Trabajo Ictus
Trabajo Ictus
Trabajo Ictus
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INTRODUCCIÓN
El ictus es una enfermedad que ocurre en el cerebro y principalmente puede darse dos
maneras diferentes, con muerte celular “ictus isquémico” o con hemorragia dentro de la
cavidad del cerebro “ictus hemorrágico”.
Representa la segunda causa de muerte más frecuente y una de las principales causas de
discapacidad física en adultos. Los que sobreviven al ictus sufren una amplia diversidad
de problemas como falta de movilidad, motricidad, depresión… Aunque en las últimas
décadas se ha ido mejorando en los tratamientos de esta enfermedad los estudios indican
que para el 2035 aumentará un 34% los casos diagnosticados como ictus. Principalmente
será por los avances médicos que vamos teniendo año tras año que consiguen que
vayamos teniendo una vida más longeva y por lo tanto tengamos más posibilidades de
tener un ictus por el factor de riesgo “edad”.
Hay una serie de patologías que se denominan factores de riesgo, las cuales pueden
favorecer el hecho de padecer un ictus. Estas enfermedades pueden ser hipertensión
arterial, diabetes mellitus, colesterol, edad avanzada… Cada una de estas enfermedades
serán descritas a continuación y explicaremos el porqué del riesgo que suponen para
padecer ictus. (1)
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ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA DEL ICTUS
Cuando se presenta esta enfermedad puede ser por un cúmulo de factores, los cuales se
llaman “factores de riesgo”, estos pueden ser ambientales, patológicos, es decir, que tenga
una enfermedad previa, ambientales, etc. En el caso de los jóvenes se puede incluir como
un factor de riesgo el consumo de drogas, como el éxtasis, cocaína, etc.
Hay distintos tipos de ictus, puede ser hemorrágico, en el caso de que haya un
desprendimiento de sangre por una zona determinada del cerebro o isquémico, que ocurre
cuando se produce una muerte cerebral por la falta de oxígeno en una zona concreta y
provoca una necrosis, muerte celular. En los ictus isquémicos se pueden provocarse por
trombosis, obstrucción de una arteria por un trombo y por lo tanto no dejaría pasar la
sangre hacia su destino final o por una embolia.
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- Ictus lacunar: tipo de ictus de tamaño muy pequeño y con forma de “laguna”.
Suele darse mayoritariamente por la hipertensión (HTA), diabetes, edad… Suele
darse en las arterias profundas y pequeñas del tejido cerebral.
- Ictus de causa indeterminada: después de muchos estudios y pruebas puede darse
el caso de que no se averigüe el porqué del ictus y aunque no sean la mayoría de
los casos suele ocurrir en un 20%. La hemorragia cerebral se produce por alguna
ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro y puede producirse por diferentes
causas:
- Hemorragia intraparenquimatosa: hay personas de riesgo como son las que
padecen ciertas enfermedades como las que ya hemos comentado anteriormente
(hta, diabetes, edad) que son más susceptibles a este tipo de enfermedad. La razón
por lo que son es porque las paredes de las arterias se van volviendo rígidas y
delgadas, por lo que se convierten en frágiles. Esto suele ocurrir especialmente en
las arterias más pequeñas y profundas que llegan hasta la profundidad del
encéfalo. Cuando ocurre algún traumatismo y se rompe alguna de estas arterias la
sangre sale a gran presión produciendo un hematoma. A este hematoma producido
dentro del parénquima del encéfalo se le llama hemorragia intraparenquimatosa.
Independientemente del origen que tenga la hemorragia lo que va a producir es
dañar el tejido cerebral y dar compresión por el volumen que ocupa.
- Hemorragia intraventricular: al igual que la sangre se puede alojar en el
parénquima se puede situar en el sistema ventricular. A parte del tamaño de la
hemorragia que se puede producir en esta zona hay que tener en cuenta que se
puede producir una obstrucción del sistema ventricular, llenándose esta cavidad
de líquido cefalorraquídeo sin posibilidad de que se pueda evacuar.
- Hemorragia subaracnoidea: todavía no se sabe por qué, pero hay personas que se
le dilatan las paredes de las arterias que discurren por la base del encéfalo, sin
causa aparente “aneurismas intracraneales”. Otros individuos nacen con
alteraciones en sus vasos sanguíneos. Todas estas alteraciones con el paso de los
años se van a ir fragilizando y van a dar lugar a posibles hemorragias y van a dar
o bien de manera espontánea o bien por alguna otra causa. Todas estas
hemorragias puedes producir el sangrado en el espacio subaracnoideo, lugar
donde tiene extrema gravedad ya que tiene una alta mortalidad inicial y
posibilidad de complicaciones secundarias. (2)
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CLÍNICA DEL ICTUS
La prevención debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años, a
fin de identificar los factores de riesgo:
• Diabetes
• Hipercolesterolemia
• Tabaquismo
• Enfermedades cardiacas
El ictus se distingue por seis señales de alarma, tres de ellas visibles de forma evidente
para aquellas personas que están con quien sufre un ictus en ese momento. Estos síntomas,
que se manifiestan de forma repentina son:
Se han desarrollado algunas formas de saber cuándo una persona va a sufrir un ictus.
Entre ellas, se encuentra, por ejemplo, la escala Cincinnati, que consiste en tres
comprobaciones:
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• Asimetría facial: Se hace sonreír al paciente para comprobar si ambos lados de
la cara se mueven de forma simétrica. En caso anormal, un lado mostraría
deficiencias para moverse.
• Fuerza en los brazos: Se indica al paciente que estire los brazos durante 10
segundos. En caso anormal, uno de los brazos no se mueve o cae respecto al
otro.
• Lenguaje: Se indica al paciente que hable. En caso anormal, arrastra las
palabras, tiene problemas para hablar o no habla.
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ENFOQUES DE TRATAMIENTOS A NIVEL MÉDICO
El paciente con ictus en fase aguda debe ser atendido en un servicio de Neurología,
preferiblemente con una Unidad de Neurorrehabilitación. Esto disminuye la mortalidad
y mejora la evolución (3)
En función del tipo de ictus existen diferentes formas de abordar el tratamiento médico:
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En la segunda etapa el objetivo es evitar que el paciente vuelva a tener un ictus, con lo
que se administra un tratamiento preventivo ajustado a la causa del ictus.
Tratamiento revascularizador:
Durante las primeras horas del ictus el tiempo es crucial ya que, de media, cada minuto
que pasa mueren dos millones de neuronas. Por eso, los tratamientos que permiten
recuperar el flujo sanguíneo se deben utilizar hasta 24 horas después del ictus. Estos
tratamientos son:
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complicación es importante tratarla de forma rápida con los antibióticos
adecuados.
En los ictus hemorrágicos si el sangrado está cerca de la superficie del cerebro se puede
realizar una intervención quirúrgica para evacuar la sangre o tratar la lesión que haya
sangrado, como es el caso de malformaciones vasculares. También es posible que el
paciente necesite una angiografía para reparar el vaso sanguíneo dañado. Por ejemplo,
en caso de que la hemorragia sea secundaria a un aneurisma, este se puede tapar
mediante la colocación de unos alambres (coils) o mediante la colocación de unas
pinzas (clips) mediante cirugía. Estas intervenciones dejan la pared del vaso lesionado
fuera de la circulación, con lo que se evita que pueda volver a sangrar (6)
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CONCLUSIONES
La mayor parte de los casos de ictus se pueden evitar. Uno de cada seis personas en el
mundo sufrirá un ictus, sin embargo, si se controlaran los factores de riesgo se podrían
evitar hasta el 80% de los casos, según afirman los expertos. Tal como se recoge en el
estudio IMPACTO1, “menos de un tercio de los pacientes que han sufrido un ictus
isquémico tienen los factores de riesgo controlados´´
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BIBLIOGRAFÍA
1. Stevens , Emmett DE, Wang DY, Mckevitt C, Da Wolfe C. Impacto del ictus en Europa.
Londres: Alianza Europea contra el ictus (SAFE), King´s College London.
2. Lago DA, Ponz DA, Chamarro DR. Capitulo 4. Tipos de Ictus y mecanismos de producción.
[Online] Acceso 26 de 05de 2021. Disponible en:
https://www.svneurologia.org/libro%20ictus%20capitulos/cap4.pdf.
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