10 Andre Sassenfeld
10 Andre Sassenfeld
10 Andre Sassenfeld
niño con este, se convierte en conflictivo jetivas e intersubjetivas del trauma rela-
porque pasa a ser percibido como amenaza cional en el marco del psicoanálisis relacio-
a la organización psíquica habitual del su- nal:
jeto y para el mantenimiento de ciertos
vínculos que son vivenciados como impres- Cuando las experiencias infantiles no son res-
pondidas de forma regular, o son activamente
cindibles para su propia supervivencia psí- rechazadas, el niño percibe qué aspectos de su
quica. Desde este punto de vista, “el incons- propia experiencia no son bienvenidos o son pe-
ciente dinámico no se considera consti- ligrosos para el cuidador. Entonces se deben sa-
tuido por derivados pulsionales reprimi- crificar (reprimir) ciertos sectores del mundo
dos, sino por estados afectivos que fueron experiencial del niño para salvaguardar así la re-
lación que es necesaria para la supervivencia.
tapiados defensivamente porque no habían (Stolorow & Atwood, 1992, p. 71)
conseguido evocar una responsividad em-
pática por parte del entorno de la infancia” En tercer lugar, Stolorow y Atwood
(p. 69). (1992) mencionan lo inconsciente no vali-
Desde la perspectiva expuesta ciertos dado. Aseveran que, aparte de los aspectos
aspectos afectivos de la experiencia son di- de la experiencia afectiva que quedan in-
sociados de la consciencia por dos razones conscientes por las razones dinámicas de-
complementarias. Tocamos aquí, en efecto, fensivas recién detalladas, otros aspectos
la ligazón de aquello que es dinámicamente de la experiencia del niño pequeño perma-
inconsciente con su origen traumático en necen inconscientes debido a que, “al no
un modelo psicopatológico traumatocén- haber habido una validación por parte del
trico como lo es el modelo psicoanalítico contexto intersubjetivo, simplemente
relacional. Stolorow y Atwood señalan que nunca estarán en disposición de hacerse
aquellos estados afectivos que son disocia- articulables” (p. 71). Lo inconsciente no va-
dos de forma defensiva de la consciencia lidado, el concepto claramente menos
sufren ese destino (I) porque se trata de es- desarrollado en su conceptualización, gira
tados emocionales cuya intensidad sobre- en torno a “experiencias que no han podido
pasa los recursos auto-regulatorios del ser articuladas porque nunca evocaron res-
niño convirtiéndose en estados emociona- puesta del entorno” (p. 73), a diferencia de
les insoportables, y (II) porque además se las reacciones negativas y/o caóticas que
produce un colapso del sistema temprano recibieron aquellos estados afectivos que
de regulación afectiva dado por la relación pasan a formar parte de lo inconsciente di-
de apego. En otras palabras, el niño pe- námico. Estamos frente a aspectos de la ex-
queño entra en un estado afectivo que le periencia del niño que no provocan con-
resulta abrumador y al mismo tiempo el flicto con el cuidador, sino que no logran
cuidador que debiera ser capaz de ser un provocar ninguna reacción. Quizás con un
otro auto-regulador (Stern, 2000 [1985]) afán clarificador, Stolorow y Atwood seña-
falla a la hora de cumplir esa función; y no lan que la atención clínica sistemática al in-
solo eso, el niño percibe adicionalmente consciente no validado es habitual en el
que su estado emocional pone en riesgo de tratamiento de aquellos pacientes “que han
manera activa la relación necesitada con el sufrido graves trastornos en la articulación
cuidador, debido a lo cual no le queda otra de la experiencia perceptiva y afectiva du-
alternativa que disociarlo. Toda la situa- rante su desarrollo” (p. 75), o sea, pacien-
ción descrita puede visualizarse como una tes que pudieran calificarse de más graves
buena definición de las complejidades sub- en términos del desarrollo de su afectivi-
dad y perceptualidad. Consideran que se
Stolorow, 2002). Es decir, el ser humano rioridad terminan siendo fallas auto-regu-
actúa en función de cómo se está sintiendo, latorias basadas en fallas regulatorias in-
se dé cuenta o no de la naturaleza de su teractivas internalizadas (Beebe & Lach-
sentir, un punto de vista que tiene mucho mann, 2002; Hill, 2015; Sassenfeld, 2012a,
sentido en términos fenomenológicos. Una 2019a, 2019b [2005]; Schore, 1994, 2003a,
perspectiva complementaria, tal vez más 2003b, 2012, 2019a, 2019b). En este
específica, es que la fuerza motivacional punto, además, es indispensable vincular la
basal es la regulación afectiva, esto es, el realidad de las experiencias traumáticas
esfuerzo del ser humano por mantener sus con el uso defensivo pero originalmente
afectos dentro de un rango subjetivamente adaptativo de la disociación con la finali-
soportable (Hill, 2015; Sassenfeld, 2012a, dad de manejar los estados afectivos trau-
2019a, 2019b [2005]; Schore, 1994, 2003a, máticos des-regulados. La concepción ba-
2003b, 2012, 2019a, 2019b), dentro de lo sal de una mente represiva ha dado lugar a
que Daniel Siegel (2012 [1999]) llama la la concepción basal de una mente disocia-
ventana regulatoria -ni demasiado intenso tiva (Bromberg, 1998, 2006, 2011; Howell,
des-regulado afectivamente, ni demasiado 2005; Howell & Itzkowitz, 2016; Sassen-
desconectado sobre-regulado afectiva- feld, 2012, 2019a). ¿Cuál es la diferencia?
mente. Estas ideas nos muestran que el in- La diferencia toca directamente la concep-
consciente pulsional se ha convertido por ción psicoanalítica de lo inconsciente:
completo en un inconsciente afectivo con mientras que en la mente represiva la ba-
un acento más fenomenológico que meta- rrera entre lo consciente y lo inconsciente
psicológico. Tanto en la salud psíquica tiende a cierta estabilidad -sin omitir el
como de forma más extrema en la psicopa- concepto freudiano del retorno de lo repri-
tología el sujeto puede ser bastante incons- mido-, la mente disociativa tiende a una
ciente respecto de su motivación basada en psicodinámica mucho más dinámica de lo
sus estados afectivos y, sin embargo, actuar que Freud puede haber llegado a imaginar.
básicamente en torno a la regulación de sus Como sea, en la actualidad lo inconsciente
estados emocionales. Por lo tanto, en tér- se entiende como inconsciente por la ac-
minos clínicos existe un amplio consenso tuación de la disociación.
entre los teóricos relacionales respecto de A diferencia de la represión, la disocia-
que el foco clínico siempre debe ser la afec- ción no tiende a excluir de la consciencia
tividad del paciente y, junto a ello, la propia ciertos contenidos y afectos de forma esta-
afectividad del psicoterapeuta. Tal foco es ble. Al revés, lo disociado aparece, desapa-
la manera principal de mantenernos cerca rece, reaparece y vuelve a desaparecer en
de lo inconsciente. la consciencia en función de diversos estí-
El concepto de regulación afectiva nos mulos y contextos relacionales. En un ex-
remite, tal como señalé en el punto prece- tremo, los flashback post-traumáticos son
dente, de forma inmediata a las experien- el mejor ejemplo de ello, aunque a menor
cias traumáticas. No me detendré nueva- escala ocurre lo mismo en la experiencia
mente en la definición y comprensión rela- subjetiva de la mayor parte de los pacien-
cional del trauma. Pero en este contexto tes traumatizados. Desde este punto de
cabe mencionar de todos modos que las fa- vista, la disociación en cuanto proceso ca-
llas en la regulación afectiva son antes que paz de excluir contenidos experienciales de
nada fallas en la regulación interactiva en- la consciencia es profundamente sensible y
tre infante y cuidador que solo con poste- dependiente de los sistemas intersubjeti-
vos pasados y presentes que forman parte
del mundo de experiencia de un sujeto par- (Orange, 1995, 2011), conclusiones emo-
ticular. Ahora bien, la mente disociativa no cionales (Orange, 1995, 2011), representa-
es en sí misma una mente patológica; más ciones de interacciones que han sido gene-
bien, todas las mentes son de naturaleza di- ralizadas (Stern, 2000 [1985]), formas-de-
sociativa porque la disociación como fenó- estar-con (Stern, 1997), conocimiento re-
meno psicológico es intrínseco al funciona- lacional implícito (BCPSG, 2010), repre-
miento psíquico como tal -por ejemplo, sentaciones relacionales pre-simbólicas
prestar atención o concentrarse requieren (Beebe & Lachmann, 2002), expectativas
la disociación al menos momentánea de relacionales implícitas (Beebe & Lach-
otros estímulos- así como cierto grado de mann, 2002), configuraciones relacionales
disociación defensiva puede ser conside- yo-otro (Mitchell, 1988), estados del self
rado normal (Bromberg, 1998, 2006, 2011; (Bromberg, 1998, 2006, 2011) y otros más.
Howell, 2005; Sassenfeld, 2012a, 2019a). Aunque ciertamente existen matices
En sus modalidades psicopatológicas pro- conceptuales entre estas diversas concep-
piamente tales, la disociación defensiva sin ciones particulares, todas ellas apuntan a
embargo llega a desconectar lo que Philip que en el psicoanálisis relacional lo incons-
Bromberg llama diferentes estados del self ciente está constituido por configuraciones
incomunicando partes centrales del psi- psíquicas relacionales unidas por estados
quismo y con ello fragmentando el self. afectivos que son el resultado de interac-
Frente al trasfondo descrito, la pre- ciones repetitivas a lo largo del desarrollo,
gunta respecto de los contenidos de lo in- incluyendo en especial interacciones trau-
consciente es una pregunta esencial. En máticas. Lo que además todos estos con-
primer lugar, es cierto que se trata de esta- ceptos tienen en común y que trataremos
dos afectivos; no obstante, en un modelo en el próximo punto con mayor detalle es
psicoanalítico relacional un afecto nunca que se trata de conceptos que dan cuenta
existe en y por sí mismo, como en aisla- de estructuras psíquicas no conscientes en
miento, sino que más bien nunca está des- el sentido de que no son dinámicamente in-
ligado de nuestra vinculación con los de- conscientes, esto es, inconscientes por ra-
más (Sassenfeld, 2019b [2005]; Stolorow, zones defensivas. En el psicoanálisis rela-
2011), sea esta externa o interna. En con- cional, las estructuras de la subjetividad -
secuencia, los teóricos relacionales han con independencia de los conceptos parti-
formulado un amplio conjunto de concep- culares que se han articulado para definir-
tos para dar cuenta de las estructuras que las- no deben entenderse primariamente
conforman lo inconsciente: objetos como estructuras defensivamente disocia-
internos (diversos teóricos británicos de das; más bien, estamos frente a estructuras
las relaciones objetales), relaciones objeta- que no son conscientes porque su propia
les internalizadas (Fairbairn, 1952, 1963), naturaleza es formarse y mantenerse fuera
modelos operativos internos (Bowlby, de la consciencia. Esto no quiere decir que
1988), estructuras del self (Kohut, 1977; no existan elementos disociados en térmi-
Winnicott, 1960; Wolf, 1988), estructuras nos defensivos en lo inconsciente tal como
de la subjetividad o de la experiencia (At- describimos en el punto anterior; cierta-
wood & Stolorow, 2014 [1984]), principios mente un sinnúmero de estados afectivos y
organizadores de la experiencia (Stolorow con ello ciertas configuraciones relaciona-
& Atwood, 1992; Stolorow, Atwood & les internalizadas se encuentran fuera de la
Orange, 2002), convicciones emocionales consciencia por razones defensivas. Sin
relacional implícito hacia modalidades más mación socioemocional. En el seno del ni-
flexibles y adaptativas. vel implícito de la interacción que recién
El concepto más difundido ha sido examiné quienes participan de la interac-
aquel de una memoria implícita. Esa difu- ción están continuamente leyendo -desde
sión ha generado a mi parecer bastante im- hace años he hecho alusión a una lectura
precisión conceptual, difusión que busqué corporal implícita y a una lectura corporal
clarificar hace algunos años (Sassenfeld, implícita recíproca para subrayar que lo
2013a). En mi contribución diferencié tres que se lee del otro en el nivel implícito es la
aspectos ligados al dominio de lo implícito. diversidad de la expresividad corporal
En primer lugar, existe una dimensión im- (Sassenfeld, 2008, 2012a, 2013b, 2016,
plícita a toda interacción, que cubre todos 2018)- al otro. Tal lectura nos permite
aquellos fenómenos y procesos afectivos e ajustar nuestra forma de estar con el otro
intersubjetivos que transcurren de modo al comprender en términos implícitos sus
no-verbal, no-simbólico y no consciente estados emocionales e intencionales, una
continuamente en toda interacción entre función básica del psicoterapeuta. Las neu-
seres humanos. Por supuesto, la relación rociencias sociales, al entender el cerebro
analítica cuenta con una fundamental di- cada vez más como un órgano biosocial o
mensión implícita en la cual ocurren sin ce- relacional (Fuchs, 2016), han mostrado
sar intercambios inconscientes centrados que el cerebro no solo cuenta con un sis-
en los afectos, las intenciones y, desde una tema, sino con varios sistemas relaciona-
perspectiva neuropsicoanalítica, las biolo- dos esencialmente con el procesamiento de
gías en interacción y en especial las neuro- información que proviene de nuestra per-
biología en interacción. Allan Schore cepción de los demás (Cozolino, 2014
(2003a, 2003b, 2012, 2019a, 2019b) ha es- [2006]; Sassenfeld, 2009b). Esa circuns-
crito en este sentido hace ya muchos años tancia deja en evidencia la centralidad del
y basándose en un inmenso volumen de in- procesamiento implícito de información de
vestigación neurocientífica acerca de un naturaleza socioemocional en la vida hu-
diálogo implícito entre hemisferios dere- mana desde una perspectiva evolucionaria.
chos o también entre sistemas límbicos la- Stephen Porges (2004), uno de los más im-
teralizados al hemisferio derecho que es portantes especialistas mundiales en el sis-
parte intrínseca del vínculo entre infante y tema nervioso autónomo -es decir, en un
cuidador y, con posterioridad, entre pa- ámbito de funcionamiento del sistema ner-
ciente y analista. En la práctica analítica re- vioso que opera del todo en el nivel implí-
lacional, asumimos que en una psicotera- cito-, acuñó el concepto de neurocepción
pia que avanza bien los mecanismos implí- para dar cuenta de un aspectos del proce-
citos están actuando como deben gracias al samiento implícito del que estamos ha-
tipo de interacción que paciente y tera- blando: se refiere a “cómo los circuitos
peuta logran co-construir -la relación nece- neuronales distinguen si las situaciones o
sitada para el cambio sobre la que habla personas son seguras, peligrosas o amena-
Steven Stern (2017), que siempre está ba- zas a la propia vida” (p. 19) de manera
sada en una comunicación que Lyons-Ruth constante. Piénsese en este contexto tanto
(1999) describe como un diálogo colabora- en el sistema motivacional de apego que se
tivo, abierto y flexible. activa a menudo frente a la percepción im-
En segundo lugar, existe una modali- plícita por parte del infante de algún estí-
dad implícita de procesamiento de infor-
mulo amenazante como en la hipervigilan- nálisis relacional porque para muchos teó-
cia tan característica de los pacientes trau- ricos ha contribuido a una comprensión
matizados. más completa de los fenómenos y procesos
Por último, existe la memoria implícita que transcurren al margen de la conscien-
propiamente tal. En cierto sentido, podría cia. Tal como ya mencionamos, la obra de
tal vez afirmarse que la memoria implícita Freud incluye ideas acerca de lo que en la
almacena tendencias del procesamiento actualidad llamamos no consciente en con-
implícito de información socioemocional traste con lo inconsciente, ideas como lo
basadas en experiencias reiteradas en las preconsciente y, en Jung, lo subliminal. Sin
interacciones implícitas con otros signifi- embargo, la noción de lo implícito ha per-
cativos -partiendo, por supuesto, por el mitido sistematizar el conocimiento psi-
vínculo de apego del niño pequeño con su coanalítico de lo inconsciente dejando al
cuidador principal. Así, la memoria implí- descubierto que el ámbito de lo no cons-
cita comienza a sesgar el procesamiento ciente es con un alto grado de probabilidad
implícito de información socioemocional bastante más amplio que el ámbito de lo di-
debido a la existencia de experiencias afec- námicamente inconsciente. Las neurocien-
tivas y relacionales previas repetidas. El cias afectivas, sociales y del desarrollo sin
concepto del conocimiento relacional im- lugar a dudas apuntalan ese punto de vista.
plícito al cual ya hicimos referencia ha bus- La noción de lo implícito ha permitido, al
cado abarcar la complejidad del dominio mismo tiempo, abrir la comprensión analí-
implícito que mis tres distinciones buscan tica a la realidad y trascendencia de los me-
volvernos más accesible y comprensible. El canismos relacionales, no-verbales y no
conocimiento relacional implícito se cons- conscientes de cambio, cuyo primer defen-
truye a través de interacciones implícitas; sor icónico fue Sandor Ferenczi, abuelo del
al mismo tiempo, una vez que la memoria movimiento relacional. Su influencia deter-
implícita ya registra ciertos patrones rela- minante ha corrido a través del concepto
cionales implícitos predecibles, influencia de la experiencia emocional correctiva for-
las posibilidades implícitas de interacción mulada por Franz Alexander (Alexander &
al sesgar lo que el individuo es capaz de French, 1946) pasando por la experiencia
percibir y anticipar en términos generales selfobjetal formulada por Heinz Kohut
como seguro o inseguro en el plano implí- (1977) hasta la diversidad de ideas res-
cito. No obstante, el conocimiento relacio- pecto de las experiencias intersubjetivas
nal implícito no permanece del todo está- que un paciente puede necesitar atravesar
tico; en ciertas situaciones intersubjetivas retratadas en el pensamiento psicoanalí-
se hace posible el registro de novedad rela- tico relacional contemporáneo.
cional y ese registro -sobre todo cuando es
reiterado- es capaz de descomprimir, di- V
versificar, ampliar y enriquecer el conoci-
miento relacional implícito del individuo. Otra de las formulaciones más impor-
Esto último es lo que ocurre en una psico- tantes respecto de la naturaleza de lo in-
terapia exitosa complejizando el mundo consciente en el psicoanálisis relacional es
implícito subjetivo del paciente y, a me- la propuesta que Donnel Stern viene arti-
nudo, del psicoterapeuta. culando de modo sistemático desde al me-
El concepto de lo implícito ha sido de nos 1997 hasta el día de hoy en una suce-
gran significación en el mundo del psicoa- sión de libros (1997, 2010, 2015, 2019). Su
Stern. Stern ha recibido una profunda y du- lenguaje puede entenderse como una di-
radera influencia de la hermenéutica filo- mensión básica a través de la cual el sujeto
sófica dialógica de Hans-Georg Gadamer, contribuye a construir, a dar forma, a su
cuya relevancia determinante quedará propia experiencia.
enevidencia en breve (para discusiones de Entonces, ¿qué es la experiencia no for-
la hermenéutica gadameriana desde un mulada? Es antes que nada una concepción
punto de vista psicoanalítico relacional, relacional de los significados inconscien-
véanse Orange, 2011 y Sassenfeld, 2012a, tes. A partir de su experiencia clínica, Stern
2016, 2019a). Stern formula temprana- (1997) indica que cuando un paciente por
mente su concepto de la experiencia no for- fin logra pensar sobre algún aspecto pre-
mulada, que es el fundamento de su con- viamente no aceptada de su vida y expe-
cepción relacional de lo inconsciente. Es- riencia, “pocas veces existen pensamientos
cribe: plenamente formulados tan solo espe-
rando ser descubiertos, listos para ser ex-
Cuando hacemos referencia a la influencia de lo puestos” (p. 36). Más bien, lo que la expe-
inconsciente en el psicoanálisis, ¿qué queremos
decir? ¿Buscamos referirnos a una presencia ob-
riencia analítica muestra es que por lo co-
jetiva en lavida psíquica, un pensamiento o un mún nos hallamos frente a “un estado
afecto o un recuerdo que de alguna manera fresco de no saber, una especie de confu-
existe como hecho, pero fuera de nuestro cono- sión -una confusión con posibilidades re-
cimiento? ¿O buscamos referirnos a una ausen- cién ahora reconocibles, y quizás una con-
cia, algo que falta en la experiencia, una implica-
ción no considerada o no desarrollada? ¿Está el
fusión intrigante, pero sin embargo una
material inconsciente plenamente formado me- confusión o un desconcierto” (p. 37). En
ramente esperando un des-cubrir o un descubri- otras palabras, siguiendo a Stern una clari-
miento, o es experiencia potencial que queda dad inconsciente rara vez subyace a los
para ser articulada? (1997, p. 33) procesos defensivos. Aquello que preferi-
mos mantener fuera de la consciencia en
Antes de decir algo más sobre el con-
general más bien está compuesto de ele-
cepto de la experiencia no formulada, al
mentos pobremente definidos, diferentes a
que la idea de experiencia potencial ya es
cómo serán cuando hayan podido ser for-
un guiño, es importante desde ya destacar
mulados. Así, la noción de experiencia no
un aspecto central de la influencia de Gada-
formulada da cuenta de “procesos psíqui-
mer: su concepción fenomenológica del
cos caracterizados por una falta de claridad
lenguaje, esto es, de la posibilidad de for-
y diferenciación” (p. 37). La experiencia no
mular. Stern se une a Gadamer en la idea de
formulada es “la forma no interpretada de
criticar una concepción ampliamente di-
aquellos materiales de la experiencia cons-
fundida del lenguaje como un conjunto de
ciente y reflexiva a los que eventualmente
etiquetas que nos sirven para nombrar las
se le pueden asignar interpretaciones ver-
cosas y experiencias. Junto a Gadamer,
bales y con ello ser llevados a una forma ar-
Stern comprende que el lenguaje y la expe-
ticulada” (p. 37). En opinión de Stern, los
riencia no son dos ámbitos separados en el
terapeutas de orientación analítica trabaja-
sentido de que las palabras pueden etique-
mos en primer lugar con este ámbito no
tar las experiencias que serían a-lingüísti-
formulado de la experiencia subjetiva e in-
cas o pre-lingüísticas. Todo lo contrario:
tersubjetiva.
lenguaje y experiencia son inseparables.
En la concepción de Stern (1997), la na-
Para partir, el lenguaje es en sí mismo una
turaleza de la experiencia es ser en primer
experiencia. Ahora bien, más allá de ello, el
lugar no formulada. Por lo común, su for- sentido débil trae consigo lo que Stern de-
mulación con ayuda del lenguaje transcu- nomina una rigidez narrativa, que en cierta
rre de modo fluido y poco problemático, y medida está presente en la experiencia de
las palabras confieren forma y nitidez a la todo ser humano. La disociación en el sen-
experiencia para la consciencia. No obs- tido fuerte genera más que una rigidez na-
tante, en ciertas situaciones la formulación rrativa de la cual están excluidos algunos
interpretativa de la experiencia no formu- elementos que podrían estar incluidos. Da
lada -el momento interpretativo aquí de lugar a un no-poder-formular aspectos re-
modo específico remite a la formulación de levantes de la experiencia no formulada,
la experiencia no formulada mediante el dejando incompleto el relato de la propia
lenguaje en el sentido de una atribución de experiencia por razones defensivas. En am-
significado- se ve interferida por procesos bas modalidades de la disociación, para
disociativos (véase el punto tres). Stern Stern es fundamental destacar si acaso el
distingue la disociación en el sentido débil lenguaje que formula la experiencia es
y la disociación en el sentido fuerte. La di- creativo y auténtico o más bien estereoti-
sociación en el sentido débil guarda rela- pado. “El lenguaje estereotipado del len-
ción con aspectos no formulados de la ex- guaje siempre es disociativo porque im-
periencia a los que por algún motivo el su- pide experiencia nueva […]” (p. 113). El
jeto nunca ha prestado real y suficiente lenguaje creativo, en cambio, “resulta en la
atención. En esa medida, es una disociación articulación de experiencia nueva porque
“débil” porque prestándoles atención cons- el lenguaje creativo no quiere lograr nada
ciente pueden ser formulados sin mayores más” (p. 113). Desde este punto de vista, el
dificultades. La disociación en el sentido psicoanálisis clínico necesita moverse den-
fuerte, por el contrario, disocia experiencia tro del lenguaje creativo, capaz de “generar
no formulada por razones defensivas man- nueva experiencia”, debido a que eso es lo
teniéndola inconsciente, esto es, no formu- que nuestros pacientes buscan. Creo que el
lada. Stern hace referencia a una especie de desafío del uso de un lenguaje creativo
resistencia a formular esos aspectos de la para formular la experiencia no formulada
experiencia no formulada porque su for- recae tanto en el paciente como en el psico-
mulación verbal interpretativa para la terapeuta. Desde una perspectiva analítica
consciencia representaría un problema. En relacional, solo su colaboración puede lo-
este punto la concepción de Stern se sobre- grar encontrar palabras creativas capaces
pone con aquella de Bromberg (1998, de transformar la organización existente
2006, 2011), en el sentido de que la diso- de la experiencia subjetiva e intersubjetiva.
ciación en el sentido fuerte obtiene su mo- Hemos pasado revista a un conjunto
tivación defensiva del hecho de que los as- básico de los aspectos de la concepción re-
pectos no formulados de la experiencia que lacional de lo inconsciente. Espero que ha
son disociados en el sentido fuerte tienen quedado de relieve que el psicoanálisis re-
orígenes traumáticos y por ende altamente lacional está muy lejos de ser una psicolo-
disruptivos para la consciencia. gía superficial de la consciencia (Mills,
Stern (1997) discute estos dos tipos de 2005) y que tiene ideas teóricas y clínicas
disociación y la formulación verbal inter- relevantes respecto de lo inconsciente. Tal
pretativa de la experiencia no formulada vez para algunos la amplia diversidad de
también y de manera clínicamente útil en ideas puede generar cierta inquietud -¿cuál
términos del lenguaje. La disociación en el sigue siendo el territorio compartido del
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