Cartilla Modelos de Intervencion

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«Punto de referencia para imitarlo o reproducirlo»: así define la Real Academia Española de

la Lengua la palabra «modelo».En nuestra disciplina se entiende por modelo el «diseño para
conceptualizar la naturaleza de una actividad psicopedagógica» (Repetto, 2002: 223).

1. EL MODELO CLÍNICO O MODELO DEL COUNSELING

modelo clínico también se le conoce como modelo de counseling o relación de ayuda se


define el counseling como «la utilización hábil y fundamentada de la relación y la
comunicación, con el fin de desarrollar el autoconocimiento, la aceptación, el crecimiento
emocional y los recursos personales».El propulsor de este modelo fue Carl Rogers, La
psicoterapia promovida por Rogers presenta diferencias sustanciales respecto a la
intervención clínica anterior:
1) No consiste en hacer algo al individuo, sino en una tarea de liberación, para que la
persona crezca y se desarrolle. Tal como señala Barreto et. al. (1997) no es hacer algo
a alguien sino algo con alguien.
2) Concede más importancia a los elementos emocionales que a los intelectuales.
3) Da más importancia a la situación presente que a la pasada.
4) Se destaca, por primera vez, que la relación terapéutica es en sí misma una experiencia
de crecimiento.

1.1. Fases del modelo clínico

1. Inicio y estructuración de la relación de ayuda

2. Exploración

3. Tratamiento en función del diagnóstico

4. Seguimiento y evaluación.

1.2. La entrevista en la relación de ayuda.


El modelo clínico se concreta en la entrevista como procedimiento característico para
afrontar la intervención directa e individualizada. Aunque tiene un carácter
eminentemente terapéutico, también puede tener una dimensión preventiva y de
desarrollo personal. En ocasiones las personas comenten una serie
de distorsiones cognitivas, que Marroquín y Villa (1995) categorizan de la siguiente
manera:

A. Polarización: se refiere a la tendencia a evaluar las propias cualidades personales


o las situaciones en categorías dicotómicas extremas (todo o nada).
B. Filtro mental: consiste, básicamente, en atender sólo a la información que es
congruente con lo que pensamos. A las personas que lo cometen se les suele decir:
«sólo atiendes a lo que te conviene», sea positivo o negativo.
C. Lectura del pensamiento e inferencia arbitraria: se da cuando creemos adivinar todo
lo que los demás están pensando, cuando creemos sus motivaciones ocultas, cuando
predecimos sus futuros comportamientos hacia nosotros, todo ello teñido de un
carácter negativo y distorsionado.
D. Generalización excesiva: se llega a una conclusión general a partir de un incidente,
que ha sucedido en alguna ocasión o momento dado. Esta distorsión del pensamiento
consiste en sacar una conclusión general de un solo hecho particular sin otra
evidencia.
E. Razonamiento emocional: consiste en creer que lo que la persona siente, emocional-
mente, es cierto objetivamente.

F. Culpabilidad: se atribuye toda la responsabilidad de los acontecimientos bien a


uno mismo, bien a los demás, sin tener en cuenta otros factores que pueden estar
interviniendo

G. Enunciaciones «debería»: consiste en el hábito de mantener reglas rígidas y exigentes


sobre cómo tienen que suceder las cosas.
H. Etiquetación: consiste en catalogar de un modo simplista y rígido a los demás, o a
uno mismo, a partir de un detalle aislado o parcial.
I. Catastrofismo o magnificación: tendencia a expresar siempre lo peor del futuro.
Consiste en adelantar acontecimientos de modo catastrofista para los intereses
personales, en colocarse sin prueba alguna en lo peor para uno mismo.
J. Evasión de control: la vida se percibe como algo sobre lo que no se tiene control (son
las fuerzas externas las que controlan nuestras vidas o son los otros los responsables
de nuestros sentimientos).

1.3. Destrezas del entrevistador:


1.° Autenticidad facilitadora
2.° Respeto
3.° Empatía
4.° Concreción
5.° Confrontación de las incongruencias
6.° Personalización
7.° Auto-revelación
8.° Relación al momento
9.° Autorrealización

1.4. Pautas a seguir con respecto a la entrevista.

1. Debe ser puntual.

2. Ha de preparar con antelación la entrevista.

3. Hay que recibir al entrevistado con cordialidad.

4. Se debe procurar que el cliente se sienta cómodo.


5. Hay que eliminar toda posible fuente de distracción.

6. La entrevista no debe dar la impresión de ser un interrogatorio.

7. Se deben hacer preguntas claras y concretas.

8. El orientador debe asegurarse de que el entrevistado dispone de la información que

se le pide.

9. No se le deben dar falsas expectativas ni tampoco desanimarle con respecto a las

situaciones que le rodean.

10. Durante la entrevista hay que realizar preguntas de contrastación.

11. La entrevista debe durar el tiempo necesario, ni excesivamente corto, ni demasiado

largo, si bien siempre estará en función del objetivo a tratar.

12. Por último, el orientador no debe realizar muchas entrevistas seguidas. Es conveniente realizar
breves descansos entre ellas.

2. EL MODELO DE PROGRAMAS

Se entiende por programa «toda actividad preventiva, evolutiva, educativa o remedial que,

teoréticamente fundamentada, planificada de modo sistemático y aplicada por un conjunto de

profesionales de modo colaborativo, pretende lograr determinados objetivos en respuesta a

las necesidades detectadas en un grupo dentro de un contexto educativo, comunitario, fami-

liar o empresarial» (Repetto, 2002: 297).

2.1. Fases del modelo de programas

Diversos autores (Morrill, 1989; 1990; Barr y Cuyjet, 1985; Rodríguez Espinar, 1993; Montané y

Martínez, 1994; Bisquerra, 1998; Repetto, 2002) indican fases diferentes de los programas.

Particularmente clara nos parece la exposición de Rodríguez Espinar (1993: 243):


2.2. Áreas, finalidades y contenidos

Son múltiples los programas que pueden ser desarrollados en los centros educativos para tra-

bajar la prevención y el desarrollo humano adecuado. Los más trabajados están relacionados

con las diversas áreas de la orientación: área de los procesos de enseñanza-aprendizaje, área

de desarrollo personal y área de orientación profesional.


2.3. Implementación de los programas

La forma idónea de trabajar estos programas en el ámbito escolar es insertándolos en el currícu-

lum; es decir, integrando aspectos de la orientación en las áreas de aprendizaje o en los cursos

programados con el fin de desarrollar objetivos del curriculum que hacen referencia al desarrollo

personal, los valores, etc. En este caso hay una gran implicación del profesorado y de miembros de
la comunidad educativa, lo cual tiene repercusiones muy beneficiosas para todos los implicados.

3. EL MODELO DE CONSULTA
La intervención directa sobre el individuo (a través del modelo clínico) y la
intervención grupal sobre el colectivo (a través del modelo de programas) no
son suficientes si se quiere afrontar con eficacia y de forma plena la función
educativa de la orientación. Es imprescindible tener presente en esa acción
orientadora a la intervención indirecta sobre todos los agentes educativos,
en especial sobre los profesores y los padres, sin olvidar la consulta a la
institución educativa como tal.
Dos pueden ser los objetivos de las funciones de consulta (Bisquerra y
Álvarez, 1996: 331):
a) La función de consulta como actividad profesional de ayuda a los
diferentes agentes y a la propia institución u organización.
b) La función de consulta como una estrategia de intervención y formación.

El consultante decide acudir al consultor para realizar una consulta que


afecta a la relación que este último mantiene con el cliente. De ahí que
digamos que el modelo de consulta supone para el orientador una
intervención indirecta. Gráficamente la representación sería:
3.1. Fases del modelo de consulta

1a fase: Establecer una relación entre un consultor (orientador) y un consultante (por

ejemplo el tutor, un profesor, la familia o la institución).

2a fase: Analizar el conjunto de la situación y clarificar el problema.

3a fase: Explorar alternativas.

4a fase: Establecer planes de acción, conjuntamente entre consultor y consultante.

5a fase: Poner en práctica, el consultante, los planes con los destinatarios últimos de

la intervención.

6a fase: Evaluación de la puesta en práctica del plan de acción.

3.2. La consulta colaborativa

En la práctica profesional resulta especialmente aconsejable llevar a cabo lo que denominamos


consulta colaborativa. En ella, son varios los profesionales que intervienen y, una diferencia
fundamental con respecto a la consulta anteriormente expuesta, es que, en ésta, el orientador se
implica de forma directa en la intervención, como un miembro más del equipo educativo.

Autores como Lowe (1995: 119) encuentran gran paralelismo entre la consulta colaborativa y

el modelo de resolución de problemas de Dewey, tal como se recoge en la siguiente tabla:

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