TAREA ACEMICA 2. Derecho Procesal Administrativo

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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA

NACIONAL”

FACULTAD DE DERECHO

CICLO 2022 - MARZO

DERECHO PROCESAL
ADMINISTRATIVO

SEMANA 14

TAREA ACADÉMICA 2

TEMA: LA SITUACIÓN DEL DENUNCIANTE EN EL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO DE LA NORMATIVA PERUANA.

PROBLEMA: ¿SE VULNERA EL DERECHO DE DEFENSA DEL DENUNCIANTE AL NO


OTORGARLE LA CALIDAD DE PARTE EN EL PROCEDIMIENTO?

INTEGRANTES:

● SALAZAR NIETO Flor Diana


● YUPANQUI LOPEZ Nayeli Leydy
● PANEZ RODAS Mark
● ABANTO IGNACIO Edward
● RAMOS REYES Víctor Noe
● LLACSA BAZAN Sun Valery
● PALOMINO RODRIGUEZ Katherine
● DE LA CRUZ VELASQUEZ Robbins
Lima, 29 de junio del 2022

LA SITUACIÓN DEL DENUNCIANTE EN EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO


DE LA NORMATIVA PERUANA

I. INTRODUCCIÓN

En esta parte introductoria comenzaremos explicando sobre lo que contiene el procedimiento


administrativo en cuanto denote lo que alega el denunciante, resaltamos que los administrados
gozan de todos los derechos y garantías inherentes al debido procedimiento administrativo,
que comprende el derecho a exponer sus argumentos, a ofrecer y producir pruebas obteniendo
una decisión motivada y fundada en derecho, por lo que este se rige y entiende como los
trámites necesarios para que tal entidad emita un acto administrativo eficaz, es decir produzca
efectos jurídicos sobre los administrados. En el Perú se regula la aplicación concreta siendo
contenidas en la Ley N.º 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, entonces
vemos que su aplicación se da cuando se quiere garantizar los derechos de los administrados
ante la Administración Pública ya sea por el inicio de un trámite o petición que se llegara aplicar
de igual forma cuando se requiera limitar el poder del Estado y sus funcionarios, evitando que
se produzcan arbitrariedades en las decisiones que afecten los derechos de los ciudadanos.
Por lo tanto se manifiesta en la participación y defensa de los interesados en todas las etapas
de la preparación de la voluntad administrativa ya sea de tipo individual como general y el
procedimiento administrativo se encargará de establecer la legitimidad de la acción de gestión
al garantizar que la aplicación de las reglas y decisiones de gestión se realice de una manera
objetiva para dar una mejor garantía de que los gerentes rindan cuentas por las decisiones
que se desvían de los procedimientos. Los sujetos que intervienen en el procedimiento
administrativo vienen hacer El Administrado donde está toda persona jurídica que pertenece al
sector privado o público y la autoridad administrativa que bajo cualquier régimen jurídico va
ejercer la facultad de conducción del procedimiento administrativo, entonces mencionamos que
la finalidad que tiene el procedimiento administrativo es que la relación jurídica siempre se
establece entre la administración y los administrados con motivo de la actividad administrativa
siendo que debe desarrollarse con sujeción al principio de legalidad denotando así el proceso
de positivización de elementos a fin de garantizar la situación jurídica de los particulares frente
a la misma y buscando así establecer el régimen jurídico aplicable para que la actuación de la
Administración sirva a la protección del interés general; entonces como consecuencia de ello la
impugnación de los actos y procedimientos administrativos por parte de éstos tiene a ocuparse
de los recursos, más las condiciones formales de procedencia y el trámite que debe
adjudicarse en todas las etapas de la preparación de la voluntad administrativa y así mismo
debe ser la tramitación administrativa en todo lo que se refiere a la participación e intervención
de dichos interesados, también es importante precisar que el procedimiento cumple con la
formalidad que corresponde, especialmente para no vulnerar los derechos fundamentales de
los administrados con relación a la Administración Pública, ya que aquel cumple con una
transparencia en el marco público y así mismo debe haber una igualdad o similitud en los
procedimientos que se realizan en otras entidades es decir que se aplique de la misma manera
el procedimiento en todas las entidades. Por último, no lo podemos considerar a tal
procedimiento como un fin en sí mismo, sino como un cauce para alcanzar el fin perseguido
por la administración que va permitir desdoblar la finalidad del procedimiento administrativo que
son la consecución del interés general, la satisfacción del interés del administrado y el logro del
interés de la propia administración sometida a la legalidad.
II. DESARROLLO:

A. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y SUSTENTO DE LA DEFICIENCIA EN


SU APLICACIÓN

Para poder adentrarse de fondo al problema planteado, debemos tener en claro la figura
del denunciante en el procedimiento administrativo sancionador y su naturaleza jurídica
conforme a lo establecido en La Ley del Procedimiento Administrativo General (LPAG),
Ley N° 27444, para lo cual analizaremos la participación y protagonismo del denunciante
en el procedimiento disciplinario y aclarar la incógnita planteada, si se vulnera o no el
derecho de defensa del denunciante.

En esa línea de ideas, conforme el artículo 255.1 de la LPAG establece diversas


modalidades de iniciación de oficio del procedimiento administrativo sancionador: “El
procediendo sancionador se inicia siempre de oficio, bien por propia iniciativa o como
consecuencia de orden superior, petición motivada de otros órganos o entidades o por
denuncia”.

Considerando lo mencionado en el párrafo precedente, seguidamente definiremos quien o


quienes tienen derecho a formular denuncias, para lo cual la LPAG en el artículo 116.1
reconoce el derecho a formular denuncia: Todo administrado está facultado para
comunicar a la autoridad competente aquellos hechos que conociera contrarios al
ordenamiento, sin necesidad de sustentar la afectación inmediata de algún derecho o
interés legítimo, ni que por esta actuación sea considerado sujeto del procedimiento. (...).

Para Orlando Vignolo Cueva, el artículo 105° de la LPAG define a la denuncia


“como una comunicación voluntaria escrita realizada por un administrado para
mostrar actuaciones administrativas y privadas “contrarias al ordenamiento”,
presentada siguiendo unos requisitos formales flexibles pero preceptivos, que crean
en el desarrollo de su tramitación ciertos deberes (de distinta naturaleza) en la
Administración y un par de derecho condicionados en favor del denunciante.
(Lizárraga Guerra, 2016, pág. 37)

En ese sentido, la presentación de la denuncia constituye derecho de todo administrado


para interponer o hacer llegar todo tipo de denuncia a la Administración Pública, como
parte del ejercicio de participación ciudadana. La definición de denuncia mencionada, nos
conduce a la noción de denunciante-simple en el procedimiento sancionador; se trata de la
persona que presenta una denuncia donde no es necesario que sustente la afectación
inmediata de algún derecho o interés legítimo, en razón que la denuncia es meramente
facultativo para el administrado, por esta actuación la doctrina considera que el
denunciante no debe ser considerado sujeto del procedimiento que se vaya a iniciar, en
consecuencia como grupo planteamos que esta definición vulnera en parte el derecho de
defensa y un debido procedimiento, toda vez que si la administración solicita su
incorporación al proceso, el denunciante-simple no tendría las armas legales para poder
ejercer su derecho a la defensa; para lo cual en el siguiente párrafo sostendremos nuestra
postura.

Es preciso mencionar que la administración está en la obligación de pronunciarse sobre si


procede o no el procedimiento administrativo, pero cuando la comunicación de la presunta
falta es a través de una denuncia, el rechazo a iniciar un proceso administrativo
disciplinario debe ser motivado y notificado al que puso en conocimiento la presunta falta,
si estuviese individualizado.”; es decir, constituye un avance importante en la limitación de
la discrecionalidad de la administración, sin embargo, la ley solo reconoce los derechos
del denunciante a conocer el rechazo o improcedencia del inicio del procedimiento
administrativo disciplinario y no reconoce el derecho a ser informado del inicio del
procedimiento, evidenciándose de esta manera la vulneración de los derechos en
cuestión.

Ahora, si bien es cierto el derecho a la tutela judicial efectiva es atribuible al denunciante


interesado, dado el importante papel desempeñado por el denunciante, sería conveniente
que este derecho se extendiese también al denunciante-simple, otorgándole la posibilidad
de contradecir las resoluciones que ponen fin a los procedimientos administrativos, para
tal efecto debería reconocerle interés legítimo el cual implicaría una reforma legislativa.

El sustento de la deficiencia en su aplicación radica en la calidad de participación que le


brinda la LPGA en un proceso administrativo sancionador al denunciante, pues considera
al denunciante como un sujeto del procedimiento. El inciso 6 del artículo 253° del código la
Ley del Procedimiento Administrativo General reconoce el derecho con el que cuenta el
denunciante, el cual es la notificación de la resolución que finiquita el procedimiento
administrativo sancionador; sea el archivo del proceso o la sanción que se le pueda dar al
imputado. En esa línea, cuando una persona denuncia sobre el hecho de una posible
infracción que afecte los intereses del administrado, o sus propios intereses, este solo
puede actuar durante el procedimiento administrativo como un colaborador con la
administración.

Esto genera que el denunciante al no ser parte del procedimiento administrativo


sancionador, ya que la LPGA no lo considera como tal, no cuente con legitimidad para
poder acudir a la iniciación del de un procedimiento administrativo sancionador ante el
organismo que sabe de su denuncia, por otro lado, tampoco tendrá la posibilidad de
refutar la resolución que disponga el archivo del procedimiento.

En ese sentido, el Art. 139 de la constitución Política del Perú, en su inciso 14, reconoce
que ninguna persona será despojada del ejercicio del derecho a defenderse en ninguna
etapa del proceso. Por lo que, siguiendo esta premisa, es necesario que el denunciante de
una infracción sobre un administrado, la cual pueda afectar, siendo partícipe de un
procedimiento administrativo sancionador, pues debe tener todo el derecho de poder
ejercer su derecho a defensa si cree que las resoluciones emitidas por el órgano
administrativo no van de acorde a la magnitud del daño ocasionado.

No obstante, ante ello, hay determinados casos en los que ciertas entidades
administrativas le confieren cierto grado de participación a los denunciantes que invoquen
la condición de tercero actuando en su condición de perjudicado, amparándose en el art.
69 de la LPGA para poder brindar pruebas, no obstante, es una interpretación sosa sobre
este articulado. Siendo así, se puede invocar.

En resumidas cuentas, la LPGA niega la posibilidad de que el denunciante sea partícipe


del procedimiento administrativo sancionador, considerándolo como sujeto del proceso y
no como parte de él, lo que impediría que el denunciante puede ejercer su derecho a la
legítima defensa, pues no podría impugnar una sentencia administrativa, ni tampoco
decidir si se empieza o no el procedimiento administrativo sancionador, pero hay
determinados casos, en los que, en calidad de agraviado, el denunciante puede colaborar
en la presentación de pruebas que colaboren con la investigación del órgano
administrativo sobre los hechos denunciados.

B. MARCO TEÓRICO Y GENERALIDADES

Siendo que se vulnera el derecho de defensa lo que el procedimiento administrativo manifiesta


es está integrado por instituciones que deben garantizar los derechos de los administrados y
limitar la potestad de las autoridades, donde mencionamos que hay en una de las tantas
instituciones que es la del plazo razonable, donde esté obliga a todas las entidades a otorgar
un tiempo suficiente y lógico para que se desarrollen las actuaciones dentro del procedimiento;
así mismo el silencio administrativo, aquí la regla permite al administrado suponer la respuesta
de la entidad cuando ésta probablemente no ha contestado a su solicitud ya sea en un tiempo
establecido. Ante una vulneración es la misma entidad pública quien regula el procedimiento
administrativo en Perú, siendo así responsables de darle cumplimiento de las instituciones del
procedimiento administrativo, mediante el control, fiscalización y revisión de los mismos, pero
solo cuando se hayan agotado las instancias administrativas se va permitir acudir al Poder
Judicial para revisar la legalidad de un procedimiento administrativo, ahora mencionaremos
algunos principios generales que se manifiestan en el Perú, comenzamos con el informalismo,
que este permite la flexibilidad en la interpretación de las normas para favorecer al
administrado cuando la situación así lo amerite, ya sea ignorando requisitos innecesarios o
permitiéndole subsanar cuando sea razonable hacerlo, luego está la eficacia que se debe tener
al momento de mencionar los derechos y se encargará del procedimiento administrativo que
debe cumplir el fin por el cual fueron originados, debiendo ser legal, la presunción de
veracidad es otro principio donde aquí los documentos que integran los procedimientos
administrativos, tales como certificados son asumidos como auténticos para continuar con el
trámite, sin que ello impida que se pueda revisar su autenticidad de forma posterior y por último
tener el enfoque de la verdad material que este asumirá que los hechos materiales serán más
importantes que lo constatados en los documentos pero claro está que no significa desechar el
formalismo, sino que obliga a las entidades a constatar que los hechos descritos corresponden
a la realidad. Por otro lado, al revisar las normas especiales que integran el derecho
administrativo, tales como son las normas del registro civil pueden también constituir nuevos
derechos, como los procedimientos de expropiación o concesión los cuales crean derechos de
propiedad sobre cierto predio y así ser a solicitud de parte. La ley peruana es precisa al indicar
que su finalidad establece el régimen en ella previsto y es así que busca la protección del
interés general y que se tenga la garantía de los derechos e intereses de los administrados
considerando que ambos fines se logren con sujeción al ordenamiento constitucional y jurídico
en general con lo que se pone en evidencia la motivación general de estos cuerpos normativos,
que no es otra que el régimen legal para poder por una parte guiar la acción de la
administración para la producción de sus actos administrativos y por otro lado garantizar los
derechos de los administrados frente a la administración; entonces se establece en el régimen
jurídico aplicable para que la actuación de la Administración sirva a la protección del interés
general, indicándose así el artículo 3 del título preliminar de la ley del Perú. Ahora bien, estas
leyes abarcan todo el proceso en las decisiones del procedimiento administrativo lo que
conduce a una regulación en relación con los actos administrativos, entonces vienen hacer
leyes relativas al régimen jurídico del acto administrativo. En el Perú donde el título primero de
la ley se dedica a normar el régimen jurídico de los actos administrativos, de manera que, en el
artículo 29, al definir el procedimiento administrativo, se lo entiende como el conjunto de actos
y diligencias tramitados en las entidades, conducentes a la emisión de un acto administrativo
que produzca efectos jurídicos individuales o individualizables sobre intereses, obligaciones o
derechos de los administrados. Por otra parte, los cuerpos normativos que se aplican al
momento de la vulneración se evidencian obligatoriamente a todas las autoridades
administrativas, en la ley peruana se aplica a todas las entidades de la Administración Pública
donde se entiende que sus fines no solo es por el Poder Ejecutivo y una vez iniciado el
procedimiento administrativo debe desarrollarse de una manera eficaz sin reconocer formas
determinadas o ya sea momentos procedimentales rígidos para realizar determinadas
respuestas a precedencia entre ellas, salvo disposición expresa en contrario de la ley en
procedimientos especiales, si bien el artículo 154 de ley 27444 señala que la autoridad
administrativa deberá determinar la norma aplicable aun cuando no haya sido invocada por el
administrado; así mismo se pronuncia mediante las resoluciones donde deberá realizar de
oficio los actos de instrucción para la determinación y conocimiento de los datos requeridos
para la prueba donde se rige por el principio de impulso de oficio sin poder tener perjuicio de
ello y corresponde que los administrados aportar pruebas mediante la presentación de
documentos a fin de poder decidir un procedimiento, podrán utilizarse todos los medios de
prueba que resulten necesarios. Entonces se tiene la finalidad que para llevar a cabo el acto
administrativo tienen que buscar los elementos donde vienen hacer de una garantía individual,
ya que su aplicación se desprende del artículo 14 de la Constitución, y dicho artículo está
dentro del título primero de nuestra Constitución, que es donde se consagran las garantías
individuales regulado por una norma legal que se convierte en una garantía para el
administrado, de modo que dicho procedimiento es una garantía. Tal sería el caso en que la ley
ofrece la opción de acudir a la vía judicial o seguir la vía administrativa, disponiendo que la
elección voluntaria de una excluya el recurrir luego a la otra y sostener que el procedimiento
administrativo es el particular que lo impugna ante la justicia, pero que es jurisdiccional si el
particular no lo impugna, no apunta a una naturaleza intrínseca del acto para reconocer su
naturaleza jurisdiccional, entonces la autoridad administrativa no puede renunciar a la
titularidad de la competencia, ni tampoco se puede abstenerse del ejercicio de las atribuciones
conferidas a algún órgano administrativo, es decir lo que la Ley señala que es nulo todo acto
administrativo o contrato que pretenda cualquiera de estas situaciones más los mecanismos de
ejercicio que son alternos de competencia, a los cuales nos referiremos más adelante, no
afectan este principio general, puesto que permiten que la entidad conserve su competencia
por Ley en un caso concreto se le puede exigir a una autoridad no ejercer alguna atribución
administrativa asignada mediante una norma de rango superior.

Según Tomas Hutchinson en su informe de Proceso Administrativo del Derecho


nos manifiesta:

“Que dicho procedimiento administrativo supone la obligación de cumplir la norma


que la ley establece y que ello requiere por parte de la autoridad el deber de
amoldarse a las formalidades determinadas a tal fin de que sean obedecidos
dichos requisitos, sirviendo de este modo de garantía de la recta aplicación por la
administración de los preceptos legales que regulen el ejercicio de la función para
así proteger tanto al interés público como al particular frente a la ilegitimidad”
(Olvera. M.2008. pp.10)

Lo que indica dicha cita es que debe ser impulsado de oficio puesto que dicho procedimiento
no sólo debe representar una garantía para los administrados, sino una regla de buena
administración de los intereses públicos, es decir en aplicación del principio de oficialidad el
órgano administrativo impulsará el procedimiento en todos sus trámites, ordenando los actos
de instrucción adecuado suponiendo así no solamente la impulsión de oficio sino también la
instrucción. Por otro lado si bien el Procedimiento Administrativo denota que es de gran de
importancia la protección de los derechos de las partes, la recopilación de información y la
toma de decisiones que tiende a dar un aumento de la legitimidad de la decisión final que
proceda, así mismo manifiesta una desigualdad que viene hacer la necesidad de recursos en
términos de tiempo, financiamiento para un procedimiento de toma de decisiones efectivo y
que son esenciales para regular el orden y las reglas de la prestación de los servicios públicos,
de igual forma para una delimitación de las competencias implicando así que la tramitación le
corresponde a la administración y que el resultado final es conducente a generar efectos
jurídicos a los administrados.

Entonces si bien sirve para dilucidar la comisión de una infracción administrativa, es importante
enfatizar también su relevancia que permiten al administrado conocer de qué manera se realiza
la determinación de los hechos imputados y la aplicación de las consecuencias jurídicas, así
como los principios y derechos que los amparan frente al ejercicio de la potestad sancionatoria
del Estado. Los derechos de los administrados no podrían salvaguardarse sin la existencia de
una debida estructuración de actos que delimite las acciones de la Administración Pública y
garantice que estas se realicen dentro del marco constitucional y legal establecido. Siendo que,
mediante una resolución de cargos al administrado, la cual debe contener la exposición clara
de los hechos imputados, la calificación de las infracciones, las posibles sanciones, la
autoridad competente y la norma que le otorga tal competencia, así como la adopción de las
medidas provisionales que la autoridad considere pertinente y una vez vencida la fecha de
presentación de descargos, el órgano instructor debe realizar las diligencias necesarias para
corroborar y denotar las consideraciones del debido procedimiento, corresponde que el
administrado tenga conocimiento al informe final de instrucción, porque a diferencia del
primero, este documento contiene las conclusiones finales del instructor por el cual se
determina la comisión de la infracción e inclusive ensaya una propuesta de infracción; esto
para poder ejercer sus descargos finales frente a la autoridad resolutiva, que es un órgano
imparcial. La resolución que disponga la imposición de una sanción o el archivo del
procedimiento debe ser notificada tanto al administrado como al órgano u entidad que formuló
la solicitud o a quién denunció la infracción, de ser el caso. El último acto del procedimiento
sancionador se produce con el objeto de identificar cuáles eran los valores fundamentales que
debían ser comúnmente respetados por el legislador al normar la potestad sancionadora y por
las entidades administrativas al momento de aplicarla concretamente sobre los administrados,
fueron aislados aquellos que consideramos estrictamente indispensables para racionalizar su
ejercicio, pero sin imposibilitar su emprendimiento, en resguardo del interés público que
titulariza la administración, considerando que son exigibles a la función legislativa del Estado
cuando configura las conductas sancionables, las sanciones a aplicar o la estructura formal del
procedimiento sancionador. Sólo a partir de ahí, serán exigibles a la administración para
ejercitar la voluntad sancionadora a los casos concretos y dicha exigencia se sustenta en la
necesidad de preservar la autonomía de los administrados, representada por la capacidad de
elegir y ejecutar libremente sus actividades sociales y económicas con la garantía y seguridad
de ser licitas, y no ser pasibles de sanciones inadvertidas previamente, con una tipificación
exhaustiva no solo los administrados tienen mejor posibilidad de decidir suficientemente
informados sobre la regularidad de su actuación, sino que también estarán menos expuestos a
autoridades administrativas con amplia discrecionalidad para determinar aquello que es lícito si
no por el contrario, la ausencia de tipificación o una tipificación no exhaustiva, conlleva
inseguridad jurídica para el ciudadano y mayor exposición a arbitrariedades administrativas y
así mismo debe contar, con dos etapas, una encaminada a averiguar los hechos y a dejar
constancia de la conducta presuntamente infractora; y la otra destinada a juzgar formalmente
esa conducta, aplicar la sanción correspondiente o absolver al denunciante que debe estar a
cargo de órganos distintos, por lo que no puede coincidir la actividad instructora y decisora en
manos de un mismo órgano a las fases de instrucción y de aplicación de sanción en este
procedimiento importa una traslación al ámbito administrativo de la regla procesal penal de la
separación entre las autoridades que instruyen la evidencia y quienes aplican la sanción, con lo
que se pretende especializar al primero en la indagación e investigación y al segundo en
permitir su mayor independencia para ponderar los hechos. La búsqueda de imparcialidad
exige que los órganos administrativos decidan los asuntos que se llevan a su conocimiento, sin
ningún tipo de consideraciones extrañas al interés general, siendo que la objetividad suponen
que el órgano a quien compete decidir un asunto, no tenga una posición preconcebida, que
pueda influir a decidir en una determinada forma de manera que no queda satisfecho el
referido principio cuando en la fase decisoria y se aplica en la regla de la subordinación de la
Administración sancionadora a la jurisdicción, conllevando dos efectos al procedimiento que es
declarar por sentencia firme constituye la verdad jurídica y que la imposibilidad que la
Administración pueda tener un pronunciamiento distinto sobre estos mismo hechos. Ni el
principio de verdad material, ni el de la legalidad, autorizan a actuar en sentido contrario a la
declaración judicial de certeza o verdad jurídica.

Ahora, como se puede apreciar entonces las reglas de la potestad sancionadora es para la
atribución de la competencia sancionadora a una entidad pública y para la identificación de las
sanciones aplicables a los administrados por incurrir en ilícitos administrativos, se inicia
siempre de oficio, pudiendo ser promovido por iniciativa propia y una vez decidido el inicio del
procedimiento sancionador, la autoridad competente debe emitir la resolución de imputación de
cargos, la cual debe ser válidamente notificada al administrado a fin de que este pueda
presentar los descargos que corresponda dando actos destinados a determinar la existencia de
responsabilidad administrativa, esto es, la comisión de una infracción y la consecuente
aplicación de una sanción que además denota una garantía esencial y el cauce a través del
cual los administrados, a quienes se les imputan la comisión de una infracción, hacen valer sus
derechos fundamentales frente a la Administración Pública teniendo como importancia una
doble que constituye la vía que permite ofrecer al administrado las garantías necesarias para el
respecto de sus derechos fundamentales, siendo que se materializa mediante la resolución de
imputación de cargos al administrado, la cual debe contener la exposición clara de los hechos
imputados, la calificación de las infracciones, las posibles sanciones, la autoridad competente y
la norma que le otorga tal competencia, así como la adopción de las medidas provisionales que
la autoridad considere pertinente, entonces denotamos que por precisión la notificación de
cargos debe consignar los hechos materia de imputación, la calificación de las infracciones
incurridas, las posibles sanciones a imponerse, la autoridad competente para imponerlas y la
norma que otorga la potestad sancionadora a dicho órgano administrativo, por una claridad se
debe evitar ambigüedades e informar de forma sencilla los hechos imputados y la calificación
que la autoridad administrativa efectúa a los supuestos ilícitos, permitiendo así al administrado
entender a cabalidad los ilícitos denunciados, seguidamente por la inmutabilidad debe estar los
cargos determinados en la notificación no pueden ser variados por la autoridad en virtud de la
doctrina de los actos propios y por último la suficiencia que la notificación de cargos debe
contener toda la información necesaria que sustenta los cargos que se imputan al
administrado, tales como informes o demás documentos, de manera que se le permita ejercer
su derecho de defensa respecto de toda la información involucrada.

Según Rodríguez (2011) nos menciona que el principio de Legalidad como


elemento imprescindible de un Estado de Derecho tiene una importante influencia
en el debate sobre la configuración del Derecho Administrativo Sancionador. Al
igual que sucede respecto de los demás principios limitadores de la potestad
sancionadora del Estado, existen diversos problemas concretos referidos a la
infracción y sanción en el Derecho Administrativo Sancionador que deben ser
resueltos tomando como parámetro y entre ellos, puede citarse como ejemplo las
causas de exclusión de la tipicidad, irretroactividad, o el estudio de los elementos
normativos del tipo. Como se advierte ya tantas veces en este trabajo, no es
posible abarcar el estudio de todos estos problemas y sus necesarias respuestas
en el presente trabajo, pues su extensión nos alejaría del objeto que pretendemos
analizar. Hemos elegido desarrollar aquí algunos aspectos referidos a las
remisiones normativas como categorías que pueden ser incluidas en el análisis de
la configuración de la infracción administrativa. No obstante, dejamos evidenciada
la riqueza del debate doctrinario que está pendiente de desarrollar en el Derecho
Administrativo Sancionador peruano. (Danos.O.2018. pp.10)

Lo que indica entonces es que la denuncia impone a la administración la carga de evaluar su


pertinencia, verosimilitud y determinar si iniciará el procedimiento sancionador y una vez
presentada la denuncia, deberá ser analizada por la Administración conforme a los requisitos
de forma y a los criterios que regulan el ejercicio del poder punitivo, dentro de los cuales se
encuentran la gravedad de los hechos denunciados y la necesidad de aplicar una sanción y
luego de que se hayan revisado los antecedentes conforme a dichos criterios, se tendrán que
determinar las medidas que se adoptarán al efecto de fiscalizar o instruir un procedimiento
sancionador ante una denuncia interpuesta ante la autoridad respectiva y ésta tiene cierto
margen de acción para definir si desarrolla o no determinadas actividades fiscalizadoras, como
asimismo para discernir si da o no inicio a un procedimiento sancionatorio decisión deberá ser
motivada.

A continuación, es importante comprender que un procedimiento administrativo sancionador se


inicia ante una afectación o incumplimiento de las normas que realizan las empresas
encargadas de producir servicios para el bienestar de los ciudadanos, es por eso que existen
dos formas de iniciarlo. Por un lado, este se inicia por los funcionarios públicos que tiene la
competencia atribuida por el legislador para poder sancionar con una petición motivada, ya sea
cuando tenga una información a través de medios de comunicación o cuando haya existido una
fiscalización y se presentó un incumplimiento intencional de parte del administrado. Por otra
parte, esta se inicia por una denuncia, cuando un tercero o cualquier persona que siente una
vulneración que se le está afectando ante las actuaciones que realiza un infractor, entonces
presentará su escrito, cumpliendo con los requisitos establecidos, ante la entidad competente
para que previamente inicie las diligencias correspondientes y pueda dar inicio a un
procedimiento sancionador si se llega a evidenciar los hechos donde se muestre que hay una
afectación.

Ponce (2017), nos menciona que, en la doctrina clásica, la situación jurídica que
tiene un denunciante en el procedimiento administrativo, nos expresa que este
denunciante será expulsado de la titularidad de derechos que obtiene al no
otorgarle esa calidad de parte, por lo que no tiene legitimación para realizar las
actuaciones dentro de un procedimiento administrativo dejando de lado la
posibilidad de que el denunciante se pronuncie ante el trámite de dicho
procedimiento. (Pg. 03)

Ahora, la Ley de Procedimiento Administrativo General (Ley 27444) no le otorga al denunciante


como calidad de parte, alegando que este procedimiento administrativo “siempre será de
oficio”, por lo que quiere decir que está facultado a ser solamente un colaborador o una
persona que solamente brinda información con respecto a las irregularidades que accionan u
omiten infractores que no puedan realizar las actuaciones que le corresponde tales como;
presentarse en audiencias que posiblemente podrían realizarse durante un procedimiento
administrativo sancionador, presentar algunas pruebas que acrediten su afectación, impugnar
una resolución cuando exista un archivamiento motivado del caso ante su denuncia o
simplemente acceder a una información con respecto al trámite del procedimiento.
Para ello, Danós (2018) nos menciona que cuando la LPAG no le otorga como
calidad de parte al denunciante en dicho procedimiento, puede acarrear
consecuencias, ya que hay una falta de legitimidad para impugnar o recurrir a
aquellos archivamientos o a la declaración de la negativa de dar inicio a un
procedimiento administrativo sancionador del órgano competente que conoce de
su denuncia presentada (Pg.34)

En consecuencia vendría a ser un tema cuestionable con respecto al derecho de defensa que
vendría a ser vulnerado cuando este denunciante se encuentre inconforme con las actuaciones
de trámite de la entidad facultado a iniciar un procedimiento, porque este denunciante busca el
restablecimiento propio cuando exista algún infractor que realice actos que no le benefician y
más bien incomodan a esta tercera persona, debido a eso es que el denunciante toma un
papel como perjudicado ante dichas actuaciones que se realizan por culpa del infractor y ante
ello podrá realizar su denuncia como persona perjudicada frente a la entidad que tiene
competencia. También, consideramos que es necesario comparar con la legislación o la
regulación legislativa de Chile frente a la situación jurídica de los denunciantes ante un
procedimiento administrativo. Por un lado, esto se regula en su artículo 29° de la Ley Nº
19.880, por lo que el procedimiento es similar a nuestra legislación, es decir se toma el mismo
concepto con respecto a la situación jurídica del denunciante en un procedimiento
administrativo, por esta razón cuando se interpone una denuncia ante una autoridad
competente, se va a iniciar actividades de fiscalización previas antes de poder iniciar dicho
procedimiento por lo que si esa corroboración es acertada se inicia un procedimiento o de lo
contrario el archivamiento de la denuncia que se le notificará a la denunciante sobre ello con la
debida motivación.

Por otro lado, Gómez (2020) nos menciona que existen objetivos diferentes con
respecto a los terceros interesados y una denuncia, por lo que la primera nos
menciona que se trata de quien se encarga de informar a la administración
pública y hacer cumplir la legislación mediante una denuncia que realiza
evidenciando las omisiones u comisiones realizadas por este posible infractor en
la que no desarrolla ninguna otra pretensión, es decir, solo se encarga de
informar los hechos que puedan ser ilícitos o no. Así mismo, la denuncia es
cuando una persona se encuentra alerta a una entidad competente sobre las
infracciones cometidas o cuando esta persona es afectada por aquellas acciones
infractoras, debido a eso se realizan actividades de fiscalización ante dicha
presunción de la infracción para luego iniciar un procedimiento. (Pg. 06)

Entonces, existe una clara similitud de la legislación chilena con el Perú ya que el proceso es
bastante parecido, puesto que el denunciante presenta información sobre un hecho de
infracción frente a la administración pública con competencia atribuida por ley, por lo que no le
considera como calidad de parte cuando haya un inicio del procedimiento, entonces este no
podrá intervenir en dicho procedimiento que se realizó ante su denuncia efectuada. Por ende,
para ambos legisladores el denunciante no debe intervenir ante un procedimiento, sin
embargo, se deja en el olvido de que este denunciante posiblemente afectado por la infracción
quiera presentar un recurso de impugnación cuando en un supuesto donde este procedimiento
haya sido archivado y por lo mismo se estaría vulnerando el derecho de defensa cuando exista
un cierto grado de afectación.

C. ANÁLISIS DE UN CASO DONDE SE EVIDENCIE EL PROBLEMA PLANTEADO.


Resolución N°001606-2019-SERVIR/TSC-Primera Sala -
https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1376966/Resoluci%C3%B3n%20del
%20Tribunal%20del%20Servicio%20Civil%2001606-2019-Servir-TSC-%20Primera
%20Sala.pdf

Como hemos podido observar al largo del presente trabajo consideramos que la parte
denunciante debe ser considerado como sujeto en el procedimiento, ya que al omitir su
participación estaríamos hablando de que no podría ser escuchado en la audiencia para
poder presentar los alegatos o pruebas suficientes para que el juez pueda sancionar a la
parte infractora. Es por eso que tocamos el principio de igualdad procesal, ya que la parte
denunciada podrá defender y alegar su postura, mientras que la parte que resulta
afectada, aunque este representará por la entidad pública, no podrá declarar sus razones
que le afectaron directamente. Es por esa razón que presentamos la siguiente resolución
de N° 001606-2019-SERVIR/TSC-Primera Sala de expediente 3042-2019-SERVIR/TSC
donde la parte afectada de nombre Melinda Juana Salazar Pujay interpone una denuncia
contra la señora de iniciales M.E.F.S. la cual había incurrido en abuso de autoridad,
usurpación de funciones, actos de presión, amenaza y hostilidad. Este caso llegó a esta
sala por la falta de legitimidad para impugnar por parte de Melinda, donde no fue
considerada como parte en el proceso que llevaba la señora de iniciales M.E.F.S, el cual
no instauró el procedimiento administrativo disciplinario y se dispuso su archivamiento.
Bajo este supuesto es que partimos una disyuntiva ya que a pesar de ser la persona
afectada quien interpuso esta acusación, está no formará parte del proceso ni está dentro
de los supuestos para poder solicitar la apelación en caso salga favorecido el acusado, del
cual estamos en contra ya que consideramos que la parte agraviada por ser una afectada
directa debe tomar parte en el proceso para poder indicar sus alegatos, así como las
pruebas correspondientes.

Si bien es cierto por un tema procesal la impugnante no forma parte del proceso, y
tampoco cumple los requisitos para la procedencia de la impugnación, consideramos que
las solemnidades de estos requisitos no están orientados directamente al derecho, a la
justicia, ya que el Tribunal del Servicio Civil solo evalúa eso, si se cumple con los
requisitos para su procedencia o no, y la Administración en calidad de oficio no inicia una
investigación, es por ello que la impugnante trata de agotar las vías que se le puedan ser
posibles para que se investigue la denuncia que realizó, ahora bien, por otro lado nuestra
crítica se basa en supuestos que seguramente pasan hasta el dia de hoy, como la
pregunta que nos hicimos desde el día de escoger dicha controversia como trabajo de
investigación, ¿Y si estos denunciantes tuvieran pruebas fehacientes de las denuncias que
realizan? Dicho cuestionamiento en el caso planteado nos ha dejado con una
incertidumbre jurídica de que es más importante si la legitimidad que se alega que debe
tener el impugnante, o corroborar si una persona denunciada realmente es responsable de
los actos que se le imputan. Si bien sabemos que es un tema delicado debido a que
estamos omitiendo que se cumpla lo procesal, también consideramos que todo ello se
resumiría en, simplemente aceptar la calidad del denunciante dentro del proceso y así
demostrar lo que alega, ya que si evidentemente tuvieran pruebas de las denuncias que
realizan, consideramos que sería derecho y justo sancionar dichos actos, donde se tiene
que priorizar si se cumple los requisitos de admisibilidad de la denuncia o no.

Respecto a la legitimidad tenemos posturas como Hunter (2019) quien nos habla sobre
una distinción entre denunciante e interesado, donde afirma que:

Bajo esta perspectiva la relación entre denunciante e interesado no es siempre


necesaria. El ciudadano que pone en conocimiento la existencia de un
incumplimiento normativo no necesariamente se encuentra afectado por el mismo.
Por esa razón, a la luz de la doctrina comparada, la diferentes posiciones que
asumen, prima facie, el denunciante e interesado parece no tener discusión,14
aun cuando existen voces que critican esta tajante separación.15 Los autores al
respecto han dicho que es la calidad de interesado y no la de denunciante lo que
atribuye legitimación activa para recurrir frente a los actos de la Administración.16
Es decir, son otras las circunstancias que determinan la calidad de interesado del
denunciante, y no precisamente el hecho de haber presentado una denuncia. Así
entonces, el criterio que denota la calidad de interesado sería la titularidad de un
derecho subjetivo e interés legítimo que pueda resultar afectado o beneficiado por
la resolución que se dicta fruto del procedimiento administrativo sancionatorio.17
El denunciante, por la sola calidad de tal, no calza ni cumple con esta condición.
(p.9)

De esta forma podemos afirmar que se instaura una separación entre el administrado que
denuncia y el que puede impugnar dicha resolución, pudiendo no coincidir en ambas la
misma persona para tener facultad de accionar una impugnación, aun cuando en la
resolución no se manifieste la administración sobre el fondo de la denuncia.

Del presente caso hemos analizado, y apoyándome en la postura que describe Hunter
(2019) quien nos habla sobre la distinción de denunciante o interesado en los
procedimientos administrativos (ambientales), considero que nuestro TUO de la Ley 27444
debería contemplar ciertos criterios que mencionare.

1- Se le debería poder dar el derecho de la carga de la prueba a un denunciante, con


la finalidad de corroborar el acto ilícito que alega aun cuando este último acto no lo
perjudique a él, ya que se estaría beneficiando el bien común y el orden público.

2- Considero de que si se diera la posibilidad de tener capacidad probatoria al


denunciante, sin que necesariamente esperar a que la administración actúe de
oficio una investigación, se estaría evitando el problema que se ocasiona en casos
similares como el tratado de la señora Melinda Juana Salazar Pujay, porque al
tener la administración medios probatorios que acepte del denunciante, se podrá
manifestar directamente sobre el fondo del asunto, de esta manera ante una
impugnación de un denunciante, se estaría discutiendo acerca de que las pruebas
y la investigación realizada han sido acorde a derecho e igualmente la resolución,
y no evitar la investigación y resolución sobre el fondo del asunto por temas de
legitimación que se le exige al denunciante en vía de impugnación.

Por último, consideramos y reiteramos que el bien común es más importante que
demostrar si existe o no un interés legítimo en un procedimiento, siempre y cuando existan
medios probatorios fehacientes respecto a la persona que se le imputan estos actos
ilícitos.

D. PROPUESTA DE SOLUCIÓN DEL CASO

Como grupo consideramos que como propuestas de solución se debe adicionar el artículo
15 del reglamento Tribunal, esto toda vez que las resoluciones objeto de impugnación no
se hallen debidamente argumentadas, ni pronunciadas en su totalidad por todos los
extremos que impulsaron el proceso administrativo.

Al tratarse de un recurso utilizado por la denunciante al, supuestamente, no haberse


emitido pronunciamiento sobre determinados extremos como lo son “la usurpación de
funciones o los actos de hostilidad, entre otros” en la Resolución Directoral, cabría la
necesidad de hacer de conocimiento ante un ente con mayor jerarquía tal hecho porque
claramente se estaría vulnerando con el debido procedimiento, con esto no solo se
buscaría contar con otra decisión un análisis diferente del caso, sino que buscaría
salvaguardar los derecho y legítimos intereses con los que cuenta la denunciante, ya que
el perjuicio ocurrió para con su persona, de igual forma al ratificar o denegar la decisión
recaída en la Resolución se cumple con prevalecer el correcto funcionamiento de la
administración, como también mencionado anteriormente respetar y amparar los derechos
de sus administrados

Entonces, la parte denunciante debe ser considerada como un sujeto en el procedimiento


administrativo, para que éste pueda accionar durante dicho procedimiento, esto
basándonos en el principio de igualdad procesal, así evitaríamos que exista algún tipo de
desigualdad procesal y las dos partes pueden presentar sus alegatos

La parte denunciante al poder actuar en el proceso lograría que se investigue a fondo la


denuncia que realizó ya que bien sabemos que las entidades encargadas de la
Administración Pública no inician ni realizan una investigación pertinente, afectando los
derechos no solo del denunciante sino de aquellas personas que acarrea dicho proceso

En tercer lugar, el denunciante debe tener la capacidad de impugnar dicha resolución que
vaya en contra del bien común y el orden público. Por ello, es necesario modificar la Ley
del Procedimiento Administrativo General N° 27444 con la finalidad de tutelar y
salvaguardar los derechos de todos los administrados, ya que se ha podido evidenciar que
debería considerar al denunciante en el proceso administrativo y no excluirlo de tal
proceso ya que según el principio del debido procedimiento, todos los administrados
deben gozar de todos los derechos y las garantías sin ser limitados eso quiere decir a
exponer argumentos, a ofrecer y producir pruebas y sobre todo fundamentalmente a
obtener una decisión fundamentada en derecho.

Para efectos de pronunciamiento en la decisión que resuelva el proceso, siendo así que su
participación o atribución sea invocada para dilucidar algunos sucesos del caso, o para
contar con este en el hecho en el que se presente una audiencia extraordinaria. Como
bien se sabe este procedimiento administrativo se lleva a cabo de oficio sin la intervención
del denunciante o denunciado para emitir pronunciamiento final al respecto, sin embargo,
como ya lo hemos mencionado esto puede acarrear a una vulneración del derecho de
defensa con el que cuentan las personas, aunque esto se justifique en atención a los
principios de celeridad, eficacia y simplicidad, la intervención con la que cuenten el
denunciante/denunciado tal vez no sea necesario, pese a ello no significa que esta no sea
provechosa para la obtención de un adecuado resultado.

Así mismo, generar doctrina referente al caso en el que se busque otorgar una
participación especial al denunciante, como una de las tantas fuentes del derecho,
utilizada comúnmente para argumentar las decisiones en las resoluciones, la doctrina se
transforma en un medio por el que podemos basar nuestras decisiones, y con mayor
grado en el ámbito judicial procesal crear jurisprudencia vinculante para algunos casos. De
alguna u otra forma ésta podría ser usada para invocar al denunciante al formar parte del
procedimiento administrativo sancionador y así garantizar o ejecutar el derecho a la
defensa con el que cuentan los administrados.

Por último, realizar variados análisis de los principios concernientes al procedimiento


administrativo sancionador, los mismos que fueron utilizados para declarar improcedente
el recurso de apelación interpuesto por la denunciante/afectada, buscando aclarar una vez
más que es factible su participación, como a su vez resultar provechosa en algunos
aspectos del procedimiento. Aunque cabe mencionar que la participación del denunciante
no sería más que extraordinaria en algunos supuestos toda vez que de alguna forma se
vulnere el derecho a la defensa o al debido procedimiento, tratando de no generar trabas,
alteraciones e interrupciones innecesarias que lo único que ocasionan es que el
procedimiento sea menos severo, y por lo tanto no sea simplista, dificultando tanto la labor
administrativa como los plazos establecidos por ley.

III. CONCLUSIÓN:

Como conclusión podemos decir que en cualquier proceso administrativo debe respetarse
el debido procedimiento, la igualdad procesal, en base a ello es que decimos que el
denunciante si debe ser considerado como un sujeto procesal y este debe tener acción
durante el proceso, ya que esto sería beneficioso en la facilitación de medios probatorios
dentro del proceso, ya que tenemos entendido que las entidades administrativas realizan
una investigación muy remota, de esta manera el denunciante podrá ofrecer pruebas, con
el fin de que se logre obtener una resolución debidamente motivada en el ejercicio pleno
del derecho. De igual forma resaltamos que es importante mencionar que la
administración está en la obligación de pronunciarse sobre si procede o no el
procedimiento administrativo, pero cuando la comunicación de la presunta falta es a través
de una denuncia, el rechazo a iniciar un proceso administrativo disciplinario debe ser
motivado y notificado al que puso en conocimiento la presunta falta o si estuviese
individualizado, es decir constituye un avance importante en la limitación de la
discrecionalidad de la administración. Por ende, sintetizado las ideas, si bien es cierto, el
denunciante no tiene calidad de parte, por lo que esto está establecido no solo por nuestro
legislador, sino, por diferentes legislaciones que acrediten la misma postura. Sin embargo,
reiteramos que, cuando haya un inicio de un procedimiento excluyendo al denunciante
para no considerarlo como parte del procedimiento se estaría vulnerando su derecho de
defensa cuando este quiera ser parte del mismo, es decir, el querer presentar posibles
pruebas o cuando haya una audiencia oral extraordinaria por el cual se está procediendo
ante la presentación de su denuncia, o, simplemente, a ser informado por cada
procedimiento que se realiza, porque, posiblemente, este denunciante sea el principal
afectado de manera directa o indirecta ante las conductas u omisiones que realizan los
infractores.

REFERENCIAS:

● CASO: https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/1376966/Resoluci
%C3%B3n%20del%20Tribunal%20del%20Servicio%20Civil%2001606-2019-
Servir-TSC-%20Primera%20Sala.pdf
● https://www.youtube.com/watch?v=Vm99wRVh05A [1:07]
● Ponce. C. (2017). CPAU. “Situación Jurídica del denunciante en el procedimiento
administrativo de la provincia de tierra del fuego”. Colegio Público de Abogados
Ushuaia. Pg.03. Recuperado de:
https://cpau.com.ar/wp-content/uploads/2021/12/Situacion-Juridica-del-
denunciante-en-Tierra-del-Fuego.pdf
● Danós. O. J. (2018). CDA. “La regulación del procedimiento administrativo
sancionador en el Perú”. Lima. Pg.34
● Gómez. G. R. F. (2020). RChD. “Los interesados en los procedimientos
administrativos sancionadores”. Santiago de Chile. Pg. 06
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
34372020000300849
● Brewer-Carías. A. (2011). La regulación del procedimiento administrativo en
América Latina con ocasión de la primera década (2001-2011) de la Ley de
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47-76. Recuperado de:
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechopucp/article/view/2978
● https://www.youtube.com/watch?v=oQjXEgBJUCw&t=66s [0:30]
● Ortega R. L.G. (2018). El acto administrativo en los procesos y procedimientos.
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https://publicaciones.ucatolica.edu.co/pdf/el-acto-administrativo-en-los-procesos-y-
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● Hunter I. (2019). La legitimación popular del denunciante en la nueva justicia ante
los tribunales ambientales. Revista de Derecho 245, 173-199.
https://www.scielo.cl/pdf/revderudec/v87n245/0718-591X-revderudec-87-245-
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● Lizárraga G. V. (07 de 12 de 2016). El status Jurídico del Denunciante en el
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https://journals.continental.edu.pe/index.php/iusettribunalis/article/view/401
● https://www.youtube.com/watch?v=p7BUHhYt5H0&t=1174s [19:32]
● Cueva. O. V. (2011).” El legislador y el nuevo régimen de protección al
denunciante en el ámbito administrativo y de colaboración eficaz en el ámbito
penal peruano”. Lima. Revista Tachirense de Derecho, (22). Pg. 93-112. Obtenido
de: http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/retade/n22/articulo5.pdf

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