Nuevas Masculinidades

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Universidad Mariano Gálvez

Enfoque Psicológico del acoso sexto semestre


Lic. Mario Raúl Azmitia Crispín

“Las Nuevas Masculinidades”

Jose Rodolfo Arenas Flores


Carné 2654-18-14522
Sección única

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Introducción
Durante siglos se ha construido una idea de masculinidad hegemónica: ese hombre
que todo lo puede, el hombre fuerte, protector y proveedor. Pero esa masculinidad
tradicional tiene varios problemas: no se ajusta a la realidad, conduce a identidades
insanas y frena el desarrollo de la igualdad.

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Qué son las nuevas masculinidades
Las nuevas masculinidades o masculinidades alternativas proponen replantear la
idea de masculinidad y desaprender los roles de género adquiridos durante toda la
vida y perpetuados a lo largo de siglos.

Estamos en 2022 y la idea tradicional de hombre ya no sirve. Por eso, las nuevas
masculinidades buscan una alternativa a ese modelo hegemónico que incorpore la
perspectiva de género. Según el sociólogo Jorge Elbaum, “representan la búsqueda
de muchos hombres de la igualdad para el mundo”.

Cada vez hay más organizaciones, empresas, instituciones y personas que se están
uniendo para repensar las formas tradicionales de ser hombre. Es el caso de la Red
de Hombres por la Igualdad, que se dedica a elaborar estudios y a recoger
información, pero también a cambiar y a buscar nuevos modelos que contribuyan a
generar relaciones personales y laborales más igualitarias.

Uno de los focos más importantes de las masculinidades alternativas es acabar con
la violencia de género y con las actitudes que conducen a ella; romper con el mito
del hombre violento y del hombre que todo lo puede, así como rechazar cualquier
forma de machismo que aparece en la vida cotidiana.

Para el sociólogo experto en igualdad de género y autor de nuestro curso online


Nuevas Masculinidades, Erick Pescador, “la violencia más difícil de ver es la que
aparece en los momentos más sutiles, por ejemplo, en una conversación, donde el
espacio verbal lo ocupan fundamentalmente los hombres”.

Por otra parte, para acabar con las actitudes de violencia es importante trabajar la
empatía. También la corresponsabilidad personal, familiar y laboral, que implica
estar presente en los espacios de cuidado, de limpieza y de atención a otras
personas.

Características de la masculinidad tradicional vs nuevas masculinidades


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¿Las nuevas masculinidades implican desechar todo lo que entendemos por
masculinidad? ¿Cuáles son las diferencias entre la masculinidad tradicional o
hegemónica y las nuevas masculinidades? Vamos a ver las principales
características de la masculinidad aprendida versus una masculinidad alternativa e
igualitaria.

Desigualdad

La masculinidad hegemónica tiene que ver con la cultura de la desigualdad, en la


que algunas personas mantienen el control sobre otras para acaparar el poder. En
cambio, las masculinidades que están apareciendo a día de hoy apuestan por la
horizontalidad, el consenso y las relaciones entre iguales.

Competitividad

Otra parte importante de las identidades tradicionales de género masculinas


consiste en tener que demostrar las propias habilidades. La educación lleva a los
hombres a ser competitivos para alcanzar un estatus laboral o social. Las
masculinidades alternativas buscan que cada persona pueda mostrar sus
debilidades sin miedo, y aprovechar el talento de los demás para trabajar en equipo
de forma más efectiva, sin necesidad de buscar la confrontación.

Agresividad

La masculinidad hegemónica también lleva consigo la agresividad y la violencia que,


aunque cada vez está menos legitimada, sigue estando presente en nuestra
sociedad. Lo vemos a través del acoso, los comentarios sexistas o las violencias
sexuales. Las masculinidades igualitarias apuestan por eliminar la violencia
machista, o de cualquier tipo, de nuestras vidas.

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Roles de género

La masculinidad tradicional se define en oposición a lo femenino: los hombres no


lloran, no cuidan y tienen que proveer. En cambio, el modelo de masculinidad nueva
e igualitaria apuesta por eliminar esos roles de género aprendidos sobre
masculinidad y feminidad para que seamos más libres. Eso favorece, por ejemplo,
que los hombres puedan vivir plenamente su paternidad.

Imagen exterior

El hombre tradicional tiende a proyectar su imagen hacia el exterior, hecho que


contribuye al desarrollo de sus habilidades instrumentales y competitivas. Eso es
bueno de cara al trabajo productivo, pero la contrapartida es que descuida el
desarrollo personal y del interior, provocando un manejo inadecuado de las
emociones. Por eso, las masculinidades alternativas buscan una combinación
equilibrada de desarrollo hacia fuera y hacia dentro, que contribuya a las relaciones
interpersonales y a la gestión emocional.

Nuevas masculinidades: creencias y certezas


Por si todavía tienes dudas sobre qué son las nuevas masculinidades, vamos a
romper algunos falsos mitos acerca de este tipo de masculinidad alternativa.

Las nuevas masculinidades quieren romper la idea de hombre.

Las nuevas masculinidades buscan que cada hombre exprese su género como
quiera.

El machismo solo es perjudicial para las mujeres.

Los hombres también son víctimas del machismo: Una sociedad machista hace
que los hombres sientan que deben actuar según el estereotipo de cómo tiene que
ser su género y sean reacios a mostrar vulnerabilidad.

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Solo hay una forma de ser hombre, y es lo contrario a ser mujer.

No hay una forma única de ser hombre: Cada hombre es libre de asumir la
masculinidad como lo prefiera según su personalidad y todas las visiones son
válidas.

Las nuevas masculinidades solo afectan a los hombres.

Las nuevas masculinidades también afectan a las mujeres: Si cambian los


estereotipos negativos de género las mujeres ganan al vivir en una sociedad con
menos violencia y más igualitaria.

Masculinidades alternativas

7 pasos para trabajar las nuevas masculinidades


A continuación, se dan las claves para poder avanzar hacia unas masculinidades
más igualitarias dentro y fuera de los espacios de trabajo. Lee atentamente y
comparte estos consejos con los hombres de tu organización.

1. Revisa el modelo

El modelo tradicional de la masculinidad está obsoleto. Por eso hay que dejar de
lado ese arquetipo que va a dificultar muchísimo que puedan aflorar otras maneras
de expresar todo aquello que sentimos.

2. Prescinde de la violencia

Cambiando todo lo que tiene que ver con el poder y la violencia conseguiremos
cambiar la forma en la que habitamos el mundo. Debemos revisarnos para pasar de
una representación aprendida de ser hombre a una perspectiva del ‘ser’, de ser lo
que cada uno es.

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3. Fomenta la empatía

Sentir y escuchar, la empatía significa estar en contacto con el otro. Eso supone
cambiar el show time por el slow time, es decir, conectarte más con lo profundo y
menos con lo que se espera de ti.

4. Apuesta por el cuidado

Implicarte en el cuidado es ir mucho más allá de aspectos como la paternidad. Es


construir la masculinidad desde las relaciones en equilibrio y vivir la crianza y el
cuidado como espacios propios. No como terreno en el que los hombres son
invitados o en el que las mujeres dicen cómo hay que hacer las cosas, sino que
todos somos ciudadanos de pleno derecho dentro del hogar y en la implicación con
otras personas.

5. Dale libertad a tu masculinidad

Para cambiar el modelo y transitar hacia una masculinidad alternativa y más


igualitaria no existe una ‘fórmula mágica’. De hecho, una de las claves para lograrlo
es no intentar controlar o definirlo todo. En este sentido, lo mejor es centrarse en
disfrutar y estar a gusto en lugar de intentar encontrar la forma perfecta de hacer las
cosas. Los ritmos tienen que fluir y ser naturales.

6. Usa el cuerpo para mejorar las relaciones

No temas el contacto con otras personas. Somos piel, somos cuerpo. Rompe con
esa coraza que te hace estar en una posición de fuerza o en una posición distante,
eso que te impide dar un abrazo con sentimiento.

7. Aprende en el camino

Aquí no hay competición. Es un proceso del que puedes disfrutar aprendiendo,


incluso de tus errores. Para seguir avanzando puedes leer, formarte, hablar con tus
colegas de trabajo o con tus amigos y compartir tus inquietudes.
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Por qué las nuevas masculinidades son buenas
Las masculinidades alternativas favorecen que cada uno sea como quiere ser.
Favorecen la libertad propia: cada hombre y cada mujer elige exactamente qué tipo
de vida quiere: cómo quiere mostrarse hacia los demás, qué aspiraciones y deseos
tiene, cómo quiere enfocar su carrera profesional, si desea o no formar una familia...
Todo ello sin que los estereotipos marquen el camino. Y esa es la clave de la
diversidad.

Las relaciones igualitarias no solo generan espacios de trabajo más sanos, sino que
aumentan las ratios de satisfacción de los trabajadores y también su productividad
y rendimiento.

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Conclusiones
La nueva concepción de la masculinidad que aquí se quiere proponer se concreta
en la denominación de Nuevas masculinidades positivas. Dicha categoría se ha
utilizado para definir aquellas nuevas manifestaciones de la masculinidad que son
catalogadas como positivas por su carácter antisexista y antihomofóbico. La misma
ha sido tomada de Ángels Carabí, quien la ha utilizado para el estudio, desde la
perspectiva de género, de los nuevos modelos masculinos no convencionales, que
actualmente se están conformando dentro del colectivo de varones. Sin embargo,
los criterios que Ángels Carabí utiliza para definir las nuevas formas de masculinidad
positivas, han sido ampliados y complementados con la incorporación de otros -
formulados por distintos pensadores y pensadoras-, que se han considerado
igualmente válidos y complementarios.

La nueva concepción de la masculinidad que se propone, por su imbricación con


aspectos socio políticos más amplios, traduce una posición no sólo antisexista y
antihomofóbica, sino también antirracista y anticlasista por parte de los varones. La
misma ha sido concebida en base a dos dimensiones básicas: una socio-política,
referida al conjunto de acciones que evidencian el desarrollo en la práctica social de
los ideales con los cuales se comulga; y una dimensión ideológica a través de la
cual se revelan los cambios en el modo de pensar como consecuencia de la
influencia de ciertos grupos contestatarios como los feministas, y también de las
intenciones o ideales con los que muchos varones orientan sus deseos de cambio
aunque les haya resultado inviable o difícil cumplir totalmente con los mismos.

Las cualidades que, en su dimensión socio-política, caracterizan lo que se podría


considerar una nueva forma de expresar una masculinidad positiva son: compartir
el control de la realidad con las mujeres, no utilizar el poder para imponerse sobre
otros, apoyar las luchas emprendidas por los grupos socialmente marginados,
promover formas justas de vivir en sociedad, luchar por disfrutar de su trabajo y de
su hogar por igual, compartir las labores domésticas y el cuidado de los hijos,
preocuparse más por la mejora de la sociedad que por sus intereses personales,
apoyar las demandas y los planteamientos de las feministas, agruparse con otros
varones para plantear cambios en sus actitudes convencionales, manifestarse
públicamente en contra de la desigualdad en cualquier sentido, asumir una posición
ambientalista y ecológica, reconocer y apoyar el derecho de los otros a vivir en forma
diferente.

Y las cualidades que, desde el punto de vista ideológico, caracterizan una nueva
forma de expresar una masculinidad positiva son: estar conciente de la construcción

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cultural de la masculinidad que le ha configurado, promover la no violencia en sus
hijos y en otros hombres, cuestionar la visión esencialista de los conceptos de
masculinidad y feminidad; no afianzarse en una visión inmovilista de la
masculinidad; aceptar otras manifestaciones de la masculinidad distintas de la
tradicional, cuestionar la concepción tradicional de la masculinidad, oponerse al
machismo, reconocer las consecuencias negativas que el machismo ha traído a sus
relaciones interpersonales, definirse a partir de sí mismo y no perfilándose a través
de alteridades opuestas y negativas que él haya creado, ser capaz de desarrollar
capacidades positivas de los dos géneros, no ver amenazada su masculinidad por
compartir sus puntos de vista con las mujeres, no considerar la homosexualidad
como un peligro para su masculinidad, no tener problemas en establecer vínculos
cercanos y afectivos con otros varones, asumir su sexualidad de forma versátil,
conservar algunas cualidades masculinas tradicionales positivas, ser contrario a
una educación sexista y homofóbica para los hijos, estar de acuerdo con que la
madre participe en el proceso de hacer al hijo un hombre, buscar que el hijo, desde
temprano, no desarrolle una identidad masculina agresiva ni egocéntrica, mostrarse
abierto y receptivo ante los demás, no considerar la heterosexualidad el único patrón
para definir su virilidad y su vida social, no pensar en el coito como el fin de la
sexualidad.

Una concepción como ésta resulta, en algunos de sus aspectos, sumamente audaz
y para nada convencional, y lleva a preguntarse, por una parte, si las mujeres,
incluyendo las mujeres política e ideológicamente liberadas, estarían dispuestas a
aceptarla. La cuestión real que se presenta es saber si la mujer de hoy está
dispuesta a unirse a un varón que ha desarrollado, por ejemplo, una sexualidad
versátil, o que no considera a la heterosexualidad el único patrón para definir su
virilidad y su vida social.

Cuando la mujer asume otra mentalidad y se hace feminista, no sólo se dedica a


combatir el patriarcado y la ideología machista, sino que también busca una nueva
relación con un varón con una mentalidad y un modo de actuar más humanos. Ahora
bien, cuando una mujer con esta posición y mentalidad logra unirse a un varón
profeminista y antipatriarcal, la clase de relación que ambos logren desarrollar y el
éxito en mantener la misma, dependerá de cuán firmes están ambos en sus
posiciones, de la cantidad de prejuicios de la que hayan podido deslastrarse, y de
cuán dispuestos estén a respetar y a valorar el derecho de cada uno a disfrutar, de
la forma como mejor desee, de un despliegue libre de sus capacidades naturales.

La cuestión más importante que tendrán que reconocer y aceptar, en forma


definitiva, es que ya no hay necesidad de regir sus vidas basándose en oposiciones

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engendradoras de naturalezas distintas, clasificaciones, separatismos,
exclusivismos y desigualdades. Y que cuando los parámetros patriarcales ya no
ejercen su poder hay posibilidad para que cada uno desarrolle todas sus
capacidades naturales, porque ya no existirán varones dominantes y mujeres y
varones dominados ni, en consecuencia, masculinidades hegemónicas ni
masculinidades despreciadas. Dentro de esta situación especial, ya no habría
necesidad de atenerse o someterse a clasificaciones, ni los individuos tendrían que
verse obligados a asumir identidades rígidas o unívocas que los diferenciaría como
seres humanos con visiones del mundo incompatibles con las de los demás, o con
gustos y deseos excepcionales, sino que habría libertad para que cada uno/a
explore todas sus capacidades naturales y gracias a ello construya una identidad
abierta, flexible y plural. Dentro de una situación política de mayor justicia, paridad
y libertad, ni las mujeres pueden seguir condicionando el libre despliegue de las
capacidades naturales de los varones, ni éstos las de aquellas.

Por otra parte, cabría averiguar si los propios varones están o no de acuerdo con
asumir todas o algunas de esas cualidades no ordinarias que algunos autores
consideran expresiones auténticas de una nueva masculinidad positiva. Se sabe
que a los varones actuales les está costando mucho establecer un cambio efectivo
y positivo en sus relaciones con las mujeres, es preciso imaginar cuánto más difícil
les resultará establecer un encuentro más solidario y afectivo con otros varones, tal
como el desarrollo de las nuevas masculinidades positivas lo exige.

En realidad, el concepto compuesto de Nuevas masculinidades positivas no impone


ni sugiere un nuevo modelo a seguir, ni constituye una serie de requisitos para
catalogar a un varón como no machista y no homofóbico. Es un concepto que reúne
distintas expresiones masculinas que sirven para identificar comportamientos
masculinos nuevos y positivos. Un varón que no decida o no guste asumir algunas
de las características anteriormente señaladas, no tiene porqué considerársele poco
o menos sexista u homofóbico. Cada uno tiene la libertad de decidir la clase de
masculinidad con la que más cómodo se sienta. No obstante, todas las cualidades
señaladas resultan incompatibles con la noción tradicional de la masculinidad. Este
hecho puede servir para identificar a aquellos varones que han comenzado a
establecer un cambio real en su modo de actuar y de pensar; e incluso para señalar
a aquellos que, viviendo una situación contradictoria, aún permanecen presos de un
posición inauténtica.

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