Empatía, Compasión y Mindfullnes
Empatía, Compasión y Mindfullnes
Empatía, Compasión y Mindfullnes
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Empathy in the performance and training of clinical and health psychologists, and its
1
Departamento de Psicobiología
2
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
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Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
Agradecimientos
2017 de la Fundación Banco Sabadell, y las Ayudas para la formación de personal investigador
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Resumen
necesidad de fomentar esta habilidad en los psicólogos clínicos y sanitarios. Se exponen las
sesgos en la inferencia, una serie de errores que pueden influir de forma negativa en su
compasión –entendiendo esta última como el eje vertebrador que subyace a las actuaciones
Abstract
In this article the importance of empathy in the psychotherapeutic field is analyzed, and also the
need of promoting its development in clinical and health psychologist. It is exposed the main
contributions about the study of empathy, introducing the concept of biases in the inference, a
set of errors that could negatively influence empathy. Moreover, the relation between
mindfulness, empathy, and compassion is suggested –understanding the last one as the
vertebral axis of the psychological interventions-, and then focusing on the advantages of
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Introducción
los demás y la vivencia afectiva de este acercamiento (Moya-Albiol, 2018), es uno de los
elementos esenciales en los que se sustenta una relación de ayuda efectiva. Su importancia en
el ámbito de la psicoterapia ha sido señalada por diferentes autores (Bohart y Greenberg, 1997;
Kohut, 1959; Rogers, 1957), argumentando que solamente desde una elevada sensibilidad
hacia el sufrimiento ajeno, y la auténtica comprensión de sus fuentes, es posible iniciar una
actuación terapéutica. Esta actitud se ha relacionado de forma positiva con el éxito de las
empatía es una de las variables que cuenta con mayor apoyo empírico en la explicación de las
mejoras derivadas del tratamiento psicológico (Norcross, 2011). Este hecho ha generado un
notable incremento en su investigación, habiéndose observado una asociación entre los niveles
terapéutico (Elliott, Bohart, Watson y Greenberg, 2011). Sin embargo, algunos autores sugieren
que sigue siendo necesaria una mayor elaboración y desarrollo conceptual sobre la empatía,
los psicólogos clínicos y sanitarios (Bohart y Greenberg, 1997; Norcross y Wampold, 2011), ya
que ésta adquiere una elevada influencia en el éxito de sus intervenciones. En este sentido,
la empatía. Así, son varias las investigaciones que señalan los beneficios de las intervenciones
basadas en mindfulness y compasión (IBMC) sobre esta habilidad (Bibeau, Dionne y Leblanc,
2016; Lamothe, Rondeau, Malboeuf-Hurtubise, Duval y Sultan, 2016; Luberto et al., 2018).
atendiendo a las ventajas de incluir estas estrategias de intervención para mejorar la empatía
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La empatía en el ámbito de la psicoterapia
ella el terapeuta y el paciente exploran de forma conjunta los diferentes aspectos de la vida de
este último, interviniendo sobre aquellos elementos que sean desadaptativos, en vistas de
Rogers (1975) sobre ella, al entenderla como una actitud que implica “vivir temporalmente en la
vida del otro” y “señalar los posibles significados en el flujo de su experiencia”, ayudándole a
y valores para penetrar sin prejuicios en el mundo de la otra persona” (p. 4). Según Kohut
(1984), la empatía es la habilidad de pensar y sentir la vida interior del paciente como si fuese
de introspección. En este sentido, Bohart y Greenberg (1997) señalan que ésta es una
actividad conjunta en la que el terapeuta y el paciente forman una unidad, de manera que
forma sustancial entre ellos, y se alejan bastante de la visión global expuesta anteriormente, lo
Gómez, 2010; Olivera, Braun y Roussos, 2011). Se presenta a continuación una síntesis de los
principales aportes teóricos sobre la empatía –en los que se acentúan sus aspectos cognitivos
multidimensional de la empatía.
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En las primeras definiciones que surgieron sobre la empatía, no se establece una clara
einfühlung- fue acuñado por el filósofo alemán Vischer (1873) en el ámbito de la estética y el
arte, y puede traducirse por “sentirse dentro de”, lo que supuestamente haría referencia a que
se trata de una experiencia emocional. La utilización que se le dio más adelante, entendiendo
la einfühlung como una proyección de sentimientos del yo sobre los demás (Lipps, 1906),
estaría en línea con esta interpretación, incluyendo además un elemento nuevo: la proyección
como la vía fundamental que se encuentra a la base de este fenómeno. Años más tarde, esto
sería desarrollado por algunos autores de la escuela psicoanalítica, exponiendo que la empatía
supone una forma de identificación (Fenichel, 1945). Según este enfoque, la empatía sería un
evaluación (Dymond, 1949) dio lugar a un acercamiento al estudio de la empatía desde una
visión cognitiva, definiéndola como el intento de entender lo que sucede en la mente de los
demás (Hogan, 1969). Esta definición se aleja de la empatía como una forma de identificación
–ya que en ella no se produce una proyección del yo sobre el otro-, y se encuentra íntimamente
emocional, al definirla como una respuesta vicaria en la que se reproducen en uno mismo las
emociones ajenas (Mehrabian y Epstein, 1972). Según ellos, la empatía sería una reacción
afectiva que se experimenta al observar a una persona en una determinada situación, y que se
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Según este autor, la empatía se compone de una serie de elementos que se encuentran
social, como la emocionalidad y la sensibilidad frente al sufrimiento de los demás (Davis, 1983).
Este instrumento incluye una subescala en la que se evalúan los sentimientos de ansiedad al
observar el sufrimiento ajeno, una reacción que se conoce como angustia empática (Klimecki y
empatía (Ashar, Andrews-Hanna, Dimidjian y Wager, 2017). Este efecto es debido a que no se
establece una separación entre las emociones ajenas y las de uno mismo, de forma que el
interno de los demás, siendo éste un fenómeno distinto a la empatía al que algunos autores
En los últimos años, se ha señalado una importante diferencia entre la empatía exacta
y subjetiva. Breithaupt (2009) define la empatía exacta como la habilidad de enfrentarse ante
emocional del individuo que la experimenta en función de sus vivencias anteriores. La empatía
puede influir en nosotros de forma afectiva, generando una respuesta de simpatía ante el
malestar de los demás. Así, Batson, Early y Salvarani (1997) observaron que la reacción
acercamiento cognitivo: si se les animaba a imaginar “cómo se sentía el otro”, o se les indicaba
que se imaginasen “cómo se sentirían ellos si estuviesen en su situación”. Según los autores,
en ambos casos existía una respuesta empática, si bien en el segundo se observaba además
un estado de sufrimiento. Esto es así debido a que evaluaban sus emociones imaginándose a
sí mismos experimentando esa situación, o evocando alguna vivencia afectiva anterior similar a
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ésta. Esta aproximación suele conllevar una serie de sesgos en la inferencia sobre el estado
cognitivo y emocional de los demás –estableciéndose una empatía subjetiva-, lo que impide el
siempre van a ser iguales a las que experimenta el sujeto observado, ya que en última
Sin embargo, es evidente que alcanzar una empatía exacta es virtualmente imposible,
experiencias, siendo inevitable que entendamos su vida en función de su similitud con lo que
siempre es subjetivo –y es que únicamente se puede generar desde uno mismo-, aunque es
posible atenuar la influencia y los sesgos de nuestros aprendizajes y vivencias anteriores en él,
anterior, en este artículo sugerimos utilizar “empatía cognitiva” (en vez de “empatía exacta”)
para referirnos a la habilidad de inferir el estado cognitivo y emocional de los demás –siendo
son una serie de errores que aparecen de forma automática en la interpretación del estado
cognitivo y emocional ajeno ante una determinada situación, y que pueden afectar
aprendizajes, y no a los del individuo que la está experimentando, suponiendo que influirá
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Sintetizando lo anterior, en la actualidad se entiende la empatía como una habilidad en
la que se integran e interaccionan entre sí los siguientes elementos: la inferencia del estado
cognitivo y emocional de los demás (empatía cognitiva), la vivencia afectiva de sus emociones
afectiva de las emociones ajenas, sirviendo de guía en la elaboración intelectual que se realiza
sobre ellas. No obstante, es necesaria una separación para su adecuada comprensión y evitar
Klimecki y Singer, 2012). Además, es interesante señalar que la empatía cognitiva puede verse
sensibilidad ante los estados internos y las situaciones de sus pacientes, y favorece la acogida
de sus experiencias de forma saludable (Bohart y Greenberg, 1997; Norcross, 2011; Norcross y
Wampold, 2011). Siguiendo esta línea, es fundamental que el vínculo terapéutico se sustente
en una actitud verdaderamente empática –y lo más libre de sesgos posible-, que garantice una
escucha sincera y facilite el éxito de las intervenciones (Elliott et al., 2011; Norcross, 2011),
inhibiendo las consecuencias negativas del contacto con el sufrimiento ajeno (Klimecki y
Singer, 2012; Moya-Albiol, 2018). No obstante, este hecho no está siendo suficientemente
Anton y Flickinger, 2013). En su mayoría, estos programas están enfocados a aumentar las
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habilidades sociales para interactuar de manera empática, sin valorar la gestión emocional y los
estados internos del observador. Algunos autores señalan que esto puede suponer que los
alumnos aprendan a identificar los sentimientos ajenos de forma adecuada, y sin embargo, no
lleguen a experimentar una empatía genuina (Coutinho et al., 2014). En este sentido, en los
últimos años ha surgido un elevado interés por introducir las IBMC en la formación universitaria
de los psicólogos, al ser intervenciones que ya se han implementado con éxito en el ámbito
Las IBMC se han establecido como una estrategia de gran utilidad en el entorno clínico
y sanitario, gracias a sus efectos beneficiosos sobre el bienestar físico y psicológico (Bellosta-
Batalla et al., 2018; Khoury, Sharma, Rush y Fournier, 2015). En el ámbito de la salud mental,
existen varios programas de intervención en los que se incluye la práctica de mindfulness y/o
sucede en nosotros mismos y a nuestro alrededor, de forma que nos hacemos conscientes de
los diferentes aspectos de nuestra experiencia, adoptando una actitud específica hacia ellos
(Bishop et al., 2004). Siguiendo a Kabat-Zinn (1990), esta actitud se sostiene en la aceptación y
los sesgos de nuestros aprendizajes y vivencias anteriores. Según Siegel (2007), esto último
entendiéndolos como una serie de eventos mentales e interpretaciones que nos informan
1990; Siegel, 2007). Varios autores han introducido un modelo explicativo sobre el
funcionamiento de mindfulness (Hölzel et al., 2011), sugiriendo que sus beneficios se deben a
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la interacción de los siguientes elementos: la regulación de la atención, el aumento de la
autoconsciencia, evitando la identificación con un self estático (Hervás, Cebolla y Soler, 2016).
amplía la atención y se desarrolla una función introspectiva, sino que implica además un
supone un acercamiento amable hacia el objeto o la situación que se está observando, siendo
esto una forma implícita de amor bondadoso (Brito, Campos y Cebolla, 2018; Salzberg, 2011;
autocompasión (Gilbert, 2005, 2010; Neff, 2003, 2011). La compasión se entiende así como un
sentimiento generado ante el sufrimiento –ya sea nuestro o ajeno-, en el que se acoge con una
actitud abierta y amable, y que incluye la intención de aliviarlo (Elices et al., 2017; Gilbert, 2005;
Siegel y Germer, 2012). En relación con lo anterior, la compasión integra los siguientes
vivencia es una experiencia humana universal, la sintonía afectiva con aquellos que sufren, la
gestión eficaz de las emociones asociadas a este acercamiento y las acciones que se realizan
interno y las situaciones de los demás, ayudándonos a sostener las emociones negativas de
forma saludable, al fomentar una serie de habilidades que son imprescindibles y subyacen al
ejercicio de la psicoterapia (Araya-Véliz y Porter, 2017; Brito, 2014; Shapiro y Carlson, 2009).
En función de esto último, son varios los autores que sugieren la inclusión de IBMC en la
Manber, 2010; Germer, Siegel y Fulton, 2013; Siegel, 2010), señalando sus beneficios en una
influencia de las IBMC sobre la empatía, estableciéndose como una estrategia eficaz para
aumentar esta habilidad en los psicólogos clínicos y sanitarios (Bellosta-Batalla et al., 2017b).
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autoinformadas en los psicoterapeutas y la empatía que se percibe en ellos (Fulton, 2016), y se
necesidad de que éstos lo apliquen en sus sesiones- sobre la salud y la sintomatología de sus
al., 2016), si bien hay estudios en los que no se han encontrado efectos en esta variable
asociados al entrenamiento (e.g. Verweij et al., 2016). Algunos autores explican estas
inconsistencias debido a los elevados niveles de empatía observados en la línea base de esta
población, así como a una baja sensibilidad al cambio de las distintas escalas de evaluación
de la salud es más reciente, por lo que todavía no existe una amplia evidencia empírica acerca
actuales apuntan en esta misma dirección (Bibeau et al., 2016; Boellinghaus, Jones y Hutton,
diferentes áreas vinculadas con la cognición social y la empatía, como la ínsula y la corteza
cingulada anterior (Lutz, Brefczynski-Lewis, Johnstone y Davidson, 2008; Weng et al., 2013).
Además, se ha visto que las IBC aumentan la exactitud empática (Mascaro, Rilling, Tenzin Negi
y Raison, 2013), evaluada con un instrumento de ejecución en el que los sujetos intentan inferir
el estado emocional ajeno observando una serie de fotografías (Reading the Mind in the Eyes;
Baron-Cohen, Wheelwright, Hill, Raste y Plumb, 2001). Este hecho supone un aspecto
novedoso con respecto a las anteriores investigaciones, en las que únicamente se han utilizado
Finalmente, algunos estudios han aplicado IBM en las que se incorporan diferentes
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(Brito et al., 2018; Simón, 2015). En base a esto último –y a los estudios analizados-, es posible
relacionadas con la empatía, y su entrenamiento supone una alternativa eficaz para aumentar
regulación de la atención facilita la escucha y la adopción de una actitud abierta hacia las
experiencias ajenas, siendo un aspecto esencial en la formación del vínculo empático (Moya-
Albiol, 2018). La sensibilidad interoceptiva nos ayuda a identificar el efecto de las emociones de
los demás en nuestro estado afectivo, favoreciendo una elevada sintonización con sus
vivencias y sirviendo de guía en la elaboración intelectual que se efectúa sobre ellas (Grynberg
y Pollatos, 2015). La gestión eficaz de las emociones adquiere un gran importancia en este
suficiente para evitar una respuesta de simpatía y/o de angustia empática (Klimecki y Singer,
2012; Moya-Albiol, 2018). Así, algunos estudios han señalado la existencia de una asociación
de las situaciones de los demás (Breithaupt, 2009; Siegel, 2007), inhibiendo la acomodación de
cognitivo y emocional.
mismos y en aquellos que se encuentran a nuestro alrededor, y a relacionarnos con ellas con
una actitud saludable (Brito, 2014). Así mismo, la compasión nos permite acoger la afectividad
negativa con amabilidad, estableciendo una base segura y un equilibrio emocional sobre el que
2016). Es importante señalar que la compasión supone además la adopción de una actitud
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empática, al incluir una identificación del sufrimiento, una sintonización afectiva y una gestión
los psicólogos clínicos y sanitarios, ya que favorecen una escucha auténtica enfocada a la
subyace al contenido explícito de las sesiones (Silva-Soler y Araya-Véliz, 2016). Se genera así
influencia fundamental en el éxito de las intervenciones aplicadas (Elliott et al., 2011; Keijsers et
al., 2000). Además, y en última instancia, la compasión puede entenderse como el eje
vertebrador que sirve de guía y en el que se apoyan las distintas actuaciones psicológicas –sin
importar el enfoque y la escuela del psicoterapeuta-, ya que facilita una apertura y una atención
saludable en la que se acoge el sufrimiento ajeno con la intención de aliviarlo (Elices et al.,
2017; Siegel y Germer, 2012), constituyendo el elemento esencial sobre el que se construye el
de un individuo no sólo evolucionan en una actitud compasiva, sino que se sustentan en ella, al
Conclusiones
implementación como una alternativa eficaz para mejorar esta habilidad en la formación
universitaria de los psicólogos clínicos y sanitarios (Bruce et al., 2010; Germer et al., 2013;
Siegel, 2010). Estas intervenciones se ven beneficiadas por el hecho de ser compatibles con
las diferentes escuelas de psicoterapia, al entrenar una serie de actitudes y habilidades básicas
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que son indispensables y subyacen al ejercicio profesional de los psicólogos y psicoterapeutas,
Sin embargo, son necesarias nuevas investigaciones en las que se incluya una visión
con la ejecución, y atendiendo a las aportaciones sobre ella en el ámbito de las neurociencias
(Moya-Albiol, Herrero y Bernal, 2010). Esto último adquiere una elevada importancia, ya que en
Así mismo, la elaboración de nuevas escalas de empatía que sean más sensibles a los efectos
de las intervenciones –y en las que especialmente, se incluya una evaluación de los sesgos en
la inferencia- es uno de los objetivos a seguir en esta área de investigación (Boellinghaus et al.,
2014). Saber identificar y evitar los errores en la interpretación del estado cognitivo y emocional
facilitando así la inhibición de los sesgos en la inferencia. No obstante, estos efectos aún no
han sido analizados de forma empírica, ya que este fenómeno no aparece reflejado en los
relacionadas con la empatía, como el vínculo terapéutico (Fossa y Molina, 2017), la alianza
García, LoBianco y Corbella, 2003) y su creatividad (Kottler y Hecker, 2002). Finalmente, sería
interesante estudiar el efecto aislado de los diferentes elementos que componen las IBMC, y
establecer una adecuada formación universitaria en los psicólogos clínicos y sanitarios. Este
objetivo se articula sobre la base de una innovación de las estrategias de enseñanza actuales,
en vistas de garantizar un buen funcionamiento y una elevada efectividad de los servicios y las
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actuaciones psicológicas, lo que en última instancia, influye beneficiosamente sobre la salud y
el bienestar de la sociedad.
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