Sínodo IGL SINODAL SINTESIS ARQ MENDOZA

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SÍNTESIS DIOCESANA PRESINODAL

Arquidiócesis de Mendoza

1. Introducción

En marzo de 2019, en una jornada de inicio de año, donde participan agentes pastorales de toda la
arquidiócesis, empezamos a dialogar sobre la sinodalidad en la Iglesia, muy en sintonía con un largo camino
diocesano de renovación eclesial y pastoral. Desde entonces y a lo largo de todo ese año, en nuestras
comunidades de la Arquidiócesis de Mendoza realizamos encuentros sobre sinodalidad. Lo hicimos en los ocho
decanatos y en un encuentro que congregaba a todos los organismos diocesanos. Nos ayudamos en la
reflexión con textos del Documento de Aparecida, Evangelii Gaudium y de la Comisión Teológica Internacional.
Esta reflexión alcanzó luego a la mayoría de las parroquias y espacios pastorales.

La reflexión iniciada fue recibida en su gran mayoría con mucha alegría y entusiasmo. Hubo expresiones de
esperanza y de renovación de nuestros sueños por una Iglesias más evangélica y en salida, una Iglesia más
corresponsable, con la participación protagónica de todos los bautizados; una Iglesia de la escucha de nuestra
gente y del encuentro, una Iglesia Sinodal.

El año pasado, al recibir la invitación del Papa Francisco, a hacer un camino sinodal que tiene como tema de
reflexión: “Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión”, se volvió a encender el entusiasmo y a
renovar la reflexión y los procesos de sinodalidad que la pandemia había apagado en algunos. Otros, que
vivieron con mucho compromiso de trabajo de base la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe,
sintieron una gran conexión y continuidad con los procesos vividos en el 2020, y el Sínodo vino a confirmar y a
dar más fuerza al camino ya emprendido.

En nuestra Arquidiócesis, desde principio de 2019, se formó un Equipo Diocesano de Animación Pastoral,
integrado por laicos, laicas, consagrados y sacerdotes. Éste ha llevado adelante la animación pastoral y el
acompañamiento de estos procesos antes mencionados. El mismo equipo fue el que asumió la animación y
coordinación de la etapa diocesana del Sínodo.

En una primera instancia, con los escasos tiempos que contábamos al principio para esta etapa diocesana,
decidimos hacer una propuesta de encuentros por decanatos. A cada uno de los 8 decanatos se les brindó un
material con Orientaciones y Consignas para realizar esos ENCUENTROS PRESINODALES DECANALES. Se
preparó y acompañó a referentes de esos decanatos para la realización de ellos. Se les propuso trabajar a cada
uno tres de los diez ejes de preguntas y ellos debían elegir uno más, que ellos consideraran significativo para
su realidad pastoral.

Los encuentros se realizaron durante noviembre y principio de diciembre. Participaron laicos, laicas,
consagrados, diáconos y sacerdotes pertenecientes a las parroquias y templos de ese sector. En algunos casos
también animadores pastorales de los colegios católicos. Fueron encuentros de media jornada o de una tarde-
noche. El trabajo de reflexión se realizó con mucha alegría, sinceridad y compromiso. Se volvió a instalar el
tema y se creó el clima para preguntarnos por el modo de ser Iglesia en nuestras comunidades. Despertó en
muchas comunidades deseos de renovación y de hacer extensibles la reflexión a otros.

Estos aportes fueron presentados al arzobispo en una Misa muy significativa para uno de los decanatos: la
Misa de la Patrona de Guaymallén, la Purísima, el 8 de diciembre de 2021. Ese fue el momento litúrgico de
celebración del proceso sinodal en nuestra Iglesia Diocesana.
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Al extender el plazo de la etapa diocesana, abrimos una segunda instancia de consulta sinodal destinada a las
parroquias y áreas pastorales diocesanas. Desde el Equipo Diocesano de Animación Pastoral elaboramos las
Orientaciones y Consignas para PARROQUIAS y otro material para ORGANISMOS DIOCESANOS. Estas
orientaciones indicaban los destinatarios, la modalidad y metodología de la consulta sinodal, para procurar
que sea lo más amplia posible. Esta vez, se les propuso elegir sólo un eje temático de preguntas, que
consideraran más provechoso para la vida de la comunidad parroquial, o de cada área pastoral diocesana.

Esta segunda instancia se extendió hasta la Pascua. En caso de los organismos diocesanos, recibimos los
aportes sinodales de dos organismos de los treinta que hay. Sin embargo, en un encuentro diocesano con
referentes de todos ellos, constatamos que al menos la mitad pudo detenerse y hacer una reflexión en torno a
la propuesta que les hicimos. Fue una nueva ocasión para seguir animando el camino presinodal de reflexión
más allá de los aportes aquí presentados.

En cuanto al trabajo presinodal parroquial, descubrimos con sorpresa y mucha alegría la buena recepción de la
propuesta de trabajo que les hicimos. Hemos recibido aportes de cuarenta parroquias, de setenta que hay en
la arquidiócesis. En la mayoría de ellas se hizo la consulta en el espacio del Consejo Pastoral Parroquial o
Consejo Pastoral Parroquial Ampliado, con participación de más agentes pastorales. En otras, se realizaron
encuentros de todos los agentes pastorales o asambleas abiertas a los fieles de Misa. Algunas parroquias
sumaron el recurso de la consulta virtual con alguna plataforma para responder las preguntas. En pocos casos
se realizaron encuentros de consulta sinodal en lugares más periféricos o con fieles de Misa en el marco de las
celebraciones litúrgicas.

El trabajo presinodal parroquial, generó en algunas parroquias una gran movilización, motivando la conversión
pastoral, la renovación de algunas estructuras pastorales, el inicio de algunos procesos de participación y de
misión. En algunas comunidades la consulta dio inicio a espacios de reflexión durante el año en torno a la
temática del Sínodo. Las preguntas suscitadas y los diálogos compartidos reavivaron el camino sinodal en
algunos decanatos y parroquias. En aquellos lugares donde se realizó la consulta en espacios periféricos y con
fieles de Misa, los encuentros sinodales motivaron a una participación más protagónica y corresponsable. Sin
embargo, constatamos que para muchas parroquias la consulta significó un mero cumplimiento y la temática
puesta en la mesa se cerró con el envío de los aportes.

A continuación presentamos los aportes recogidos por las parroquias, encuentros decanales y algunos
organismos diocesanos. Los hemos organizado por ejes temáticos, tal como fue realizada la consulta.

2. Aportes por ejes temáticos

1. COMPAÑEROS DE VIAJE

Se expresa que muchas veces caminamos, pero no juntos. El individualismo o la falta de aceptación al
diferente, son los motivos más comunes. En los jóvenes, vemos una mayor predisposición al caminar, que
respecto de los adultos

Se manifiesta que los que parecen más alejados son los que no creen, los que no se sienten parte, los más
dañados, los que no terminan de dar el paso. Los pobres, que son receptores, destinatarios y no protagonistas.
Los jóvenes, las mujeres, con el tema del aborto. Los que se han alejado, o los hemos alejado. Los
automarginados que muchas veces optan por llevar una religión a su medida, aunque se declaren católicos o
católicos “no practicantes”. También están lejos o marginados los jóvenes, porque se sienten criticados por sus
actitudes o modo de vida, no se sienten incluidos, apoyados. Personas de diferente orientación sexual.
Personas en situación de indigencia. Las capillas y comunidades más alejadas de la sede parroquial muchas
veces no se sienten parte de la parroquia, quedan afuera.

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Se indica que para crecer como compañeros de camino, es necesario mirar al otro como hermano, cercano.
Invitarlo, conocer su realidad, acompañarlo en la situación que se encuentre. Salir al encuentro, salir de
nuestras comodidades, abrirnos al otro con actitud de escucha recíproca y con capacidad de dejarme
interpelar. Salir de nuestra soberbia, testarudez. Abriendo nuestro corazón, convirtiéndonos y abriendo los
brazos a todos los hermanos. Abrirnos a la escucha de todos, especialmente del que es diferente, sin juzgar,
mirando al otro como hermano, con amor.

2. ESCUCHA

Las voces de Dios que más ignoramos son los clamores de la Madre Tierra y de los más pobres. La de las
personas que discriminamos por su apariencia física o condición socio cultural, la de los indígenas en el Secano
lavallino. Las voces de los jóvenes: tenemos prejuicios sobre el modo de vida de los jóvenes. No escuchamos
las experiencias de los adultos mayores.

En cuanto a la escucha de los laicos, una gran mayoría de nuestras pastorales son impulsadas por mujeres,
hay una linda escucha, donde la mujer tiene un gran protagonismo. Sin embargo, otros manifiestan que a las
mujeres se las escucha de un modo “no participativo”, se le delegan tareas pero no decisiones, quizá por falta
de confianza o por miedo. A los jóvenes no se los escucha, porque con ellos se practica la doctrina impuesta, o
se los escucha sólo para diligenciar cosas, trabajar, ayudar, sin dar un lugar donde pueda tomar decisiones. En
algunos casos sí se los escucha cuando se les da la oportunidad de creer en ellos mismos, animándolos,
dándoles un voto de confianza y acompañándolos.

Lo que facilita la escucha es una escucha gratuita, sin nada de beneficio personal. Romper con las resistencias
personales hacia el otro, para que sea un encuentro gratuito. Escuchar sin temer lo que vamos a escuchar.
Escuchar sin querer cambiar al otro. Tener empatía, y no sólo ponerse en el lugar del otro, sino además
aceptar que el otro puede tener otra mirada, entender que el otro es otro, eso es fruto de una escucha activa,
una escucha fecunda. Escuchar la voz de Dios en lo cotidiano, en nuestras acciones. La misión, la oración. La
Asamblea Eclesial de América Latina y el caribe fue una gran ocasión de escucha.

Y lo que la impide son los prejuicios, la aceleración del día que vivimos, la falta de gratitud, el egoísmo,
autoritarismo, la superioridad. Nos da miedo que otro piense o pueda decirnos algo ya que quita nuestras
seguridades, y lo que era ya no es, o es de otro modo.

Las voces periféricas que ignoramos o no tenemos en cuenta son la de los jóvenes con adicciones, los
delincuentes. Cuando ponemos resistencia a escuchar a los que tienen planes sociales, (cobran de arriba). A las
personas que viven en los asentamientos. Las actitudes que impiden la escucha son el miedo al cambio, a
equivocarnos. Una fe dogmática. La soberbia dogmática. El fanatismo. Radicalización de posturas. Falta de
formación.

3. HABLAR CLARO

¿Qué es lo que nos permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la
sociedad?
Nos permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la sociedad la
conciencia de que estamos guiados por el Espíritu Santo. Es Él quien nos permite hablar claro. Partiendo de
este presupuesto se mencionaron también las siguientes actitudes:
- El respeto nos anima a hablar. Cuando se tienen en cuenta nuestras opiniones, tenemos la valentía de
opinar.
- Sentirnos en un ambiente de confianza nos permite hablar con libertad, ya que podemos decir lo que
es importante cuando realmente somos escuchados. Sentir que, al hablar con valentía, franqueza y
responsabilidad, no se nos va a “echar” de la Iglesia.
- No tener miedo al debate y a la escucha de algo que suene diferente.
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- Ayuda una cierta formación. La lectura de la Palabra, los conocimientos doctrinales, nos permite
hablar con valentía.

¿Qué es lo que nos impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la
sociedad?
Las respuestas más mencionadas son:
- El juicio anticipado, el “qué dirán”, el miedo a la mirada del otro y ser desaprobados por expresar lo
que pensamos, ya sea adentro o afuera de la Iglesia. Tenemos miedo a las críticas.
- El contexto autoritario. Si el pastor es autoritario, nadie se atreve a hablar por temor.
- El no saber bien el tema que estamos hablando, también provoca miedo a equivocarnos, Pero a veces
encontramos los corazones cerrados y con muchas frustraciones y por no ir a un enfrentamiento no
actuamos con total libertad.

¿Cuándo y cómo conseguimos decir lo que es importante para nosotros?


Cuando se crea un ambiente de confianza. Cuando se entiende la riqueza de la diversidad. Por ejemplo, las
comunidades de diferentes edades, facilitan las instancias de diálogos. Se da la interacción entre sabiduría
adulta y fuerza juvenil.

¿Cómo funciona la relación con los medios de comunicación de nuestra zona (no sólo los católicos)?
Los medios de comunicación utilizados son mayormente Facebook y YouTube. Por lo general se transmite la
Misa y algún mensaje del Párroco, por estos medios. También son muy utilizados los grupos de WhatsApp para
compartir oración e información.
Reconocemos la necesidad de tener una mayor presencia en los medios de comunicación. Sabemos que hoy es
un recurso esencial en nuestra vida.
Se considera que los medios de comunicación manejan mala información y que no son del todo confiables. Es
necesario también tener medios católicos en nuestra diócesis.

¿Quién habla en nombre de la comunidad cristiana y cómo se lo elige?


En nombre de la comunidad cristiana habla el sacerdote o vicario. En algunas pastorales (Cáritas, Pastoral de la
calle), hablan los laicos que son los referentes. Es un desafío pendiente de solucionar.

4. CELEBRACIÓN

¿Sentimos que la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida común y
misión en nuestra comunidad? ¿De qué manera?
La mayoría de los aportes dicen que la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente la vida
común y misión de nuestra comunidad. Varios expresan que la Eucaristía “es el centro y culmen de la vida
cristiana”. Esta inspiración y guía se percibe de diferentes maneras:

Por un lado, se dice que hay interés en participar en la liturgia, y que en algunas comunidades se prepara de
manera que todos queden implicados. Se busca que la Palabra proclamada en el momento litúrgico sea leída
con claridad. Se valora cuando se hace uso de un lenguaje comprensible y aplicable a la vida cotidiana. “La
Palabra que se vuelve personalizada la podemos aplicar a nuestra vida”. Se destaca sumamente positivo
cuando el sacerdote se adecua al contexto socio-cultural de cada comunidad y se acerca a lo cotidiano. “Las
celebraciones, son esenciales para sostener los procesos de conversión pastoral, comunitaria e individual, por
su valor sacramental.”

Se observa también que se ha ido perdiendo el sentido de lo sagrado. Es por esto que para muchas personas
resultan largas y poco didácticas.

La comunidad migrante hace un aporte que es necesario remarcar: “Sí. Nos inspiran y nos ayudan a que nos
sintamos motivados. La Misa ayuda a la misión de pasante misionero, y nos permite seguir adelante. Sin
embargo, aunque avisamos de las celebraciones, los devotos no participan. En algunos lugares nos llaman y en
otros nos alejan; algunos lugares nos invitan a leer otros no; hay lugares donde nos evitan”.

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¿Creemos que inspiran las decisiones más importantes o, por el contrario, están descolgadas de nuestra vida
cotidiana?
Las celebraciones inspiran decisiones importantes que nos ayudan a interpretar la realidad para caminar con
esperanza. La escucha de la Palabra ayuda a generar la reflexión de la gente. Y la homilía, dependiendo quién
celebre, a veces ayuda y a veces no se logra entender lo que quiere decir.

¿Se promueve la participación activa de todos los fieles en la liturgia? ¿De qué manera?
En líneas generales se advierte que si se promueve. Algunos hacen catequesis sobre los signos litúrgicos que
generan predisposición para participar activamente de la celebración.

Otros aportes muestran que no se promueve la participación, “ya que siempre son los mismos lectores y el
resto de la comunidad no tiene participación. Cada vez que se solicita a personas ajenas a ese entorno, se
niegan a prestar ese servicio. Parece ser exclusivo para algunos pocos, como amigos o parientes de los
líderes”. También advierten que las personas que no están en grupos parroquiales, sino que son fieles de Misa
no participan por temor, miedo, rechazo, vergüenza, etc.

Por otra parte, se destaca el valor que la celebración tiene como herramienta pastoral. “Para generar interés
en el camino de sinodalidad es importante generar una cuota de creatividad en las celebraciones, para evitar
la monotonía y suscitar el interés de la comunidad”.

¿El lenguaje de nuestras celebraciones es cercano y comprensible para todos?


El lenguaje de nuestras celebraciones, muchas veces no es cercano y comprensible. A veces parece no tenerse
en cuenta la asamblea que se tiene al frente. “Se debe respetar el lenguaje según la comunidad, en el Secano
Lavallino, por ejemplo, el lenguaje es esencial. Se habla del “rezador o rezadora”, palabra propia de esos
lugares”. Se hace notar que se debería prever un lenguaje apropiado para Misas con niños, jóvenes. etc.

¿Qué espacio se da a la participación en los ministerios de lector y acólito instituidos?


Se considera que la participación de estos ministerios es nula. “Tal vez porque hay poca difusión del servicio
que brindan y nula la información de lo que es en sí. Hay desconocimiento de esos ministerios”

5. COMPARTIR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRA MISIÓN COMÚN

1- ¿Nuestras comunidades dan participación a cada bautizado para participar en la misión de la Iglesia?
En la mayoría de las comunidades se da la participación a cada bautizado de diferentes formas y medios,
tratando de integrar a todos. Por un lado, encontramos bautizados que recibieron su sacramento, pero nunca
se interesaron en profundizar su fe y por lo tanto no participan porque la misión de la Iglesia es ajena a ellos y
a sus intereses. Se los invita, se los tiene en cuenta, pero la respuesta generalmente no llega.

Otras realidades suelen mostrarnos que el mismo párroco no tiene la apertura necesaria para abrir su
comunidad y dar espacio a nuevas personas. Suele aferrarse a aquellos fieles cuyo trabajo ya conoce. No
obstante, y por gracia de Dios, encontramos comunidades que brindan permanentemente espacios de
apertura. Tienen en cuenta la voz de los niños, de los jóvenes, de las mujeres y de los ancianos. Se dedican con
total compromiso a escuchar lo que los más alejados tienen para decir.

La mayoría de los encuestados manifiestan que SI dan participación a cada bautizado.

2- ¿Qué impide a los bautizados poder ser activos en la misión?


Lo que impide a los bautizados ser activos en la misión es: la falta de compromiso, individualismo, egoísmo, el
protagonismo monopólico, la búsqueda de reconocimiento, la falta de perdón, el clericalismo, el caudillismo,
la falta de conocimiento de la misión que asumimos por el sacramento del bautismo, el no salir del lugar del
confort. El dejarnos influenciar por las propuestas placenteras que el mundo ofrece y que implican, sin dudas,
menos responsabilidad que la misión de los bautizados. La falta de compromiso, comodidad, falta de
corresponsabilidad y buenos testimonios, valentía, comunicación; no priorizar a Dios en nuestra vida.
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3-¿Qué áreas de la misión estamos descuidando?
La de la familia, cárceles y periferias carenciadas material y espiritualmente: enfermos, ancianos, zona rural. El
Decanato Norte manifestó dolerle la zona de Lavalle y sienten la necesidad de asumir esa realidad. Las
periferias existenciales: personas con diferentes orientaciones sexuales, con problemas de depresión, adicción,
familias atípicas y ensambladas, personas con capacidades diferentes, los jóvenes y la vocación. Evangelizar a
través de las redes sociales, el conocimiento de la Palabra de Dios, el, compromiso social de la Iglesia.

4- ¿Hay en nuestras comunidades cristianos que sirvan a la sociedad de distintas maneras (compromiso
social y político, investigación científica, educación, promoción de la justicia social, protección de los
derechos humanos, cuidado del medio ambiente, etc.)?
No se da en todas las comunidades, pero en las que sí, se observan actitudes concretas a la hora de ser un
cristiano comprometido con la sociedad.

5- ¿Cómo los apoya la comunidad en su servicio a la sociedad?


Muchas veces no se apoya a estas personas, se los apuntala desde la oración. Se les ofrece un apoyo sólo si
solicitan esta ayuda.

6- ¿De qué manera la Iglesia ayuda a estos miembros a vivir su servicio a la sociedad de forma misionera?
Con el seguimiento, acompañamiento, espacio físico, movilidad, apertura a los lugares marginales. Pero
también notamos que falta un poco más de apertura.

7-¿Se realiza un discernimiento sobre las opciones misioneras?


En algunas comunidades, este discernimiento se hace de manera muy profunda y a conciencia, con tiempos de
oración y reflexión. Se consulta y se decide todo en común. En otras comunidades, lamentablemente se realiza
el trabajo misionero siguiendo la trayectoria. Sin hacer discernimiento de las mismas. No hay discernimiento.

8- ¿Cómo se realiza y quién lo hace?


En algunos casos donde el ejercicio del discernimiento está presente, se hace a través del diálogo y la escucha,
y lo realiza la comunidad representada en el Consejo Pastoral Parroquial, junto con el sacerdote.

Algunos desafíos que surgen de los aportes: conocer la realidad de cada laico que no pudo seguir con su
misión dentro de la comunidad. Ayudarse mutuamente a resolver problemas. Entender que la misión abarca a
la comunidad en la que estamos insertos y las periferias

6. EL DIÁLOGO EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD

1- ¿En qué medida los distintos sectores que forman nuestra comunidad se reúnen para dialogar?
Hay Comunidades que tienen diálogo con entes gubernamentales y otros estamentos o instituciones que
integran la comunidad; como también tenemos comunidades que no tienen diálogo para no mezclar Iglesia -
Política. Esta es una realidad que nos toca a fondo por toda la mediatización que se le ha dado a la separación
Estado – Iglesia.

Nos reunimos en “situaciones puntuales”. En estos últimos dos años, a causa del Covid, nos hemos visto más
limitados para tener espacios de diálogo en nuestras comunidades. Se remarca falta de diálogo. La difusión en
medios de comunicación social (Radio Murialdo) es un espacio de encuentro que aborda también temáticas
sociales y de la Iglesia.

2- ¿Cuáles son los lugares y las herramientas de diálogo dentro de nuestra comunidad y de nuestra
Iglesia diocesana?
En nuestras comunidades los órganos de diálogo que tenemos son los Consejos Pastorales Parroquiales y
Económicos, como también los Consejos de Pastoral de cada comunidad. El pensamiento y accionar clericalista
de muchos laicos y sacerdotes obstaculiza el diálogo. Se marca muchas veces que por no ser espacios de
diálogo, hay poco compromiso para las reuniones.
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A nivel Diocesano los Equipos de Animación Decanal, que en estos últimos años se han conformado
nuevamente o fortalecido, los encuentros de organismos diocesanos, la junta de religiosos y religiosas,
encuentro de presbíteros, los encuentros diocesanos. Se está haciendo un camino hacia la próxima
conformación del Consejo Arquidiocesano de Pastoral (11 de junio).

3- ¿Cómo promovemos la colaboración con las parroquias vecinas, las comunidades religiosas de la zona,
las asociaciones y los movimientos laicales, etc.?
Sólo en momentos concretos, gestos que no llegan a ser permanentes. Los pasos dados son pocos. Aunque a
través de Cáritas se ayuda de otras parroquias, asociaciones cercanas como hogares de ancianos, comedores.

4- ¿Cómo se abordan las diferencias de puntos de vista, los conflictos y las dificultades?
En algunas comunidades se abordan hablando. Muchas veces no exteriorizamos nuestros conflictos. Las
diferencias tienen que abordarse con: fraternidad, con diálogo, empatía, escuchar a los hermanos sin juzgar ni
criticar. A nivel personal se da el diálogo, pero a nivel grupal, no existe. Se remarca nuevamente la falta de
diálogo.

5- ¿A qué problemáticas específicas de la Iglesia y de la sociedad debemos prestar más atención?


Una de las problemáticas que observamos y que muchas veces es la más escuchada por las personas, es el
envejecimiento de las comunidades. Post- pandemia muchas personas no han vuelto a las Misas.
Problemáticas como aborto, ecología, sexualidad, droga, alcohol y abusos en la iglesia; diferentes cultos,
problemas mentales, estrés, ansiedad, suicidio, la violencia en la sociedad, el desinterés por las cosas de Dios,
la economía, familias, jóvenes, ancianos. Aprender a discernir la información que hoy nos inunda, replanteo de
ciertas estructuras pastorales, marginación social y eclesial; pobreza, indigencia, asentamientos urbano
marginales, condiciones de vida en las zonas rurales, inseguridad, situación de calle, adicciones, niñez y,
discriminaciones por la condición sexual o migratoria, prostitución y violencia de género.

6- ¿Qué experiencias de diálogo y colaboración tenemos con creyentes de otras religiones y con los que
no tienen pertenencia religiosa?
Desde el hogar de Cristo se dialoga con el Estado. Con Alcohólicos Anónimos y otros grupos de autoayuda. El
Consejo interreligioso es un espacio de diálogo, oración y trabajo conjunto con otras Iglesias cristianas y otras
religiones. Una práctica fraterna es la celebración de la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos. Se
reconoce poca experiencia.

7- ¿Cómo dialoga y aprende la Iglesia con otros sectores de la sociedad: con la política, la economía, la
cultura, la sociedad civil y las personas que viven en la pobreza?
Nos cuesta dialogar con otros sectores de la sociedad y no es habitual en nuestra práctica pastoral. Muchas
personas esperan una respuesta en la Iglesia que no encuentra. El acompañamiento y apoyo a asociaciones
que trabajan con personas vulnerables, niños y jóvenes con discapacidades. Trabajo de docentes y psicólogos
para desterrar el Bullying (Abume). Pastoral Carcelaria (El Borbollón). Se resalta la tarea de Cáritas, no sólo con
la asistencia de alimentos, y vestimenta, sino con el apoyo escolar.

En nuestra sociedad mendocina también se ha generado distintos ámbitos e instancias de diálogo en torno al
tema ecológico, minero, constitucional, empresario, sindical, Encuentros de Candidatos mendocinos en
distintos momentos previos a las elecciones tendientes a favorecer el diálogo entre ellos y los ciudadanos. Así
como eventos de difusión y diálogo en torno a los informes del observatorio de la deuda social argentina de la
UCA.

7. ECUMENISMO

Nuestra Iglesia diocesana tiene una larga historia con relación al diálogo ecuménico e interreligioso desde los
años 70. Se realizan desde entonces la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y desde la histórica
Jornada de Oración por la Paz en Asís en 1986, cada año se ha organizado la Jornada Interreligiosa de Oración
por la Paz. Ambas jornadas se realizan hasta la actualidad, por el Consejo Interreligioso de Mendoza, del que la
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Iglesia Católica es parte y propulsora. Además de estos espacios de oración, se realiza la jornada Mundial por
la Creación, charlas en colegios a pedido de ellos, algunas acciones sociales.

Sin embargo, desde el punto de vista ecuménico, las Iglesia participantes y abiertas a acciones conjuntas, son
las Iglesias históricas. Ellas representan una minoría en la comunidad diocesana y están poco presentes en la
gran extensión de nuestra diócesis. Las comunidades cristianas que participan son la Iglesia Ortodoxa de
Antioquia, la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, la Iglesia Anglicana Argentina, la Iglesia Bautista del
Centro. Hasta hace unos años también lo hicieron la Iglesia Luterana (IERP) y el Ejército de Salvación. La Iglesia
de los Libres sólo participa de los espacios ecuménicos, no interreligiosos.

Las Iglesias evangélicas pentecostales, que son la mayoría, están agrupadas en la Cámara de Pastores. A pesar
de varios intentos de diálogo con ellos, no hemos conseguido que participen de espacios de oración
ecuménica. En contados casos algunas de sus Iglesias lo han hecho por separado. Sin embargo sí ha habido
algunas acciones conjuntas en el contexto del debate por la Ley del Aborto.

Con respecto a otras religiones no cristianas, en el Consejo Interreligioso participan la Iglesia de Jesucristo de
los últimos días (mormones), la Comunidad Judía de Mendoza, el Centro Islámico de Mendoza, la Comunidad
Budista, el Movimiento Hare Krishna de Mendoza y la Religión tradicional africanista.

La consulta hecha en algunas parroquias de nuestra diócesis, hace referencia a esas Iglesias cristianas no
históricas, en su mayoría pentecostales o bautistas, que se encuentran esparcidas en todo el territorio que
abarca la diócesis. El resultado de la misma nos aporta lo siguiente:

¿Hemos dado algún paso de acercamiento hacia las otras Iglesias cristianas presentes en nuestra zona?
¿Cuáles?
Se observa en algunas parroquias el deseo e interés por salir al encuentro de otras Iglesias cristianas, con el
objetivo de conocerse, fraternizar, entrar en diálogo y orar juntos. En general hay actitud de apertura hacia
otros credos, pero no siempre se concretan los encuentros y las acciones conjuntas.

En algunas parroquias sí se han creado esos espacios de diálogo con Iglesias evangélicas pentecostales de la
zona. Se han realizado encuentros de oración y acciones solidarias conjuntas. En Las Heras, a partir de la
colocación de grutas de la Virgen en espacios públicos, se tomó la decisión conjunta de una parroquia y la
Iglesia de los Libres de hacer una gruta de la Palabra. Ésta ha congregado algunas acciones ecuménicas.

¿Y con otras religiones no cristianas presentes en nuestra zona?


Además de las acciones realizadas por el Consejo Interreligioso, del que la Iglesia Católica es parte, no se
registran iniciativas desde las parroquias con otras religiones no cristianas.

Si hay pasos dados: ¿Qué compartimos y cómo caminamos juntos?


En las acciones ecuménicas, lo más compartido son momentos de oración común y acciones solidarias. En
nuestras parroquias hay servicios tales como Cáritas, ayuda a personas con diferentes adicciones (alcohol,
droga, juegos) que están destinadas a personas de diferentes religiones. Y ese es un espacio para dialogar, orar
juntos y buscar juntos soluciones.

¿Qué frutos ha generado el caminar juntos?


En la experiencia que algunos han hecho de caminar junto a hermanos de otras Iglesias cristianas, surge con
mucha fuerza la fraternidad, la apertura al diálogo desinteresado, la escucha, el mutuo respeto, los valores
cristianos profesados y vividos en común, la amistad, el mutuo aprendizaje.

¿Cuáles son las dificultades?


Las dificultades que se han presentado en algunas ocasiones son, de nuestra parte, la desconfianza, la
cerrazón o desinterés ante el diferente. También el miedo al diálogo, la comodidad y autosuficiencia. De
ambas partes se observa a veces actitudes fundamentalistas y posturas cerradas al ecumenismo.

¿Qué nuevos pasos podemos dar para caminar juntos?

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En algunas parroquias, se están dando pasos de formación en ecumenismo para los agentes pastorales. Se
expresa la necesidad de descubrir vocaciones específicas al diálogo ecuménico e interreligioso entre los laicos
de nuestras comunidades parroquiales; acompañarlas y formarlas. En alguna parroquia se proponen acciones
ecuménicas juveniles.

8. AUTORIDAD Y PARTICIPACIÓN

¿Existen en nuestra parroquia Consejo de Asuntos Económicos y Consejo de Pastoral?


Las respuestas a la consulta en decanatos y parroquias nos dicen que el Consejo de Asuntos Económicos existe
en la mayoría de las parroquias. Con respecto a los Consejos Pastorales Parroquiales, además de la consulta
que realizaron las parroquias, hicimos un relevamiento de la existencia de CPP y de su funcionamiento, en la
visita a los decanatos, con representantes de las parroquias. Allí constatamos que un sesenta por ciento de las
parroquias tienen Consejo Pastoral Parroquial. Algunas que no tienen se encaminan a su formación o su
renovación. En el caso de los colegios católicos, la mayoría cuenta con equipos de animación pastoral. Es un
equipo representativo de todas las realidades del colegio

¿Quiénes disciernen, deciden y programan la acción pastoral de nuestras comunidades? ¿Quiénes toman
decisiones en nuestras comunidades parroquiales? ¿El Consejo Pastoral Parroquial es un órgano verdadero
de participación para la reflexión, discernimiento pastoral y toma de decisiones?
Se ha expresado que los Consejos Pastorales no son del todo activos, sino que esperan más la propuesta del
párroco. Se observa que, en las reuniones de Consejo, a los laicos les cuesta hablar, proponer y tomar la
palabra. Muchas veces se limitan a asentir a la propuesta del sacerdote. En la mayoría de los casos es el
párroco que lleva un orden del día y los laicos escuchan, exponen sus realidades y participan poco. El
discernimiento pastoral está bastante ausente en las reuniones de Consejo. Algunas respuestas fueron
contundentes al decir que el Consejo Pastoral no es un órgano de reflexión, ni de discernimiento. Menos aún
de toma de decisiones, expresando el anhelo de que lo sean.

En otros casos, existe un Equipo de Animación Pastoral que, junto con el párroco, anima la pastoral parroquial,
diseña el camino y propone la reflexión y el discernimiento al Consejo Pastoral Parroquial. Eligen una
metodología que favorece el diálogo, la participación protagónica, el discernimiento y la toma de decisiones.
Esta es una minoría pequeña. Es en estas realidades parroquiales donde se ha manifestado que el Consejo
Pastoral Parroquial, es un órgano verdadero de participación para la reflexión, discernimiento pastoral y toma
de decisiones.

Surgieron preguntas interesantes con respecto a cómo se deben elegir los participantes del Consejo Pastoral.
¿Realmente son representativos? ¿Realmente son portavoz de un sector de la parroquia o lo son de sí
mismos? Algunos manifestaron que el Consejo Pastoral Parroquial está integrado por representantes elegidos
democráticamente por sus comunidades, capillas, áreas pastorales e instituciones parroquiales.

A la pregunta de quiénes toman las decisiones en general se ha respondido que son los Consejos de Asuntos
económicos y Pastoral. También los espacios de Consejo Pastoral ampliado o asambleas parroquiales. En
algunos pocos casos, donde las comunidades son pequeñas, los fieles de Misa participan de las decisiones.
Incluso se ha indicado que los niños de pequeñas comunidades también participan de las decisiones
comunitarias.

¿Hay algún proceso de consulta y participación previa a la toma de decisiones? ¿Hay procesos sinodales que
favorecen la participación de las bases en esas decisiones? ¿Por qué? ¿Cuáles?
La realidad es muy diversa. Va desde la inexistencia de algún proceso de consulta y participación previa, en
donde las decisiones son tomadas sólo por el párroco o por el Consejo Pastoral sin previa consulta o procesos
sinodales. …A comunidades parroquiales donde todo se consulta y llega o parte de las bases, para finalmente
ser debatido en espacios amplios de corresponsabilidad, tales como el Consejo Pastoral o encuentros de todos
los agentes pastorales. Se decide en las reuniones de Consejo Pastoral. En algunos pocos casos los fieles de
Misa y aún personas que no participan de la Misa, son parte de estos procesos sinodales y de consulta. En
algunas pocas comunidades son protagonistas de estos procesos niños y jóvenes.
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¿Cómo se realizan las evaluaciones y quién las realiza?
Se observó que en algunas comunidades parroquiales no hay hábito de evaluar las acciones pastorales. En
algunos casos no se realizan evaluaciones. En los casos que sí se realizan, generalmente quien la hacen son los
agentes pastorales de cada comunidad, grupo o área pastoral, o parroquialmente en encuentros de Consejo
Pastoral o de todos los agentes pastorales. En algunos casos se indicó que se realizan a través de formularios
preparados por el Equipo de Animación Pastoral. Es poco frecuente que los fieles de Misa o miembros de
grupos participen de estas evaluaciones.

¿Cómo se promueve el protagonismo de los laicos? ¿Cómo se ponen en práctica el trabajo en equipo y la
corresponsabilidad?
En muchas de las parroquias no se logra el protagonismo de los laicos. Se indica como razones la falta de
formación, la falta de tiempo, exceso de trabajo, comodidad, clericalismo. Por el contrario, otras parroquias
expresan que el protagonismo de los laicos es favorecido por la creación de nuevos espacios pastorales,
diferentes instancias de formación laical y buscando nuevos referentes y servidores. También escuchando a los
jóvenes, dándoles lugar a sus inquietudes y propuestas. Se indicó la importancia de hacer un seguimiento a las
personas que han dejado de participar en las reuniones y Misas. Las acciones misioneras promueven la
participación laical y la inclusión de los que están más lejos y en la periferias geográficas y existenciales.

El trabajo en equipo se pone en práctica cuando los espacios de conducción son ocupados por diferentes
personas que representen lo diverso de cada comunidad. La corresponsabilidad es favorecida cuando en la
toma de decisiones se hace partícipe a más personas. De esa manera se sienten corresponsables de la acción
pastoral de la que se fue parte en la reflexión y decisión. En la medida que hay procesos sinodales que incluyan
a más personas, esas personas se sentirán más corresponsables. Así lo han manifestado algunas respuestas de
los consultados.

En algún caso se consultó a los fieles de Misa sobre su participación. Los jóvenes y adultos manifiestan ser
invitados a participar en las celebraciones, en la preparación de las mismas, en talleres de reflexión,
encuentros y asambleas. Los niños se sienten parte en la preparación de las Misas y en la participación activa
de la liturgia y en acciones solidarias y misioneras.

¿Cómo podemos favorecer un enfoque más sinodal en nuestra participación y liderazgo?


Podemos favorecer un enfoque sinodal en nuestra participación y liderazgo si nos predisponemos a escuchar
más a cada uno de nuestros hermanos, generando más espacios de escucha, participación y fraternidad,
donde se compartan las diferentes realidades, problemáticas e inquietudes. Se indicó que es necesario valorar
el lugar protagónico e igualitario de cada bautizado y que los pastores no tengan una mirada infantil de los
laicos, desconociendo su adultez en la fe. Se ve necesario hacer un proceso constante de conversión pastoral.

9. DISCERNIR Y DECIDIR

Resulta fundamental, que podamos crecer en discernimiento pastoral comunitario. La sinodalidad, no es sólo
caminar juntos, sino discernir juntos. También es indispensable que podamos llevar a cabo procesos de
aprendizaje. Que podamos ir dejando de lado los estilos autoritarios, que no sólo tienen muchos consagrados,
sino también muchos laicos.

Para poder discernir es indispensable abrir la participación en la toma de decisiones, y también generar los
cambios que vayan permitiendo esta apertura. Debemos crecer en una actitud permanente de apertura y de
convocatoria. Muchas veces, los consagrados obran urgidos por la necesidad, y se valen de servicios laicales
que están asegurados por su permanencia en el tiempo. A veces, no es sencillo animarse a renovar servicios,
personas y actitudes.

Hay realidades pastorales como organismos diocesanos, asociaciones, movimientos e institutos, que no tienen
incorporado el discernimiento pastoral comunitario. En ellos, existen estructuras rígidas y se torna dificultoso,
suscitar una renovación pastoral auténtica. En un estilo sinodal tomamos decisiones a través del
discernimiento de aquello que el Espíritu Santo dice a través de toda nuestra comunidad.
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En algunas instancias es el Equipo de Animación Pastoral con el párroco que disciernen los temas y luego lo
llevan al CPP. Es de gran utilidad a la hora del discernimiento y las decisiones, no dar por supuesto que el otro
está informado y me entiende, valorar la interacción entre los distintos grupos, periodicidad de las reuniones
del CPP, evitar cerrazón de sacerdotes en mantener estructuras, mantener el estilo sinodal a pesar de los
cambios que se den en la parroquia. Cultivar la espiritualidad de Comunión, de encuentro, alimentada siempre
con la oración personal, estar abiertos como Iglesia que busca estar al servicio de toda la humanidad y
discernir que la misión siempre es comunitaria para darnos a todos.

10. FORMARNOS EN LA SINODALIDAD

Desde la experiencia consideramos que no siempre formamos para caminar juntos, tenemos claro el ideal,
formamos en los sacramentos, la formación es segmentada de acuerdo al carisma, pero cuesta llevar adelante
otro modo de ser Iglesia fraterna y comunitaria, de ver procesos y formarnos desde la realidad (VER-DICERNIR-
ACTUAR-CELEBRAR). Muchos manifiestan no tener herramientas, la dificultad de pensarse protagonistas
donde la voz de cada uno sea importante.

Algunos expresan que se cierran puertas a nuevas propuestas. Se cree es urgente revisar el camino de
formación en los seminarios y agentes de pastoral en este aspecto de la sinodalidad. Se manifiesta la
necesidad de formación en el descernimiento, teniendo en el centro de nuestras acciones a Jesús, una
espiritualidad desde abajo, desde adentro, desde cerca, encarnada, desde la oración para tomar decisiones
tanto en lo personal como en lo comunitario. Se cree vital saber a donde vamos, con quienes vamos, lo que
hacemos, porqué lo hacemos, quién nos inspira?

La misión se descubre escuchando la voz de Dios y para ello hay que formarse para guiar y dejarse guiar, de
esta manera la renovación en los servicios es un proceso no una lucha de poder y enfrentamientos. La
formación en trabajo en red nos permite crecer en comunicación y optimización de los recursos que tenemos
para nuestras acciones, que sean organizadas al servicio de los que más necesitan, la articulación y sinergia
dan valor a las obras y para ello hay que formarse comunitariamente. Asumir la conciencia de que la misión es
de todos.

Necesitamos una formación integral, permanente, sistemática, abierta y participativa. Caminamos juntos para
animar el Espíritu, creando espacios de escucha y de dialogo, analizar realidades nuevas, cambiar los
supuestos, ceder espacio a nuevos miembros, tomar iniciativa desde el respeto, salir con la gente, caminar,
conocer, integrarse, dar oportunidad, creando encuentros de diferentes realidades. Y que los temas
propuestos sean abiertos. No dejar de lado la simpleza de los conceptos, el trabajo comunitario. Debe tratarse
de un aprendizaje no autoritario, sino de modo sinodal, caminando juntos. Algunos consideran no ha habido
instancias de formación en cuanto al ejercicio sinodal de la autoridad.

La sinodalidad implica receptividad al cambio, formación y aprendizaje continuo. Hay jóvenes con voluntad de
participar y hay que prepararlos, dándoles herramientas, acompañándolos desde el amor, para estar
preparados en todos los ámbitos de la Iglesia.

Se valoran las Jornadas y encuentros diocesanos que desde hace muchos años se vienen realizando en la
diócesis como promotoras de la sinodalidad. En algunas parroquias se aprovecharon para la vida parroquial, en
otras, se siguió funcionando de acuerdo a lo que sugería el sacerdote.

La formación, debe hacer hincapié en los valores del Evangelio, y debe ser una herramienta capaz de suscitar
un nuevo corazón. Los procesos formativos, no sólo deben incluir a los laicos como objeto de la formación,
sino que también debe incluirlos como participes en la misma, según los dones que cada uno ha recibido.
También es fundamental tener presente, que los consagrados no escapan al proceso de formación en la
sinodalidad, sino todo lo contrario. Hay que adaptarse a la evangelización con nuevas herramientas y
apostando a los jóvenes.

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3. Conclusiones

La consulta presinodal, fue una hermosa ocasión para tener un panorama más claro y completo de diversos
aspectos que se relacionan a la sinodalidad en la Iglesia. También sirvió para generar espacios de diálogo sobre
algunos aspectos de los que nunca se habla en la Iglesia de modo explícito y de frente. En algunos espacios
pastorales motivó una reflexión continua y procesos sinodales que estaban ausentes o detenidos.

Descubrimos que debemos seguir insistiendo en la conversión pastoral, en su dimensión personal y


comunitaria, para que sea posible crear espacios de sinodalidad donde no hay, y donde hay, se dinamicen y
sean verdaderos espacios de diálogo sincero, discernimiento comunitario, ejercicio de la corresponsabilidad y
decisiones conjuntas.

Observamos que falta mucho incorporar “procesos sinodales” evitando que las estructuras sinodales queden
vacías y fosilizadas. Estos procesos sinodales, al incluir a todos en el ejercicio de la participación, posibilitarán
una participación protagónica y efectiva de todos los bautizados en sus diversas instancias eclesiales y
permitirán una auténtica sinodalidad “desde abajo”. Para ello sigue siendo necesaria una formación en la
sinodalidad que incluya a todos.

Queda pendiente una mayor conciencia y ejercicio de la misión del laico en el mundo, como servidores de la
sociedad en diálogo con ella. Asimismo el diálogo ecuménico en las comunidades parroquiales con las Iglesias
evangélicas.

En general se valora mucho las propuestas y animación diocesana que se viene realizando desde hace muchos
años en orden a una Iglesia más sinodal. El aprovechamiento ha sido muy dispar: celebrado y multiplicado por
algunos, y rechazado o ignorado por otros.

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