Cuadernillo de Puntuación - Arreglado
Cuadernillo de Puntuación - Arreglado
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PUNTUACIÓN
Conversamos oralmente:
¿Quién es la más simpática?
¿Qué cambia en esta oración? : ¿La más simpática es Paula? ¡No! Inés.
ingrid chourio de martinez
El invierno, la estación del frío, llegó con nieve y vientos fuertes a las
provincias del Sur. Durante un mes, según los pronósticos, se
mantendrá muy baja la temperatura, con un posible descenso hasta los
20 grados bajo cero. Los pobladores de la zona, que ya están
acostumbrados al clima, se preparan para enfrentar el frío, un
ingrediente típico del lugar. A los turistas, a pesar de estar advertidos,
les resultará más difícil acostumbrarse.
¿Estás bien?
¡Qué hermoso día!
DOS PUNTOS
Este signo se usa en los encabezamientos de las cartas, después de
la mención del destinatario.
También antes de citar textualmente un escrito o las palabras de
otra persona.
Se usa, además, para introducir una enumeración precedida por una
palabra que sintetiza lo que se enumera o detalla.
Por último, cuando se desea remarcar que una parte de la oración es
consecuencia de la otra.
Querida Lucía:
Estamos de regreso
Marcos escribió: "Voy en veinte"
Debía comprar 3 cosas: aceite, leche y pan.
Lucas perdió las llaves: tenía la mochila rota.
RAYA Y GUION (—) (-)
La raya y el guion son dos signos diferentes. Gráficamente, la raya es
más larga.
La raya señala los cambios de interlocutor en los diálogos. Se la usa
también, con un valor bastante seme jante al de los paréntesis, para
intercalar en la oración una estructura que interrumpe el hilo del
discurso y que tiene cierta independencia.
El guion, en cambio, se emplea para cortar una palabra al final del
renglón, cuando no cabe entera. También se usa para separar las
fechas que indican un periodo (por ejemplo, 1910-1984) y los
digitos de números telefónicos (Biblioteca Nacional: 4806-6157).
—¿Estás bien?
—Sí, ya me recuperé
PARÉNTESIS ( )
El joven iba caminando por la calle, cuando de pronto se tropezó con algo de gran
tamaño a la altura de sus rodillas. Miró para abajo y se encontró con algo que no
esperaba: un gran baúl de madera. ¿Quién habría dejado un baúl de esas
características en medio de la calle...? Al instante, miles de pensamientos le vinieron a
la cabeza: “Me pregunto si se lo habrán olvidado o lo habrán abandonado
voluntariamente; el dueño podría ser un médico, o un mago, o un anticuario; no sé si lo
estarán buscando o ya lo darán por perdido; y lo más importante: ¡muero por saber qué
tiene adentro!”. Después de mucho meditar —sin dejar de mirar el baúl en ningún
momento—, decidió seguir camino (haría de cuenta que nunca lo había visto).