Fragmento Libro en Proceso
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(DES)ORDENANDO A ISADORA
ISBN 978-987-88-2746-9
PRODUCCIÓN
2(DA) EN PAPEL EDITORA
AUTORÍA Y TRADUCCIONES
Josefina Zuain
POSTPRODUCCIÓN DE IMAGEN
Fátima Sastre
CORRECCIÓN
Fátima Sastre
Trilce Ifantidis
IG @segundaenpapeleditora
FB @2DAENPAPEL
E-mail segundaenpapeleditora@gmail.com
LA HISTORIA (NO)ESCRITA DE
ISADORA DUNCAN (Mary Desti, 1929)
+ OTROS DOCUMENTOS
JOSEFINA ZUAIN
PRÓLOGO 10
Escrito por Fátima Sastre (2021)
LIBRO I. LA DANZA 46
Escrito por Isadora Duncan (1909)
INTRODUCCIÓN 49
Introducción por Mary Fanton Roberts
LA DANZA 59
Escrito por Isadora Duncan (1909)
5
(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
CAPITULO XI. La primavera del amor: Romeo en Budapest (ca. 1903) 225
CAPÍTULO XVII. ¿Por qué ser tan absurdamente egoístas como 309
para imaginar una Providencia guiando nuestro pequeño yo? (ca. 1905)
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ÍNDICE
CAPÍTULO III. Una visita compartida por Bayreuth (ca. 1904) 585
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
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ÍNDICE
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PRÓLOGO
Escrito por Fátima Sastre (2021)
PRÓLOGO
Isadora Duncan
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
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PRÓLOGO
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
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PRÓLOGO
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
[14:00, 23/2/2021] Sastre Fátima: Siento que la intro dice un montón una
vez que ya se leyó a Isadora
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CHATS DURANTE EL PROCESO
[14:07, 23/2/2021] Sastre Fátima: También eso que traías el otro dia de
que hizo una fotos allá en italia que antes era Grecia antigua. Me hizo
pensar algo en relación a lo que asumimos. Al velo de D’Annuncio
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
[14:59, 23/2/2021] Sastre Fátima: Viste que en la intro hace toda una
movida en relación a cómo las palabras no son fieles a la experiencia
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CHATS DURANTE EL PROCESO
[21:05, 23/2/2021] Josefina: Si. Es la razón por la que creo que Sos la
mejor coequiper para esto!
[19:24, 24/2/2021] Sastre Fátima: Viste que a veces dice Nace un mito
[19:25, 24/2/2021] Sastre Fátima: Claro pero como jugando con el tema
de si las olas nacen para Isadora o como mito o como Afrodita. O buscas
algo más concreto?
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
[19:32, 24/2/2021] Sastre Fátima: Para ser dios hay que nacer
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CHATS DURANTE EL PROCESO
[19:41, 24/2/2021] Sastre Fátima: Solo quería ganar dinero ajajaj con ese
se vuelven locas las románticas ajajja
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EL ALMA NO ESCRIBE,
LA DANZA NO SE INVENTA
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EL ALMA NO ESCRIBE, LA DANZA NO SE INVENTA
Mary Desti
Isadora Duncan
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Menos conocido que Mi vida, este curioso libro contiene aquella última
frase adjudicada a la bailarina, segundos antes de morir: “Adios amigos, me
voy a la gloria”. El broche de oro del mito del héroe. Publicar ambos textos
juntos me permitiría agrietar un sólido, para dar lugar a varias hipótesis
que andaban dando vueltas, articular información y, siempre un poco a
contrapelo de la lógica editorial, aunar dos documentos que al releerlos
juntos este año sentí que tendrían que haber viajado así siempre.
Isadora se relató a sí misma siendo bailarina desde la panza de su
madre. Sus memorias no abarcan los seis años previos a su muerte. Estos
años transcurren mientras Isadora escribe las memorias que no llegan a
tratar aquel presente.
Los últimos años de la vida de Isadora, ¿los peores? Reflejan un
estado de exceso y desmesura, llamémosle “singulares”. Dichos años son
relatados por Desti, testigo cercana que sesga su mirada entre el espanto
y la idolatría. Esa mirada oscilante de rechazo y apropiación, creo, es la
que ha atravesado el abordaje de Isadora, su obra escrita y aquello que se
ha llamado “su legado”, a lo largo de otros relatos históricos. El pasaje de
voces de Isadora a Desti es un suceso por demás interesante para la lectura.
Es extraño, rarísimo, requiere pericia, paciencia y cierta disposición a la
comedia, por parte de quien lee.
El hecho de que ambos libros fueron escritos con la intención editorial
de mover fortunas, ofrece, según puedo ver, una de las principales claves
para la relectura, porque tener presente su ámbito de circulación ayuda
a entender posiciones y declaraciones, materiales y perspectivas de sus
escritoras. Al mismo tiempo, este dato puede permitirnos deshacer aquella
noción tan repetida de que sobre danza no hay nada escrito. Estamos ante
dos éxitos comerciales de alcance mundial, que simplemente retratan la
vida de una bailarina, tenemos historia, tenemos documentos, tenemos
material para leer, mirar, escribir y seguir pensando con-entre-acerca de las
prácticas de danza.
Mi intención, en definitiva, era (des)ordenar algunas ideas que,
inconexas, han constituido una gran nube de virtuales en torno a Isadora
y a la historia de la danza del siglo XX, convirtiéndolas en un todo
indiferenciable.
Labrar la superficie de su escritura para tocar la cronología del relato
y ubicar las diferencias a lo largo del tiempo no fue sencillo. Isadora se
narra a sí misma como si siempre hubiese sido “así”. Una de mis escenas
favoritas es cuando, en una conversación con Gordon Craig, teniendo ella
alrededor de veintiocho años, asegura que así como se veía su escenario ese
día, ella lo había concebido a los cinco años de edad. Consideré necesario
desarmar esa suerte de tiempo mágico y eterno, porque evidentemente, la
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historia, la carrera y la vida personal, pasan por etapas que son, más o
menos, diferenciables.
No todo es lo mismo siempre. Aquella indiferenciación de etapas que
Isadora construye, incluso cuando se refiere a sí misma como niña, joven y
adulta, es la estrategia narrativa que sostienen las biografías heroicas en el
mundo del arte. Una estructura narrativa que hunde sus raíces en los mitos
clásicos, Hércules estranguló las serpientes en la cuna.
Por ello, (des)ordenando a Isadora Duncan implicó la realización de
varias y simultáneas acciones.
La primera, radical y organizante, fue poner fechas a los capítulos.
Las fechas agregadas dan cuerpo a las diferencias. Aún no pudiendo ser
completamente específica, decidí que no daba lo mismo saber (y tener
presente) que Isadora se refería a un acontecimiento “circa” al año 1905,
que recorrer el capítulo como si fuera uno y todos los tiempos al mismo
tiempo. Las fechas incorporadas funcionaron como anclas, porque nos
permitieron reunir información de contexto que colabora con palpar dichas
diferencias. La lectura de los capítulos, ahora, se puede recorrer identificando
los hechos como elementos de procesos que conforman etapas.
Cada año identificado, asimismo, articuló con las imágenes y el
archivo, ofreciendo herramientas para pensar y dar cuerpo a otro de los
propósitos: identificar matices, volver más terrenal y más humana la imagen
de Isadora. Este procedimiento, creo, dió cuerpo al tiempo histórico
y facilita el acercamiento a su carrera, articulando las instituciones a las
cuales se vincula, los profesionales, las lecturas, las perspectivas que van
conformando su práctica en diferentes momentos y contextos.
En el proceso de traducción e investigación aparecieron infinidad de
documentos, textos e imágenes que valía la pena incorporar, de modo tal
que, yendo de atrás para adelante, una vez colocadas las fechas de los
capítulos, volví a empezar. La segunda acción fue, entonces, incorporar
al principio de todo, un tercer libro: La Danza, también conocido como
La Danza del Futuro. Así se constituyó la tríada de libros que componen
el presente ejemplar: Libro I, La danza. Libro II, Mi vida, Libro III, La
historia (no)escrita de Isadora Duncan.
La conferencia La bailarina del futuro, devenida luego el libro que
tradujimos, enuncia una serie de “fórmulas” que se instituyeron, luego y
a lo largo del tiempo, en principios de la estética de trabajo de Isadora.
Aparecen nombrados, tempranamente, muchos de los elementos que la
bailarina retoma una y otra vez: la búsqueda del movimiento natural, el alma
como motor del danzar, la expresión de ideales, el despertar de lo primordial,
la educación por la danza del futuro, el regreso a una esencia o ideal de lo
originario, la verdad y una forma específica de concebir el tiempo:
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
Este eje creado entre los tres libros sirvió como ordenador a la hora de
revisitar y rearticular un archivo y una figura fija del relato de la historia:
“la pionera”, “la revolucionaria”, “la singularísima”, “la madre”.
Así, la tercera acción fue trabajar destacando elementos de la
escritura, bajo la hipótesis de que quedan aún aspectos interesantes para la
relectura del mito y que es posible deshacer este tipo de relatos fantasiosos,
otorgando valor real al trabajo y recorrido de los artistas en sus prácticas.
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A las fechas, los destacados, las notas al pie, el archivo y los inventos
de traducción le sumé la titulación de los capítulos, esta fue la quinta
acción. Los tonos y recortes son inventos míos, nombrar las partes a través
de la lectura es una operación posible al crear un archivo. Es escritura.
La decisión se debe a que encontré una coherencia interna, una suerte de
morfología específica de cada capítulo y quise realzarla, para colaborar con
dar consistencia y materialidad a la escritura de Isadora. En este sentido,
los asuntos centrales de cada capítulo son interesantísimos, porque las
memorias se tejen, se mezclan entre presente y pasado y entre pasados
posteriores al pasado relatado. Los títulos los redacté con la intención,
también, de dar una brújula a quien lea el texto y porque siempre me han
disgustado los libros que tienen capítulos sólo numerados.
Trabajamos incansablemente junto a Fátima, a quien primero
convoqué pensando en tener una interlocutora que hiciera de correctora,
pero, como siempre que trabajamos juntas, desbordamos el objetivo
inicial inmixtando las tareas y tomamos decisiones una y otra para lo que
hoy es un libro-archivo compuesto entre las dos.
La sexta acción fue incorporar fragmentos de las lecturas
realizadas por Isadora. Fueron apuestas, basadas en intuiciones:
“Isadora debe referirse a esta parte del texto que está nombrando”. Las
traducciones de los tres libros exponen, entonces, fragmentos de texto
de Giacomo Casanova, Jean-Jacques Rousseau, Walt Withman,
Gabriele D›Annunzio, Henry Wadsworth Longfellow, Ina Coolbrith,
Omar Khayyam, Johann Joachim Winckelmann, Loie Fuller, Platón,
Kant, Nietzsche y más.
Volviendo a su escritura, que es también el reflejo de sus lecturas.
Independientemente de la veracidad del relato, el modo en que se van
desenvolviendo las escenas es exquisito. Isadora va dando paso a paso en
su escritura, sin adelantar los hechos, aún cuando ella sabe perfectamente
hacia dónde va.
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
Isadora, ha sido capaz lo mismo de decir en Italia que no había nada que
envidiar a los Estados Unidos, como de decir que su arte era para personas
“superiores” y superioridad es un término muy difícil de asir en el proceso
de pensar lo social. No es casual que muchos de los personajes con los
que mantuvo estrechas relaciones a lo largo de su vida, hayan terminado
vinculados al nazismo. ¿Superiores por acceso a la cultura de élite, por contar
con recursos económicos, por leer grandes filósofos, por “naturaleza”?
Es destacable también cómo su escritura deja ver aspectos miserables
de su vida. Por momentos se leen declaraciones violentas, xenofóbicas,
algunas nos parecieron incluso demasiado brutales, pero asumimos que no
era nuestra responsabilidad matizarlas. (des)ordenar significó, ante estos
casos, evitar endulzar al personaje para que sea más digerible. Por otro
lado, esa brutalidad es precisamente parte de “algo” humano que se asoma.
De su figura se han creado cientos de leyendas, mitos e interpretaciones.
El relato hegemónico sigue siendo el de una pobre mujer (muy) luchadora
que pasa, por mérito propio, de la pobreza más absoluta a la riqueza
multimillonaria. Afirmar ese tránsito es efectuar una lectura literal de
sus palabras, es una interpretación lineal de una biografía que tiene
movimientos más sinuosos. Isadora, podía tener mucho dinero un día y
nada al siguiente. Deshacer el relato de la cuna de pobre no fue posible
a través de las palabras de la bailarina, sino investigando un poco más la
figura de su padre Joseph Duncan y su abuelo, perteneciente a la clase alta
(norte)Americana. Incluimos material interesante que también da cuenta de
movimientos abruptos del millón al cero a lo largo de la vida de su padre.
Por otro lado, el libro de Desti funciona como un documento para dar
contexto al proceso de escritura de Mi Vida. De hecho, el capítulo XX se
titula Las memorias de Isadora y detalla aspectos interesantes, como el
hecho de que el libro fue casi en su totalidad escrito por Isadora Duncan
de puño y letra. No aclares que oscurece anuncia el dicho popular.
Desti habla de derechos, negociaciones, permisos, afirma que dirá la
verdad y nada más que la verdad. Comenta que ha soñado con la madre de
Isadora, que fue ella misma quien le pidió que fuera a estar junto a su hija.
Afirma que Isadora antes de morir ya le había dicho que escriba el texto
que forma parte de nuestra triada.
El estado emocional en el que Isadora se encuentra es retratado al
viés de una relación evidentemente fanática que Desti mantiene con ella.
Ese fanatismo se refleja también en esa insistencia rotunda por establecer
una verdad: “la” verdad. La como La Danza?
Todo durante aquellos últimos años parece perseguir un solo objetivo.
La presencia de su “amiga”, un secretario, los empresarios que invierten
en pos de que las memorias sean escritas para su comercialización
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La danza no se inventa
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sonámbula, una especie de freak show en que una mujer que se presentaba
en escena en un estado específico, Louppe identifica un viraje: el estado
del cuerpo como elemento de la escena de danza, su presentación. Sigui-
endo esta lectura, Isadora, aquella bailarina inspirada por musas, dioses y
fuerzas internas, no dista mucho de La sonámbula, inmersa en un estado
afectivo y atencional específico que se presta a la escena para ofrecer a su
público dicha singularidad. El estado profundo de inmersión en sí misma,
es parte del mito de origen de Isadora.
Pero en toda época multiplicidades de vidas suceden. Loie Fuller, Ruth
Saint Dennis, Elizabeth Duncan. Una época no implica una sola búsque-
da posible. Entre todas las opciones, Isadora elige un modo de circular: los
grandes teatros, las grandes orquestas, clásicos y románticos, el dinero, el
lujo. Sin embargo, Sada Yakko, La carmencita, La Argentina, las bai-
larinas rusas, los ballets, Diaghilev, Las bailarinas salomónicas, el cine,
y tantas otras variables allá en el primer cuarto del siglo XX.
A todo relato de invención, de lo que se descubre o crea ex nihilo, lo
compone una contradicción que anuncia su pretensión y lo voltea. Isadora
se inspira en las instituciones del arte, el Museo Británico y el Louvre, entre
otros, son las puertas de acceso al contacto con la materia que ejercerá la
magia. Europa aparece en su relato como cuna de la cultura, cultura que
tanto ha buscado y que tan “ausente” estaba en su país. Esa cultura no es
otra que la institución tradicional del arte.
Isadora representaba las imágenes que veía en las vasijas griegas y esa
mirada, que a su vez se nutrió en un seno familiar, tuvo sus consecuencias.
La llegada del Clan Duncan a Atenas, demuestra que la relación se basaba
en la construcción de un otro extrañado. Manteniendo una mirada exoti-
zante, el viaje a Grecia parece haber sido un choque, entre las expectativas
del Clan Duncan y la realidad. Incorporamos material de Journales que
relatan aspectos de este desencuentro.
Cada vez que he leído esa suerte de “evolución” que se supone que la
danza habría realizado en su “separación” del Ballet, fantasmagóricamente
me acompaña su existencia actual. ¿De qué manera podríamos sostener que
“la danza” evoluciona del Ballet a lo moderno y/o contemporáneo cuando
tanto una como otra manera de hacer danza continúan hoy en plena vigencia?
Que Isadora se definiera enemiga del Ballet, no significa más que
un momento de sus declaraciones. Isadora rechaza la técnica del Ballet,
porque ve de qué manera, ese tipo de entrenamiento construye un cierto
tipo de corporalidad. El rechazo como modo de construcción discursiva
no se diferencia mucho del discurso de las vanguardias históricas en gen-
eral. Si cada vanguardia se definió a sí misma como una “nueva verdad”
respecto de lo que el arte “es” y “debe ser”, rastreando esencias perdidas
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1 Y no lo digo sólo yo, la misma Isadora lo anuncia clara y específicamente en La Danza: “Ex-
presar la más alta moral, lo saludable y lo bello en el arte, es la misión de la bailarina y a ello
dedico mi vida”.
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mañana del mundo”? ¿Es “la primera mañana del mundo”, un mundo sin
pecado(s)?
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afirma, igual que lo hará Isadora veinte años después, que como aún está
demasiado impresionada por las danzas griegas, su juventud no le permite
acceder del todo a la profundidad del artista italiano, pero, sobre todo, son
las danzas griegas las que inspiran su vestimenta:
Nacer bailarina. Sin embargo, toda beba se mueve, toda beba capta la
atención de los adultos a su alrededor, ¿verdad?
Ni Isadora, ni Fuller son las creadoras de éste “problema”. Toda baila-
rina parece haber nacido bailarina. Los relatos acerca de la niñez promue-
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LIBRO I - LA DANZA
LIBRO I. LA DANZA
Escrito por Isadora Duncan (1909)
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En 1903, Isadora Duncan leyó una conferencia acerca de la danza en el Club de Prensa
de Berlín. En sus memorias, sin embargo, dice que este evento fue en su apartamento
del Hotel Bristol. Su discurso se publicó más tarde en Alemania en formato fanzine, titu-
lado La danza del futuro. Ella comenta en sus memorias que su libro estaba en todas las
librerías alemanas, al igual que el de Heinrich Thode, y se refiere a esta primera edición
de este texto que fue publicado retiradas veces, a lo largo de su vida y con posterioridad
a su muerte. The Dance, La Danza es un pequeño libro en inglés que reúne el mismo
texto escrito por Isadora Duncan con fotografías de ella y material de archivo (programas
de mano de teatro). Fue impreso y publicado por primera vez en 1909 por The Forest
Press en Nueva York, con registro intelectual a nombre de Charles Douville Coburn
(1877-1961), representante estadounidense de Isadora Duncan. La introducción del libro
fue redactada por Mary Fanton Roberts (1864-1956) periodista y escritora a quien
Isadora nombra varias veces a lo largo de sus memorias.
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LIBRO I - LA DANZA
∞ INTRODUCCIÓN
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1 Pan, en la mitología griega, es el dios de la naturaleza, los pastores y sus rebaños, las mon-
tañas salvajes, la música y la improvisación. Se lo representa como un fauno o un sátiro con
patas y cuernos de cabra, generalmente acompañado de ninfas. Vinculado a los campos y
bosques, también es frecuentemente asociado a la fertilidad y al sexo. (Nota de la T.)
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LIBRO I - LA DANZA
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
3 En el Capítulo V de sus memorias, Isadora cuenta algunos aspectos de su relación con Ethel-
bert Nevin. (Nota de la T.)
4 Franz von Stuck (1863-1928) pintor, escultor, grabador y arquitecto alemán. Particularmente
reconocido por sus representaciones de la mitología griega antigua. (Nota de la T.)
5 Fidias (480-430 a.C.) artista griego (escultor, pintor y arquitecto). Se le atribuyeron grandes obras
como la estatua de Zeus en Olimpia (declarada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo) y
las estatuas de Atenea: Atenea Partenos dentro del Partenón y la Atenea Promachos un bronce
colosal. La costumbre de firmar las obras de arte (esculturas, pinturas y demás), es una práctica
estandarizada durante el Renacimiento. Durante la Edad Media no era muy común que las piezas
fueran firmadas, Fidias es una de las firmas más antiguas que se conoce al día de hoy. (Nota de la T.)
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LIBRO I - LA DANZA
6 Ragtime es un estilo musical de raíz africana muy popular en (norte)América, entre 1895 y
1919. Su rasgo singular es que se presenta como un ritmo sincopado e irregular, que sintetiza la
síncopa africana y la música clásica europea, especialmente las marchas militares que en Esta-
dos Unidos fueron popularizadas por John Philip Sousa (1854-1932). El Ragtime, es producto
de la singular interacción entre la música militar y la música de los esclavos. Recordemos que
la esclavitud fue abolida en (norte)América recién en el año 1865, tan sólo once años antes del
nacimiento de Isadora. (Nota de la T.)
7 Wilhelm Richard Wagner (1813-1883) nacido en Alemania, fue director de orquesta, compositor
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(DES)ORDENANDO A ISADORA DUNCAN
8 Alice Ellen Terry (1847-1928) actriz inglesa, ha desarrollado una carrera de siete décadas,
entre finales del siglo XIX y principios del XX, lo que la convierte en una de las representantes
de la primera generación de actores de teatro y cine. Terry comenzó con la actuación desde
muy niña, interpretando obras de Shakespeare en Londres y realizando giras por las provincias
británicas durante su adolescencia. A los dieciséis años de edad se casó con George Frederic
Watts de cuarenta y seis años, y, luego de un período de interrupción, retomó su profesión
en 1878 uniéndose a la compañía de Henry Irving como primera actriz. En 1903, asumió la
dirección del Teatro Imperial de Londres centrándose en la puesta de obras de George Bernard
Shaw y Henrik Ibsen. El proyecto fue un verdadero fracaso financiero, lo que llevó a la actriz a
dedicarse a hacer giras y ofrecer conferencias. Trabajó como actriz para cine entre 1916 a 1922.
El hijo de Ellen Terry, Gordon Craig es el padre de la primera hija de Isadora. (Nota de la T.)
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LIBRO I - LA DANZA
cuando Miss Duncan recibió una ovación de este mismo público que,
con lágrimas en los ojos, no salió del teatro sin pedir bis tras bis: más
Chopin, más Beethoven, más, una y otra vez, pidiendo más de la excelente
música aliada con la mejor danza que Nueva York haya conocido jamás.
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