Precedente (Sentencia) 6613
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Precedente (Sentencia) 6613
Precedente (Sentencia)
CONSIDERANDO:
a) En la sentencia recurrida el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
transgredió los artículos 14 y 133 constitucionales.
d) El artículo 1201 del Código de Comercio deja a la total discreción del juzgador la posibilidad de
desahogar pruebas fuera del plazo probatorio.
e) El referido precepto legal atenta contra el artículo 14 constitucional que establece la garantía de
audiencia, pues esta garantía se cumple cuando al gobernado se le reciben todas las pruebas que
ofrezca para acreditar su dicho.
Previo al estudio de los anteriores agravios, debe indicarse que este Tribunal Pleno abandonó ya el
criterio relativo a que los conceptos de violación, y por extensión los agravios, deben presentarse
como un verdadero silogismo, en el que exista necesariamente una premisa mayor, una menor y
una conclusión, ya que ni la Constitución Federal ni la Ley de Amparo, exigen para ello
determinados requisitos esenciales e imprescindibles, que se traduzcan en formalidades rígidas y
solemnes, como las establecidas en la jurisprudencia de la Tercera Sala 3a./J. 6/94, que en la
compilación de 1995, Tomo VI, se localiza en la página 116, bajo el número 172, cuyo rubro es
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. REQUISITOS LÓGICOS Y JURÍDICOS QUE DEBEN REUNIR.";
A lo anterior es aplicable, por analogía, la tesis jurisprudencial número 63/98, sustentada por la
Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, aprobada en su sesión privada
celebrada el siete de agosto de mil novecientos noventa y ocho, la cual este Tribunal Pleno ya ha
adoptado en diversos precedentes; dicha tesis a la letra dice:
En consecuencia, el que los agravios se hayan expuesto en forma deficiente no impide su análisis,
ya que este Alto Tribunal, así como cualquier otro juzgador debe desentrañar lo que pretende
esgrimirse y proceder a su estudio.
CUARTO. En relación con el agravio sintetizado en el inciso a) del anterior considerando, cabe
señalar que tales argumentos resultan inoperantes.
En efecto, los Tribunales Colegiados de Circuito al conocer del juicio de amparo directo ejercen la
función de control constitucional, dictan determinaciones de cumplimiento obligatorio y obran para
hacer cumplir esas determinaciones, según su propio criterio y bajo su propia responsabilidad, por
la investidura que les da la ley. En ese sentido, aun y cuando en contra de sus decisiones procede,
excepcionalmente, ante esta Suprema Corte de Justicia, el recurso de revisión, éste no es un medio
de control constitucional autónomo, a través del cual pueda analizarse la violación a garantías
individuales, sino que es un procedimiento de segunda instancia que tiende a asegurar un óptimo
ejercicio de la función judicial, a través del cual, el tribunal de alzada, con amplias facultades,
incluso de sustitución, vuelve a analizar los motivos y fundamentos que el Tribunal Colegiado de
Circuito tomó en cuenta para pronunciarse sobre la constitucionalidad de una disposición de
Luego, a través del recurso de revisión, técnicamente, no deben analizarse los agravios
consistentes en que el Tribunal Colegiado de Circuito violó garantías individuales al conocer de un
juicio de amparo directo, por la naturaleza del medio de defensa y por la función de control
constitucional que dicho órgano jurisdiccional desempeña ya que, si así se hiciera, se trataría,
extralógicamente, a un Tribunal Colegiado de Circuito como otra autoridad responsable y se
desnaturalizaría la única vía establecida para elevar las reclamaciones de inconstitucionalidad de
actos, que es el juicio de amparo; es decir, se ejercería un control constitucional sobre otro control
constitucional.
Al respecto resulta aplicable, por analogía, la tesis jurisprudencial plenaria, cuyo rubro, texto y datos
de identificación son los siguientes:
Por tanto, los argumentos relativos a que la sentencia emitida por el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo directo 3903/98, transgrede lo dispuesto en
los artículos 14 y 133 constitucionales, resultan inoperantes.
En efecto, en el primero de tales agravios el recurrente parte de una premisa equivocada, pues para
analizar la constitucionalidad de una disposición de observancia general, por principio, debe
En conclusión, el que en el juicio natural no se haya permitido al quejoso desahogar fuera del
periodo probatorio una prueba confesional, ofrecida dentro de él, no trasciende a un análisis de
constitucionalidad del artículo 1201 del Código de Comercio, por lo que debe estimarse que el
análisis de tal agravio escapa a la competencia de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sirve de apoyo a la anterior conclusión la siguiente tesis, cuyo rubro, texto y datos de identificación
son los siguientes:
Por otra parte, el agravio relativo a que el artículo 1201 del Código de Comercio deja a la total
discreción del juzgador la posibilidad de desahogar pruebas fuera del periodo probatorio, constituye
un nuevo argumento que pretende introducir la parte quejosa en la revisión, lo que válidamente no
puede realizarse en la segunda instancia del juicio de amparo.
Así es, en los conceptos de violación relacionados con la materia de constitucionalidad, la parte
quejosa se limitó a sostener que el artículo 1201 del Código de Comercio transgrede el artículo 14
constitucional, en específico la garantía de audiencia, en tanto que limita el plazo de recepción y
desahogo de pruebas fijándolo, en el caso del juicio ejecutivo mercantil, en un máximo de quince
días; y, que el referido precepto lastima la garantía de legalidad sacrificando un muy dudoso
principio de expeditez en el desahogo de las pruebas a un bien jurídico mayor, como lo es la
garantía de que se oigan los alegatos y las pruebas antes de emitir sentencia.
De ahí que el referido argumento deviene inoperante, dado que no fue esgrimido dentro de los
conceptos de violación. Sirve de apoyo a lo anterior la tesis jurisprudencial cuyo rubro, texto y datos
de identificación son los siguientes:
Del análisis de las consideraciones emitidas en el fallo recurrido, transcritas en el resultando tercero
de esta resolución, es inconcuso que en ellas el referido órgano jurisdiccional federal realizó
correctamente el estudio de constitucionalidad del precepto reclamado, pues fijó el alcance de lo
dispuesto en el artículo 1201 del Código de Comercio y de la garantía que se estimó transgredida,
la de audiencia, prevista en el artículo 14, párrafo segundo, constitucional, concluyendo que la
circunstancia de que el legislador ordinario haya circunscrito el desahogo de las pruebas a un
determinado plazo no contraviene el debido proceso legal, máxime que el referido precepto
ordinario no impide que las pruebas ofrecidas en tiempo puedan completarse, salvo que el Juez
considere que tal prueba no se desahogó por causas imputables a la parte oferente.
Por último, conforme a los argumentos que a continuación se desarrollan, resulta infundado el
agravio sintetizado en el inciso e) del considerando tercero de esta resolución, relativo a que el
artículo 1201 del Código de Comercio atenta contra el artículo 14 constitucional, en razón de que la
garantía de audiencia únicamente se cumple cuando al gobernado se le reciben todas las pruebas
que ofrezca para acreditar su dicho.
En efecto, por principio conviene señalar que el segundo párrafo del artículo 14 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos establece:
"Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos,
sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al
hecho."
"Artículo 31. Ninguno debe ser juzgado ni sentenciado, sino después de haber sido oído
legalmente."
"Artículo 26. Nadie puede ser privado de la vida, de la libertad o de la propiedad, sino por virtud de
sentencia dictada por autoridad competente, y según las formas expresamente fijadas en la ley y
exactamente aplicadas al caso."
El texto aprobado por aquel Constituyente quedó contenido en el artículo 14 y redactado en los
siguientes términos:
En relación con tal precepto constitucional, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido
diversos criterios jurisprudenciales, destacando aquel mediante el cual se ha fijado el alcance de las
formalidades esenciales del procedimiento. La referida tesis jurisprudencial tiene como rubro, texto y
datos de identificación, los siguientes:
Por su parte, el texto del artículo 1201 del Código de Comercio, hasta antes de su reforma
publicada el veinticuatro de mayo de mil novecientos noventa y seis, establece:
"Las diligencias de prueba deberán practicarse dentro del término probatorio; el Juez deberá fundar
la resolución que permita su desahogo fuera de dicho término."
De la lectura del anterior dispositivo, como lo precisó el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Primer Circuito, se colige que con tal dispositivo no se impide al oferente de un medio de prueba
dentro de un juicio mercantil, ya sea ordinario o ejecutivo, preparar correcta y oportunamente el
desahogo de una probanza que por su especial naturaleza requiera de una serie de diligencias
preparatorias.
Inclusive, con el fin de conocer el justo alcance de esta disposición cabe señalar que su texto antes
transcrito tiene su origen en la reforma de treinta de diciembre de mil novecientos ochenta y ocho,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el cuatro de enero de mil novecientos ochenta y
"1201. Para evitar la nulidad y responsabilidad del Juez por pruebas recibidas fuera del término
probatorio, pues la disposición vigente contenía una rigidez incompatible con la carga de trabajo que
confrontan nuestros tribunales."
El artículo 1201 del Código de Comercio vigente hasta antes del cinco de enero de mil novecientos
ochenta y nueve disponía:
"Artículo 1201. Las diligencias de prueba sólo podrán practicarse dentro del término probatorio, bajo
pena de nulidad y responsabilidad del Juez. En los negocios mercantiles es improcedente el término
supletorio de prueba."
Entonces, con base en la interpretación literal, causal y teleológica del artículo 1201 del Código de
Comercio es válido concluir que lo dispuesto en tal numeral, en su texto vigente a partir del cinco de
enero de mil novecientos ochenta y nueve, constituye una auténtica expresión de las formalidades
esenciales del procedimiento, pues no sólo establece un plazo dentro del cual las partes dentro de
un juicio mercantil, ordinario o ejecutivo, podrán ofrecer y desahogar los medios de prueba que
ofrezcan con el fin de obtener una resolución favorable, sino que, incluso, atendiendo a las
situaciones particulares que pueden presentarse en un caso específico, faculta al juzgador para
permitir el respectivo desahogo fuera del correspondiente plazo probatorio.
En ese sentido, en relación con el agravio relativo a que la garantía de audiencia se respeta
únicamente cuando a las partes se les reciben todas las pruebas que ofrecen para acreditar su
dicho, es menester precisar que si bien el derecho a ofrecer pruebas, que conlleva el desahogo
respectivo, constituye una formalidad esencial del procedimiento, tutelada en el artículo 14
constitucional, de ello no se sigue que tal potestad procesal pueda ejercerse en forma ilimitada,
pues de ninguna manera el artículo constitucional en comento establece una posibilidad infinita, sin
limitaciones ni condicionamientos, a la facultad de las partes de ofrecer pruebas dentro de juicio.
Así es, las formalidades esenciales del procedimiento son todos los mecanismos y etapas
procesales que aseguran una adecuada defensa en el juicio, lo cual no se puede traducir en una
potestad abierta de ofrecer todas las pruebas que estime necesarias el quejoso y el correspondiente
deber del órgano jurisdiccional de admitirlas, acordar su recepción, desahogarlas y valorarlas. Es
lógico y natural que, en aras de un adecuado equilibrio procesal y de respeto a los principios
procesales, se establezcan requisitos para la admisión o recepción de pruebas, siendo que
corresponde a los órganos de control constitucional establecer si un determinado precepto legal
asegura o no una adecuada defensa en el procedimiento o si, por el contrario, se deja en estado de
indefensión al quejoso.
Conviene agregar que el legislador ordinario se encuentra facultado por la Constitución para
establecer en la ley la manera en la que se desarrolle la formalidad procesal de ofrecer y desahogar
pruebas. En la especie, no puede considerarse que se transgrede la garantía de audiencia, al
establecerse que el respectivo desahogo podrá realizarse dentro del plazo probatorio o bien
posteriormente, siempre y cuando el Juez del conocimiento fundamente y motive el acuerdo
conducente, pues ha de tenerse presente que con tal disposición se busca, por una parte, tutelar la
formalidad esencial consistente en ofrecer pruebas y, por otra, evitar dilaciones procesales sin
fundamento, que afecten el derecho a la administración de justicia pronta y expedita, tutelado en el
artículo 17 constitucional.
La disposición controvertida tutela a tal grado la formalidad esencial del procedimiento relativa al
derecho de ofrecer y desahogar pruebas, que al tenor de ella, ante circunstancias no imputables al
oferente, resulta factible que el juzgador permita el desahogo de una prueba fuera del periodo
probatorio.
Sirve de apoyo a las conclusiones expresadas, la tesis emitida por el Tribunal Pleno, cuyo rubro,
texto y datos de identificación son los siguientes:
Es corolario de lo expuesto que el artículo 1201 del Código de Comercio no transgrede el derecho
de audiencia garantizado en el artículo 14, párrafo segundo, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
SEGUNDO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Jorge Spínola Flores Alatorre contra la
autoridad y por el acto especificado en el resultando primero de la presente resolución.
Notifíquese; con testimonio de esta ejecutoria, vuelvan los autos al tribunal de su origen y, en su
oportunidad, archívese el toca.
Así lo resolvió el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
nueve votos de los señores Ministros Aguirre Anguiano, Azuela Güitrón, Castro y Castro, Díaz
Romero, Aguinaco Alemán, Gudiño Pelayo, Ortiz Mayagoitia, Sánchez Cordero y Góngora Pimentel.
No asistieron los señores Ministros Román Palacios y Silva Meza, por estar desempeñando una
comisión de carácter oficial.