Unid 1 5 Arturo Souto
Unid 1 5 Arturo Souto
Unid 1 5 Arturo Souto
SELECCIÓN DE LECTURAS
UNIDAD 3. NOVECENTICIMO
3.1. José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote .................................................................... 57
3.2. Eugenio D’Ors. Nuevo glosario .............................................................................................. 59
3.3. Gregorio Marañón. Vocación y ética y otros ensayos ............................................................. 61
3. 4. Ramón Pérez de Ayala. Las máscaras ................................................................................... 65
Pág.
3.5. Manuel, Azaña. Ensayos sobre Valera ................................................................................... 69
3.6. Salvador de Madariaga. Ingleses, franceses y españoles ........................................................ 73
3.7. Américo Castro. La realidad histórica de España .................................................................. 77
1. 2. Características
Algunas de las condiciones que debe satisfacer el ensayo moderno pue- rente. El tópico medular del pensamiento unamuniano es precisamen-
den resumirse en una serie de rasgos que se enumeran a continuación. te la duda.
a) Variedad y libertad temática. El ensayo es, en efecto, un género c) Hipótesis. El ensayo no aspira a definir verdades definitivas, sino
literario, pero esta categoría corresponde más a un problema de forma a remover la inteligencia, a inquietar los espíritus. No se mueve en el
que de fondo. El tema literario puro, el comentario y crítica de libros, ámbito de los hechos establecidos, sino en el de las sugerencias y los
por ejemplo, constituye por sí solo un muy importante subgénero, pero proyectos. Es esencialmente un vislumbre desde un ángulo nuevo, una
no es necesariamente el único ni el más antiguo. Los Ensayos de hipótesis que deberá ser confirmada por análisis posteriores. La intui-
Montaigne, que como se sabe establecieron la autonomía del género, ción, por tanto, es el alma del ensayo. Su objeto no es dar pensamientos
parten en muchos casos de citas, de lecturas y de obras literarias, pero hechos sino hacer pensar. Un ensayo que no perturbe al lector —sea a
hay en ellos muchos otros temas motivados por la observación de las favor o en contra—, pierde casi por completo su propósito y significado.
costumbres, el trato humano, la experiencia vital. Sólo externamente d) Originalidad. Suele apoyarse el ensayo en el conocimiento profun-
pueden ser reducidos todos al campo literario. Las ideas en juego abar- do del tema que trate, pero su punto de mira debe ser diferente al
can muy diversos dominios: la moral, la ciencia, la filosofía, la histo- empleado antes. Puede tratar un problema antiguo, un tema al pare-
ria, la política. Este sentido misceláneo, dinámico, libre, fue de hecho cer agotado, pero su originalidad consiste en enfocar el problema de
lo que le valió a Montaigne ser reconocido de inmediato como un escri- una manera nueva. No hay recetas que ayuden a hallar o encontrar el
tor original y renovador. Los Ensayos de Montaigne son en realidad ángulo adecuado. A veces ha consistido en buscar el sentido original de
acotaciones al márgen de la vida; impresiones, reflexiones espontáneas un vocablo, en poner cabeza abajo el cuadro de un problema, en entrar
sugeridas por las más variadas experiencias. Este sentido de notas por otra puerta. Son innumerables los caminos.
libres, de apuntes tomados casi al azar por un contemplador de la natu- e) Ciencia y literatura. Una de las fronteras entre ciencia y poesía
raleza y de los hombres, se ha conservado después en muchos grandes está en el ensayo. Se le ha llamado género “literario científico”, se ha
ensayistas. Son el Espectador de Addison, el Andando y pensando de dicho que participa de la imaginación artística y del razonamiento cien-
Azorín, las “Notas de andar y ver” de Ortega y Gasset, las Puertas al tífico. La realidad es que los límites entre una y otra cosa no existen
campo de Octavio Paz. sino vistos con estrechas perspectivas. La creación científica arraiga,
b) Prueba. Porque el ensayo arraiga en la duda, en el escepticismo, como la poética, en la capacidad imaginativa, y no hay tampoco poesía
no tanto en el sentido peyorativo de la palabra, del que no cree, sino en auténtica que se pueda apartar mucho de la naturaleza o de la lógica.
el etimológico del que considera y examina las cosas. Visto así, el ensa- El ensayo comparte con la ciencia uno de sus propósitos esenciales:
yo se opone por definición a toda actitud dogmática. Presupone el ensa- explorar más a fondo la realidad, aproximarse a la “verdad” de las
yista un espíritu abierto, libre de prejuicios, quizá un tanto ecléctico. A cosas. Con el arte, sin embargo, comparte la originalidad, la intensi-
eso se debe en buena parte que el género haya florecido entre aquellos dad y la belleza de la expresión.
pueblos y épocas que por temperamento y circunstancias históricas f) Madurez. Se ha dicho antes que el gran ensayista parte de un
han tendido a contemplar la vida con cierto desenfado irónico y to- caudal previo de conocimiento, pero no es éste lo más importante. No
lerante (Francia, Inglaterra). El ejemplo contrario parecería hallarse hay exposición de datos en el ensayo. No es tanto información como
en Unamuno, uno de los más grandes ensayistas del siglo xx y a la vez formación, encauzamiento de criterios, apertura a los más diversos
uno de los más apasionados y subjetivos. La contradicción es sólo apa- caminos de pensamiento. De ahí que el ensayista requiera saber bien
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20 Ensayo Español del Siglo XX
el tema, desde luego, pero más que esto necesita experiencia intelec-
tual —y vital también—, madurez. En el ensayo las ideas están decan-
tadas, provienen de lentos, viejos arrastres aluviales.
g) Tono polémico. Si el ensayo proviene de la duda y la inconformi-
dad, si pretende en la mayoría de los casos inquietar los espíritus,
remover lo establecido, se desprende de inmediato que suele estar es-
crito en contra de algo. Sostenía Unamuno que no sólo se debe escribir
en contra de algo, sino vivir en contra de algo, esto es, luchar. Contra
la muerte, como en La agonía del cristianismo: contra los prejuicios,
como en Mi religión; contra las falsas tradiciones anquilosadas, como
en uno de sus primeros libros: En torno al casticismo. De ahí el carác-
ter polémico agresivo —a veces cortesmente irónico al estilo de los
ensayistas ingleses—, polémico, que tienen los mejores ensayos.
h) Subjetivo. El ensayo nunca ha pretendido expresar hechos evi-
dentes para todos mediante un lenguaje convencional. Por lo contrario,
el ensayo es y debe ser personal, subjetivo. Es una visión particular del
escritor, un ángulo específico desde el cual enfoca un problema, cual-
quiera que éste sea. Podrá ser más o menos imparcial, honesto —nun-
ca desapasionado—, pero su debilidad y su fuerza consisten precisa-
mente en que representa una actitud del escritor, una toma de con-
ciencia individual que pone las cartas en la mesa desde el comienzo y
reconoce sus límites.
i) Estilo. Siendo el ensayo una visión subjetiva, se refleja necesaria-
mente en él la personalidad total del que lo escribe. Así, al igual que la
poesía, el cuento, la novela, el ensayo está teñido por el espíritu propio
de su autor. Y esto no debe reprimirse ni disimularse bajo “estilos”
más o menos objetivos y académicos. Al revés: en los grandes ensayis-
tas están presentes las constantes del estilo en la misma medida que
puedan estarlo en las obras de ficción. No hay en realidad un estilo en
el ensayo, sino muchos según el carácter de los ensayistas. Quizá, sin
embargo. sí exista una condición esencial en el ensayo que todos deben
cumplir: la claridad. Esta claridad de expresión, esta trasparencia,
puede darse al lector de las más diversas maneras. Y lo esencial, serán
el valor, la altura y la autenticidad del pensamiento. No debe haber
ensayos a medias.