Ritos de Sangre Sacrificios Cruentos en

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CAPÍTULO 18

RITOS DE SANGRE: SACRIFICIOS CRUENTOS EN LOS ÁMBITOS


CELTIBÉRICO Y VACCEO
Silvia Alfayé Villa*

RESUMEN CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE


LOS SACRIFICIOS CRUENTOS EN
Siguiendo la tradición de los simposios CELTIBERIA Y EL MUNDO VACCEO
darocenses, en este trabajo se propone una revi-
sión conjunta de los sacrificios humanos y anima- Antes de centrarme en el estudio de las
les documentados en Celtiberia y en el ámbito evidencias de sacrificios humanos y animales, y
vacceo. Sin embargo, y aunque se trata de un adentrarme en la problemática particular de cada
aspecto extremadamente interesante, no se inclu- una de estas prácticas rituales, quisiera plantear
ye el estudio de los ritos cruentos vinculados a una serie de consideraciones generales sobre los
contextos funerarios ni las prácticas de mutilación sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y
del contrario realizadas en el ámbito de la guerra, vacceo, que pueden servir como marco general
ya que ambos aspectos serán sin duda analiza- en el que situar las manifestaciones rituales que
dos en las ponencias de A. Jimeno y M.L veremos a continuación.
Cerdeño, y de G. Sopeña, respectivamente, en
este mismo volumen. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LOS RITOS CRUENTOS
CELTIBÉRICOS Y VACCEOS
ABSTRACT
La información que transmiten las fuentes
Following the tradition of the Daroca sympo- literarias forma parte de un discurso colonial des-
sia, I propose an updated synthesis of the human tinado a enfatizar, también en el ámbito del ritual,
and animal sacrifices attested in Celtiberia and the la barbarie de estas poblaciones, como han estu-
Vaccean area. However, in this paper I´ve not inclu- diado F. Marco (1999) y M. Aldhouse-Green
ded the study of the bloody rituals linked to funerary (2001), por lo que todas aquellas prácticas que
contexts nor the practices of mutilation of the no resultaran exóticas no fueron reseñadas por
enemy realized on a war context, due to both prac- los historiadores greco-latinos. Por otro lado, en
tices will be for sure analyzed in the articles of this las fuentes epigráficas no encontramos ninguna
volume written respectively by A. Jimeno and M.L. referencia a la práctica del sacrificio humano, y
Cerdeño, and by G. Sopeña. los testimonios de sacrificios animales se limitan
a las posibles alusiones al sacrificio de yeguas y
ovejas en dos inscripciones latinas grabadas en
PALABRAS CLAVE el santuario rupestre de Peñalba, en Villastar
(Teruel), aunque el carácter provisional de la edi-
Ritos cruentos, sacrificio animal, sacrificio ción de estos textos exige cautela (Beltrán,
humano, depósitos rituales, espacio de culto, Jordán y Marco 2005, 936). La iconografía celti-
Celtiberia, vacceos. bérica no incluye la representación de sacrificios
humanos, aunque sí de animales (Figs. 1-2),
KEY WORDS como veremos más adelante, y ambos ritos
cruentos están ausentes del corpus icónico vac-
Bloody rituals, animal sacrifice, human ceo. Los testimonios arqueológicos son, por
sacrifice, ritual deposits, cult space, Celtiberia, tanto, nuestra principal fuente de información (cf.
vaccean. Anexo 1) sobre la práctica del sacrificio, las
modalidades sacrificiales y sus contextos, atesti-
guado una complejidad mayor de lo que la histo-
riografía venía afirmando, aunque, pese a las
recurrentes llamadas de atención se carece aún
de estudios sistemáticos de los restos óseos de
posible procedencia sacrificial hallados en asen-
tamientos celtibéricos y vacceos (Figs. 3-5).
Contamos con varios tipos de fuentes
arqueológicas: los depósitos faunísticos, tanto
primarios como de naturaleza secundaria (Figs.
3-4); los restos óseos hallados en espacios de
culto; y los huesos humanos no vinculados a
* Área de Historia Antigua, Departamento de Estudios estructuras de enterramiento descubiertos en el
Clásicos, Facultad de Letras, Universidad del País Vasco. interior de los asentamientos (Fig. 6). Estos
E-mail: silvia.alfaye@ehu.es hallazgos generan siempre una serie de conflic-

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Silvia Alfayé Villa

tos interpretativos, que en ocasiones parecen roído por parte de carnívoros, y señales de des-
prácticamente irresolubles debido a la ausencia piece de animales con vistas al consumo culina-
de un contexto arqueológico preciso que permita rio de los restos–, desentrañar los criterios de
valorar la procedencia y el uso de esos materia- selección de las víctimas, comprender el modo
les esqueléticos en el marco espacio-temporal en que se lleva a cabo su inmolación, precisar la
concreto en el que cobran su pleno significado. forma en la que se procedía a su despiece, y
Así, como ha estudiado J. D. Hill (1995), a veces conocer el tratamiento y destino final de los res-
es imposible determinar si nos hallamos ante tos del sacrificio.
depósitos óseos de naturaleza sacrificial, o si
estamos en presencia de ordinary rubbish, de
vertederos, escombreras ó cenizales cuya forma- Se observa, por tanto, una descompensa-
ción no responde a motivaciones rituales sino a ción entre la información transmitida por las fuen-
procesos deposicionales vinculados al devenir tes, detectándose una falta de correlato entre los
diario del asentamiento. Ciertamente, conoce- testimonios literarios, los datos del registro
mos la existencia de zonas destinadas a la acu- arqueológico y las representaciones iconográfi-
mulación de deshechos, basureros que se locali- cas –que plasman únicamente sacrificios de aves
zan tanto en el interior como en el exterior de las y/o caballos (Fig. 1)– que podemos atribuir a cau-
construcciones, en las calles, en las inmediacio- sas diversas. Así, mientras la arqueología docu-
nes de los poblados –en este caso quizás rela- menta principalmente la existencia de depósitos
cionados con las prácticas realizadas en las faunísticos –sobre todo ovicápridos (Fig. 4)– en
necrópolis cercanas–, y que son especialmente un contexto mayoritariamente doméstico –y posi-
numerosos en el ámbito vacceo (cf. Wattenberg blemente vinculados a los ciclos vitales de sus
1978; Escudero 1995, 212-214; Morales y Liesau pobladores y de la propia construcción (Boivin
1995). A estos hoganales hay que sumar las col- 2000)–, las fuentes literarias clásicas no aluden a
mataciones de fosas con rellenos y derrumbes la práctica doméstica del sacrificio de víctimas
procedentes de estructuras constructivas pre- menores, silencio que posiblemente haya que
vias, y las acciones de remodelación y acondicio- relacionar con el carácter poco exótico de este
namiento de áreas de los asentamientos, que tipo de sacrificios, que debieron de resultar muy
conllevaron la formación de depósitos en los que cercanos a su horizonte religioso, por lo cual, y
pueden encontrarse huesos animales e incluso en tanto que no eran minime romano sacro ni
humanos. En algunos de estos casos parece resultaban útiles en la caracterización del etnoti-
indudable que nos hallamos ante acumulaciones po religioso del bárbaro y no merecían ser men-
orgánicas de origen no sacrificial, pero en otros cionadas. En cambio, los sacrificios humanos se
casos (cf. Anexo 1) no resulta fácil saber si se adecuaban mejor a la imagen –deseada y cons-
trata de depósitos resultantes de una actividad truida– de la barbarie peninsular, lo que unido a
cultual –y regidos por una lógica ritual que regu- su vinculación con ceremonias bélicas realizadas
la su selección–, o de simples deshechos caren- en el contexto de la conquista romana –y en las
tes de connotaciones religiosas. En cualquier que Roma pudo verse implicada (así, Livio, Per.
caso, como han señalado J. Brück (1999), R. 49)–, justificaba su oportuna inclusión en el dis-
Bradley (2005) o E. Kyriakidis (2007), entre otros, curso colonial elaborado por el conquistador
la dicotomía moderna ente las categorías sagra- (Marco 1999; Alfayé 2009). En cambio, y pese a
do/profano y ritual/ordinario no es directamente la repetición del topos literario, los testimonios
aplicable al mundo antiguo, donde dichas esferas arqueológicos del sacrificio humano son escasos
se solapan y, en ocasiones, son difícilmente dife- en Celtiberia y no se conocen en el ámbito vac-
renciables. ceo. Otro contraste detectado en las fuentes
sobre el sacrificio es el desfase entre las alusio-
Sin duda, el análisis de los huesos halla-
nes literarias a la celebración de banquetes
dos en esos depósitos permitiría determinar con
comunales que comportaban la realización de
mayor fiabilidad la procedencia de los mismos,
sacrificios cruentos y la ingesta colectiva de alco-
pero pese a las reiteradas llamadas de atención
hol y carne, y la escasez de evidencias materia-
(Morales y Liesau 1995; Liesau y Blasco 1995),
les de lo que M. Poux (2004) ha denominado
los estudios recientes –que aún son pocos– se
“una arqueología del festín”. La parquedad de las
ven distorsionados por una recogida selectiva y
huellas arqueológicas de prácticas ritualizadas
no sistemática de los huesos, entre otros facto-
de comensalidad en el ámbito indoeuropeo his-
res. Pese a ello, su estudio resulta esencial para
pánico (Alfayé 2009, 236-261), de las que la coci-
una mejor comprensión de las prácticas sacrifi-
na del sacrificio de Capote, en la Beturia Céltica,
ciales celtibéricas y vacceas, ya que no sólo per-
constituye el mejor ejemplo –aunque no el
mitiría determinar el tipo, edad y sexo de las
único–, contrasta con la floración de evidencias
especies depositadas, sino también detectar las
alteraciones de origen antrópico y físico sufridas materiales del banquete en el territorio galo (Poux
por estos huesos –entre las que se incluyen sig- 2004; Lepetz y Van Andringa 2008), y, en menor
nos de exposición a la intemperie, huellas de medida, en el área ibérica (Pons y García 2008).

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Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

UN TIEMPO Y UN LUGAR: LOS ESPACIOS DE LOS RITUA- nial del banquete también fue otro de los contex-
LES CRUENTOS tos del sacrificio animal, en los que posiblemente
se ingirió la carne de los animales inmolados
El sacrificio tiene lugar en una dimensión acompañada de la ingesta colectiva de bebidas
temporal y en un marco espacial en los que cobra alcohólicas, ya sea en ceremonias de connota-
su pleno significado. Cabe pensar que algunos ciones guerreras, en acontecimientos importan-
de estos sacrificios cruentos pudieron tener un tes –como las exequias o los funerales de un
carácter regular y que estuvieron vinculados a un líder–, o en banquetes ligados a la práctica del
calendario festivo fijo, mientras que otros pueden hospititum, con la que también habría que vincu-
ser interpretados como respuestas rituales espo- lar la realización de determinados sacrificios des-
rádicas vinculadas a necesidades puntuales y a tinados a sancionar ritualmente los acuerdos y
motivaciones diversas, tanto públicas como pri- tratados (Marco 2002; Alfayé 2009, 236-261).
vadas. Podemos preguntarnos dónde se llevaban a
En cuanto al marco espacial de los ritos cabo estos sacrificios cruentos comunitarios de
cruentos, resulta difícil determinar el lugar donde carácter público, que aparecen infra-representa-
se celebraron los sacrificios humanos tan men- dos en el registro arqueológico en comparación
cionados en las fuentes literarias –aunque no con lo atestiguado para contextos domésticos de
específicamente en relación a los celtíberos y las mismas áreas. Hallazgos como el del altar de
vacceos–, pero tan elusivos en el registro Capote, en la Beturia Céltica, nos alertan de la
arqueológico de los territorios que nos ocupan, posible existencia en Celtiberia y en el mundo
como se verá más adelante. Sin embargo, consi- vacceo de espacios sacrales comunitarios desti-
dero que su tradicional vinculación topográfica nados a servir como “cocinas del sacrificio” que
con peñascos con labores de talla identificados de momento aún no han sido detectados, a no
como “piedras de sacrificios humanos” ha de ser, ser que, como ha propuesto J. Arenas (2007,
si no desechada ante la falta de pruebas arqueo- 127-128), la “vivienda H” del poblado de “El
lógicas, si al menos valorada con extrema caute- Ceremeño”, en Herrería (Guadalajara), fuera un
la, dado que no se han realizado excavaciones espacio ceremonial de uso colectivo en el que se
que demuestren tal relación entre esos supues- realizaron ofrendas animales, cuyos restos habrí-
tos altares rupestres y la práctica del sacrificio an sido quemados, y prácticas de comensalidad,
humano por parte de estas poblaciones (Alfayé interpretación contra la que se ha posicionado
2009, 145-179). En cualquier caso, dado su M.ª L. Cerdeño (2008, 109-110). Y quizás en el
carácter puntual parece razonable relacionar el “Departamento 19” del poblado del “Alto Chacón”
sacrificio de víctimas humanas con ceremonias pudieron realizarse prácticas cultuales comunita-
de carácter colectivo y, por tanto, con espacios rias, entre las que pudo incluirse el sacrificio y la
públicos, no existiendo ninguna evidencia de su ingesta de víctimas animales, a juzgar por los
ejecución en la esfera doméstica. huesos hallados en esa singular construcción
(Atrián 1976; Alfayé 2009, 210).
Los sacrificios animales muestran una dis-
persión espacial más amplia a juzgar por la infor- Además, es plausible suponer que en oca-
mación transmitida por las fuentes literarias y por siones significativas los miembros del grupo fami-
el registro arqueológico, y están documentados liar pudieran realizar sacrificios animales dentro
tanto en contextos domésticos –en el interior de del ámbito doméstico, aunque no sabemos si la
las viviendas o en sus inmediaciones (Figs. 3-4)– inmolación de la víctima se llevaba a cabo dentro
de casa o fuera de ella, en la estancia principal o
como colectivos –espacios identificados como
en la dependencia en la que se iban a depositar
lugares de culto y áreas perimetrales de los
los restos sacrificados –y con cuya fundación,
asentamientos (Fig. 5)–, aunque determinar su
remodelación y/o clausura podía estar vinculado
finalidad, las divinidades a las que estaban desti-
el propio acto ritual–, o a la entrada de las casas,
nados o la identidad de sus artífices resulte más
como podría deducirse el texto de Estrabón
complejo. Aún así, y por lo que sabemos a través
3.4.6. En cualquier caso, considero que debemos
de las fuentes a nuestra disposición y por la com- tener en cuenta la posible existencia de instala-
paración con lo conocido para otras áreas de la ciones cultuales temporales realizadas mediante
Hispania Céltica (Alfayé 2009, 312-326), parece el empleo y la combinación de tejidos, biombos y
que los sacrificios animales fueron un elemento objetos móviles, que habrían delimitado visual-
central en los actos rituales de carácter público, mente un área extra-ordinaria y sacral dentro del
ya fuera vinculados a festividades periódicas; a espacio familiar cotidiano.
eventos significativos para el cuerpo social; a la
preparación religiosa para la guerra y la celebra-
LOS ARTÍFICES DEL RITUAL
ción de la victoria; o al deseo de proteger mági-
co-ritualmente los límites de la comunidad a tra- La iconografía vascular numantina mues-
vés de la creación de barreras profilácticas tra a dos individuos realizando un sacrificio ani-
(Alfayé 2006; 2007). Además, el espacio ceremo- mal y vestidos con túnica talar y cinturón ancho,

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Silvia Alfayé Villa

Fig. 1. Sítula cerámica procedente de Numancia decorada con escena polícroma de sacrificio animal, siglo I a.C. (según Romero
1976).

y tocados con gorros picudos (Fig. 1), una indu- destacan, por este orden, los ovicápridos, los
mentaria que parece caracterizar –al menos en bóvidos –siempre representados por partes del
ese corpus icónico– a los ejecutantes del sacrifi- esqueleto, nunca por animales completos–, los
cio, y que evidencia que era necesario un deter- suidos y los équidos, y, ya en menor número, los
minado arreglo corporal para presentarse ante lo perros, gatos, gallos, ciervos, jabalíes, liebres y
sagrado (Alfayé 2009, 281-284). No sabemos si uros (Figs. 3-4). Se constata así una coincidencia
determinados rituales sacrificiales de singular entre las especies animales cuyo sacrificio y pos-
relevancia para la comunidad –como pudo ser el terior depósito se vincula al espacio habitado por
caso de los humanos– tenían que ser realizados la comunidad de los vivos, y las depositadas en
exclusivamente por un especialista religioso –al necrópolis, ya se trate en este caso de ofrendas
que en ningún caso cabe atribuir rasgos druídi- viáticas para el difunto, o de restos óseos de ban-
cos–, o si cualquier persona que reuniera unas quetes funerarios celebrados en torno a la tumba
determinadas condiciones podía ejecutar sacrifi- durante el sepelio, o en el transcurso de ceremo-
cios cruentos en nombre de la comunidad/unidad nias periódicas y/o esporádicas vinculadas a la
familiar y/o en el suyo propio, y tampoco conoce- memoria y el cuidado de los muertos (cf. los tra-
mos si existían interdicciones que regulaban la bajos relacionados con el mundo funerario en
exclusión de ciertos individuos de la práctica o la este mismo volumen). Aunque nuestro conoci-
contemplación del ritual. En cualquier caso, pare- miento sobre el procedimiento que regulaba la
ce indudable que en el caso de las inmolaciones praxis de estos sacrificios cruentos animales es
que comportaban una posterior ingesta parcial o muy parco, parece indudable que uno de los pri-
total de la víctima, el sacrificador desempeñaba meros pasos de la secuencia ritual era el de la
un papel fundamental como redistribuidor de selección previa y cuidadosa de las víctimas, ele-
carne y regulador del orden y el modo en que se gidas no sólo en función de determinadas carac-
producía el reparto de ésta. terísticas físicas –especie, edad, sexo, color del
pelaje, estado de salud (Fig. 3)-, sino también en
EL PROCEDIMIENTO SACRIFICIAL función del carácter de la divinidad a la que se
destinaba el sacrificio –y quizás también de su
Sobre la base de los depósitos rituales fau- género, al igual que sucedía en el mundo roma-
nísticos conocidos en los territorios celtibérico y no, y/o su asociación específica con un animal–,
vacceo –que rondan la treintena de acuerdo con y de la(s) finalidad(es) del mismo. A estas exigen-
la catalogación propuesta en el Anexo 1–, sabe- cias rituales hay que sumar otros factores que
mos que las especies sacrificadas eran mayorita- también pudieron condicionar la selección de las
riamente animales domésticos, entre los que víctimas, como la disponibilidad adquisitiva del

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Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

sacrificante, las connotaciones simbólicas atribui- espectadores –como sucedió en la cocina sacrifi-
das a cada especie, y la posible existencia de cial de Capote (Alfayé 2006, 139-141)–, y que el
una jerarquía en la valoración socio-religiosa de reparto posiblemente se realizaba de forma des-
los animales en función de su especie y su edad, igual conforme a una jerarquía de rango, edad
que estaría relacionada tanto con el imaginario y/o género interiorizada por el grupo social, aun-
social como con las estructuras económicas de que también es posible que la ingesta cárnica
estas poblaciones (Aldhouse-Green 1992; Liesau pudiera estar restringida a determinados indivi-
y Blasco 1999). duos en función de su estatus o su vincula-
ción/participación en el ritual.
Pero nuestra ignorancia sobre otras fases
del proceso sacrificial es casi completa, ya que Sin duda, la realización de análisis zooar-
desconocemos los gestos y las fórmulas rituales queológicos y la excavación cuidadosa de nuevos
que acompañarían al sacrificio o que antecederí- hallazgos permitirán mejorar nuestro conocimien-
an al consumo de la víctima, y tampoco sabemos to del quomodo sacrificial y de sus variantes
cuáles fueron las razones religiosas que justifica- –motivadas tanto por el contexto espacial y tem-
ban y demandaban un tratamiento sacrificial poral del rito, como por el propósito perseguido
específico. No conocemos el modo en que la con el sacrificio y por la deidad a la que éste se
inmolación de las víctimas se llevaba a cabo, ni ofrecía–, y la comparación crítica de los restos cel-
tampoco cómo se realizaba su despiece, ni cuá- tibéricos y vacceos con las prácticas rituales ates-
les eran las pautas de troceado –que sí podemos tiguadas para otros ámbitos del mundo antiguo
reconocer, por ejemplo en las ofrendas faunísti- también puede ofrecernos pistas, ayudarnos a for-
cas de la necrópolis vaccea de “Las Ruedas”, en mular hipótesis sobre las variaciones de los sacri-
la que las gallinas y liebres fueron depositadas ficios cruentos en nuestro ámbito de estudio (cf.
sin cabeza, mientras que las vacas/caballos apa- Meniel 1992; Cunliffe 1993; Chapa 2008; Lepetz y
recen representadas por metápodos, vértebras y Van Andringa 2008; Alfayé 2009, 277-326).
dientes, y los cerdos y ovicápridos por las cade-
ras y patas traseras (Liesau y Blasco 1999, LA INTENCIONALIDAD DEL SACRIFICIO CRUENTO
145)–-, ni qué partes eran ofrecidas a los dioses,
ni cómo se procedía a su cocción o su asado, ni Las variantes en la topografía del sacrifi-
que se hacía con el resto del cuerpo de la víctima cio, la entidad jerárquica de las víctimas, las exi-
que no era consumido, quemado en la llama o gencias rituales, la praxis sacrificial y el diferen-
consagrado sin consumir, ni cómo se realizaban ciado tratamiento posterior de los restos inmola-
las libaciones con la sangre procedente de las dos documentan la heterogeneidad de los sacrifi-
inmolaciones. cios cruentos celtibéricos y vacceos, realidad
La presencia en depósitos de esqueletos sacrificial multiforme que hay que relacionar con
incompletos o huesos aislados atestigua una una variedad de intencionalidades, divinidades y
selección intencionada –no casual– de las partes actores que comportarían diferencias que no sólo
del individuo sacrificado destinadas a su amorti- afectarían no sólo al propio hecho de la inmola-
zación ritual. En el caso de algunos rituales, el ción, sino también al lenguaje formular y gestual
depósito completo del animal/persona sacrificado que acompañaba a ese acto. El procedimiento
en los dominios ctónicos –y su consecuente des- ritual empleado se acomodaría al contexto y al
aparición de la esfera humana– pudo comportar propósito perseguido con el sacrificio –propiciato-
en sí mismo la transferencia definitiva del ser rio, expiatorio, adivinatorio, fundacional, funera-
inmolado a la divinidad receptora del sacrificio. En rio, bélico, profiláctico, vinculados a la inaugura-
otras ocasiones, resulta más complicado determi- ción de un espacio sagrado, relacionado con la
nar el tratamiento, el uso y el destino último de las oclusión o el abandono de espacios, etc.–, a la
partes de las víctimas sacrificiales que no fueron idiosincrasia de la deidad receptora y/o al carác-
enterradas en dispositivos ad hoc, pero es posible ter comunitario o privado del sacrificio.
que algunas hubieran podido ser ritualmente
depositadas en contextos acuáticos – práctica
que resulta indetectable en la actualidad y que EL SACRIFICIO HUMANO
sólo podemos inferir por la comparación con lo
Pese a la repetición del topos del sacrificio
documentado en otros ámbitos de la Céltica–, o
que la exposición de sus cuerpos fuera el vía humano céltico en las fuentes literarias clásicas,
empleada para hacer llegar a los dioses el sacrifi- el sacrificio de víctimas humanas fue una prácti-
cio realizado (cf. Meniel 1992; Aldhouse-Green ca ritual de carácter excepcional que estuvo vin-
2001; Lepetz y Van Andringa 2008). culada a determinadas ceremonias públicas o
motivada por situaciones extremadamente críti-
Otra posibilidad, no excluyente, es que la cas para esas comunidades, al igual que sucedió
ceremonia sacrificial conllevara la ingesta total o en otras áreas del mundo antiguo (Marco 1999;
parcial de la víctima por parte del conjunto de los Aldhouse-Green 2001; Alfayé 2009, 287-311). De
participantes en el sacrificio- tanto actores como hecho, en los territorios celtibérico y vacceo no

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Silvia Alfayé Villa

Fig. 2. Jarra numantina del siglo I a. C. decorada con una cabeza de toro representada frontalmente (foto A. Plaza).

se conocen representaciones iconográficas ni to cadavérico diferenciado, y la presencia de


alusiones epigráficas de este ritual cruento, y las huesos animales –principalmente aves (cf. Anexo
supuestas evidencias arqueológicas del sacrificio 1)– y de restos cerámicos –entre los que destaca
de víctimas humanas –restringidas al área celti- un olpe altoimperial–, han llevado a algunos
bérica– son escasas y de interpretación contro- investigadores a identificar a los inhumados
vertida. como víctimas de un sacrificio humano funcional
ofrecido a Lugus con el propósito de reforzar
Como sacrificios humanos de carácter fun-
mágico-ritualmente las defensas de la ciudad
dacional han sido interpretados los restos óseos
(Martín Bueno 1975 y 1982; Curchin 2004, 189-
pertenecientes a tres individuos hallados en el
190). Sin embargo, los problemas estratigráficos
relleno del interior de un torreón bilbilitano, en
que rodean a estos restos, la contradictoria infor-
Calatayud (Zaragoza) (Alfayé 2007, 24-28; y
mación sobre los mismos y su controvertida data-
2009, 289-290). Las posiciones inusuales de
ción obligan a ser extremadamente cautos en la
estos tres esqueletos, que revelan un tratamien-
interpretación de tan singular hallazgo, del que

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Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

podríamos tener una mejor conocimiento de humanos y la convivencia cotidiana de celtíberos


haberse concluido la excavación del interior del y vacceos con la materialidad esquelética, fenó-
torreón y para el que, sobre la base de los mate- menos similares a los documentado para otras
riales encontrados, no puede defenderse un áreas de la Céltica antigua, aunque lamentable-
carácter fundacional. mente la ausencia de datos sobre su contexto
arqueológico exacto y la falta de análisis antropo-
R. Barroso y J. Morín (1997, 257, 269-270,
lógicos no permite precisar la causa de la muerte
fig. 1) han interpretado como sacrificios humanos
de esos individuos y su funcionalidad dentro del
los dos cadáveres –supuestamente maniatados–
espacio de los vivos (Alfayé 2009, 294-311).
arrojados al interior del pozo de las termas de
Ercavica, en Cañaveruelas (Cuenca), que rela- En ocasiones, la presencia de restos
cionan con rituales fundacionales indígenas de humanos intramuros es accidental, como sucede
esa construcción. Sin embargo, considero más con los cuatro individuos asesinados en “La
plausible que, como sugiere A. Lorrio (2001, 113), Hoya” durante una incursión violenta en el siglo
se trate de dos enterramientos tardíos que amor- III a. C., entre otros casos (Llanos 2007-2008,
tizan un espacio ya en desuso, práctica funeraria 1275-1276; Alfayé 2009, 294-296), pero en otros
atestiguada en otras ciudades celtíbero-romanas casos se ha propuesto un origen sacrificial de
(Alfayé 2009, 294). esos huesos humanos. Así, la historiografía ha
asociado abusivamente los fragmentos cranea-
Además, es posible que las inhumaciones
les humanos hallados en el interior de los asen-
infantiles celtibéricas de “Atxa”, en Vitoria-
tamientos con las categorías exegéticas de
Gasteiz (Álava), y “Peñahitero”, en Fitero
“cabeza cortada” y “culto al cráneo” (Blázquez
(Navarra), que están relacionadas espacialmente
con murallas y espacios liminales intramuros, y 1958; Llanos 2007-2008), pese a que las posi-
no con contextos domésticos, pudieran estar vin- bles explicaciones para la presencia de esos
culadas a prácticas rituales de carácter profilácti- huesos en espacios urbanos sean variadas. Así,
co, aunque resulta complicado determinar en el por ejemplo, los cuatro cráneos sin mandíbula
registro óseo-arqueológico si se trata de infantes pertenecientes a jóvenes varones hallados por
fallecidos por causas naturales, y conveniente- Taracena (1943) en una construcción numantina
mente amortizados en depósitos rituales relacio- han sido identificados como las cabezas de ene-
nados con la protección de la comunidad, o si migos decapitados ritualmente en el ámbito cere-
nos hallamos ante individuos sacrificados ad hoc monial del combate, que habrían sido conserva-
(Alfayé 2009, 292-294, 302). En cuanto al resto das como trofeos en la vivienda de un importan-
de inhumaciones infantiles asociadas al espacio te guerrero, o expuestas como ofrendas en algún
doméstico (Fig. 6), cuyo número es sensiblemen- dispositivo cultual, aunque tampoco podemos
te superior a lo que se venía afirmando (Alfayé destacar que se tratara de cráneos de antepasa-
2009, 298-302; y e.p.), no podemos descartar dos de la comunidad conservados como reli-
que algunas estén relacionadas con prácticas de quias, que quizás podían proceder de manipula-
infanticidio, que habrían sido conveniente y dis- ciones post-mortem, entre otras hipótesis plausi-
cretamente realizadas dentro del ámbito privado. bles (Alfayé 2009, 303-310). Estas reflexiones
Pero aunque esta práctica está atestiguada en pueden hacerse extensivas a la bóveda cranea-
diversos ámbitos del mundo antiguo (cf. Mays na hallada en el espacio 10 de “La Hoya”, que
1993; Wicker 1999), la emotividad que muestran según Llanos (2007-2008) estaría relacionada
ciertas actitudes para con los infantes perpetua- con un recipiente cerámico colocado junto a ella,
das gracias a su materialización en el ritual (Fig. que habría contenido algún producto ofrecido a
6) induce a pensar que, en la mayoría de los esa “cabeza cortada” en un contexto de “culto al
casos se trata de dispositivos funerarios intramu- cráneo”; y a los fragmentos craneales hallados
ros motivados por una determinada percepción en Peñahitero, Fitero (Alfayé 2007, 22-23; 2009,
social, religiosa y afectiva de la muerte de neona- 190, 305).
tos y infantes entre estas poblaciones, que justi- Y cabe también preguntarse si algunos de
ficaba y requería de la aplicación de un trata- los huesos humanos tallados descubiertos en los
miento ritual mortuorio diferenciado (Alfayé e.p.). asentamientos celtibéricos de Numancia, “Peña
Por otro lado, los hallazgos de huesos del Saco”, en Fitero, Uxama, “La Hoya” o en el
humanos no asociados a estructuras de enterra- asentamiento vacceo de Simancas (Wattenberg
miento en el interior de asentamientos celtibéri- 1978; Alfayé 2009, 310-311), y verosímilmente
cos y vacceos suscitan interrogantes acerca de usados como amuletos dado que presentan un
su procedencia y las causas de su presencia orificio para su suspensión, podrían tener un ori-
intramuros, entre las que puede incluirse un gen sacrificial, procedencia que sin duda poten-
supuesto origen sacrificial, su tratamiento como ciaría su efectividad apotropaica, o procedían de
material de desecho, o su uso como amuletos. los esqueletos de enemigos o miembros de la
En cualquier caso, estos hallazgos atestiguan la propia comunidad, utilizados como reliquias y
conservación intencionada de restos óseos talismanes.

225
Silvia Alfayé Villa

LOS SACRIFICIOS ANIMALES (Alfayé 2009, 2009, 254-255). Una escena sacrificial equina
312-326) podría estar también representada en otro frag-
mento cerámico del cerro de Garray (Alfayé
De acuerdo con el catálogo que se incluye 2006, 151-152, fig. 7; 2009, 255); y el caballo
como anexo 1, el número de posibles y/o supues- guiado por un individuo masculino en uno de los
tos depósitos rituales de animales en Celtiberia y dos “vasos de doma” numantinos podría estar
el mundo vacceo supera la treintena. Se trata de dirigiéndose hacia un altar, de ser acertada mi
ofrendas faunísticas completas o parciales depo- identificación del elemento rectangular que apa-
sitadas en el interior de fosas u hoyos de morfo- rece pintado a la derecha del équido como una
logía y preparación diversa (Figs 3-4), y que en representación de un ara (Romero 1976, 19-20,
su mayoría se localizan bajo los pavimentos o nº 2, fig. 2; Alfayé 2009, 312-313). De acuerdo
junto a los muros de construcciones de carácter con estas lecturas iconográficas, serían cuatro
doméstico, aunque también se conocen depósi- las imágenes en las que podría haberse repre-
tos realizados en posibles recintos cultuales sentado a un caballo dirigiéndose hacia un altar
comunitarios. -ya sea por su propia voluntad o guiado por figu-
Como ya se ha señalado, las fuentes lite- ras masculinas-, en el que van a ser inmolados y
rarias no aluden a la práctica del sacrificio ani- sobre el que, en dos de las imágenes, ya ha sido
mal, que debió resultarles cercano a su praxis sacrificado un animal de menor tamaño (¿quizás
religiosa y, por tanto, no resultaba útil en la carac- un ave?), en el contexto quizás de ceremonias de
terización religiosa de la barbarie. En cuanto a carácter bélico (Alfayé 2006). Esta reiteración de
los testimonios epigráficos, no se conoce ningún la asociación iconográfica “caballo + ara” parece
epígrafe que aluda a rituales cruentos faunísticos condensar en una expresión icónica mínima una
en el área vaccea, y sólo en dos inscripciones secuencia sacrificial que culminaría con la inmo-
latinas grabadas en el farallón de Peñalba podrí- lación del équido, aunque curiosamente este ani-
an estar documentados sacrificios animales mal aparece infra-representado en los depósitos
–yeguas y ovejas– a divinidades indígenas en el rituales faunísticos hallados en Celtiberia.
ámbito celtibérico, aunque la lectura de estos La representación frontal de un bucráneo
epígrafes es todavía provisional (Beltrán, Jordán (Fig. 2), de un prótomo de toro pintada sobre una
y Marco 2005, 936; Alfayé 2009, 115-123). jarra numantina podría ser también icono sacrifi-
cial de acuerdo con la interpretación de F.
LAS REPRESENTACIONES ICONOGRÁFICAS DE SACRIFI- Romero (1992, 17), para quien no se trataría de
CIOS ANIMALES una máscara sino de la testa de un toro engala-
nada con las ínfulas que consagran a este animal
Desconocidas hasta el momento en el para el sacrificio, interpretación que subscribo
territorio vacceo, las imágenes celtibéricas que (Alfayé 2009, 312-313).
pueden interpretarse como representaciones de
sacrificios animales son escasas (Alfayé 2006; LA TOPOGRAFÍA DEL SACRIFICIO ANIMAL
2009, 312-313), y de ellas habría que excluir, en
mi opinión, el relieve con escena de sacrificio de Aunque la mayoría de los depósitos ritua-
un jabalí hallado en la ciudad romana de “Los les faunísticos celtibéricos y vacceos se localizan
Mercados”, en la localidad segoviana de Duratón en el interior o en las inmediaciones de estructu-
(Curchin 2004, 188), ya que se inscribe cronoló- ras domésticas, algunos aparecen vinculados a
gica y culturalmente en un horizonte plenamente espacios que han sido identificados como recin-
romano. Las manifestaciones figuradas de inmo- tos comunitarios de funcionalidad cultual, y que
laciones animales celtibéricas se datan en el se analizarán a continuación (cf. anexo 1).
siglo I a. C. y pertenecen al corpus iconográfico
vascular numantino, con la excepción de un relie- Depósitos votivos de animales en espacios
ve de Luzaga (Guadalajara) en el que se ha comunitarios
representado a un caballo que se dirige al galope
hacia un altar de morfología peculiar situado a su Éste es el caso de los cuernos de toro
derecha, sobre el que reposa un animal sacrifica- hallados junto con supuestas “hachas victima-
do que ha sido identificado como un ave (Alfayé rias” y una terracota antropomorfa en el interior
2009, 255-256). Considero que esta escena del abrigo de Tiermes situado junto al graderío
podría plasmar el sacrificio de un caballo y un rupestre, que ha sido interpretado como un posi-
ave, práctica ritual que también estaría represen- ble espacio cultual (Calvo 1913, 380-381; Alfayé
tada sobre una sítula cerámica de Numancia 2009, 60, 314). El carácter sacrificial de estos
(Fig. 1), en la que se muestra a dos individuos restos óseos resulta discutible, ya que S.
inmolando a un animal sobre una mesa-altar, Martínez y J. Mangas (2005, 173) consideran
mientras varios caballos son conducidos hacia el que se trata de elementos pertenecientes un
sacrificio por guerreros (Alfayé 2006, 152-153; y taller artesanal de hueso.

226
Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

Numerosos huesos animales y abundan- vas. Uno de ellos es el depósito nº 4 –formado


tes cerámicas, entre otros materiales, aparecie- por tres cuernos de Bos Taurus y dos astas de
ron en el relleno de dos fosas abiertas en el foso Cervus Elaphus– que había sido colocado en el
del poblado de “Santa Ana”, en Entrena (La interior de una cubeta excavada en la roca en el
Rioja), que han sido identificadas como dispositi- interior de la construcción nº 5, de la que se dis-
vos cultuales comunitarios utilizados desde la cute si se trata de una dependencia doméstica o
Primera Edad del Hierro hasta época romana, de un espacio de uso comunitario (Filloy 1995,
“quemaderos de ofrendas” destinados a la com- 193; Alfayé 2009, 314). El depósito faunístico nº
bustión ritual de animales sacrificados y de obje- 3 de Atxa se localiza, en cambio, en una zona
tos diversos (González, Morales y De Miguel perimetral del poblado, y está relacionado espa-
1985; De Miguel y Morales 1985; Liesau y Blasco cial y estructuralmente con tres inhumaciones
1999, 145-146). Dado que, paradójicamente, ni infantiles realizadas en esa misma zona, pudien-
los huesos ni los materiales hallados en las fosas do interpretarse los cuatro depósitos en el con-
presentan señales de exposición a la acción del texto de prácticas rituales colectivas destinadas
fuego, discrepo de la interpretación de esas a proteger mágico-religiosamente los límites del
estructuras como quemaderos cultuales y consi- asentamiento (Filloy 1995, 192-193; Alfayé 2009,
dero más probable su uso como basureros o 292-293, 314-315).
escombreras similares a las documentadas en
otros asentamientos celtibéricos y vacceos En mi opinión, idéntica finalidad profiláctica
(Alfayé 2009, 208-209). tenían las cuernas de ciervo colocadas intencio-
nadamente bajo los cimientos o en el interior de
En varias construcciones de La Hoya inter- los paramentos defensivos de los poblados celti-
pretadas por A. Llanos como edificios “singula- béricos de Blacos (Soria), La Hoya (Fig. 5) y
res” comunitarios de posible uso cultual –e.g. el Peñahitero, y sobre la cumbrera del muro del
recinto 95– se descubrieron “depósitos rituales estanque monumental celtibérico del “Solar del
de ofrendas animales” enterrados bajo el suelo Instituto”, en Laguardia (Alfayé 2009, 314-315).
junto con fragmentos cerámicos. Además, en el Ahora bien, no sabemos si se emplearon astas
recinto 41 –identificado como un templo– se de ciervo procedentes de individuos sacrificados
hallaron “representaciones mixtas de cuernas y ritualmente, o si las cuernas procedían de anima-
piedra” que Llanos identifica como “un montaje les muertos por causas naturales o cazados con
ritual” relacionado con el culto al ciervo, interpre- un fin alimenticio, o si las astas fueron recogidas
tación difícil de evaluar debido a la ausencia de en el bosque tras la muda. Sin embargo, cabe
una publicación definitiva de estos hallazgos pensar que el origen sacrificial de estas cuernas
(Llanos 2005, s/p; Alfayé 2009, 207-208, 314). habría reforzado su eficacia mágica y profiláctica,
No habría que descartar que los huesos por lo que no descartaría su vinculación con ani-
animales hallados en el “Departamento 19” del males inmolados ritualmente, ya sea ex professo
asentamiento de “Alto Chacón”, en Teruel, y en la (¿junto a la propia muralla?) o en el transcurso de
“vivienda H” de “El Ceremeño” pudieran estar rela- ceremonias sacrificiales motivadas por otros pro-
cionados con prácticas sacrificiales de carácter pósitos religiosos.
colectivo celebradas en espacios cultuales comu-
nitarios, que habrían incluido la combustión de las Depósitos sacrificiales en espacios domésticos
víctimas y quizás también su consumo (Atrián
1976, 60-64; Arenas 2007, 127-128; Cerdeño Dada su localización en contextos domés-
2008, 107-110; y Alfayé 2009, 209-210, 314). ticos, resulta razonable suponer que esas prácti-
cas sacrificiales cruentas tuvieron un carácter pri-
A. González Blanco descubrió un “cráneo vado, estando relacionadas con el bienestar del
de óvido colocado sobre la pared” de un edificio grupo familiar que habitaba esa vivienda y, por
del asentamiento de Sorbán (La Rioja), que iden- tanto, que se trataba de actos rituales con una
tifica sin demasiadas bases como un lugar de intencionalidad eminentemente profiláctica y pro-
culto, aunque plantea que, de tratarse de una piciatoria, aunque las motivaciones pudieron ser
vivienda, estaríamos entonces ante “un caso de muy variadas (Alberto y Velasco 2003, 140;
culto totémico” (1983, 27). Debido a la parquedad Alfayé 2009, 315-326).
de los datos sobre ese hallazgo, que se limitan a
los ya señalados, resulta muy hipotético emitir un Aunque tradicionalmente han sido inter-
juicio sobre estos restos, aunque cabe plantear la pretados como depósitos fundacionales, sólo
posibilidad de un origen sacrificial del cráneo algunos de ellos parecen vinculados al momento
ovino tan preeminentemente expuesto (Alfayé inicial de construcción de la vivienda a juzgar por
2009, 212, 314). la revisión de su contexto arqueológico y su
estratigrafía propuesta en el Anexo 1. Para el
En el poblado de “Atxa” se han exhumado resto, debemos valorar otras posibles motivacio-
dos depósitos de huesos animales que podrían nes rituales: oclusión-remodelación de estancias
estar relacionados con prácticas rituales colecti- o áreas; rituales expiatorios; rituales propiciato-

227
Silvia Alfayé Villa

rios o profilácticos; eventos cruciales para el taller artesanal donde se trabajara el hueso
grupo familiar; actos significados en la vida de (Escudero 1988, 38; y 1995, 190-192; Morales y
alguno de los miembros; etc. Liesau 1995, 456-458; Alfayé 2009, 323-324).
Así, por ejemplo, entre los depósitos ritua- Por otra parte, Maluquer, Gracia y Munilla
les de carácter fundacional, podemos incluir los (1990, 29-31) han sugerido la posibilidad de que
hallados en Fuensaúco, Melgar de Abajo, Soto los tres depósitos de ovicápridos enterrados bajo
de Medinilla, y quizás también en “La Mota” y en el pavimento del “Departamento 87/19” del pobla-
Soto de Bureba, detectándose una preferencia do de Alto de la Cruz estuvieran relacionados con
por los ovicápridos. el uso de ese recinto como un espacio cultual
doméstico, dado que en su interior se halló una
Quizás estén relacionados con prácticas
estructura de combustión identificada como un
rituales de abandono y/o amortización de un
altar, aunque existen dudas acerca de la interpre-
espacio o de una estancia los restos óseos ani-
tación funcional de esa estancia (Alfayé 2009,
males hallados en “Atxa” y en Melgar de Abajo
263-264, 325). Más plausible parece la vincula-
(Alfayé 2009, 316 y 324-325), dado que se cono-
ción de los huesos hallados en estructuras circu-
cen paralelos antiguos asociados igualmente a
lares del poblado vacceo de “La Corona/El
rituales de clausura o remodelación (Hamerow
Pesadero” con actividades cultuales de carácter
2006). Y es posible que los dos perros inhuma-
doméstico, como han propuesto C. Sanz y F.
dos en los “pozos numantinos” pudieran estar
Romero (2007, 24-25).
vinculados a ritos de oclusión de silos, como
sucede en otras áreas de la Céltica (Cunliffe
1993; Hamerow 2006; Alfayé 2009, 316-322).
Resulta más complejo determinar la fun-
cionalidad de otros depósitos rituales faunísticos
documentados en espacios domésticos de
Celtiberia y el territorio vacceo. Así, por ejemplo,
en el interior de un hoyo excavado bajo el suelo
de una estancia de la uxamense “Casa de los
Plintos”, C. García Merino y M. Sánchez (1996,
209) encontraron una urna cerámica tapada con
una piedra que contenía el esqueleto de un pollo
y que estaba decorada con aves pintadas –lo que
en mi opinión no es casual– existiendo una ade-
cuación entre el contenido y la decoración del
continente. Este depósito animal ha sido interpre-
tado como una ofrenda relacionada con rituales
de fundación y/o remodelación vinculados al
devenir de esa estancia, aunque no puede des- Fig. 3. Depósito ritual faunístico primario y múltiple hallado en
cartase que un evento crucial para el grupo fami- un contexto doméstico del siglo I d. C., en el asentamiento
vacceo de Pintia (Alberto y Velasco 2003).
liar motivara su realización (Alfayé 2009, 315-
316; cf. paralelos peninsulares en Baratta 1999, y
Pérez Almoguera 1998).
Desconocemos igualmente las causas que
motivaron los sacrificios e inhumaciones anima-
les tan elaborados documentados en Pintia, a los
que Alberto y Velasco (2003, 136, 139-141) atri-
buyen un carácter propiciatorio, vinculándolos
con rituales domésticos de fundación o inaugura-
ción de esas viviendas (Alfayé 2009, 322-323),
en los que se aprecia una preferencia por el perro
como víctima sacrificial que no se detecta en
otros asentamientos del área vaccea (Figs. 3-4).
Y no está claro si el depósito de restos óseos ani-
males hallado en un área marginal del asenta-
miento vacceo de Soto de Medinilla posee un
carácter votivo –pudiendo tratarse de un ritual
fundacional o de una ofrenda de carácter propi-
ciatorio quizás relacionada con los habitantes de
una cabaña cercana, entre otras hipótesis–, o si Fig. 4. Esqueleto completo de oveja adulta depositado en un
se trata de una acumulación ósea vinculada a un contexto doméstico de Pintia (Alberto y Velasco 2003).

228
Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

Fig. 5. Recreación de la muralla del asentamiento celtibérico de “La Hoya”, Laguardia (Álava), con las astas de ciervo empotradas
en el paramento defensivo (Llanos 2005).

Fig. 6. Enterramiento infantil del asentamiento de “La Hoya”, en Laguardia (foto Alfayé).

229
Silvia Alfayé Villa

En cualquier caso, estos depósitos “espe- dos con el propio devenir de su existencia y del
ciales” faunísticos muestran una “ritualización” de espacio que habitaban: rituales fundacionales y
la vida cotidiana de las poblaciones celtibéricas y de clausura de carácter profilácticos, vinculados
vacceas, y atestiguan una diversidad de acciones a la inauguración de espacios –públicos o priva-
rituales que incluyeron el sacrificio animal y que dos–, la remodelación de dependencias domésti-
estuvieron relacionadas con el devenir de los indi- cas, el cambio de funcionalidad de determinadas
viduos y de los espacios habitados por ellos, lo zonas del asentamiento, y el abandono o clausu-
que encuentra paralelos en lo conocido para otras ra de habitaciones, silos, fosas, o necrópolis
poblaciones del mundo antiguo (cf. Aldhouse- (Figs. 3-4). La inmolación animal –y, excepcional-
Green 1992; Cunliffe 1993; Boivin 2000; Bradley mente, también la humana– servía como forma
2005; Hamerow 2006; Alfayé 2009). ceremonial para establecer la comunicación con
las divinidades –a quienes se agradecía, suplica-
ba o festejaba–, pero también para honrar a los
CONCLUSIONES ancestros, para prepararse para la batalla y para
El estudio de las evidencias de los sacrifi- celebrar ritualmente la batalla, y para sacralizar
cios cruentos en Celtiberia y el ámbito vacceo acuerdos y eventos decisivos a través de la
revela una fascinante complejidad ritual, que ingesta de animales sacrificados en el contexto
estuvo regida por unas pautas normalizadas y de celebraciones ritualizadas de comensalidad
una lógica ritual que todavía debemos tratar de colectiva (Fig. 1). Y aunque desconozcamos el
desentrañar. Para ello, resulta indispensable el proceso que precede a su colocación en fosas y
estudio, revisión y publicación de viejos materia- hoyos, los depósitos de animales y humanos
les, la recogida sistemática de fauna en los asen- inmolados ritualmente fueron sin duda utilizados
tamientos y necrópolis, y la cuidadosa contextua- como potentes formas ceremoniales de delimitar,
lización de futuros descubrimientos. Sólo así sacralizar y proteger espacios sobresignificados
podremos detectar patrones específicos de religiosamente (Fig. 5).
depósitos óseos, comprender mejor el papel des- En cualquier caso, los ejemplos estudia-
empeñado por los animales en los rituales religio- dos revelan una heterogeneidad del sacrificio
sos, y evaluar los cambios producidos en los cruento entre las poblaciones celtibéricas y vac-
sacrificios cruentos como consecuencia de la ceas que resulta perentorio explorar, y hacen
configuración de las sociedades provinciales patente nuestro todavía escaso conocimiento del
–conocidos para otras áreas de la Céltica proceso sacrificial, la dimensión espacio-tempo-
(Richardson 1997, 86-88; Lepetz y Van Andringa ral de las prácticas sacrificiales, la identidad de
2008, 145-200)–. De momento sabemos que los oficiantes, y la finalidad de los ritos cruentos
tanto celtíberos como vacceos realizaron sacrifi-
en esos ámbitos culturales.
cios animales como parte de rituales relaciona-

230
Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

ANEXO I. RESTOS ÓSEOS ANIMALES VINCULADOS CON POSIBLES PRÁCTICAS SACRIFICIA-


LES EN ASENTAMIENTOS CELTIBÉRICOS Y VACCEOS
(Los asentamientos sin subrayar son celtibéricos; los subrayados, vacceos)

Asentamiento Restos óseos Contexto Descripción del hallazgo Datación Interpretación Bibliografía

Alto Chacón, Numerosos huesos Departamento 19, Huesos animales (especies III-I a .C. ¿Restos de sacrifi- Atrián 1976, 64, lám.
Teruel quemados de ani- ¿espacio de culto? no detalladas) halladas en cios animales XLVI; Alfayé 2009,
males una construcción que quizás sometidos a com- 210, 314
fuera un espacio comunita- bustión ritual?
rio de culto
3 depósitos faunísticos
Alto de la 3 depósitos de ovi- Departamento Hierro I Ofendas o sacrifi- Maluquer, Gracia y
enterrados en la zona cen-
Cruz, Cortes cápridos jóvenes 87/19. ¿Vivienda cios de fundación Munilla 1990, 28-31,
tral del departamento 87/19,
de Navarra en conexión anató- en la que se reali- en una estancia 39; Alfayé 2009, 210,
donde se localiza una
(Navarra) mica zaron prácticas vinculada quizás a 263, 314
estructura que ha sido iden-
cultuales o espacio actividades cultua-
tificada como un “hogar
de culto? les (¿domésticas o
ritual”, y donde también se
colectivas?)
inhumó a un individuo infan-
til femenino

Atxa (1), Cráneo de capra Doméstico, espa- Cráneo depositado mirando IV-III a. C. Ritual relacionado Filloy 1995, 192;
Vitoria-Gasteiz hircus cio habitacional hacia el Este en el interior con oclusión de la Alfayé 2009, 316
(Álava) de una estructura circular de cubeta o cambio
piedras realizada en el destino de la
fondo de una cubeta exca- estancia
vada en la roca, que es pos-
teriormente amortizada con
materiales de relleno

Sellado ritual y
Atxa (2), Cráneo de capra Colocado en 1 estructura IV-III a. C. Filloy 1995, 192, lám.
¿Doméstico? deliberado de ele-
Vitoria pyrenaica pseudo-circular de piedras 32; Alfayé 2009, 316
mentos constructi-
calizas que forma un enca-
vos de una estruc-
chado situado sobre aguje-
tura anterior, rela-
ros de postes perteneciente
cionado con su
a un recinto más antiguo
a b a n d o -
no/amortización
Atxa (3), 4 omoplatos de Zona perimetral del Huesos colocados sobre un IV-III a. C. Acción mágico- Filloy 1995, 192-193;
Vitoria bos taurus poblado, junto al lecho de piedrecitas y ritual destinada a Alfayé 2009, 314-315
cortado sobre el río cubiertos por una capa de proteger los límites
Zadorra pequeñas piedras, sobre la del asentamiento
que se dispuso un relleno de
tierra con restos de madera
quemada y signos de cre-
mación. Ubicación y carac-
terísticas similares a las de
las 3 inhumaciones infanti-
les de esa zona del poblado
(nº 45-47)

Restos óseos colocados en IV-III a. C. ¿Depósito funda- Filloy 1995, 193;


Atxa (4), 3 cuernos de bos Recinto constructi-
el interior de una cubeta cional (Filloy)? Alfayé 2009, 314
Vitoria taurus, 2 astas de vo nº 5, ¿domésti-
excavada en la roca y col- ¿Depósito relacio-
cervus elaphus co o comunitario?
matada con un relleno for- nado con un ritual
mado por tierra, huesos de de oclusión de la
macrofauna, madera que- cubeta? ¿Relleno
mada, adobes, cerámica, y no ritual?
restos de un esqueleto
infantil

231
Silvia Alfayé Villa

Asentamiento Restos óseos Contexto Descripción del hallazgo Datación Interpretación Bibliografía

Bilbilis, Huesos de cuervo, Torreón de la Los huesos animales se ¿Cetlibérico- ¿Depósitos ritua- Martín Bueno, 1975,
Huérmeda chova piquirroja y muralla, localizado hallaron formando parte del romano? les? ¿Depósitos 702; y 1982, 100, 102;
(Zaragoza) garduña; huesos en la cima del relleno del interior de la funerarios? Alfayé 2007, 24-28; y
de suido, y mandí- Cerro de Bámbola torre, junto con restos óseos 2009, 289-292
bula de ovicáprido de tres individuos humanos
que habían recibido un trata-
miento funerario diferencia-
do-, diversos fragmentos
cerámicos y un olpe de cro-
nología imperial. Sólo se
excavó la mitad del interior
de la torre, siendo proble-
mática la interpretación de
este hallazgo

Blacos, Soria Asta entera de Muralla En el interior de la fábrica de II Edad del Depósito relaciona- Lopérraez 1788, 32-
ciervo un tramo de muralla Hierro do con la protec- 33; Alfayé 2009, 315
ción mágico-ritual
de la muralla, ¿de
origen sacrificial?

El Ceremeño, Huesos de fauna Vivienda H: ¿espa- Zona de hogar donde se IV a. C. ¿Quema de ofren- Arenas 2007, 127-
Herrería parcialmente que- cio doméstico o acumulan restos orgánicos das animales, en 128; Cerdeño 2008,
(Guadalajara) mados espacio ceremo- no totalmente quemados, en un espacio donde 109-110; Alfayé 2009,
nial? una construcción en la que se celebraron ban- 209-210
se han hallado materiales quetes rituales de
singulares y cuya interpreta- carácter colectivo?
ción es polémica

“La Corona”, Restos óseos de En el interior de Estructuras circulares de Finales I ¿Restos de sacrifi- Romero y Sanz 2007,
Manganeses animales posibles estructu- adobes y escasa altura, Edad del cios animales en 24-25; Alfayé 2009,
de la ras de culto situadas junto a las unida- Hierro un contexto de 264
Polvorosa doméstico des familiares y en cuyo culto doméstico?
(Zamora) interior aparecen adobes
decorados, restos cerámi-
cos y huesos, y que han
sido interpretadas como
espacios de culto

Fuensaúco, 2 pequeños ovicá- Doméstico, vivien- Depositados en hoyo exca- V a. C. Sacrificio fundacio- Romero y Misiego
Soria pridos da vado en la roca, bajo el nal 1995, 132; Romero
suelo de una vivienda circu- 1999, 153-156; Alfayé
lar del sector norte del 2009, 325
poblado

La Hoya, Depósitos de ani- En el interior de Depósitos faunísticos ente- V - III a .C. Depósitos rituales Llanos 2005, s/p.;
Laguardia males jóvenes espacios singula- rrados en el suelo y rodea- ¿en espacios de Alfayé 2009, 207-208,
(Álava) res (e.g., recinto dos por cistas de piedra, culto? 314
95). localizados en el interior de
construcciones del poblado
identificadas como “espa-
cios singulares”

La Hoya, Cuernas de ciervo Recinto 41, identifi- “representaciones mixtas de V - III a. C. Depósito ritual que Llanos 2005, s/p;
Laguardia cado como un tem- cuerna y piedra”, “montaje Llanos relaciona Alfayé 2009, 207-208,
plo por Llanos ritual a base de cuernas de con el culto al cier- 314
ciervo, cuerna de ciervo con vo.
un complemento de piedra
en la zona de la roseta de
desmogue”

La Hoya, Cuernas de ciervo Muralla Colocadas intencionada- V - III a. C. Depósito ¿funda- Llanos 2005, s/p;
Laguardia completas mente entre las hiladas de la cional? relacionado Alfayé 2009, 314-315
base de uno de los para- con la protección
mentos de la muralla, de tal mágico-ritual de la
forma que las puntas aso- muralla.
maban hacia el exterior.

232
Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

Asentamiento Restos óseos Contexto Descripción del hallazgo Datación Interpretación Bibliografía

Melgar de Cabra joven, par- Nivel de vertedero Restos óseos amontonados II a. C. Ofrenda fundacio- Cuadrado y San
Abajo, cialmente descuar- previo a la fase de en un hoyo y cubiertos con nal (Delibes et al. Miguel 1993, 313,
Valladolid tizada reorganización la tierra extraída de su exca- 1995); ¿Ritual de 320; San Miguel
urbanística de ese vación. Conexión anatómica terminación o de 1995, 312-313, lám.
entre varias vértebras y 3 de
sector, y posterior remodelación del III; Delibes et al. 1995,
las 4 extremidades, con
a una fase de fragmentos de la bóveda espacio? 79, 127; Alfayé 2009,
incendio. craneal y de la mandíbula 324-325
inferior desconectados del
cuerpo y localizados en el
extremo septentrional del
hoyo. En la base de la fosa,
bajo una de las vértebras,
se depositó una arracada de
bronce completa pero afec-
tada por la acción del fuego

Melgar de Ovicáprido joven, Doméstico, “cons- Depositado en un hoyo rea- I a. C. Ofrenda fundacio- Cuadrado y San
Abajo, pequeño trucción 1”. lizado previamente al enlo- nal Miguel 1993, 316,
Valladolid sado de la casa, y de mane- lám. III; San Miguel
ra sincrónica a la cimenta- 1995, 312, 315, n. 14,
ción de la vivienda. lám. IV; San Miguel,
Arranz y Gómez 1995,
384, 387; Delibes et
al. 1995, 79, 127;
Alfayé 2009, 324-325

La Mota, Recentales de No precisado. Varios depósitos primarios Edad del Ritual fundacional Morales y Liesau
Medina del rumiantes ¿Nivel fundacio- en hoyos fundacionales Hierro 1995, 458, 511
Campo nal?
(Valladolid)

Numancia, 2 esqueletos com- Pozo(s) en la lade- Hallados en el interior de ¿Celtíbera, ¿Depósito relacio- Mélida y Taracena
Garray (Soria) pletos de perro ra norte del cerro uno o dos pozos de cronolo- romana o nado con rituales 1921, 16; Alfayé 2009,
gía e interpretación -¿silos o medieval? de oclusión de las 316-323
vertederos?- problemática. estructuras subte-
rráneas?

Peñahitero, Puntas de cuernas Muralla Debajo de los muros que I Edad del Depósito ritual rela- Medrano y Díaz 2006;
Fitero de ciervo constituyen la muralla del Hierro cionado con la fun- Alfayé 2009, 190-191,
(Navarra) asentamiento dación de la muralla 315
con el que se busca
su protección

Peñahitero, Dientes de jabalí, Estancia adosada Huesos animales hallados VI a. C. Estancia adosada Medrano y Díaz 2006,
Fitero cuernas de ciervo, a la muralla sobre una mesa, identifica- a la muralla, de 48-51; Alfayé 2009,
restos óseos ani- dos por Medrano y Díaz interpretación pro- 190-191
males como restos de una comida blemática, en la
ritual, mientras que los dien-
que quizás se reali-
tes de jabalí y las cuernas
de ciervo serían amuletos zaron actividades
que acompañarían al indivi- cultuales.
duo supuestamente enterra-
do allí

Pintia, Padilla Esqueletos com- Doméstico Depósito primario y cuidado- I d. C. Depósito propicia- Alberto y Velasco
de Duero pletos de 5 perros, samente dispuesto en un torio relacionado 2003, 126-129, figs. 1-
(Valladolid) 1 gato, 4 lechones hoyo excavado en la roca, y con rituales 4; Alfayé 2009, 323
hembras, 1 oveja posteriormente sellado domésticos de fun-
hembra mediante piedras y adobes dación o inaugura-
procedentes de niveles de ción
derrumbe próximos

Pintia, Padilla Esqueletos com- Doméstico Depósito en un hoyo poco I d. C. Depósito propicia- Alberto y Velasco
de Duero pletos de 1 perro profundo y de forma elipsoi- torio relacionado 2003, 129-131, figs. 5-
(Valladolid) macho joven, 2 dal, de aprox. 1 m de diáme- con rituales domés- 6
gatos, y cráneo y tro, sellado posteriormente ticos de fundación
patas de oveja o inauguración
adulta

233
Silvia Alfayé Villa

Asentamiento Restos óseos Contexto Descripción del hallazgo Datación Interpretación Bibliografía

Pintia, Padilla Esqueletos com- Doméstico Dispuestos en los bordes ¿I d. C.? Depósito ritual de Alberto y Velasco
de Duero pletos de 4 cerdos del fondo de un pozo previa- cronología proble- 2003, 131-133, figs.
(Valladolid) (3 hembras) recién mente acondicionado, en mática 7-8; Alfayé 2009, 323
nacidos cuyo centro se colocó una
palmatoria de cerámica
común. El depósito fue
cubierto por un empedrado
de cantos rodados sobre el
que se realizó fuego,
cubriendo todo ello con una
capa de sedimentos, pie-
dras y restos constructivos

Pintia, Padilla Esqueleto comple- ¿? Depósito primario. El I d. C. Depósito propicia- Alberto y Velasco
de Duero to de oveja adulta esqueleto presenta una torio relacionado 2003, 133, fig. 8;
(Valladolid) posición forzada debido a con rituales domés- Alfayé 2009, 323
las reducidas dimensiones ticos
del hoyo

Pintia, “Las Esqueleto de perro Doméstico, unidad No se puede determinar si ¿I d. C.? Depósito faunístico Morales y Liesau
Quintanas” quemado IIb.3. se trata de un perro enterra- ritual (¿de termina- 1995, 492; Alfayé
Padilla de do en la casa, o de un ani- ción?) o muerte 2009, 321, 323
Duero mal que murió accidental- accidental por
mente durante el derrumbe derrumbe
de la vivienda, quedando su
cuerpo abandonado allí

Santa Ana, Huesos de caba- En el relleno de La formación de la fosa 1 Edad del Interpretados como Miguel y Morales
Entrena (La llos, bóvidos, ovi- dos fosas abiertas parece que se produce a la Hierro I – quemaderos de 1985; González,
Rioja) cápridos y suidos; en el foso del asen- vez, y sus materiales están época roma- ofrendas, como Morales y Miguel
astas de ciervos; tamiento. muy fragmentados, mien- na estructuras de culto 1985; Liesau y Blasco
tras que la formación de la
otros huesos de comunitarias, dado 1999, 145-147; Alfayé
fosa nº 2 fue más dilatada y
fauna. los huesos presentan mejor que los huesos no 2009, 208-209, 314
estado de conservación. presentan signos
Aparecieron también hue- de haber estado
sos humanos (Miguel y expuestos al fuego
Morales 1985, 95-96, 158). quizás se trate en
Los huesos de fauna del realidad de verte-
foso 2 presentan casi todos deros o cenizales
cortes, fracturas y manipu-
laciones “que normalmente
se practican con especies
comestibles” (Id., 1985,
137). Las astas de ciervo
pertenecían a animales
vivos que fueron capturados
en la misma época del año

“Solar del Astas de ciervo muros de construc- Astas colocadas en la cum- III –II a. C. Ritual relacionado Pereda 1999, 195;
Instituto”, ción hidráulica brera o entre los muros de con la protección Alfayé 2009, 208,
Laguardia monumental una construcción hidráulica mágico-ritual de 314-315
(Álava) monumental situada en la esa construcción
cima del asentamiento celti-
bérico

Sorbán, Cráneo de oveja ¿Vivienda o espa- El cráneo fue descubierto Hierro I ¿Depósito ritual González 1983, 27;
Logroño (La cio de culto? colocado sobre la pared de relacionado con un Alfayé 2009, 212, 314
Rioja) un edificio, en un tramo uso cultual de ese
contiguo a una zona pintada espacio?
de la misma

Soto de Cáprido Doméstico, vivien- Bajo el suelo de la esquina Hierro I Posible sacrificio Parzinger y Sanz
Bureba, da NE de una vivienda, en el animal 2000, 407
Burgos corte 2

234
Ritos de sangre: sacrificios cruentos en los ámbitos celtibérico y vacceo

Asentamiento Restos óseos Contexto Descripción del hallazgo Datación Interpretación Bibliografía

Soto de 4 cráneos de vaca; Área marginal del Sobre un pavimento irregu- II a. C. Inicialmente fue Escudero 1988, 38; y
Medinilla, frags. de cuernos poblado conocida lar de guijarros, se disponen identificado por 1995, 190-192, fig. 5,
Valladolid de 7 bóvidos; como “El Cenizal”. alineados en un semicírculo Escudero (1988) y lám. III; Rojo y Val
grandes huesos y El depósito se locali- 4 cráneos incompletos de Rojo y Val (1990) 1990, 328; Morales y
vaca, junto con 28 astas de
mandíbulas de za al exterior de dos como un depósito Liesau 1995, 458-
ciervo, mandíbulas de vacu-
vacuno y cerdo; 28 recintos -uno de no y cerdo, cuernos de 7 ritual. Escudero pre- 459, 470, lám. I;
astas de ciervo; ellos una vivienda bóvidos, y restos óseos de fiere luego interpre- Alfayé 2009, 323-324
restos óseos de équidos. Para Escudero, tarlo como un depó-
équidos esta ordenación demuestra sito de materia prima
que no se trata de una acu- para un taller de tra-
mulación casual de desper- bajo del hueso locali-
dicios. Las astas de ciervo zado en un barrio
son en su mayoría mudadas
o están cortadas en su artesanal del pobla-
tramo principal, y presentan do, al igual que
numerosas huellas de mani- Morales y Liseau,
pulación humana. Del depó- quienes, sin embar-
sito también formaban parte go, lo denominan
varios fragmentos cerámi- “conjunto-ofrenda”
cos. Aunque las especies y
su porcentaje son iguales a
las del resto de fauna halla-
das en el asentamiento, los
restos óseos están mucho
menos fragmentados

Soto de Depósito parcial de Horizonte A del Hoyo con esqueleto parcial Soto I, Depósito ritual Delibes, Romero y
Medinilla, 1 cabrito, huesos suelo previo al de cabrito, algunos huesos ca 845 a. C. relacionado con la Ramírez 1995, 154;
Valladolid de oveja, y 1 costi- asentamiento, de oveja, y la costilla de un fundación del Morales y Liesau
lla de perro. “nivel fundacional posible perro, además de poblado 1995, 458, 470, 511;
del poblado” restos de madera carboniza- Alfayé 2009, 323-324
da de alcornoque y pino. En
otro cuadrante del mismo
nivel se descubrió otro depó-
sito faunístico (vid. infra)

Soto de Depósito parcial de Cuadrante del Situado en un cuadrante Soto I, “Hoyos fundaciona- Delibes, Romero y
Medinilla, una oveja adul- mismo nivel funda- distinto del mismo horizonte ca 845 a. C. les” (Morales y Ramírez 1995, 154;
Valladolid ta/senil, huesos cional del poblado A del suelo en el que se Liseau 1995): Morales y Liesau
sueltos de ovicápri- que el depósito excavó el depósito anterior. hoyos excavados 1995, 458, 470, 511
Junto a ambos se documen-
dos, 1 frag. de óseo anterior, en el en la base del
ta un hogar con base de
molar de bóvido “horizonte A” del cerámica y solera de arcilla, poblado que posi-
suelo previo al que no pertenecen a un blemente están
asentamiento horizonte de ocupación sino relacionados con
al nivel fundacional del ritos fundacionales
poblado. Por encima de del mismo”
estos depósitos, ya en el XI
nivel de hábitat, existieron
viviendas circulares de pos-
tes de madera. Junto con el
“conjunto-ofrenda”, son los
dos únicos depósitos ani-
males del asentamiento con
escasas alteraciones

Tiermes, “Multitud de astas Cueva-abrigo junto Las astas fueron descubier- ¿Tardo-celti- ¿Restos de sacrifi- Calvo 1913, 380-381;
Montejo de de toro” (nº inde- al graderío, ¿espa- tas en la cueva, junto con bérica? cios animales en Martínez y Mangas
Tiermes term.). cio de culto? una terracota antropomorfa, lugar de culto? ¿O 2005, 173; Alfayé
(Soria) y herramientas de hierro restos de un taller 2009, 60-62, 314
que fueron identificadas artesanal de hueso
como hachas victimarias (Martínez y
para sacrificar animales Mangas)?

Uxama, Osma Esqueleto de pollo Doméstico, “Casa Bajo el pavimento de una I d. C. Depósito ritual de García Merino y
(Soria) de los Plintos” habitación, en un hoyo carácter propiciato- Sánchez 1996, 209,
excavado en la roca, el pollo rio y/o apotropaico fig. 3.2, lám. II; Alfayé
estaba dentro de una urna
cerámica decorada con 2009, 315-316
pájaros pintados, que había
sido calzada con guijarros y
cubierta por un canto roda-
do de cuarcita

235
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