Tema 6
Tema 6
Tema 6
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
QUÉ SON LAS ACTITUDES
Definición de actitud
Las bases de las actitudes
Medida de la intensidad de las act itudes
FUNCIONES DE LAS ACTITUDES
Función de conocimiento
Función instrumental
Función defensiva del yo
Función expresiva de valores
ORIGEN DE LAS ACTITUDES
Influencias biológicas
El efecto de mera exposición
Condicionamiento de las evaluaciones, aprendizaje e imitación
Influencia del conte xto en la formación y cambio de actitudes
INFLUENCIA ENTRE ACTITUDES Y CONDUCTA
Influencia de las actitudes en la conducta
Influencia de la conducta en las actitudes: teoría de la disonancia cognitiva
APLICANDO LAS TEORÍAS SOBRE ACTITUDES Y CONDUCTA
RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS Y REFERENCIAS EN INTERNET
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
TÉRMINOS CLAVE
Actitud • Actitudes explícitas • Actitudes implícitas • Disonancia cognitiva • Efecto de mera exposición •
Estructura actitudinal • Función actitudinal • Ignorancia pluralizada • Intensidad de la actitud •
Norma social subjetiva • Objeto actitudinal
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIA L
OBJETIVOS
El objetivo de este capítu lo es co nocer y compren - ■ Conocer los elementos de las principales teorías
der los aspectos básicos sobre las actitudes, segú n sobre la relación entre actitudes y co nducta e
se conceptua liza este término en el marco de la identifica r las co nexiones que se estab lecen en-
Psicología Social. La co nsecución de dicho objeti - tre dichos elementos.
vo general implica alca nzar los sigu ientes objetivos ■ Definir los principales elementos que constitu-
específicos: yen la base sobre la que se desarrolla la teoría de
la disonancia cognitiva, identificar las variables
■ Comprender qué se entiende por actitud es en que modu lan la magnitud de la disonancia y co-
Psicología, así co mo la estructura de los elemen- nocer las ca racterísticas de los principales pa ra-
tos psicológicos que co mponen las actitudes. digmas de investigación que se han desarrollado
■ Entender el carácter funcional de las actitudes. en torno a esta teo ría.
■ Identificar los procesos de aprendi zaje y cambio
de las actitudes.
ACTITUDES
Definición de actitud
Si se tiene en cuenta la importancia de las actitudes
dentro del marco de la Psicología Social, no resulta
extraño que hayan surgido numerosas definiciones a
lo largo de la historia de esta disciplina. En todas las
ap roximaciones conceptua les a este término, el ele-
mento común en el que coincide n las definiciones re-
coge siempre su ca rácter de valoración. Por ejempl o,
en el Handbook de Psicología Social ed itado en 1998
se adopta la siguiente definición: «En términos forma-
les, una actitud es una tendencia psicológica expresa -
Algunas actitudes son tan importantes para las personas que mu- da eva lu ando un ente determinado co n cierto grado
chos so n capaces de matar o morir por defenderl as. El fanatismo de favorab ilidad o desfavorabilidad» (Eag ly y Chaiken,
religioso, el ra cismo, el sex ismo y el nacionali smo son ejemplos de
1998, p. 269). Las actitudes se refieren siempre a un
actitudes.
«ente determinado», lo que técnicamente se denomi-
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL
na el objeto de actitud, que puede ser prácti ca mente titu yen la eva luación final que hemos definid o co mo
cualquier cosa, ya que todo lo que sea susceptibl e de actitu d.
ser valorado puede ser objeto de actitud. Los obj etos La estructura que da origen a una determinada acti-
de actitud pueden ser co ncretos (las ga rdenias, el Mu- tud es la integración de las evaluaciones basadas en uno,
seo Pi casso), abstractos (l a Iibertad, la igualdad), ideas dos, o tres de sus componentes. Las evaluaciones de
y opini ones (soc ialismo, pena de muerte), conductas cada uno de ellos pueden no coincidir. Por ejemplo, las
(uso de preservativos, rec iclado de productos), perso- creencias pueden ser favorables al objeto y los sentimien-
nas (e l presidente de los Estados Unidos) o grupos (los tos desfavorables. Cuando los elementos de uno de los
homosexuales, los anda luces). Como veremos en el si- componentes, o los componentes entre sí, no son con-
guiente apartado, la valoración de un obj eto de actitud sistentes en evaluación, las actitudes son ambivalentes.
depende de varios factores. Es muy frecuente que las personas mu estren am-
biva lencia actitudinal hacia obj etos que t ienen aspec-
tos pos itivos y negativos . La ambivalencia se produ-
Las bases de las actitudes ce cuando ex iste discrepancia en las evaluaciones
que hacemos de un mi smo obj eto de actitud (unas
Las actitudes son un constructo comp lejo, en el que son pos itivas y otras negativas) . Esa discrepancia en
pueden co nflui r di ferentes experi encias de la persona las eva luaciones puede basarse en que no co incide la
en relac ión co n el objeto de actitud. Esas experi encias va lencia de distintas creencias sobre el obj eto (com-
previ as son una fu ente de información que le sirven ponente cognitivo), en que éste provoca senti mientos
de base para eva luar d icho obj eto (Bohner y W anke, co ntradi ctori os (componente afectivo) o en que los
2002; Za nna y Rempel, 1988). Las actitudes pueden hábitos de conducta que la persona ha tenido en re-
basarse en creencias y co noc imientos (componente lac ión con di cho obj eto en el pasado hayan sido di-
cognitivo), en emocio nes, sentimientos y estados de ferentes segú n la situac ión. Tamb ién puede deberse
ánimo (componente afectivo), o en las experi encias a que no hay co incidencia de va lencia entre alguno
en comportamientos anteri ores (componente conduc- de estos tres componentes. Es decir, en la suma de la
tua/), vin culados al objeto ac titudin al. Es decir, cada evaluación del obj eto, que co nst ituye la actitud ha-
un o de estos tres co mponentes pu eden constituir la es- cia él, hay aspectos positivos y negativos. Por ej emplo,
tructura que da ori gen a una determin ada actitu d, fa- es co mún enco ntra r ambiva lencia actitudinal hac ia el
vo rabl e o desfavorabl e, hac ia un obj eto. Por ejemp lo, ejercicio fís ico o la alimentación. Sobre estos temas, se
una persona puede estar convencida de que la co mida pu eden observar creencias favorables o desfavorables
j aponesa es muy sana (evaluación cognitiva, basada dependiendo de las dimensiones que se co nsideren,
en creencias), enco ntrar el sashimi muy sabroso (eva- o del momento en el que la actitud sea accesible, así
luación afectiva, basada en sentim ientos) y apetecerl e como comportamientos co ntradictorios. No es extraño
comer hab itualmente pescado crudo (eva luación co n- que una persona esté dispu esta a seguir una alimenta-
ductu al, basada en la tendencia a esa acción). ción sa na y a reducir las grasas en su dieta debido al
Estos tres tipos de componentes (creencias, senti-
mientos y co nductas) no están necesari amente sepa-
rados ni necesari amente unidos en la va loración del
obj eto. Es difíci I pensa r que una persona co n fuertes
convi cc iones en co ntra de la pena de mu erte (compo-
nente cognitivo) no se entri stezca o se ind igne cuando
se ejecuta a otro ser humano en alguno de los países
en los que las leyes lo admi ten (componente afectivo) .
No obsta nte, las actitudes pu eden consistir en com-
pon entes única mente cognitivos o afectivos, y no es
necesari o que la persona manifieste los tres tipos de
componentes . Vo lvi endo al ejempl o de la co mida ja-
pon esa, se puede mantener la creencia de que el pes-
cado crudo es mu y sa no (actitud pos itiva) y, sin em-
bargo, la fa lta de háb ito de co merl o pu ede produ cir Solemos experimenta r ambiva lencia actitud ina l hacia objetos que
repu gnancia la primera vez que te ofrecen este tipo tienen aspectos positivos y negativos. Podemos tener creencias favo-
de comid a. En este caso, la respu esta afectiva negativa rables hacia la ali mentac ión sa na y el ejerc ic io físico, y sin embargo
resu lta mos más tentador tum ba rnos a ver cómo el ejerc ic io lo hacen
podría llevar a no co nsumir el sashimi. El co njunto
otros m ientras co nsumimos com icia basura.
de las va lorac iones que se hacen de un obj eto co ns-
ACTITUDES
conocimi ento que tiene de lo nocivo de este tipo de Medida de la intensidad de las
alimentos para su salud y que, sin embargo, ca mbi e actitudes
su actitud (de negativa a ambi va lente) cuando tiene la
ocasión de comer alguno de sus platos favoritos co n La magnitud de un a actitud depende de su valencia
alto contenido en este tipo de nutrientes. Más adelante y de su intensidad. En primer lugar, la eva lu ac ión tiene
retomaremos el co ncepto de ambivalencia actitudinal un a valencia: positiva o negativa. En segu ndo lugar, si
y su relac ión co n el de di sonancia cogn itiva. co nsideramos la actitud como un continu o, co n un ex-
Esta cuestión puede tener una serie de ap li cac iones tremo positivo y otro negativo, la in tensidad representa
en la vida rea l. Por ejempl o, cuando se quiere eliminar el grado o extremos idad de esa va lencia. Por ejemplo,
co nductas indeseables, como podría ser la de co nsu- respecto a la investigación con cé lu las madre de em-
mo de tabaco, es importa nte tener en cuenta las creen- briones, no só lo se puede esta r a favor o en contra,
cias a favor y en co ntra que mantienen la actitud hac ia sino eva luar el grado de esa posición . La intensidad o
fumar. En este sentido, una buena estrategia para mo- fuerza de una actitud depende de las siguientes varia-
dificar las actitudes favorab les hacia el co nsumo de ta- bles (Kros nick y Petty, 1995):
baco no só lo debería destacar las cree ncias negativas,
como «fumar puede matar», sino atacar aspectos posi- a) importancia de la actitud para esa person a;
tivos vinculados al co nsu mo de tabaco, como pueden b ) conoc imi ento del objeto de actitud, y
ser las creencias de que dejar el tabaco engorda o que e) accesibilidad de la actitud (fac ilidad de activa-
f umar combate el estrés. ción de la actitud en la mente de la persona).
No hay que co nfundir la actitud co n los co mpo-
nentes en los que se basa. La actitud es un constructo Cua nto más se conozca y se valore ese objeto,
psicológico no observab le, de ca rácter eva lu ativo, que más importa ncia tenga la actitud, y más acces ibl e
media entre un objeto y las respuestas que la perso- sea, porque se active muy fác ilm ente, más intensa
na da ante ese objeto. Aunque no se pueda observar se rá dicha actitud, es decir, más se polarizará la res-
directamente, se supone que esa va loración positiva puesta hacia el polo positivo o nega tivo de la eva lu a-
o negativa de un objeto ll eva aparejada un a predispo- c ión. También hay que tener en cuenta que cuanto
sición a responder de determinada manera hacia él. más intensa es una actitud más persistente es en el
Dicho con otras palabras, ll amamos actitud a un a ex- tiempo, más res istente es al ca mbi o y más influ ye en
periencia psicológica, en relación co n un objeto, que la co nducta.
influye en las reacciones y conductas de la persona Si las actitudes son un fenómeno subjetivo, inter-
ante ese objeto. Por esa razón, las actitudes se infi eren no y comp lejo, ¿cómo se pueden medir? No ex iste un
a partir de su expres ión en forma de respuestas que se método idea l, pero sí diferentes técnicas que deben
dan al objeto de actitud. Estas respuestas pueden ser elegirse y adec uarse al tipo de actitudes que se desea
de tres tipos : cognitivas, afectivas y conductuales. En medir y a la población sobre la que se rea li za la inves-
la Fi gu ra 6. 1 se representa la relación que se puede tigación . La med ida de las actitudes se puede clasificar
establecer entre las bases de la actitud y su expres ión. en dos grandes bloques: med idas explícitas o medidas
La medida de las actitudes se establece sob re las res- implícitas. La medición es explíc ita cua ndo se pregun -
puestas provocadas por el objeto de actitud. ta directamente a las personas, e implícita cuando se
estudi an indirectamente a través de respuestas que se 6. 1). La med ida de la actitud se obti ene a pa rtir de la
pi ensa que están asociadas a esas actitu des. suma de todos los items.
Otro ti po de esca la ampl iamente difundido es el di-
fe rencial semántico (véase el Cuadro 6.2), que co nsiste
Medidas explícitas en una seri e de esca las bipolares definidas por dos ca-
racterísticas opuestas, una positiva y otra negativa, en
Tradicionalmente, las actitudes se han medi do me- las que se pide a la persona que eva lúe el objeto de
diante procedimientos de autoinform e, para los que acti tud señalando el punto de la esca la co n el que lo
se han elaborado cuestionarios basados en esca las asocia a lo largo del co ntinuo, más o menos pos itivo
de diferentes ca racterísti cas (véase un desa rrollo más (Osgood, Suci y Tannenbaum, 1957).
amplio en Ubillos, M ayordomo y Páez, 2003). Unas
de las más frecuentemente utili za das son las de «tipo
Likert» (1932) . En esta vari edad de esca las, la person a Medidas implícitas
manifiesta su grado de acuerdo o de opos ición co n
una se ri e de enunciados que recogen distintos fac tores Hay temas, como son los relacionados con este-
o dimensiones que las personas podrían tener en reotipos, prejuicio o discriminac ión hac ia diferentes
cuenta al eva luar el obj eto de acti tud (véase el Cuadro gru pos sociales (por ejempl o, inmigrantes, muj eres o
Algunos items de una escala tipo Likert para evaluar actitudes hacia los preservativos
(Ubillos, 1995)
Por favor, indique su grado de acuerdo o desacuerdo con las siguientes afirm aciones acerca de los preserva tivos. Seña le su
opinión teniendo en cuenta que: 1 = totalmente en desacuerdo; 2 = algo en desacuerdo; 3 = ni de acuerdo ni en desacuer-
do; 4= algo de acuerdo; 5 = totalmente de acuerdo.
■ Las personas que utili za n preservativo en sus re lacio nes son responsab les
Ejemplo de diferencial semántico para evaluar actitudes hacia el uso del ordenador en el
aprendizaje
Trabajar con el ordenador me parece
Ma lo [ ]
G □ 8 [J D
□ D
Bueno
G □ 8 [J
□
Odioso [ ] Amab le
G □ □ □ 8 [J
Antipático [ ] Sim pático
G □ □ □ 8 [J
Ab urri do [ ] Divertido
Lento 1 -3 \
R R l°l 117 127 137 Ráp ido
ACTITUDES
personas de otro grupo étnico) y, en genera l, co n la está n relacionadas con la expresión de emocio-
expres ión de actitudes socialmente no aceptadas, que nes positivas o negativas hacia un estímulo, y
son difíci les de med ir de forma fiable con esos méto- c) med idas basadas en la latencia de respu esta,
dos explícitos, ya que las personas tienden a respon- co n las que se trata de co mprobar la activación
der en función de lo aprobado soc ialmente, como se de la actitud hac ia un estímulo a través de la
demuestra en los diversos modelos que se describirán velocidad co n la que se rea li za n una serie de
en el Capítulo 12. Por esa razón, es necesario buscar asociac iones. Estas med idas han adq uirido gran
medidas más sutil es . En esos casos, se empl ea n proce- popularidad en los últimos años, hab iéndose
dimientos que impiden que los sujetos sean co nscien- elaborado dos tipos de proced imientos, que
tes del objetivo de med ida de la investigación (véase se describen a continuación: los basados en la
Krosn ick, Judd y Wittenbrink, 2005). Algunas eva lua- exposición secuencial, denominados «preacti-
ciones son tan auto máticas que se expresan, inclu so, vación» o priming (véase el Cuadro 6.3), y los
sin que contro lemos la respuesta. En esas situaciones, basados en tareas que impli ca n competencia de
las actitudes se denominan implícitas, precisamente respuestas, como el Test de Asociaciones Implí-
porque no somos capaces de identifica r la relación en- citas (lmplicit Association Test, IAT) resumido en
tre nuestra actitud y la respuesta que damos al objeto el Cuadro 6.4. El procedimiento en ambas me-
de actitud (G reenwa ld y Banaji, 1995) . Entre este tipo didas se basa en tiempos de reacción ante es-
de med idas se inclu yen las sigu ientes: tímu los. Cuando la asociación entre estímulos
es fuerte, las personas responden más rápida-
a) observación de co nductas no verbales, como la mente que cuando es débil. Es decir, su tiempo
postura del cuerpo, el co ntacto ocul ar o la agi- de reacción es meno r. La medida fina l se extrae
tación nerviosa: se ha utili zado, por ejempl o, al comparar, mediante análisis estad ísti cos, las
para med ir si ex isten prejuicios hacia mi embros diferencias en los tiempos de reacción ante la
de otros grupos; asociación de los objetos de actitud (por ejem-
b) medidas fi siológicas, como la co nductividad de plo, dos categorías sociales como negro versus
la piel, el electromiograma facia l (para med ir blanco) a estímulos que ti enen un ca rácter eva-
reacc iones mu scul ares co mo fruncir el entrece- luativo (positivo versus negativo). Básica mente,
jo o sonreír, a veces tan fugaces que son difíci- estos proced imientos se han creado para med ir
les de apreciar a simple vista) o la activación de las ac titudes nega tivas que unos grupos socia les
determinadas áreas cerebra les que se sabe que tienen hacia otros grupos soc iales, pero que no
manifestarían abierta mente en cuestionari os. nadas grupos, este modelo distingue entre estereotipos
Por ejempl o, se han utili zado pa ra medir acti - culturales y creencias personales. Los estereotipos cul-
tudes de los bl ancos hacia los negros y de los turales recogen creencias compartidas dentro de una
negros hacia los blancos, de los españo les hacia soc iedad sobre característi cas asociadas a los mi em-
magreb íes o de hombres hacia mujeres. bros de un grupo. Las creencias personales refl ejan la
aceptación o no de esos estereoti pos culturales. Las
No siempre se ha enco ntrado co rrelación entre ac- asociacio nes estereotipadas se aprenden a lo largo de
titudes explícitas e implícitas, lo que ha suscitado cier- la sociali zac ión del indi viduo y se activan de form a
to debate entre los expertos en torno a si ex isten dos automáti ca . Este tipo de reacción ante los estímul os
tipos de actitudes al evaluar un obj eto de actitud . Una sería lo que se refl ej a en las medidas implícitas como
pos ible expli cac ión de la fa lta de asociación es que, al el priming o el IAT. Por otra parte, las creencias perso-
utili zar en una misma persona los dos tipos de medidas nales se activa n de manera co ntrolada y deli berativa,
(exp lícitas e implícitas), en las med idas expl íc itas haya es decir, por procesos que se pueden recoger a través
fi ngido, habiendo apa recido su verdadera actitud en de med idas explícitas.
las implícitas. O tra posible exp licac ión (véase Ajze n
y Fi shbein, 2005 ; Eagly y Chaiken, 2005) es que estas
medidas implícitas recogen asoc iaciones auto máti cas
que son frecuentes en un determin ado ambiente so- FUNCIONES DE LAS ACTITUDES
cial, que pueden en algunos casos ser incon scientes y
estar culturalmente determinadas, sin que las personas ¿Para qué nos sirven las actitudes? El análi sis
respondan ante el obj eto de actitud de acuerdo co n fun cional de las actitudes ha permitido delimita r
esas asociaciones cuando tienen la oportunidad de una seri e de fun ciones psico lógicas en los procesos
pensa r sus respu estas. El m odelo de disociación, desa- de interacción de una persona con su medi o fís ico
rro ll ado por Devine (1989), se expondrá en el Capítul o y social. Katz (1960) ha propuesto que las actitudes
12 para aludir al co nfli cto existente en las personas no desarroll an cuatro funciones principa les : de conoc i-
prejuiciosas entre estos dos ti pos de procesos. En las miento, in strumental, defens iva del yo, y expres iva de
actitudes prejuiciosas hacia los miembros de determ i- valores.
ACTITUDES
El impacto de la herenci a genéti ca en las actitudes desarro ll ada por Zajonc, que consiguió crear actitudes
es más significativo en aquéll as basadas en aspectos favorabl es hacia im ágenes que carecía n de significado
afectivos o emociona les que en las que se basan en para los sujetos, co mo síl abas sin sentido, ideogramas
creencias o co nductas (Erwin, 2001 ). No obstante, es chinos o im ágenes de personas . En la vida cotidiana,
muy importante tener presente que los factores gené- experi encias simil ares son mu y comunes. Es lo mismo
ticos no pueden exp li ca r tota lmente la fo rmación de que nos sucede, por ejemplo, co n la música, que suele
actitudes en un individu o co ncreto, ya que los factores gustarn os más cuando la hemos oído repetidas veces.
de socia li zac ión mod ul arían esa pred isposición. Esos Lógica mente, si ya ex iste un a actitud nega tiva previa
factores genéticos sí se podrían ap li ca r a la exp li ca - hacia el objeto, las exposicion es repetid as aumentan
c ión de la variab ili dad observada en un a pobl ación. la negatividad de la eva lu ación. Por otra parte, la repe-
Del mi smo modo, aunque ciertos genes puedan influir ti ción exagerada de la expos ición puede ll eva r a una
en un a actitud o co nducta, ell o no impli ca que esa especie de hartazgo qu e no favorecería, precisamente,
influencia sea irreversib le y no modifica bl e (Bo hner y un a actitud positiva, sin o todo lo contrario.
W anke, 2002).
Condicionamiento de las
El efecto de mera exposición evaluaciones, aprendizaje e imitación
Las actitudes se pueden adquirir a través de la ex- Las actitudes se pueden fo rm ar y modificar por
peri encia directa co n el objeto de actitud . Uno de los co ndicionam iento cl ás ico. En este caso, se trataría de
meca ni smos psico lóg icos que requieren menos pro- un aprendi zaje por co ntigüidad de estímu los que co n-
cesa mi ento cognitivo para que se forme un a actitu d dicionaría la eva luación de uno de ell os. Nos puede
se co noce como el efecto de mera exposición a un ll ega r a agrada r algo porque la exposición a ese objeto
estímulo. Este fenómeno se puede describir co mo el esté apa rea da co n experi encias que provocan un afec-
aumento de la favorabi li dad hacia un estímul o neu- to pos itivo. Del mi smo modo, nos puede desagradar
tro (es dec ir, un estímulo que en un principio no nos algo po rque esté asoc iado a estímulos que nos pro-
provocaba ningun a actitud, ni pos itiva ni negativa) al vocan un afecto negativo. El proceso es mu y similar
aumentar la expos ición repetida al mi smo (Zajonc, al empl ea do por Pau lov en su co nocido experim ento
1968) . En el Capítulo 8 se pone de manifi esto la in- co n perro s. Pau lov co nsiguió co ndicionar que los pe-
flu encia que ej erce este mecani smo en la atracción in - rros sa livaran y segrega ran jugos gástri cos (co nducta
terpersonal. La investigación bás ica de este efecto fu e co ndicionada) al o ír una ca mpana (estímu lo condic io-
nado) después ele que repetidamente este estímu lo se
presentara junto con el suministro de comicia (estímu-
lo inco ndicionado), que de forma natural provoca ba
la secreción de jugos gástri cos (respuesta in cond icio-
nada).
La pub licidad constantemente utili za un procedi-
mi ento de co ndi cion ami ento cl ás ico para co nsegu ir
una actitud fa vorabl e hacia determin ados productos,
asociando el producto que quieren promociona r (estí-
mulo co ndicionado) co n gente atractiva, con músi ca,
o co n humor (estímulo in cond icionado) . El meca ni s-
mo de asociación co nsigue que la actitud pos itiva que
prod uce ese estímulo in condi cion ado se trasfi era al
produ cto (C ru z, 2008; W alter, Nagengast y Trasse lli,
2005).
En general , se pu eden crear actitudes positivas y
negativas si estímulos nuevos se aparean a estímulos
que provoca n estados afectivos positivos o negati-
vos. La investigación sobre co ndicion ami ento de las
actitudes, o co nd icionam iento eva lu ativo (respuestas
Robert Zaj onc. Fal leció en 2008, siendo en ese momento profesor evalu ativas al objeto de actitud) por asoc iación de es-
emérito en la Univers idad de Sta nford. Sus intereses aca dém icos se
tímulos, ha pu esto de manifiesto que los procesos im-
centraron, especialmente, en la re lación entre emoción y cognició n.
pli cados no son exactamente iguales que los del con-
, 157
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL
dicionamiento cl ásico . La respuesta eva luativa es la produ ciría un cambio de actitud a través de un proce-
que se da ante un objeto al va lorarlo positiva (boni to, so de identificac ión co n la persona a la que se imita.
rico de sabor, agradab le) o negativamente (feo, asque- Otro proceso de adquisición y camb io de actitu-
roso, desagradable). El co ndicionamiento eva luativo des es med iante la observac ión de las consecuencias
tiene las siguientes pecu li aridades: que tienen las respuestas eva luativas que dan otros,
es dec ir, por un proceso de condi cionamiento vicario.
a) es duradero y resistente a la extinción; No es necesa ri o que se experimente directamente las
b) puede producirse, incluso, con una única aso- co nsecuencias, sino que los refuerzos o los castigos
ciación, y observados en las respuestas de los demás sirven de
c) no es necesari o que la persona sea consc iente referencia. Por ejemplo, se puede adquirir una actitud
de la asociación entre estímul os incondi ciona- favorab le hacia el uso de las armas si constantemente
do y co ndi cionado (Bohn er y Wanke, 2002). se está viendo a héroes en la te levisión que las uti lizan
y son elogiados por ello.
Las actitudes hacia un objeto también se pueden El aprendi zaje de las actitudes por observación es
aprender por refuerzo de la conducta, lo que implica mu y ca racterísti co de los grupos, ya que cu anto más
que las respuestas de la persona al objeto de actitud le importe a la persona el grupo de pertenencia y se r
tienen co nsecuencias. La teoría sobre el co ndiciona- aceptado por ese grupo más imitará las actitudes de
miento operante o instrumental supone el aumento los otros miembros y, espec ialmente, las de l líder. Este
de una respuesta porque va segu ida de co nsecuencias proceso de aprendi zaje social se percibe claramente
positivas, o la dism inución de una respuesta porque va en los grupos de pares y las pandi ll as de niños y ado-
seguida de consec uencias negativas. Aplicando esta lescentes, pero no se limita a esta etapa de la vid a, sino
teoría a las respuestas eva luativas provocadas por el que se da a lo largo de todo el desarro llo evolu tivo.
objeto de actitud, se supone que estas aumentan si van El refuerzo afecta a las actitudes porque proporcio-
seguidas de consecuencias positivas y disminu ye n si na in formación social sobre lo adecuado de las actitu-
van segu idas de co nsecuencias nega tivas. Por ejemplo, des en cada co ntexto y tambi én porque se re lac iona
alaba r a un niño la afición que mu estra hacia el estu - co n las normas sociales que deben cumplirse. El co n-
dio de una determinada asignatura reforza ría, no só lo dicionamiento instrumental y el vica rio son los meca-
la actitud vinculada a ese estudi o, sino posib lemente ni smos más importantes a través de los que los agentes
el estudio mismo de esa materi a. Del mismo modo, social izadores -pad res, profesores, grupo de pares y
si a un niño se le retira un castigo después de mani- med ios de comun icac ión- influ yen en las actitudes.
festar determin ada actitud, se reforza rá positivamente En determ inadas actitudes, como las que tienen que
esa respuesta eva luativa. Si a la respuesta eva luativa ver co n la religión, los va lores sociales, la política y, en
le sigue una co nsecuencia aversiva, como un castigo, general, todas aquell as basadas más en creencias que
esa respuesta tenderá a extinguirse. Como se verá más en afectos, el papel de la socia li zac ión en su forma-
adelante, al estudi ar la disonancia cognitiva, el refuer-
zo pu ede exp lica r en algunos casos la formación de
actitudes, pero no siempre su ca mbio. La razón es que
para que una persona ca mbi e de actitud después de
rea li zar una co nducta que, en principio, le desagrada
es necesario que ju zgue que la ha rea li zado libremen-
te, y que no ha sido coacci onada por incentivos o por
el miedo a un castigo.
Las respuestas eva luativas tamb ién pueden condi-
cionarse por la observación de la co nducta de otras
personas, ya sea imi ta ndo a un modelo (modelado)
o aprend iendo a parti r de las co nsecuencias de esa
conducta para el que la rea li za (condicionam iento vi-
ca ri o). El modelado se util iza co nstantemente en la pu-
blicidad (por ejemplo, cuando se in tenta que los co n-
sum idores imiten a deportistas o a actores que usan La ignorancia plura li zada nos ll eva a creer erróneamente que sa-
determinado produ cto) co n el fin de modifica r las ac- bemos lo que piensan los demás y cuáles son sus actitudes. Como
titudes. Se pretende que los compradores adopten una co nsecuencia, muchas veces, todos acabamos actuando en con tra
actitud favorable hacia un produ cto porque quieren de nuestra propia actitud porque creemos que eso es lo que qu iere
la mayoría.
parecerse al modelo que lo pub li cita. De ese modo, se
ACTITUDES
c ión y ca mbio es más importante que el de la propia La accesibilidad de la informació n depende de sus
exper iencia indi vidua l. Una vez que esas actitudes se cua lid ades, de su orga ni zac ió n en la memoria, de la
han formado, la persona tenderá a rodea rse de un con- frecuencia de la activación y de la «recenc ia» de esa
texto soc ial con actitudes si mil ares que le proporcione activación . Como la recenc ia (lo que se ha activado
nuevos refuerzos (E rwin , 200 1). más rec ientemente) varía entre situacio nes, diferente
En algunas ocas io nes, en un grupo se pueden fo- informac ió n se puede rec uperar para la construcc ió n
mentar determinadas actitudes que, en privado, ningu- de actitudes en distintos momentos temporales. Con-
no de los miembros de l grup o sostiene. Por ej emp lo, secuenteme nte, las actitu des va rían dependiendo de la
personas que se oponen en privado al co nsumo exce- info rm ac ió n acces ibl e temporalmente.
sivo de alcoho l o de drogas, pueden beber en exceso o El contexto no só lo influye en qué información viene
consumir drogas en público porque cree n, fa lsa mente, a la mente; también influye directamente en la eva lua-
que la mayo ría de las personas del grupo está n a favor c ió n. Bohner y Wanke (2002), recogiendo las aportacio-
de ese tipo de co nsu mo. Así, se formaría una espec ie nes de diferentes autores, proponen los siguientes facto-
de círcul o vic ioso, en el que la mayoría actuaría en res de la situació n que pueden afectar a la eva luación:
co ntra de lo que piensa, porque cree que esa form a de
compo rtarse es la deseada por la mayoría. Se denomi- 1. Las metas que se desea conseguir. Los obj etos
na ignorancia pluralizada a la tendencia a no expresa r de acti tud que favo rece n el logro de un objeti-
un a actitud o emoc ió n porque creemos que la mayoría vo importante para la persona en ese momento
no la comparten, es decir, pensamos que conocemos se eva lu ará n más favo rab lemente que aq uellos
lo que pasa por la mente de los demás y cuá les so n sus que impidan logra r ese objetivo.
actitudes (e n el Capítul o 9 tendremos ocasión de ver 2. El estado de ánimo, que influ ye directamente en
cómo afecta este fenómeno a la co nducta de ayuda). cómo eva luamos las cosas, ya que es más fácil
Miller, Monin y Prentice (2000) ana li za ro n el papel que que se evoquen aq uell os aspectos del obj eto de
juega la ignora nc ia p lu ralizada sob re las actitudes ha- actitud que está n en sintonía con nu estro hu -
c ia la bebida en grupos de estud iantes. Sus resul tados mor. Como se vio en el Cap ítul o 3 al abordar la
demostraron que los estud iantes privadamente estaban relación entre afecto y cogni c ió n, en genera l, se
en co ntra del consumo exagerado de alco ho l, pero pú- tiende a tener un a visión del entorno más positi-
b li ca men te lo defendían, ya que atribu ía n a la media va cuando estamos de buen humo r que cuando
de su grupo de pares un a actitud mucho más favo rab le estamos de mal humor y una visión más negati-
que la rea l. Este tipo de creencias se rea limentaba con va en las c ircu nsta nc ias inversas.
el co nsumo público de bebidas cuando estaban reuni- 3. Estados fisiológicos y co rpo rales. La exp res ión
dos en algún lugar como, por ej emp lo, un a d iscoteca . co rpora l y fac ial so n manifestaciones de nues-
tro estado de ánim o. Sonreímos cua ndo nos
sentimos fe li ces y fruncimos el entrecejo cua n-
Influencia del contexto en la do estamos enfadados. De l mi smo modo, los
formación y cambio de actitudes mú scul os pueden estar tensos o relajados de-
pendiendo de nuestro estrés emoc ional. Esta
No siemp re eva luamos de la misma manera el mi s- relació n también parece funcionar en sentido
mo objeto. Las actitud es dependen de la inform ac ión inverso, segú n se ha demostrado en varios estu-
acces ibl e en cada momento. Ello inclu ye inform ac ió n dios. Para comp robar este supuesto, en un a in-
ya ex istente en la memoria, hab itu almente disponible, vestigación se simul ó que se estudi aban los mo-
as í co mo la informac ió n acces ibl e co ncretamente en vimi entos mu scul ares fac iales y se pidió a los
cada situ ac ió n temporal. Por lo tanto, las actitudes participantes que fingiera n un a so nrisa o que
están suj etas a las influ enc ias del co ntexto. Así, por fruncieran el entrecej o, in dependientemente de
ejemp lo, el jui c io que hace mos de un am igo en un a su estado de ánimo, al rec ibir una u otra se ñal
situac ió n co ncreta dependerá de que en ese momento que se presentaban aleatori amente. A l mi smo
evoq uemos características .de esa persona que eva lu a- tiempo, tenían que ju zga r lo divertidos que eran
mos positiva o negativa mente. En esa c irc unstanc ia, unos com ics. Los sujetos eva luaro n como más
ese ami go nos gustará más si pensamos en los buenos divertidos los comics que co inc idi eron con el
ratos que hemos pasado a su lado o en los favores que mov imi ento mu sc ul ar de sonrisa que co n el de
nos ha hecho que si, por el co ntrario, pensamos en fruncir el entrecej o (Laird, 1974).
las veces que nos ha dejado plantados en una c ita o 4. El está ndar usado para la eva lu ac ió n. Cualqui er
ha ab usado de nuestra confi anza contando nu estras eva luación va a ser más o menos positiva en
confidenc ias a otras person as. función de con qué comparemos el obj eto de
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGfA SOCIAL
actitud. No siempre se utili za el mismo están- psi có logos por investi gar sistemáti ca mente en este
dar, sino que depende de la info rmac ión que ca mpo. Si fuera cierta esta relación, cualquier ca mbi o
sea accesibl e en ese momento temporal. De- en las actitudes modifica ría el co mportami ento.
pendiendo de la valencia y de la magnitud de Aunqu e el co ncepto de actitud, como se ha ex-
la actitud hacia el obj eto que sirve de estánd ar puesto al ini cio del ca pítul o, parece que está estrecha-
de comparación, la evaluación de un estímul o mente li gado a la co nducta, ya qu e se co nsidera una
varía. Por ejempl o, la música de Elton John se vari abl e medi adora entre la inform ac ión qu e maneja
eva lu ará de form a diferente si se com pa ra co n la perso na sobre el obj eto de actitud y las resp uestas
la de Sabin a o con la creada por Moza rt. eva luativas que éste provoca, esta relac ión ha sido
cuesti onada con frec uencia por algunos autores. A
Las actitudes que se basa n más en inform ación partir de una ampli a revi sión sobre este tema, Aj zen y
habitualmente accesibl e que en info rmación tempo- Fishbein (1977) sistemati za n bajo qué condic iones las
ralmente accesibl e so n más establ es en diferentes si- actitudes fa ll an al pronosti ca r la conducta, ll egando a
tu ac iones y contextos . Lo que no obsta para que las la concl usió n de qu e hay dos tipos de expli cac iones:
actitudes basadas sobre todo en in fo rmac ión accesibl e
momentánea mente pu edan ser tambi én establ es a lo ■ Una de las razones que pueden expli ca r por qué
largo del ti empo si el contexto perm anece establ e. actitudes y conductas no correlacion an pos itiva-
Una vez que se han form ado, las actitudes pu eden mente es que ambas se mi da n en diferente nivel
almacenarse en la memori a y recuperarse a lo largo de generalid ad. Con frecuenc ia se miden acti-
del ti empo. No obstante, aunque ya ex ista una actitud tudes generales co mo, por ejempl o, actitud es
almacenada en la memoria, se pueden construir nue- hacia el medi o ambi ente o hacia grupos étni cos,
vas actitudes si las anti guas no so n accesibl es o si no mi entras que se toman medidas de comporta-
resultan apropi adas en ese contexto. mi entos específi cos, como podría ser el rec iclar
el papel o relac ionarse co n una perso na en par-
ti cular qu e pertenezca a ese grup o.
■ La otra razó n que aducen estos autores es que
INFLUENCIA ENTRE ACTITUDES Y la conducta puede estar condi c io nada por una
CONDUCTA seri e de fac tores situ ac ionales, intern os o exter-
nos a la perso na, que form an parte de un sistema
En el presente apartado se exponen las prin cipales compl ejo que, en conjunto, influye en el com-
teorías sobre la relac ión entre actitudes y condu ctas. portami ento, además de la influ encia que pu e-
En primer luga r, se incluyen dos grandes modelos teó- da ejercer la actitud . Por ese motivo, Fi shbein y
ri cos que indican el modo en que las actitudes influ yen Aj ze n (197 5) proponen qu e se mida la intenc ión
en la co nducta: el modelo MODE y la teoría de la ac- de co ndu cta, en vez de la co ndu cta rea l, al ana-
ción razonada y sus ampli ac iones posteriores. El mo- li zar los vínc ul os entre actitudes y co ndu cta. Es
delo MODE (MODE son las si glas de Motivation and mu y probab le que una perso na guiada por su
Opportunity as DEterminants of the attitude-behaviour actitud tenga intenc ión de rea li za r un a condu c-
relation ) se desarroll a para expli ca r cómo influyen las ta, sin que sea pos ibl e ll evarl a a ca bo fin almente
actitudes previ as hac ia un obj eto en el procesa mi en- por razones ajenas a su vo luntad.
to de la informac ión relac ionada co n ese obj eto. La
teoría de la acc ión razonada se centra en la influencia La conclusión a la que se ha ll egado, despu és de
de la actitud hacia un comportami ento específi co. A décadas de investi gac ión sobre la relac ión entre acti -
continuac ión, se considerarán los elementos esencia- tud es y co ndu cta, es que, cuando se ti enen en cuenta
les de la teoría de la di sonan c ia cognitiva, una aprox i- una seri e de condi c iones qu e garanti cen la correspon-
mac ión cuyo objetivo es exp lica r el ca mbio de actitud denc ia entre la medida de la actitud y la de la condu c-
que sigue a determinadas conductas, es dec ir, có mo la ta, las actitudes sí predi cen la condu cta.
condu cta puede modifi ca r las actitud es.
El modelo «MOOEn
Influencia de las actitudes en la
conducta Esta aproximac ión teóri ca postul a que las actitu-
des pu eden gui ar el comportami ento hacia un obj eto
La cree nc ia generali zada de que las actitudes guían mediante dos tipos de procesami ento cognitivo : a) un
el comportami ento está en el ori gen del interés de los procesa mi ento es pontáneo, basado en la activac ión
ACTITUDES
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cada uno de estos aspectos:
Ayudar a otras personas
hacia un comportami ento será favo rab le si es asoc iado tiene por qué ser la opin ión real. Estos dos factores
con co nsecuencias o atribu tos deseab les, y será desfa- también se co mbin an de fo rm a multipli cativa para de-
vorab le si, al contrari o, se asocia mayo ri tar iamente con terminar la magnitud de la norm a subjetiva (NS). Cada
consecuencias desagradables. Se trata, por tanto, de un creencia normativa (en) sobre un referente se multipli -
modelo de los denominados de «expectativa-valor », ya ca por la motivación de la persona para co mpl acer al
que tiene en cuenta, por un lado, distintas creencias o referente en cues ti ón, ob ten iéndose med iante la sum a
expectativas relacion adas co n la conducta y, por otro, de los productos de los n referentes el va lor de la nor-
la va loración que cada persona hace de las consecuen- ma subjetiva. Por ejempl o, si una persona percibe que
c ias de rea li za rl a. Esa valoración subj etiva de los re- su padre tiene mu cho interés en que elija una ca rre-
sultados in cide directamente en la actitud, ya qu e se ra (eva lu ado numéricamente lo estim aría en 7), y esa
co mbin a de forma multiplicativa co n la fu erza de las persona tiene una alta motivación para compl acer a su
c reencias. Esta perspectiva de la actitud se puede for- padre (eva luada en 8), en relac ión co n este referente,
mul ar matemática mente como sigue: en x m va ldría 56. Como se refl eja en la siguiente fór-
mul a, la suma de creencias normativas por motivación
"L., C-V·
I I =A de compl acer, en el co njunto de referentes de esa per-
so na (por ejemplo, su pareja, su madre, amigos, etc.)
Donde ces la fuerza de cada creencia sob re las co n- nos daría el có mputo de la norma subjetiva.
secuencias de rea li zar la co nducta y ves la valoración
de esas co nsec uenc ias. La actitud hacia la conducta ¿cn;m; = NS
(A) sería la suma del producto de las n creenc ias por la
eva lu ac ión que la persona hace de las consec uenc ias.
Según este mode lo, se puede ca lcular matemáticamen- La teoría de la acción planificada
te la actitud hac ia la co nducta pidiendo a las personas
que se posicionen num éricamente en relac ión co n la La teo ría de la acc ión plan ificada, elaborada por
fuerza con la que sostienen las creencias sobre las con- los mi smos autores que la teoría de la acc ió n razo-
secuencias ele esa co ndu cta y co n la va loración de esas nada, añad ió un nu evo fac tor al modelo propu esto
co nsecuenc ias. Por ejempl o, suponga mos que para ini c ialmente, el control conductual percibido, que se
conocer la actitud de una persona hacia la elecc ión refiere a la percepción que la persona tiene de lo fácil
de una determinada ca rrera, co mo Psi co logía, se le ha o difícil que le resultará realizar el comportamiento
pedido que responda en un cuesti ona ri o, simil ar al del (Aj zen, 199 1; Aj zen y Fishbein, 2000, 2005) . Este nu e-
Cuadro 6.5, a una seri e ele creencias y expectativas, vo compon ente co ntribu ye significativamente a expli-
obteni éndose la puntuac ión que f igura entre parénte- ca r la condu cta de dos formas:
sis: probabil idad de ayudar a las personas (8), probabi-
lidad de emp leo (3) y probabilidad de ga nar dinero (4) . a) indirecta mente, a través de la influencia que
A su vez, esa persona eva lúa la importancia que para tiene sob re la intención de co ndu cta, ya que si
ella tiene ay udar a otras personas (7), encontrar empl eo parece mu y difíci l llevar a cabo un determin ado
(6) y ga nar dinero (5). Según la fórmu la, co n estos el atos co mportami ento ni siqui era se inte ntará, y
la actitud sería: (8 x 7) + (3 x 6) + (4 x 5) = 94. b) directamente, ya que, a igualdad de intenc ión,
el esfuerzo que estemos dispuestos a empl ea r
La norma social subjetiva para rea li za r una co nducta va a ser mayo r si
creemos qu e tenemos la capac idad para ll evar-
La norma soc ial subjetiva es el otro determinante la a cabo. Por otra parte, a menudo la medid a
de la intención de realizar una co ndu cta. Depende, a del co ntrol conductual percibido es también
su vez, de dos facto res: una med id a del co ntrol rea l que la persona tie-
ne sob re la co nducta, lo que afecta ría, por lo
1) las creenc ias sobre lo que pi ensa n determina- tanto, a su ca pacidad para ejecutarl a.
dos individuos (person as importantes para el
sujeto, sus referentes) respecto a si la person a En la Figura 6.2 se presenta un esq uema de esta
debe rea li za r o no la co nducta, y teoría . Una vez que se han formado, las actitudes, la
2) la motivació n de la persona para acatar esa op i- norma subj etiva, la percepción de co ntrol y la inten-
ni ón. c ión puede n ser muy acces ibl es y ráp idamente dispo-
nibles para guiar la rea li zac ión de la co ndu cta. Es de-
Se ll ama norma subjetiva porque es la percepc ión cir, no es necesa rio que la perso na rev ise sus creencias
que el in dividuo ti ene de la op inión de los otros; no actitud in ales, normativas o de co ntrol para que estos
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL
Actitudes hacia
la conducta
I
Norma social
., d,
/ 1ntenc1on
rea lizar la
e
subjetiva
conducta
r
I /
/
/
I
I
Control
conductu al
percibido ' ------------------------
co mponentes se activen (Aj zen y Fi shbein, 2005) . Por surgen una seri e de teo rías que anali za n las con se-
ej empl o, una actitud previ amente form ada sobre el cuencias de actu ar en co ntra de las propi as actitudes.
co nsumo de estupefacientes puede ser activada rápi - En general, estas teorías giran en to rn o a la neces idad
damente en el futuro sin que sea necesari o que la per- de mantener coherencia entre creencias, entre dife-
sona repase las ventajas e inconve nientes de consumir rentes actitudes, y entre actitudes y co nducta, para
este tipo de susta ncias. así mantener el bi enestar psico lógico. La teoría del
Los tres componentes (actitudes hac ia la condu cta, equilibrio de Heider (195 8) y la teoría de la co ngru en-
norma social subj etiva y co ntrol conductual percibido) cia de Osgood y Tannenbaum (1955) pl antea n el pro-
están relacionados entre sí. La intervención para modi- bl ema de la incoh erencia entre diferentes actitudes.
fi ca r cualquiera de los tres componentes puede ser útil En ambas teorías, la hipótes is ce ntral es que la fa l-
para ca mbiar las intenciones de conducta, como se ha ta de consistencia cognitiva entre actitudes produ ce
puesto de manifiesto en numerosas investigaciones que un estado psi co lógico desequilibrado que tratará de
han demostrado la potencia de este modelo para expli - equilibrarse medi ante el cambi o de algunas de esas
ca r comportami entos mu y diferentes: prevención de la actitudes. En estas dos teorías se pl antea la bú squeda
enfermedad (Albarracín, John son, Fi shbein y Mueller- de co nsistencia entre actitudes como un a necesidad
leile, 2001 ), voto políti co (Fi shbein, Thomas y Jacca rd, de racionalidad, de bú squeda de lógica, propi a del
1976), uso del ti empo libre (Aj zen y Driver, 1992), uso ser humano.
de transporte (Bamberg, Aj zen y Schmidt, 2003 ) o aten- Entre las diferentes aproximaciones a este tópi co
ción a los hijos (Manstead, Proffit y Smart, 1983) . destaca la teoría de la disonancia cognitiva, desarroll a-
da por Leon Festinger en 1957, uno de los modelos que
más investi gaciones ha propi ciado en Psi cología Social.
Influencia de la conducta en las Esta teoría se aparta de las dos anteriormente mencio-
actitudes: la teoría de la disonancia nadas porque plantea que las personas difícilmente re-
cognitiva conocen su inconsistencia, sino que tratan de ju stifica r-
la, no solo ante los demás, también para ell as mismas.
El deseo de coherencia es una de las prin cipales El proceso, por lo tanto, no es la bú squeda de consisten-
motivaciones humanas. En la déca da de los sesenta cia, sino la racionali zac ión de las inconsistencias.
ACTITUDES
gen una seri e de cogni ciones que son conson antes o c) quitar importancia a los elementos di so nantes
di so nantes co n esa conducta. Por ej empl o, si una per- (pensa r que es más importa nte el estudi o que la
so na que quiere ahorrar se ha ga stado una fu erte suma diversión).
de dinero en una fi esta, co nson ante co n esa co nducta
serían creenc ias del tipo «só lo se vive una vez», «ya La di son anci a es muy común y pu ede surgir por
me lo quitaré de otra cosa », mi entras qu e sería n di so- di ferentes razones. Dado que la teo ría es apli ca bl e a
nantes creencias como «me he gastado los ahorros de situ ac iones muy diversas, en la investigación se han
tres meses ». ido perfil ando una seri e de parad igmas qu e se utili za n,
dependi endo de los obj etivos del estudi o, en aquell as
situ aciones en las que típi ca mente se produ ce di so-
Grado de disonancia nanc ia: a) despu és de tomar una decisión (p aradigma
de la libre elección); b) después de actu ar en contra
Como hemos señalado, la di sonancia cognitiva es ele las propi as creencias y actitudes (paradigma de la
un factor motivacio nal, simil ar al hambre o a la fru stra- complacencia inducida); c) después ele expon erse a in-
ción, que se ori gin a c uando ex isten cognic iones que form ación in con sistente co n las creencias (p aradigma
no co ncuerdan entre sí. Igual que el hambre nos mo- de la desconfirmación de creencias), o d) después de
tiva a bu sca r alimentos para reducirla, la di sonancia rea li za r condu ctas que requieren esfu erzo (p aradigma
cognitiva indu ce ca mbi os psicol óg icos diri gidos a re- de la justificación del esfuerzo). Todos estos paradi g-
duc ir el malestar que provoca. La diso nanc ia cognit iva mas se han utili zado en diferentes investi gaciones, lo
se podría definir como una experi enc ia psico lógica- que ha co ntribuido a fo rtalecer y enriqu ecer la apli ca-
mente desagradabl e, provocada por la inco nsistencia ción de la teoría. Su empl eo en la ex perimentac ión so-
entre actitudes y co mportami ento, que se acompaña bre di so nancia sigue vi gente, aunque aqu í nos limita-
de sensac iones de inquietu d. remos a c itar los experimentos seminales que sirvieron
El mayo r o menor grado de malesta r psi col ógico ini c ialmente para comprobar las hipótes is teó ri cas.
o, lo que es lo mi smo, la magnitud de la di so nanc ia
depende de dos factores:
El paradigma de la libre elección: disonancia
1) de la propo rción de cogni c iones di so nantes en después de tomar una decisión
relación co n las cogniciones co nson antes,
2) de la importa ncia de cada una de esas cogni cio- Si empre que una person a ti ene que elegir entre
nes para la persona. dos fo rm as de actuar igualm ente atractivas surge un
co nflicto, debido a que elegir un obj eto o una form a
Por ejempl o, si An a dej a de sa lir co n sus ami gas de comportarse impli ca renunc iar a la otra alternativa .
para preparar un examen, pensa r que ha perdido un a Una vez que se ha optado por una de las dos co nduc-
tarde de diversión es una creencia di so nante, mi en- tas, permanecen en la mente los aspectos positivos que
tras que pensar que así asegura que pu ede ll ega r bi en hacía n atractiva la opc ión rechazada y los negativos de
preparada y tranquil a al examen es una c reencia co n- la elegida. Todas esas c reencias, qu e aún persisten, son
sonante con su condu cta. Como hemos señalado, la di sonantes con el comportami ento rea li zado. D espu és
magnitud de la dison anc ia dependerá del número de de un a condu cta de elecc ión, la magnitud de la di -
creencia s co nson antes y disonantes, y de la importan- so nancia aumenta dependi endo: a) de lo trascendente
c ia ele esas creencias. Así, si An a cree qu e esa tarde sus qu e sea la decisión, ya que si ca rece de importanc ia no
ami gas se van a encontrar con un chi co que le gusta, producirá di sonancia; b) del grado de similitud entre
su di sonanc ia será mayor que si pi ensa que va a ser las alternativas posibl es, pu esto que, si las dos altern a-
una tarde como otras mu chas. ti vas llevan a res ultados equivalentes no habría tanta
Una vez que aparece la disonancia, ex isten dife- di sonanc ia co mo si la decisión se ha tomado entre dos
rentes estrategi as para di sminuirl a: altern ativas qu e aca rrea n consecuencias muy di stintas;
y c) del atractivo de la altern ativa rechazada.
a) añadir nu evos elementos co nson antes co n Con sec uentemente, la reducc ión de la di so nanc ia
la co ndu cta rea li zada (en el ejemplo, podría qu e sigue a una elecc ión se puede reducir mediante
co nve ncerse a sí mi sma de que le entusiasma alguno de los siguientes procedimi entos :
aprender esa asi gnatura);
b ) aumentar la importancia de los elementos con- a) restar importanc ia a la dec isión tomada,
so nantes (An a podría pensar que ese exa men es b ) co nsiderar que el res ultado fin al al qu e lleva
dec isivo); cualqui era de las dos altern ati vas es el mi smo, o
ACTITUDES
e) ca mbi ar el atractivo de ambas alternativas. cil), por lo que se esperaba baja diso nancia, ya qu e la
alternativa rechazada no era bien evaluada (dec idir-
Este último proced imi ento es el que se utiliza con se, por ejemplo, entre un electrodoméstico va lorado
más frecuencia, y co nsiste en aumentar la proporción co n 7 y otro valorado co n 3). El gru po co ntrol recibi ó
de elementos co nsonantes co n la decisión tomada. como obsequio el produ cto mejor evaluado, sin que
Esto se co nsigue: tuvi era qu e elegir. A co ntinuac ión, tenían que volver a
eva luar los produ ctos. El grupo co ntro l no ca mbió su
■ aumentando la importanc ia de los elementos valo ración del produ cto elegido ni del resto . Los otros
conso nantes con la elección y dism inuye ndo la dos grupos ca mbi aron su eva luac ión, va lorando más
importancia de los relativos a la opc ión rechaza- pos itivamente el producto elegido y peor el rechazado
da, en relac ión con la primera eva lu ac ión. El ca mbi o tota l
■ no teni endo en cuenta algunos de los elementos observado se debe a la neces id ad de reducir la diso-
negativos de la opción elegida o algunos de los nancia y se midió te ni endo en cuenta el ca mbio neto
positivos de la rechazada, de la primera a la segunda puntuac ión, tanto del pro-
■ aumentando el número de elementos positivos ducto elegido como del rechazado. El ca mb io en su
co nsonantes co n la elección. actitud fue mayor en la co ndi c ión de difícil elecc ión,
es decir, la de alta disonancia.
Por ejemplo, si alguien duda entre comprar un jer-
sey negro (porqu e le parece práctico y que combina
co n todo) o uno rojo (po rque cree que es más alegre), El paradigma de la complacencia inducida
decida lo que dec ida el res ultado será muy simi lar, ya
que en los dos casos tendrá un j ersey y, si se ha dec i- Son mu chos los experimentos que han contribui-
dido por el rojo, le quitará importa ncia al argumento do al desa rro ll o y a la co nfirmac ión de la teoría. No
de que le co nvenía un jersey fáci l de combin ar y le obsta nte, el más embl emático es el de Festinger y
dará más importa nc ia a que sea alegre y, de ese modo, Ca rl sm ith (1959), en el que se comprobó qué sucede
podrá reduc ir la d ison ancia. Ahora b ien, si su duda c uando una pe rsona se ve forzada a dec ir o a hacer
está entre gastarse el dinero qu e t iene ahorrado en algo co ntrario a su actitud . Es muy co mún que se rea-
comprarse un jersey o una si ll a para el despacho, las li cen co ndu ctas co ntraactitu dinales por muy diversas
co nsecuenc ias so n muy d iferentes y le será más difícil razo nes, co mo gana r dinero, evitar sanc iones, o no he-
reducir la disonancia. Por otra parte, no todas las elec- rir la sensibili dad de otras perso nas, por poner algún
c iones tiene n la misma trascendencia, y no es igual de ej emplo. Ju stifi ca r ese tipo de conductas co ntrari as a
importante elegir entre dos jerséis que entre dos pisos, las actitudes puede resultar más o menos fáci l, de-
debido a la diferencia de inversión entre ambas de- pend iendo de los argumentos que podamos esgrimir
cis iones. Además, cuanto más atractiva sea la opción para rac ion ali za rl as. Con frecuencia, la discrepanc ia
que no se ha elegido, más difícil es la red ucc ión de la entre las actitudes y la co ndu cta se debe a algún tipo
posterior di so nanc ia. de coacc ión externa . Por ej empl o, una persona que
En el prim er experimento que utili zó este paradi g- está en co ntra de hacer horas extraordin arias puede
ma pa ra probar los supuestos de la teoría de la diso- co nse ntir en rea li za rl as porqu e se lo pide su jefe. En
nancia en situ acion es de elección, Brehm (1956) si- ese caso, ex iste un a co ndescendenc ia pública que no
mu ló un estudio de mercado y pidió a unas alumnas surge de un ca mbio en las op ini ones. Este t ipo de co n-
que eva lu aran el atractivo de ocho pequeños electro- descendencia forzosa se produce en mu chas ocas io-
domésticos muy diferentes en cuanto a su utilidad, nes ante el ofrecimiento de un premio si se cumple
como un tosta dor o un seca dor. Posteriormente, en co n ese requerimiento o por la amenaza de un cas-
función de la co ndi ción experimental a la qu e se asig- tigo si no se rea li za determin ada conducta . Una vez
naba a las participantes (a lta o baja disonancia), les que se ha consentido en rea li za r ese tipo de cond ucta,
di o a elegir entre dos produ ctos que podrían ll evarse: el comportami ento públi co y la actitud privada son
a) un grupo debía eleg ir entre dos aparatos de parecida co ntrad ictorios . Esta argu mentac ión, que se ha puesto
eva lu ación (en c uanto a atractivo) en la fase anterior como ejemplo, es la que pusieron a pru eba Festinger
(e lecc ión difíc il ), lo que impl icaba alta va loración de y Ca rlsmith (1959) para demostrar la teo ría de la diso-
la alternativa rechazada y, por lo tanto, alta disonan- nanc ia cogniti va.
c ia (po r ejemplo, elegir entre un electrodoméstico que Primeramente, estos autores induj eron en todos sus
había va lorado con 7,2 y otro que había valorado con suj etos experimentales disonancia entre las actitudes y
7, 1); b) el otro grupo elegía entre un producto bi en la co nducta. A la mitad de los parti cipantes les dieron
va lorado y otro de más baja va loración (elección fá- la oportunidad de justificar la co ndu cta ofrec iéndo les
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL
un in centivo alto, mi entras que la otra mitad no obte- no les gustaba n tanto, mi entras qu e el grupo de fuerte
nía ningún in ce nt ivo y, por lo tanto, no tenían razones castigo ju stificó su cond ucta por esa amenaza.
que les perm iti era n justifica r por qué actuaron en con -
tra de su actitud . Aquellos que no pudieron justificar lo
que hab ían hecho fueron los que camb iaron su actitud El paradigma de la desconffrmación de
para hacerl a conso nante con la conducta. creencias
Co ncreta mente, se les pedía a todos los participan-
tes que ejecutara n durante una hora una tarea su ma- Cuando una persona recibe informac ión que es in-
mente ab urrida, co mo mover clavijas, con el pretexto compatibl e con sus creencias, esa nueva información
de que en eso consistía el experim ento. A continua- puede generar nuevas cogni ciones que sean incongruen-
c ión, se provocaba disonancia pidiéndoles que ayu- tes con las ya existentes, por lo que se produciría diso-
daran al experim entador comuni ca ndo a otros estu- nancia. Esa disonanci a se puede red ucir por varias vías,
diantes que esperaba n fuera que la tarea que iban a una de las cuales sería cambi ar las creencias previas.
rea li za r era muy interesa nte, para así co nvencerl es de Pero, si esas creenc ias son importantes, es muy com ún
que participaran en ese experim ento. Dependiendo de que esa informac ión se malinterprete, o que se rechace
la manipulación experim ental, a un grupo de partici- y se busque nueva informac ión que reafirme las anterio-
pantes se le ofrecía 20 dólares y a otro 1 dólar por esa res creenc ias. Cuanto más importante es para nosotros
co laborac ió n. Al grupo co ntrol no se le pidió que ayu- una creencia, por ejemp lo, de tipo políti co o religioso,
dara al experim entador. Según la teoría, los sujetos que más difícil es que aceptemos informac ión que se oponga
habían recibido 20 dólares no deberían sentir disonan- a nuestra form a de pensar. Festinger, Ri ecken y Schach-
cia, ya que el dinero que habían recibido les permitía ter (1956) se infiltraron en una secta para observar qué
explicar y justificar su co ndu cta por una causa extern a. sucedería cua ndo un a de sus creencias se desconfirma-
Los que só lo habían recib id o 1 dólar sí que sentirían ra objetivamente. Esta secta había an unc iado que serían
disonancia, ya que una ca ntid ad tan baja de beneficio abd ucidos a otro planeta en una fecha concreta por
no ju stifica ba el decir un a mentira a los compañeros. unos extraterrestres con los que se comuni caba n, ya que
Cuando poster iorm ente se midió la actitud hac ia la ta- habían sido elegidos para salvarse antes de que se inun-
rea, el grupo contro l y el que recibió los 20 dólares dara la Tierra. Pasado ese día sin que sucediera nada, la
manifestaron un a actitud mucho más negativa hac ia la líder del grupo les anunció que, gracias a la bondad de
tarea que el grupo que había recibido 1 dólar. Este úl- los miembros de la secta, Dios había sa lvado el mun-
timo grupo, para ev itar la disonancia, pasó a creer que do. Antes de este hecho, el grupo no hacía proselitismo,
la tarea no era tan aburr ida a pesar de haber estado una pero a raíz de que se desconfirmara su creencia funda-
hora realizando una co nducta rea lmente tediosa. mental comenza ron a predicar activa mente. Persuadir a
Cuando en vez de recompe nsas se imparten cas- otros era consonante con sus creenc ias y la mejor forma
tigos después de rea li za r un a co ndu cta, también fun- de reafirmarlas. Así, añad ieron nuevas cogniciones con-
ciona un meca nismo de racio nali zació n, de forma que sonantes con la conducta anterior.
cuanto mayo r sea el castigo que sigue a un a co ndu cta La disonancia ll eva, co n frecuencia, a buscar infor-
menor será el cambio de actitud . La exp li cac ión es que mación sesgada con el objeto de aumentar los elemen-
si se ca mbi a la cond ucta porque existe la amenaza de tos conso nantes y ev itar los dison antes. Incluso cuan-
castigo, la nueva co nducta se puede justifica r por esa do un a persona recibe involuntari amente informac ión
amenaza. El fun c ion amiento de este proceso fue de- que co ntradi ce sus ideas, un meca nismo común para
mostrado por Aronson y Carlsmith (1963) prohibiendo evitar la disonancia es nega r la verac idad de esa in-
a unos niños juga r co n unos juguetes muy atractivos, formac ión o invalidarl a co n cualqui er excusa. Por esa
bajo la amenaza de un fuerte castigo, aunqu e se les razón es tan difícil ca mbi ar opiniones (por ej emplo,
permitía jugar con el resto de los juguetes presentes en políticas) ya ex istentes, ya que las personas tendemos
un a sala. A otro grupo simil ar se le planteó la misma a seleccionar aquella informac ión que co nfirma nues-
situa c ión pero se le anunciaba un castigo muy leve. tras creenc ias y ra ra vez admitimos las opiniones de
En presenc ia de los adultos, ambos grupos ev itaba n personas o med ios de comuni cación que no co mpar-
jugar con los juguetes prohibidos. Cuando los ad ultos ten nuestro punto de vista.
aba ndon aba n la sala, el grupo al que se le había anun-
c iado un casti go fuerte mostraba más atracción por los
juguetes prohibidos que el otro grupo. La expli cac ión El paradigma de la justiffcación del esfuerzo
es qu e el grupo de castigo leve ca mbió de actitud por-
que, al no utili za r los jugu etes atractivos, el proceso Existe una estrecha rela ció n entre cuánto se va lora
de disonanc ia les había ll evado a creer que rea lmente algo y el esfuerzo que se está di spuesto a rea li zar para
ACTITUDES
cualqui er creencia contrari a a la actitud, bi en sea sobre la les), y B, con una actitud contrari a al consumo de coca ín a
conducta rea li zada o sobre la elección de una determinada basada en creencias negati vas . Si, al consumir cocaína, A
opc ión . Tri viali za ndo esas creencias se les resta accesibili- tuvi era acces ibl es las creenc ias negativas, aparecería la di-
dad y se hacen más acces ibles las creenc ias coherentes con sonanc ia, pero podría rec urrir a sus creencias positivas para
la conducta (S imo n, Greenberg y Brehm, 1995). Otra form a ju stifi car su conducta. Es dec ir, su ambivalencia puede ayu-
de reducir la disonancia es, por ejemplo, añadir creenc ias dar a eliminar la disonancia. Sin embargo, B, si un día con-
qu e son coherentes con la co nducta rea li za da, porqu e sir- sumiera coca ín a, sentiría di sonancia pero podría redu cirl a
ven para justifi ca r di cha conducta. En ese caso, la actitud ca mbiando la actitud y añadiendo creencias coherentes
previa puede pasar a ser ambi va lente. con la condu cta rea li zada (me ayud a a sentirme eufóri co,
Pensemos en dos personas: A, con una actitud ambiva - me fac ilita las relaciones soc iales), pasa ndo, as í, su actitud
lente ante el consumo de coca ín a, que sos tu v iera creencias negativa a ambi va lente. Sería un ejempl o de cómo la con-
negati vas (mala para la sa lud, crea adi cción) y positivas (me du cta puede ca mbi ar las actitud es .
ayuda a sentirme eufóri co, me fac ilita las relac iones socia-
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Canadienses Japoneses
■ Personal ■ Amigo
Di sonancia cognitiva tras la toma de decisiones en función del grupo cultural (canad ienses y japoneses) y la elección (personal y
amigo). Nota: El asteri sco indi ca que la media de la condi ción en disonancia cognitiva es estadísticamente significativa. Fuente:
Hoshino-Browne et al. (2005).
►
ACTITUDES
Otro resu ltado ll amativo de esta investi gación, que pone cul tura es la que determin a qué situac iones acti varán la di-
de manifiesto la influencia de la cultura en cómo y cuándo sonancia y cuáles la reducirán, siendo el autoconcepto ideal
las personas experimentan disonancia, es que, cuando se y la releva ncia del contexto situac ional, entre otros, los fac-
comparaba a parti cipantes canadi enses de ori gen asiático tores que subyacen en las diferencias entre culturas.
muy identifica dos con la cultura as iática con otros del m is- Parece, pues, que nos encontramos ante un fenómeno
mo origen pero más identificados con la cultura occ idental, universa l que sin duda ha ido evolucionando a lo largo de
los primeros reaccionaban de forma simil ar a los japoneses, la historia de nuestra especie. Ah ora b ien, ¿qué ventajas
y los segundos lo hacían como los ca nadi enses de origen puede suponer al ser humano experim enta r di sonancia, una
europeo (representados en la Figura 6.3). experi encia que, además, es desagradab le? Es muy proba-
Otra posible explicación de esta s di ferencias la aportan b le que el benefi cio esté precisamente en su ca rácter desa-
Choi, N isbett y Norenzayan (1999). Como vimos en el Ca pí- gradabl e, que mueve a la persona a intentar reducirla (del
tu lo 4, estos autores, en sus estudios sobre atribución, com- mismo modo que es beneficioso para el orga nismo tratar de
probaron que los asiáti cos ori entales son más conscientes reducir el hambre o la sed). Esta es la idea que propone Har-
de que su comportami ento puede estar determ inado por el mon-Jones (1999; Harmon-Jones y Harmon-Jones, 2002) en
contexto situacional. Por esa razón, les sería más fácil justi - su modelo de la disonancia cognitiva basado en la acción.
fica r su conducta (en la línea de los que rec ibían 20 dólares Segú n este autor, la di sonancia sería como un aviso de que
en el experimento de Festin ger y Ca rl smith) y, por lo tanto, ex iste una interferencia entre el pensa mi ento y la acción que
no experim entarían disonancia si hacen atribuciones situa- debería seguirse de él y, por tanto, de que no somos capaces
cionales. de control ar nuestra conducta dirigida a una determin ada
Por otra parte, otros muchos estudi os han demostrado meta. De ahí que intentemos eli minar esa interferencia y
que no es que no exista la experi encia de di sonancia en- restaurar nuestra capac idad para actuar eficazmente. Esta
tre los japoneses, sino que no aparece en las mi smas situa- sería la fun ción última, es dec ir, el carácter adaptativo para
ciones. De hecho, en varios estudios se ha demostrado la la especie, de nuestra motivac ión para reducir la disonancia
ex istencia de disonancia en la cultura nipona y que, por lo (puede encontrarse una expos ición más ampli a de este mo-
tanto, este fenómeno no se li mita a las sociedades occiden- delo en López-Sáez, 2007) .
tales (Sakai, 1999; Sakai y Andow, 1980). En conclusión, los resultados expuestos apuntan a una
Resumiendo, y ana liza ndo en profundidad las diferen- perspectiva importante en materi a cultural. Ciertos fenóme-
cias transculturales, se puede llega r a la conclusión ele que nos psicológicos como los sesgos atributivos, que hemos
el hecho de que las personas nos sintamos incómodas cuan- anali zado en el Capítu lo 4, y la disonancia cognitiva, que
do mantenemos simultáneamente creencias contradictori as, aparentemente muestran di fe rencias transculturales, poseen
o cuando nuestras actitudes no están en arm onía con lo que meca ni smos subyacentes que nos permitirían explica r cómo
hacemos, fo rm a parte de la naturaleza humana. Tanto los se produ ce la tendencia un iversa l a incu rrir en erro res atri-
occidentales como los orientales pueden experimentar la butivos y la neces idad de consistencia entre las actitudes y
tendencia a ju stifi ca r sus condu ctas contra-actitud inales; la la conducta.
Para fin ali za r, y com o co lofón de esta expos1c1on tor psico lógico implicado en la acep tac ión por parte
sobre la teoría de la disonancia cognitiva, en el Cua- de algunas mujeres del maltrato a que las someten sus
dro 6.8 se anali za el papel ele la disonancia como fac- parejas.