Sindrome Genito Urinario de La Menopausia

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

SINDROME GENITO-URINARIO DE LA

MENOPAUSIA
El síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) es un conjunto de síntomas y signos asociados a la
disminución de estrógenos durante la menopausia, afectando al tracto genitourinario y con un gran impacto
sobre la calidad de vida de muchas mujeres postmenopáusicas.

INTRODUCCIÓN
El síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) se caracteriza por una variedad de síntomas y signos
asociados con la disminución de los niveles estrogénicos en tejidos específicos del sistema genitourinario.
Estos cambios hipoestrogénicos afectan principalmente a los labios mayores y menores, clítoris, vestíbulo,
introito, vagina, uretra y vejiga en mujeres menopáusicas. El término SGM fue adoptado en 2014 por la la
Sociedad Norteamericana de Menopausia, superando denominaciones anteriores como atrofia vaginal,
atrofia vulvovaginal, y atrofia urogenital.

Los síntomas que comprenden el SGM pueden variar desde síntomas genitales como sequedad, ardor e
irritación, síntomas sexuales que incluyen falta de lubricación y dolor durante las relaciones sexuales, hasta
síntomas urinarios que manifiestan urgencia, disuria e infecciones recurrentes del tracto urinario. Es
importante destacar que, si bien estos signos y síntomas son prominentes en pacientes menopáusicas, no
todas las mujeres con evidencia de cambios atróficos son sintomáticas y, de manera similar, la atrofia vaginal
puede manifestarse en mujeres más jóvenes debido a distintas condiciones que causen hipoestrogenismo.

Los síntomas más comunes, incluyen sequedad vaginal, dispareunia, irritación vaginal e hipersensibilidad
vaginal. Es importante destacar la impactante repercusión del SGM en la salud sexual de la mujer y, en
consecuencia, en su calidad de vida.

PREVALENCIA
En España, la prevalencia del SGM es notablemente alta, afectando a casi el 90% de las mujeres
postmenopáusicas entre 55 y 75 años. A pesar de esta prevalencia, sólo una cuarta parte de las afectadas
busca orientación médica, subrayando un área de atención no cubierta adecuadamente.

FISIOPATOLOGÍA
La atrofia urogenital femenina es una consecuencia
patológica que surge de cambios hormonales, en
particular, de la disminución de los niveles séricos de
estrógeno. Esta disminución es más evidente en
eventos naturales como la menopausia, pero también
puede surgir en otras situaciones, como insuficiencia
ovárica prematura o el período posparto. Vamos a
explorar cómo estos cambios hormonales afectan el
sistema genitourinario y cuáles son las consecuencias
clínicas de la atrofia urogenital.
PAPEL DE LOS ESTRÓGENOS EN LA FUNCIÓN UROGENITAL:
• Antes de la Menopausia: El estradiol, una forma de estrógeno, es predominante y tiene
concentraciones que fluctúan con el ciclo menstrual. El estrógeno tiene múltiples funciones
en el tejido urogenital, incluyendo mantener la elasticidad, grosor y humedad del epitelio vaginal.
Además, fomenta un entorno vaginal ácido, lo que es esencial para mantener un microbioma vaginal
saludable y prevenir infecciones.
• Después de la Menopausia: Se observa una drástica disminución de la producción de estrógeno, con
una caída de aproximadamente el 95% en los niveles de estradiol. Como resultado, se producen
varios cambios patológicos, tales como adelgazamiento del epitelio vaginal, pérdida de rugosidad y
elasticidad, y un aumento en el pH vaginal. Estos cambios predisponen a la mujer a infecciones y
molestias en el área urogenital.

IMPLICACIONES EN EL TRACTO URINARIO: Debido a que las estructuras del tracto urinario y el genital
comparten un origen embriológico común y contienen receptores de estrógeno, también se ven afectadas
por la disminución de estrógeno. Se puede observar mayor frecuencia en infecciones del tracto urinario,
incontinencia urinaria y síntomas como disuria y hematuria.

PAPEL DE LOS ANDRÓGENOS: Aunque los efectos de los estrógenos son más conocidos, los andrógenos
también desempeñan un papel significativo en la salud urogenital femenina. La vagina, por ejemplo, tiene
receptores para andrógenos en todas sus capas. Además de ser precursores de estrógenos, los andrógenos,
como la testosterona, pueden tener un efecto directo sobre el tejido urogenital, no solo a través de su
conversión a estrógenos. Esta acción puede incluir estímulos en el crecimiento celular, producción de mucina
y síntesis de neurotransmisores.

PRESENTACIÓN CLÍNICA
Los síntomas del SGM son progresivos y tienden a no mejorar sin intervención terapéutica. La evolución y
severidad del SGM están estrechamente relacionados con la duración del hipoestrogenismo. Diversos
factores, como la nuliparidad por vía vaginal, intervenciones quirúrgicas vagi nales, tabaquismo, falta de
actividad sexual e incontinencia urinaria, pueden exacerbar los síntomas. Por otro lado, mantener una
actividad sexual regular puede beneficiar al epitelio, incrementando el flujo sanguíneo y la elasticidad tisular.

EN LA VULVA: probablemente es donde los síntomas son más visibles para la paciente.
• Anatómicos: Fusión de los labios menores, desaparición del capuchón del clítoris y estenosis del
introito. Pérdida vello púbico.
• Funcionales: Falta de hidratación. Disminución de la sensibilidad. Epitelio frágil con equimosis.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE OTRAS PATOLOGÍAS VULVARES (MENOGUÍA SEGO 2020)

EN LA VAGINA: la clínica del SGM es variada y puede manifestarse como:


• Sequedad Vulvovaginal: Reducción de la humedad natural de la vagina.
• Disminución de Lubricación: Particularmente evidente durante la actividad sexual.
• Dispareunia: Dolor durante las relaciones sexuales, que puede ser en el introito o dentro de la vagina.
• Sangrado: A nivel vulvar o vaginal tras el coito, o fisuras en los labios.
• Molestias Vulvovaginales: Sensaciones de ardor, irritación o picazón.
• Secreción Vaginal: Puede presentarse como leucorrea o una secreción amarilla y maloliente.

SÍNTOMAS UROLÓGICOS: También son muy frecuentes en el SGM.


• Síntomas Urinarios: Como frecuencia y urgencia miccional, disuria, malestar uretral, hematuria o
infecciones recurrentes.
• Meato uretral prominente (carúnculas uretrales).

SOBRE EL SUELO PÉLVICO: La integridad del suelo pélvico depende de las acciones coordinadas de tres tipos
de estructuras: músculos Músculos (elevador del ano y esfínteres), nervios (plexo sacro y nervio pudendo) y
tejido conectivo (fascia endopélvica, cuerpo perineal y ligamentos uterosacros y cardinales). El SGM puede
afectaDr negativamente a cualquiera de estas estructuras, provocando o emporando patología del suelo
pélvico:
• Incontinencia urinaria y fecal
• Prolapso de órganos pélvicos.
• Espasmo del Elevador: Contracciones involuntarias y dolorosas del músculo elevador del ano.

SEXUALIDAD Y SGM: En las mujeres, el proceso de envejecimiento puede:


• Alterar la relajación del músculo liso vascular durante la excitación
• Reducir la sensibilidad en áreas erógenas.
• Desencadenar dispareunia.

Este dolor durante el coito es predominantemente causado por cambios vulvovaginales debido al
hipoestrogenismo. Más que un simple síntoma, la dispareunia debe ser considerada como un problema de
salud que afecta significativamente la calidad de vida de la mujer. Con repercusiones en la respuesta sexual,
puede llevar a la evitación del acto sexual y afectar significativamente en las relaciones sexuales. Es
fundamental abordarla adecuadamente para mejorar la calidad de vida de la mujer menopáusica.
A
A.pesar de la prevalencia de estos síntomas, es notable que muchos pacientes no buscan ayuda
médica, ya que hasta el 70% de las mujeres con síntomas de atrofia vulvo-vaginal no consultan con
profesionales de la salud. Esto puede atribuirse a diversas razones, desde la creencia de que son
cambios normales y esperados del envejecimiento hasta barreras culturales o de vergüenza. A
menudo, estas mujeres hacen cambios en su estilo de vida, como evitar la actividad sexual, para
lidiar con las molestias en lugar de buscar soluciones.

TRATAMIENTO

ESTILO DE VIDA: Adoptar un estilo de vida


saludable es esencial para fortalecer la salud global,
incluida la salud genitourinaria. En el contexto de la
menopausia, se aconseja:
• Dieta Equilibrada: Un IMC alto o muy bajo
puede intensificar la sequedad vaginal.
• Se sugiere moderar el consumo de alcohol.
• Fumar puede disminuir los niveles de
estrógenos, exacerbando los síntomas del
SGM.
• Hacer ejercicio de manera regular, pero
evitando rutinas extenuantes.
• Actividad sexual: Mantener una vida sexual
activa o practicar la masturbación puede
ayudar a reducir los síntomas del SGM.
• Realizar ejercicios de Kegel, incluso si no hay
signos de prolapso o incontinencia.

LUBRICANTES E HIDRATANTES: alivian los síntomas del SGM y pueden utilizarse asociados a otros
tratamientos. Se recomiendan en las mujeres con síntomas leves, en aquellas que no quieren o no deben
usar tratamientos hormonales y como coadyuvantes a los tratamientos médicos.

Un ejemplo paradigmático es el de las mujeres con cáncer de mama hormonodependiente, en las que la
terapia hormonal está contraindicada y el uso de estrógenos locales es controvertido.

Los lubricantes se asemejan a las secreciones vaginales naturales. Se utilizan durante las relaciones sexuales.
Se desaconseja el uso de lubricantes con base de aceite o silicona.

Los hidratantes se absorben y se adhieren al revestimiento vaginal, simulando las secreciones naturales.
Disminuyen el pH vaginal, manteniendo la humedad y la acidez de la vagina. Se utilizan en el día a día, incluso
en mujeres que no son sexualmente activas. Se aplican con regularidad una vez cada 1-3 días, en función de
la intensidad de la sequedad vaginal. Los hidratantes con ácido hialurónico parecen ser especialmente
beneficiosos.

PROBIOTICOS: El aporte de probióticos para el mantenimiento de la salud vaginal se basa en la capacidad


de los mismos de contribuir al equilibrio de la microbiota vaginal y un pH ácido adecuado. No existen pautas
que hayan demostrado superioridad, pero para prevenir y tratar vaginosis y candidiasis se suelen utilizar
durante 5-10 días por vía oral o vaginal, pudiendo repetirse de forma periódica. También podrían ser
beneficiosos en casos de ITUs de repetición.
ESTRÓGENOS LOCALES: La terapia con estrógenos se considera el tratamiento de elección para
el SGM, pudiéndose utilizar en asociación con hidratantes o lubricantes. Los estrógenos locales
restauran el epitelio vaginal, mejoran la vascularización y equilibran el pH va ginal.

Posología: Inicio con una aplicación diaria por 15 días, luego 2-3 veces por semana, ajustable según la
paciente. La vía de administración varía según preferencias del paciente, existiendo óvulos, cremas,
comprimidos y anillos.

Las pacientes suelen notar mejoría notable en 4 semanas, con efecto máximo a las 10-12 semanas. Además,
son fármacos seguros. En ocasiones pueden causar irritación inicial, que suele mejorar con el paso de los
días.

Contraindicaciones: hipersensibilidad, lactancia, antecedentes de cáncer de endometrio y mama


hormonodependiente (controvertido*), hiperplasia endometrial, sangrado vaginal de causa desconocida,
función hepática alterada, tromboembolismo arterial o infarto recientes, trastornos trombofílicos y porfiria.
*En pacientes en tratamiento con tamoxifeno la contraindicación es más laxa que en pacientes con
inhibidores de la aromatasa, pudiendo utilizarse en casos severos.

PRASTERONA: Es un precursor hormonal que sólo con efectos a nivel local. Es el único tratamiento que ha
demostrado actividad estrogénica y androgénica en todas las capas de la vagina. Sus indicaciones y
conrtraindicaciones son similares a las de los estrógenos locales.

OSPEMIFENO: Es un SERM (Modulador Selectivo de los Receptroes Estrogénicos). Por lo tanto, tiene
distintos efectos en los distintos tejidos:
• Sobre la mama tiene un efecto antagonista estrogénico. Es por ello por lo que podemos utilizarlo en
pacientes con cáncer de mama estogeno-dependientes que ya hayan terminado el tratamiento
adyuvante. A pesar de ello, aun no hay una recomendación para usarlo en mujeres que aun están en
tratamiento por el cáncer de mama.
• Sobre el endoemtrio no ha demostrado un aumento del grosor endometrial ni cambios histológicos.
A pesar de ello, no se recomienda en pacientes que han sufrido un cáncer de endometrio o tienen
un sangrado vaginal no estudiado.

Los sofocos son el efecto adverso más frecuente, apareciendo en un 7% de las pacientes. No se ha
encontrado aumento del riesgo tromboembólico o cambios en el perfil lipídico en las usuarias de
Ospemifeno. Sin embargo, no se recomienda en pacientes con trombofilias o riesgo de tromboembolismo.

TERAPIA HORMONAL SUSTITUTIVA: Todas las THS, incluida la Tibolona, reducen la sequedad vulvo-vaginal,
la atrofia y el SGM. Sin embargo, debemos conocer sus riesgos y contraindicaciones. (Ver vídeo de THS).

TESTOSTERONA: pequeños estudios han arrojado resultados prometedores en el uso de la testosterona para
el SGM. Es posible que pudiera utilizarse también en pacientes con cáncer de mama hormonodependiente.

TRATAMIENTOS BASADOS EN LA ENERGÍA: Las distintas terapias con LÁSER Y RADIOFRECUENCIA parecen
tener efecto en la sequedad vaginal, la dispareunia y la incontinencia leve. Sin embargo, se requieren
mejores estudios para valorar la eficacia de estos tratamientos y su coste/efectividad.

TRATAMIENTOS INYECTABLES: El más utilizado y prometedor es el ÁCIDO HIALURÓNICO, aunque la


evidencia actual es limitada. Existen otros tratamientos inyectables menos estudiados como el PLASMA RICO
EN PLAQUETAS o la inyección subcutánea de CO2. La toxina botulínica puede utilizarse como tratamiento
concomitante en los casos de vaginismo refractario.
CONCLUSIÓN
El manejo adecuado del SGM es crucial para mejorar la calidad de vida en la postmenopausia. A
pesar de los retos, existen tratamientos efectivos, que ofrecen soluciones prometedoras para las afectadas.

Escanea el QR para ver el video!!

También podría gustarte