Urgencias en Endodoncia3e4r56780'

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD DE CUENCA

FACULTAD DE ODONTOLOGÍA

CÁTEDRA

Endodoncia II.

TEMA

Urgencias en Endodoncia.

DOCENTE

Dra. Dunia Abad.

AUTORES:

Wilson Naranjo
Daniel Pacheco
Mariam Portocarrero

CURSO:

Sexto ciclo “A”.


Manejo de las urgencias endodónticas

Clasificación de las urgencias


La clasificación de las urgencias está dada por un correcto diagnóstico, lo cual guiará un
efectivo manejo del dolor dental agudo. Se va a considerar una urgencia endodóntica a todo
dolor o tumefacción causada por las distintas etapas de la inflamación o infección de los
tejidos pulpares o periapicales.

El 85% de las urgencias dentales están dadas por enfermedad pulpar o periapical. Se
consideran 5 presentaciones clínicas:
1. Pulpitis irreversible sintomática con periápice normal.
2. Pulpitis irreversible sintomática con periodontitis apical sintomática.
3. Necrosis pulpar con periodontitis apical sintomática.
4. Necrosis pulpar con tumefacción intraoral fluctuante.
5. Necrosis pulpar con tumefacción facial difusa.

Además, existen otras como:


● Lesiones dentales traumáticas
● Dientes endodonciados previamente con periodontitis apical sintomática o absceso
apical agudo.
● Reagudizaciones endodónticas

Manejo de la urgencia endodóntica


El dolor es psicológico y biológico. Se debe hacer un correcto diagnóstico, para lo cual es
clave la anamnesis, la revisión de la historia clínica, y el examen del sistema
estomatognático.
Se informa al paciente sobre el plan de tratamiento, y las alternativas. Además, es importante
considerar el pronóstico. El paciente puede elegir la extracción o la endodoncia.

Dientes con pulpa vital


Pulpitis reversible
Puede ser inducida por caries, dentina expuesta, o un tratamiento dental reciente. Para ello, se
debe retirar el agente causante, y cesará el dolor. Se pueden usar distintas medidas
adicionales:
● Sustancias desensibilizantes
● Dentífricos
● Eliminación de caries

Pulpitis irreversible
Significa que la pulpa está inflamada y es incapaz de volver a un estado de hemostasia.
Tienen dolor intermitente o espontáneo, y son positivos a pruebas de sensibilidad pulpar. Su
terapia consiste en el tratamiento endodóntico propiamente dicho. Sin embargo, en
situaciones donde existen lesiones periapicales, los síntomas pueden reagudizar tras un fallido
tratamiento de endodoncia, o en caso de biofilm extrarradicular. En la mayoría de casos
también, el tratamiento endodóntico puede tomar más de una cita, y para evitar la
microfiltración se puede usar hidróxido de calcio. También se deben valorar las interferencias
oclusales y contactos prematuros, para descartar una periodontitis apical por estos factores;
de ser así, se debería realizar los ajustes oclusales u ortodoncia. En estos casos, no es
necesario el uso de antibióticos. El tratamiento antibiótico ya sea como profilaxis o de
prescripción está indicado en casos de extracción dental con lesiones periapicales, en caso de
celulitis, u osteomielitis.

Necrosis pulpar con periodontitis apical sintomática


Es indicado de igual manera el tratamiento de conductos radiculares. Debemos tomar ciertos
aspectos en cuenta:
● Se debe realizar la instrumentación completa en presencia o no de tumefacción.
● No dejar dientes abiertos para drenaje.
● No empujar los restos necróticos más allá del ápice.
● Irrigación con presión negativa y succión endodóntica.

Trepanación
Es la perforación quirúrgica de la placa cortical alveolar para liberación del exudado
inflamatorio e infeccioso acumulado.Se recomienda para el dolor periapical agudo e
intratable. Debemos tener cuidado mientras realizamos el procedimiento de no causar una
lesión inadvertida en el ápice o estructuras anatómicas cercanas.

Necrosis y endodoncia en una sola visita


Aunque no está contraindicado realizar el tratamiento endodóntico en una sola visita en
dientes diagnosticados con pulpitis irreversible, necróticos, o endodonciados, existe una
controversia en realizar esta práctica. Estudios demuestran que no hay cambios significativos
en la percepción del dolor si se obturan todos los conductos en la misma visita, aunque otros
estudios se enfocan más en el pronóstico del diente.

NECROSIS PULPAR CON ABSCESO APICAL AGUDO


Tumefacción
Esta puede asociarse con un absceso perirradicular agudo. Pueden ser localizadas o difusas,
fluctuantes o firmes. Las localizadas están confinadas dentro de la cavidad oral, mientras que
las difusas o celulitis, son más amplias, se extienden a través de los tejidos blandos
adyacentes y disecan los espacios tisulares a lo largo de los planos faciales.
La tumefacción puede ser controlada con un drenaje a través del conducto radicular. Los
antibióticos también pueden formar parte del tratamiento, cuando existe por ejemplo fiebre y
malestar. Posterior a ello, se debe desinfectar completamente el conducto. También, para
facilitar el drenaje se puede hacer presión con los dedos en la mucosa. Una vez limpiado y
secado los conductos, se debe colocar hidróxido de calcio como medicamento intraconducto.

Infecciones de espacios aponeuróticos.


Si las bacterias del conducto radicular acceden a los tejidos perirradiculares y el sistema
inmune no es capaz de frenar la invasión, el paciente puede desarrollar signos y síntomas de
un absceso apical agudo, pudiendo convertirse en una celulitis.
Clínicamente el paciente presenta hinchazón y un dolor leve o intenso. Dependiendo de la
relación que exista entre los ápices de los dientes afectados y las inserciones musculares, la
hinchazón puede limitarse al vestíbulo o extenderse a un espacio aponeurótico.
En tales casos, el tratamiento puede consistir en una incisión. El tratamiento del conducto
radicular o la extracción del diente para suprimir el foco de infección. Puede estar indicado el
tratamiento antibiótico en los pacientes con una alteración de las resistencias del huésped,
cuando aparecen síntomas sistémicos o cuando está afectado algún espacio aponeurótico.
Los espacios aponeuróticos son zonas anatómicas virtuales que existen entre las aponeurosis
y los órganos y otros tejidos subyacentes. Durante una infección, estos espacios se forman
como consecuencia de la extensión de un exudado purulento. La diseminación depende de la
posición del extremo radicular del diente afectado respecto de su placa cortical vestibular o
lingual y de la relación entre el ápice y la inserción de un músculo.
Clasificación de los espacios aponeuróticos de cabeza y cuello:
● Maxilar inferior y zona inferior a este
● Mejilla y la parte lateral de la cara
● Las zonas faríngeas y cervical
● La zona nasofacial

En las regiones inframandibular, la hinchazón puede afectar diversos lugares:


● Vestíbulo bucal
● Cuerpo mandibular
● Espacio mentoniano
● Espacio submentoniano
● Espacio sublingual
● Espacio submandibular

El vestíbulo bucal mandibular es la zona anatómica situada entre la placa cortical vestibular,
la mucosa alveolar superficial y el músculo buccinador (posterior) o el músculo mentoniano
(anterior). En este caso, el origen de la infección es un diente inferior anterior o posterior.

El espacio del cuerpo mandibular es la zona anatómica virtual que hay entre la placa cortical
vestibular o lingual y el periostio que la recubre. El origen de la infección es un diente
inferior en el que el exudado purulento ha atravesado la placa cortical que lo cubre, pero no
ha perforado todavía el periostio que la recubre. Este espacio puede resultar de una infección
posquirúrgica.

El espacio mentoniano es la zona anatómica bilateral virtual del mentón que se encuentra
entre el músculo mentoniano, y el músculo platisma. El origen de la infección es un diente
anterior en el que el exudado purulento atraviesa la placa cortical vestibular y el ápice del
diente se encuentra por debajo de la inserción del músculo mentoniano.
El espacio submentoniano es la zona anatómica virtual que se localiza entre el músculo
milohioideo, y el platisma. El origen de la infección es un diente anterior en el que el
exudado purulento atraviesa la placa cortical lingual, y el ápice del diente se encuentra por
debajo de la inserción del músculo milohioideo.

El espacio sublingual es la zona anatómica virtual que hay entre la mucosa oral del suelo de
la boca y el músculo milohioideo. El origen de la infección puede ser cualquier diente inferior
en el que el exudado purulento atraviesa la placa cortical lingual, y el ápice o los ápices del
diente se encuentran por encima de la inserción del músculo milohioideo.

El espacio submandibular es el espacio virtual situado entre el músculo milohioideo y el


músculo platisma. El origen de la infección es un diente posterior, generalmente un molar, en
el que el exudado purulento atraviesa la placa cortical lingual y los ápices del diente se
encuentran por debajo de la inserción del músculo milohioideo. Si resultan afectados los
espacios submentoniano, sublingual y submandibular al mismo tiempo, se diagnostica una
angina de Ludwig. Esta forma de celulitis. que pone en peligro la vida del paciente, puede
avanzar hacia los espacios faríngeo y cervical, lo que resulta en la obstrucción de las vías
respiratorias.

La hinchazón de la mejilla y la parte lateral de la cara puede afectar a cuatro zonas


anatómicas o espacios aponeuróticos:

● El vestíbulo bucal del maxilar superior.


● El Espacio vestibular.
● El Espacio submaseterino.
● El Espacio temporal.

El espacio vestibular bucal es la zona que hay entre la placa cortical vestibular, la mucosa
que la recubre y el músculo buccinador. El origen de la infección de un diente posterior
superior en el que el exudado purulento atraviesa la placa cortical vestibular y el ápice del
diente se encuentra por debajo de la inserción del músculo buccinador.

El espacio bucal es el espacio virtual que hay entre la superficie lateral del músculo
buccinador y la superficie medial de la piel de la mejilla. El origen de la infección puede ser
un diente posterior inferior o superior en el que el exudado purulento atraviesa la placa
cortical vestibular, el ápice o los ápices del diente se encuentran por encima de la inserción
del músculo buccinador (es decir, el maxilar superior) o por debajo de la inserción del
músculo buccinador (es decir, el maxilar inferior).

El espacio submaseterino es el espacio virtual que existe entre la superficie lateral de la rama
mandibular y la superficie interna del músculo masetero. El origen de la infección suele ser
un tercer molar impactado en el que el exudado purulento atraviesa la placa cortical lingual, y
los ápices del dente se encuentran muy cerca del espacio o dentro del propio espacio.
El espacio temporal está dividido por el músculo temporal en dos compartimientos. El
espacio temporal profundo es el espacio virtual que hay entre la superficie lateral del cráneo y
la superficie interna del músculo temporal. El espacio temporal superficial se localiza entre el
músculo temporal y la aponeurosis que lo recubre. Los espacios temporales profundo o
superficial pueden resultar implicados de manera indirecta si una infección se extiende en la
zona superior desde los espacios pterigomandibular inferior o submaseterino,
respectivamente.

La hinchazón de las zonas faríngea y cervical puede abarcar los siguientes espacios
aponeuróticos
● El espacio pterigomandibular.
● Los espacios parafaríngeos.
● Los espacios cervicales

El espacio pterigomandibular es el espacio virtual situado entre la superficie lateral del


músculo pterigoideo interno y la superficie interna de la rama mandibular. El origen de la
infección es un segundo o tercer molar inferior en el que el exudado purulento drena
directamente a ese espacio. Además, las inyecciones contaminadas del nervio alveolar
inferior pueden infectar este espacio.

Los espacios parafaríngeos comprenden los espacios faríngeo lateral y retrofaríngeo. El


espacio faríngeo lateral es bilateral y se encuentra entre la superficie lateral del músculo
pterigoideo interno y la superficie posterior del músculo constrictor superior. Los límites
superior e inferior de este espacio son la base del cráneo y el hueso hioides. respectivamente.

El espacio retrofaríngeo se localiza entre la superficie anterior de la aponeurosis prevertebral


y la superficie posterior del músculo constrictor superior, y se extiende en la zona inferior
hasta el espacio retroesofágico, que alcanza hasta el compartimiento posterior del mediastino.
Los espacios faríngeos suelen resultar afectados como consecuencia de la diseminación
secundaria de la infección desde otros espacios aponeuróticos o directamente desde un
absceso periamigdalino.

Los espacios cervicales comprenden los espacios pretraqueal, retrovisceral, de peligro y


prevertebral. El espacio pretraqueal es el espacio virtual que se encuentra alrededor de la
tráquea. Va desde el cartílago tiroides, en la zona inferior, hasta la parte superior del
compartimiento anterior del mediastino a la altura del cayado aórtico. Debido a su
localización anatómica, las infecciones odontógenas no se propagan al espacio pretraqueal.

El espacio retrovisceral comprende el espacio retrofaríngeo, en la zona superior. y el espacio


retroesofágico, en la zona inferior. Este espacio se extiende desde la base del cráneo hasta el
compartimiento posterior del mediastino, a la altura de las vértebras C6-D4. Está constituido
por tejido conjuntivo laxo.
Es bien sabido que las infecciones odontógenas pueden propagarse a este espacio sino se
diagnostican y tratan adecuadamente y las consecuencias pueden ser fatales.
El espacio prevertebral es el espacio virtual que hay alrededor de la columna vertebral. Por
consiguiente, se extiende desde la vértebra C1 hasta el coxis. En un estudio retrospectivo se
comprobó que el 71% de los casos en los que estaba afectado el mediastino se debían a la
diseminación de la infección a partir del espacio retrovisceral (el 21% a partir del espacio
carotídeo y el 8% del espacio pretraqueal).

La hinchazón mesofacial puede afectar a cuatro zonas y espacios anatómicos:

● El paladar.
● La base del labio superior.
● Los Espacios caninos.
● Los Espacios periorbitarios.

El espacio canino, o infraorbitario, es el espacio virtual que existe entre el músculo elevador
de la comisura de la boca y el músculo elevador del labio superior. El origen de la infección
es un canino o un primer premolar superior en el que el exudado purulento atraviesa la placa
cortical vestibular, y cuyos ápices se encuentran por encima de la inserción del músculo
elevador de la comisura de los labios. Existe la posibilidad de que la infección se propague
del espacio infraorbitario al seno cavernoso del cráneo a través de las venas avalvulares de la
cara y la parte anterior de la base del cráneo”.

El espacio periorbitario es el espacio virtual que existe en la profundidad del músculo


orbicular de los párpados. Este espacio puede verse afectado por la diseminación de la
infección desde los espacios canino o bucal. Las infecciones mesofaciales pueden ser muy
peligrosas, ya que pueden causar una trombosis del seno cavernoso, una infección que pone
en peligro la vida del paciente y en la que un trombo formado en el seno cavernoso se
desprende y bloquea una artería o disemina la Infección. Sin embargo, si una infección se ha
propagado a la zona mesofacial, el edema y el aumento de la presión causado por la respuesta
inflamatoria hacen que la sangre fluya hacia el seno cavernoso. Una vez en el interior del
seno, la sangre se estanca y se coagula. Los trombos infectados resultantes permanecen en el
seno cavernoso o pueden pasar a la circulación.

Tratamiento de los abscesos y celulitis


Se debe realizar un diagnóstico correcto y la supresión de la causa. Cuando el tratamiento
endodóntico es posible y preferible, la preparación químico mecánica de los conductos
radiculares infectados y la incisión para drenar cualquier hinchazón perirradicular fluctuante
suelen producir una mejoría inmediata de los signos y síntomas clínicos. El tratamiento
correcto consiste en eliminar la causa del proceso inflamatorio sin la necesidad de utilizar
antibióticos sistémicos.

Los antibióticos no se recomiendan para la pulpitis irreversible, la periodontitis apical


sintomática, los trayectos sinusales que se drenan, tras la cirugía endodóntica, para prevenir
nuevas reagudizaciones o tras practicar una incisión para drenar una hinchazón localizada
(sin celulitis, fiebre o adenopatías). Todo esto se menciona, ya que el uso de antibióticos en
estas situaciones puede predisponer al paciente a los efectos secundarios de los
antibacterianos y favorecer la selección de microorganismos resistentes. Por otro lado, está
indicado el uso de analgésicos para controlar el dolor.

Para tratar las infecciones progresivas o persistentes que se acompañan de signos y síntomas
sistémicos, como fiebre (> 37 °C), malestar, celulitis, trismo inexplicable y tumefacción
progresiva o persistente (o ambas cosas), se recomienda combinar la antibioterapia con un
tratamiento endodóntico apropiado.

En toda infección que se acompañe de celulitis, está indicada la antibioterapia como


complemento al desbridamiento del sistema de conductos radiculares, y una incisión agresiva
de drenaje. Es importante obtener una ruta de drenaje para evitar que el absceso o la celulitis
sigan extendiéndose. El drenaje del líquido edematoso y el exudado purulento mejora la
circulación a los tejidos asociados a un absceso o una celulitis, con lo que mejora también el
acceso del antibiótico a la zona. Puede que no esté indicada la colocación de un drenaje para
una hinchazón fluctuante localizada si se considera que ya se ha evacuado completamente el
exudado purulento.

En los pacientes con celulitis hay que realizar un seguimiento a diario para asegurarse de que
la infección está desapareciendo. Cuando los datos clínicos indican que la infección está
desapareciendo o ha desaparecido, los antibióticos deben seguir administrándose durante 1-2
días más, como mucho. Tras la incisión de drenaje, hay que completar el tratamiento
endodóntico lo antes posible. Si no se produce una mejoría clínica significativa, conviene
revisar cuidadosamente el diagnóstico y el tratamiento. En caso de infección grave o
persistente, puede que convenga consultar con un especialista y derivar al paciente.
Asimismo, a los pacientes que necesiten drenaje extraoral hay que derivarlos a un especialista
en esta técnica.

Incisión de drenaje
La incisión de drenaje está indicada tanto si la celulitis es indurada como si es fluctuante, y se
utiliza siempre que se necesite una vía de drenaje para prevenir una mayor propagación de la
infección. La incisión de drenaje:
- Permite descomprimir el aumento de la presión tisular causado por el edema y puede
aliviar significativamente el dolor del paciente.
- Proporciona una vía de salida no solo para las bacterias y sus subproductos sino
también para los mediadores inflamatorios asociados a la diseminación de la celulitis.

Los principios básicos de una incisión de drenaje son:


● Anestesiar la zona.
● Practicar una incisión vertical a través del mucoperiostio en el lugar de mayor
hinchazón fluctuante. La incisión debe ser larga.
● Diseccionar con un hemostato curvo o un elevador perióstico por debajo del periostio
para drenar posibles bolsas de exudado inflamatorio con cuidado, a través de los
tejidos más profundos, y explorar minuciosamente todas las partes de la cavidad del
absceso.
● Hay que limpiar la herida con enjuagues bucales de agua salada templada para
favorecer el drenaje. La aplicación de calor intraoral sobre los tejidos infectados dilata
los vasos sanguíneos de pequeño calibre, lo que refuerza, a su vez, las defensas del
huésped a través de un incremento del flujo vascular.
● Hay que colocar un drenaje para impedir que la incisión se cierre demasiado pronto.
El mejor tipo de drenaje es una gasa de 1,27 cm empapada en yodoformo, que resulta
más cómoda y menos traumática para el paciente. Hay que citar al paciente al día
siguiente para retirarle el drenaje.

Una tumefacción difusa puede convertirse en una urgencia médica que ponga en peligro la
vida del paciente, dos ejemplos son la Angina de Ludwig y la Fascitis Cervical. Hay que
prescribir antibióticos y analgésicos, y realizar un seguimiento estricto del paciente durante
los días siguientes o hasta que se produzca mejoría.

Dientes sintomáticos con tratamiento endodóntico previo


El objetivo sigue siendo el mismo que para el tratamiento de los dientes necróticos:

- Eliminar los contaminantes del sistema de conductos radiculares y establecer la


permeabilidad apical para conseguir el drenaje.
- Si no se consigue completar el desbridamiento del conducto y no se logra el drenaje
periapical los síntomas dolorosos pueden continuar, en cuyo caso puede estar indicada
una trepanación o una apicectomía.

Dejar los dientes abiertos


La literatura científica más actual deja claro que este tipo de tratamiento afectaría de forma
negativa a su resolución y crearía un tratamiento más complicado. Por este motivo, no se
recomienda dejar los dientes abiertos entre las citas para favorecer el drenaje, ya que si se
deja un diente abierto existe la posibilidad de que los microorganismos orales invadan y
colonicen el sistema de conductos radiculares.

Antibióticos sistémicos para infecciones endodónticas


Los antibióticos se definen como sustancias naturales de origen microbiano o sustancias
sintéticas (o semisintéticas) similares que muestran actividad antimicrobiana en
concentraciones reducidas e inhiben el crecimiento de microorganismos selectivos o inducen
su muerte. El objetivo de la antibioterapia consiste en ayudar a las defensas del huésped a
controlar y eliminar los microorganismos que han desbordado temporalmente los
mecanismos de defensa del huésped.

Los antibióticos sistémicos no actúan en muchos casos sobre el foco infeccioso en una pulpa
necrótica, debido que la falta de circulación sanguínea en esa zona impide que los
antibióticos lleguen y eliminen los microorganismos presentes en el sistema de conductos
radiculares.
La mayoría de las especies bacterianas implicadas en las infecciones endodónticas
incluyendo los abscesos son sensibles a las penicilinas. Por esta razón, constituyen los
antibióticos de elección, por lo que se aconseja el uso de amoxicilina. En los casos más
graves, puede que haya que combinar la amoxicilina con ácido clavulánico o metronidazol
para conseguir un efecto antimicrobiano óptimo gracias al mayor espectro de actividad. En
los pacientes alérgicos a las penicilinas o en los casos refractarios a la amoxicilina está
indicada la clindamicina, ya que muestra una marcada actividad frente a bacterias anaerobias
orales.

La administración de cefalosporinas y macrólidos orales tiene muy poca utilidad en el


tratamiento de los abscesos endodónticos, especialmente cuando se demuestra la existencia
de cepas resistentes a la penicilina. Se considera que las principales causas de la aparición de
cepas multirresistentes son el uso excesivo y el uso indebido de antibióticos, como por
ejemplo: su utilización cuando no existe ninguna infección, la elección equivocada del
antibiótico, la posología o la duración del tratamiento y el uso excesivo como profilaxis.

Hay que sopesar siempre los riesgos/beneficios antes de prescribir un antibiótico, ya que es
alarmante el aumento de la frecuencia de multirresistencias entre los principales
microorganismos patógenos. Es por ello que, en la práctica endodóntica resulta muy
aconsejable un empleo restrictivo y conservador de los mismos.

Analgésicos
El dolor pulpar y periapical supone la presencia de procesos inflamatorios, por lo que la
primera opción de analgésicos son los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). El ácido
acetilsalicílico puede ser más efectivo que 60 mg de codeína; sus efectos analgésicos y
antipiréticos son iguales a los del paracetamol, y su efecto antiinflamatorio es más potente.
No obstante los efectos secundarios del ácido acetilsalicílico incluyen malestar epigástrico,
náuseas y úlcera gastrointestinal. Cuando los AINE y el ácido acetilsalicílico están
contraindicados, el paracetamol es el analgésico de elección que no necesita prescripción.
Actualmente, se recomienda una dosis máxima diaria de 4 g de paracetamol, para disminuir
el riesgo de hepatotoxicidad.

El ibuprofeno es muy bueno para aliviar el dolor moderado o intenso, tiene menos efectos
secundarios que las combinaciones con opioides. No se debe superar la dosis máxima de 3,2
g durante un periodo de 24 h. Es importante mencionar que se aconseja a los pacientes evitar
dosis regulares de ibuprofeno. Estos pacientes conseguirían mayor alivio tomando un
inhibidor de la ciclooxigenasa 2, como el diclofenaco o el celecoxib.

Si solamente con el AINE no se consigue un efecto satisfactorio para controlar el dolor,


entonces está indicada la adición de un opioide para proporcionar una mayor analgesia. Sin
embargo, además de otros posibles efectos secundarios, los opioides pueden causar náuseas,
estreñimiento, letargia, mareo y desorientación.
Reagudizaciones
Se define como una exacerbación aguda de una patología perirradicular después del inicio o
de la continuación de un tratamiento endodóntico no quirúrgico. La incidencia oscila entre
2-20% de los casos. Se pueden producir por:
- Preparación más allá del término apical.
- Sobreinstrumentación.
- Desplazamiento de detritus o residuos pulpares y dentinarios al interior del área
periapical.
- Eliminación incompleta del tejido pulpar.
- Sobreextensión del material de obturación del conducto radicular.
- Irritantes químicos.
- Sobreoclusión.
- Fracturas radiculares.
- Factores microbiológicos.

Los casos refractarios pueden precisar una:


- Cirugía periapical.
- Reentrada en el diente.
- Vía de drenaje.
- Ajuste de la oclusión.

Dientes fisurados y fracturados


En las primeras etapas, las fisuras son pequeñas y difíciles de detectar. Las mejores
herramientas para su detección son:
- Eliminación de materiales de obturación.
- Carga selectiva de cúspides.
- Transiluminación y magnificación.

Las fisuras en los dientes vitales suelen dar lugar a un dolor repentino y agudo, especialmente
durante la masticación. Las fisuras en los dientes no vitales o previamente obturados tienden
a dar lugar a un “dolor sordo”, aunque pueden seguir siendo sensibles a la masticación. Es
importante determinar su presencia, ya que el pronóstico del diente depende directamente de
la extensión de la fisura o fractura longitudinal.

Tratamiento
- Restauración adhesiva.
- Corona de recubrimiento completo.
- Tratamiento endodóntico.
- Extracción: Si la fisura o fractura fue la causa de la necrosis pulpar y si se ha
producido una degradación periodontal muy extensa (pronóstico malo).

Bibliografía

● Berman LH. Cohen. Vías de la Pulpa. 12a ed. Hargreaves KM, editor. Elsevier; 2022.

También podría gustarte