Bullying - Pnie
Bullying - Pnie
Bullying - Pnie
Quien hace bullying busca con intensión molestar a alguien, con una conducta repetitiva
procurando ejercer un control de poder social. Los varones suelen ejercer el bullying de manera
directa, con violencia y a través de la búsqueda de humillar. Las mujeres, suelen intimidar de
forma indirecta a través de chismes e historias.
En estos pacientes, se tienen cambios a nivel genético, el ADN sufre modificaciones en
regiones clave para su duplicación o copiado, los telómeros, unas estructuras relacionadas
con el material genético se modifican o pierden, con la consecuencia de que algunas células
cambian su capacidad de adaptarse al estrés, favoreciendo un envejecimiento temprano.
Existe una proclividad de búsqueda de satisfactores inmediatos por parte de regiones
relacionadas a eventos placenteros en el cerebro, por lo que el inicio de algunas adicciones
se ven favorecidas.
El estrés psicológico se perpetúa como aprendizaje en etapas críticas por parte del
hipocampo. Aprender con dolor y miedo son los dos principales saboteadores en la etapa
escolar.
En el cerebro se producen modificaciones anatómicas que inciden en los cambios conductuales
de las victimas de bullying. Debido a que la agresión es constante, el cerebro introduce códigos
de resistencia inadecuados. La amígdala cerebral detona la gran mayoría de los estímulos como
negativos: de la apatía, a la irritabilidad pasando por el llanto. El giro del cíngulo asocia
interpretaciones inadecuadas de los rostros, en consecuencia, las víctimas de bullying les cuesta
trabajo reconocer el dolor ajeno y además de no interpretar correctamente el suyo.
El estrés psicológico se perpetúa como aprendizaje en etapas críticas por parte del hipocampo.
Aprender con dolor y miedo son los dos principales saboteadores en la etapa escolar. Este
cambio cognitivo es lo que es más difícil de olvidar y a su vez, el más fácil asociarlo a otras
experiencias que nada tienen que ver en la vida adulta. A nivel neuroquímico, la disminución
de serotonina en el cerebro es gradual y va afectando poco a poco, hasta reconocer que la
depresión es un estado normal y cotidiano. Una amígdala cerebral sobreactivada y un
hipocampo disminuido en su función son una combinación terrible: una persona que emite
conductas inmediatas con disminución de la capacidad para aprender de los errores. Una
disminución de neurotransmisores de serotonina, dopamina y GABA condicionan la
depresión y la ansiedad.
Casi todas las actividades del Aparato Digestivo se realizan sin intervención de nuestra voluntad y sin
que tengamos conciencia de ellas (figura 3). Solamente podemos influir en forma voluntaria en los
movimientos de su entrada y de su salida. Allí tenemos músculos estriados que son voluntarios, tanto en
el extremo proximal del esófago como en el ano.
Podemos influir en forma voluntaria en la actividad de deglutir y de defecar.
Las demás actividades del estómago y del intestino se hacen en forma autónoma (sin participación de la
voluntad) y son controladas por el sistema nervioso simpático y parasimpático y por células nerviosas,
que están en la pared tanto gástrica como intestinal y que constituyen el sistema nervioso entérico. Este
plexo nervioso parecería tener creciente importancia en la forma de ser percibidas algunas alteraciones
de los movimientos intestinales.
FUNCIÓN MOTORA:
MOTILIDAD GASTROINTESTINAL
En el estómago proximal, en la vesícula biliar y en los esfínteres predominan las contracciones tónicas.
En el estómago distal y en le intestino delgado las contracciones fásicas. Ambas están en relación con las
cargas eléctricas que tienen las células musculares lisas encargadas de la actividad contractil, las que
presentan cambios en su carga eléctrica en forma más o menos constante.
Las contracciones peristálticas son contracciones fásicas de los músculos circulares, que se propagan a lo
largo del tubo digestivo, propulsando el bolo alimentario.
La actividad rítmica basal y las neuronas del Sistema Nervioso Entérico (SNE) tiene un papel importante
para la realización de estas contracciones. Esta onda contractil se propaga lentamente en sentido distal.
Las neuronas del SNE controlan la coordinación de contracciones y relajaciones de los músculos
circulares y longitudinales.
INERVACION EXTRÍNSECA
INERVACION INTRÍNSECA
En la pared del tubo digestivo están el plexo mientérico y el plexo submucoso, que forman
conjuntamente el Sistema Nervioso Entérico (SNE). Antes se consideraba el SNE como una simple
conexión en el sistema nervioso parasimpático, donde se transferían los impulsos de las fibras
preganglionares a las postganglionares sin modificarlas. Se tomaba el SNE por una simple prolongación
del nervio vago.
Ahora sabemos que el SNE consiste en un gran número de neuronas sensoriales, integradoras y motoras
que transmiten las sensaciones producidas por los movimientos y actividad provenientes del tubo
digestivo al cerebro. La integración de los movimientos gastrointestinales se realiza en gran parte en el
SNE.
El SNE consiste en redes de ganglios. Los ganglios comunican entre sí por una red de fibras nerviosas que
forman el plexo primario y que se encuentra distribuido por todo el sistema gastrointestinal. En el plexo
submucoso sólo hay un plexo primario. Pero en el plexo mientérico hay ramificaciones más pequeñas
que comunican entre sí: el plexo secundario. Finalmente se puede descubrir una red aún más fina: el
plexo terciario. Se puede distinguir una gran variedad de neurotransmisores y hormonas en este
sistema.
El Sistema Nervioso Entérico (llamado también segundo cerebro) comprende más de cien
millones de neuronas que proveen control nervioso local a muchas funciones del aparato
digestivo. Está localizado en dos plexos nerviosos: uno, entre la musculatura circular y
longitudinal de la mucosa, llamado mientérico y el otro en la submucosa del aparato
gastrointestinal, llamado plexo submucoso de Meissner.
Tiene un importante rol en muchos estados fisiológicos (función normal) incluyendo: motilidad,
secreción, microcirculación y funciones inmunológicas. Más de veinte neurotransmisores han sido
localizados en el SNE. El SNE se conecta con el Sistema Nervioso Central (que es el encargado de decirnos
lo que sentimos y lo que no sentimos) por los sistemas Parasimpático y Simpático del Sistema Nervioso
Autónomo.
Inmediatamente después de la ingesta se produce un cambio en el patrón de movimientos y secreción
del sistema digestivo. Dependiendo de la consistencia, composición y cantidad de la comida, pueden
transcurrir de una a cinco horas antes de que ésta salga del estómago totalmente digerida. El paso desde
el duodeno, a través del intestino delgado, hasta el colon transcurre en una hora y media
aproximadamente. Luego, los restos alimentarios pueden permanecer uno o dos días en el intestino
grueso antes de ser evacuados.
Los nervios entéricos comienzan su acción cuando las paredes de las vísceras huecas se estiran y se
distienden por los alimentos ingeridos, liberan distintas sustancias que aceleran o demoran las
contracciones gastrointestinales y la producción de jugos digestivos.
Por el contrario, la adrenalina, liberada por el sistema nervioso simpático, relaja la musculatura del
estómago y la del intestino. Esta es una actividad contraria a la que ejerce la adrenalina en otros
órganos ,como el corazón, en donde es un estimulante de la contracción y el trabajo cardíaco.
De acuerdo a cada segmento del tubo digestivo, la actividad motora puede dividirse en :
La motilidad a nivel orofaríngeo -de la boca a la faringe-, se traduce en la deglución de los
alimentos y está bajo control directo del Sistema Nervioso Central y de los centros de la deglución
allí ubicados. Es un evento voluntario regulado por influencias de la corteza cerebral
La motilidad en el esófago comprende el peristaltismo (movimientos propulsivos y rítmicos) del
cuerpo del esófago y la relajación del esfínter esofágico inferior contraído en forma tónica.
La motilidad gástrica comprende la relajación receptiva en el fondo y en el cuerpo del estómago
y la trituración y mezcla de los alimentos en el antro y en el píloro.
El intestino delgado también tiene una actividad motora tanto en reposo como durante la
digestión.
La motilidad del colon refleja la función del colon como reservorio y durante la defecación. El
colon proximal se caracteriza por ondas contractiles retrógradas que retardan el progreso de las
heces. En el intestino grueso la inervación, o sea los nervios que le llegan, también presenta una
red de células y fibras nerviosas en su pared que forman el llamado plexo mientérico y el plexo
submucoso.
Estas células nerviosas se interrelacionan entre sí y reciben información del componente simpático y del
parasimpático del sistema nervioso autónomo.
Las fibras parasimpáticas que inervan el colon ascendente provienen del nervio vago y las del
colon descendente de los nervios esplacnicos pélvicos. Las fibras simpáticas llegan al colon por
medio de los plexos perivasculares (alrededor de los vasos). La motilidad del intestino grueso
está también bajo la influencia de un número de hormonas.
El ano-recto comprende el esfínter anal interno, esfínter anal externo y el músculo puborectal
que conjuntamente permite la continencia de la materia fecal.
La inervación del ano y del recto, las dos partes finales del tracto digestivo, es más compleja y es
diferente a la inervación del resto. En el recto encontramos nuevamente los plexos nerviosos entéricos a
través de los plexos mientéricos y submucosos, pero a partir del anillo anorectal disminuye la densidad
de las células ganglionares y a partir de la línea pectinea que separa el recto del ano, estas desaparecen
por completo
El esfínter anal externo y los músculos del periné son inervados por el nervio pudendo que viene de la
médula sacra. En la pared del recto y del ano hay células sensoriales que reaccionan a la distensión de la
pared rectal. Las células sensoriales también detectan el tipo de contenido rectal, ya sea líquido, gas o
sólido. Estas células sensoriales se encuentran en el sistema nervioso entérico pero la información
también llega al cerebro a través de la vía parasimpática esplácnica. Gracias a estas fibras se percibe la
necesidad de defecar y de diferenciar el tipo de contenido rectal, ya sea heces o gas. Permite también
que en condiciones normales la evacuación intestinal sea voluntaria.
FUNCIÓN SECRETORA
Dado que los alimentos que ingerimos no pueden ser absorbidos, o sea pasar a la sangre en la forma
original, deben ser digeridos a elementos más simples y pequeños. Para ello se cuenta con un sistema
de jugos digestivos que contienen hormonas y una familia de péptidos reguladores. Estos difieren de las
hormonas clásicas. Se originan en células esparcidas en toda la mucosa, en lugar que en glándulas; sus
deficiencias no están bien caracterizadas; no comparten alteraciones caracterizadas por
sobreproducción. De la existencia de estos péptidos se ha ido conociendo más en los últimos años.
En 1902, Bayless y Starling, descubren la secretina con lo cual termina la era del control exclusivo del
proceso digestivo por el Sistema Nervioso Central, preconizada por Iván Pavlov, y comienza el nuevo
concepto de la acción hormonal.
Un aspecto interesante del Sistema Digestivo es que contiene sus propios mecanismos de regulación; la
mayor parte de las hormonas que controlan su función son producidas y liberadas por células en la
mucosa del estómago y del intestino delgado. Estas hormonas se liberan a la sangre, viajan hacia el
corazón y a través de las arterias vuelven al Sistema Digestivo donde estimulan sus jugos, intervienen en
la digestión y en los movimientos de los órganos.
FUNCIÓN ABSORTIVA
La absorción de los nutrientes que incorporamos con nuestra dieta es la tarea principal del intestino
delgado.
Estructuralmente está adaptado para proveer una gran superficie de absorción.(figura 4).
Funcionalmente, mezcla los nutrientes ingeridos con las enzimas digestivas y los distribuye sobre la
superficie absortiva, permitiendo suficiente tiempo para su absorción.
Muchas de las moléculas orgánicas que ingerimos están compuestas por cadenas largas de productos
más simples. Por ejemplo, el almidón está compuesto por largas cadenas de azúcares y las proteínas por
cadenas de aminoácidos. El intestino delgado separa estas sustancias en compuestos más simples y los
transporta a través de su epitelio por sus mecanismos de transporte especiales. Esto nos permite
absorber por día aproximadamente 400 gramos de azúcar, 100 gramos de grasa y 90 gramos de
proteínas. En forma adicional a éstos macronutrientes, también absorbe micronutrientes esenciales,
como vitaminas y minerales.
El proceso absortivo está regulado por el sistema regulatorio neurohumoral del intestino (nervios
entéricos y hormonas).
La zona más importante para la absorción de nutrientes es el yeyuno. El íleum (parte que continúa al
yeyuno) repite muchos de los procesos absortivos de este último y además tiene procesos absortivos
especializados por ejemplo para la vitamina B12 y las sales biliares.
El colon tiene una capacidad limitada para absorber nutrientes y en este contexto, sólo transporta ácidos
grasos de cadena corta producidos por la fermentación de los hidratos de carbono (azúcares) por las
bacterias que se encuentran en el colon. Cada día se le ofrecen al intestino cerca de 10 litros de líquidos,
entre fluidos ingeridos y secreciones digestivas. Este absorbe el 99% de los mismos, pues sólo excreta
100 ml. por materia fecal.
ÓRGANOS SÓLIDOS
HÍGADO: Generalidades
células acinosas (nombre que se le a un tipo de células de este órgano) que segregan enzimas
digestivas
células centroacinales y ductales (pequeños canales que segregan y transportan líquidos) que
secretan agua y electrolitos (sales que el organismo necesita) y
células en islotes que secretan hormonas endocrinas (insulina).
La secreción de agua y los electrolitos (bicarbonato) es estimulada por la hormona secretina a través del
efecto de nervios colinérgicos (liberan acetilcolina) y por la hormona colecistoquinina (CCK).
Una variedad de enzimas digestivas son sintetizadas y procesadas en las células acinosas y guardadas en
gránulos en el páncreas en forma de zimógeno (formas inactivas). Luego de la estimulación de los
nervios colinérgicos y de la hormona CCK se produce la secreción de las mismas.
Cuando se acidifica el duodeno durante la digestión se libera secretina a la sangre, mientras que los
ácidos grasos, aminoácidos y el calcio al entrar en el intestino promueven la liberación de CCK a la sangre
y la activación de reflejos colinérgicos. En conjunto esto produce un aumento en la secreción pancreática
de enzimas digestivas, agua y bicarbonato al duodeno.
El páncreas exócrino (secreta hacia fuera del mismo) es la principal glándula digestiva del cuerpo.
Secreta cerca de un litro de un líquido rico en bicarbonato al intestino delgado todos los días. Este fluído,
el jugo pancreático, contiene las enzimas digestivas necesarias para el desdoblamiento de los
macronutrientes (proteínas, almidón, grasas y vitaminas liposolubles) de la dieta dentro de la luz
intestinal para que luego puedan ser absorbidas por las células del intestino delgado.
El páncreas endócrino (hacia la sangre) segrega la insulina que regula los niveles de glucosa en sangre y
que esta alterado en las personas que padecen diabetes.