La Parábola Del Sembrador

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR

Es común, que cuando queremos enfatizar algo lo repetimos mas de una vez. De igual modo, aunque todo lo
que hay en la Palabra de Dios es importante, cuando se repite más de una vez, obviamente tiene una
importancia especial e igualmente se le debe poner más atención. Uno de esos pasajes repetidos varias
veces es la parábola del sembrador. Esta parábola aparece tres veces en cuatro de los resúmenes de la vida
de Jesucristo. Por lo cual, sería interesante examinarla y ver qué es eso de importancia especial que Dios
quiere ensañarnos.
LA PARÁBOLA
La parábola del sembrador se registra en: Mateo 13:1-8, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8. Vamos a tomar como
punto de partida el registro que viene en Lucas, donde leemos:
Lucas 8:4-8
“Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador
salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves
del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra
parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en
buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene
oídos para oír, oiga.”
El tiempo en que Jesús escogió decir esta parábola no fue accidental. Como el verso 4 dice: “Juntándose
una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola...” Jesús dijo está parábola
cuando había venido mucha gente a él a escuchar la Palabra de Dios. Como veremos más adelante, la
parábola trata sobre el escuchar la Palabra de Dios. Así que Jesús, diciendo esta parábola, quería poner al
tanto de las opciones que tenían a todos aquellos que habían venido a él.
“JUNTO AL CAMINO”
Con un vistazo al pasaje anterior vemos que trata de la semilla que cayó en diferentes tipos de terreno, el
primero de estos fue “junto al camino”.
Lucas 8:5
“El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue
hollada, y las aves del cielo la comieron.”
Algunas de las semillas que el sembrador sembraba cayeron “JUNTO al camino” y no brotó, ni dio fruto,
sino que fue devorada por las aves del cielo.
La explicación de ésta parábola:
Lucas 8:11-12
“Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y
luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven.”
También Mateo explica la misma parte:
Mateo 13:19
“Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su
corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”
De acuerdo a los pasajes anteriores, la semilla de la que se habla es LA PALABRA DE DIOS o “la palabra
del reino”. Sin embargo, esta Palabra no da el mismo resultado en todas partes, ya que su eficacia depende
del terreno donde caiga. Uno de los posibles tipos de terreno es “junto al camino”, el cual, de acuerdo a la
interpretación de la parábola, está compuesto por la gente que aunque escuchen la Palabra de Dios “no la
entienden”. Lo que se quiere decir con “no la entienden” lo veremos desde el contexto. La palabra griega
que se traduce como “entender” en el pasaje anterior es el verbo “suniemi” que se usa 6 veces en Mateo 13,
5 en cuanto a la parábola se refiere.
Así que en Mateo 13:13-15 dice:
“.... viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden (en griego: suniemi). De manera que se cumple en ellos la
profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis [en griego: suniemi]; Y viendo veréis, y no
percibiréis. PORQUE [esta es la razón por la que no entienden aunque tienen oídos] el corazón de este
pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los
ojos, Y oigan con los oídos, Y CON EL CORAZÓN ENTIENDAN [griego suniemi], Y se conviertan, Y yo los
sane.”
Mientras que con los oídos se escucha la Palabra de Dios, con el corazón (la parte interior de la mente) se
“entiende”. Por eso, no es un simple entendimiento mental de la Palabra de Dios a lo que se refiere la
parábola del sembrador. Más bien es un entendimiento, una aceptación de la Palabra de Dios con el corazón,
la parte interior de la mente. Es por eso que el resultado de la semilla no depende de la semilla en sí, la
Palabra, sino del terreno, el corazón de aquellos que escuchan la Palabra de Dios. La misma semilla al caer
en diferentes terrenos, esto es, en corazones de diferente calidad, dan resultados distintos. Cuando el
corazón se ha engrosado la semilla de la Palabra de Dios será como si cayera junto al camino. No va a
brotar ni mucho menos a dar fruto.
2 de Corintios 4:3-4
“Pero si nuestro evangelio está aún ENCUBIERTO, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales
el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
También Efesios 4:17-19
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad
de su mente, teniendo el ENTENDIMIENTO ENTENEBRECIDO, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, POR LA DUREZA DE SU CORAZÓN; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad,
se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”
Hay gente que tiene el entendimiento “encubierto” y no pueden “entender”, no porque la Palabra sea algo
difícil de entender, sino porque sus corazones están engrosados, duros, no permiten que la semilla de la
Palabra crezca. En cuanto a la palabra griega traducida como “dureza” en el pasaje anterior de Efesios, es
la palabra “porosis” que significa “dureza, insensibilidad”.
Es la misma palabra que se usa en Marcos 3:5 que describe el corazón de un grupo característico de gente
que tanto persiguió a Jesús: los Fariseos:
Marcos 3:5
“Entonces [Jesucristo], mirándolos [a los Fariseos(ver Marcos 2:24)] alrededor con enojo, entristecido por
la dureza [porosis] de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue
restaurada sana.”
¡Los Fariseos tuvieron al Señor Jesucristo, al Hijo de Dios, frente a ellos! Vieron y escucharon al más
grande maestro, al hombre más grandioso que pasó por la faz de la tierra. Y aún así no creyeron en él. ¿La
razón? Sus corazones estaban endurecidos, insensibles y de ese modo inapropiados para la recepción y
crecimiento de la semilla de la Palabra. No era la semilla, la Palabra, que no era buena, sino la TIERRA, sus
corazones que estaban duros.
“EN PEDREGALES”
Mateo 13:5-6
“Parte [de la semilla] cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.”
Una semilla puede brotar en diferentes tipos de terreno. Sin embargo, no va a sobrevivir y dar fruto en
todos ellos. Uno de los terrenos en el cual la semilla, aunque inicialmente brotará, finalmente no sobrevivirá
es en los pedregales. La razón por la que la semilla no puede sobrevivir ahí es porque las piedras no
permiten que las raíces profundicen y encuentren humedad. Así que se seca.
Escogiendo el registro de Marcos para la explicación de esta parte de la parábola leemos:
Marcos 4:16-17
“Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, AL
MOMENTO la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando
viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.”
Como podemos ver, los pedregales están compuestos de gente que escucha la Palabra, la recibe
inmediatamente y de hecho con alegría. Sin embargo, no dura mucho, porque cuando la persecución y la
aflicción viene, esa gente, de nuevo inmediatamente, tropieza. Como es obvio, el problema que finalmente
causa su caída es que son muy débiles en persecución y aflicción. Así que, cuando el enemigo trae cosas
como esas sobre ellos, caen inmediatamente. El tropiezo no es causado porque la aflicción es muy pesada
como para que la puedan soportar, porque en 2 de Corintios 4:17, 1 de Corintios 10:12-13 y 1 de Pedro 5:10
dicen que la aflicción será fácil y no más de lo que podamos soportar (1 de Corintios 10:12-13). Sino que es
causada porque no están dispuestos a demostrar ni siquiera la más mínima resistencia frente al diablo [caen
inmediatamente, tropiezan]. Como en Santiago 4:7 dice:
Santiago 4:7
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
También en 1 de Pedro 5:8-9 dice:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en
vuestros hermanos en todo el mundo.”
Si no resistimos al diablo, no huirá de nosotros. De lo contrario, devorará a aquellos que no lo resisten. A
esta categoría de alimento potencial para del diablo pertenece este tipo de gente. Cuando el diablo viene
trayendo aflicciones, inmediatamente caen convirtiéndose en fácil alimento para el. Tienen un buen
principio pero desafortunadamente un mal final.
“ENTRE ESPINOS”
Marcos 4:7
“Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.”
El tercer tipo de terreno en el que la semilla cae es entre los espinos. La semilla que cayó en este terreno
se ahogó sin dar fruto.
Para entender a lo que se refiere esta parte de la parábola, vamos a Marcos 4:18-19 que dice:
“Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y
el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”
Desafortunadamente, esta tercer categoría de gente es problemática también. El problema con esta
categoría es que la Palabra de Dios es guardada en sus corazones junto con otras cosas como “los afanes de
este mundo, el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas”. Estas cosas finalmente actúan como
espinas en el crecimiento de la Palabra ahogándola haciéndola infructuosa. Por otro lado, en cuanto a lo que
la gente de esta categoría hace, Jesucristo dijo:
Mateo 6:25-34
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane,
añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo
crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de
ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho
más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o
qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.”
PRIMERO son las cosas del reino de Dios Y LUEGO todas las demás cosas. Si aplicamos este principio,
todas las demás cosas nos serán añadidas. Si no lo aplicamos, sino que ponemos primero en nuestra lista de
prioridades como afanes y cosas así, entonces esas cosas ahogarán la Palabra de Dios haciéndola
infructuosa.
“EN BUENA TIERRA”
Hasta el momento hemos examinado tres tipos de terreno en el que cae la semilla de la Palabra.
Desafortunadamente, ninguno de ellos pudo hacer a la semilla fructífera. Así que el primer terreno, que era
“junto al camino” era tan duro que la semilla no pudo brotar. También el otro eran los pedregales, que no
permiten que la semilla eche raíz profunda. Finalmente el tercero era los espinos, que ahogan la semilla y la
hacen infructuosa. Habiendo visto tres categorías ineficaces, es momento de ver la BUENA tierra, la
tierra en la que la semilla de la Palabra cae y lleva fruto.
Mateo 13:8
“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.”
La explicación viene en Mateo 13:23
“Más el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende [en griego suniemi] la palabra, y da
fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”
Esta vez la semilla no cayó junto al camino, o en los pedregales o entre espinos, sino en BUENA TIERRA,
compuesta de gente que escucha la Palabra Y LA ENTIENDE [en griego: suniemi]. Como en Lucas 8:15 lo
explica:
“Más la que cayó en buena tierra, éstos son los que con CORAZÓN BUENO Y RECTO RETIENEN la palabra
oída, y dan fruto con PERSEVERANCIA.”
Como podemos acordarnos, la primer categoría de gente no pudo “entender”, recibir, la Palabra porque sus
corazones estaban endurecidos, insensibles. De lo contrario, la gente de esta única fructífera categoría
ENTIENDE la Palabra poniéndola en su corazón BUENO y RECTO. Esta categoría fructífera tiene todo los
que las otras infructuosas categorías no tienen. En la primera, la gente tenía los corazones endurecidos,
aquí las corazones son BUENOS Y RECTOS. También, en la segunda categoría la gente no tiene duración y
caen a la primer aflicción, en la buena tierra la gente es perseverante (“dan fruto CON PERSEVERANCIA”
como el texto dice) y no se dan por vencidos. Finalmente, aunque en la tercer categoría la Palabra de Dios
se ahogó por los diversos afanes y deseos que estaban en primer lugar, en la buena tierra es RETENIDA en
los corazones de esa gente, sin perder su posición por culpa de cualquier otra cosa. Esta es la categoría
fructífera. La única que lleva fruto. Y como Cristo dijo en Juan 15:
Juan 15:1-2, 4-5, 8, 16
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y
todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como
el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva
mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis
mucho fruto, y seáis así mis discípulos. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os
he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al
Padre en mi nombre, él os lo dé.”
Dios limpia cada pámpano que lleva fruto para que lleve aún más. Entre más fruto lleve, Dios se glorifica
más.
CONCLUSIÓN
Entonces para concluir. La Palabra de Dios es hablada a varios tipos de gente. Sin embargo, los resultados
serán diferentes mientras sea distinta la calidad del corazón de los que escuchan Su Palabra. Unos la van a
rechazar, otros a aceptar hasta la primera aflicción, otros la recibirán pero eventualmente no la tendrán
como prioridad y pondrán otras cosas primero (afanes, riquezas, otros deseos), y finalmente, otros la
mantendrán en un corazón bueno y recto llevando fruto. Es por eso que Jesús, al terminar la interpretación
de la parábola dijo: “Mirad, pues, cómo oís” (Lucas 8:18). Porque no se trata solo de oír la Palabra sino de
CÓMO la oyes, porque puede que muchos escuchen la Palabra, pero solo aquellos que la escuchan y la
retienen en un corazón recto y bueno llevarán fruto. Continuemos todos en esta categoría
El mensaje de la parábola del sembrador es uno más populares que tiene de la Biblia. También es donde el
Señor Jesús, narra una historia simbólica para enseñar las verdades espirituales del evangelio.
El Señor nos enseña como la semilla de la palabra al ser plantada en el corazón del hombre tiene efectos
diferentes en muchas personas. Lo más relevante en esta parábola, es como se enfatiza más en los cuatro
tipos de terrenos. Cada terreno simboliza el corazón del hombre en quien fue sembrada la palabra.
También vemos, que Jesús al predicar, fueron muchas personas las que oyeron la palabra. Por lo cual, es
similar a hoy en día, cuando el mensaje de salvación es también predicado en el mundo entero desde hace
más de 2000 años. Sin embargo, en cada persona hay una reacción distinta y El Señor Jesús da una
interpretación, explicando los 4 diferentes tipos de suelos (corazones) donde fue sembrada la palabra y
hace referencia aquellos que la oyen.
Explicación de la Parábola del Sembrador
Los oidores de junto al camino
“Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron”
(Mateo 13:4).
Explicación dada por Jesús: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y
arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino” (Mateo 13:19).
Primeramente esto nos explica, que al igual que lanzar una semilla en el pavimento, este tipo de personas
tienen el corazón endurecido, tanto así que la palabra no haya lugar en ellos. También, al igual que muchas
veces vemos como las aves bajan a comer las semillas que se encuentran en la superficie del pavimento o
de las plazas, de esa manera el maligno arrebata la palabra que fue sembrada en ellos.
Por este motivo, una de las muchas referencias que hallamos en la palabra, es cada vez que los fariseos
escuchaban al Señor, su religión y sus tradiciones impedían y chocaban con la doctrina de Cristo. De igual
manera ocurre hoy en día cuando muchos no aceptan la palabra del Señor y colocando su religión por encima
de Dios. Por lo cual, el corazón de estas personas estaba endurecido y la Biblia menciona cuando Esteban
dijo: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo”
(Hechos 7:51).
Los oyentes de la tierra pedregosa
“Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de
tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó” (Mateo 13:5-6).
Explicación dada por Jesús: “Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al
momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción
o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (Mateo 13:20-21).
Este tipo de personas que describe las escrituras es de corazón poco profundo, al igual que una roca con
una fina capa de tierra encima. Por lo tanto, no puede echar raíz, ya que solo ha ocurrido un gozo emocional
momentáneo, pero no un arrepentimiento verdadero. Ya que primeramente, cuando se realiza la obra
redentora de Cristo en nuestras vidas, lo que se produce en nosotros es contrición, arrepentimiento y
humildad, no un gozo efímero y pasajero.
Además la palabra de Dios no puede echar raíz en este tipo de personas, por la falta de una vida de
oración, lectura de la palabra y devoción a Dios. En consecuencia a esto, al venir las pruebas, las
tentaciones y persecución por causa de la palabra, luego caen.
Así que este tipo de personas son creyentes temporales, que tan pronto vienen las situaciones abandonan la
iglesia y no están dispuestos a luchar por la fe que le fue dada (Juan 6:66).
Los oyentes en tierra espinosa
“Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron” (Mateo 13:7).
Explicación dada por Jesús: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán
de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mateo 13:22).
En este ejemplo, el corazón es a medias, y no ha sido rendido totalmente a Dios. Por lo tanto, debemos
tener cuidado, porque los afanes van a llegar, pero con respecto a esto, la palabra de Dios nos alienta
diciendo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). Por esta razón, debemos orar y clamar a Dios.
También debemos detectar los espinos y cortarlos, porque estos estancan la vida del creyente, haciendo
que, al tener la mirada puesta en los afanes y las cosas externas, no se lleve fruto a Dios.
En conclusión, en “los oidores junto al camino” y “los oyentes en pedregales”, vemos que las causas son
internas, “la dureza del hombre y la superficialidad de la carne”. Mientras que los “oyentes en tierra
espinosa”, las trampas son externas, “la codicia de otras cosas” y “los placeres de la vida”.
Los oyentes en buena tierra
“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que
tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:8).
Explicación dada por Jesús: “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la
palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (Mateo 13:23).
Este tipo de personas la Biblia las describe en Lucas 8:15, como las de “corazón bueno y recto”. Y no solo
eso, también dice que son las que “retienen la palabra y dan fruto con perseverancia”. Por lo tanto, los
requisitos para que la palabra diera fruto en este tipo de creyentes fueron, un corazón sencillo y una mente
abierta para comprender la palabra de Dios, aferrándose fuertemente a ella.
Así que es importante que haya mucha oración, para entender, tener paciencia y atesorar la palabra en
nuestros corazones con el deseo de guardarla.
Resumen de La Parábola del Sembrador
Al leer la explicación anterior, el resumen de la Parábola del Sembrador seria el Siguiente:
El Sembrador: Quien siembra la palabra.
La Semilla: La palabra de Dios.
El Terreno: El corazón del hombre.
Los de Junto al Camino: De corazón duro.
En Pedregales: De corazón poco profundo.
Entre Espinos: Los de corazón a medias.
En Buena Tierra: Los de todo corazón.
Reflexión de La Parábola del Sembrador
Cada mensaje del Señor Jesús tenía una enseñanza para meditar y poner en práctica, la reflexión de la
Parábola del Sembrador es la Siguiente:
Junto al Camino: Nos enseña que cada ser humano, es responsable de escuchar y recibir La Palabra.
En Pedregales: Nos da como enseñanza lo importante que tiene congregarse, para echar raíz y aprender
más acerca de la palabra de Dios. Pero también nos exhorta a orar y a tener una vida de devoción a Dios.
Entre Espinos: Nos deja como enseñanza a estar atentos a esos afanes y deseos que pueden convertirse en
espinos en nuestras vidas. Por este motivo, debemos detectarlos y cortarlos, pidiendo ayuda a Dios en
oración, para que aparte esos afanes y deseos que quieran estancar nuestra vida espiritual (Hechos 2:18).
En buena tierra: Nos enseña a perseverar en la oración y seguir en el camino que Cristo trazó para
nuestras vidas.

También podría gustarte