Clasificacion de Los Conceptos 1

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Clasificación de los

conceptos
Ahora tenemos que ver cómo se clasifican los conceptos y cuántos tipos de
estas clasificaciones se pueden distinguir.
Investigando en varios textos de lógica se encuentran diversas
clasificaciones y clases de conceptos, de tal manera que la que aquí abordaremos
es una de las que se han propuesto.
Los conceptos suelen clasificarse a partir de tres criterios fundamentales:
 Por su extensión
 Por su comprensión
 Por su perfección
Veamos ahora en qué consisten estas clasificaciones y qué tipos de
conceptos podemos obtener a través de ellas.

Clasificación de los conceptos según su extensión


De acuerdo con su extensión (recuerda qué es la extensión y el contenido de
los conceptos) veremos dos subclasificaciones, a saber:
a) Los conceptos pueden ser de tres tipos:
 Conceptos genéricos o supraordenados. Son aquellos que con respecto
a otros conceptos tienen mayor extensión y menor contenido.
 Conceptos específicos o subordinados. Son conceptos que,
precisamente, se subordinan con respecto a los de mayor extensión o
supraordenados, y no son más que lo
 que hemos denominado especies (recordemos el
árbol de Porfirio).
 Conceptos coordinados. Son los conceptos que
tienen entre sí la misma extensión debido a que
pertenecen a la misma especie.
Aclaremos estos conceptos con un ejemplo: El
concepto “polígono” es supraordenado en relación con los
conceptos “triángulo”, “cuadrilátero” y “pentágono”, que son
conceptos específicos o conceptos subordinados con
respecto a aquél. Las especies (o conceptos subordinados)
“triángulo”, “cuadrilátero” y “pentágono” son conceptos
coordinados entre sí. Estos conceptos se distinguen, unos de otros, en virtud de
una característica llamada diferencia específica. De esta manera, el concepto
subordinado “triángulo” se diferencia de los otros conceptos coordinados
(cuadrilátero y pentágono) por su característica de tener tres lados.

Tratemos de ilustrar lo anterior con el siguiente esquema:

Este esquema es “relativo”, pues el concepto que aquí funge como


supraordenado podría vincular a un concepto más extenso o amplio, como el de
“figura plana”, y en este caso dejaría de ser supraordenado para convertirse en un
subordinado de dicho concepto.
b) Otra clasificación de conceptos que, en cierta forma, complementa a la
anterior, ya que también se basa en la extensión, distingue los siguientes
tipos:
 Conceptos universales. Son aquellos conceptos que se aplican a todos
los elementos de una misma clase. Estos conceptos tienen una máxima
extensión y utilizan, por lo general, la palabra “todos” que se denomina
“cuantificador universal”. Sin embargo, no es necesario que se diga, por
ejemplo: “todos los triángulos”, “todos los hombres” o “todos los
cuadernos”, pues basta con expresarlo así: “triángulo”, “hombre”,
“cuaderno”. Sabemos que se refiere a todos los triángulos, a todos los
hombres y a todos los cuadernos.
 Conceptos particulares. Son aquellos conceptos que se refieren a
algunos elementos o individuos de una clase. Aquí es necesario utilizar
la palabra “algunos”, que nos sirve para acotar a un grupo de objetos o
seres. Por ejemplo, el concepto “libro” es universal, pero si decimos:
“algunos libros”, lo particularizamos, pues esta extensión alude ya no a
todos los libros, sino a varios (pero tampoco a “todos”).
 Conceptos singulares o individuales. Como su nombre lo indica, estos
conceptos se refieren a un ser o individuo concreto o singular de una
clase; por ejemplo, los conceptos: “América”, “planeta Venus”, “Miguel
Hidalgo”, “Sócrates”, etc., son individuales.
 Conceptos colectivos. Son aquellos conceptos que se aplican a un
grupo homogéneo de individuos; por ejemplo, los conceptos: “manada”,
“parvada”, “enjambre”, “cardumen”, etc. Estos conceptos comprenden
una unidad de la pluralidad.

Clasificación de los conceptos según su comprensión


Como apreciamos, además de presentar una extensión, el concepto reviste un
contenido, formado por las notas o características que posee. Pues bien,
atendiendo al contenido o comprensión (escrito a veces comprehensión), los
conceptos se clasifican de la siguiente manera:
a) Conceptos simples. Son conceptos que contienen una sola característica.
¿Cuáles podrán ser? En realidad, sólo habría un concepto de este tipo: el
concepto de ser (también llamado “ente” o “cosa”), cuya característica es
tener o poder ser.
Así pues, según la lógica tradicional y la filosofía escolástica, el
concepto de “ser” es eminentemente simple. Esta simplicidad se manifiesta
cuando se dice que el ser es “aptitud (actual o posible) a la existencia”1.
b) Conceptos complejos. Son aquellos que se forman a partir de otros
conceptos, los cuales se unen sin un nexo necesario.
Por ejemplo, es el caso de los siguientes conceptos:
“Los antiguos libros del librero de cedro.”
“Los condiscípulos reunidos en el patio.”
“Los cristales de las grandes ventanas.”
Se observa que la unión de estos conceptos
no obedece a una relación necesaria. Tal parece que
se han juntado en forma más o menos arbitraria.
c) Conceptos abstractos. Son aquellos conceptos cuyo
contenido no se refiere a un sujeto o cosa concreta.
Este tipo de conceptos no pueden representarse por
un objeto sensible, según ocurre con las cualidades o
atributos aplicables a los seres, como “belleza”,
“inteligencia”, “humildad”, etc.
d) Conceptos concretos. A diferencia de los conceptos
abstractos, los concretos expresan un contenido que

1
Cfr. Raúl Gutiérrez Sáenz, Lógica, México, Esfinge, 1994, p. 94.
hace referencia a un sujeto que lo posee o sustenta; por ejemplo, bello,
inteligente, hombre, mujer, etcétera.

El siguiente cuadro te ayudará a distinguir los conceptos abstractos de los


concretos:

Clasificación de los conceptos según su perfección

Según este criterio de perfección o capacidad que tiene cada sujeto de


adecuar los conceptos con su significación objetiva real, se clasifican en:
a) Conceptos claros. Son aquellos que podemos distinguir con precisión con
respecto a otros que pudieran ser parecidos.
Por ejemplo, tenemos un concepto claro de lógica cuando la distinguimos
perfectamente de la teoría del conocimiento o cuando sabemos distinguir
entre “filosofía” y “religión”, entre un “cuento” y una “novela”.
b) Conceptos oscuros. Contrariamente a los conceptos claros, los conceptos
oscuros son aquellos que no sabemos distinguir en forma adecuada con
respecto a otros similares. A nivel de conocimiento cotidiano, generalmente
tenemos conceptos más o menos oscuros de ciertas maneras, conceptos
como “los hoyos negros”, “las enfermedades” y otros que sólo los
especialistas conocen en forma clara o precisa.
c) Conceptos distintos. Son aquellos conceptos que además de conocer en
forma exacta sus características básicas o esenciales, profundizamos en
ellos logrando tener un conocimiento muy completo o exhaustivo. “Las
ideas distintas (detalladas) sólo son adquiridas por los especialistas en la
materia. No es lo mismo saber definir corazón (idea exacta) que conocerlo
con todos sus detalles como lo conoce un cardiólogo (idea distinta)”2.
A propósito de estas clasificaciones que atienden a la perfección, el filósofo
francés René Descartes se refería a “ideas claras y distintas” (la palabra “idea” es
un sinónimo de “concepto”).
Veamos cómo explica estos conceptos Ramón Xirau en
su obra Introducción la historia de la filosofía:
¿Qué es una idea clara? Descartes la define, en los
Principios de filosofía, como la idea que “se presenta y
manifiesta a un espíritu atento”.
Supongamos que sufrimos un dolor. El dolor será claro
cuando se dé, por intuición, bajo la forma de un todo indivisible.
Una idea es distinta cuando puedo analizarla y alcanzar la
intuición de sus partes.
El dolor será no sólo claro sino también distinto cuando
pueda saber exactamente cuáles son sus causas, motivos, sus
efectos.
El conocimiento puede ser claro sin ser distinto como en
el caso de una intuición clara de dolor que no me informa de lo
que el dolor significa en realidad. Inversamente, un conocimiento “no puede ser
distinto sin ser claro”. Y, en efecto, ¿cómo podría tener una idea o concepto
distinto del dolor si este dolor no existiera claramente como idea?3

2
Gutiérrez Sáenz, op. cit., p. 97
3
Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía, México, unam, 1980, p. 190.

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