Tema 6

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Actitudes

Mercedes López Sáez

OBJETIVOS

INTRODUCCIÓN
QUÉ SON LAS ACTITUDES
Definición de actitud
Las bases de las actitudes
Medida de la intensidad de las act itudes
FUNCIONES DE LAS ACTITUDES
Función de conocimiento
Función instrumental
Función defensiva del yo
Función expresiva de valores
ORIGEN DE LAS ACTITUDES
Influencias biológicas
El efecto de mera exposición
Condicionamiento de las evaluaciones, aprendizaje e imitación
Influencia del conte xto en la formación y cambio de actitudes
INFLUENCIA ENTRE ACTITUDES Y CONDUCTA
Influencia de las actitudes en la conducta
Influencia de la conducta en las actitudes: teoría de la disonancia cognitiva
APLICANDO LAS TEORÍAS SOBRE ACTITUDES Y CONDUCTA

RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS Y REFERENCIAS EN INTERNET
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

TÉRMINOS CLAVE
Actitud • Actitudes explícitas • Actitudes implícitas • Disonancia cognitiva • Efecto de mera exposición •
Estructura actitudinal • Función actitudinal • Ignorancia pluralizada • Intensidad de la actitud •
Norma social subjetiva • Objeto actitudinal
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIA L

OBJETIVOS

El objetivo de este capítu lo es co nocer y compren - ■ Conocer los elementos de las principales teorías
der los aspectos básicos sobre las actitudes, segú n sobre la relación entre actitudes y co nducta e
se conceptua liza este término en el marco de la identifica r las co nexiones que se estab lecen en-
Psicología Social. La co nsecución de dicho objeti - tre dichos elementos.
vo general implica alca nzar los sigu ientes objetivos ■ Definir los principales elementos que constitu-
específicos: yen la base sobre la que se desarrolla la teoría de
la disonancia cognitiva, identificar las variables
■ Comprender qué se entiende por actitud es en que modu lan la magnitud de la disonancia y co-
Psicología, así co mo la estructura de los elemen- nocer las ca racterísticas de los principales pa ra-
tos psicológicos que co mponen las actitudes. digmas de investigación que se han desarrollado
■ Entender el carácter funcional de las actitudes. en torno a esta teo ría.
■ Identificar los procesos de aprendi zaje y cambio
de las actitudes.
ACTITUDES

tado de una actitud hacia uno mismo. Si clasificamos


INTRODUCCIÓN a una persona de acuerdo con alguna de sus actitudes,
es frecuente que se infi era que tendrá una serie de ac-
¿Estás a favor o en contra de la lega li zación de titudes relacionadas. Así, al cata logar a una persona
las drogas? ¿Crees que se debe limitar la entrada de como ecolog ista por su preocupación por el medio
inmi gra ntes a nuestro país? ¿Te parece adecuada la ambi ente, no só lo inferiremos que su actitud hac ia el
política de empleo del gob ierno? ¿Te gusta el sushi?, transporte público o hacia el reciclado de desechos va
¿_y el choco late? ¿Cómo te cae el nov io de tu ami ga? a ser favorab le, sino que es fácil que le atribuya mos
Todas estas preguntas aluden a actitud es y lo que actitudes en co ntra de la fab ri cac ión de armas o a favor
tienen en comú n es que en ell as se pide una eva lu a- de una globa li zac ión no cap ita lista. Esta impresión que
ción. Se so li cita la valoración, desde un punto de vista nos hemos fo rm ado de esa persona influirá, sin duda,
personal, de algo o de alguien. Consta ntemente esta- en la forma en la que vamos a relacionarnos con ell a
mos eva lu ando diferentes aspectos de nu estro entorno si tratamos sobre temas medioambientales. También
físico y soc ial, por lo que se podrían poner cientos de los prejuicios son actitudes, en la mayoría de los casos
ejemp los de expres ión de actitudes a lo largo del día, negativas, hacia grupos concretos. Del mismo modo,
tanto en lo que respecta a las preferencias por obje- podemos cons iderar que algunas actitudes hacia prin-
tos y personas, como en lo referido a la expresión de cipi os abstractos, como la igualdad o la justicia, sub-
opi niones. Las actitudes so n un a parte importante de yacen en los valores y la ideo logía sobre los que se
la Psicología humana. Las personas están a favor o en sustentan las leyes que rigen en una sociedad concreta.
contra de determinadas ideas o co nductas, aman u El capítu lo se ini cia precisando conceptualmente
od ian a determ in ados individuos, y les gustan o les qué se entiende por actitudes en el marco de la Psico-
disgustan ciertas cosas. Pocas veces nos sentimos in- logía Social, seña lando los elementos psicológicos en
diferentes ante el mundo que nos rodea. Algunas de los que se basan, e indi ca ndo có mo se pueden medir.
nuestras actitudes son tan importantes que mu chas A continu ación, se incluye un epígrafe con la tipología
personas son capaces de morir por defender sus con- surgida del estud io de las func iones que cumpl en las
vicc iones, y también mucha gente ha matado por ac- actitudes. Segu id amente, se dedica un apa rtado a la
titudes sex istas, racistas, nac ionali stas o reli giosas . El exp licación de los procesos implicados en la forma-
racismo, el sex ismo, el naciona li smo y el fanatismo ción y cambio de actitudes. Para finalizar, se estudi a la
reli gioso también so n ejemp los de actitudes. relación entre actitudes y co nducta, desarrollándose
El papel de las actitudes es trascendental en dis- de forma resumida los postulados básicos de las teo-
tintos procesos psicológicos que están relacionados rías más importa ntes en torno a esta relación: el mo-
con diferentes dominios de aná li sis característicos de delo MODE, la teoría de la acc ión ra zo nada y la teoría
la Psicología Social: individual, interperso nal, grupal y de la disonancia cogn itiva.
societa l. Por ejemp lo, como se ha comentado en el Ca-
pítulo 5, la autoestim a, positiva o negativa, es el resul-

QUÉ SON LAS ACTITUDES

Definición de actitud
Si se tiene en cuenta la importancia de las actitudes
dentro del marco de la Psicología Social, no resulta
extraño que hayan surgido numerosas definiciones a
lo largo de la historia de esta disciplina. En todas las
ap roximaciones conceptua les a este término, el ele-
mento común en el que coincide n las definiciones re-
coge siempre su ca rácter de valoración. Por ejempl o,
en el Handbook de Psicología Social ed itado en 1998
se adopta la siguiente definición: «En términos forma-
les, una actitud es una tendencia psicológica expresa -
Algunas actitudes son tan importantes para las personas que mu- da eva lu ando un ente determinado co n cierto grado
chos so n capaces de matar o morir por defenderl as. El fanatismo de favorab ilidad o desfavorabilidad» (Eag ly y Chaiken,
religioso, el ra cismo, el sex ismo y el nacionali smo son ejemplos de
1998, p. 269). Las actitudes se refieren siempre a un
actitudes.
«ente determinado», lo que técnicamente se denomi-
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

na el objeto de actitud, que puede ser prácti ca mente titu yen la eva luación final que hemos definid o co mo
cualquier cosa, ya que todo lo que sea susceptibl e de actitu d.
ser valorado puede ser objeto de actitud. Los obj etos La estructura que da origen a una determinada acti-
de actitud pueden ser co ncretos (las ga rdenias, el Mu- tud es la integración de las evaluaciones basadas en uno,
seo Pi casso), abstractos (l a Iibertad, la igualdad), ideas dos, o tres de sus componentes. Las evaluaciones de
y opini ones (soc ialismo, pena de muerte), conductas cada uno de ellos pueden no coincidir. Por ejemplo, las
(uso de preservativos, rec iclado de productos), perso- creencias pueden ser favorables al objeto y los sentimien-
nas (e l presidente de los Estados Unidos) o grupos (los tos desfavorables. Cuando los elementos de uno de los
homosexuales, los anda luces). Como veremos en el si- componentes, o los componentes entre sí, no son con-
guiente apartado, la valoración de un obj eto de actitud sistentes en evaluación, las actitudes son ambivalentes.
depende de varios factores. Es muy frecuente que las personas mu estren am-
biva lencia actitudinal hacia obj etos que t ienen aspec-
tos pos itivos y negativos . La ambivalencia se produ-
Las bases de las actitudes ce cuando ex iste discrepancia en las evaluaciones
que hacemos de un mi smo obj eto de actitud (unas
Las actitudes son un constructo comp lejo, en el que son pos itivas y otras negativas) . Esa discrepancia en
pueden co nflui r di ferentes experi encias de la persona las eva luaciones puede basarse en que no co incide la
en relac ión co n el objeto de actitud. Esas experi encias va lencia de distintas creencias sobre el obj eto (com-
previ as son una fu ente de información que le sirven ponente cognitivo), en que éste provoca senti mientos
de base para eva luar d icho obj eto (Bohner y W anke, co ntradi ctori os (componente afectivo) o en que los
2002; Za nna y Rempel, 1988). Las actitudes pueden hábitos de conducta que la persona ha tenido en re-
basarse en creencias y co noc imientos (componente lac ión con di cho obj eto en el pasado hayan sido di-
cognitivo), en emocio nes, sentimientos y estados de ferentes segú n la situac ión. Tamb ién puede deberse
ánimo (componente afectivo), o en las experi encias a que no hay co incidencia de va lencia entre alguno
en comportamientos anteri ores (componente conduc- de estos tres componentes. Es decir, en la suma de la
tua/), vin culados al objeto ac titudin al. Es decir, cada evaluación del obj eto, que co nst ituye la actitud ha-
un o de estos tres co mponentes pu eden constituir la es- cia él, hay aspectos positivos y negativos. Por ej emplo,
tructura que da ori gen a una determin ada actitu d, fa- es co mún enco ntra r ambiva lencia actitudinal hac ia el
vo rabl e o desfavorabl e, hac ia un obj eto. Por ejemp lo, ejercicio fís ico o la alimentación. Sobre estos temas, se
una persona puede estar convencida de que la co mida pu eden observar creencias favorables o desfavorables
j aponesa es muy sana (evaluación cognitiva, basada dependiendo de las dimensiones que se co nsideren,
en creencias), enco ntrar el sashimi muy sabroso (eva- o del momento en el que la actitud sea accesible, así
luación afectiva, basada en sentim ientos) y apetecerl e como comportamientos co ntradictorios. No es extraño
comer hab itualmente pescado crudo (eva luación co n- que una persona esté dispu esta a seguir una alimenta-
ductu al, basada en la tendencia a esa acción). ción sa na y a reducir las grasas en su dieta debido al
Estos tres tipos de componentes (creencias, senti-
mientos y co nductas) no están necesari amente sepa-
rados ni necesari amente unidos en la va loración del
obj eto. Es difíci I pensa r que una persona co n fuertes
convi cc iones en co ntra de la pena de mu erte (compo-
nente cognitivo) no se entri stezca o se ind igne cuando
se ejecuta a otro ser humano en alguno de los países
en los que las leyes lo admi ten (componente afectivo) .
No obsta nte, las actitudes pu eden consistir en com-
pon entes única mente cognitivos o afectivos, y no es
necesari o que la persona manifieste los tres tipos de
componentes . Vo lvi endo al ejempl o de la co mida ja-
pon esa, se puede mantener la creencia de que el pes-
cado crudo es mu y sa no (actitud pos itiva) y, sin em-
bargo, la fa lta de háb ito de co merl o pu ede produ cir Solemos experimenta r ambiva lencia actitud ina l hacia objetos que
repu gnancia la primera vez que te ofrecen este tipo tienen aspectos positivos y negativos. Podemos tener creencias favo-
de comid a. En este caso, la respu esta afectiva negativa rables hacia la ali mentac ión sa na y el ejerc ic io físico, y sin embargo
resu lta mos más tentador tum ba rnos a ver cómo el ejerc ic io lo hacen
podría llevar a no co nsumir el sashimi. El co njunto
otros m ientras co nsumimos com icia basura.
de las va lorac iones que se hacen de un obj eto co ns-
ACTITUDES

conocimi ento que tiene de lo nocivo de este tipo de Medida de la intensidad de las
alimentos para su salud y que, sin embargo, ca mbi e actitudes
su actitud (de negativa a ambi va lente) cuando tiene la
ocasión de comer alguno de sus platos favoritos co n La magnitud de un a actitud depende de su valencia
alto contenido en este tipo de nutrientes. Más adelante y de su intensidad. En primer lugar, la eva lu ac ión tiene
retomaremos el co ncepto de ambivalencia actitudinal un a valencia: positiva o negativa. En segu ndo lugar, si
y su relac ión co n el de di sonancia cogn itiva. co nsideramos la actitud como un continu o, co n un ex-
Esta cuestión puede tener una serie de ap li cac iones tremo positivo y otro negativo, la in tensidad representa
en la vida rea l. Por ejempl o, cuando se quiere eliminar el grado o extremos idad de esa va lencia. Por ejemplo,
co nductas indeseables, como podría ser la de co nsu- respecto a la investigación con cé lu las madre de em-
mo de tabaco, es importa nte tener en cuenta las creen- briones, no só lo se puede esta r a favor o en contra,
cias a favor y en co ntra que mantienen la actitud hac ia sino eva luar el grado de esa posición . La intensidad o
fumar. En este sentido, una buena estrategia para mo- fuerza de una actitud depende de las siguientes varia-
dificar las actitudes favorab les hacia el co nsumo de ta- bles (Kros nick y Petty, 1995):
baco no só lo debería destacar las cree ncias negativas,
como «fumar puede matar», sino atacar aspectos posi- a) importancia de la actitud para esa person a;
tivos vinculados al co nsu mo de tabaco, como pueden b ) conoc imi ento del objeto de actitud, y
ser las creencias de que dejar el tabaco engorda o que e) accesibilidad de la actitud (fac ilidad de activa-
f umar combate el estrés. ción de la actitud en la mente de la persona).
No hay que co nfundir la actitud co n los co mpo-
nentes en los que se basa. La actitud es un constructo Cua nto más se conozca y se valore ese objeto,
psicológico no observab le, de ca rácter eva lu ativo, que más importa ncia tenga la actitud, y más acces ibl e
media entre un objeto y las respuestas que la perso- sea, porque se active muy fác ilm ente, más intensa
na da ante ese objeto. Aunque no se pueda observar se rá dicha actitud, es decir, más se polarizará la res-
directamente, se supone que esa va loración positiva puesta hacia el polo positivo o nega tivo de la eva lu a-
o negativa de un objeto ll eva aparejada un a predispo- c ión. También hay que tener en cuenta que cuanto
sición a responder de determinada manera hacia él. más intensa es una actitud más persistente es en el
Dicho con otras palabras, ll amamos actitud a un a ex- tiempo, más res istente es al ca mbi o y más influ ye en
periencia psicológica, en relación co n un objeto, que la co nducta.
influye en las reacciones y conductas de la persona Si las actitudes son un fenómeno subjetivo, inter-
ante ese objeto. Por esa razón, las actitudes se infi eren no y comp lejo, ¿cómo se pueden medir? No ex iste un
a partir de su expres ión en forma de respuestas que se método idea l, pero sí diferentes técnicas que deben
dan al objeto de actitud. Estas respuestas pueden ser elegirse y adec uarse al tipo de actitudes que se desea
de tres tipos : cognitivas, afectivas y conductuales. En medir y a la población sobre la que se rea li za la inves-
la Fi gu ra 6. 1 se representa la relación que se puede tigación . La med ida de las actitudes se puede clasificar
establecer entre las bases de la actitud y su expres ión. en dos grandes bloques: med idas explícitas o medidas
La medida de las actitudes se establece sob re las res- implícitas. La medición es explíc ita cua ndo se pregun -
puestas provocadas por el objeto de actitud. ta directamente a las personas, e implícita cuando se

Experiencias cognitivas Respuestas cognitivas

Experiencias afectivas Respuestas afectivas

Experi encias conductuales ~ Respuestas conductuales

La actitud como proceso intemo mediador.


INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

estudi an indirectamente a través de respuestas que se 6. 1). La med ida de la actitud se obti ene a pa rtir de la
pi ensa que están asociadas a esas actitu des. suma de todos los items.
Otro ti po de esca la ampl iamente difundido es el di-
fe rencial semántico (véase el Cuadro 6.2), que co nsiste
Medidas explícitas en una seri e de esca las bipolares definidas por dos ca-
racterísticas opuestas, una positiva y otra negativa, en
Tradicionalmente, las actitudes se han medi do me- las que se pide a la persona que eva lúe el objeto de
diante procedimientos de autoinform e, para los que acti tud señalando el punto de la esca la co n el que lo
se han elaborado cuestionarios basados en esca las asocia a lo largo del co ntinuo, más o menos pos itivo
de diferentes ca racterísti cas (véase un desa rrollo más (Osgood, Suci y Tannenbaum, 1957).
amplio en Ubillos, M ayordomo y Páez, 2003). Unas
de las más frecuentemente utili za das son las de «tipo
Likert» (1932) . En esta vari edad de esca las, la person a Medidas implícitas
manifiesta su grado de acuerdo o de opos ición co n
una se ri e de enunciados que recogen distintos fac tores Hay temas, como son los relacionados con este-
o dimensiones que las personas podrían tener en reotipos, prejuicio o discriminac ión hac ia diferentes
cuenta al eva luar el obj eto de acti tud (véase el Cuadro gru pos sociales (por ejempl o, inmigrantes, muj eres o

Algunos items de una escala tipo Likert para evaluar actitudes hacia los preservativos
(Ubillos, 1995)
Por favor, indique su grado de acuerdo o desacuerdo con las siguientes afirm aciones acerca de los preserva tivos. Seña le su
opinión teniendo en cuenta que: 1 = totalmente en desacuerdo; 2 = algo en desacuerdo; 3 = ni de acuerdo ni en desacuer-
do; 4= algo de acuerdo; 5 = totalmente de acuerdo.

■ Son engorrosos, in cómodos y comp licados de usa r

■ Tra nqu ilizan y da n seguridad en la re lación

■ Las personas que utili za n preservativo en sus re lacio nes son responsab les

■ Su co locación puede ser un juego e rótico más

■ Interrumpen el acto sex ua l


La medida globa l de actitudes hacia los preservativos se rá la suma de estas cinco eva luacio nes. Puesto que los items 1 y 5
están formul ados de fo rma negativa, la puntuación de estos items debe invertirse antes de realiza r la suma (1 =5; 2=4; 4=2;
5= 1). De este modo, a ltas puntuaciones en la suma de los items indi ca rían una acti tud favo rable hacia los preserva tivos.

Ejemplo de diferencial semántico para evaluar actitudes hacia el uso del ordenador en el
aprendizaje
Trabajar con el ordenador me parece

Ma lo [ ]
G □ 8 [J D
□ D
Bueno

G □ 8 [J

Odioso [ ] Amab le

G □ □ □ 8 [J
Antipático [ ] Sim pático

G □ □ □ 8 [J
Ab urri do [ ] Divertido

Lento 1 -3 \
R R l°l 117 127 137 Ráp ido
ACTITUDES

personas de otro grupo étnico) y, en genera l, co n la está n relacionadas con la expresión de emocio-
expres ión de actitudes socialmente no aceptadas, que nes positivas o negativas hacia un estímulo, y
son difíci les de med ir de forma fiable con esos méto- c) med idas basadas en la latencia de respu esta,
dos explícitos, ya que las personas tienden a respon- co n las que se trata de co mprobar la activación
der en función de lo aprobado soc ialmente, como se de la actitud hac ia un estímulo a través de la
demuestra en los diversos modelos que se describirán velocidad co n la que se rea li za n una serie de
en el Capítulo 12. Por esa razón, es necesario buscar asociac iones. Estas med idas han adq uirido gran
medidas más sutil es . En esos casos, se empl ea n proce- popularidad en los últimos años, hab iéndose
dimientos que impiden que los sujetos sean co nscien- elaborado dos tipos de proced imientos, que
tes del objetivo de med ida de la investigación (véase se describen a continuación: los basados en la
Krosn ick, Judd y Wittenbrink, 2005). Algunas eva lua- exposición secuencial, denominados «preacti-
ciones son tan auto máticas que se expresan, inclu so, vación» o priming (véase el Cuadro 6.3), y los
sin que contro lemos la respuesta. En esas situaciones, basados en tareas que impli ca n competencia de
las actitudes se denominan implícitas, precisamente respuestas, como el Test de Asociaciones Implí-
porque no somos capaces de identifica r la relación en- citas (lmplicit Association Test, IAT) resumido en
tre nuestra actitud y la respuesta que damos al objeto el Cuadro 6.4. El procedimiento en ambas me-
de actitud (G reenwa ld y Banaji, 1995) . Entre este tipo didas se basa en tiempos de reacción ante es-
de med idas se inclu yen las sigu ientes: tímu los. Cuando la asociación entre estímulos
es fuerte, las personas responden más rápida-
a) observación de co nductas no verbales, como la mente que cuando es débil. Es decir, su tiempo
postura del cuerpo, el co ntacto ocul ar o la agi- de reacción es meno r. La medida fina l se extrae
tación nerviosa: se ha utili zado, por ejempl o, al comparar, mediante análisis estad ísti cos, las
para med ir si ex isten prejuicios hacia mi embros diferencias en los tiempos de reacción ante la
de otros grupos; asociación de los objetos de actitud (por ejem-
b) medidas fi siológicas, como la co nductividad de plo, dos categorías sociales como negro versus
la piel, el electromiograma facia l (para med ir blanco) a estímulos que ti enen un ca rácter eva-
reacc iones mu scul ares co mo fruncir el entrece- luativo (positivo versus negativo). Básica mente,
jo o sonreír, a veces tan fugaces que son difíci- estos proced imientos se han creado para med ir
les de apreciar a simple vista) o la activación de las ac titudes nega tivas que unos grupos socia les
determinadas áreas cerebra les que se sabe que tienen hacia otros grupos soc iales, pero que no

El paradigma de preactivación o priming


El paradigma de preactivación o priming consiste, bási- bl anca que tenga prejuicios hacia los negros tarda rá poco
camente, en la exposición del objeto de actitud en la pan- en expresa r que cruel es negativo y más en expresar que
talla de un ordenador durante unas fracc iones de segundo amigab le es positivo. Es decir, su ti empo de reacción estará
(se preactiva cognitivamente ese objeto) y, seguidamente, se condicionado por sus creencias que asoc ian las caracterís-
presenta un conjunto de palabras de contenido eva luativo ticas de los negros más a lo malo que a lo bueno. En una
(por ejemplo, maravilloso o desagradable). La tarea consiste persona sin prejuicios no habría diferencias en ti empos de
en contestar tan ráp ido como sea posible si el contenido reacción ante estímul os de conten ido eva luativo positivo o
eva luativo de las palabras es bueno o malo. El ti empo que negativo.
tarda en responder cada persona es lo que se conoce como Fazio y sus colaboradores utilizaron este procedimiento
«tiempo de reacción». El objetivo es comprobar si el objeto para med ir actitud es raciales. Presentaron fotografías con
de actitud y cada una de las eva luaciones (pa labras positivas caras de personas b lancas o negras, dependiendo de la con-
o negativas) encaja n «b ien» o «ma l». Si ambos conceptos di ción experimental, durante unos milisegundos. Después
se aj usta n a la actitud del sujeto, el tiempo de reacc ión es de un intervalo muy breve pasaban la lista de adjetivos posi-
menor que si no se produce ese ajuste. ti vos y negativos . Los parti cipantes debían clasifi car el adje-
Por ejemplo, se puede activar la accesibilidad en la tivo como bueno o malo. En ningú n momento se pedía que
memoria de la categoría negro si n que la persona lo sepa, eval uara n a las personas de las fotos o a las personas de uno
ya que se proyecta en una pantalla una foto durante so lo u otro grupo étnico. La med ida de los tiempos de reacción
unos milisegundos y no es consciente de que la ha visto. puso de manifiesto que los sujetos con actitudes racistas tar-
A continuación, se proyectan de uno en uno adjetivos de daban más en clasificar como buenos los adjetivos pos itivos
carácter positivo o negativo (por ejemplo, amigable o cruen. si se había preactivado una fotografía de una person a negra
La persona simpl emente tiene que responder apretando un que si la foto era de una persona blanca (Fazio, Jackson,
botón si es positivo u otro botón si es negativo. Una persona Dunton y Williams, 1995).
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOCiÍA SOCIAL

El Test de Asociaciones Implícitas (IAT)


El Test de Asociaciones Imp lícitas (IAT) tambi én se basa se combinan los dos elementos y aparecen aleatori amen te
en la ex istencia de una eva luación automática de los estí- nombres de personas y las palabras de contenido eva luativo.
mul os que se refleja en los tiempos de reacción (Greenwa ld, El orden de los estímul os y la posición de las manos con
M cG hee y Schwartz, 1998) . El IAT mide la diferente asocia- las que se debe pulsa r se contrabalancean, es decir, no son
ción automática entre dos conceptos, por ejemplo, perso- siempre los mi smos . Así, se llegaría a los dos bloques de los
nas marroquíes versus españolas, y una serie de pa labras que se extrae la medida:
de conteni do eva luativo positivo o negati vo (por ejemplo,
alegría, felicidad, enfermedad o asco). Ex isten diferentes a) un bloque en el que se trataría de clasifica r con la
fo rmas de utili zac ión del IAT (Greenwa ld, Nosek y Banaji, misma mano (por ejemplo, la derecha) si lo que
2003) . Básicamente, el proced imi ento consiste en cl asificar aparece en la panta lla es un nombre español o algo
las pa labras que aparecen en el centro de una panta ll a de bueno y con la izquierda si es un nombre marroquí
ord enador como pertenecientes a una de dos catego rías: en o algo malo, pu diendo aparecer en la panta lla ta nto
el ejempl o, que se trate de una persona marroqu í o españo- nombres de personas como pa labras de conteni do
la, o que se trate de algo bueno o malo. Para clasificar los eva luativo; as í se medi ría la asoc iación español-bue-
estímul os que aparecen en la panta ll a, los parti cipantes tie- no versus marroquí-malo;
nen la instrucción de responder lo más rápido pos ibl e con la b) otro bloque, en que la tarea consistiría en cl as ifi car
mano derecha en una tecla del ordenador, si se trata de una con la misma mano la asociación marroquí-bueno y
categoría, o con la mano izqui erda y otra tecl a si se trata de español-malo.
la categoría opuesta. El proced imiento clás ico se desa rroll a
en varias etapas o bloques. Sigu iendo con el ejemplo, en el Para una persona con prej ui cios, será más fác il responder
prim er bloque de palabras se trataría de diferenciar entre rápidamente a la asociación marroquí-malo / español-bue-
bueno y malo, y pulsar con la mano derecha si la palabra no que a la asoc iación marroquí-bueno/ español-malo. La
que apa rece en la pantall a es algo bueno y con la izqu ierd a compa rac ión entre estos dos va lores permitiría medir las
si es algo malo. En el segu ndo bloque, habría que diferen- actitudes prejui ciosas (puede encontrarse una descripción
ciar entre nombres marroqu íes, pulsando con la derecha, y en castellano del IAT en Briñol, Horcajo, Becerra, Falces y
españoles, pul sa ndo con la izqui erda. En el tercer bl oque Sierra, 2002).

manifestarían abierta mente en cuestionari os. nadas grupos, este modelo distingue entre estereotipos
Por ejempl o, se han utili zado pa ra medir acti - culturales y creencias personales. Los estereotipos cul-
tudes de los bl ancos hacia los negros y de los turales recogen creencias compartidas dentro de una
negros hacia los blancos, de los españo les hacia soc iedad sobre característi cas asociadas a los mi em-
magreb íes o de hombres hacia mujeres. bros de un grupo. Las creencias personales refl ejan la
aceptación o no de esos estereoti pos culturales. Las
No siempre se ha enco ntrado co rrelación entre ac- asociacio nes estereotipadas se aprenden a lo largo de
titudes explícitas e implícitas, lo que ha suscitado cier- la sociali zac ión del indi viduo y se activan de form a
to debate entre los expertos en torno a si ex isten dos automáti ca . Este tipo de reacción ante los estímul os
tipos de actitudes al evaluar un obj eto de actitud . Una sería lo que se refl ej a en las medidas implícitas como
pos ible expli cac ión de la fa lta de asociación es que, al el priming o el IAT. Por otra parte, las creencias perso-
utili zar en una misma persona los dos tipos de medidas nales se activa n de manera co ntrolada y deli berativa,
(exp lícitas e implícitas), en las med idas expl íc itas haya es decir, por procesos que se pueden recoger a través
fi ngido, habiendo apa recido su verdadera actitud en de med idas explícitas.
las implícitas. O tra posible exp licac ión (véase Ajze n
y Fi shbein, 2005 ; Eagly y Chaiken, 2005) es que estas
medidas implícitas recogen asoc iaciones auto máti cas
que son frecuentes en un determin ado ambiente so- FUNCIONES DE LAS ACTITUDES
cial, que pueden en algunos casos ser incon scientes y
estar culturalmente determinadas, sin que las personas ¿Para qué nos sirven las actitudes? El análi sis
respondan ante el obj eto de actitud de acuerdo co n fun cional de las actitudes ha permitido delimita r
esas asociaciones cuando tienen la oportunidad de una seri e de fun ciones psico lógicas en los procesos
pensa r sus respu estas. El m odelo de disociación, desa- de interacción de una persona con su medi o fís ico
rro ll ado por Devine (1989), se expondrá en el Capítul o y social. Katz (1960) ha propuesto que las actitudes
12 para aludir al co nfli cto existente en las personas no desarroll an cuatro funciones principa les : de conoc i-
prejuiciosas entre estos dos ti pos de procesos. En las miento, in strumental, defens iva del yo, y expres iva de
actitudes prejuiciosas hacia los miembros de determ i- valores.
ACTITUDES

Función de conocimiento Función defensiva del yo


Las actitudes nos ay udan a co mprender nu estro en- Las actitudes ta mbi én pueden co ntri buir a mante-
torno y a darl e si gnifica do, ya qu e proporcionan un ner la autoestim a, es decir, a hacer qu e nos sintamos
mecani smo de evalu ación que permite cl asifica r rápi- sati sfechos con nosotros mi smos. Un ejempl o ca racte-
damente la nueva informac ión en dimensiones como rístico de esta fun ción sería mostrar una acti tud negati-
bu eno-malo, agradabl e-desagradabl e, o bonito-feo . va hac ia los inmi grantes culpándoles de los prob lemas
Esta di visión en «positivo versus negativo» al eva lu ar personales de desempl eo. Como se verá en el Ca pítul o
los obj etos, las personas, o los eventos permite dife- 12, desd e un enfo que de ori entación psicoa nalítica,
renciar entre lo que es benefi cioso y lo que es dañino Adorn o y sus co laboradores explica n las actitudes et-
para cada individuo y así determin ar cómo ese estímu - nocéntricas y xe nófobas hacia determin ados grupos
lo, el obj eto de actitud, pu ede co ntribuir en mayor o co mo un a form a de proyectar la propi a fru stración
menor medid a a proporcion arl e bi enestar. culpando a grupos min oritari os de lo que su cede en
Por otra parte, las actitudes influ yen en el procesa- su entorn o (Adorno, Frenkel-B run swik, Levinson y
mi ento de la información, si endo esta influencia más Sa nfo rd, 195 0). Este tipo de actitudes soc iales pu eden
potente cuanto más fu erte es la actitud, ya que este estar motivadas por mecani smos de defensa que se po-
tipo de actitudes son más acces ibl es y se basan en nen en juego cuando la au toestima se ve amenazada.
un co noc imi ento más elaborado. Co n frecuencia, las Algunas actitudes de negación del peli gro, como no
actitudes sesga n el procesa mi ento de la info rm ac ión tomar medidas para la prevención del SIDA, o las ac-
porque: a) seleccion an lo que se procesa (atención); b) titu des posit ivas hacia el co nsumo de drogas, cumpli-
la interpretación de lo que se procesa ti ende a hacerse rían esa fun ción defensiva del yo nega ndo la amenaza
congruente con la actitud previ a (percepc ió n); y c) tra- de contraer un a enfermedad.
tamos de ignorar la información que es in congru ente,
por lo que la inform ación congruente con las actitudes
se almacena en la memori a más que la in co ngru ente. Función expresiva de valores
Pensemos, por ejempl o, cómo procesa mos el di scurso
de un ca ndidato po líti co que goza de nuestras simpa- Frecuentemente, la expresión de determin adas ac-
tías y cómo procesa mos el de su oponente. Esta se lec- titudes es una especie de tarj eta de presentación de la
ción, gui ada por la actitud, se da en todas las etapas persona a través de la qu e se ofrece una faceta de la
del procesa mi ento: atención, percepción, almacena- ident idad. De ese modo, las actitudes pueden servir
mi ento y recuerdo . para reafirm ar aspectos importantes del autoconcepto .
Es lo que se conoce co mo «autoafirm ación», un con-
cepto al que se ha aludido en el Ca pítul o 5. Expresa r
Función instrumental públi ca mente actitudes que so n centrales en su siste-
ma ele valores permi te a la perso na mostrar creencias
Las actitudes pu eden servir a la perso na para obte- qu e le sirven de prin cipi os generales como, por ejem-
ner premios o para evitar casti gos. Esta función tam-
bi én se denomina de ajuste o utilitaria porque permi te
lograr determin adas metas o benefi cios co ncretos. Ex-
presar un a actitud ante los demás, es dec ir, comuni-
ca rl es que se valora algo mu cho o poco, pu ede se rvir
para obtener benefi cios. Por ejemplo, mostrar una ac-
titud favorabl e hacia un estilo de mú sica o hac ia una
form a de vestir pu ede ser útil a un adol escente para
integrarse en el grupo de pares al que qui ere pertene-
cer. Las personas desarro ll an actitudes positivas haci a
los obj etos que les aportan benefi cios y actitudes ne-
gativas hacia aqu ellos obj etos que asocian a conse-
cuencias adve rsas. Esta fun ción instrumental permite
una interpretación del entorno al cl as ifica r los objetos
de actitud de acuerdo co n los resultados qu e propo r-
cion an. Expresa r pública mente actitudes que son centrales en nuestro siste-
ma de va lores nos sirve de tarj eta de presentac ión ante los demás y
para reafirmar aspec tos importa ntes de nuestro autoconcepto.
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

plo, la justicia o la igua ld ad . En genera l, las actitudes


religiosas y políticas cumpl en más esta función de ex-
presión de valores que funciones instrumentales.
Es importante tener en cuenta que una misma acti-
tud puede cumplir diferentes funciones para distintas
personas, y que una actitud puede servir para varias
funciones a una misma persona . Por ejemp lo, un a pro-
feso ra puede estar a favor de la integración de discapa-
citados en el au la porque esta medida favorece el que
se contrate a más profesores (fun ción instrumenta l),
o porque está a favor de la igua ldad de oportunida-
des para todas las personas (expres iva de va lores), o
porque forma parte de un equ ipo educativo en el que
prima esta actitud hac ia la integrac ió n en el au la (fun-
c ión in strumenta l, ya que favorecería la aceptac ió n de
sus compañeros). Las funciones de una misma actitud
también pueden cambia r en el tiempo y servir a un a
persona para diferentes propósitos en diferentes mo-
Wolfgang Amadeus Mozart interpretando un conc ierto junto a su
mentos. Por esa razón, se puede afirm ar que las actitu-
padre y su hermana. Mozart es un caso muy claro de cómo el com-
des son multifunciona les. ponente genético (hereclaclo ele su padre) se co mbina co n un am-
biente familiar fuertemente reforzante ele una actitud favorable a la
mú sica.

ORIGEN DE LAS ACTITUDES


tura de cazadores-reco lectores permitían acum ul ar
Las actitudes tien en sus raíces en el ap rend izaj e so- reservas para los momentos de carestía, c umpli endo
cial, ya qu e se ap renden, se expresa n y se mod ifi can una fun c ión biológica para el mantenimiento de la es-
en contextos soc iales. Pero, también, muchas actitudes pec ie. Sin embargo, en la actua lid ad la afición desme-
se desarro ll an sobre una base biológica . Ambos tipos dida hacia este tipo de alimentos es una de las la cras
de factores no son necesariamente independie ntes, y de las soc iedades desarroll adas por los problemas de
parte de la variabilidad de actitudes observada entre obesidad que orig in a.
ind ividuos se puede deber a la interacc ió n de factores A lgunos procesos psi co lógicos qu e tienen una ba se
sociales y genéticos. Las teorías que se han desarro- biológica, entre los qu e se puede destacar el tempera-
I lado para exp li car los procesos mediante los que se mento de cada persona, también predisponen hacia
forman las actitudes sirven también para exp li car las determinadas actitudes. Las d iferenc ias biológicas en
ca usas que contribuyen a modificarlas (A lbarracín y temperamento pueden exp li car muchas de las actitu -
Vargas, 20 1O). des hac ia conductas concretas como, por ejemp lo, los
deportes de riesgo o acc iones que ex igen una activi -
dad a veces extenuante. No obsta nte, sólo el tempera-
Influencias biológicas mento no puede exp licar que se tengan determinadas
actitudes. Difícilmente un a mujer ll ega ría, por ejem-
H ay ev idenc ia de que c iertas act itudes pueden plo, a ser esca ladora de élite si no reúne caracte rísticas
esta r influenciadas por aspectos genéticos, y tener su físi cas y de carácter que se lo posibiliten. Pero tampo-
origen en meca nismos inn atos que han favorecido a co ll ega ría a esos elevados estándares de la esca lada
la especie en las épocas ancestra les en las que el ser si no se hubi era visto rodeada de un ambi ente que re-
humano se diferenció de otras espec ies. Algunas de las forzara los comportami entos necesarios para entrenar
fobias muy extendidas, como el mi edo a las serpien- hasta consegu irlos. Ciertas hab ilidades, como la capa-
tes o a determinados sonidos, pueden tener su base c idad para las matemáticas o para la música, pueden
en peligros reales para la superv ivenc ia de nuestros tener un componente genético, heredado de nuestros
ancestros. Del mismo modo, determinadas afic iones padres, que influ ya en las actitudes, no de forma di-
muy genera li zadas pud ieron contribu ir a esa supervi- recta, si no ind irecta, ya que las personas tendemos a
vencia, aunque actua lmente hayan dejado de cump lir formarnos actitudes que tienen que ver co n nuestras
esa función. Pensemos, por ejemp lo, en la inclin ació n capacidades y con nuestras características de persona-
hacia el dulce o las grasas, alimentos que en un a cul- lidad (Tesser, 1993) .
ACTITUDES

El impacto de la herenci a genéti ca en las actitudes desarro ll ada por Zajonc, que consiguió crear actitudes
es más significativo en aquéll as basadas en aspectos favorabl es hacia im ágenes que carecía n de significado
afectivos o emociona les que en las que se basan en para los sujetos, co mo síl abas sin sentido, ideogramas
creencias o co nductas (Erwin, 2001 ). No obstante, es chinos o im ágenes de personas . En la vida cotidiana,
muy importante tener presente que los factores gené- experi encias simil ares son mu y comunes. Es lo mismo
ticos no pueden exp li ca r tota lmente la fo rmación de que nos sucede, por ejemplo, co n la música, que suele
actitudes en un individu o co ncreto, ya que los factores gustarn os más cuando la hemos oído repetidas veces.
de socia li zac ión mod ul arían esa pred isposición. Esos Lógica mente, si ya ex iste un a actitud nega tiva previa
factores genéticos sí se podrían ap li ca r a la exp li ca - hacia el objeto, las exposicion es repetid as aumentan
c ión de la variab ili dad observada en un a pobl ación. la negatividad de la eva lu ación. Por otra parte, la repe-
Del mi smo modo, aunque ciertos genes puedan influir ti ción exagerada de la expos ición puede ll eva r a una
en un a actitud o co nducta, ell o no impli ca que esa especie de hartazgo qu e no favorecería, precisamente,
influencia sea irreversib le y no modifica bl e (Bo hner y un a actitud positiva, sin o todo lo contrario.
W anke, 2002).

Condicionamiento de las
El efecto de mera exposición evaluaciones, aprendizaje e imitación
Las actitudes se pueden adquirir a través de la ex- Las actitudes se pueden fo rm ar y modificar por
peri encia directa co n el objeto de actitud . Uno de los co ndicionam iento cl ás ico. En este caso, se trataría de
meca ni smos psico lóg icos que requieren menos pro- un aprendi zaje por co ntigüidad de estímu los que co n-
cesa mi ento cognitivo para que se forme un a actitu d dicionaría la eva luación de uno de ell os. Nos puede
se co noce como el efecto de mera exposición a un ll ega r a agrada r algo porque la exposición a ese objeto
estímulo. Este fenómeno se puede describir co mo el esté apa rea da co n experi encias que provocan un afec-
aumento de la favorabi li dad hacia un estímul o neu- to pos itivo. Del mi smo modo, nos puede desagradar
tro (es dec ir, un estímulo que en un principio no nos algo po rque esté asoc iado a estímulos que nos pro-
provocaba ningun a actitud, ni pos itiva ni negativa) al vocan un afecto negativo. El proceso es mu y similar
aumentar la expos ición repetida al mi smo (Zajonc, al empl ea do por Pau lov en su co nocido experim ento
1968) . En el Capítulo 8 se pone de manifi esto la in- co n perro s. Pau lov co nsiguió co ndicionar que los pe-
flu encia que ej erce este mecani smo en la atracción in - rros sa livaran y segrega ran jugos gástri cos (co nducta
terpersonal. La investigación bás ica de este efecto fu e co ndicionada) al o ír una ca mpana (estímu lo condic io-
nado) después ele que repetidamente este estímu lo se
presentara junto con el suministro de comicia (estímu-
lo inco ndicionado), que de forma natural provoca ba
la secreción de jugos gástri cos (respuesta in cond icio-
nada).
La pub licidad constantemente utili za un procedi-
mi ento de co ndi cion ami ento cl ás ico para co nsegu ir
una actitud fa vorabl e hacia determin ados productos,
asociando el producto que quieren promociona r (estí-
mulo co ndicionado) co n gente atractiva, con músi ca,
o co n humor (estímulo in cond icionado) . El meca ni s-
mo de asociación co nsigue que la actitud pos itiva que
prod uce ese estímulo in condi cion ado se trasfi era al
produ cto (C ru z, 2008; W alter, Nagengast y Trasse lli,
2005).
En general , se pu eden crear actitudes positivas y
negativas si estímulos nuevos se aparean a estímulos
que provoca n estados afectivos positivos o negati-
vos. La investigación sobre co ndicion ami ento de las
actitudes, o co nd icionam iento eva lu ativo (respuestas
Robert Zaj onc. Fal leció en 2008, siendo en ese momento profesor evalu ativas al objeto de actitud) por asoc iación de es-
emérito en la Univers idad de Sta nford. Sus intereses aca dém icos se
tímulos, ha pu esto de manifiesto que los procesos im-
centraron, especialmente, en la re lación entre emoción y cognició n.
pli cados no son exactamente iguales que los del con-

, 157
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

dicionamiento cl ásico . La respuesta eva luativa es la produ ciría un cambio de actitud a través de un proce-
que se da ante un objeto al va lorarlo positiva (boni to, so de identificac ión co n la persona a la que se imita.
rico de sabor, agradab le) o negativamente (feo, asque- Otro proceso de adquisición y camb io de actitu-
roso, desagradable). El co ndicionamiento eva luativo des es med iante la observac ión de las consecuencias
tiene las siguientes pecu li aridades: que tienen las respuestas eva luativas que dan otros,
es dec ir, por un proceso de condi cionamiento vicario.
a) es duradero y resistente a la extinción; No es necesa ri o que se experimente directamente las
b) puede producirse, incluso, con una única aso- co nsecuencias, sino que los refuerzos o los castigos
ciación, y observados en las respuestas de los demás sirven de
c) no es necesari o que la persona sea consc iente referencia. Por ejemplo, se puede adquirir una actitud
de la asociación entre estímul os incondi ciona- favorab le hacia el uso de las armas si constantemente
do y co ndi cionado (Bohn er y Wanke, 2002). se está viendo a héroes en la te levisión que las uti lizan
y son elogiados por ello.
Las actitudes hacia un objeto también se pueden El aprendi zaje de las actitudes por observación es
aprender por refuerzo de la conducta, lo que implica mu y ca racterísti co de los grupos, ya que cu anto más
que las respuestas de la persona al objeto de actitud le importe a la persona el grupo de pertenencia y se r
tienen co nsecuencias. La teoría sobre el co ndiciona- aceptado por ese grupo más imitará las actitudes de
miento operante o instrumental supone el aumento los otros miembros y, espec ialmente, las de l líder. Este
de una respuesta porque va segu ida de co nsecuencias proceso de aprendi zaje social se percibe claramente
positivas, o la dism inución de una respuesta porque va en los grupos de pares y las pandi ll as de niños y ado-
seguida de consec uencias negativas. Aplicando esta lescentes, pero no se limita a esta etapa de la vid a, sino
teoría a las respuestas eva luativas provocadas por el que se da a lo largo de todo el desarro llo evolu tivo.
objeto de actitud, se supone que estas aumentan si van El refuerzo afecta a las actitudes porque proporcio-
seguidas de consecuencias positivas y disminu ye n si na in formación social sobre lo adecuado de las actitu-
van segu idas de co nsecuencias nega tivas. Por ejemplo, des en cada co ntexto y tambi én porque se re lac iona
alaba r a un niño la afición que mu estra hacia el estu - co n las normas sociales que deben cumplirse. El co n-
dio de una determinada asignatura reforza ría, no só lo dicionamiento instrumental y el vica rio son los meca-
la actitud vinculada a ese estudi o, sino posib lemente ni smos más importantes a través de los que los agentes
el estudio mismo de esa materi a. Del mismo modo, social izadores -pad res, profesores, grupo de pares y
si a un niño se le retira un castigo después de mani- med ios de comun icac ión- influ yen en las actitudes.
festar determin ada actitud, se reforza rá positivamente En determ inadas actitudes, como las que tienen que
esa respuesta eva luativa. Si a la respuesta eva luativa ver co n la religión, los va lores sociales, la política y, en
le sigue una co nsecuencia aversiva, como un castigo, general, todas aquell as basadas más en creencias que
esa respuesta tenderá a extinguirse. Como se verá más en afectos, el papel de la socia li zac ión en su forma-
adelante, al estudi ar la disonancia cognitiva, el refuer-
zo pu ede exp lica r en algunos casos la formación de
actitudes, pero no siempre su ca mbio. La razón es que
para que una persona ca mbi e de actitud después de
rea li zar una co nducta que, en principio, le desagrada
es necesario que ju zgue que la ha rea li zado libremen-
te, y que no ha sido coacci onada por incentivos o por
el miedo a un castigo.
Las respuestas eva luativas tamb ién pueden condi-
cionarse por la observación de la co nducta de otras
personas, ya sea imi ta ndo a un modelo (modelado)
o aprend iendo a parti r de las co nsecuencias de esa
conducta para el que la rea li za (condicionam iento vi-
ca ri o). El modelado se util iza co nstantemente en la pu-
blicidad (por ejemplo, cuando se in tenta que los co n-
sum idores imiten a deportistas o a actores que usan La ignorancia plura li zada nos ll eva a creer erróneamente que sa-
determinado produ cto) co n el fin de modifica r las ac- bemos lo que piensan los demás y cuáles son sus actitudes. Como
titudes. Se pretende que los compradores adopten una co nsecuencia, muchas veces, todos acabamos actuando en con tra
actitud favorable hacia un produ cto porque quieren de nuestra propia actitud porque creemos que eso es lo que qu iere
la mayoría.
parecerse al modelo que lo pub li cita. De ese modo, se
ACTITUDES

c ión y ca mbio es más importante que el de la propia La accesibilidad de la informació n depende de sus
exper iencia indi vidua l. Una vez que esas actitudes se cua lid ades, de su orga ni zac ió n en la memoria, de la
han formado, la persona tenderá a rodea rse de un con- frecuencia de la activación y de la «recenc ia» de esa
texto soc ial con actitudes si mil ares que le proporcione activación . Como la recenc ia (lo que se ha activado
nuevos refuerzos (E rwin , 200 1). más rec ientemente) varía entre situacio nes, diferente
En algunas ocas io nes, en un grupo se pueden fo- informac ió n se puede rec uperar para la construcc ió n
mentar determinadas actitudes que, en privado, ningu- de actitudes en distintos momentos temporales. Con-
no de los miembros de l grup o sostiene. Por ej emp lo, secuenteme nte, las actitu des va rían dependiendo de la
personas que se oponen en privado al co nsumo exce- info rm ac ió n acces ibl e temporalmente.
sivo de alcoho l o de drogas, pueden beber en exceso o El contexto no só lo influye en qué información viene
consumir drogas en público porque cree n, fa lsa mente, a la mente; también influye directamente en la eva lua-
que la mayo ría de las personas del grupo está n a favor c ió n. Bohner y Wanke (2002), recogiendo las aportacio-
de ese tipo de co nsu mo. Así, se formaría una espec ie nes de diferentes autores, proponen los siguientes facto-
de círcul o vic ioso, en el que la mayoría actuaría en res de la situació n que pueden afectar a la eva luación:
co ntra de lo que piensa, porque cree que esa form a de
compo rtarse es la deseada por la mayoría. Se denomi- 1. Las metas que se desea conseguir. Los obj etos
na ignorancia pluralizada a la tendencia a no expresa r de acti tud que favo rece n el logro de un objeti-
un a actitud o emoc ió n porque creemos que la mayoría vo importante para la persona en ese momento
no la comparten, es decir, pensamos que conocemos se eva lu ará n más favo rab lemente que aq uellos
lo que pasa por la mente de los demás y cuá les so n sus que impidan logra r ese objetivo.
actitudes (e n el Capítul o 9 tendremos ocasión de ver 2. El estado de ánimo, que influ ye directamente en
cómo afecta este fenómeno a la co nducta de ayuda). cómo eva luamos las cosas, ya que es más fácil
Miller, Monin y Prentice (2000) ana li za ro n el papel que que se evoquen aq uell os aspectos del obj eto de
juega la ignora nc ia p lu ralizada sob re las actitudes ha- actitud que está n en sintonía con nu estro hu -
c ia la bebida en grupos de estud iantes. Sus resul tados mor. Como se vio en el Cap ítul o 3 al abordar la
demostraron que los estud iantes privadamente estaban relación entre afecto y cogni c ió n, en genera l, se
en co ntra del consumo exagerado de alco ho l, pero pú- tiende a tener un a visión del entorno más positi-
b li ca men te lo defendían, ya que atribu ía n a la media va cuando estamos de buen humo r que cuando
de su grupo de pares un a actitud mucho más favo rab le estamos de mal humor y una visión más negati-
que la rea l. Este tipo de creencias se rea limentaba con va en las c ircu nsta nc ias inversas.
el co nsumo público de bebidas cuando estaban reuni- 3. Estados fisiológicos y co rpo rales. La exp res ión
dos en algún lugar como, por ej emp lo, un a d iscoteca . co rpora l y fac ial so n manifestaciones de nues-
tro estado de ánim o. Sonreímos cua ndo nos
sentimos fe li ces y fruncimos el entrecejo cua n-
Influencia del contexto en la do estamos enfadados. De l mi smo modo, los
formación y cambio de actitudes mú scul os pueden estar tensos o relajados de-
pendiendo de nuestro estrés emoc ional. Esta
No siemp re eva luamos de la misma manera el mi s- relació n también parece funcionar en sentido
mo objeto. Las actitud es dependen de la inform ac ión inverso, segú n se ha demostrado en varios estu-
acces ibl e en cada momento. Ello inclu ye inform ac ió n dios. Para comp robar este supuesto, en un a in-
ya ex istente en la memoria, hab itu almente disponible, vestigación se simul ó que se estudi aban los mo-
as í co mo la informac ió n acces ibl e co ncretamente en vimi entos mu scul ares fac iales y se pidió a los
cada situ ac ió n temporal. Por lo tanto, las actitudes participantes que fingiera n un a so nrisa o que
están suj etas a las influ enc ias del co ntexto. Así, por fruncieran el entrecej o, in dependientemente de
ejemp lo, el jui c io que hace mos de un am igo en un a su estado de ánimo, al rec ibir una u otra se ñal
situac ió n co ncreta dependerá de que en ese momento que se presentaban aleatori amente. A l mi smo
evoq uemos características .de esa persona que eva lu a- tiempo, tenían que ju zga r lo divertidos que eran
mos positiva o negativa mente. En esa c irc unstanc ia, unos com ics. Los sujetos eva luaro n como más
ese ami go nos gustará más si pensamos en los buenos divertidos los comics que co inc idi eron con el
ratos que hemos pasado a su lado o en los favores que mov imi ento mu sc ul ar de sonrisa que co n el de
nos ha hecho que si, por el co ntrario, pensamos en fruncir el entrecej o (Laird, 1974).
las veces que nos ha dejado plantados en una c ita o 4. El está ndar usado para la eva lu ac ió n. Cualqui er
ha ab usado de nuestra confi anza contando nu estras eva luación va a ser más o menos positiva en
confidenc ias a otras person as. función de con qué comparemos el obj eto de
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGfA SOCIAL

actitud. No siempre se utili za el mismo están- psi có logos por investi gar sistemáti ca mente en este
dar, sino que depende de la info rmac ión que ca mpo. Si fuera cierta esta relación, cualquier ca mbi o
sea accesibl e en ese momento temporal. De- en las actitudes modifica ría el co mportami ento.
pendiendo de la valencia y de la magnitud de Aunqu e el co ncepto de actitud, como se ha ex-
la actitud hacia el obj eto que sirve de estánd ar puesto al ini cio del ca pítul o, parece que está estrecha-
de comparación, la evaluación de un estímul o mente li gado a la co nducta, ya qu e se co nsidera una
varía. Por ejempl o, la música de Elton John se vari abl e medi adora entre la inform ac ión qu e maneja
eva lu ará de form a diferente si se com pa ra co n la perso na sobre el obj eto de actitud y las resp uestas
la de Sabin a o con la creada por Moza rt. eva luativas que éste provoca, esta relac ión ha sido
cuesti onada con frec uencia por algunos autores. A
Las actitudes que se basa n más en inform ación partir de una ampli a revi sión sobre este tema, Aj zen y
habitualmente accesibl e que en info rmación tempo- Fishbein (1977) sistemati za n bajo qué condic iones las
ralmente accesibl e so n más establ es en diferentes si- actitudes fa ll an al pronosti ca r la conducta, ll egando a
tu ac iones y contextos . Lo que no obsta para que las la concl usió n de qu e hay dos tipos de expli cac iones:
actitudes basadas sobre todo en in fo rmac ión accesibl e
momentánea mente pu edan ser tambi én establ es a lo ■ Una de las razones que pueden expli ca r por qué
largo del ti empo si el contexto perm anece establ e. actitudes y conductas no correlacion an pos itiva-
Una vez que se han form ado, las actitudes pu eden mente es que ambas se mi da n en diferente nivel
almacenarse en la memori a y recuperarse a lo largo de generalid ad. Con frecuenc ia se miden acti-
del ti empo. No obstante, aunque ya ex ista una actitud tudes generales co mo, por ejempl o, actitud es
almacenada en la memoria, se pueden construir nue- hacia el medi o ambi ente o hacia grupos étni cos,
vas actitudes si las anti guas no so n accesibl es o si no mi entras que se toman medidas de comporta-
resultan apropi adas en ese contexto. mi entos específi cos, como podría ser el rec iclar
el papel o relac ionarse co n una perso na en par-
ti cular qu e pertenezca a ese grup o.
■ La otra razó n que aducen estos autores es que
INFLUENCIA ENTRE ACTITUDES Y la conducta puede estar condi c io nada por una
CONDUCTA seri e de fac tores situ ac ionales, intern os o exter-
nos a la perso na, que form an parte de un sistema
En el presente apartado se exponen las prin cipales compl ejo que, en conjunto, influye en el com-
teorías sobre la relac ión entre actitudes y condu ctas. portami ento, además de la influ encia que pu e-
En primer luga r, se incluyen dos grandes modelos teó- da ejercer la actitud . Por ese motivo, Fi shbein y
ri cos que indican el modo en que las actitudes influ yen Aj ze n (197 5) proponen qu e se mida la intenc ión
en la co nducta: el modelo MODE y la teoría de la ac- de co ndu cta, en vez de la co ndu cta rea l, al ana-
ción razonada y sus ampli ac iones posteriores. El mo- li zar los vínc ul os entre actitudes y co ndu cta. Es
delo MODE (MODE son las si glas de Motivation and mu y probab le que una perso na guiada por su
Opportunity as DEterminants of the attitude-behaviour actitud tenga intenc ión de rea li za r un a condu c-
relation ) se desarroll a para expli ca r cómo influyen las ta, sin que sea pos ibl e ll evarl a a ca bo fin almente
actitudes previ as hac ia un obj eto en el procesa mi en- por razones ajenas a su vo luntad.
to de la informac ión relac ionada co n ese obj eto. La
teoría de la acc ión razonada se centra en la influencia La conclusión a la que se ha ll egado, despu és de
de la actitud hacia un comportami ento específi co. A décadas de investi gac ión sobre la relac ión entre acti -
continuac ión, se considerarán los elementos esencia- tud es y co ndu cta, es que, cuando se ti enen en cuenta
les de la teoría de la di sonan c ia cognitiva, una aprox i- una seri e de condi c iones qu e garanti cen la correspon-
mac ión cuyo objetivo es exp lica r el ca mbio de actitud denc ia entre la medida de la actitud y la de la condu c-
que sigue a determinadas conductas, es dec ir, có mo la ta, las actitudes sí predi cen la condu cta.
condu cta puede modifi ca r las actitud es.

El modelo «MOOEn
Influencia de las actitudes en la
conducta Esta aproximac ión teóri ca postul a que las actitu-
des pu eden gui ar el comportami ento hacia un obj eto
La cree nc ia generali zada de que las actitudes guían mediante dos tipos de procesami ento cognitivo : a) un
el comportami ento está en el ori gen del interés de los procesa mi ento es pontáneo, basado en la activac ión
ACTITUDES

rea li za r o no una co ndu cta. En la situación y mom ento


co ncreto, se anali za ría cui dadosa mente los atributos
qu e caracteri za n al objeto, se tendrían en cuenta los
aspectos positivos y negativos de sus características en
ese co ntexto y se tomaría la decisión qu e ll eva ría a
actuar de un a determin ada manera. A través de esa
forma de pensami ento, se ll ega a un a eva luación o ac-
titud elabo rada para ese mom ento.
Los principal es determinantes del procesamiento
elabo rado son la m otivación y la oportunidad, enten-
di éndose este último factor como la posibilidad de ll e-
var a cabo el esfuerzo de anali za r todos los atributos
del obj eto, lo que supone que la persona disponga de
tiempo, de recursos y de sufici ente capacidad cogni-
tiva (Motivac ió n y Oportunidad como Determin antes
de la relac ión actitud - co nducta). La teoría de la ac-
ción ra zonada (Fishbein y Ajzen, 1975) y la teoría de
la acción planifica da (Aj zen, 1991 ) ej emplifi ca n este
tipo de procesa miento. Si la motivac ió n y la oportuni-
dad son bajas, las actitudes previas guían la conducta
Russe ll Fazio (Universidad de O hio). Sus in vesti gaciones se centran en mayor medida que la información presente en la
en el estud io de las actitudes desde un enfoque eminentemente cog-
situac ión.
nitivo.
Imagin emos que un a persona ti ene un a actitud mu y
favorab le hac ia un político basada en que le parece in -
auto máti ca de un a actitud relevante, o b) un procesa- teligente y sincero . A la hora de votar en unas elecc io-
mi ento elabo rado, en que se anali za deta ll adamente nes, esa valoración surge automática mente e influ ye
la inform ac ión disponible (Faz io, 1990). El procesa- en su votac ión, actuando de manera espontánea . Aho-
mi ento espontá neo requi ere que la actitud ex istente ra bien, supon gamos que el político en las sigui entes
hacia un obj eto se rec upere de la memori a en presen- elecc iones rea li za unos ca mbios en su programa que
c ia de ese objeto. Una vez que la actitud (pos itiva o afecta n negativamente a la person a en c uestión. En esa
negativa ) se act iva, sirve co mo señal para procesar la situación co nc reta la motivac ión para reflex ionar será
informac ión sigui ente sob re ese obj eto . La perso na no alta y, si tien e co noc imi ento sufic iente sobre el tema,
ll ega a ser co nsc iente de esa activac ió n automática. pensará en qué consec uenc ias pueden aca rrea r para
Sin embargo, la actitud previa sirve como filtro para su vida esas medidas, planteándose si vota o no a ese
la interpretación de la informac ió n que se rec ibe del político, sobre la base de esas deliberac iones.
obj eto en esa situac ió n co nc reta, influ yendo en los jui -
c ios o co mpo rtami entos. Cuanto más acces ibl e sea la
actitud, mayor va a ser la influenc ia que ejerza sobre La teoría de la acción razonada
percepciones posteriores y sob re las co ndu ctas basa-
das en esas percepc iones. Precisamente, una de las La teoría de la acc ión razo nada y su ampli ac ión
ca racterísti cas del procesamiento espo ntáneo es que posterior en la teoría de la acc ió n planificada fueron
se produce con actitudes mu y accesibles para la me- di señadas para exp li ca r y predec ir el comportami en-
mo ri a, ya que este tipo de actitudes so n las qu e tienen to humano en co ntextos específicos, y es ap licabl e a
un potencial de activació n más acusado. Co mo ya se co ndu ctas deliberadas (Aj zen, 1991 ; Fishbein y Ajzen,
ha comentado, la acces ibilid ad actitudin al es mayor 19 75). En esta perspectiva teórica, un elemento central
dependiendo de la frec uenc ia de activación de la ac- es la intención que ti ene la person a de rea li za r la con-
titud y de lo rec ientemente que se haya utili za do. En du cta. Desde este modelo, se as ume que la mayoría de
esos casos, la actitud servi ría como heurístico y gui aría los comportamientos están baj o el co ntrol del propio
la co ndu cta sin neces idad de reflex ión . sujeto y que, por lo tanto, el principa l determinante de
Por co ntraste, el procesamiento elabo rado hace la co nducta va a ser que la person a tenga intenc ió n,
referencia a una fo rm a de pensamiento detallado en o no, de realizar ese comportami ento. Esa motivac ión
el que se tienen en cuenta diferentes factores. En el co nsciente de actuar, la intenció n, se co nsidera que
caso de las actitudes, este tipo de procesami ento men- es el prin cipa l factor psicológico que hay qu e prede-
tal llevaría a utili za r esa actitud como argum ento para c ir, ya que la ej ecució n de la conducta co ncreta no
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

siempre está bajo el co ntrol de la persona y puede que


no cons iga reali za rl a a pesar de su intención . En la
fo rmul ación ini cial de Fishbein y Ajzen (1975), co no-
cida como la teoría de la acción razonada, se postula
que la intención de conducta está determinada por
dos facto res independi entes: uno personal (/a actitud
hacia la conducta) y un o que refl ej a la influencia del
contexto social sobre el individuo (/a norma subjetiva).

La actitud hacia la conducta

La actitud hacia la co nducta se refiere al grado en


que la persona eva lúa favorab lemente o no rea li zar esa
conducta co ncreta. Esa actitud depende de las creen-
cias relevantes sobre la co nducta en cuestió n y sobre
lcek A jzen (U ni versidad ele Massachu ssets). Trabaja sobre tocio en el las co nsec uencias de rea li zar la. Cada una de esas co n-
área ele la formación y el ca mbio de actitu des y en el efecto ele éstas secuencias asoc iadas a la conducta pueden ser va lora-
sobre la conducta.
das positiva o negativa mente . De ese modo, la actitud

Creencias sobre las consecuencias de estudiar la carrera de Psicología y valoración de esas


consecuencias
Indique su grado de acuerdo o desacuerdo con las afirmaciones que a continuación se le presentan
en relación con los estudios de Psicología.
Co n una ca rrera como Psi co logía se puede ayudar a la sociedad.

800000□00
Tota l desacuerdo Tota l acuerdo
La profesión de Psicó logo me permitirá obtener rápidamente un buen empl eo.

800000□00
Total desacuerdo Tota l acuerdo
Las sa lidas profes ionales como Psicó logo/a me pueden proporcionar un buen sa lari o.

800000□00
Tota l desacuerd o Tota I acuerdo

Valore hasta qué punto es importante para usted en su vida profesional futura
cada uno de estos aspectos:
Ayudar a otras personas

Nada importante Mu y importa nte


Encontrar empl eo

Nada im portante Muy importa nte


Ga nar dinero

Nada importante Muy importante


ACTITUDES

hacia un comportami ento será favo rab le si es asoc iado tiene por qué ser la opin ión real. Estos dos factores
con co nsecuencias o atribu tos deseab les, y será desfa- también se co mbin an de fo rm a multipli cativa para de-
vorab le si, al contrari o, se asocia mayo ri tar iamente con terminar la magnitud de la norm a subjetiva (NS). Cada
consecuencias desagradables. Se trata, por tanto, de un creencia normativa (en) sobre un referente se multipli -
modelo de los denominados de «expectativa-valor », ya ca por la motivación de la persona para co mpl acer al
que tiene en cuenta, por un lado, distintas creencias o referente en cues ti ón, ob ten iéndose med iante la sum a
expectativas relacion adas co n la conducta y, por otro, de los productos de los n referentes el va lor de la nor-
la va loración que cada persona hace de las consecuen- ma subjetiva. Por ejempl o, si una persona percibe que
c ias de rea li za rl a. Esa valoración subj etiva de los re- su padre tiene mu cho interés en que elija una ca rre-
sultados in cide directamente en la actitud, ya qu e se ra (eva lu ado numéricamente lo estim aría en 7), y esa
co mbin a de forma multiplicativa co n la fu erza de las persona tiene una alta motivación para compl acer a su
c reencias. Esta perspectiva de la actitud se puede for- padre (eva luada en 8), en relac ión co n este referente,
mul ar matemática mente como sigue: en x m va ldría 56. Como se refl eja en la siguiente fór-
mul a, la suma de creencias normativas por motivación
"L., C-V·
I I =A de compl acer, en el co njunto de referentes de esa per-
so na (por ejemplo, su pareja, su madre, amigos, etc.)
Donde ces la fuerza de cada creencia sob re las co n- nos daría el có mputo de la norma subjetiva.
secuencias de rea li zar la co nducta y ves la valoración
de esas co nsec uenc ias. La actitud hacia la conducta ¿cn;m; = NS
(A) sería la suma del producto de las n creenc ias por la
eva lu ac ión que la persona hace de las consec uenc ias.
Según este mode lo, se puede ca lcular matemáticamen- La teoría de la acción planificada
te la actitud hac ia la co nducta pidiendo a las personas
que se posicionen num éricamente en relac ión co n la La teo ría de la acc ión plan ificada, elaborada por
fuerza con la que sostienen las creencias sobre las con- los mi smos autores que la teoría de la acc ió n razo-
secuencias ele esa co ndu cta y co n la va loración de esas nada, añad ió un nu evo fac tor al modelo propu esto
co nsecuenc ias. Por ejempl o, suponga mos que para ini c ialmente, el control conductual percibido, que se
conocer la actitud de una persona hacia la elecc ión refiere a la percepción que la persona tiene de lo fácil
de una determinada ca rrera, co mo Psi co logía, se le ha o difícil que le resultará realizar el comportamiento
pedido que responda en un cuesti ona ri o, simil ar al del (Aj zen, 199 1; Aj zen y Fishbein, 2000, 2005) . Este nu e-
Cuadro 6.5, a una seri e ele creencias y expectativas, vo compon ente co ntribu ye significativamente a expli-
obteni éndose la puntuac ión que f igura entre parénte- ca r la condu cta de dos formas:
sis: probabil idad de ayudar a las personas (8), probabi-
lidad de emp leo (3) y probabilidad de ga nar dinero (4) . a) indirecta mente, a través de la influencia que
A su vez, esa persona eva lúa la importancia que para tiene sob re la intención de co ndu cta, ya que si
ella tiene ay udar a otras personas (7), encontrar empl eo parece mu y difíci l llevar a cabo un determin ado
(6) y ga nar dinero (5). Según la fórmu la, co n estos el atos co mportami ento ni siqui era se inte ntará, y
la actitud sería: (8 x 7) + (3 x 6) + (4 x 5) = 94. b) directamente, ya que, a igualdad de intenc ión,
el esfuerzo que estemos dispuestos a empl ea r
La norma social subjetiva para rea li za r una co nducta va a ser mayo r si
creemos qu e tenemos la capac idad para ll evar-
La norma soc ial subjetiva es el otro determinante la a cabo. Por otra parte, a menudo la medid a
de la intención de realizar una co ndu cta. Depende, a del co ntrol conductual percibido es también
su vez, de dos facto res: una med id a del co ntrol rea l que la persona tie-
ne sob re la co nducta, lo que afecta ría, por lo
1) las creenc ias sobre lo que pi ensa n determina- tanto, a su ca pacidad para ejecutarl a.
dos individuos (person as importantes para el
sujeto, sus referentes) respecto a si la person a En la Figura 6.2 se presenta un esq uema de esta
debe rea li za r o no la co nducta, y teoría . Una vez que se han formado, las actitudes, la
2) la motivació n de la persona para acatar esa op i- norma subj etiva, la percepción de co ntrol y la inten-
ni ón. c ión puede n ser muy acces ibl es y ráp idamente dispo-
nibles para guiar la rea li zac ión de la co ndu cta. Es de-
Se ll ama norma subjetiva porque es la percepc ión cir, no es necesa rio que la perso na rev ise sus creencias
que el in dividuo ti ene de la op inión de los otros; no actitud in ales, normativas o de co ntrol para que estos
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

Actitudes hacia
la conducta

I
Norma social
., d,
/ 1ntenc1on
rea lizar la
e
subjetiva
conducta

r
I /
/
/
I
I

Control
conductu al
percibido ' ------------------------

Teoría de la acción planificada. Adaptación de Aj zen (199 1).

co mponentes se activen (Aj zen y Fi shbein, 2005) . Por surgen una seri e de teo rías que anali za n las con se-
ej empl o, una actitud previ amente form ada sobre el cuencias de actu ar en co ntra de las propi as actitudes.
co nsumo de estupefacientes puede ser activada rápi - En general, estas teorías giran en to rn o a la neces idad
damente en el futuro sin que sea necesari o que la per- de mantener coherencia entre creencias, entre dife-
sona repase las ventajas e inconve nientes de consumir rentes actitudes, y entre actitudes y co nducta, para
este tipo de susta ncias. así mantener el bi enestar psico lógico. La teoría del
Los tres componentes (actitudes hac ia la condu cta, equilibrio de Heider (195 8) y la teoría de la co ngru en-
norma social subj etiva y co ntrol conductual percibido) cia de Osgood y Tannenbaum (1955) pl antea n el pro-
están relacionados entre sí. La intervención para modi- bl ema de la incoh erencia entre diferentes actitudes.
fi ca r cualquiera de los tres componentes puede ser útil En ambas teorías, la hipótes is ce ntral es que la fa l-
para ca mbiar las intenciones de conducta, como se ha ta de consistencia cognitiva entre actitudes produ ce
puesto de manifiesto en numerosas investigaciones que un estado psi co lógico desequilibrado que tratará de
han demostrado la potencia de este modelo para expli - equilibrarse medi ante el cambi o de algunas de esas
ca r comportami entos mu y diferentes: prevención de la actitudes. En estas dos teorías se pl antea la bú squeda
enfermedad (Albarracín, John son, Fi shbein y Mueller- de co nsistencia entre actitudes como un a necesidad
leile, 2001 ), voto políti co (Fi shbein, Thomas y Jacca rd, de racionalidad, de bú squeda de lógica, propi a del
1976), uso del ti empo libre (Aj zen y Driver, 1992), uso ser humano.
de transporte (Bamberg, Aj zen y Schmidt, 2003 ) o aten- Entre las diferentes aproximaciones a este tópi co
ción a los hijos (Manstead, Proffit y Smart, 1983) . destaca la teoría de la disonancia cognitiva, desarroll a-
da por Leon Festinger en 1957, uno de los modelos que
más investi gaciones ha propi ciado en Psi cología Social.
Influencia de la conducta en las Esta teoría se aparta de las dos anteriormente mencio-
actitudes: la teoría de la disonancia nadas porque plantea que las personas difícilmente re-
cognitiva conocen su inconsistencia, sino que tratan de ju stifica r-
la, no solo ante los demás, también para ell as mismas.
El deseo de coherencia es una de las prin cipales El proceso, por lo tanto, no es la bú squeda de consisten-
motivaciones humanas. En la déca da de los sesenta cia, sino la racionali zac ión de las inconsistencias.
ACTITUDES

menta la teo ría so n esenc iales pa ra su co mprensión . En


prim er lu ga r, espec ifi ca qu e el término cognición hay
que entenderl o co mo el conoc imi ento qu e la perso-
na ti ene sob re sus estados psico lóg icos (se ntimi entos,
emoc io nes o cree nc ias), sobre su co ndu cta manifi esta,
o sobre su ento rn o. Es dec ir, se trata de creenc ias qu e
la persona experimenta co mo rea les (a unqu e o bj etiva-
mente no lo sea n) y que pu eden referirse a rea li dades
muy diversas : físicas, psico lóg icas o soc iales, pero no
a cuestio nes opin abl es. En este se ntido, la condu cta
rea li za da por un a person a es evi dente qu e se trata de
un hecho rea l in cuesti o nab le, no así las opinion es o
actitudes, que, al ser subj etivas, pueden ser cuestion a-
das co mo rea les. Segú n la teoría, si empre que la per-
cepc ió n de la rea lidad se opo nga a un a de nu estras
creenc ias ex istirá un a presi ó n para cambi ar esa form a
de pensa r.
En segun do lugar, Festinger hace hin ca pi é en qu e
utili za la palabra disonancia para destaca r qu e se trata
de un fac to r motivac io nal y no cognitivo . Desde este
Leon Festinger (1919- 1990). Es un a de las personas que más con- pl antea mi ento teóri co, la di so nancia ti ene un co mpo-
ceptos y teorías han aporta do a la Ps ico logía Social, aunque pro- nente de activac ió n fi sio lóg ica, igual que la sed o el
bab lemente la que más impac to ha teni do sea la teoría de la d i-
hambre, qu e es el que o ri gin a el malestar psico lógico.
sonanc ia cogni tiva. Fes ti 11ger veía a las personas co rn o ind ividuos
pe nsa ntes que necesitan raciona liza r las di screpa ncias que surgen Es, precisa mente, la neces idad de reduc ir ese malestar
entre sus pensa mi entos y sus acc iones. lo que va a moti va r el ca mbi o de actitudes, y no la
neces idad de ser lógicos.
De ac uerd o co n la teoría, entre dos elementos de
Postulados básicos de la teoría co noc imi ento qu e formen parte del sistema de las ac-
ti tudes de un a per so na pu eden ex istir tres tipos de re-
Festin ger desa rro ll a su teo ría al observa r, en la vida lac io nes:
cotidi ana, qu e la di screpancia entre la co nducta y las
actitudes provoca malestar y estrés emoc ional. Sustitu - 1) que sea n irrelevantes, es dec ir, que un a cogni -
ye los términ os co nsistenc ia e in co nsistencia por otros c ió n no tenga nada que ver co n la otra;
que evoca n un significa do menos asoc iado a la lógica : 2) qu e sea n co nso nantes, lo que impli ca q ue de
consonancia y disonancia. una cogni c ió n se pu ede inferir la o tra, o
El núcleo de la teoría se puede resumir en los sigui en- 3) qu e sea n di sonantes, cua ndo una cog ni ció n es
tes términos: la existencia de cogniciones que no son co- in co herente o co ntrad icto ri a con la otra.
herentes (consonantes) entre sí produce en la persona
un estado psicológico de incoherencia (disonancia) que Aunque la fo rmul ac ió n de Festinger se refi ere a la
es incómodo y que la persona se es forzará en paliar in- co nso nanc ia o no de dos cogni c io nes en general, la
tentando hacer esas cogniciones más coherentes (Festi n- mayo r parte de la investi gació n se ha basa do en las
ger, 1957) . Utili za ndo estos conceptos, formul a las dos creencias sobre el co mporta mi ento qu e se ha rea-
hipótes is bási cas de su teoría (Festinger, 1957; 1975): l izado, co mo un o de los elementos que defin en esa
relac ión de co herenc ia o in co herenc ia, y en las acti-
1) La di so nanc ia es psico lóg ica mente in cómoda, tudes, co mo otro de los elementos. Po r ej empl o, un a
por lo qu e las perso nas tratan de redu c irl a para actitud fa vorabl e hac ia el aho rro sería conso nante co n
lograr la co nso nanc ia. comportamientos que impliqu en gastar poco din ero, y
2) Cuando la di sonanc ia es tá presente, además de sería d iso nante con aquell os qu e tenga n co mo co nse-
intentar redu c irl a, la perso na evita activamente cuenc ia el dil apid ar el dinero en gastos inn ecesa ri os .
las situ ac ion es e inform ac io nes qu e pudi eran Esa mi sma actitud sería irrelevante respecto a otro tipo
aumentarl a. de co nductas como, por ejempl o, pasea r todos los días
un a hora por el parqu e.
Las expli cac iones qu e da Festinger respecto a cada Una vez que se ha rea li zado una co ndu cta que de
uno de los elementos cl ave sobre los que se fund a- algun a manera es co ntrari a a las actitudes previ as, sur-
INTRODUCCÍÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

gen una seri e de cogni ciones que son conson antes o c) quitar importancia a los elementos di so nantes
di so nantes co n esa conducta. Por ej empl o, si una per- (pensa r que es más importa nte el estudi o que la
so na que quiere ahorrar se ha ga stado una fu erte suma diversión).
de dinero en una fi esta, co nson ante co n esa co nducta
serían creenc ias del tipo «só lo se vive una vez», «ya La di son anci a es muy común y pu ede surgir por
me lo quitaré de otra cosa », mi entras qu e sería n di so- di ferentes razones. Dado que la teo ría es apli ca bl e a
nantes creencias como «me he gastado los ahorros de situ ac iones muy diversas, en la investigación se han
tres meses ». ido perfil ando una seri e de parad igmas qu e se utili za n,
dependi endo de los obj etivos del estudi o, en aquell as
situ aciones en las que típi ca mente se produ ce di so-
Grado de disonancia nanc ia: a) despu és de tomar una decisión (p aradigma
de la libre elección); b) después de actu ar en contra
Como hemos señalado, la di sonancia cognitiva es ele las propi as creencias y actitudes (paradigma de la
un factor motivacio nal, simil ar al hambre o a la fru stra- complacencia inducida); c) después ele expon erse a in-
ción, que se ori gin a c uando ex isten cognic iones que form ación in con sistente co n las creencias (p aradigma
no co ncuerdan entre sí. Igual que el hambre nos mo- de la desconfirmación de creencias), o d) después de
tiva a bu sca r alimentos para reducirla, la di sonancia rea li za r condu ctas que requieren esfu erzo (p aradigma
cognitiva indu ce ca mbi os psicol óg icos diri gidos a re- de la justificación del esfuerzo). Todos estos paradi g-
duc ir el malestar que provoca. La diso nanc ia cognit iva mas se han utili zado en diferentes investi gaciones, lo
se podría definir como una experi enc ia psico lógica- que ha co ntribuido a fo rtalecer y enriqu ecer la apli ca-
mente desagradabl e, provocada por la inco nsistencia ción de la teoría. Su empl eo en la ex perimentac ión so-
entre actitudes y co mportami ento, que se acompaña bre di so nancia sigue vi gente, aunque aqu í nos limita-
de sensac iones de inquietu d. remos a c itar los experimentos seminales que sirvieron
El mayo r o menor grado de malesta r psi col ógico ini c ialmente para comprobar las hipótes is teó ri cas.
o, lo que es lo mi smo, la magnitud de la di so nanc ia
depende de dos factores:
El paradigma de la libre elección: disonancia
1) de la propo rción de cogni c iones di so nantes en después de tomar una decisión
relación co n las cogniciones co nson antes,
2) de la importa ncia de cada una de esas cogni cio- Si empre que una person a ti ene que elegir entre
nes para la persona. dos fo rm as de actuar igualm ente atractivas surge un
co nflicto, debido a que elegir un obj eto o una form a
Por ejempl o, si An a dej a de sa lir co n sus ami gas de comportarse impli ca renunc iar a la otra alternativa .
para preparar un examen, pensa r que ha perdido un a Una vez que se ha optado por una de las dos co nduc-
tarde de diversión es una creencia di so nante, mi en- tas, permanecen en la mente los aspectos positivos que
tras que pensar que así asegura que pu ede ll ega r bi en hacía n atractiva la opc ión rechazada y los negativos de
preparada y tranquil a al examen es una c reencia co n- la elegida. Todas esas c reencias, qu e aún persisten, son
sonante con su condu cta. Como hemos señalado, la di sonantes con el comportami ento rea li zado. D espu és
magnitud de la dison anc ia dependerá del número de de un a condu cta de elecc ión, la magnitud de la di -
creencia s co nson antes y disonantes, y de la importan- so nancia aumenta dependi endo: a) de lo trascendente
c ia ele esas creencias. Así, si An a cree qu e esa tarde sus qu e sea la decisión, ya que si ca rece de importanc ia no
ami gas se van a encontrar con un chi co que le gusta, producirá di sonancia; b) del grado de similitud entre
su di sonanc ia será mayor que si pi ensa que va a ser las alternativas posibl es, pu esto que, si las dos altern a-
una tarde como otras mu chas. ti vas llevan a res ultados equivalentes no habría tanta
Una vez que aparece la disonancia, ex isten dife- di sonanc ia co mo si la decisión se ha tomado entre dos
rentes estrategi as para di sminuirl a: altern ativas qu e aca rrea n consecuencias muy di stintas;
y c) del atractivo de la altern ativa rechazada.
a) añadir nu evos elementos co nson antes co n Con sec uentemente, la reducc ión de la di so nanc ia
la co ndu cta rea li zada (en el ejemplo, podría qu e sigue a una elecc ión se puede reducir mediante
co nve ncerse a sí mi sma de que le entusiasma alguno de los siguientes procedimi entos :
aprender esa asi gnatura);
b ) aumentar la importancia de los elementos con- a) restar importanc ia a la dec isión tomada,
so nantes (An a podría pensar que ese exa men es b ) co nsiderar que el res ultado fin al al qu e lleva
dec isivo); cualqui era de las dos altern ati vas es el mi smo, o
ACTITUDES

e) ca mbi ar el atractivo de ambas alternativas. cil), por lo que se esperaba baja diso nancia, ya qu e la
alternativa rechazada no era bien evaluada (dec idir-
Este último proced imi ento es el que se utiliza con se, por ejemplo, entre un electrodoméstico va lorado
más frecuencia, y co nsiste en aumentar la proporción co n 7 y otro valorado co n 3). El gru po co ntrol recibi ó
de elementos co nsonantes co n la decisión tomada. como obsequio el produ cto mejor evaluado, sin que
Esto se co nsigue: tuvi era qu e elegir. A co ntinuac ión, tenían que volver a
eva luar los produ ctos. El grupo co ntro l no ca mbió su
■ aumentando la importanc ia de los elementos valo ración del produ cto elegido ni del resto . Los otros
conso nantes con la elección y dism inuye ndo la dos grupos ca mbi aron su eva luac ión, va lorando más
importancia de los relativos a la opc ión rechaza- pos itivamente el producto elegido y peor el rechazado
da, en relac ión con la primera eva lu ac ión. El ca mbi o tota l
■ no teni endo en cuenta algunos de los elementos observado se debe a la neces id ad de reducir la diso-
negativos de la opción elegida o algunos de los nancia y se midió te ni endo en cuenta el ca mbio neto
positivos de la rechazada, de la primera a la segunda puntuac ión, tanto del pro-
■ aumentando el número de elementos positivos ducto elegido como del rechazado. El ca mb io en su
co nsonantes co n la elección. actitud fue mayor en la co ndi c ión de difícil elecc ión,
es decir, la de alta disonancia.
Por ejemplo, si alguien duda entre comprar un jer-
sey negro (porqu e le parece práctico y que combina
co n todo) o uno rojo (po rque cree que es más alegre), El paradigma de la complacencia inducida
decida lo que dec ida el res ultado será muy simi lar, ya
que en los dos casos tendrá un j ersey y, si se ha dec i- Son mu chos los experimentos que han contribui-
dido por el rojo, le quitará importa ncia al argumento do al desa rro ll o y a la co nfirmac ión de la teoría. No
de que le co nvenía un jersey fáci l de combin ar y le obsta nte, el más embl emático es el de Festinger y
dará más importa nc ia a que sea alegre y, de ese modo, Ca rl sm ith (1959), en el que se comprobó qué sucede
podrá reduc ir la d ison ancia. Ahora b ien, si su duda c uando una pe rsona se ve forzada a dec ir o a hacer
está entre gastarse el dinero qu e t iene ahorrado en algo co ntrario a su actitud . Es muy co mún que se rea-
comprarse un jersey o una si ll a para el despacho, las li cen co ndu ctas co ntraactitu dinales por muy diversas
co nsecuenc ias so n muy d iferentes y le será más difícil razo nes, co mo gana r dinero, evitar sanc iones, o no he-
reducir la disonancia. Por otra parte, no todas las elec- rir la sensibili dad de otras perso nas, por poner algún
c iones tiene n la misma trascendencia, y no es igual de ej emplo. Ju stifi ca r ese tipo de conductas co ntrari as a
importante elegir entre dos jerséis que entre dos pisos, las actitudes puede resultar más o menos fáci l, de-
debido a la diferencia de inversión entre ambas de- pend iendo de los argumentos que podamos esgrimir
cis iones. Además, cuanto más atractiva sea la opción para rac ion ali za rl as. Con frecuencia, la discrepanc ia
que no se ha elegido, más difícil es la red ucc ión de la entre las actitudes y la co ndu cta se debe a algún tipo
posterior di so nanc ia. de coacc ión externa . Por ej empl o, una persona que
En el prim er experimento que utili zó este paradi g- está en co ntra de hacer horas extraordin arias puede
ma pa ra probar los supuestos de la teoría de la diso- co nse ntir en rea li za rl as porqu e se lo pide su jefe. En
nancia en situ acion es de elección, Brehm (1956) si- ese caso, ex iste un a co ndescendenc ia pública que no
mu ló un estudio de mercado y pidió a unas alumnas surge de un ca mbio en las op ini ones. Este t ipo de co n-
que eva lu aran el atractivo de ocho pequeños electro- descendencia forzosa se produce en mu chas ocas io-
domésticos muy diferentes en cuanto a su utilidad, nes ante el ofrecimiento de un premio si se cumple
como un tosta dor o un seca dor. Posteriormente, en co n ese requerimiento o por la amenaza de un cas-
función de la co ndi ción experimental a la qu e se asig- tigo si no se rea li za determin ada conducta . Una vez
naba a las participantes (a lta o baja disonancia), les que se ha consentido en rea li za r ese tipo de cond ucta,
di o a elegir entre dos produ ctos que podrían ll evarse: el comportami ento públi co y la actitud privada son
a) un grupo debía eleg ir entre dos aparatos de parecida co ntrad ictorios . Esta argu mentac ión, que se ha puesto
eva lu ación (en c uanto a atractivo) en la fase anterior como ejemplo, es la que pusieron a pru eba Festinger
(e lecc ión difíc il ), lo que impl icaba alta va loración de y Ca rlsmith (1959) para demostrar la teo ría de la diso-
la alternativa rechazada y, por lo tanto, alta disonan- nanc ia cogniti va.
c ia (po r ejemplo, elegir entre un electrodoméstico que Primeramente, estos autores induj eron en todos sus
había va lorado con 7,2 y otro que había valorado con suj etos experimentales disonancia entre las actitudes y
7, 1); b) el otro grupo elegía entre un producto bi en la co nducta. A la mitad de los parti cipantes les dieron
va lorado y otro de más baja va loración (elección fá- la oportunidad de justificar la co ndu cta ofrec iéndo les
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

un in centivo alto, mi entras que la otra mitad no obte- no les gustaba n tanto, mi entras qu e el grupo de fuerte
nía ningún in ce nt ivo y, por lo tanto, no tenían razones castigo ju stificó su cond ucta por esa amenaza.
que les perm iti era n justifica r por qué actuaron en con -
tra de su actitud . Aquellos que no pudieron justificar lo
que hab ían hecho fueron los que camb iaron su actitud El paradigma de la desconffrmación de
para hacerl a conso nante con la conducta. creencias
Co ncreta mente, se les pedía a todos los participan-
tes que ejecutara n durante una hora una tarea su ma- Cuando una persona recibe informac ión que es in-
mente ab urrida, co mo mover clavijas, con el pretexto compatibl e con sus creencias, esa nueva información
de que en eso consistía el experim ento. A continua- puede generar nuevas cogni ciones que sean incongruen-
c ión, se provocaba disonancia pidiéndoles que ayu- tes con las ya existentes, por lo que se produciría diso-
daran al experim entador comuni ca ndo a otros estu- nancia. Esa disonanci a se puede red ucir por varias vías,
diantes que esperaba n fuera que la tarea que iban a una de las cuales sería cambi ar las creencias previas.
rea li za r era muy interesa nte, para así co nvencerl es de Pero, si esas creenc ias son importantes, es muy com ún
que participaran en ese experim ento. Dependiendo de que esa informac ión se malinterprete, o que se rechace
la manipulación experim ental, a un grupo de partici- y se busque nueva informac ión que reafirme las anterio-
pantes se le ofrecía 20 dólares y a otro 1 dólar por esa res creenc ias. Cuanto más importante es para nosotros
co laborac ió n. Al grupo co ntrol no se le pidió que ayu- una creencia, por ejemp lo, de tipo políti co o religioso,
dara al experim entador. Según la teoría, los sujetos que más difícil es que aceptemos informac ión que se oponga
habían recibido 20 dólares no deberían sentir disonan- a nuestra form a de pensar. Festinger, Ri ecken y Schach-
cia, ya que el dinero que habían recibido les permitía ter (1956) se infiltraron en una secta para observar qué
explicar y justificar su co ndu cta por una causa extern a. sucedería cua ndo un a de sus creencias se desconfirma-
Los que só lo habían recib id o 1 dólar sí que sentirían ra objetivamente. Esta secta había an unc iado que serían
disonancia, ya que una ca ntid ad tan baja de beneficio abd ucidos a otro planeta en una fecha concreta por
no ju stifica ba el decir un a mentira a los compañeros. unos extraterrestres con los que se comuni caba n, ya que
Cuando poster iorm ente se midió la actitud hac ia la ta- habían sido elegidos para salvarse antes de que se inun-
rea, el grupo contro l y el que recibió los 20 dólares dara la Tierra. Pasado ese día sin que sucediera nada, la
manifestaron un a actitud mucho más negativa hac ia la líder del grupo les anunció que, gracias a la bondad de
tarea que el grupo que había recibido 1 dólar. Este úl- los miembros de la secta, Dios había sa lvado el mun-
timo grupo, para ev itar la disonancia, pasó a creer que do. Antes de este hecho, el grupo no hacía proselitismo,
la tarea no era tan aburr ida a pesar de haber estado una pero a raíz de que se desconfirmara su creencia funda-
hora realizando una co nducta rea lmente tediosa. mental comenza ron a predicar activa mente. Persuadir a
Cuando en vez de recompe nsas se imparten cas- otros era consonante con sus creenc ias y la mejor forma
tigos después de rea li za r un a co ndu cta, también fun- de reafirmarlas. Así, añad ieron nuevas cogniciones con-
ciona un meca nismo de racio nali zació n, de forma que sonantes con la conducta anterior.
cuanto mayo r sea el castigo que sigue a un a co ndu cta La disonancia ll eva, co n frecuencia, a buscar infor-
menor será el cambio de actitud . La exp li cac ión es que mación sesgada con el objeto de aumentar los elemen-
si se ca mbi a la cond ucta porque existe la amenaza de tos conso nantes y ev itar los dison antes. Incluso cuan-
castigo, la nueva co nducta se puede justifica r por esa do un a persona recibe involuntari amente informac ión
amenaza. El fun c ion amiento de este proceso fue de- que co ntradi ce sus ideas, un meca nismo común para
mostrado por Aronson y Carlsmith (1963) prohibiendo evitar la disonancia es nega r la verac idad de esa in-
a unos niños juga r co n unos juguetes muy atractivos, formac ión o invalidarl a co n cualqui er excusa. Por esa
bajo la amenaza de un fuerte castigo, aunqu e se les razón es tan difícil ca mbi ar opiniones (por ej emplo,
permitía jugar con el resto de los juguetes presentes en políticas) ya ex istentes, ya que las personas tendemos
un a sala. A otro grupo simil ar se le planteó la misma a seleccionar aquella informac ión que co nfirma nues-
situa c ión pero se le anunciaba un castigo muy leve. tras creenc ias y ra ra vez admitimos las opiniones de
En presenc ia de los adultos, ambos grupos ev itaba n personas o med ios de comuni cación que no co mpar-
jugar con los juguetes prohibidos. Cuando los ad ultos ten nuestro punto de vista.
aba ndon aba n la sala, el grupo al que se le había anun-
c iado un casti go fuerte mostraba más atracción por los
juguetes prohibidos que el otro grupo. La expli cac ión El paradigma de la justiffcación del esfuerzo
es qu e el grupo de castigo leve ca mbió de actitud por-
que, al no utili za r los jugu etes atractivos, el proceso Existe una estrecha rela ció n entre cuánto se va lora
de disonanc ia les había ll evado a creer que rea lmente algo y el esfuerzo que se está di spuesto a rea li zar para
ACTITUDES

c ierta d isonancia, q ue será mayor cuanto mayor sea


el esfuerzo. La m anera de red uc ir esa dison anci a es
aumentar la va loració n qu e se hace de la meta desea-
da, es dec ir, adoptando un a actitud m ás positiva hac ia
ese logro .
Aronson y Milis (1959) probaron esta idea por pri-
mera vez en un a investigación en la que un as estu-
di antes tenían que superar un a seri e de pruebas pa ra
pod er as istir a unas reunion es de grupo. La mitad de la
mu estra pa só por pruebas que ex igían mucho esfuerzo
y la otra m itad por pruebas muy fáci les. A pesar de
que posteriormente las reunion es de grupo resultaron
franca mente tediosas, el grupo al que le costó mu cho
esfuerzo acceder a ell as las eva lu ó muy positivamente.
Otros muchos estudios han puesto de manifi esto que
lo qu e m ás esfuerzo c uesta es lo que m ás se va lora.
Lo que más cuesta es lo que más se va lora. Si ded ico tanto esfuerzo,
tiempo y dinero a aprender este deporte aparentemente tan poco Po r ej emplo, en un experimento co n personas obesas
gratifica nte es porqu e en rea lidad es estupendo. q ue se presentaro n vo luntarias para seguir un a di eta
se hi c ieron dos grupos: baj o esfu erzo y alto esfuerzo .
En ambas co ndi c iones se les di eron las mismas pa utas
co nseguirlo. Por ese motivo, resulta d iso nante rea li za r para contro lar la alimentac ión y el peso. Pero las per-
una co nducta mu y costosa orientada a un a meta pa ra sonas del grupo de alto esfuerzo tenían que hacer una
poster iormente no ap rec iar lo que se ha co nseguido. serie de tareas mu y aburridas no relac ionadas co n la
Este p roceso expli ca ría, por ej emplo, que si una per- obesidad, ya que co nsistían en hacer grabac iones de
sona invi erte una importante suma de dinero en una voz. A l f in ali za r el tratamiento, la pérdid a de peso en
terap ia para dej ar de fuma r sea m ás fác il qu e deje el el grupo de alto esfuerzo fue sensibl emente m ayor y
tabaco que otra persona a la qu e la terap ia se la han m ás du radera c uando se co ntroló un año más tard e
pagado sus padres. Siempre que se emprende c ual- (A xso m y Coope r, 1985). Por lo tanto, aumentar el es-
qui er actividad que supone un esfuerzo desagradab le, fuerzo puede ser un a táctica para aumentar la va lo ra-
aunqu e sea para obtener algo deseado, se produce c ión d e un a meta co ncreta.

Ambivalencia actitudinal y disonancia cognitiva


No es extraño que se estab lezca alguna relación entre peri encias desagradables, pero para ello es necesari o que
ambiva lencia y di sonan cia, ya que ambos conceptos tie- los aspectos positivos y negativos que originan esa ambi-
nen aspectos en común . No obsta nte, es importante dife- va lencia sean simultánea mente acces ibl es en ese momento
renciarl os, puesto que no se trata de procesos psicol ógicos tempora l (McGregor, Newby-Clark y Zanna, 1999; Newby-
eq uivalentes. La ambivalencia actitudinal supone que ex iste Clark, McG regor y Zanna, 2002). Por otra parte, la creencia
diferencia en la va lencia (positiva o negativa) de los com- de que una persona es inteligente o amable no es contra-
ponentes de la actitud (creencias, sentimi entos o condu cta), dictoria (disonante) con la creencia de que es fea.
lo que impli ca que se eva lúa tanto positiva como negati- Respecto a la disonancia, en primer lugar hay que tener
va mente un objeto actitudinal. Es muy frecuente que ex- en cuenta que Festinger puntua liza a qué tipo de cogn iciones
perimentemos amb iva lencia actitudinal y ell o tiene como se refi ere al investigar sobre su teoría, ya que se centra en las
consecuencia que no siempre eva luemos de la mi sma ma- cogniciones sobre nosotros mismos, sobre nuestra conducta,
nera el mismo obj eto, porque las actitudes dependen de la sentimientos o creencias (cuando la persona piensa sobre es-
información acces ibl e en cada momento. Por ejemplo, po- tos aspectos psicológicos propios) y, también, en cómo esos
demos va lorar pos itivamente de un amigo su inteligencia, aspectos psicológicos pueden entrar en contradicc ión con
su amabi lidad y educación y que siemp re esté dispuesto a la rea lidad. Es decir, la teoría no es aplicable a otro tipo de
echar una mano a cualqu iera que se lo pida (característi cas creencias, como las opiniones sobre un tema. En segundo lu-
positivas) . Por otra parte, nos puede parecer aburrido y feo gar, para que se produzca disonancia es necesario que sea n
(característi cas negativas). Si necesitamos que nos ayude accesibles simultáneamente las creencias que son disonantes.
en un trabajo serán accesib les sus cara cterísticas positivas, Al gunas formas de reducción de la disonancia funciona n por-
mientras que lo norma l es que nos vengan a la mente sus que se elimina la accesi bilidad simu ltánea de cogn iciones.
aspectos negativos si se trata de invi tarle a una fiesta. Esta Por ese motivo, una de las formas de reducir la disonan-
fa lta de concord ancia en va loración puede provocar ex- cia, aparte de cambi ar de actitud, es quitar importancia a ►
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

cualqui er creencia contrari a a la actitud, bi en sea sobre la les), y B, con una actitud contrari a al consumo de coca ín a
conducta rea li zada o sobre la elección de una determinada basada en creencias negati vas . Si, al consumir cocaína, A
opc ión . Tri viali za ndo esas creencias se les resta accesibili- tuvi era acces ibl es las creenc ias negativas, aparecería la di-
dad y se hacen más acces ibles las creenc ias coherentes con sonanc ia, pero podría rec urrir a sus creencias positivas para
la conducta (S imo n, Greenberg y Brehm, 1995). Otra form a ju stifi car su conducta. Es dec ir, su ambivalencia puede ayu-
de reducir la disonancia es, por ejemplo, añadir creenc ias dar a eliminar la disonancia. Sin embargo, B, si un día con-
qu e son coherentes con la co nducta rea li za da, porqu e sir- sumiera coca ín a, sentiría di sonancia pero podría redu cirl a
ven para justifi ca r di cha conducta. En ese caso, la actitud ca mbiando la actitud y añadiendo creencias coherentes
previa puede pasar a ser ambi va lente. con la condu cta rea li zada (me ayud a a sentirme eufóri co,
Pensemos en dos personas: A, con una actitud ambiva - me fac ilita las relaciones soc iales), pasa ndo, as í, su actitud
lente ante el consumo de coca ín a, que sos tu v iera creencias negativa a ambi va lente. Sería un ejempl o de cómo la con-
negati vas (mala para la sa lud, crea adi cción) y positivas (me du cta puede ca mbi ar las actitud es .
ayuda a sentirme eufóri co, me fac ilita las relac iones socia-

Reformulaciones de la teoría termin ada manera les atribuimos actitudes co herentes


co n la co ndu cta (recuérdese el estudi o de Jones y Ha-
La teo ría de la di so nancia es un a de las qu e más rri s con el ensayo sobre Fi del Castro menc ionado en
eco han tenido en Psico logía Socia l y durante años el Ca pítulo 4 ), las perso nas se atri buyen a sí mi smas
dominó el panorama de la investigació n sobre el ca m- actitudes co herentes co n su propi a condu cta, a no ser
bio de actitudes. No es extraño, por lo tanto, qu e haya que, como el caso de los 20 dó lares de recompensa,
susc itado multitud de debates y reformul ac io nes. tengan un a cl ave extern a para ex pli ca r po r qu é han
Inic ialmente, la controversia se centró en cues- actu ado así.
tio nar que la di so nanc ia fu era rea lm ente un proces o Las diferencias entre ambas teo rías so n cl aras. Se-
motivac ional qu e ocasi o naba el ca mbi o de actitud . En gún la teoría de la di son anc ia, el grup o que sólo reci -
esta lín ea, la teoría de la autopercepción (Bem, 196 7, bi ó 1 dó lar ca mbi ó la actitud para redu c ir la di so nan-
1972) re inte rp reta los resultados de los ex perim entos c ia. Para la teoría de la autopercepció n, este grupo, al
co n el paradigma de la co mpl acencia indu cida adu- no enco ntrar otra expli cac ión de su co nducta, la atri-
c iendo qu e no es qu e se produ zca di so nanc ia, sino bu yó a su actitud favo rabl e a la tarea . La co ntroversia
que las person as infi eren sus actitudes a partir de su entre ambas teo rías fu e za nj ada po r Za nn a y Cooper
conducta. Desde esta perspectiva, de la mi sma form a (19 74), que demostraron que el ca mbio de actitudes
que cuando observamos a otros compo rtarse de de- o bse rvado en el paradi gma de la co mpl acencia indu-
c ida se debía a un a neces idad el e redu c ir el malestar
o activac ión produ cidos po r la di so nanc ia, de ac uerdo
con los postul ados de la teo ría ori ginal, y no a un a
deducc ión cognitiva como proponía la teoría de la au-
topercepc ión.
Las co ntinuas revi sion es qu e hasta los años 80 o ri -
ginó la teoría contribu yeron a revitali za rl a, tanto en su
dimensi ó n teóri ca como en la metodol óg ica . Co n el
paso del ti empo, la formula c ió n de Festinger de 1957
se ha reafirm ado y actu almente los teóri cos de la di so-
nanc ia ya no c uestion an los fund amentos de la teoría
ori ginal. En las últimas décadas, desde esa acepta-
c ión de las bases de la teoría, han surgido puntu ali-
zac iones y nuevas aportac iones qu e han co ntribuido
a co mprender mejor el fenóm eno de la dison anc ia
(H arm o n-J o nes y Milis, 1999) . Por ej emplo, midi en-
do directamente el malestar psico lógico medi ante
un a esca la, se ha comprobado empíri ca mente qu e la
condu cta contraactitudinal efectivamente provoca ese
Dary l Ben, (Co rnell University). Su teoría de la autopercepción es la mal estar, y no sólo un ca mbio de actitud, así como
propuesta más citada en contra de la teoría de la di sonanc ia cogniti - qu e al ca mbi ar la actitud el malestar se alivi a (Elliot y
va de Festinger. Según Bem, la gente infiere sus actitudes a partir de Devin e, 1994). Asimismo, se ha comenzado a abo r-
su propi a co nducta, como si fueran observadores externos.
dar el fenómeno de la di son anc ia en relac ión con la
ACTITUDES

cond ucta grupa l (Cooper y Stone, 2000), y el carácte r


funcional de dicho fenómeno (H armon-Jones y Har-
mon-Jones, 2002; véase el Cuadro 6.7). A co ntinu a-
ción, se ofrece un resu men de las apo rtac ion es qu e
más han co ntribuido al desarrollo de la teoría (p uede
enco ntrarse un a expos ición más detallada en López-
Sáez, 2007).
Una de las revisiones más difundidas ha siclo la qu e
se co noce como la co rri ente del new look (nu evo en-
foque) de la disonancia (Coope r y Fazio, 1984). Des-
pués de un exa men ex haustivo de los trabajos sobre
disonancia, esta perspectiva aportó dos conclu siones
que deberían cumplirse para que se experim entara di-
sonancia: 1) que la persona crea que su cond ucta ha
originado consec uenc ias negativas, y 2) que la perso-
na crea que es responsab le de su cond ucta, para lo
que es imprescindibl e que se sienta libre al haberla
rea li zado, ya que ele otro modo podría justificar su ac- Elliot Aronson . Profesor de la Universidad de Ca li forn ia en Sta. Cruz.
Ha inves tigado en multitud de campos dentro de la Psico logía So-
ción por la presión extern a. No obsta nte, como dejó
c ial, entre ellos los procesos de influenc ia y cambio de actitudes. Es
claro el propio Festinger (1999), en los postulados uno de los psicólogos sociales que más premios y reconocimiento
de la teoría original ya quedaba as umido que, si la han obtenido por su investigación y su actividad docente.
persona se siente forzada a hacer algo co ntrari o a su
actitud, encontra ría un a ju st ificac ión sufic iente de la
co ndu cta rea li zada. Por otra parte, varios trabajos re- exper im entaron mayor disonancia y mayor camb io a
c ientes han permitido comprobar que no es necesario favor del uso de preservativos.
que se co nsidere aversiva la co ndu cta que provoca la Desde planteamientos próximos a este enfoque,
disonancia (Aro nson, 1999; Beauvois y Jou le, 1999; dos teorías posteriores también se han propuesto
Harmon-Jo nes, 1999, 2000). anali za r cómo influyen las creenc ias sobre el yo y la
Otro de los planteamientos que ha co ntribuido al au toesti ma en la activac ió n y reducción de la diso-
desarrollo de la teoría ha abordado la relac ió n que nancia: la teoría de la autoafirm ac ión (Steele, 1988)
ex iste entre el autoconcepto y la disonancia cogniti- y el mode lo del autoestándar (Olson y Stone, 2005;
va. Según la teoría de la consistencia del yo (A ron son, Stone y Cooper, 200 1). La teoría de la autoafirmación,
1968, 1999), la disonancia se produce cua ndo la per- a la que se ha hecho referencia en el capítulo ante-
sona rea li za un co mportami ento que no es co herente rior, propone que las personas con alta autoestima son
co n la im agen que tiene de sí misma, es decir, cua ndo menos vu ln erab les a la di so nanc ia, ya que, cuando
es in coherente con su autoco ncepto. Todos tendemos ven amenazado su autoconcepto al comportarse de
a tener una visión positiva de nosotros mismos. Cua n- forma co ntraria a sus actitudes, pueden reafirmarlo
do actuamos de forma que esa imagen se rompe, y manifestando públicamente aspectos positivos de su
nos sentimos inmorales o nec ios, experim entamos di- yo (p.e., su co mpetenc ia o sus valores morales), lo
sonancia. que disminuiría la disonancia. Las personas co n baja
Esta perspectiva, que enfati za la importancia del autoestim a tienen menos oportun id ad de poder autoa-
autoconcepto, ha prosperado co n el apoyo de ab un- firmarse. Para Steele, la principa l función de la reduc-
dante experim entac ió n en la que se indu ce sentimien- c ió n de la disonancia es restablecer la visión positiva
tos de hipocresía. Cuando la persona toma co ncienc ia del autoco ncepto, no reducir la inco herenc ia. Por lo
de que se compo rta de fo rm a hipóc rita y no actúa de tanto, cualq ui er recurso que co ntribu ya a resta urar
ac uerdo con sus c reenc ias experim enta disonancia. una imagen positiva del yo, después ele que se haya
Así, en un conocido experimento, se utilizó la induc- rea li zado un a cond ucta que ha les ion ado esa imagen,
c ió n de hipocresía dentro de un programa de preven- sería adecuado.
ció n del SI DA para promover el uso de preservativos El modelo del autoestándar, por su parte, postula
entre los jóvenes (Aron son, Fried y Stone, 1991 ). A los que la autoestim a no se verá afectada por la disonan-
participantes as ignados al grupo en el que se indujo cia cuando la persona cree que ha actuado in adec ua-
hipocresía se les hacía caer en la cuenta de qu e ellos damente, a no ser que la cond ucta realizada afecte a
no practicaban las med id as de prevención que reco- uno de los está ndares del autoconcepto (e l yo idea l o
mendaban . Los jóvenes de ese grupo fueron los que el yo responsable).
Disonancia cognitiva a través de las culturas. ltziar Fernández Sedano
¿La disonancia es un fenómeno universa l, o exis- grupo y le provocaría disonancia. En camb io, no sienten su
ten diferencias entre cu lturas? Como ya seña ló Festinger propia imagen tan amenazada por la disonancia al tomar
(1957/1975, p. 30), «La disonancia existe porque la cultura una decisión personal que sólo les afecta a ell os, como les
define lo que es consonante y lo que no lo es». Por eso, cabe puede suceder a los norteamerica nos, que se caracteriza n
espera r que haya culturas o grupos sociales para los que no por un autoconcepto independ iente, es decir, sus acc iones y
sean disonantes creencias que sí lo son para otros. decisiones se basa n en una imagen ideal de sí mi smos más
Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que autónoma, racional y libre de la infl uencia de otros (Markus
los asiáticos orientales (japoneses en cas i todos los estudios), y Kitayama, 1991; Triandis, 1996).
en comparac ión con personas pertenecientes a sociedades En esta línea, Hosh ino-Browne et al. (2005) llevaron a
occidentales (muestras mayoritariamente de norteameri ca- cabo una seri e de estudi os comparando el grado de diso-
nos), experimentan menos incomodidad cuando sus cogni- nancia experi mentada por personas ca nad ienses y japone-
ciones entran en conflicto co n las acciones que han ll evado sas emp lea ndo el paradigma de la libre elección. Con diver-
a cabo. Una de las expl icaciones que se han propuesto para sas variantes, la situación experimenta l consistía en que los
estos resultados se refiere a las diferencias culturales en la participantes debían elegi r entre dos platos de com ida que
naturaleza del autoconcepto de las personas, más que en va- habían eva luado muy similarmente. La mitad de los sujetos
lores corno el individuali smo-colectivismo (Heine, Lehman, debía hacer la elección pensando en sus propios gustos y
Markus y Kitayama, 1999; Hoshino-Browne et al., 2005). la otra mitad pensando en los gustos de un am igo íntimo
Esta exp licación iría en la línea de la teoría de la consisten- al que luego le regalarían un bono para adq uiri r ese plato
cia del yo, de Aronson (1968), y la teoría de la autoafirma- gratis de parte del sujeto. Los resul tados confirmaro n que los
ción, de Steele (1988). canadienses mostraban disonancia cuando sus decisiones
Como se indicaba en los Capítulos 2 y 5, los japoneses les afectaban personalmente (cuando elegían un plato para
poseen un autoconcepto (imagen de sí mi smos) interdepen- ellos; véase la columna 1 en la Figura 6.3). En cam bi o, los
diente, es decir, en él desempeñan un papel fundamental japoneses no sentían disonancia tras la toma de decisiones
sus relaciones con personas del endogrupo, relac iones que sobre su persona (columna 3 de la Figura 6.3). Ahora bien,
deben ser armoniosas; de ahí que la imagen del sí mismo cua ndo las decisiones afectaban a los miembros del endo-
idea l sea para el los la de un buen miembro que se adapta grupo (cuando elegía n un plato para regalárse lo a un am i-
al grupo y cuyas decisiones reflejan las preferencias de éste. go), su autoconcepto interdependi ente sí se veía amenaza-
Tomar una decis ión o ll evar a cabo una acción que per- do, mostraban disonancia y hacían esfuerzos por reducirla
judique de alguna manera a alguien cercano supond ría un rac ionalizando esa decisión (col umna 4 de la Figura 6.3 ),
deterioro de su propia imagen de miembro competente del algo que no ocurría en la misma medida en los canad ienses.

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Canadienses Japoneses

■ Personal ■ Amigo

Di sonancia cognitiva tras la toma de decisiones en función del grupo cultural (canad ienses y japoneses) y la elección (personal y
amigo). Nota: El asteri sco indi ca que la media de la condi ción en disonancia cognitiva es estadísticamente significativa. Fuente:
Hoshino-Browne et al. (2005).


ACTITUDES

Otro resu ltado ll amativo de esta investi gación, que pone cul tura es la que determin a qué situac iones acti varán la di-
de manifiesto la influencia de la cultura en cómo y cuándo sonancia y cuáles la reducirán, siendo el autoconcepto ideal
las personas experimentan disonancia, es que, cuando se y la releva ncia del contexto situac ional, entre otros, los fac-
comparaba a parti cipantes canadi enses de ori gen asiático tores que subyacen en las diferencias entre culturas.
muy identifica dos con la cultura as iática con otros del m is- Parece, pues, que nos encontramos ante un fenómeno
mo origen pero más identificados con la cultura occ idental, universa l que sin duda ha ido evolucionando a lo largo de
los primeros reaccionaban de forma simil ar a los japoneses, la historia de nuestra especie. Ah ora b ien, ¿qué ventajas
y los segundos lo hacían como los ca nadi enses de origen puede suponer al ser humano experim enta r di sonancia, una
europeo (representados en la Figura 6.3). experi encia que, además, es desagradab le? Es muy proba-
Otra posible explicación de esta s di ferencias la aportan b le que el benefi cio esté precisamente en su ca rácter desa-
Choi, N isbett y Norenzayan (1999). Como vimos en el Ca pí- gradabl e, que mueve a la persona a intentar reducirla (del
tu lo 4, estos autores, en sus estudios sobre atribución, com- mismo modo que es beneficioso para el orga nismo tratar de
probaron que los asiáti cos ori entales son más conscientes reducir el hambre o la sed). Esta es la idea que propone Har-
de que su comportami ento puede estar determ inado por el mon-Jones (1999; Harmon-Jones y Harmon-Jones, 2002) en
contexto situacional. Por esa razón, les sería más fácil justi - su modelo de la disonancia cognitiva basado en la acción.
fica r su conducta (en la línea de los que rec ibían 20 dólares Segú n este autor, la di sonancia sería como un aviso de que
en el experimento de Festin ger y Ca rl smith) y, por lo tanto, ex iste una interferencia entre el pensa mi ento y la acción que
no experim entarían disonancia si hacen atribuciones situa- debería seguirse de él y, por tanto, de que no somos capaces
cionales. de control ar nuestra conducta dirigida a una determin ada
Por otra parte, otros muchos estudi os han demostrado meta. De ahí que intentemos eli minar esa interferencia y
que no es que no exista la experi encia de di sonancia en- restaurar nuestra capac idad para actuar eficazmente. Esta
tre los japoneses, sino que no aparece en las mi smas situa- sería la fun ción última, es dec ir, el carácter adaptativo para
ciones. De hecho, en varios estudios se ha demostrado la la especie, de nuestra motivac ión para reducir la disonancia
ex istencia de disonancia en la cultura nipona y que, por lo (puede encontrarse una expos ición más ampli a de este mo-
tanto, este fenómeno no se li mita a las sociedades occiden- delo en López-Sáez, 2007) .
tales (Sakai, 1999; Sakai y Andow, 1980). En conclusión, los resultados expuestos apuntan a una
Resumiendo, y ana liza ndo en profundidad las diferen- perspectiva importante en materi a cultural. Ciertos fenóme-
cias transculturales, se puede llega r a la conclusión ele que nos psicológicos como los sesgos atributivos, que hemos
el hecho de que las personas nos sintamos incómodas cuan- anali zado en el Capítu lo 4, y la disonancia cognitiva, que
do mantenemos simultáneamente creencias contradictori as, aparentemente muestran di fe rencias transculturales, poseen
o cuando nuestras actitudes no están en arm onía con lo que meca ni smos subyacentes que nos permitirían explica r cómo
hacemos, fo rm a parte de la naturaleza humana. Tanto los se produ ce la tendencia un iversa l a incu rrir en erro res atri-
occidentales como los orientales pueden experimentar la butivos y la neces idad de consistencia entre las actitudes y
tendencia a ju stifi ca r sus condu ctas contra-actitud inales; la la conducta.

Para fin ali za r, y com o co lofón de esta expos1c1on tor psico lógico implicado en la acep tac ión por parte
sobre la teoría de la disonancia cognitiva, en el Cua- de algunas mujeres del maltrato a que las someten sus
dro 6.8 se anali za el papel ele la disonancia como fac- parejas.

Mujeres maltratadas por sus parejas: el cambio hacia la sumisión


Con frecuencia aparecen en los medios de comuni ca- pendiendo de ca da caso, las razo nes qu e exp lica n que la
ción noti cias sobre muj eres maltratadas por sus parejas que mujer no busque ayuda pueden ser afectivas (dependencia
han estado soportando durante años esos abusos y vejacio- emocional de la pareja), económicas (dependencia econó-
nes sin denun ciar a sus verdu gos. Según datos del Obser- mi ca), o sociales (los fa mi li ares, los hijos, creencias reli gio-
vatorio contra la Viol encia Domésti ca y de Género, la ma- sas). Sin embargo, en la mayoría de los casos las razones
yoría de las muj eres asesinadas por sus parej as o ex-parejas psicológicas son las que impiden que la muj er emprenda
no había denunciado previam ente a sus agresores. ¿Por qué el camino para romper la relac ión. Las mujeres asesinadas
razón? ¿Ignoraban el peli gro que corrían? por sus parej as o ex-parej as son só lo la punta del iceberg
Los profesionales encargados de prestar apoyo asisten- de la violencia psicológica que padecen mil es de muj eres.
cial a muj eres víctim as de violencia por sus parejas o ex-pa- Este grave prob lema social se ha anali zado en Psico lo-
rejas saben muy bi en que en mu chas ocasiones la víctima gía desde di ferentes perspectivas . Al gunos de los procesos
retira la denuncia o disculpa a su agresor tratando de evitar psi cológicos impli cados están relac ionados con la disonan-
que vaya a la cárcel. Una de las característica s del maltrato cia cognitiva. La relac ión ini cial en una pareja en la qu e el
es que se conv ierte en algo crón ico. Las mujeres suelen per- hombre termin a siendo un maltratador no es muy diferente
manecer en esta situ ac ión durante largos periodos antes de de la situ ación de cualquier otra pareja. Los cambios son
dec idirse a denunciar al agresor y a romper la relac ión . De- paulatin os, por lo que no hay un deterioro bru sco que alerte ►

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