Trabajo Ictus

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FISIOPATOLOGÍA Y

CLÍNICA DEL ICTUS


Universidad Francisco de Vitoria

Asignatura: Fisioterapia Neurológica


Profesor: Juan Nicolás Cuenca Zaldívar
Alumnos: Jose Luis Corchado Costoso y Miguel González Ordoño
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................2
ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA DEL ICTUS ....................................................................................3
CLÍNICA DEL ICTUS .......................................................................................................................5
ENFOQUES DE TRATAMIENTOS A NIVEL MÉDICO ........................................................................7
CONCLUSIONES ..........................................................................................................................10
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................11

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INTRODUCCIÓN

El ictus es una enfermedad que ocurre en el cerebro y principalmente puede darse dos
maneras diferentes, con muerte celular “ictus isquémico” o con hemorragia dentro de la
cavidad del cerebro “ictus hemorrágico”.

Representa la segunda causa de muerte más frecuente y una de las principales causas de
discapacidad física en adultos. Los que sobreviven al ictus sufren una amplia diversidad
de problemas como falta de movilidad, motricidad, depresión… Aunque en las últimas
décadas se ha ido mejorando en los tratamientos de esta enfermedad los estudios indican
que para el 2035 aumentará un 34% los casos diagnosticados como ictus. Principalmente
será por los avances médicos que vamos teniendo año tras año que consiguen que
vayamos teniendo una vida más longeva y por lo tanto tengamos más posibilidades de
tener un ictus por el factor de riesgo “edad”.

Hay una serie de patologías que se denominan factores de riesgo, las cuales pueden
favorecer el hecho de padecer un ictus. Estas enfermedades pueden ser hipertensión
arterial, diabetes mellitus, colesterol, edad avanzada… Cada una de estas enfermedades
serán descritas a continuación y explicaremos el porqué del riesgo que suponen para
padecer ictus. (1)

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ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA DEL ICTUS

El ictus es una enfermedad cerebrovascular. Su principal peculiaridad es el no saber


cuándo se puede presentar la enfermedad, ya que no tiene síntomas que te puedan
preavisar y en consecuencia actuar para evitar que acabe siendo un ictus. Aunque puede
tener mayor prevalencia en personas mayores, también puede presentarse en jóvenes por
diferentes motivos que iremos explicando a lo largo del trabajo.

Cuando se presenta esta enfermedad puede ser por un cúmulo de factores, los cuales se
llaman “factores de riesgo”, estos pueden ser ambientales, patológicos, es decir, que tenga
una enfermedad previa, ambientales, etc. En el caso de los jóvenes se puede incluir como
un factor de riesgo el consumo de drogas, como el éxtasis, cocaína, etc.

Hay distintos tipos de ictus, puede ser hemorrágico, en el caso de que haya un
desprendimiento de sangre por una zona determinada del cerebro o isquémico, que ocurre
cuando se produce una muerte cerebral por la falta de oxígeno en una zona concreta y
provoca una necrosis, muerte celular. En los ictus isquémicos se pueden provocarse por
trombosis, obstrucción de una arteria por un trombo y por lo tanto no dejaría pasar la
sangre hacia su destino final o por una embolia.

El infarto cerebral puede producirse por distintas causas:

- Ictus trombótico: este tipo de muerte cerebral se puede ir dando por la


arterioesclerosis, enfermedad que consiste en el estrechamiento de las arterias por
diferentes motivos (colesterol y células), las personas que más riesgo tienen son
las que padecen de hipertensión, colesterol, diabetes. El final de este esta
enfermedad daría lugar al trombo y a lo que conlleva como hemos descrito
anteriormente.
o Ictus hemodinámico: este tipo no tiene porqué darse necesariamente el
estrechamiento total de las arterias, pero quedaría muy reducido el espacio
de vasos produciéndose una disminución importante del flujo cerebral.
- Ictus embólico: en este caso el trombo que se ha producido y que ha llegado al
cerebro produciendo un ictus se ha creado en el corazón o en una arteria a nivel
proximal. Estos trombos se pueden producir por arritmias, infarto del miocardio…

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- Ictus lacunar: tipo de ictus de tamaño muy pequeño y con forma de “laguna”.
Suele darse mayoritariamente por la hipertensión (HTA), diabetes, edad… Suele
darse en las arterias profundas y pequeñas del tejido cerebral.
- Ictus de causa indeterminada: después de muchos estudios y pruebas puede darse
el caso de que no se averigüe el porqué del ictus y aunque no sean la mayoría de
los casos suele ocurrir en un 20%. La hemorragia cerebral se produce por alguna
ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro y puede producirse por diferentes
causas:
- Hemorragia intraparenquimatosa: hay personas de riesgo como son las que
padecen ciertas enfermedades como las que ya hemos comentado anteriormente
(hta, diabetes, edad) que son más susceptibles a este tipo de enfermedad. La razón
por lo que son es porque las paredes de las arterias se van volviendo rígidas y
delgadas, por lo que se convierten en frágiles. Esto suele ocurrir especialmente en
las arterias más pequeñas y profundas que llegan hasta la profundidad del
encéfalo. Cuando ocurre algún traumatismo y se rompe alguna de estas arterias la
sangre sale a gran presión produciendo un hematoma. A este hematoma producido
dentro del parénquima del encéfalo se le llama hemorragia intraparenquimatosa.
Independientemente del origen que tenga la hemorragia lo que va a producir es
dañar el tejido cerebral y dar compresión por el volumen que ocupa.
- Hemorragia intraventricular: al igual que la sangre se puede alojar en el
parénquima se puede situar en el sistema ventricular. A parte del tamaño de la
hemorragia que se puede producir en esta zona hay que tener en cuenta que se
puede producir una obstrucción del sistema ventricular, llenándose esta cavidad
de líquido cefalorraquídeo sin posibilidad de que se pueda evacuar.
- Hemorragia subaracnoidea: todavía no se sabe por qué, pero hay personas que se
le dilatan las paredes de las arterias que discurren por la base del encéfalo, sin
causa aparente “aneurismas intracraneales”. Otros individuos nacen con
alteraciones en sus vasos sanguíneos. Todas estas alteraciones con el paso de los
años se van a ir fragilizando y van a dar lugar a posibles hemorragias y van a dar
o bien de manera espontánea o bien por alguna otra causa. Todas estas
hemorragias puedes producir el sangrado en el espacio subaracnoideo, lugar
donde tiene extrema gravedad ya que tiene una alta mortalidad inicial y
posibilidad de complicaciones secundarias. (2)

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CLÍNICA DEL ICTUS

Aproximadamente un 30% de los pacientes pueden tener síntomas previos, de aviso, de


escasa duración, llamados "ataques isquémicos transitorios". Es importante su
identificación, ya que puede evitar un infarto cerebral posterior.

La prevención debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años, a
fin de identificar los factores de riesgo:

• Diabetes
• Hipercolesterolemia
• Tabaquismo
• Enfermedades cardiacas

Su control reduce drásticamente el riesgo de ictus. (3)

El ictus se distingue por seis señales de alarma, tres de ellas visibles de forma evidente
para aquellas personas que están con quien sufre un ictus en ese momento. Estos síntomas,
que se manifiestan de forma repentina son:

• Pérdida de fuerza o de sensibilidad en la mitad del cuerpo: desde fuera,


podríamos observar que la persona tiene media cara caída, sonríe de forma
asimétrica o es incapaz de sostener un objeto con el brazo de la mitad débil de su
cuerpo.
• Dificultad para hablar o para entender: quien está siendo afectado por un ictus
hablará de forma ininteligible, inconexa o utilizando palabras que no encajen
con el contexto. Es posible que no nos comprenda, aunque utilicemos un
lenguaje sencillo.
• Sensación de vértigo o desequilibrio: el afectado podría caerse de forma brusca.
• Dolor de cabeza muy intenso: de inicio brusco y distinto del habitual.
• Pérdida total o parcial de la visión, o visión borrosa.
• Hormigueo de la cara, brazo, pierna o un lado del cuerpo (4)

Se han desarrollado algunas formas de saber cuándo una persona va a sufrir un ictus.
Entre ellas, se encuentra, por ejemplo, la escala Cincinnati, que consiste en tres
comprobaciones:

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• Asimetría facial: Se hace sonreír al paciente para comprobar si ambos lados de
la cara se mueven de forma simétrica. En caso anormal, un lado mostraría
deficiencias para moverse.
• Fuerza en los brazos: Se indica al paciente que estire los brazos durante 10
segundos. En caso anormal, uno de los brazos no se mueve o cae respecto al
otro.
• Lenguaje: Se indica al paciente que hable. En caso anormal, arrastra las
palabras, tiene problemas para hablar o no habla.

Si alguna de estas tres comprobaciones obtiene el resultado anormal, cabe la posibilidad


de que el paciente vaya a sufrir un ictus (5)

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ENFOQUES DE TRATAMIENTOS A NIVEL MÉDICO

El paciente con ictus en fase aguda debe ser atendido en un servicio de Neurología,
preferiblemente con una Unidad de Neurorrehabilitación. Esto disminuye la mortalidad
y mejora la evolución (3)

El tratamiento es distinto si el ictus es debido al bloqueo de un arteria o a causa de la


ruptura de un vaso En todo caso, hay algunos pasos que hay que seguir para mejorar la
supervivencia:

• Reconocer rápidamente los signos y síntomas del ictus, anotando cuando


ocurren por primera vez.
• Activar con rapidez los servicios de emergencia.
• Transporte rápido de emergencia y prenotificación al hospital. La mejor forma
de llegar al hospital es mediante estos servicios, puesto que advertirán cuanto
antes al servicio de urgencia del hospital.
• Llevar a los pacientes a una Unidad de Ictus, centros médicos especializados en
el tratamiento de esta enfermedad. Hay varios tipos (agudos, de estancia
completa, para rehabilitación).
• Comenzar el cuidado y la evaluación del paciente durante el transporte al
hospital: En cuanto el paciente sufra un ictus, los servicios médicos responsables
deben tener en cuenta determinados aspectos del paciente como una adecuada
oxigenación, así como controles de alimentación, presión arterial, glucemia,
fiebre u otras complicaciones.
• Recibir el diagnóstico y el tratamiento rápidamente en el hospital para que esté
bajo vigilancia intensiva.
• Cuando el ictus ya haya pasado, el tratamiento depende de las incapacidades que
le hayan quedado al paciente (5)

En función del tipo de ictus existen diferentes formas de abordar el tratamiento médico:

Tratamiento del ictus isquémico

En un primer momento el objetivo fundamental es restablecer el flujo sanguíneo cuanto


antes para conseguir que la lesión cerebral tenga el mínimo impacto posible (de forma
coloquial se dice que en la fase aguda lo prioritario es «apagar el fuego»).

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En la segunda etapa el objetivo es evitar que el paciente vuelva a tener un ictus, con lo
que se administra un tratamiento preventivo ajustado a la causa del ictus.

Tratamiento revascularizador:

Durante las primeras horas del ictus el tiempo es crucial ya que, de media, cada minuto
que pasa mueren dos millones de neuronas. Por eso, los tratamientos que permiten
recuperar el flujo sanguíneo se deben utilizar hasta 24 horas después del ictus. Estos
tratamientos son:

• Trombólisis endovenosa. Consiste en administrar a través de la vena una


medicación que disuelve el trombo.
• Trombectomía mecánica. Este tratamiento se utiliza cuando un trombo ha
obstruido una de las arterias más grandes que lleva el flujo sanguíneo al cerebro.
Consiste en introducir catéteres por la arteria de la ingle para llegar a la arteria
cerebral ocluida y destaparla.

Cuando el paciente ya está ingresado:

• Para la prevención de nuevos ictus se utilizan fármacos antiagregantes que


limitan la actividad de las plaquetas –las células sanguíneas que inician el
proceso de la coagulación– o fármacos anticoagulantes, que interrumpen alguno
de los pasos posteriores del sistema de coagulación.
• La presión arterial se controla con fármacos administrados por vía intravenosa o
por vía oral, según la presión del paciente en cada momento. Los valores de
presión óptimos varían en función de la extensión del ictus y de si la arteria que
lo ha ocasionado está abierta o continúa ocluida.
• Glucómetro, un nivel alto de glucosa en sangre se asocia con una peor
recuperación después del ictus. Por ello, se intenta mantener en valores normales
y se evita la bajada de glucosa, que también es perjudicial. Para conseguirlo,
durante el periodo de hospitalización, en ocasiones es necesario utilizar
fármacos como la insulina incluso en personas que no la necesitaban antes del
ictus.
• En cuanto a las complicaciones asociadas al ictus, las más frecuentes son las
infecciones, ya sean respiratorias o urinarias. Cuando se diagnostica esta

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complicación es importante tratarla de forma rápida con los antibióticos
adecuados.

Tratamiento del ictus hemorrágico

En los ictus hemorrágicos si el sangrado está cerca de la superficie del cerebro se puede
realizar una intervención quirúrgica para evacuar la sangre o tratar la lesión que haya
sangrado, como es el caso de malformaciones vasculares. También es posible que el
paciente necesite una angiografía para reparar el vaso sanguíneo dañado. Por ejemplo,
en caso de que la hemorragia sea secundaria a un aneurisma, este se puede tapar
mediante la colocación de unos alambres (coils) o mediante la colocación de unas
pinzas (clips) mediante cirugía. Estas intervenciones dejan la pared del vaso lesionado
fuera de la circulación, con lo que se evita que pueda volver a sangrar (6)

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CONCLUSIONES

La mayor parte de los casos de ictus se pueden evitar. Uno de cada seis personas en el
mundo sufrirá un ictus, sin embargo, si se controlaran los factores de riesgo se podrían
evitar hasta el 80% de los casos, según afirman los expertos. Tal como se recoge en el
estudio IMPACTO1, “menos de un tercio de los pacientes que han sufrido un ictus
isquémico tienen los factores de riesgo controlados´´

A pesar del impacto establecido de estos factores de riesgo en la aparición de


enfermedades cerebrovasculares como el ictus, diversos estudios han revelado el escaso
grado de control de los mismos. Entre el 40 y el 50% de los enfermos abandona el
tratamiento tras dos o tres años de haber sufrido un infarto cerebral, lo que favorece la
aparición de un segundo evento, cuya repercusión será peor que la del primero (7) por lo
que la prevención y el control de estos factores de riesgo mencionados anteriormente se
vuelve una pieza clave para evitar sufrir la segunda causa de muerte más frecuente y
una de las principales causas de discapacidad física en adultos.

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BIBLIOGRAFÍA

1. Stevens , Emmett DE, Wang DY, Mckevitt C, Da Wolfe C. Impacto del ictus en Europa.
Londres: Alianza Europea contra el ictus (SAFE), King´s College London.

2. Lago DA, Ponz DA, Chamarro DR. Capitulo 4. Tipos de Ictus y mecanismos de producción.
[Online] Acceso 26 de 05de 2021. Disponible en:
https://www.svneurologia.org/libro%20ictus%20capitulos/cap4.pdf.

3. IRIMIA SIEIRA PI. www.cun.es. [Online]. Disponible en: https://www.cun.es/enfermedades-


tratamientos/enfermedades/ictus.

4. cinfasalud.cinfa.com. [Online]; 2017. Disponible en: https://cinfasalud.cinfa.com/p/ictus/.

5. Callejo Mora A. Cuidateplus.marca.com. [Online]; 2019. Disponible en:


https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/neurologicas/ictus.html.

6. www.clinicbarcelona.org. [Online]. Disponible en:


https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/ictus/tratamiento.

7. ictusfederacion.es. [Online]. Disponible en:


https://ictusfederacion.es/infoictus/prevencion/.

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