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Artículos • Joaquín Piedra de la Cuadra • Jesús Fernández Gavira

PRÁCTICA DEPORTIVA E INCLUSIÓN SOCIAL DE


LAS MUJERES GITANAS MAYORES DE 55 AÑOS
SPORTS PRACTICE AND SOCIAL INCLUSION AMONG
ELDER GIPSY WOMEN
Joaquín Piedra de la Cuadra jpiedra@us.es
Universidad de Sevilla
Jesús Fernández Gavira jesusfgavira@us.es
Universidad de Sevilla

RESUMEN ABSTRACT
La investigación que se presenta persi- This study is centered on the analysis of
gue la aproximación a los hábitos, creen- physical activity and sports habits, beliefs
cias y motivaciones que las mujeres and motivations, within elder women in a
mayores de un colectivo en situación de situation of social exclusion. It is based
exclusión social muestran sobre la prác- on a set of 9 semi structured interviews
tica de actividad física. La metodología with gypsy women over 55 years of age,
utilizada ha consistido en 9 entrevistas coming from two poor zones of Madrid
semiestructuradas a gitanas mayores de and Seville. The results show a low rate
55 años en dos zonas marginales de Ma- of physical practice among elder gypsies
drid y Sevilla. Las temáticas tratadas en caused, in many cases, by a lack of a
las entrevistas versaron sobre las prác- formal education in their childhood and
ticas, motivaciones y creencias hacia la also by early household commitments.
actividad física. Los resultados obtenidos More studies are needed in order to
señalan la baja tasa de actividad física classify and deeply asses the situation
y deportiva de estas mujeres, causada of the physical activity and practice of
por la ausencia de una educación formal sports among elder gypsies, in order
durante su niñez y la asunción precoz to propose new lines of action adapted to
de las obligaciones familiares. Se hacen their context and motivations.
necesarios estudios que ahonden y cla-
KEY WORDS: physical activity, elders,
rifiquen la situación de la actividad física
gender, gypsy ethnicity, life style.
en la vida de estas mujeres, así como
propuestas de actuación adecuadas a
su contexto y a sus motivaciones.
PALABRAS CLAVE: actividad física,
personas mayores, género, etnia gitana,
estilo de vida.

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Recibido: 10/05/2011 Aceptado: 15/10/2011 • Anduli • Nº 11 - 2012 • 117-131 • ISSN 16960270
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 11 - 2012

1. Introducción
Se estará de acuerdo en afirmar que la comunidad gitana ha tenido que afrontar
históricamente situaciones de discriminación y marginalidad. Esta situación cobra
especial relevancia entre las mujeres gitanas. En el caso de la sociedad española,
éstas experimentan una discriminación debida a tres elementos: su condición social,
su etnia minoritaria y su condición de mujer (Pérez de la Fuente, 2008). Según los
estudios citados por Alfageme y Martínez (2004), la población de gitanos mayores de
55 años representa un 5% del total, siendo de éste la mitad mujeres.
Pese a su presencia invisible, éstas constituyen el pilar central de su cultura, quienes
asumen el rol de transmitir la herencia cultural que hoy pervive. Ellas son, además, el
nexo de unión de la familia y las encargadas del hogar. Las que, en última instancia,
cuando el esposo no ha conseguido suficiente dinero para vivir, se las ingenian para
sacar adelante su hogar.
En este contexto, el movimiento feminista está contribuyendo a la transformación de
las desigualdades por razón de género y de origen étnico, a través de la inclusión
igualitaria de las voces de las mujeres gitanas en el discurso feminista. La transfor-
mación que las mujeres gitanas están experimentando ante los prejuicios machistas
y la dominación masculina revierten en beneficio de todo su pueblo. Y esto es así
gracias a su participación en ámbitos como el educativo y el laboral. Es así como la
mujer gitana se convierte en el motor de transformación de toda la comunidad. Se-
gún Esparcia (2009), la aportación de las mujeres gitanas a la transformación de los
valores machistas en su comunidad se concreta en lo siguiente:
• Inserción laboral en nuevas ocupaciones (azafatas, peluqueras, jardineras…).
• Acceso a la formación (cuidando de que sus hijas finalicen la formación básica y
promoviendo que accedan a niveles más altos).
• Democratizando las relaciones (mediante la negociación de las decisiones en el
entorno familiar, repensando los roles —ahora se dialoga más que nunca en el
mundo gitano).
• Participando socialmente (liderando proyectos, asociándose).
• Interrelacionándose con mujeres de otras culturas (tanto mayoritarias como
minoritarias).
Respecto a los estudios sobre personas mayores, no alcanzan a demarcar la edad
límite a partir de la cual una persona pasa de ser adulta a mayor. Los estudios tien-
den a clasificarlas en función de la edad cronológica, desde los 65, los 60 o los 55
años (Merino, 2008). Del mismo modo, los términos con los que se designa a esta
etapa son muy dispares (vejez, ancianidad, mayores, tercera edad, viejos…), por lo
que aquí hemos decidido denominarlos mayores. El colectivo de mujeres participan-
tes en el estudio correspondía a mayores de 55 años o más. En esta última etapa
de la vida, el individuo sufre un mayor número de cambios ante los que se tiene que
adaptar, tanto físicos (se transforma nuestro cuerpo) como sociales (en las rutinas
diarias que se habían desarrollado hasta entonces) y psicológicos (sobre todo, el
aumento del porcentaje de personas con fases de presión). Sin embargo, según
Castillo (2007:13),
“el grado de envejecimiento de una persona, tanto en términos generales como
parciales (de una función o una estructura) se puede acelerar, se puede atenuar

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o, incluso, se puede revertir. En gran medida está en las manos de cada persona
que ocurra una cosa u otra”.
Para Mosquera y Puig (2002), existen en la sociedad actual una serie de rituales de
paso a la tercera edad. La jubilación supone un desajuste que de un modo u otro
debe ser resuelto para reconstruir la identidad de la persona. El tiempo, consecuen-
cia directa del anterior, al no tener que cumplir con las obligaciones laborales, provee
a los individuos mayor oportunidad de ocio. El empobrecimiento económico, la menor
disponibilidad de recursos económicos tras la jubilación, plantea cambios y reestruc-
turaciones en la vida de los mayores. La soledad, consecuencia de la marcha de
los hijos del hogar familiar, la jubilación y la muerte de amistades y compañeros. El
deterioro físico, característico de la vejez, va provocando la imposibilidad de realizar
tareas que anteriormente sí podían realizarlas. Por último, la muerte, fin ineludible de
la vida, es un acontecimiento que va asociado a la vida misma.

2. Cultura gitana y actividad física


El movimiento deportivo femenino gitano y la práctica deportiva como derecho fun-
damental de las personas, independientemente del género, han sido circunstancias
que han emergido en la historia reciente de España, fundamentalmente con la entra-
da de la democracia y la Constitución Española en 1978, que de manera literal en su
artículo 14 sobre la Igualdad ante la Ley, recogía que
“los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra con-
dición o circunstancia personal o social”.
Esa mención a la constitución y otras tantas leyes autonómicas como la Ley An-
daluza del Deporte 6/1998, de 14 de diciembre1, dictadas a favor de la mujer y
los colectivos desfavorecidos, vienen a significar el esfuerzo de la administración
también a nivel legislativo por equiparar a ciertos grupos y colectivos desfavorecidos
también en el ámbito deportivo. No obstante, de momento no suponen más que un
apoyo incipiente a un movimiento por la igualdad de las mujeres gitanas, al que aún
le queda mucho por avanzar. Y es que el mundo deportivo sigue eminentemente
masculinizado y organizado desde sus sistemas de valores en el que según Gallego
y Estebaranz (2004) se fomenta la agresividad y la competitividad, frente a la idea de
compartir la conexión entre mujeres, el apoyo, etc.
Las mujeres gitanas sufren a menudo situaciones de discriminación doblemente ve-
jatorias. Por una parte, por el hecho de ser mujer arrastran los estereotipos asigna-
dos tradicionalmente a su género, como realizar las tareas del hogar, el cuidado de
los niños y de los mayores… Por otra parte, la circunstancia de ser gitanas y tener
respecto a la sociedad de etnia mayoritaria (paya) ciertas diferencias culturales, hace
que además busquen refugio en sus hogares, donde se sienten seguras, segregán-
dose de esta manera a sí mismas. A esto habría que añadirle que, realizar
“una actividad física supondría tiempos y costes añadidos: transporte, inscripción
al gimnasio, cuidado de niños durante su ausencia. Mucho les tendría que gustar

1 “El fomento del deporte prestar especial atención a los niños, jóvenes, mujeres, personas ma-
yores, a los discapacitados, así como a los sectores sociales más desfavorecidos, teniendo
especialmente en cuenta aquellas zonas o grupos a los que la ayuda en estas actividades pueda
suponer un mecanismo de integración social o una mejora de su bienestar social”.

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el deporte para practicarlo en estas condiciones” (Santos, Balibrea, Castro, López


y Arango, 2004b).
Se entiende, además, que, si el deporte no ha sido incentivado previamente, lo más
probable es que este interés no surja de manera espontanea. En esta línea es res-
ponsabilidad de la administración diseñar políticas deportivas que sean atractivas
para este colectivo, empezando por facilitar el acceso a las actividades, a través de
medidas como el apoyo para el cuidado de sus hijos por parte de personas externas,
la exención del pago de las actividades deportivas, la facilitación del uso de los me-
dios de transporte…
Existen diversos estudios sobre la práctica físico-deportiva en colectivos marginales,
como con la población reclusa (Castillo, 1999) y la población toxicómana (García,
Fernández y Solar, 1986), pero son pocas las investigaciones realizadas sobre tal re-
lación entre mujeres gitanas. Estudios como los de Rebollo y Martos (1998) y Blasco
(2006) son anecdóticos, y ello aún cuando la actividad física y el deporte no forman
parte de la vida de la comunidad gitana, como se afirma en el seno de las propias
asociaciones gitanas:
“Mientras que a la comunidad gitana la actividad física se le supone, ni la cultura
ni la organización social consideran el ejercicio o la práctica deportiva como un
hábito tradicional en el grupo” (Fundación Secretariado Gitano, 2008: 27).
Entre las personas de etnia gitana, los estereotipos de género adquieren particu-
laridades propias. De los hombres se espera que sean rudos, viriles, fuertes, etc.
De las mujeres gitanas se valora su dedicación al cuidado de la familia y del hogar;
dos tareas importantes en el rol de esposa y madre al que rápidamente acceden.
En un estudio con jóvenes gitanas, Blasco (2006) afirmaba que las chicas se res-
ponsabilizan desde muy temprano en tareas consideradas generalmente propias de
adultos, relacionadas con las tareas domésticas. Como consecuencia de ello, estas
mujeres van dejando de lado al deporte. En el mismo estudio, esta autora afirmaba
que las actividades físicas que las mujeres gitanas acostumbraban a realizar suelen
ser individuales y raras veces reúnen el número suficiente de jugadoras como para
hacer varios equipos e iniciar un partido. Pero, si hay un ejercicio físico que, según
manifiestan, les apasiona, este es el baile, que tiene una posición privilegiada en su
jerarquía de preferencias.
Aunque las mujeres gitanas muestran gran interés por el cuidado de su imagen cor-
poral, son pocas las que utilizan la práctica física con el objetivo de mejorar su as-
pecto exterior.

3. Práctica de actividad física de mujeres mayores


Como afirman Mosquera y Puig (2002), el interés de los hombres por el deporte, con
independencia de su origen, es superior al de las mujeres. Y las actividades realiza-
das varían considerablemente en función del sexo, siendo el fútbol el deporte más
practicado por los hombres y la natación en el caso de las mujeres. Pese a ello, los
estudios parecen mostrar que estas diferencias entre hombres y mujeres, en relación
al porcentaje de actividad física realizada, se han ido estrechando en los últimos
años, al aumentar cada vez más el número de mujeres que practican actividad física.
No obstante, no es este el caso de las mujeres mayores pertenecientes a clases
desfavorecidas, entre quienes no se autorrepresentan el propio cuerpo en situación
deportiva.

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Mosquera y Puig (2002) achacan la falta de interés deportivo de las personas mayo-
res al efecto generacional, lo que se explica por el hecho de que la educación que
recibieron cuando eran jóvenes no estimulaba la práctica deportiva, encontrándose
ésta reservada a los grupos sociales más favorecidos. Otros autores como Martínez
del Castillo, Jimenez-Beatty y Graupera (2005) también coinciden en la importancia
que la educación tiene entre las personas mayores en relación a la práctica deportiva.
En el último estudio realizado por García Ferrando (2006) sobre los hábitos deporti-
vos de la población española, se pone de manifiesto que el nivel de práctica deporti-
va de la población con estudios superiores es del 54%, en tanto que apenas supone
el 11% entre la población sin estudios reglados. Del mismo modo ocurre al comparar
las clases sociales, a saber: las clases con mayores recursos económicos son más
activas (un 51% de la población) que las clases sociales más bajas (un 27%). En
relación a la edad, en la nueva edición de la encuesta sobre hábitos deportivos de
la población española (2010), se observa igualmente que si bien el 24% de la pobla-
ción española mayor de 55 años realizaba algún tipo de actividad física de manera
regular, un porcentaje inferior al de otros grupos de edad, ha crecido en los últimos 5
años más que en cualquier otro grupo; no en vano, en la misma encuesta realizada
en 2010 el porcentajes de quienes practican deporte a esta edad es del 30%.

4. Contexto del Estudio


Los resultados que se presentan en este trabajo se han obtenido a través de una
investigación cualitativa. El estudio se ha llevado a cabo en dos barrios marginales
de las capitales de Madrid y Sevilla, en concreto en las zonas de Orcasitas y el Vacie,
respectivamente.
El Vacie es el asentamiento chabolista más antiguo de Europa con más de 70 años
de antigüedad. Se encuentra situado al Norte de Sevilla, junto al cementerio. En él
viven cerca de 200 familias de etnia gitana, en su mayoría sevillanas, pero también
provenientes de Extremadura y Portugal. La venta ambulante y la recogida de cha-
tarra son las ocupaciones principales de estos gitanos, que se agrupan en clanes,
conservando unas fuertes estructuras familiares. Las familias subsisten con recursos
limitados y en la mayoría de los casos con ayudas de los servicios sociales y de or-
ganizaciones no gubernamentales.
El barrio de Orcasitas se encuentra situado en el distrito de Usera, al sur de la capital
española, concretamente entre los distritos de Vallecas, Villaverde, Carabanchel y
Arganzuela. Se trata de un barrio creado en la época franquista con los flujos migra-
torios de personas afines al régimen del sur de España y que en la actualidad tie-
ne un porcentaje significativo de inmigrantes, sobre todo de origen latinoamericano.
Existe una población gitana que en sus inicios se asentó en chabolas, pero que en la
actualidad se está integrando en el barrio y va haciendo desaparecer el chabolismo.
Los ingresos familiares del barrio son bajos y tiene una formación educativa baja.
El principal problema con que nos encontramos es la inexistencia de estudios sobre
la práctica de actividad deportiva entre mujeres mayores y de etnia gitana. Sí existen
otros estudios que analizan la práctica deportiva entre mujeres de más de 55 años,
pero no tan específicos. Ante este problema científico, se plantearon los siguientes
objetivos:
• Analizar la práctica de actividad física y deportiva de un grupo de mujeres mayo-
res de 55 años de etnia gitana

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• Averiguar los motivos y dificultades para la práctica de actividad física y deportiva


entre este colectivo.
• Indagar en las concepciones y creencias que, en referencia a la actividad física
y deportiva, tienen las mujeres mayores de etnia gitana.
Una vez estudiada la problemática, la hipótesis de la que se partía en este estudio es
que los niveles de práctica de actividad física entre las mujeres mayores de 55 años
de etnia gitana en exclusión están por debajo de los niveles de práctica del resto
de las mujeres españolas de esta misma edad, motivado, por un lado, por el propio
bagaje cultural que poseen y, por otro, por la situación de exclusión social en la que
suelen encontrarse.

5. Metodología
Con lo anterior, el principal reto de nuestro estudio consistió en realizar un trabajo
exploratorio sobre esta cuestión, abordando tres temas generales, pero de gran im-
portancia para realizar deporte.
La metodología de la investigación es de corte cualitativo y se enmarca dentro del
paradigma interpretativo, buscando no generalizaciones sino la descripción y com-
presión de los aspectos explorados. En la realización del estudio se llevó a cabo un
conjunto de entrevistas semiestructuradas en profundidad. La muestra seleccionada
la conformó mujeres de etnia gitana de los dos barrios referidos en Madrid (3 en-
trevistas) y Sevilla (6 entrevistas). La edad de las participantes en las entrevistas
oscilaba entre los 55 y los 67 años (tabla 1).

Tabla 1. Descripción de las mujeres participantes


G1 G2 G3 G4 G5 G6 G7 G8 G9
Edad 55 63 62 67 57 55 60 62 57
Est.
Casada Casada Casada Casada Casada Casada Casada Casada Viuda
Civil
Hijos
6 (3) 5 (3) 6 (3) 8 (3) 9 (5) 7 (4) 10 (3) 15 (4) 6 (0)
(Hijas)
Nietos 10 9 11 20 20 5 4 22 23
Ciudad Madrid Madrid Madrid Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla Sevilla
Profe- Ama de Ama de Ama de Ama de Ama de Ama de Chata- Ama de
Jubilada
sión casa casa casa casa casa casa rrera casa

Su situación familiar y laboral era la siguiente: mujeres casadas o viudas, con una
media de 8 hijos y 13 nietos. De ellas, 7 no habían trabajado nunca fuera de casa,
1 recogía chatarra y otra trabajaba como limpiadora. Respecto a su educación, seis
de ellas no habían asistido a la escuela y las que lo habían hecho lo abandonaron en
torno a los 13 años, por mandato paterno o por tener que ayudar en la venta ambu-
lante en la familia.
Siguiendo a Krippendorff (1990), la unidad de registro del estudio es un conjunto de
palabras referentes a un tema, mientras que la unidad de contexto son el conjunto
de preguntas y respuestas referidas a un mismo tema. Los temas tratados en las en-
trevistas y empleados en el análisis de contenidos versan sobre la práctica deportiva
actual y en la niñez; los motivos para la práctica o no de actividad física; las dificulta-
des que pueden encontrar por ser mujeres, gitanas y mayores; las creencias sobre
la actividad física y la autopercepción de su salud; su conocimiento sobre la práctica

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del deporte; las opiniones sobre la práctica física de sus hijas y nietas; la práctica del
flamenco como bien cultural gitano.

6. Resultados
Los resultados se han analizado siguiendo los temas tratados en las entrevistas, si
bien esto se ha hecho de una forma global.
En lo que atañe a la práctica de actividad física y/o deportiva de las mujeres entre-
vistadas, parece ser que el baile y, en concreto, el flamenco, constituye la actividad
física por antonomasia de sus vidas, apareciendo en todas las referencias textuales.
Más allá de una actividad “física”, en el sentido en que es concebida en este artículo,
es considerado por estas mujeres como “parte de su cultura” y, como tal, ha de ser
venerado y respetado. Sin embargo, su práctica no deja de ser puntual y se reduce
a las celebraciones de fiestas familiares, como bodas o bautizos, según apuntan
éstas. Es común a todas las mujeres entrevistadas el hecho de que se iniciaron en
esta práctica durante la niñez, mediante un proceso de socialización basado en la
imitación de sus familiares, que igualmente lo realizaban.
Otras prácticas de actividad física y deportiva practicadas por estas mujeres, distin-
tas al baile y al flamenco, son menos frecuentes, y suelen limitarse a caminar, que
suele realizarse, no por motivos de ocio o salud, sino como obligación, al verse en
la necesidad de realizar de esta forma, por ejemplo, la compra diaria en los merca-
dos más próximos, al no disponer de carnet de conducir ni de vehículo (Fundación
Secretariado Gitano, 2008), dadas las características de edad y culturales de este
grupo de población.
En este sentido, a menudo se suele establecer en las investigaciones sobre práctica
deportiva una relación directa entre el hecho de ser mujer, trabajar como ama de
casa y la falta de tiempo para practicar actividad física deportiva. En el estudio que
ocupa este artículo se pone de manifiesto igualmente que esta relación también se
produce entre este colectivo de mujeres.
E - ¿Practica ahora algún deporte o va a andar?
G2 - Nada, no
E - ¿No?
G2 - Nada, por dejación, porque no me apetece, por dejación.
E - O por que no tiene tiempo
G2 - Pues mayormente porque no tengo tiempo
Sea como fuere el grado en el que se practique o no, tanto el baile como el cami-
nar son actividades que quedan relegadas al pasado en el discurso de estas muje-
res, porque la oportunidad de practicarlas está constreñida por elementos culturales
como su edad y su estado civil. Si bien es cierto que el baile congrega por igual
a hombres y mujeres gitanas (Blasco, 2006), es igualmente cierto que costumbres
culturales como el luto, durante el cual la mujer no debe bailar para mostrar la pena
que siente por los seres queridos, condicionan estas actividades.
E - Y, antes, ¿ha practicado alguna vez deporte o ha bailado o ha…?
G3 - Cuando era jovencita,

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E - ¿Cuándo era jovencita?


G3 - Sí, cogíamos unos bichitos para la pesca que le llaman lombriz, lo que va pues-
to en la caña, y, bueno, estábamos desde por la mañana hasta las tres de la tarde.
Trabajábamos para un señor ahí en la plaza mayor que tenía una armería y sacá-
bamos un buen jornalito, y eso nos venía muy bien también, porque quieras que no
andábamos hasta Arganda, nos dejaban en un sitio y luego venían a recogernos, y
eso nos daba vida.
G3 - Nada, bailar ya no puedo bailar, porque se me murieron los niños y ya eso, ya
para mi quedó en una cruz. Y ya lo otro no voy a ningún lado.
E - Pero, porque no le gusta, porque no tiene tiempo, porque no se lo han ofrecido…
G3 - La pena que tengo en el corazón, mucha pena en mi corazón que no tengo
ganas de nada.
Asociada a la edad, a menudo es frecuente encontrar en los estudios que analizan la
práctica deportiva entre personas mayores, el concepto de salud.
Las concepciones que tienen las gitanas mayores sobre la actividad física y la salud
parecen no estar formadas correctamente. Mientras que, por un lado, saben de los
beneficios de la actividad física para su salud, en muchos casos aconsejadas por sus
médicos; por otro lado, perduran en algunas de ellas creencias y estereotipos que en
la sociedad moderna se creían superadas, como que el ejercicio físico es perjudicial
para el feto, o que las mujeres menstruantes no deben de practicar ejercicio. La falta
de formación cultural o las creencias culturales puede ser la causa de dichas actitu-
des y comportamientos en relación al deporte y la actividad física. Esta característica
se hace más patente en las mujeres entrevistadas en Sevilla, posiblemente por la
situación de exclusión social en la que han vivido, que es más gave en comparación
con las de Madrid. Al contrario de lo que pudiera pensarse, no existen diferencias
por edad en cuanto a las creencias sobre la actividad física, como ejemplo, la mujer
gitana6 de Sevilla, con 55 años, y el caso de la mujer gitana2 de Madrid, con 63 años:
E - ¿Y para una niña que tiene la regla? ¿Le recomendaría hacer deporte o no?
G6 – No, no que terminara y que después lo hiciera porque con eso no se puede
E – No se puede con eso
G6 – Claro que no
E – ¿Y para una mujer embarazada?
G2 – Sí, según qué límite porque la mujer embarazada hoy hace deporte, antes no
porque éramos como borricas. Pero hoy no, ya llevamos otras normas.
E – ¿Y una niña que acaba de tener su primera menstruación, que acaba de llegar a
ser mujer? ¿Usted cree que es bueno o que es malo?
G2 – No, no, es malo
El hecho es que, como defiende la propia Organización Mundial de la Salud (OMS),
la salud no es sólo un elemento de carácter biológico o epidemiológico (“la ausencia
de enfermedad”), sino también una circunstancia de carácter cultural, que influye
en la percepción subjetiva de la misma. Por ese motivo, no resulta extraño que en
los discursos de las mujeres gitanas mayores ambos elementos se manifiesten de
manera asociada.

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E - ¿y por ser mayor?, ¿Ahora mismo?


G1 - Por ser mayor porque te encuentras mal, no porque yo diga no me gustaría, sí
me gustaría, pero, porque me encuentro mal, porque como te he comentado de las
rodillas padezco mucho me duelen bastante, de la cabeza también padezco mucho y
entonces la verdad, es por ese motivo pero no por el mero hecho de que sea mujer.
Aunque en este trabajo se teorizó sobre el hecho de que la falta de práctica deportiva
de las mujeres gitanas podría deberse en gran medida a razones de género y raza,
la mayoría de estas mujeres se mostraron en desacuerdo con esta hipótesis, pese
a admitir, al mismo tiempo, que los gitanos varones siempre han practicado algún
deporte reglamentado durante la niñez, no siendo así entre las mujeres.
E – Y ahora para terminar, le voy ha decir varias cosas y usted me tiene que decir
si cree que el deporte o la actividad física o el pasear o el moverse es bueno o es
malo. Por ejemplo para las personas de manera general, ¿es bueno hacer o es malo
deporte?
G2 – Sí, sí es bueno, para todos, el deporte y el andar es bueno, para gitanos, para
payos, para mujeres, para todos.
E - ¿Y por qué no lo ha hecho, porque nunca le ha gustado?
G4 – Porque nunca he… los gitanos de antes eran burros
E – ¿Sí? Pero ¿Ni hombres ni mujeres? o ¿los hombres sí que hacían?
G4 – Para jugar, así al fútbol, eso sí.
E – ¿Pero las mujeres no?
G4 – Las mujeres no. Las mujeres eran para la casa, para lavar, para hacer las co-
midas, para barrer, para cuidar de casa.
Estas desigualdades de género que se daban durante su juventud, según éstas
ya no existen. Así, cuando se les preguntó si percibían que las mujeres tenían más
dificultades para hacer deporte que los hombres, respondieron, que eso era cosa de
los gitanos de antes, y que los de ahora ya no eran así. Del mismo modo, tampoco
percibieron que existiese una discriminación en la práctica deportiva por ser gitanas.
Las mujeres entrevistadas reconocen que ya no hay tantos problemas como antes
para relacionarse con los payos, y que eran iguales los gitanos que los no gitanos.
E – ¿Cree usted que por ser mujer tiene más dificultades que los hombres para poder
hacer práctica deportiva?
G1 – No, dificultad no, por ser mujer no. Eso no creo que sea así sino porque noso-
tros, hablando así para que usted me entienda mejor, a lo mejor las gitanas pues no
lo hemos dado a valorar, en cambio las niñas nuestras de ahora sí lo dan a valorar,
porque mi niña como está gordita pues ha ido a aeróbic bastante tiempo y lo he visto
bien pero no porque digas por ser mujer, eso no.
E - Vale, muy bien ¿y por ser gitana?
G1 - No, cariño, ¿qué tiene que ver una gitana y una paya?
No obstante, el argumento esgrimido por éstas, lo cierto es que, analizando las refe-
rencias textuales de las entrevistas, se constata que, al ser preguntadas por la prác-
tica deportiva de sus hijos y/o nietos, aceptan como normal que los varones ocupen
su tiempo de ocio con algún tipo de práctica física, casi siempre el fútbol en la calle,

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mientras que en el caso de las mujeres esa práctica es inexistente, muchas veces
por encontrarse limitadas por condicionantes culturales.
E - ¿Sus hijos practican deporte o han practicado deporte?
G7 – Ninguno, el fútbol, pero por su cuenta ellos
E - ¿Sólo los varones o también…?
G7 – Los varones nada más, los varones
E – Los varones sólo, las mujeres no, ¿por qué?
G7 – Porque están casadas, tienen ya su apartamento y su marido
Del mismo modo que no practicaban actividad física, no suelen seguir los eventos
deportivos por los medios de comunicación, a no ser que algún familiar lo estuviera
haciendo. De la misma manera, no asisten como espectadoras a eventos deportivos,
ni siquiera cuando participaba alguien de su familia. A los únicos deportistas que
recordaban solían ser futbolistas de nivel y en ningún caso a mujeres deportistas.
E - ¿Podría decirme el nombre de tres deportistas famosos que usted conozca?
G1 – Raúl
E - Por ejemplo
G1 - Éste otro del tenis ¿cómo se llama? Ay Dios mío, éste que es tan famoso que
también me gusta, que parece gitano, así con pelo
E - ¿Rafael Nadal?
G1 - Ese, ese, Rafa Nadal
E - Un último
G1 - Y el último pues el portero, el Casillas
E - Ahora tres mujeres deportistas, si es que sabe decirme alguno.
G1 - Ahí si que me has
E - Ahí te he pillado
G1 - Sí, ahí si que me has pillado porque mujeres, sí lo veo pero me quedo por ello
por los muchachos pues porque ellos también son muy, ya te digo que les gusta
mucho el fútbol y esas cosas, y están a todas horas que si este fabuloso, que si Raúl
es un buen jugador y así por eso me acuerdo más del nombre de ellos pero el de las
mujeres no te sé decir.
Finalmente, cabe destacar en esta relación la importancia que tiene la figura del mé-
dico en la práctica deportiva entre las mujeres gitanas mayores. Todas las entrevis-
tadas reconocieron que su médico les había recomendado que realizasen actividad
física, fundamentalmente para mejorar o mantener la salud.
E - ¿Y el médico le ha dicho alguna vez que vaya…?
G2 - Sí, el médico siempre me dice que ande, que ande, que ande, que ande, pero yo
no ando. He andado mucho, subo muchas escaleras porque he sido siempre vende-
dora ambulante, ha recorrido todas las capitales de, yo creo que si hay 59 capitales
yo creo que no he dejado cinco. He recorrido todas como vendedora ambulante. Allí
en Sevilla he estado ni se sabe las veces, pero ahora ya, hace ya ocho o nueve años

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que yo caí enferma y me hicieron la primera operación y ya no he vuelto a moverme,


en casa.
Quizá este hecho ha cambiado su percepción de la actividad física, que más allá de
una actividad lúdica, es vista ahora como una fuente de salud. De ahí que las mu-
jeres entrevistadas afirmaran que, de manera general, la actividad física era buena
para su salud. Pero aún así, existen rémoras culturales que limitan tal percepción.
Por ejemplo, entre algunas de estas mujeres gitanas sigue perdurando la creencia
de que la actividad física está contraindicada para mujeres embarazadas y durante
la menstruación.
E – ¿Para las mujeres embarazadas? ¿Usted le recomendaría a una mujer embara-
zada que hiciera deporte o le diría que no?
G8 – Hombre, no, esto es malo, tanto correr el niño se menea y puede lastimar al
niño o se puede caer para abajo ¿no?¿no? digo yo
E - ¿Y si fuera una niña que tuviera la regla? ¿Le diría que hiciera deporte o le diría
que se esperara que terminara?
G8 – Claro, que espera a que acabe y ya luego los haga ¿no?
Con todo, los resultados ponen de manifiesto que las tendencias que se dibujan
entre el grupo de población estudiado (mujeres gitanas mayores) coincide con la
realidad experimentada entre la población mayor de mujeres, en general, de España
(García Ferrando, 2006) y, en particular, de Sevilla y Madrid (Porras y Muñoz, 2007,
y Martínez del Castillo et. al., 2004), ciudades donde se ha realizado el trabajo de
campo. Asimismo, se constata que las personas sin estudios y de clase social baja
son las que menos deporte practican.
De forma específica, los resultados relativos a la dificultad de acceso a las activida-
des deportivas, entre las mujeres gitanas, concuerdan con las evidencias recogidas
en los estudios de Rebollo y Martos (1998). A su vez, en lo que atañe a los motivos
por los que no se realiza actividad física, coincide con los detectados por Romero
(2007) en su estudio con personas mayores, en el que la falta de tiempo es el más
mencionado. No obstante, quiza requiera matizarse que, en el caso de este colectivo
de las mujeres gitanas mayores, la falta de tiempo puede interpretarse, en realidad,
como otro motivo, que es la carga familiar. Por último, cabe considerar el hecho de
que, como han demostrado Martínez del Castillo et. al. (2005) entre las mujeres ma-
yores de la Comunidad de Madrid, el hecho de no haber asistido a la escuela y no
haber practicado en ella ningún tipo de actividad física reglada se puede interpretar
como uno de los mayores hándicaps entre este colectivo para la práctica de actividad
física y deportiva.

7. Conclusiones
El estudio realizado entre las mujeres mayores de étnia gitana nos ha mostrado que
entre este grupo de población es escasa la práctica de actividad física y deportiva,
limitándose la misma al disfrute del baile y el flamenco durante las celebraciones
familiares puntuales. Tal como se ha apuntado, quizá la exclusión de los itinerarios
formativos en la enseñanza básica les ha impedido adquirir de hecho una cultura de
hábitos físicos y deportivos, representando este elemento el principal hándicap ante
la realización de dicha actividad.

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Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 11 - 2012

No obstante lo anterior, podemos decir que se observa una evolución en las creen-
cias sobre la actividad física, que les hace ver esta práctica como algo positivo, como
consecuencia de los propios cambios experimentados en la sociedad española en
las últimas décadas, y gracias también a la gradual inserción educativa de las muje-
res gitanas, que hacen que determinadas creencias y expectativas negativas hacia
la actividad física y el deporte desaparezcan. Ello no impide que, como se ha podido
demostrar, aún perduren creencias negativas y estereotipadas sobre el deporte para
la mujer.
La reducida muestra de este estudio, hace necesarios nuevos trabajos, que sirvan
para contrastar los resultados de éste, a la vez que para profundizar en las razones
de la escasa participación de este colectivo en la actividad física y deportiva, abar-
cando, además, a una mayor muestra de población, tanto de las regiones estudiadas
como de otras zonas de España, para que los resultados puedan ser más ricos y
completos y ayuden a comprender mejor la situación de este colectivo.
Son muchos los estudios (Vázquez, 1996; Santos y Balibrea, 2004a) que han de-
mostrado que el deporte es una vía válida para la inserción social de colectivos que
se encuentran en situación de exclusión social, como es el caso de las gitanas. Sería
útil, pues, que se planteen y propongan actividades físicas contextualizadas y diri-
gidas a fomentar la práctica física entre las mujeres mayores de etnia gitana. Estas
propuestas ayudarán no sólo a mejorar la salud de las participantes, sino también a
mejorar su situación social.
Respecto a los tipos de políticas que se deberían fomentar desde la administración
pública para reforzar la participación deportiva entre el colectivo femenino y, más
concretamente, el gitano, según Santos et al (2004b), caben señalar las siguientes:
• Reforzar la valoración personal: La práctica de actividad física de manera regular
estimula la capacidad de decisión y da solidez a la identidad personal, las cuales
se ven a menudo mermadas en el contexto diario de estas mujeres.
• Conocer y cuidar el cuerpo: Mediante la práctica deportiva, el cuerpo aprende
nuevos gestos motrices con transferencia a la vida diaria. Estos pueden tener
relación con la expresión de las emociones, a menudo reprimidas entre las mu-
jeres mayores.
• Establecer nuevas relaciones, consolidar un grupo: Hay que entender los espa-
cios deportivos como lugares de encuentro y no sólo como lugares de juego, ya
que muchas mujeres acuden a los mismos para interaccionar con otras personas
y relajarse de jornadas agotadoras de trabajo.
• Favorecer la inserción profesional: Entendiendo al deporte como una posible
salida laboral también de las mujeres, habría que hacer un esfuerzo económico
en formación y sensibilización de las mismas.
El campo de la integración de la mujer gitana en los espacios deportivos es un te-
rreno en el que hay que seguir investigando, para diseñar políticas deportivas efica-
ces. En esta tarea, es fundamental que sea el propio colectivo el que proponga los
ingredientes de las mismas, siendo los representantes políticos los responsables de
proveer los mismos, valiéndose para ello del sistema de redes en el que ellas están
presentes, en un diálogo con todos los actores de una realidad donde los mediadores
interculturales tendrán una gran importancia de cara a minimizar las diferencias y
potenciar las igualdades.

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Artículos • Joaquín Piedra de la Cuadra • Jesús Fernández Gavira

Se puede concluir, como afirma Contreras (2007), que futuras propuestas de activi-
dad física para mujeres mayores gitanas deben tener en cuenta el contexto cultural
y social en el que se encuentran las participantes. Por ello, se cree que el baile, en
general, y el flamenco, en particular, pueden ser una buena herramienta para atraer
a talleres de actividad física para mayores a las mujeres que no se encuentren moti-
vadas por otros tipos de actividades físicas y deportivas. Además, el flamenco en la
cultura gitana no es exclusivo ni de mujeres ni de hombres, por lo que es otro aspecto
a valorar para su utilización como elemento integrador.
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