Milagros

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Milagros, señales, maravillas y expulsión de demonios

Examinar las Escrituras es descubrir un libro lleno de


milagros, señ ales y maravillas, que comienza en Génesis y
culmina en Apocalipsis. Es sumergirse en un breve recuento
de los hechos má s importantes realizados por un Dios
sobrenatural. En un plano má s humano, Jesú s, el Hijo de
Dios, cuya existencia aparece plasmada en la historia,
anduvo por la tierra sanando a los enfermos y liberando a los
cautivos, como clara señ al de Su deidad. Después de Su
resurrecció n, el hijo de Dios delegó esta misió n a Sus
discípulos, entregá ndoles el mismo poder sobrenatural que
É l ejercía. Pero esto no quedó ahí. La misió n y el poder
delegados se extienden hasta nosotros, los creyentes de la
presente generació n, para que también hagamos milagros,
señ ales y maravillas, en Su nombre.
Jesú s no ha cambiado; É l es el mismo ayer, Jesús delegó Su
ministerio de milagros a la iglesia, y esto enojó a los líderes
religiosos de aquel tiempo e hizo temblar al gobierno
romano. Cuando descubrieron que Cristo había resucitado y
que los mismos milagros que Él hizo en vida, ahora los
discípulos también los podían hacer, causó conmoción en el
mundo de la época. Hoy en día, nosotros somos la
continuación del ministerio de milagros de Jesús. Cuando en
el cristianismo no hay milagros, nada nuevo hay que
ofrecerles a los incrédulos, excepto una religión como
cualquier otra, con apariencia de piedad. Sin embargo el
cristianismo es vida; es la naturaleza de Jesús manifestada a
través de nosotros.
En el Antiguo Testamento el propósito de los milagros era
alejar a la gente de la adoración a dioses falsos y llevarla a
adorar al único Dios verdadero. En esa época, cuando los
milagros cesaban, la gente rápidamente se volvía a otros
dioses. Exactamente lo mismo podemos ver en los seres
humanos de hoy; nada ha cambiado.
Sabemos que Jesús está vivo, cuando lo vemos hacer los
mismos milagros que hizo mientras estuvo en la tierra.
Si el cristianismo que usted practica no produce ni se basa en
milagros, sólo se ha unido a una religión muerta. El mundo
necesita saber que Jesús resucitó de los muertos, que está
vivo y hace milagros como muestra de Su amor.
La fe genuina es traer a Jesús al ahora.
Con el fin de entender mejor algunos puntos acerca de lo
sobrenatural, definamos ciertas palabras que re- sultan
fundamentales; además, veamos la diferencia que existe
entre ellas.
¿Qué es sanidad?
En el griego del Nuevo Testamento existen varias palabras
para describir sanidad, aunque tres son las principales. La
primera es iasis que se refiere al acto de sanar o curar.
He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones (ia- sis]
hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.
(Lucas 13:32)
La segunda es therapeúo, que significa curar, pero también
honrar y adorar -de aquí deriva la voz en español terapia-.
Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les
hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban
ser curados [therapeúo]. (Lucas 9:11)
La tercera palabra es iáomai que es un término mucho más
completo, pues no sólo significa curar o sanar físicamente,
sino que incluye ser libre de pecados o ser salvo; ése era el
ministerio de Jesús, tal como lo podemos ver en el verso de
abajo.
Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús
de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bie- nes y sanando
[iáomai] a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él. (Hechos 10:38)
Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Marcos
16:18)
Conforme a la Escritura, todo poder de la enfermedad fue
roto por Cristo hace más de dos mil años atrás, en la cruz. Si
esto es así, ¿por qué hay tanta gente enferma? Realmente, la
enfermedad expiró el día que Jesús pagó por completo por
nuestras iniquidades en la cruz del Calvario; por tanto, es
ilegal que esté en nuestro organismo. La sanidad no es sólo
un don divino, también es un derecho legal; sin embargo, la
iglesia busca más el don que el derecho.
La sanidad es un derecho legal del creyente para él y para
impartirselo a otros.

2. ¿Qué es un milagro?
El término milagro proviene de la palabra griega dúnamis,
que traducida literalmente significa "obras de poder"; es
decir, hechos que manifiestan el poder sobrenatural de Dios.
Los milagros son visibles, instantáneos y suceden de repente.
Un milagro es la intervención repentina de Dios en el curso
normal de la vida de una persona, que interrumpe las leyes
naturales del tiempo, el espacio y la materia.
12 Las marcas distintivas de un apó stol, tales como señ ales,
prodigios y milagros, se dieron constantemente entre
ustedes. 2co 12:12
¿Cuál es la diferencia entre sanidad y milagro?
Un milagro toma lugar instantáneamente, es notorio a los
sentidos; en cambio, la sanidad es progresiva. Por eso, el
milagro produce un cambio que va más allá de la
sanidad. En los testimonios previos pudimos ver por
ejemplo, que Dios restauró el funcionamiento del sistema
sanguíneo, eso es sanidad; en cambio en el milagro, Dios
creó algo que no existía físicamente en el cuerpo de una
persona. ¿Quién necesita un milagro? Todo el mundo quiere
un milagro porque la humanidad clama por un Dios vivo. El
deseo por los milagros no es una señal de ignorancia, sino
que revela el intenso deseo de tocar al Dios invisible y verlo
en acción. Hay quienes aseguran que la educación tomará el
lugar de los milagros, que no los vamos a necesitar. Sin
embargo, la educación, por buena que sea, nunca podrá
eliminar el deseo por lo sobrenatural.
Un milagro hecho en el nombre de Jesús
es más valioso que un año de teoría académica.
¿Qué es una señal?
La palabra señal viene del griego simeíon que significa,
marca del poder sobrenatural de Dios; es también una
muestra de Su amor; es el sello por el cual una persona es
distinguida y conocida. Simeíon se refiere a un prodigio o
portento que ocurre de manera inusual y trasciende el curso
común de lo natural. Dios usa señales para autenticar al
hombre que Él ha enviado; pero también, por medio de
señales el hombre prueba que la causa que defiende proviene
de Dios. Las señales de Dios no sólo sirven para ayudar a las
personas, sino que básicamente sirven para darle gloria a
Jesús como hijo de Dios.
Dios hace señales para comunicar
una gran verdad del reino y de Jesús.
Sin embargo, debemos poner mucha atención en este
punto, porque existe una gran diferencia entre saber que
las señales nos siguen y adorar las señales. Dios nos
prohíbe adorarlas. Las señales nos seguirán cuando
nuestra pasión por Dios sea mayor que la pasión por
verlas. Veamos la señal
Estando en una conferencia, Dios mostró a Su pueblo
una señal clara y evidente de lo que Él está haciendo. Éste
es el caso de un hombre que tenía el dedo pulgar
izquierdo más corto que el derecho por casi una pulgada.
De pronto, mientras permanecía con sus ojos cerrados
pidiéndole a Dios que le hiciera el milagro creativo de
estirarle su dedo, sintió un ligero calor en sus manos; al
abrir sus ojos se llevó tremenda sorpresa al ver que su
pulgar izquierdo había crecido. Para comprobarlo, juntó
sus manos y se dio cuenta que al tenerlas al mismo nivel,
sus dos pulgares eran del mismo tamaño. El hombre
estaba impresionado y llorando por lo que Dios había
hecho esa noche. Pero, más allá del milagro, Dios había
enviado una señal: El ministerio apostólico, el cual se
representa con el dedo pulgar, está siendo restaurado en
México. ¡La gloria sea siempre para Dios!

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