Oraciones Básicas Pa Imprimir
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-Santiguarse-
In nómine Patris, † et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
En el nombre del Padre, † y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
-Signarse-
Per signun crucis, ✠ de inimícis nostris, ✠ líbera nos Deus noster. ✠
Por la señal de la Santa Cruz, ✠ de nuestros enemigos ✠ líbranos Señor, Dios nuestro. ✠
-Persignarse-
Per signun crucis, ✠ de inimícis nostris, ✠ líbera nos Deus noster. ✠ In nómine Patris, † et Fílii, et
Spíritus Sancti. Amen.
Por la señal de la Santa Cruz, ✠ de nuestros enemigos ✠ líbranos Señor, Dios nuestro. ✠ En el
nombre del Padre, † y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
-Pater noster-
Pater noster, qui es in caelis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat volúntas tua, sicut
in caelo et in terra. Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et
nos dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem: sed líbera nos a malo. Amen.
Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal. Amén.
-Ave María-
Ave María, grátia plena, Dóminus tecum, benedícta tu in muliéribus et benedíctus fructus ventris tui,
Iesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y
bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
y en la hora de nuestra muerte. Amén.
-Gloria Patri-
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio et nunc et semper et in saécula
saeculórum. Amen.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio. Ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
O MI IESU, dimitte nobis debita nostra, libera nos ab igne inferni, conduc in caelum omnes animas,
praesertim illas quae maxime indigent misericordia tua.
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
-Salve-
Salve, Regína, mater misericórdiae; vita dulcédo et spes nostra, salve. Ad te clamámus éxules fílii
Hevae. Ad te suspirámus geméntes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos
tuos misericórdes óculos ad nos convérte, et Iesum, benedíctum fructum ventris tui, nobis post hoc
exsílium osténde o clemens, o pia, o dulcis Virgo María! V. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti
llamamos, los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este
destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María! V. Rogad por nosotros, santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de las promesas de
Cristo.
-Símbolo Niceno-Constantinopolitano-
Credo in unum Deum, Patrem omnipoténtem, factórem coeli et terrae, visibílium ómnium et
invisibílium. Et in unum Dóminum Iesum Christum, Fílium Dei unigénitum. Et ex Patre natum ante
ómnia saécula. Deum de Deo, lumen de lúmine, Deum verum de Deo vero. Génitum, non factum,
consubstantiálem Patri per quem ómnia facta sunt. Et resurréxit tértia die, secúndum Scriptúras. Et
ascéndit in coelum: sedet ad déxteram Patris. Et íterum ventúrus est cum glória judicáre vivos et
mórtuos cuius regni non erit finis. Et in Spíritum Sanctum, Dóminum et vivificántem, qui ex Patre,
Filióque procédit. Qui propter nos hómines et propter nostram salútem descéndit de coelis. Et
incarnatus est de spiritu sancto ex maria virgine et homo factus est. Crucifíxus étiam pro nobis, sub
Póntio Piláto passus, et sepúltus est. Qui cum Patre, et Fílio simul adorátur, et conglorificátur: qui
locútus est per Prophétas. Et unam, sanctam, cathólicam, et apostólicam Ecclésiam. Confíteor unum
baptísma in remissiónem peccatórum. Et expécto resurrectiónem mortuórum et vitam ventúri saéculi.
Amen.
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros lo hombres, y por nuestra
salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo
hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de
nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu
Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y
apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de
los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
-Bendición de viaje-
Beata María intercedénte, bene ambulémus (ambules), Dóminus sit in itínere nostro (tuo), et Angeli
eius comittentur nobiscum (tecum). In nómine Patris, et Filli, et Spíritus Sancti. Amen.
Que por la intercesión de Santa María Virgen tengamos (tengas) buen viaje, el Señor esté en nuestro
(tu) camino y sus ángeles nos (te) acompañen. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
-Al ofrecer o recibir agua bendita- Se toma con las yemas de los dedos y se santigua
V. Haec aqua benedícta
R. Sit nobis † salus et vita
V. Que esta agua bendita
R. Sea para nosotros salud y vida
-En la enfermedad-
¡Oh Cristo Jesús!, que me habéis llamado a participar de vuestra Cruz, crucificándome por la
enfermedad y la invalidez, os ofrezco hoy mis sufrimientos, las penas de mi vida de enfermo y os
suplico las unáis a las que padecisteis en vuestra Pasión y a las que tuvo que sufrir vuestra Madre
Dolorosa. Dignaos ofrecérselos a vuestro Padre Celestial por la instauración de vuestro reinado en la
tierra, la santificación de la jerarquía eclesiástica, la multiplicación de las vocaciones apostólicas y la
conversión de los infieles ¡Oh buen Maestro!, haz que yo llegue a sufrir con alegría por vuestra mayor
gloria. Dadme la suficiente generosidad y todo el amor necesario para sonreír en medio de la prueba; y
cuando el sufrimiento sea más vivo, cuando la cruz sea más pesada, y más dolorosas las crisis, haz, oh
Jesús, que pueda responderos con un fiat gozoso y amante. Así sea.
-Memorare-
De San José
Acordaos, oh purísimo Esposo de la Virgen María, oh dulce Protector mío, San José, que jamás se ha
oído decir que ninguno de los que han implorado vuestro auxilio y reclamado vuestro socorro, haya
sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, a Vos me encomiendo
fervientemente. Os pido, oh Padre Putativo del Redentor, que no desechéis mis súplicas, antes bien,
escuchadlas benignamente. Amén.
Oraciones de la Mañana
Procura levantarte cada día a una hora fija; como buen militante hazlo con prontitud, fervor y modestia; con prontitud, sin dar lugar a la
pereza, que tantas buenas obras ahoga ya desde el principio del día; con fervor, procurando que tu primer pensamiento sea Dios, a quien
debes encomendarte; con modestia, con presencia de Dios, a quien no hemos de olvidar nunca. Hecha devotamente la señal de la cruz, de
rodillas y delante de un crucifijo si fuera posible, se rezan las siguientes oraciones.
Os adoro, Dios mío, y os amo con todo mi corazón. Os doy gracias por haberme creado, redimido,
hecho cristiano(a) y conservado en esta noche. Os ofrezco todas las acciones de este día; haced que
sean todas según vuestra santísima voluntad, para mayor honra y gloria vuestra. Preservadme del
pecado y de todo mal. Vuestra gracia sea siempre conmigo y con todos los míos. Amén.
De rezar juntos, los esposos pueden empezar con la siguiente oración
Señor Dios omnipotente, que nos habéis conservado hasta este momento en que, como matrimonio
católico, os damos gracias por el don de la vida, dignaos dirigir, santificar, guiar y gobernar en este día
nuestros corazones y nuestros cuerpos, nuestros sentidos, palabras y acciones según vuestra Ley y por
el camino de vuestros mandamientos; libradnos hoy con vuestro divino poder de dar mal ejemplo y
caer en el pecado, de tal modo que aquí y en la eternidad, junto a toda nuestra familia, merezcamos,
por vuestro favor, ser salvos y libres, ¡oh Salvador del mundo!, que vivís y reináis por los siglos de los
siglos. Amén.
- Al salir de la casa: -
GUARDADME, SEÑOR, DEL PECADO Y PERMITIDME LUCHAR POR TUS DERECHOS Y
LOS DE TU SANTA IGLESIA
Oraciones del Mediodía
- Angelus -
El Ángelus nos recuerda el gran misterio de la Encarnación, por el que María fue elevada a la excelsa dignidad de Madre de Dios. Es
una costumbre aprobada y bendecida por la Iglesia, que tienen muchos cristianos, la de aplicar el rezo del Ángelus por la conversión de
los musulmanes. Esta oración no solo se reza al medio día, también al comienzo y al caer la tarde. Iniciar santiguándose.
V. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
R. Et concépit de Spíritu Sancto.
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Ave María
V. Ecce ancílla Dómini.
R. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Ave María
V. Et Verbum caro factum est.
R. Et habitávit in nobis.
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave María
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
V. Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Orémus:
Grátiam tuam, quaésumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui
Incarnatiónem cognóvimus, per Passiónem ejus et Crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per
eúmdem Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
Oremos:
Te suplicamos, Señor, que derrames vuestra gracia en nuestras almas, para que habiendo conocido por
el anuncio del ángel la encarnación de vuestro Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz, alcancemos la
gloria de su resurrección. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
Gloria patri 3 veces. Santiguarse.
- Regina Coeli -
Desde la Vigilia Pascual hasta el mediodía del primer sábado después de Pentecostés inclusive, en vez del Ángelus se reza el Regina
Coeli. Iniciar santiguándose.
Regína coeli, laetáre. Allelúja.
Quia quem meruísti portáre. Allelúja.
Resurréxit, sicut dixit. Allelúja.
Ora pro nobis Deum. Allelúja.
V. Gaude et laetáre, Virgo María. Allelúja.
R. Quia surréxit Dóminus vere. Allelúja.
Orémus:
Deus, qui per resurrectiónem Fílii tui Dómini nostri Jesu Christi mundum laetificáre dignátus es:
praesta quaésumus ut per ejus Genitrícem Vírginem Maríam perpétuae capiámus gáudia vitae. Per
eúmdem Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
Oraciones de la Noche
Como ha de ser para Dios el primer pensamiento del día, debe serlo también el último. Hecha devotamente la señal de la cruz, de rodillas
y delante de un crucifijo si fuera posible, se rezan las siguientes oraciones.
Os adoro, Dios mío, y os amo con todo mi corazón. Os doy gracias por haberme creado, redimido,
hecho cristiano(a) y conservado en este día. Perdonadme todo lo malo que hoy he cometido, y si algo
bueno he hecho, dignaos aceptarlo. Guardadme en el descanso de la noche y libradme de todo peligro.
Vuestra gracia sea siempre conmigo y con todos los míos. Amén.
EXAMEN DE CONCIENCIA
No tiene por qué durar más de 5 minutos.
1. Pide perdón a Dios por las faltas que te encuentres. Debes examinarte acerca de las cosas que has
hecho mal durante el día, pensando, además, que podrías morir esta noche, por ejemplo: dejarte llevar
por el mal carácter, responder de mala manera; dejarte llevar por la pereza, sensualidad o soberbia;
mentir, callar la verdad, hablar mal de los demás; no haber estudiado o trabajado con intensidad y
responsabilidad; envidia; no dirigirte a Dios con frecuencia; no haber dejado en alto a la Santa Iglesia
de Cristo por el mal testimonio; no haber cumplido con tu deber para con la restauración de la
Civilización Cristiana, etc.
2. Dale gracias a Dios por aquello que has hecho bien, sobre todo en los temas que se han
considerado en el punto anterior. Especialmente si has sabido dominarte siendo “Señor de ti mismo”,
rechazando lo que mancha tu alma , haciendo lo que agrada a Dios, conquistando almas para Cristo y
buscando restaurar la Civilización Cristiana.
3. Haz un propósito concreto para cumplirlo al día siguiente. Este propósito lo tomarás de las cosas
malas que has encontrado y puedes corregir o de las buenas que puedes mejorar. Es conveniente que
procures recordar este propósito al levantarte al día siguiente y ofrecerle el día a Dios: habrás
comenzado el día con un punto de lucha. Por eso es recomendable anotarlo en algún lugar para que no
se te olvide.
Acto de Contrición
Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el Infierno que
merecí y por el Cielo que perdí; pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno
y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no
pecar más, y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
CONSIDERACIONES
V. Per signum sancte crucis, ✠ de inimícis V. Por la señal de la Santa Cruz, ✠ de nuestros
nostris, ✠ líbera nos Deus noster. ✠ In nómine enemigos ✠ líbranos Señor, Dios nuestro. ✠ En
Patris, † et Fílii, et Spíritus Sancti. el nombre del Padre, † y del Hijo, y del Espíritu
R. Amen. Santo.
R. Amén.
V. Dómine, labia mea aperies.
V. Señor, abre mis labios:
R. Et os meum annuntiabit laudem tuam.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Deus in adiutórium meum inténde.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Dómine ad adiuvándum me festína.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
R. Sicut erat in princípio et nunc et semper et in
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por
saécula saeculórum. Amen.
los siglos. Amén.
V. Señor Dios nuestro, dirigid y aceptad todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Y vos, Virgen
Santísima, alcanzadnos de vuestro divino Hijo la gracia para rezar con devoción esta parte del
Santísimo Rosario, que os ofrecemos a mayor gloria vuestra, por la exaltación de la fe Católica en todo
el mundo y por todas nuestras necesidades espirituales y temporales, con intención de ganar las
indulgencias concedidas, que aplicamos por las almas de vivos y difuntos, y en especial, de las que
sean de vuestro mayor agrado.
R. Amén.
Te pedimos especialmente por…
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificétur Padre Nuestro, que estas en el cielo, santificado
nomen tuum. Advéniat regnum tuum. Fiat sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase
volúntas tua, sicut in caelo et in terra. tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie. Et Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona
dimítte nobis débita nostra, sicut et nos nuestras ofensas, como también nosotros
dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes
in tentatiónem: sed líbera nos a malo. Amen. caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA, grátia plena, Dóminus tecum, Dios te salve María, llena eres de gracia, el
benedícta tu in muliéribus et benedíctus fructus Señor es contigo. Bendita eres entre todas las
ventris tui, Iesus. mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros
peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amen. Amén.
GLÓRIA PATRI, et Fílio, et Spirítui Sancto. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Sicut erat in princípio et nunc et semper et in Como era en el principio. Ahora y siempre, por
saécula saeculórum. Amen. los siglos de los siglos. Amén.
V: María Mater gratie, Mater misericordiae. V: María Madre de gracia, Madre de misericordia
R: Tu nos ab hoste protege et hora mortis suscipe. R: En la vida y en la muerte, amparadnos, oh gran
Señora.
O MI IESU, dimitte nobis debita nostra, libera Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados,
nos ab igne inferni, conduc in caelum omnes líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a
animas, praesertim illas quae maxime indigent todas las almas, especialmente a las más
misericordia tua. necesitadas de tu misericordia.
MYSTERIA GAUDIOSA
Misterios gozosos
PRIMUM MYSTERIUM GAUDIOSUM: ANNUNTIATIO
Primer Misterio Gozoso: La Anunciación
MEDITACIÓN
«El ángel dijo a María: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; concebirás en tu seno y darás a luz a un Hijo, a quien pondrás
por nombre Jesús. María dijo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra.» (Lc 1, 30-38)
MYSTERIA DOLOROSA
Misterios dolorosos
PRIMUM MYSTERIUM DOLOROSUM: AGONIA IN HORTU
Primer Misterio Doloroso: Agonía en el huerto
MEDITACIÓN
«Jesús salió, y, según costumbre, se fue al monte de los Olivos, y le siguieron también sus discípulos. Llegado allí, les dijo: Orad, para que no entréis
en tentación. Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mi este caliz: pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya... Y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra» (Lc 22, 39-44)
MYSTERIA GLORIOSA
Misterios gloriosos
PRIMUM MYSTERIUM GLORIOSUM: RESURRECTIO
Primer Misterio Glorioso: La Resurrección
MEDITACIÓN
«Sobrevino un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, y, acercándose, removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella... De
miedo de él temblaron los guardias, y se quedaron como muertos. El ángel, dirigiéndose a las mujeres, dijo: No temáis, pues sé que buscáis a Jesús
el crucificado. No está aquí; ha resucitado.» (Mt 28, 2. 4-6)
ACCIÓN DE GRACIAS
Gracias os damos Soberana Princesa, por todos los favores recibidos de vuestras benéficas manos;
dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, os
saludamos con la Salve.
Salve, Regina, Mater misericórdiae, vita dulcédo, Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia,
et spes nostra, salve. Ad te clamámus, exsúles filii vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.
Hevae, ad te suspirámus, gementes et flentes, in A ti llamamos, los desterrados hijos de Eva, a ti
hac lacrimárum valle. Eia, ergo, advocáta nostra, suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de
illos tuos misericórdes óculos ad nos converte; et lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
Iesum, benedíctum frúctum ventris tui, nobis post vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y
hoc exílium osténde. O clémens, O pia, O dulcis después de este destierro muéstranos a Jesús,
Virgo María. fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
V. Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
R. Para que seamos dignos de las promesas de
Cristo.
V. Orémus. Concéde nos fámulos tuos, quaésumus, Dómine Deus, perpétua mentis et córporis sanitáte
gaudére, et gloriósa beátae Maríae semper Vírginis intercessióne, a praesénti liberári tristítia, et aetérna
perfrui laetítia. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amen.
V. In nómine Patris, † et Fílii, et Spíritus Sancti.
R. Amen.
V. Oremos. Os rogamos Señor Dios, que nos concedáis a vuestros siervos de gozar de continua salud
de alma y cuerpo; y que por la intercesión de la siempre Virgen Santa María seamos libres de las
tristezas de esta vida, y gocemos de las eternas alegrías del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
V. En el nombre del Padre, † y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Por el Reinado Social del Corazón de Jesús
Oh Dios de amor, Rey de la Eterna Gloria, que has establecido el Corazón divino de tu Hijo Jesucristo por Rey
y centro de todos los corazones, haz, te suplicamos, que este Corazón Sagrado reine efectiva y eficazmente en
toda la sociedad humana, para que por él se extienda por todo el mundo, informándolo y santificándolo, tu
Reino celestial, que es, «Reino de Verdad y de Vida, de Santidad y de Gracia, de Justicia, de Amor y de Paz».
Haz, pues, oh Padre Celestial, que los ideales, las aspiraciones, las preocupaciones, los deseos, los afectos, las
delicadezas, las ternuras, los amores, las misericordias del generosísimo y pacientísimo Corazón de vuestro
Hijo Jesús inspiren e informen las intenciones, los sentimientos, las actividades de la vida toda:
Del Padre Santo con respecto a toda la Cristiandad y de toda la Cristiandad con respecto al Padre Santo.
De toda la jerarquía eclesiástica para con sus subordinados, y de éstos para todos los que la componen.
De todo el clero parroquial y de todos los sacerdotes para con los fieles que les están encomendados, y de todos
éstos para con ellos.
De todas las congregaciones religiosas entre sí; de sus superiores para con sus inferiores, y de éstos para con sus
superiores y entre ellos mismos.
De todos los jefes, presidentes, soberanos y gobernantes y de todos los pueblos, naciones y estados para con
todos los otros estados y naciones, para con sus súbditos; y de todos éstos con respecto a sus gobernantes y a los
otros pueblos.
De todos los patronos, jefes, gerentes, directores de todas las empresas económicas, en pro de sus dependientes y
obreros, y de éstos todos con respecto a sus jefes, principales y patronos.
De todos los padres y madres de familia para con sus cónyuges, hijos y servidumbre, y de éstos todos con
respecto a ellos y también entre sí.
De todos los ricos y poderosos; de todos los que disponen de cualesquiera medios con que poder socorrer a los
necesitados, aliviar a los que sufren, liberar a los oprimidos, apoyar a los indefensos, consolar a los tristes y
amargados, y de todos los desgraciados para con sus bienhechores.
¡Que todos los ofendidos y maltratados aprendan del Corazón de tu Hijo a devolver bien por mal, a perdonar a
sus deudores y a rogar por sus enemigos! ¡Que toda la sociedad humana redimida por la Sangre del Verbo
Encarnado sea, en fin, inflamada con las mismas ansias que arden en la hoguera de caridad del Corazón de tu
Hijo Jesucristo, Rey y Señor de todas las gentes! Amén.
Acto de Consagración
(De san Claudio de la Colombière y del beato P. Hoyos)
¡Oh Corazón de mi amantísimo Jesús! ¡Corazón dignísimo de toda mi admiración y amor! Yo N… inflamado en
el deseo de compensar y borrar tantas y tan graves injurias cometidas contra ti, y para huir cuanto está de mi
parte del vicio de la ingratitud, te entrego y consagro del todo mi corazón, con todos sus afectos, y a mí mismo
con todo cuanto soy enteramente. Protesto que es mi deseo puro y sincero, olvidarme del todo desde esta hora y
momento de mí mismo y de todas mis cosas, para que, quitados todos los impedimentos, pueda entrar en tu
sacrosanto Corazón, que con singular misericordia me has abierto, y habitar en él vivo y muerto con vuestros
fieles siervos.
Oh Corazón Santísimo, enséñame, te ruego, el camino que debo tomar para que, olvidado enteramente de mí
mismo, llegue a conseguir la pureza de tu amor, cuyo deseo me has infundido. Me abraso en vehementes deseos
de agradarte, pero siento que de ningún modo podré llegar a conseguir lo que deseo sin aquel grande auxilio que
tú solamente puedes darme. Perfecciona, pues, en mí, oh Corazón Santísimo, todo lo que te es agradable y
conforme a tu voluntad. A ti sólo se deberá toda la gloria de mi santidad, si mereciere finalmente conseguirla; ni
yo quiero aspirar en adelante a la misma santidad con otro fin, sino el de tu gloria y alabanza. Amén.
EN LAS TRIBULACIONES, HUMILDAD
35. Cuando sientas el aguijón de la impaciencia y seas presa de la tristeza en tus tribulaciones y humillaciones, resiste fuertemente esa
tentación, acordándote de tantos pecados por los que has merecido castigos mucho más duros de los que estás sufriendo. Adora la justicia
infinita de Dios y recibe respetuosamente sus golpes, que son para ti fuente de misericordia y gracia. Si pudieses comprender cuán
saludable es ser herido en esta miserable vida por la mano de un Padre tan dulce como lo es Dios, te abandonarías por completo en sus
“Quema y arranca de mí en esta vida todo lo que quieras, no perdones
manos. Repite a menudo con san Agustín:
nada ni me ahorres ningún sufrimiento, con tal que me perdones y me los ahorres todos en la
eternidad.” Rehusar las tribulaciones es rebelarse contra la saludable justicia de nuestro Dios, es
rechazar el cáliz que misericordiosamente nos brinda, y en el que el mismo Jesucristo, aunque inocente,
ha querido beber el primero.
Para finalizar cada día
LETANÍAS DE LA HUMILDAD
Venerable Cardenal Merry del Val
Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.
Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús
Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús
Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús
Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús
Del temor de ser humillado, líbrame Jesús
Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús
Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús
Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús
Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús
Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús
Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús
Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús
Que otros sean más estimados que yo. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean preferidos a mí en todo. Jesús dame la gracia de desearlo
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia
de desearlo
Oración:
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne
que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo,
para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados
hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.