Historia Del Seguro Social-1

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UNIVERSIDAD NICARAGUENSE DE CIENCIA Y

TECNOLOGIA

Derecho de Seguridad social


Investigación de la creación y evolución del seguro social

Docente: Lic. Felix Cárcamo

Integrantes:
Ana Glenda Ortiz Gallegos 07-0095
Jezer Jahzeel Zamora Garcia 21-0044
Maria Luisa Estrada 21-0221
Jorge Luis Zapata 21-0169
Objetivos generales:

Analizar y comprender la evolución histórica del seguro social en Nicaragua, desde sus
inicios hasta la actualidad.

Identificar los factores y eventos clave que han influido en el desarrollo del sistema de
seguridad social en el país.

Evaluar el impacto del seguro social en la protección y bienestar de los trabajadores y sus
familias a lo largo del tiempo.

Contribuir al conocimiento académico y científico sobre el seguro social en Nicaragua,


aportando nuevos datos e información relevante.

Objetivos específicos:

Recopilar y analizar fuentes primarias y secundarias relacionadas con la historia y


evolución del seguro social en Nicaragua.

Identificar y examinar las leyes, decretos y regulaciones que han sido implementados a lo
largo del tiempo para establecer y mejorar el sistema de seguridad social.
Introducción

La investigación sobre la creación y evolución de la seguridad social es un tema


fascinante que nos permite comprender cómo se ha desarrollado y transformado a lo
largo del tiempo para brindar protección y bienestar a los trabajadores y sus familias.

Durante esta investigación, se explorarán los orígenes históricos del sistema de seguridad
social, así como los eventos y factores clave que han influido en su evolución. También se
analizarán las leyes, regulaciones y programas implementados a lo largo de los años para
fortalecer y mejorar el sistema.

El objetivo principal de esta investigación es obtener una visión más completa y


contextualizada sobre la creación y evolución de la seguridad social, lo que nos permitirá
comprender su importancia y sus impactos en la sociedad.
Seguridad social en Nicaragua: origen, evolución

El sistema de la seguridad social de Nicaragua tiene similitudes en su funcionamiento al


de otros países, ya que requiere de una buena partida de aporte patronal, otra laboral y
también parte estatal, con la que se aseguran pensiones, atención médica y el monto
económico en concepto de jubilación para los cotizantes.
Pero para poder entender la seguridad social de Nicaragua hay que remontarse hasta sus
orígenes, en 1920, cuando motivados por la creación de leyes sobre sobre seguridad
social en Europa, los gobernantes centroamericanos de la época empezaron a dar los
primeros pasos.
Fue así que el 7 de febrero de 1923, durante la Convención Internacional de Derecho
Laboral que se celebraba en Washington, Estados Unidos, los países centroamericanos
firmaron un tratado en el que se comprometían a desarrollar programas de este tipo.
En el caso específico de Nicaragua, se empezaron a dar varios pasos, el primero habría
sido el 15 de julio de 1930, con la aprobación del Sistema de jubilación al magisterio que
estaba dirigido para mayores de 60 años de edad, con un período mínimo de 20 años de
servicio.

La jubilación era una especie de “subsidio” que otorgaba el Estado “exclusivamente a los
maestros pobres” que habían ejercido el magisterio “como una profesión y no de manera
accidental o complementaria de ingresos, en los colegios y escuelas nacionales o
municipales”.
Diez años después de esta ley, en 1940, surgió el Reglamento de Jubilación, Pensiones y
Subsidios de Obreros y Empleados Ferroviarios, y el 26 de octubre de ese mismo año se
creó el Fondo de Pensiones y Ahorro para Empleados de la Banca Nacional. Estos fueron
el preámbulo para que se aprobara el primer Código del Trabajo en Nicaragua, cuyo
nacimiento fue el 1 de abril de 1945.
Después de la creación del Código del Trabajo, surgieron:
El 24 de mayo de 1949, la Ley Creadora de la Oficina de Pensiones y Retiros de la
Guardia Nacional.
En 1950, bajo el segundo mandato de Anastasio “Tacho” Somoza García, se plasma en la
Constitución Política la obligación de crear el Instituto Nacional de Seguridad Social para
la protección de los trabajadores cuyo financiamiento sería tripartito.
El 7 de julio de 1952, mediante decreto, se crea el Ministerio del Trabajo como Secretaría
del Estado, responsable de la aplicación del Código del Trabajo y del Seguro Social.
Nacimiento del INSS
Pese a ello, aún no se establecía en sí un sistema de seguridad social como el que
conocemos ahora. El proceso siguió su curso. Según datos recabados en un documento
monográfico del repositorio de la UNAN-Managua, en 1953, el entonces presidente de
Nicaragua Anastasio Somoza García orientó se realizara un estudio que indicara los
procesos necesarios para impulsar el programa de Seguridad Social en Nicaragua.

Entre el 22 de diciembre de 1955 y el 2 de enero de 1956 vio la luz el Instituto


Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), tras aprobarse y entrar en vigencia la Ley
Orgánica de Seguridad Social (Decreto legislativo No. 161), que giraban en tres aspectos:

Asistencia social que incluía “auxiliar a los indigentes y necesitados”.


Asistencia médica y médico-hospitalaria en nombre de la Nación, disponiendo de todos
los recursos que para tal fin tuviere el Estado.
Seguros sociales para “proteger a los trabajadores, de los riesgos de enfermedad común,
invalidez, ancianidad y desocupación”

Dicha ley fue producto de las investigaciones y gestiones de la “Comisión Planificadora


del Instituto Nacional de Seguridad Social”, creada el 9 de mayo de 1955, según consta
en otro documento monográfico de la Universidad Centroamericana (UCA).
Los primeros asegurados: los Somoza
Uno de los principales promotores e impulsor del proyecto de seguro social habría
sido Luis A. Somoza, el hijo del primero de la dinastía. Tal fue su empeño que también
formaba parte de la Comisión Especial creada para dictaminar el Proyecto de Ley que se
enviaría a la Cámara de Diputados.
Álvaro Somoza Urcuyo, hijo de Luis A. Somoza, rememoró en un artículo publicado por
la Revista Megazine, como su padre llegaba a las oficinas del Seguro Social y recibía a
personas que le pedían ayuda.
Si bien la Ley Creadora del Seguro Social se materializó en el segundo período
presidencial de Anastasio Somoza García, fue después de su muerte y ya en tiempos del
gobierno asumido por su hijo Luis Somoza García, que el INSS inicia los procesos de
afiliación en 1957 y en simultáneo construye sus propias instalaciones, comenzando a
brindar servicios de salud a los asegurados y a sus beneficiarios.
“Desde el inicio se crean dos ‘ramas’ del seguro: las prestaciones por Invalidez, Vejez y
Muerte (IVM) y las prestaciones por Salud y Maternidad (Régimen Integral). En 1963 el
INSS inaugura su primer hospital, de carácter muy moderno, en la ciudad de León”,
detalla el documento recopilatorio de la UNAN-Managua.
Los primeros tres asegurados del INSS fueron Luis Somoza Debayle, Anastasio Somoza
Debayle y Hope Portocarrero de Somoza

La llegada de los sandinistas


Según un documento en poder de la Organización Panamericana de la Salud (OMS), que
recaba información sobre el Seguro Social de Nicaragua y a las Empresas Médicas
Previsionales, “hasta 1978, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social proporcionaba
una generosa cobertura de salud a sus miembros, trabajadores del sector formal y sus
familias y contaba con su propia red de proveedores”.

En ese entonces el INSS proporcionaba atención de salud y un seguro maternal,


pensiones e indemnización laboral a los trabajadores del sector formal.

Para 1979, aún con el período convulso de la caída de la dinastía somocista y la entrada
de la Revolución Popular Sandinista, el INSS prestaba servicios de salud a través de su
propia red de proveedores médicos, contaba con tres hospitales, un policlínico de
especialidades médicas y varios servicios ambulatorios, la mayoría de estos ubicados en
áreas urbanas en todo el país

“El INSS tenía un total de 129,517 afiliados, lo que representaba el 7% de la fuerza de


trabajo del país, 84,287 cargas y un total de 213,804 beneficiarios (aproximadamente el
5% de la población de Nicaragua). Los afiliados al INSS en su mayoría eran trabajadores
empleados formalmente y sólo una pequeña proporción estaba formada por trabajadores
independientes suscritos al INSS en forma voluntaria”, detalla el documento de la OMS
que recoge esta información hasta 1998.
Con la llegada del régimen sandinista en la segunda mitad de 1979 y que se extendió por
más de 10 años, las cosas cambiaron en el INSS. En ese entonces sus hospitales y
centros de de salud pasaron a ser manejados por el Ministerio de Salud (MINSA), y así el
Estado se convirtió “en el único proveedor de servicios de salud en Nicaragua”.
“El INSS ya no participó en la prestación de atención de salud durante este período y se
produjo un deterioro en el acceso a la atención de salud para los beneficiarios del INSS”,
señaló la OMS.
La nueva Ley de Seguridad Social
El régimen sandinista de esa época cambió el nombre del INSS y pasó a
llamarse Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y Bienestar (INSSBI), tras anexarle
funciones del Ministerio de Bienestar Social. En 1982 se promovió la nueva Ley de
Seguridad Social que conllevaba decretos y reformas que reducían la edad para
pensionarse, extendieron el seguro a todo el territorio nacional sin capacidad de poder
atender.

El gobierno marxista sandinista creó un único sistema unificado de atención de salud.


Aunque el INSS no desapareció como institución, todas sus instalaciones de atención de
salud y sus ingresos provenientes de las primas de salud se traspasaron al MINSA. En
consecuencia, la calidad de la atención y el acceso a ella se redujo significativamente
para los beneficiarios del INSS, causando una disminución de las afiliaciones y una mayor
evasión en los aportes”, indica el documento de la OMS.

En la Ley de Seguridad Social de 1982 se estableció que los aportes para financiar las
prestaciones del INSS debían ser diferentes en dependencia del régimen por el que se
aplicaba, con o sin atención médica.

Régimen de invalidez, vejez, muerte y riesgos profesionales (sin atención médica)


equivalente al 7 % del salario devengado:
Empleador: 5 %
Trabajador: 1.75 %
Estado: 0.25 %.
Régimen integral, vejez, muerte y riesgos profesionales con aporte solidario para el
sostenimiento del Sistema Nacional Único de Salud equivalente al 15.50 % del salario:
Empleador: 11 %
Trabajador: 4 %
Estado: 0.50 %.
En este último, el 9 % del aporte era destinado para asistencia médica y a su vez se
subdividía en: 8.50 % para prestaciones médicas y subsidio por prestaciones médicas de
enfermedad y maternidad, el otro 0.50 % era destinado para prestaciones médicas y
subsidios por riesgos profesionales.

Más cargas para el Seguro Social


No conforme con el deterioro de la atención médica para los cotizantes del Seguro Social,
el régimen sandinista aprobó en agosto de 1984 la Ley N°. 1488 que concedía beneficios
a los combatientes, varios de estos fueron cargados al ya nombrado Instituto
Nicaragüense de Seguridad Social y Bienestar (INSSBI). Además aumentó los aportes de
la parte patronal y del trabajador
“El Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y Bienestar, concederá todos los
beneficios establecidos en el Seguro de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales que comprende subsidios por incapacidad temporal, indemnizaciones o
pensiones por incapacidad permanente, prótesis, servicios de rehabilitación y de
readaptación profesional a los miembros del Ejército Popular Sandinista (Oficiales, Clases
y Soldados, Trabajadores Civiles, Servicio Militar Patriótico, Reservistas y Milicianos
movilizados) cuando sufran enfermedades, lesiones, mutilaciones o cualquier grado de
incapacidad, como consecuencia de su participación en las tareas de defensa de la Patria
y la Revolución”, señalaba el artículo 11 de dicha ley.
Además de eso, obligaba al Seguro Social a entregar “pensiones de supervivencia” en la
proporción correspondiente, los padres, viudas, hijos y demás dependientes en caso de
muerte, y a falta de cónyuge y descendientes se le debía otorgar “a las madres que
hubiere dependido económicamente del combatiente, una pensión equivalente a la de
viudez y en iguales condiciones”.
Las Empresas Médicas Previsionales (EMP)
En 1990 asumió el poder Violeta Barrios de Chamorro, con este gobierno se inició una
reforma destinada a restaurar los beneficios de atención de salud para la población del
INSS. Entre 1993 y 1994 se implementó un nuevo sistema en el que ya no se prestarían
servicios de atención de salud, estos pasaron a ser comprados a proveedores externos.
El INSS pagaría una suma de dinero previamente acordada al proveedor contratado, a
cambio de un conjunto acordado de prestaciones médicas. Así nacieron las Empresas
Médicas Previsionales (EMP).
Cada gobierno que toma el poder ha realizado reformas a la Seguridad Social o le ha
adjudicado nuevas leyes para tratar de que este sea sostenible, pues la mala
administración del INSS, el uso de sus fondos en negocios poco rentables y el uso de sus
recursos como si fuera una caja chica lo han mantenido en problemas en varias
ocasiones.
En el año 2000 ya con el gobierno de Arnoldo Alemán, se aprobó la Ley No. 340 o Ley de
Sistema de Ahorro para Pensiones, con esta se pasó de un sistema contributivo a uno de
capitalización individual, en el que se aportaría un 10.5 % del salario, de los cuales 7.5 %
se acumularían en su cuenta individual mientras que el 3 por ciento cubriría inicialmente
costos de administración.
Ese 10.5 % se consolidaba del 6.5 % aportado por el empleador y el 4% de parte del
trabajador.
Del déficit al superávit
Tras usarse durante décadas el dinero del Seguro Social en varios negocios sin
conocerse retorno, el INSS arrastraba serios problemas deficitarios, hasta que este llegó a
manos de Edda Callejas, nombrada presidenta de la institución por el entonces
presidente Enrique Bolaños (2002-2007), la administración que lo llevó de los números
rojos a un superávit de 1,183.3 millones de córdobas y una cartera saneada.
Para fortalecer al Seguro Social, la administración Bolaños se apoyó en una nueva Ley de
Seguridad Social (No. 539) en la que se estableció el pago de la eterna deuda acumulada
que el Estado tenía con este. Desde 2006 se debían pagar “C$377 millones de córdobas,
aumentando progresivamente hasta su cancelación definitiva”, según lo explica el artículo
31 de dicha ley.
“El período objeto del cálculo de la Pensión de Vejez será las 250 semanas anteriores a la
fecha de cumplimiento de edad y cotización para los que hayan cotizado hasta 1000
semanas; las 200 semanas anteriores para los que hayan cotizado entre 1,001 y 1,250
semanas; y las últimas 150 semanas anteriores para los que hayan cotizado más de 1250
semanas, de acuerdo a lo que convenga mejor al asegurado”, establecía en su artículo
100.

Con esta ley los aportes patronales y de los trabajadores aumentaron, el porcentaje de
cotización para el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte y Riesgos Profesionales quedó
en 13.25 % (9 % empleador y 4.25 % trabajador) y en el caso de el Régimen Integral de
Enfermedad, Maternidad, Invalidez, Vejez, Muerte y Riesgos Profesionales quedó en
21.50 % (15 % de parte del patronal, 6.25 % laboral y 0.25 % de parte del Estado).
Estallido social del 2018
En 2018, con un Seguro Social, ya en déficit pese a haberlo recibido con amplio margen
de superávit en 2007, el régimen de Daniel Ortega anuncia una serie de reformas al INSS
para salvarlo de la quiebra.

en 2019 se aprobó el decreto presidencial No. 06-2019, que reformó la Ley de Seguridad
Social, obligando a la parte patronal y de los trabajadores a aportar más, además de
cambiar el cálculo de las pensiones, obligar a los pensionados a aportar el 5 % de sus
pensiones para la atención de servicios de salud, entre otras.
La parte patronal pasó de aportar el equivalente al 19 % del salario bruto al 22.5 %, los
trabajadores, por su parte, fueron obligados a cotizar el 7 % en contraste a los 6.25 % que
pagaban antes de esta.
Para los que trabajan por cuenta propia, el aporte al INSS dejó de ser el 18.25% del
salario establecido para pasar al 22.25 %, esto si se aplicaba para la modalidad con
atención médica (integral); si el cotizante estaban o aplica a la pensión de Invalidez, Vejez
y Muerte (IVM) sin atención médica, el porcentaje pasó del 10 % al 14 %
Los nuevos jubilados después de la entrada en vigencia del decreto presidencial No. 06-
2019, no recibirán el 80 % de su salario promedio, la tasa de reemplazo máxima bajó al
70 %, es decir, si su cálculo de salario promedio es de C$10,000 usted solo recibirá
C$7,000 mensuales a los cuales les descontarán el 5 % para garantizar su atención
médica, pese a que esto debería estar cubierto tras sus años de cotizaciones.
Con la reforma también se redujeron las asignaciones familiares: para quienes tenía una
pareja en unión de hecho estable del 15 % al 13.5 % y en el caso de los hijos menores de
edad (hasta 21 años si están estudiando y solteros) o dependientes ascendientes (sus
padres) mayores de 60 años, el porcentaje bajó de 10 % a 9 %.

Conclusión
La investigación sobre la creación y evolución del seguro social nos permite comprender
cómo ha evolucionado este sistema a lo largo del tiempo para brindar protección y
bienestar a los trabajadores y sus familias. Analizamos los orígenes históricos, los eventos
clave y las leyes implementadas para fortalecer el sistema.

Esta investigación nos ayuda a apreciar el valor del seguro social como una herramienta
fundamental para garantizar la seguridad económica y social de la población. También nos
proporciona información relevante para identificar desafíos y oportunidades futuras.

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