Censura en Los Medios - Periodismo

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Censura en los medios – Periodismo

Integrantes: Cabrera, Arias, Garita

Cuando la Junta Militar llegó al poder en marzo de 1976, decidió intervenir


drásticamente en los medios de comunicación, siendo prensa una de las más afectadas
tras el comunicado n° 19 de la Junta Militar. Éste comunicado dictaba los límites
impuestos a los medios en cuanto a qué información difundirían, así como fuertes
castigos a todo aquel que se opusiera al Gobierno.

Ésa censura, si bien no se implementó oficialmente hasta la llegada de la


dictadura, ya había sido iniciada durante el gobierno de Isabel Perón mediante actos
de censura organizados por López Rega y su Triple A.

En la Argentina del Proceso, los periódicos nacionales estaban divididos en


cuanto a sus opiniones; por un lado, aquellos pertenecientes al bando militar, donde
se omitía el estado dictatorial que atravesaba el país, y nunca publicaban artículos que
denigraran al gobierno militar. Esta omisión, por supuesto, no era una muestra de
apoyo al gobierno, sino un producto del miedo a la represión militar. Ejemplos de éstos
periódicos fueron La Nación, Clarín y La Razón.

Por otra parte, otros periódicos de índole política y cultural que sí publicaban
notas y artículos denunciando las problemáticas causadas por la dictadura,
arriesgándose a severas consecuencias que involucraban represión, secuestros,
torturas y hasta asesinatos de varias personas pertenecientes al gremio periodístico,
incluyendo a sus periodistas escritores.

Ejemplos de éste tipo de periódicos fueron Crónica, La Opinión, Crisis, Humor, y


el periódico inglés Buenos Aires Herald, uno de los primeros en publicar notas y
artículos acerca de las desapariciones e historias de hijos desaparecidos contada por
las Madres de la Plaza de Mayo.

Este periódico fue marcadamente boicoteado por parte de quioscos argentinos


con la llegada de la Guerra de las Malvinas. Fue además uno de los pocos que contaron
la verdad sobre esta guerra, si bien el resto decidieron disfrazar la realidad diciendo
que el bando argentino estaba ganando.

A partir del comunicado n°19, cualquier periodista que quisiera publicar algún
artículo, nota, investigación, etc., debía mandar dicho artículo a la oficina de censura
(bajo el nombre de “Servicio Gratuito de Lectura Previa”), con su sede en la Casa
Rosada.

Una vez que el artículo llegaba a la oficina de censura, los militares


especializados en el tema eran encargados de aprobar o no su publicación, revisando
todos los contenidos sin importar el medio. Otra forma de censura era la simple
censura en sí misma; Los documentos que pudieran perjudicar la imagen pública del
gobierno eran inmediatamente destruidos, sin llegar nunca a publicarse. Por última, la
llamada autocensura se comenzó a propagar entre los escritores y periodistas, que
evitando arriesgar su trabajo, o hasta su propia vida, ni siquiera enviaban sus trabajos
a la oficina de censura.

Sin embargo, hubo periodistas que se enfrentaron a la censura periodística. Un


ejemplo es el de Paco Urondo, escritor y periodista colaborador en los periódicos La
Opinión y Crisis, que fie asesinado por los militares en junio de 1976 ante su esposa
Alicia- quien sigue desaparecida- y su hija Claudia. Años antes, Urondo había sido un
prisionero político, acusado de actos subversivos, es decir, atentar públicamente
contra el gobierno a través de su trabajo.

Otro periodista que fue declarado un “agente subversivo”, y que aún hoy en día
sigue desaparecido, es Haroldo Conti, quien colaboró en la revista Crisis junto a
Urondo. Al igual que este, fue detenido y torturado por los militares. El paradero de su
cuerpo sigue siendo un misterio.

En tercer lugar, se puede hablar de Rodolfo Walsh, cuya figura y esfuerzo por
informar a los argentinos sobre la realidad del país fue clave para la lucha contra la
censura periodística. A principio de los 70, Walsh ya había colaborado junto a Urondo y
Conti en una revista llamada Militancia, pero el gobierno, en ese momento dirigido por
Isabel Perón, lo clausuró. Trabajó también junto al escritor y poeta Juan Gelman en el
periódico del grupo Montoneros llamado Noticias, clausurado al igual que el antes
mencionado en 1974.

Tras el golpe de marzo de 1976, junto a otros periodistas Walsh decide crear el
periódico ANCLA (sigla para Agencia de Noticias Clandestinas), que, como su propio
nombre indica, sería editado clandestinamente. Estuvo en vigor desde junio de 1976
hasta septiembre de 1977, con el objetivo de informar sobre lo que pasaba en la
Argentina del Proceso de forma realista, sin engaños ni censuras. Fue uno de los
primeros periódicos en denunciar abiertamente los casos de desapariciones, torturas y
asesinatos. Al igual que Militancia y Noticias, ANCLA estaba formada por periodistas y
agentes pertenecientes al grupo Montoneros. Los integrantes del periódico fueron
perseguidos, torturados, e incluso asesinados.

Tristemente, ese fue el final de su fundador, Rodolfo Walsh. El 24 de marzo de


1977 , un año después del golpe militar, y durante el primer aniversario del mismo,
Walsh mandó a publicar a todos los medios de comunicación su ya conocida “Carta
Abierta de un Escritor a la Junta Militar”, en la cual Walsh se dedicó a narrar todo su
pensamiento acerca de lo ocurrido durante ese año, a manera de criticar la situación.

Y un día después, el 25 de marzo, Walsh fue apresado por varios militares,


torturado y asesinado. A día de hoy, su cuerpo aún no aparece.

Como una anécdota aparte, cabe destacar que el 19 de mayo de 1976 hubo un
almuerzo auspiciado por el general Jorge Videla, entre cuyos invitados se encontraba
los escritores Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Horacio Ratti y el padre Leonardo
Castenalli. De estos cuatro invitados, fue este último el único que se atrevió a
preguntarle al general Videla acerca de la desaparición de Haroldo Conti, sin recibir
una respuesta concreta.

Años después de esa cena, cuando las atrocidades de la última dictadura militar
se volvieron de público conocimiento, Ernesto Sábato, junto a otras personas, crearon
la CONADEP (Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas), quienes, con
Sábato a la cabeza, entregaron el 15 de diciembre de 1983 al presidente Raúl Alfonsín
el libro Nunca Más, que compila varios hechos ocurridos durante la dictadura. Fue uno
de los primeros documentos oficiales en denunciar la “masacre” que había acontecido
en la Argentina durante los últimos siete años.

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