Qué Entendemos Por Cultura
Qué Entendemos Por Cultura
Qué Entendemos Por Cultura
Tradicionalmente han existido dos formas de entender de qué hablamos cuando nos referimos a
“la cultura”: por un lado, existe la concepción “estética” de la misma y por el otro se encuentra la
definición proveniente de las ciencias sociales, específicamente de la antropología y que es la que
se desarrollará a lo largo de esta unidad.
Cultura en este caso se aplicaría a un conjunto de saberes y expresiones delimitadas por ciertas
características comunes y restringidas a algunos sectores de la sociedad capaces de producirlos
(artes plásticas, filosofía, literatura, cine, etc.). Ahora bien, esta visión se encuentra ampliamente
difundida e incluso es común que se utilice indistintamente junto a la definición antropológica de
cultura. En esta visión, se plantea una concepción de cultura más amplia, en donde ésta se concibe
como todo el complejo de rasgos distintivos espirituales, materiales, intelectuales y emocionales
que caracterizan a una sociedad o grupo social. Esto incluiría, además de todas las expresiones
creativas que la concepción estética de cultura define (v.gr.; historia oral, idioma, literatura, artes
escénicas, bellas artes, y artesanías), a las llamadas prácticas comunitarias (v.gr.; métodos
tradicionales curativos, administración tradicional de los recursos naturales, celebraciones y
patrones de interacción social que contribuyen al bienestar e identidad de grupos e individuos) y
los bienes muebles e inmuebles, tales como sitios, edificios, centros históricos de las ciudades,
paisajes y obras de arte.
Muchos autores señalan que, si bien el término raza se encuentra hoy en día obsoleto, si se ha
mantenido en el tiempo en cambio el de racismo, como una ideología que fomenta prácticas de
discriminación y segregación. Giddens lo define como “atribuir con falsedad características
heredadas de personalidad o de conducta a los individuos de una apariencia física particular”. De
manera que, en último término, el racismo es “una construcción cultural” 26 en la cual se intenta
justificar con afirmaciones de tipo “científicas” las diferencias en forma y fondo entre personas
que comparte características físicas distintas. El racismo es una ideología que se fundamentó en
una primera instancia en un discurso cientificista a través del cual los grupos dominantes de la
época intentaron mantenerse en el poder cuando sus privilegios y tradiciones se vieron en peligro.
A través de él se legitima la subordinación, explotación y rechazo de ciertos sectores, mediante el
argumento de que el grupo despreciado es biológica, genética y culturalmente inferior, con una
menor capacidad intelectual –o de otra índole– sobre la base de una herencia genética que
comparten todas las personas con ciertas características físicas específicas.
Actualmente siguen existiendo grupos que justifican su accionar sobre la base de esta concepción,
llevando a cabo políticas de exterminio masivo (como la ya mencionada limpieza étnica de los
Balcanes durante los noventa) y además se pueden resabios racistas constantes en el día a día, en
pequeñas acciones cotidianas, como cuando se cuentan chistes de contenido racista o cuando se
insulta a otra persona por su color de piel u origen étnico, o en acciones de carácter más global,
como cuando se organizan grupos neonazis o de “limpieza étnica” que llevan a cabo acciones en
contra de personas negras u homosexuales. La misma concepción de la belleza humana durante
siglos ha estado perneada por una idea racista que poco a poco se ha ido desmoronando, pero que
sin embargo aún prevalece. Las clases más pudientes de la gran mayoría de países
latinoamericanos siguen compartiendo rasgos europeos, aunque la gran mayoría de habitantes
sean mestizos, indígenas, negros o mulatos.
No hay que perder de vista que el Estado tiene en sus facultades responsabilidades fundamentales
como la educación, la promulgación de leyes justas, la administración imparcial de justicia, y el
mantenimiento de normas y valores de equidad en la sociedad. Además, los Estados tienen el
deber de proteger los derechos de los ciudadanos de otros países que vivan dentro de su
territorio. El Estado tiene la obligación de:
• Establecer los mecanismos propicios que estimulen la vigilancia sobre la incidencia del racismo y
la discriminación racial dentro de instituciones y sociedades.
• Asegurar que se sancionen a las instituciones públicas y a los funcionarios de Estado que niegan
por motivos raciales la impartición de justicia.