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Introducción

El presente trabajo forma parte de una reflexión grupal en torno a la cultura como
constitutivo de la condición humana, desde la articulación de los procesos de significación
que dan origen a la identidad, la patrimonialización y la consolidación de las tradiciones y
costumbres. Como punto de partida consideramos necesario recapitular en los conceptos
generales de estas acepciones para poder desarrollar más adelante la forma en que se
interrelacionan.
El término cultura se ha trabajado desde diferentes perspectivas a lo largo de la
historia y por lo tanto los conceptos elaborados por los distintos autores tienen diferentes
matices según sea el contexto socio histórico al que pertenecen. Una de las primeras
asociaciones de la cual se tiene conocimiento fue utilizada a partir del término cultivar
asociándolo a la agricultura, es decir que la cultura se entendía como la producción de
sistemas que modelan el complejo sentido de lo humano, como procesos sociales,
simbólicos y organizativos. Con el surgimiento de las ciencias sociales, E.B. Taylor,
Thompson, Franz Boas, Emile Durkheim, Malinowski, Lévi-Strauss, entre otros, se
abrieron paso y desarrollaron conceptos mucho más amplios, partiendo de la función
social de la cultura y más tarde, ante sus elaboradas definiciones, otros escritores como
Gilberto Giménez, Bolívar Echeverría, Javier Arévalo, Olga Molano, escribieron lo propio.
Basándonos en los aspectos que cada uno ha aportado, nuestro equipo recuperó
los aspectos más importantes y concluimos que el término cultura puede definirse como:
un conjunto de acuerdos y prácticas, en las que intervienen los valores, creencias, hábitos
y costumbres que caracterizan a una sociedad en un contexto específico, algunos de
estos rasgos pueden ser heredados y otros adoptados por influencias externas,
produciendo así concepciones particulares que se reflejan en el arte, los modos de vida y
la forma en que se relaciona un grupo social con otro.
El legado que da forma a las expresiones culturales de los diferentes grupos
sociales está ligado a la memoria colectiva, apropiación, resignificación y valoración de
elementos materiales, ideales o intangibles, denominados como patrimonio cultural. En
ese sentido nos apoyamos del trabajo de Thompson, para deducir a grandes rasgos que
la necesidad de estructuración de una identidad social, establece la búsqueda de formas
de conservación que otorgan valor y reconocimiento interno y externo para todos los

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grupos sociales y esta idea a su vez la relacionamos con el escrito Patrimonio e Identidad,
frente a la globalización escrito por Gilberto Giménez en el año 2005 y comprendimos que
el patrimonio es el medio a través del cual se proyecta la comprensión cotidiana de las
formas simbólicas, basadas en el contexto social, ante el cual surgen además
construcciones ideológicas que pueden derivar en procesos políticos y económicos.
Como resultado de estos hechos constitutivos y en función de la alteridad de los
grupos humanos, el sentido de pertenencia da origen a la identidad; por ello Giménez
también reflexiona sobre la diferencia entre los rasgos culturales, costumbres, valores y
atributos y en cómo estas características definen a los individuos en relación a los círculos
sociales a los que pertenece y el medio en el que se desarrolla. Así mismo esta
aportación de Giménez la sumamos a otras ideas como las de Robert Merton y
conjugamos una idea más específica sobre la identidad cultural entendiéndola como un
producto colectivo que surge a través de las reafirmaciones individuales hacia el grupo
social, a partir de la apropiación de la memoria, en la que se reafirma el pasado y a su vez
se forman las bases del futuro, apoyándose de las costumbres y tradiciones.
De misma forma, para entender el universo en el que se desarrolla la concepción
de la tradición al interior de cualquier grupo social, debemos partir del hecho en que está,
se presenta como conjunto de bienes culturales que adquieren su valor según la sociedad
de la que dichos bienes provengan; así lo reflexionan autores como Eric Hobsbawm y
Javier Arévalo, su función, en cierta forma es remitir al pasado haciendo presentes los
acuerdos simbólicos y transformándolos en rasgos culturales distintivos de un grupo
social particular, basándose en la repetición, tomando en consideración que posee un
carácter dinámico que le permite complementarse según las vivencias vertidas al interior
de lo colectivo.
¿Cómo se relaciona la cultura con el patrimonio?
La reflexión con respecto al concepto de cultura nos lleva indiscutiblemente a
pensar en la interpretación de patrimonio. Cultura por su parte, ha sido discutida en torno
a sus usos y relaciones con los procesos sociohistoricos, en principio como una forma de
diferenciar aquellos aspectos relacionados a civilización. A partir del S XIX, con el
desarrollo de las ciencias sociales, diversos autores se dieron a la tarea de formular
definiciones amplias, que aunque diversas, han dado como resultado un enfoque
estructurado que sirve como base para el análisis de lo referente a la condición humana.
J.B. Thompson(1993:188) considera la cultura como “el conjunto diverso de
valores, creencias, costumbres, convenciones, hábitos y prácticas características de una

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sociedad particular o de un periodo histórico”, pero debemos tomar en cuenta que en
todos estos rasgos que Thompson menciona, se encuentran implícitas formas simbólicas,
por esa razón la concepción estructural en su momento va a retomar esta idea,
agregando el análisis de las estructuras simbólicas relacionadas con el contexto social, a
partir del cual se producen o transmiten los rasgos que definen las particularidades de la
vida, a través de la práctica individual y colectiva.
En estas prácticas nos encontramos con aquellas que buscan definir y conservar
la significación del conjunto social tanto en el sentido interno como en el externo, por esa
razón Gilberto Giménez (2005:178) al referirse al término patrimonio dice que: “está
estrechamente ligado a la memoria colectiva y, por ende, a la construcción de la identidad
de un grupo o de una sociedad”. Para su mejor comprensión, el patrimonio puede
clasificarse y estudiarse según su naturaleza, aunque sus clasificaciones no son estáticas,
por ejemplo, el patrimonio cultural al paso del tiempo ha abarcado desde bienes como
inmuebles, territorios, objetos artísticos y utilitarios, mientras que el patrimonio inmaterial
va desde las costumbres y tradiciones hasta aspectos como la oralidad, ambas divisiones
comparten una característica común, la de establecer la permanencia y continuidad
temporal mediante la apropiación.
En la actualidad la UNESCO es el organismo encargado de la designación y
regulación del patrimonio a nivel mundial y por la misma razón es quien dicta las
clasificaciones, las cuales desde la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio
Cultural Inmaterial llevada a cabo en París 17 de octubre de 2003 se organizan de la
siguiente forma: Cultural, natural, material, inmaterial, arquitectónico, arqueológico,
bibliográfico o documental, mueble y etnológico. Es importante señalar que las
clasificaciones pueden variar en más de un aspecto, de hecho de acuerdo con el marco
jurídico de protección de cada país las denominaciones cambian, pero en términos
generales buscan englobar desde el territorio, los recursos naturales, las costumbres, las
tradiciones, los bienes inmuebles, el arte, la literatura, la tradición oral, las artes en
general, los sitios arqueológicos, los deportes tradicionales, el cine, las artes escénicas, la
música, las lenguas e incluso la medicina tradicional entre otros.
Sin embargo no hay que pasar por alto que (Molano, 2007: 76)“el patrimonio es
la identidad cultural de una comunidad y es uno de los ingredientes que puede generar
desarrollo en un territorio, permitiendo equilibrio y cohesión social”, por lo tanto su
establecimiento y sus divisiones, están casi siempre sujetos a los ideales hegemónicos,
entendiéndose así, que la designación de ciertos elementos emblemáticos posibilita el

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manejo y control social, incluso mediante la manipulación ideológica que (Portelli,1987:24)
a través de los intelectuales orgánicos va marcando las pautas a la sociedad civil para
que se identifique con tales o cuales elementos según el rumbo que la sociedad política
imponga de acuerdo al contexto histórico. Por lo tantos si el patrimonio es una
construcción ideológica, social y cultural, es entendible que su composición se diversifique
de un grupo social a otro y que cobre sentido la idea de patrimonio que utiliza Javier
Arévalo en 2014 en su artículo La tradición, el patrimonio y la identidad en el cual vincula
el capital simbólico con la identidad y lo relaciona con un vínculo generacional que
significa por lo tanto un reto de conservación no tanto por sus valores estéticos sino por
lo que significa y representa.
¿Cómo se relaciona el patrimonio con la identidad?
El patrimonio es una pieza importante la construcción de la identidad, ya que
retoma con las cuestiones del pasado histórico y la memoria para poder entender el
momento presente del entorno en el que se vive ya sea por patrimonio natural
geográfico como pueden ser las reservas naturales, montañas, cerros el patrimonio
tangible como son los vestigios arquitectónicos de la región, monumentos, zonas
arqueológicas, indumentaria tradicional, una referencia es las pirámides de Teotihuacán, y
el Templo Mayor, y por último el patrimonio intangible que son el lenguaje, mitos,
leyendas, música, danza, valores la transmisión de conocimientos, creencias, rituales,
costumbres y tradiciones un ejemplo de este patrimonio intangible son los voladores, de
Papantla, y la danza de los parachicos, estas vivencias patrimoniales se van adaptando a
la identidad del individuo o comunidad con el paso del tiempo.
La identidad va generando una conciencia ideológica de ese patrimonio
infundido de la sociedad a la que pertenece, la cual la va haciendo propia conforme se va
integrando, conoce los procesos y se vuelve partícipe y va adquirir ciertas características
de esa distinción y reconocimiento ante los demás, como lo plantean Gilberto Giménez
en el texto “Materiales para una teoría de identidades sociales” retomando la siguiente
idea : “La Identidad de la persona es la posibilidad de distinguirse debe ser reconocida por
los demás. Por lo tanto, la unidad de la persona, producida y mantenida a través de la
auto identificación, se apoya a su vez en la pertenencia a un grupo, en la posibilidad de
situarse en el interior de una sistema de relaciones”,( Melicci, 1985 : 42)

La identidad nos indica que el individuo o grupo social se hará notable ante el
otro o la sociedad por esa distinción ya sea por región, comunidad, grupos, rol,

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costumbres y lo que haya adoptado y lo representativo del patrimonio. Sin embargo la
identidad conlleva el proceso de ser partícipe del acto social donde también requiere del
intercambio interpersonal como dice el texto de Gilberto Giménez “el estatus de
pertenencia tiene que ver fundamentalmente con la dimensión simbólico-cultural de las
relaciones e interacciones sociales”.(Merton 1965 : 249)
Asimismo este proceso identidad patrimonial tiene fundamentos de respeto a su
memoria y el pasado. Con el paso del tiempo se han tergiversando por la globalización
en cual el identidad patrimonial “se transformación en mercancía de consumo a través de
procesos de mercantilización que lo disocien de la memoria y de la identidad,
subordinados a la lógica del valor de cambio”. (Giménez, G. 2009 :181)

El patrimonio conforma una función importante de la identidad con relación a


procesos culturales como la continuidad de las tradiciones como un valor de partencia de
cada comunidad, que recrea en cada generación nueva para poder seguir conservando y
transmitiendo ese legado patrimonial.

El patrimonio como constitutivo de la tradición


La idea de tradición alude al pasado de una sociedad, que se ve permeado en el
presente por aquellos acuerdos sociales que le dan identidad a un grupo; es un proceso
evolutivo inacabado que implica una continuidad recreada y el cambio. La tradición es el
pasado vivo en el presente. La tradición es un proceso social no biológico, como
menciona Arévalo “no se hereda genéticamente; se transmite socialmente y deriva en un
proceso de selección cultural. La parte de la cultura seleccionada en el tiempo con una
función de uso en el presente sería la tradición” (Arévalo, 2004: 927) es una selección de
la realidad social. Pero la tradición no es la parte del pasado que le da forma al presente,
es el presente quien interpreta al pasado llenándolo de significación social que carga a la
tradición de sentido.
La tradición no es calcar el pasado y repetirlo indefinidamente, ya que está se
transforma y se adecúa al presente. Innovando sus categorías, “cualquier cambio se
produce sobre un fondo de continuidad y cualquier permanencia incorpora variaciones”
(Arévalo, 2004: 927) Permitiendo la interacción de nuevos agentes que resignifiquen y
adecuen dichos acuerdos sociales a la presencia vivencial. Eric Hobsbawm la denomina
como la tradición inventada “se usa en un sentido amplio pero no impreciso. Incluye tanto
las tradiciones realmente inventadas construidas y realmente instituidas como aquellas

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que emergen de un modo difícil de investigar” (Hobsbawm.1983:7) Esto implica un grupo
de prácticas impuestas o aceptadas llenas de simbolismo y rituales con función de
introducir valores o normas de comportamiento mediante su repetición para mantener o
replantear el orden social, biológico, cultural, económico o de género. Hobsbawm divide
estas tradiciones en tres tipos 1.-”las que establecen o simbolizan cohesión social o
pertenencia al grupo 2.- las que establecen o legitiman instituciones estatus o relaciones
de autoridad 3.- las que tienen como principal objetivo la socialización, el inculcar
creencias, sistemas de valores o convenciones relacionadas con el comportamiento”.
(Hobsbawm.1983: 16)
Es función del sujeto social quien como parte de una estructura realizar la
apropiación del patrimonio y llenarlo de contenido “La tradición, además, resulta de un
proceso de decantación cultural y de la hibridación que deriva del pasado transformado y
de su incorporación en el presente. Cada comunidad, colectivo, grupo humano, social...,
por otra parte, construye y recrea su tradición en función de diferentes experiencias
vivenciales” (Arévalo. 2004: 927)
Todo esto en función de significar el patrimonio que puede dividirse en natural
como monumentos naturales, reservas nacionales, reservas de biosfera, parques
nacionales o cultural que se divide en tangible como los manuscritos, grabaciones,
fotografías, obras de arte, monumentos o sitios arqueológicos, monumentos públicos y
artísticos, conjuntos arqueológicos, zonas típicas, paisajes culturales, e intangible como
lenguaje, costumbres, religiones, leyendas, mitos y la música. clasificado por la UNESCO
(United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization/ Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)
Por ende el patrimonio forma parte de está encarnación, significación y
apropiación de la cual la tradición se ve alimentada dotando al grupo de un nacionalismo
o identidad distinguible y propia “cada grupo específico, con una experiencia histórica
colectiva, posee una cultura o tradición propia. De manera que la identidad se construye
social y culturalmente a partir de la tradición diferenciada” (Arévalo, 2004: 928)

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Conclusiones

Como equipo, consideramos que más allá de comprender los conceptos básicos
que se relacionan con la cultura, es también imprescindible entender de qué manera
interactúan otros factores para moldear la identidad cultural y establecer lo que cada
grupo social considera como propio definiéndolo así como patrimonio.

Creemos que es importante distinguir los procesos socios históricos, políticos y


económicos, para a su vez entender la forma en que se definen y utilizan actualmente.
Concluimos que dentro de la condición humana el patrimonio cultural es la forma en que
un grupo humano se resignifica a sí mismo, llenando de sentido su existencia y definiendo
una identidad característica, propia e individual que adquiere su valor por medio de las
tradiciones. El patrimonio forma parte de la interacción que se encuentra dentro y fuera
los grupos humanos caracterizando a sus integrantes y simbolizando ideales, valores
conductas, comportamientos y sentimientos.

El valor del reconocimiento de la identidad cultural, ligada estrechamente a la


práctica de tradiciones y costumbres es la base a partir de la cual se consolidan las
políticas culturales y se discute la salvaguarda de las culturas indígenas, las
contemporáneas, centrales o urbanas, vivas y comunitarias y todas aquellas que forman
parte de la diversidad creativa de la humanidad y que a su vez están estrechamente
intervinculadas con el territorio y la biodiversidad de la geografía en donde se asientan,
por lo que será nuestra tarea como futuros profesionistas en la materia impulsar los
mecanismos a partir del conocimiento y reconocimiento de las funciones y orígenes para
así otorgar valor a los bienes, de revalorizarlos para protegerlos y que la sociedad aprecie
su valor.
Realizar este trabajo ha sido satisfactorio tanto por el conocimiento adquirido
como por la integración del equipo que hemos conformado.

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Bibliografía

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http://www.cinu.org.mx/eventos/cultura2002/importa.htm, consultada el 14 de
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TRABAJO 1

Asignatura: Problemas de la producción y reproducción cultural


Prof.: Francisco Huerta Rojas

Grupo 301

Equipo:
César Beltran Zamora
15-003-0659
Herrera Jaramillo Hassel
15-003-0025
Bernabé Cabanillas Araceli
15-003-0032

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