U1 3 Neuroanatomía Neurofisiología
U1 3 Neuroanatomía Neurofisiología
U1 3 Neuroanatomía Neurofisiología
Lección 3
Unidad I
Neuroanatomía y Neurofisiología – Unidad I
Contenido
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
EVOLUCIÓN, GENÉTICA Y EXPERIENCIA ................................................................................................ 3
REFLEXIONES SOBRE LA BIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO: DE LAS DICOTOMIAS A LAS RELACIONES E
INTERACCIONES .............................................................................................................................. 3
EVOLUCIÓN HUMANA....................................................................................................................... 5
FUNDAMENTOS DE GENÉTICA .......................................................................................................... 8
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA DE EXPLORACIÓN Y AMPLIACIÓN: ...................................................................... 11
Introducción
La evolución es el proceso por el cual los organismos actuales se han formado a partir de
antepasados antiguos. La evolución es responsable tanto de las notables similitudes que
observamos en todas las formas de vida como de su sorprendente diversidad.
La variabilidad genética es una parte fundamental del proceso, ya que la evolución se produce
cuando fuerzas selectivas actúan sobre esa variabilidad. La idea central de la evolución
biológica es que toda la vida de la Tierra comparte un antepasado común.
Descartes (1596-1650) propuso una filosofía que, en cierto sentido, asignaba una parte del
universo a la ciencia y otra a la Iglesia. Argumentó que el universo se compone de dos
elementos: (1) la materia física, que se comporta conforme a las leyes de la naturaleza y por
lo tanto es un objetivo de estudio apropiado para la investigación científica, y (2) la mente
humana (el alma, el yo o el espíritu), que carece de sustancia física, controla la conducta
humana, no obedece a leyes naturales y por lo tanto es el terreno apropiado de la Iglesia. Se
asumió que el organismo humano, incluyendo el cerebro, era algo totalmente físico, al igual
que lo eran los animales.
El dualismo cartesiano, como se llegó a conocer a la filosofía de Descartes, fue tolerado por
la Iglesia Católica, y así la idea de que el cerebro humano y la mente son entidades distintas
fue aceptada por una gran mayoría.
Al mismo tiempo que la psicología experimental echaba raíces, la etología (el estudio del
comportamiento animal en el hábitat natural) se convertía en el enfoque dominante del estudio
Hay dos tipos de pruebas en contra de la idea orgánico o psicógeno (psicógeno aquí se refiere
a la suposición de que algunos aspectos de las funciones psicológicas humanas son tan
complejos que no es posible que sean producto de un cerebro físico). El primer tipo está
compuesto por las muchas evidencias de que incluso los cambios psicológicos más
complejos (p.ej., cambios de la consciencia de sí mismo, de la memoria o de la emoción)
pueden estar causados por lesiones o por estimulación de partes del cerebro. El segundo tipo
de pruebas está compuesto por las numerosas evidencias de que algunas especies no
humanas tienen capacidades que en un principio se suponía que eran estrictamente
psicológicas y, por lo tanto, estrictamente humanas.
Evolución humana
• Evolución y conducta
Estudiando los registros fósiles y comparando las especies actuales, los seres humanos
hemos mirado hacia atrás en el tiempo y hemos reunido las piezas de la historia de la
evolución de nuestra especie.
Los primeros vertebrados fueron peces óseos primitivos. Hoy en día existen siete clases de
vertebrados: tres clases de peces, más los anfibios, los reptiles, las aves y los mamíferos.
Evolución de los anfibios Hace unos 410 millones de años, los primeros peces óseos se
aventuraron fuera del agua. Los peces que pudieron sobrevivir en tierra durante cortos
períodos de tiempo tenían dos grandes ventajas: podían escapar de las charcas de aguas
estancadas a las aguas frescas vecinas, y podían beneficiarse de las fuentes de alimento
terrestres. Las ventajas de la vida en tierra fueron tantas que la selección natural transformó
las aletas y las branquias de los peces óseos en patas y pulmones respectivamente —y fue
así como se desarrollaron los primeros anfibios hace unos 400 millones de años—. Los
anfibios (p.ej., las ranas, los sapos y las salamandras) necesitan vivir en el agua durante su
fase de larva; sólo los anfibios adultos pueden sobrevivir en tierra.
Evolución de los reptiles Hace unos 300 millones de años evolucionaron los reptiles
(lagartos, serpientes y tortugas) a partir de los anfibios. Los reptiles fueron los primeros
vertebrados que ponían huevos recubiertos de cáscara y que tenían el cuerpo cubierto de
escamas secas. Estas dos adaptaciones redujeron el grado de dependencia de los reptiles
respecto al hábitat acuático. Un reptil no tiene que pasar las primeras etapas de su vida en el
medio ambiente acuático de un estanque o un lago; en lugar de ello, las pasa en el ambiente
acuoso de un huevo recubierto de cáscara. Y una vez que ha salido del cascarón, el reptil
puede vivir lejos del agua ya que sus escamas secas reducen en gran medida la pérdida de
agua a través de su piel permeable.
Evolución de los mamíferos Hace unos 180 millones de años, en plena era de los
dinosaurios, surgió una nueva clase de vertebrados a partir de una línea de pequeños reptiles.
Las hembras de esta nueva clase alimentaban a sus crías con la secreción de unas glándulas
especiales llamadas glándulas mamarias, razón por la cual a los miembros de esta línea se
les dio el nombre de mamíferos. Con el tiempo, los mamíferos dejaron de poner huevos; en
lugar de ello las hembras gestaban sus crías en el medio ambiente líquido del interior de sus
cuerpos hasta que estaban suficientemente maduras para nacer.
La familia de los primates que incluye a los seres humanos es la de los homínidos. Esta
familia se compone de dos géneros: Australopithecus y Homo (Homo erectus y Homo
sapiens). No obstante, los seres humanos (Homo sapiens) son la única especie de homínidos
sobrevivientes.
Unos 200.000 años atrás, la primitiva especie Homo fue reemplazada gradualmente en el
registro fósil por los seres humanos modernos (Homo sapiens). A pesar de que los tres
atributos primordiales de los seres humanos (encéfalo grande, posición erguida y manos
libres con pulgares oponibles) se han manifestado durante cientos de miles de años,
extrañamente la mayoría de los logros humanos son recientes. La producción artística (p.ej.,
las pinturas rupestres y las tallas) no apareció hasta hace unos 40.000 años, la ganadería y
la agricultura no se establecieron hasta hace unos 10.000 años y la escritura no se inventó
hasta hace unos 3.500 años.
Todos los encéfalos están compuestos por neuronas, y las estructuras neurales que forman
el encéfalo de una especie casi siempre pueden encontrarse en los encéfalos de especies
relacionadas. Por ejemplo, en la corteza parietal de los seres humanos, de los monos y de
los gatos se han encontrado neuronas que responden a la cantidad de objetos que hay en
una muestra de ellos, independientemente de cuáles sean los objetos.
Fundamentos de genética
Darwin no comprendió dos de los hechos clave en los que estaba basada su teoría de la
evolución. No comprendió por qué los congéneres se diferencian unos de otros, ni cómo se
transmiten de padres a hijos las características anatómicas, fisiológicas y comportamentales.
Le había sido enviado por un desconocido monje agustino, Gregor Mendel.
Desafortunadamente para Darwin (1809-1882) y para Mendel (1822-1884), la trascendencia
de las investigaciones de Mendel no se reconoció hasta la primera parte del siglo XX, mucho
tiempo después de la muerte de ambos.
• Genética mendeliana
Mendel estudió los mecanismos de la herencia en las plantas del guisante. Al diseñar sus
experimentos, tomó dos sabias decisiones. Decidió estudiar los rasgos dicotómicos y decidió
asimismo comenzar sus experimentos cruzando los descendientes de líneas reproductoras
puras. Los rasgos dicotómicos son los que ocurren de una manera o de otra, pero nunca en
combinación.
Mendel obtuvo el siguiente resultado, uno de los rasgos, al que Mendel llamó rasgo
dominante, se manifestó en todos los descendientes de la primera generación; el otro rasgo,
denominado por Mendel rasgo recesivo, se manifestó en alrededor de una cuarta parte de
la descendencia de segunda generación. Mendel habría obtenido resultados similares si
hubiera llevado a cabo este experimento con líneas reproductoras puras de seres humanos
con ojos marrones (rasgo dominante) y con ojos azules (rasgo recesivo).
Mendel propuso que existen dos tipos de factores hereditarios para cada rasgo dicotómico --
por ejemplo, que un factor de semilla marrón y un factor de semilla blanca controla el color
de la semilla -. Hoy en día llamamos gen a cada factor hereditario. En segundo lugar, Mendel
apuntó que cada organismo posee dos genes para cada uno de sus rasgos dicotómicos; por
ejemplo, cada guisante posee ya sea dos genes de semilla marrón, ya dos genes de semilla
blanca, ya uno de cada.
Hasta principios del siglo XX no pudieron localizarse los genes dentro de los cromosomas
(estructuras filiformes en el núcleo de la célula). Los cromosomas se hallan por parejas, y
cada especie tiene un número característico de pares de cromosomas en cada una de las
células de su cuerpo; los seres humanos tenemos 23 pares.
El proceso de división celular que produce gametos (los óvulos y los espermatozoides) se
llama meiosis. Durante la meiosis, los cromosomas se dividen y un cromosoma de cada par
se dirige a cada uno de los dos gametos resultantes de la división. En consecuencia, cada
gameto tiene sólo la mitad del número habitual de cromosomas (23 en los seres humanos);
y cuando un espermatozoide y un óvulo se fusionan durante la fertilización se forma un cigoto
(un óvulo fertilizado) con la dotación completa de cromosomas. El número de cromosomas
se duplica justo antes de la división mitótica, de modo que, cuando tiene lugar la división, las
dos células hijas acaban por tener la dotación cromosómica completa.
A principios del siglo XX, Morgan y sus colaboradores (1915) realizaron el primer estudio
exhaustivo sobre ligamiento. Concluyeron que entre rasgos que están codificados en el
mismo cromosoma se da ligamiento. Estaban en lo cierto: se ha encontrado que, en cada
especie en que se ha examinado el ligamiento, la cantidad de grupos de rasgos ligados es
equivalente al número de pares de cromosomas.1
Existe una excepción a la regla de que los cromosomas siempre se encuentran por pares
homólogos o idénticos. Esta excepción es la de los cromosomas sexuales, el par de
cromosomas que determina el sexo de un individuo. Hay dos tipos de cromosomas sexuales,
X e Y; y los dos tienen un aspecto diferente y contienen genes diferentes. En los mamíferos,
las hembras poseen dos cromosomas X y los machos, un cromosoma X y un cromosoma Y.
Los rasgos sobre los que influyen los genes de los cromosomas sexuales se denominan
rasgos ligados al sexo. Prácticamente todos los rasgos ligados al sexo están controlados
por genes del cromosoma X, ya que el cromosoma Y es pequeño y contiene pocos genes.
Cada cromosoma es una molécula de ácido desoxirribonucleico (ADN), formada por dos
hebras. Cada hebra es una secuencia de nucleótidos adheridos a una cadena de fosfato y
desoxirribosa. Existen cuatro nucleótidos: adenina, timina, guanina y citosina. La secuencia
de estos nucleótidos en cada cromosoma es lo que constituye el código genético.
Existen distintos tipos de genes. Los mejor conocidos son los genes estructurales -genes
que contienen la información necesaria para la síntesis de una única proteína-. Las proteínas
son largas cadenas de aminoácidos; controlan la actividad fisiológica de las células y son
componentes importantes de la estructura celular. Todas las células del organismo (es decir,
las del cerebro, las del pelo y las de los huesos) contienen exactamente los mismos genes
estructurales. ¿Cómo se desarrollan, entonces, distintos tipos de células? La respuesta reside
en una compleja categoría de genes, a menudo llamados genes operadores.
• AND mitocondrial
Las mitocondrias celulares también contienen ADN (ADN mitocondrial). Las mitocondrias
son estructuras que generan energía y se localizan en el citoplasma de la célula. Todos los
genes mitocondriales se heredan de la madre. El ADN mitocondrial interesa mucho a los
científicos por dos motivos. El primero es que varios trastornos se deben en parte a una
mutación del ADN mitocondrial. El segundo es que como las mutaciones parecen
desarrollarse en el ADN mitocondrial a un ritmo relativamente constante, el ADN mitocondrial
puede utilizarse como un reloj evolutivo.