierto, está feminizado, en todas las ciu­
dades estudiadas: 6 de cada 1 O personas que buscan trabajo y no lo
encuentran son mujeres. Las mujeres presentan una tasa de desempleo de
13,2%, muy por encima de la que se observa entre los hombres (7,5o/o)l.

Tabla 4
Bolivia. Tasa de desempleo abierto, según sexo y valores absolutos de
desocupados, cesantes y aspirantes, 1999-2007

Sexo/área/Indkes 1999 2000 2001 2002 2004 2005 2006 2007

Total 4,3 4,8 5,2 5,5 4,2 5,5 5,1 5,2

Hombres

Mujeres

Urbana
3,7

5,1

7t2
3,9

5,9

7,5
4,5

6,2

8,5
±itH±J4,3 3,6

6,2
4,5

6,5

8,2
4,5

5,7

8,0
4,5

6,0

7,7

Hombres 6,2 6,2 7,5 7,3 5,0 6,8 7,1 6,3

Mujeres 8,5 9,0 9,7 10,3 7,5 9,9 9,1 9,4

Rural 0,5 0,9 0,8 1,2 1,5 1,6 1,2 1,6

Hombres 0,3 0,7 0,6 0,5 1,6 1,3 1,1 1,9

Mujeres 0,7 1,3 1,2 2,0 1,4 1,9 1,4 1,3

Casos Toral 164468 183160 214900 221598 182388 245202 243532 255008
Desocupados (PD)
1
Cesantes (C) 1 108835 140796 168757 177006 136607 185343 1 160720 159994

Aspirantes (A) 55633 42364 46143 44592 45781 59859 82812 95014

Índ. Masculinidad 88 83 86 78 86 84 96 92
Desocupados

Índ, Masculinidad 116 84 96 84 94 83 93 85


Cesantes

Índ. Masculinidad 49 82 57 58 65 88 102 106


Aspirantes

Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto Naci o na l de Estadística (INE, 2010a)

3 Para mayores detalles Arce Carlos (2008).

233
Carmen Ledo García

En la tabla 4 s e pres enta las s eries de datos del incremento del des empleo
abierto en B ol ivi a, es el ocuente s u predominio y s e torna vis ible con
may or energí a entre las mujeres que resi den en las zonas urbanas y con
mayor numero de ces antes, es to pos iblemente explique l a mayor predo­
mi nancia femenina. Cabe enfatizar que el des empl eo abierto, s e es tá con­
fi gurando como un ras go es tructural de la actual real idad econó mica, no
es pos ibl e atribuir s u i mpacto s olo a los as pectos coy untural es, de ahí, l a
necesi dad de repens ar e n los mecanis mos, que coady uven a que l os ci uda­
danos boliv ianos tengan las oportunidades de ins ertars e de manera mas
digna al mercado de trabajo, y que el lo repercuta en s u ins erció n di gna en
el mercado de cons umo de bi enes y s erv ici os.
Es posi bl e, que di cha s ituació n, tambié n s e expl ique por l as exigencias
del mercado de trabajo, que dramáticamente refl eja la obs oles cencia de
habilidades y califi caciones laborales de l os trabajadores, s ean manuales o
i ntelectual es. Entonces cobran vigencia, las propues tas de generar s is te­
mas de formació n profesi onal más acordes con l as demandas de l a real i­
dad act ual. D eberá n t ambié n, s er cons iderados, los fact ores derivados de
l a acel erada redis tribució n es pacial de la població n, y l a des- es tructura­
ció n del mercado de trabajo, entendida como la pres encia de un porcen­
taj e creciente de trabaj ad ores dentro de la fuerza laboral q ue no trabaj an
en rel ació n de dependencia. Fi nal mente, la i nformació n que s e ha pres en­
tado en es te acápi te, demues tra enfá ti camente, que no han exis ti do mej o­
ras en la capacidad productiva, no s e ha logrado generar pues tos de traba­
jo que permitan a l os bol ivianos ins ertars e en empleos que dignifiquen s u
v ida y trabajo.

3.2.2 Persistencia del desempleo disfrazado

En B olivia, crece l a informal idad, dos de cada tres trabaj adores pertene­
cen al s ector "i nformal". En relació n con la pobl ació n del s ector informal,
s u compos ició n es ev idente, a parti r del pes o rel ativo de l a ocupació n, en
las formas famil iares de organizació n, de l os trabaj adores por cuenta pro­
pia, y de l os trabajadores famili ares s in remuneració n. L a ex pansió n de la
informalidad, ti ene vari as connotaci ones: s e trata de empleos que corres-

234
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

ponden a actividades con reducida productividad y con ingresos bajos; el


perfil de sus trabajadores presenta un bajo logro educativo, tamaños de
familias grandes y un mayor número de miembros del hogar insertos en
la actividad de producción de bienes y servicios.
Según la información de referencia (Cuadro 3), es el sector familiar el
que tiene mayor representación en la absorción de la fuerza de trabajo
masculina y femenina. Este es un sector de subsistencia y de baja califica­
ción, situación que coadyuva a revelar las condiciones precarias y de baja
calidad en la que se autogeneran este tipo de empleos, justamente es el
sector de mayor absorción de la fuerza de trabajo de las mujeres.
Al constituirse en actividades que carecen de la relación contractual
entre sus ocupados, se evidencian problemas, vulnerabilidades producidas
por la inseguridad laboral, en diversos planos. Los bajos ingresos percibi­
dos, ubicados en niveles inferiores a los del sector formal, producen una
brecha, que aumenta la desigualdad en la distribución del ingreso. Por
otra parte, al concentrarse el empleo en actividades de baja productividad,
se reduce la productividad media, y en consecuencia, se afecta los esfuer­
zos por aumentar la competitividad. Como ya se indico, una de las mayo­
res debilidades del sector informal, son sus implicaciones en la ausencia
de protección, en el ingreso y en los mecanismos de seguro, para quienes
trabajan en sectores no reglamentados de la economía, sin embargo, en
muchos casos, es la única opción que encuentran casi dos tercios de boli­
vianos que viven en zonas urbanas.

235
Carmen Ledo García

Tabla 5
Segmentación del mercado de trabajo de la PEA según sexo, ingreso, tamaño del
hogar, personas que trabajan en el hogar, educación alcanzada (2005)

Mercado de trabajo Hombre Mujer Y laboral Miembros Personas Número


Total del hogar del hogar en Años de
la PEA Educación

Domestico 0.2 9.9 533 6.1 2.4 5

Formal 48.9 28.1 1566 47. 2.2 12

Empleados-Esratal 13.2 10.6 1441 4. 5 2.1 13

Obrero-Empresarial 32.8 16 . 9 1562 4 .9 2.3 10

Patrón-Empresarial

o.o
2.2 0.5 3668 4.2 2.1 12

H
Cooperativista 923 4.8 1 .6 7

Informal 62.0 400 5 1


. 2.9 5

Asalariado Obrero- 17.9 5.5 762 5 2 .4 7


semi empresarial

Patrón-semiempresarial 2.6 1 2
. 1 53 0 4.5 2.1 9

Cooperativista 0. 1 0.0 343 4.4 1 .9 5

TPCP- Familiar 42.2 49. 1 570 4.7 2.4 6

TFNR-Familiar 6.0 1 1 .7 6 5.8 3.7 5

Total Relativo 100.0 100.0 624 5 2.7 7

Casos 1245117 1014675

Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto NacioiU! de Estadistica (!NE. 2010a)

L a vul nerabilid ad est á fuertement e li gad a a los difí ci les probl emas que se
present an actu almente en la poblaci ó n pa ra obt ener u n t rabajo estab le,
segu ro y bi en remu nerad o, y a d escifrar los códi gos d e la mod ernid ad. E n
est e t erreno lab oral, los t rab aj ad ores i ndi can qu e lo menos sati sfact or es, en
pri mer lu gar, la mala ret ribució n salarial d el t rab ajo d esarroll ad o; y el
segu nd o lugar, lo relativo a l a estabili d ad en el t rab ajo. i nt eresante
ob servar que el tercer lu gar d el di sgu sto de los trab aj ad ores se refleja en la
falta de reconoci mi ent o a l as t areas d esarrol ladas. Su mad o a lo ant erior, se
ha podido d emostrar que l os t rab aj adores, se encu ent ran expuest os a u na
gran cantidad d e peli gros: d e í nd ole fí si ca (trab aj os forzosos, cargas pesa­
d as, postu ras i nad ecu ad as, etc.), quími ca ( solvent es, plaguicid as y polvo

236
" t . ,, .�

r� ;\t.:

Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

metálico), biológica (virus, bacterias, parásitos) y psicológica. Es alarman­


te demostrar que alrededor de dos tercios de los trabajadores declaran no
tener seguro medico. Lo que llama poderosamente la atención, es la falta
de valoración de los entrevistados a sus condiciones de salud, la declaración
de que no hacen nada por falta de tiempo, esto significa que hay una sub­
valoración a su estado físico, y una inconexión entre está y las tremendas
posibilidades de productividad y su calidad de vida. El trabajo, es sin duda
el más importante de los recursos de los sectores populares y de las clases
medias urbanas, quienes han sido duramente golpeadas por las reformas
estructurales. Estas han impactado en el deterioro del empleo.
El análisis de los ingresos laborales medios, a partir de la segmentación
del mercado de trabajo, revela dos hechos muy peculiares. Por una parte,
la concentración de los ocupados en el sector informal y el sector domes­
tico, con bajos niveles educativos, y con los niveles más bajos de ingresos.
Por otra parte, una presencia relativamente homogénea, en relación a los
logros educativos, entre los trabajadores del sector moderno de la econo­
mía, pero donde aún existen importantes diferenciales de ingreso, particu­
larmente entre los patrones y los trabajadores asalariados (obreros y emple­
ados). Ambos aspectos generan la dispersión salarial a nivel general y sobre
todo entre los trabajadores del sector formal e informal (ver cuadro 3).
En Bolivia, aún no se h a logrado generar fuentes de empleo suficien­
tes, se ha profundizado la autogeneración de empleos precarios, debido a
que es creciente la heterogeneidad de la estructura p roductiva. Existe pre­
dominio cuantitativo de pequeñas unidades económicas, organizadas de
manera autónoma, en condiciones de atraso tecnológico y baja producti­
vidad. Se ha generalizado en las ciudades una estructura productiva ter­
ciaria, debido a que se ha producido, en casi todas las ciudades, una alta
expansión del comercio y los servicios, las que han permitido insertar
abundante mano de obra; sin embargo, se trata de actividades de muy
baja productividad, no generadoras de progreso técnico. Otra de las
manifestaciones ha sido la visibilización del desempleo abierto, con el
agravante de una alta tasa de desempleo disfrazado, caracterizado por el
pago a trabajadores de bajos salarios y con precariedad laboral. Se puede
indicar que la recuperación económica, no ha podido hacer frente a las
más de dos décadas de vigencia de las políticas neoliberales. De esto, se

237
Carmen Ledo García

pue de, de mane ra si ntéti ca, i ndi car, que l os t rabajadore s bolivi anos tie­
ne n: t rabajos i ne st able s de corta duració n (i ncie rtos), j ornadas ex te nsas,
de pe nde nci a, rot ació n funci onal, de sprotecció n soci al, se gre gació n, bajos
sal ari os y de sprote cció n; e stas se hace n carne con l a flexi bili dad l aboral a
expe nsas de l a cali dad. E n conse cue nci a, una t are a pe ndie nte del
G obie rno de Evo M orale s, e s di gnifi car el e mpleo, ya que con e ll o se
podrá di gnifi car l as ot ras ne ce si dade s de l a pobl ació n bolivi ana.

4. El problema y las políticas de vivienda en Bolivia

Las caracte rí sti cas del hábitat físico i nme di ato (l a vi vie nda mi sma, l a
i nfrae st ruct ura que le si rve y el me di o l ocal e n el que e stá i nse rta l a pobl a­
ció n), consti tuye n compone nte s bási cos de l a cali dad de vi da. De ntro de
una e conomí a re gi da por cri te ri os capitali stas, l a vi vie nda, bie n de uso
e se nci al, de vie ne e n me rcancí a que se t ransa e n un me rcado, donde se
e spe cula con l a e scase z de stocks y suel os. De e se me rcado que da margi na­
da una parte sustanci al de la pobl ació n que e st á soci al y e conó mi came n­
te i ncapacitada para arti cul ar una de manda sol ve nte. La vi vie nda e s una
condi ció n bási ca de re producció n de l a fue rza de t rabaj o. El i de al de un
mí ni mo de vi vie nda, re sult a i nal canzable para l a pobl ació n de me nore s
re cursos, de bi do a sus exi guos i ngre sos, e n comparació n con l os cost os
ne ce sari os para e dificar una vi vie nda di gna.
Una vi vie nda de be contar con los sati sfactore s míni mos que pe rmi tan a
sus habi tante s gozar de una vi da sal udable, e stable y segura. S u costo no
de be exce de r los porce ntajes razonable s de los i ngre sos fami li are s, só lo así la
ne ce si dad habi taci onal bási ca podrá consi de rarse sati sfe cha. Se de be contar
tambié n con condi ci one s de habi tabi li dad fí si ca, tale s como: i nfrae struct u­
ra urbana y acce so a se rvi ci os bási cos de agua potable y alcantarillado sani­
t ari o. E n conse cue nci a, una de l as manife st aci one s de aque llos proce sos, e n
su vari an te si mple y coti di ana, corre spon de a l a situació n e n q ue se e nc ue n­
tran los hogare s re spe cto al consumo colecti vo, di me nsió n é sta, que al ude
al grado de sati sfacci ó n de los reque ri mie ntos asoci ados a los ni veles e se n­
ci ale s de subsi ste nci a de una població n y cuya ate nció n i nvolucra la parti ci­
paci ó n del conj unto soci al ave ci ndado e n un e spaci o de te rmi nado.

238
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

Du rante los ú lti mos 1 5 añ os, alrededor del 50% de los hogares resi den­
te s e n las zonas u rbanas de B oli vi a, de claran que no tie nen vi vi enda propi a,
e n consecu enci a vi ve n e n alqui le r, anti créti co, vi vi enda pre st ada o e n vi vie n­
da ce di da por se rvi ci os. Como se obse rva, la població n carente de vi vienda
propia ha si do obli gada a " re solve r" su demanda i nsati sfecha a t ravé s de
varias e st rategi as. Mu chos de e stos aloj amie ntos, aparent ement e baratos,
resu lt an costosos, por su u bicació n en lu gares donde no se e ncu ent ra la
i nfrae st ru ctu ra de servi ci os cole cti vos, ni e l mí nimo equi pami ento de los
se rvicios soci ales de e du cació n y salud. Este aspect o obli ga a los habit ant es,
a realizar prolongados e i ncó modos vi ajes. Este cost o se incluye en el preci o
qu e si gnifica vivi r e n e sos barri os, y es altame nte depe ndi ent e del capri cho
de los t ransporti st as y de la precari a t ransitabi li dad de su s ví as de acce so.
Ex ist e en B oli via u n crecie nt e défi cit de vi vi enda, por e llo, u na bue na
parte de las famili as habita du rante mu cho tie mpo en vivie ndas precari a­
me nte const rui das, con mate riale s poco adecu ados y care nte s de se rvi ci os
e i nstalaciones bási cas de tipo sanit ario. L os bajos i ngresos de la població n
les impone n condi ci ones de vi da i nade cu adas y les impiden acceder a u na
vi vi enda di gna, generalment e por mu chos añ os. En el caso de las vi vi endas
u rbanas, ex ist en problemas con la falt a de regulari zació n de los títu los de
propied ad, debido a qu e mu chos de ellos se encu ent ran en t errenos no
au torizados ni planifi cados, por e llo, las famili as ti ene n pe ri odos largos de
e spe ra para regu lari zar su s pape le s y t ene r el comprobant e propi et ari o.
U no de los mayore s problemas e s conse gui r fi nanci amie nto para acce­
de r a u na vivie nda adecu ada, se nsi ble me nte las polít icas de fi nanci amie n­
to de la vi vie nda, de sde e l Est ado, se han re gi do sobre los crite rios de mer­
cado. Por e nde, no se compati bi li zan con las demandas de los hogare s
care nte s de mecanismos de ne goci ació n o su jetos de cré dit o. En conse­
cue ncia, las fami li as pobre s, e n la mayor part e de los casos encabe zadas
por u na muj er, no pue de n acce der al fi nanciamie nto de su vivie nda. S i
de scri bimos la situ ació n de los inge niosos me canismos de autosolu ci one s,
i mple ment ados por los ve cinos, se pue de e nte nde r, que solo e l 30% de las
vivie ndas de B olivia, han si do fi nanciadas por e nti dade s bancarias y fon­
dos e statale s, e l re stante 70%, por di sti nt as formas de au toconstru cció n.
Se conoce que má s de la mit ad de la població n (5 5%) no ti enen "pape les
al día'' de títu lo de propie dad de su vivie nda.

239
Carmen Ledo García

Tabla 6
Distribución de los hogares según tenencia de la vivienda y área de residencia,
1996-2007

VIVIENDA 1 996 1 997 1 998 1 999 2000 2001 2002 2004 2005 2006 2007

Bolivia 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0

Alquilada 1 2,7 12,1 1 4, 1 1 3,9 1 5,4 14,7 1 5,0 16,1 1 5,3 1 6,8 1 6,8

Propia 66,7 70,2 68,0 65,5 64,3 63,4 64,4 67,6 64,6 6 1 ,9 6 1 ,8

Anticrético y 3,3 3,6 4,5 4,7 5,3 5,5 4,4 5,0 3,8 4,5 4,8
mixto

Cedida por 5,0 5,0 4,2 3,5 4,3 4,7 3,7 5,2 5,8 4,6
servicios

Prestada por 12,1 9,1 1 3,2 1 0,6 l l ,O 1 1 ,5 1 1 ,0 6,5 1 0,7 1 0,8 1 1 ,9


parentesco

Otro 0,1 0,2 1,1 0,5 0,6 0,5 1,1 0,4 0,2 0,0

Área Urbana 1 00,0 1 00,0 1 00,0 100,0 100,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0

Alquilada 20,2 1 8,0 20,9 20,3 22,1 21,1 2 1 ,6 23,6 21,1 24,8 22,2

Propia 53,0 59,8 57,9 54,4 52,9 5 1 ,3 53,0 55,3 54,5 49,9 5 1 ,9
Anticrético y 5, 4 5,8 7, 1 7,5 8,1 8,7 6,7 8,2 5 ,9 7,1 7, 1
mixto

Cedida por 4,4 4,2 2,8 2,7 3,2 3,8 2,8 4,4 4,6 4,4
servicios

Prestada por 16,7 12,1 14,0 1 3,5 1 3,8 14,8 1 4,4 8,4 1 3,6 1 3,4 14,4
parentesco

Otro 0,2 0,1 1,4 0,5 0,9 0,5 1 ,7 0,5 0,2 0,0

Área Rural 1 00,0 100,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 100,0 100,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0 1 00,0

Alquilada 2,1 3,2 2,5 3,0 3,6 4, 1 3,9 4,4 4,6 3,3 6,9

Propia 86,2 85,8 85,3 84, 1 84,3 83,3 83,7 86,7 83,2 82,2 80,2

Anticrético y 0,2 0,2 0, 1 0,1 0,4 0,3 0,4 0,1 0,1 0,7
mixto

Cedida por 5,8 6,2 6,5 5,0 6,0 6,2 5,0 6,6 7,7 4,8
servicios

Prestada por 5,6 4,6 1 1 ,8 5,7 6,2 6,1 5,3 3,5 5,5 6,5 7,3
parentesco

Otro 0,1 0,3 0,6 0,5 0,2 0,5 0,3 0,2 0,2 0,1

Fuente: (1NE, 201 0a).

240
Precarízación laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

En Bolivia han sido vanos los esfuerzos, en los últimos 80 años, por
definir una Política de Vivienda; sin embargo, han existido muchos erro­
res heredados de un sistema que tenía problemas profundos en su diseño,
el cual ha sufrido enmiendas de parche, entre Gobierno y Gobierno. Se
podría incluso indicar que únicamente se ha cambiado el nombre de las
instituciones (Consejo Nacional de Vivienda -Conavi- en los 80s, Fondo
Social de Emergencia -FSE-, Fondo de Vivienda -Fonvi-, Fondo de Vi­
vienda Social -Fonvis-) . Sensiblemente la problemática habitadonal
nunca fue tratada debidamente por el Estado, no se le dio la importancia
y prioridad que debió tener. Según estimaciones del Ministerio de Obras
Públicas, Servicios y Vivienda, el Estado ha contribuido con un 7% en la
construcción de viviendas en Bolivia, eso quiere decir que el 93% restan­
te se lo ha hecho en forma independiente. El 50 o/o de la población del
país no tiene acceso a ningún sistema de vivienda, entonces, es urgente
realizar acciones tendientes a dar soluciones habitacionales i ntegrales, es
decir, emprender con la dotación de agua potable, alcantarillado pluvial y
sanitario, transporte, recreación, y el mejoramiento de las condiciones de
vida de los habitantes, como factores que intervienen en la definición de
la calidad del hábitat.
El mercado de la construcción, e incluso las políticas estatales tradicio­
nales en la materia, se orientaron principalmente a la construcción comer­
cial, a cargo de empresas especializadas. El crédito para vivienda general­
mente implica ese mismo tipo de construcción, inaccesible para sectores
populares. En la segunda mitad de la década del ochenta, comenzaron a
implementarse algunos esquemas de apoyo a la autoconstrucción, con
créditos de monto limitado orientados a la compra de materiales, pero
globalmente los montos fueron insuficientes dada la magnitud del pro­
blema.
El año 2007, a través del Decreto Supremo 28794, se lanza el Progra­
ma de Vivienda Social y Solidaria (PVS), bajo el principio de Solidaridad
y Equidad. El PVS tiene como sustento el marco del Plan Nacional de
Desarrollo, y los pilares: Bolivia digna, Bolivia democrática, Bolivia sobe­
rana, y Bolivia Productiva; en este último se ubica la vivienda, y es consi­
derado como dinamizador, promotor, facilitador y reactivador del desa­
rrollo productivo y social "para vivir bien" (Fopevi, 2009:7). Sin embar-

241
Carmen Ledo Garda

go, hasta el año 2008, el PV S no fue efectivo en sus objetivos, debido a


que el reglamento operativo que guiaba su implementación tenía muchas
omisiones, estas impidieron mantener una regularidad en los proyectos.
Además, a este proceso se sumó un alto nivel de burocratización, centra­
lidad y discontinuidad en los cargos, con ello, se abrió la puerta a la
corrupción con matices de escándalos, que son de conocimiento general.
Como consecuencia del fracaso del PVS, se lo suspendió en el segundo
semestre de 2008. Desde marzo de 2009, se diseñó un nuevo reglamento
operativo, denominado en transición que, amarrado todavía al Decreto
Supremo, resolvió las omisiones del anterior, e incorporó conceptos nue­
vos (densificación en áreas urbanas, mayores techos presupuestarios y
mayor área útil de las viviendas); y exigencias (mejorar la calidad física y
ambiental de las viviendas, promover la participación activa de los benefi­
ciarios a través de los Comités de V ivienda; y promover la asistencia técni­
ca por parte del PVS para apoyar la autogestión y la autoconstrucción).
A marzo del 201 O se continua revisando los proyectos que estuvieron
suspendidos para adecuarlos al nuevo reglamento, y se formó un equipo
profesional más idóneo para buscar los mecanismos de una gestión y ad­
ministración más eficiente de las acciones necesarias para implementar el
PV S. Sin embargo, todo esto es transitorio, por tanto, es aún insuficien­
te poder desarrollar un mejor P V S. El V iceministerio está impulsando la
construcción de las Políticas Estatales de V ivienda, estas serán la base para
trabajar mejor el sector; por ahora, existe ya una propuesta de política tra­
bajada por el Foro Permanente de la V ivienda (Fopevi)4•
Por otra parte, al observar los datos de la tabla 6, se puede verificar que
los hogares rurales, declaran que residen, en el 80% de los casos censados,
en vivienda propia. Es probable que la propiedad de la vivienda tenga su
correlato con el acceso a la tierra, esta se constituye en un factor clave
como medio de producción en las zonas rurales.

4 FOPEVI es una plataforma que facilita la partici paci ón de organizaciones sociales, académicas,
profesionales, ONG, y ouas instituciones, que ha rrabajado desde el 2006 y cuyo resultado plas­
mado en el reglamento operativo, se en tregó al gob ierno el 27 de mayo del 2009 la propuesta
de la Política Estatal de Vivienda Social: Propuesta construida para la sociedad civil, Disponible en
Dirección electrónica http://www. red-habitar. org!habitatlattachmentsll ll_PROPUESTA.pdf

242
Precarizadón laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

Tabla 7
Hogares distribuidos según disponibilidad de agua potable por cañería dentro de
la vivienda, por área de residencia y según departamentos, 1992-2001

DisponibUidad de Agua Potable


Departamento Buena Regular Mala Urbana Buena Regular Mala Rural Nacional

La Paz 45.3 27.3 27.4 60.4 3.5 1 2. 7 8 3 .8 39.6 1 00.0

Oruro 29.6 53.4 1 7.0 60.7 3. 0 1 4. 0 83. 1 39.3 1 00.0

Potosí 29.6 45 . 1 25. 3 3 1 .7 3.3 9.4 87.4 68.3 1 00.0

Altiplano 4 1 .2 3 3. 0 25.7 54. 1 34


. 1 1 .7 84.9 45.9 100.0

Cochabamba 42.9 23.2 33 . 9 50.0 6.9 1 2.3 80.8 50.0 1 00.0

Chuquisaca 49.9 38.0 1 2. 1 3 4.0 3.7 1 2.6 83.7 66.0 1 00.0

Taríja 47.3 .39. 0 1 3.7 56. 1 5.7 1 5 .9 78.4 43.9 1 00 . 0

Valles 44.9 28.6 26.6 47. 1 5.8 1 2.8 8 1 .4 52 9. 1 00.0

Santa Cruz 42.9 38.6 1 8. 5 72.6 8.1 1 7.8 74. 1 27.4 1 00.0

Beni 24. 1 25.0 50.9 65.6 1.5 1 .6 96.9 34.4 1 00.0

Pando 33.0 40.2 26.8 27.7 1 .7 2.5 95.8 72 . .3 1 00 . 0

Llanos 40.2 36.7 23. 1 70.6 6.6 14.1 79.2 29.4 1 00.0

Tota/ 1992 41.8 33. 0 25.2 55. 8 4.7 12.5 82.8 44.2 100.0

La Paz 49.9 39.8 1 0.3 63.3 5.8 36 3. 57.9 36.7 1 00.0

Oruro 42.8 47.4 9.8 5 6. 3 4 .4 25.7 69.8 43.7 1 00 . 0

Potosí 44.9 46.4 8.7 32.9 6.7 31.0 62 . 3 67. 1 100.0

Al tí plano 48.5 4 1 .4 1 0. 1 56. 5 5 .9 33 . 5 60.6 43 .5 1 00 . 0

Cochabamba 45.7 35.4 1 8. 9 57.2 14.0 33.3 52.7 42.8 1 00.0

Chuquisaca 58.6 32.0 9.4 42 . 5 9.2 26.9 63.9 57.5 1 00.0

Tarija 58.0 37.6 4.4 65.9 1 4.4 36.9 48.7 34. 1 1 00.0

Valles 50.0 35 .3 1 4.7 55.4 1 2.7 32 . 0 55.3 44.6 1 00.0


Santa Cruz 47.2 47.5 8.0 38.2 53.8 22.0 1 00 . 0

Beni 25.8 32 2
. 1.5 1 0.4 88.1 30.3 1 00.0

Pando 26.6 55.2 ! 8.2 43.6 1.9 14.7 83 .4 56.4 1 00.0

Llanos 44.4 45.8 9.8 76.2 6.6 32.4 6 1 .0 23.8 1 00.0

Total 2001 47.6 41.3 11.1 61.2 8.2 32.8 58.9 38.8 100.0

Nota: la tabla no incl uye personas que residen habitualmente en el exterior


Fuente: Tabulados especiales de los Censos NacionaJes de Población y Vivienda, resultados finales para 1 992 y
2001.

243
Carmen Ledo García

En relación a los servicios de consumo colectivo (tabla 7), se puede


indicar que las redes de abastecimiento de agua potable, por cañería, al
48% de los hogares urbanos y úni­
interior de las viviendas, benefician al
camente al 8% de los hogares residentes en zonas rurales. Los niveles de
disponibilidad en las áreas urbanas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz,
no superan el 50%, en las zonas rurales, los niveles de privación son
incontestables, situación que contribuye a explicar que exista, en Bolivia,
alrededor de un 46% de viviendas con déficit cualitativo ( 1 millón de vi­
viendas), ubicadas en las periferias urbano marginales. Como ya fuere
indicado, es reducida la figuración de hogares con niveles aceptables de
acceso al servicio de agua en las zonas urbanas, incluso dentro de ellas,
existe sesgo a favor de las ciudades capitales de departamento, y dentro de
estas, en los barrios residenciales, estas gozan casi del 1 00% de dicho satis­
factor, versus un 1 00% de déficit, en las zonas rurales, donde se advierte
la presencia de un escenario generalizado de insatisfacdones.
A pesar de la lentitud de las acciones, se debe valorar la incorporación,
en la Nueva Constitución Política del Estado, de la vivienda como un
derecho humano fundamental, reconocido en los principios de solidari­
dad y equidad, su reconocimiento abarca las acciones necesarias para
dotar de hábitat digno, la promoción de la equidad de género, y las varias
formas de apropiación del espacio privado y público. La solidaridad, es
entendida como la capacidad de acción unitaria entre el Estado y la socie­
dad, estos asumen a la vivienda no como fin sino como principio del Vivir
Bien. La equidad, es entendida como la comprensión de una realidad
nacional diferenciada, que considera las características socio-culturales de
la población, las condicionantes de la situación de pobreza y sus necesi­
dades, y las demandas habitacionales. Se ha considerado que entre los
componentes del derecho a la vivienda adecuada se encuentran:

l. Seguridad de la vivienda (física y jurídica),


2. Adecuada y accesible localización,
3. Habitabilidad (viviendas dignas y adecuadas),
4. Régimen económico y social acorde a las posibilidades,
5. Acceso a crédito para la construcción y mejoramiento de la vivienda,
6. Disponibilidad de servicios básicos y de consumo colectivo,

244
Precarizad6n laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

7. Respeto a la identidad cultural de la vivienda,


8. Sostenibilidad ambiental, e
9. Información sobre los derechos para obtener una vivienda adecuada.

Se considera que, un importante desafío de política para los próximos


años, será el de diseñar e implementar una política de vivienda (inclu­
yendo crédito, organización popular, asistencia técnica para la autocons­
trucción, etc. ) , que permita reducir gradualmente el déficit habitacional
que por el momento va aumentando año tras año, en términos absolutos
y relativos. Un aspecto importante para el éxito de estos programas es el
crédito. Ello implica: (a) la existencia de fondos de crédito suficientes, lo
cual no es fácil en un país sometido al ajuste estructural, y en el que per­
duran condiciones financieras muy difíciles; y (b) la reglamentación del
crédito, en forma tal que permita el acceso a los sectores populares, y la
aplicación de modalidades factibles, desde el punto de vista popular,
como por ejemplo, la autoconstrucción financiada.

Conclusiones

La historia de Bolivia muestra la presencia de distintas fases o tipos del desa­


rrollo económico, en la cual, el capital humano y el capital social j ugaron
roles diferentes. El resultado de este desarrollo, generó profundas brechas
entre las regiones del Occidente y del Oriente boliviano, y se caracterizó por
un proceso altamente concentrado de ingresos en los grupos de poder, y
bajos niveles de desarrollo humano, particularmente en el Occidente. Las
huellas del daño ambiental no reparado, son claramente visibles, y su im­
pacto es patente en los resultados productivos de las tierras bajas.
El proceso de urbanización boliviano, se ha dado con un incremento de
la población residente en espacios urbano marginal, carente de todo tipo de
servicios, asentados en tierras, privadas o fiscales, de manera irregular debi­
do a que accedieron a ellas, por la compra a !oteadores inescrupulosos.
Además de haber sido engañados, su situación de ilegalidad, los margina y
excluye de las acciones de los Gobiernos municipales. Deteriorando aún
más su situación y convirtiéndolos en grupos vulnerables.

245
Carmen Ledo García

El actual uso del territorio en Bolivia, combina de manera simultánea,


la concentración y la dispersión. Los extremos de la dispersión, se encuen­
tran localizados en las ciudades de tamaño pequeño, y en las zonas rura­
les ubicadas en el occidente boliviano. En cambio, una fuerte concentra­
ción (tendencia a la metropolización), se produce e n las ciudades más
grandes (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz).
Existe la necesidad de promover, por todos los medios, una creciente
equidad generacional y de género, tanto en el ámbito social como i ntra­
familiar; y de ofrecer a toda la población, en particular a la rural del Alti­
plano y los Valles, acceso efectivo a información.
En relación al empleo, la persistencia de ingresos bajos, obligó a las
mujeres y a sus hijos, a salir al mercado de trabajo, como una estrategia
de vida, de ahí que se ha visibilizado el trabajo femenino, aunque en con­
diciones de alta inestabilidad y precarización laboraL Se requiere una
reforma profunda en la educación para el trabajo, a través de cursos de
capacitación y entrenamiento, con el objetivo de formar trabajadores
adiestrados que hagan frente a las necesidades del mundo moderno.
Debería ser tarea del Estado, priorizar acciones que se constituyan en
agentes facilitadores de reactivación y reconversión laboral (carreteras,
caminos, puentes, presas, obras de saneamiento, agua, alcantarillado,
entre otros) .
Lamentablemente en Bolivia, la evolución de las políticas habitaciona­
les ha estado orientada a los sectores formales de la economía y a una
reducida implementación de programas de financiamiento y construc­
ción de viviendas de interés social. En consecuencia, la respuesta de los
grandes grupos de excluidos, ha sido la autoconstrucción de espacios pre­
carios, con alto hacinamiento, sin servicios básicos, ilegales, y sin tenen­
cia. Todo ello ha contribuido a incrementar la magnitud del déficit cuali­
tativo de vivienda. Es urgente, la necesidad de implementar acciones que
reviertan esta situación, para ello, será necesario, implementar tecnologí­
as de financiamiento, de asistencia técnica, legal y de gestión, encamina­
das a ofrecer a todos los ciudadanos, igualdad de oportunidades, ante
todo, en los espacios urbano marginales de las grandes ciudades y en las
localidades rurales.

24 6
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

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Enlaces

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248
Precarización laboral, pobreza y políticas de vivienda en Bolivia

Anexo estadístico

Tabla 1 a
Evolución d e l a tasa d e crecimiento del PIB, 1 9 52-2008

Año Tasa % Año Tasa % Año Tasa o/o Año Tasa o/o

1 952 3% 1 967 6% 1 98 2 �3o/o 1 997 5%

1 953 -9o/o 1 96 8 7% 1 983 -7% 1 998 S%

1 954 2% 1 969 5% 1 984 -1% 1 999 0%

1 955 5% 1 970 S% 1 98 S -3% 2000 3%

1 956 -6°/o 1 97 1 S% 1 986 -2% 2001 2%

1957 -3% 1 972 6% 1 987 2% 2002 2%

1 958 2% 197 3 7% 1 988 3% 2003 3%

1 959 0% 1 974 5% 1 989 4% 2004 4%

1 960 4% 1975 7% 1 990 5% 2005 4o/o

1 96 1 2% 1 976 6% 1 99 1 5% 2006 5%

1 9 62 Go/o 1 977 4% 1 992 2% 2007 5%

1963 6% 1978 3% 1 993 4<$tó 2008 6%

1 964 So/o 1979 2% 1 994 5%

1 965 7% 1980 -1% 1 995 S%

1 966 7% 1 98 1 Oo/o 1 996 4%

Fuente: (Morales, 2003).

249
Carmen Ledo García

Tabla 2a
Bol ivia, Sector Externo, 1 990-2008
(En m i l l ones de dólares american os)

Sector J,
Ex ortaciones según Imponacíones SBC
externo pro uctos tradicionales según clasificación
y no tradicionales de uso o destino
económico

1 990 922747 702697 220050

1 99 1 850625 993749 - 1 43 1 23

1 992 74 1 1 2 1 1 1 30497 -389375

1 993 785840 1 1 76945 -39 1 1 05

1 994 1 0898 1 2 1 1 96346 - 1 06534

1 995 1 1 376 1 0 1 433589 -295978

1 996 1 2 1 45 1 5 1 6566 1 5 -442 1 00

1 997 1 253855 1 925734 -67 1 879

1 99 8 1 1 0 8 1 47 2450892 - 1 342745

1 999 1 042245 2098 1 1 3 - 1 0 5 5 868

2000 1 246276 20203 1 1 -774035

2001 1 224477 1 707755 -483277

2002 1 372700 1 8 32000 -459300

2003 1 68 5364 1 6 92 1 00 -6736

2004 2260963 1 887760 373203

2005 292 1 380 2343293 578087

2006 4234348 2820000 1 4 1 4348

2008 5747800 4 1 3 5 1 00 1 6 1 2700

Fuente: (1NE, 2009) Cuadro N" 5.02. 1 9 Bolivia: Principal<• Indicadores de


Comercio Exterior, 2000 - 2008

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