Unidad 1 Texto
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Para la Iglesia Católica, todo proceso educativo debe favorecer la formación integral de la persona,
desde la comprensión y reflexión crítica de la cultura, de la cual todo educando es miembro dinámico;
por tanto, se debe favorecer el acceso a toda persona a una educación de calidad.
La educación es el medio por el cual se transmite la cultura de un pueblo, de una generación a otra,
entonces se puede afirmar que el proceso educativo supone “no solamente una elección de valores
culturales, sino también una elección de valores de vida que deben estar presentes de manera
operante” (Vargas, 2014). En consecuencia, para la Iglesia es fundamental la formación, porque
coincide con su objetivo central, que es ofrecer a toda persona la plenitud.
Esta humanización se funda en Cristo, modelo perfecto de humanidad, en donde toda realización,
sentido y plenitud humana encuentra su horizonte “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la
plenitud de Cristo” (Ef 4,13). El aporte de la Iglesia a la Educación se puede dar desde la creación de
escuelas católicas, hasta la formación que se imparte a través de la clase de Religión, que se ofrece en
todos aquellos colegios que lo requieran.
La Educación Religiosa Escolar Católica surge como un lugar privilegiado para pensar y desarrollar el
compromiso de la evangelización de la cultura (Evangelii Gaudium, 134), y la tarea educativa del
anuncio explícito del Evangelio se desarrolla “en diálogo con otras ciencias y experiencias humanas,
[teniendo una] gran importancia para pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio a la
diversidad de contextos culturales y de destinatarios” (Evangelii Gaudium, 133).
Desde esta perspectiva, Francisco propone tres claves fundamentales para pensar y desarrollar la labor
de la Iglesia en la Educación Religiosa Escolar Católica (Francisco, 2017), en vistas a una educación
promocional y transformadora. Primeramente, frente al individualismo insta en la necesidad de
humanizar la educación, para ofrecer horizontes abiertos a la trascendencia y al servicio de un
humanismo integral. En un segundo lugar, ante la realidad de un mundo globalizado donde se viven
múltiples y diversos procesos de interacción entre las personas que favorece nuevas formas de
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Texto preliminar del Nuevo Programa EREC, no oficial a la fecha.
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SEMINARIO: NUEVO CURRICULUM PARA LA CLASE DE RELIGIÓN
UNIDAD 1: FUNDAMENTOS CURRICULARES Y ECLESIALES DE UNA NUEVA EREC
El pensamiento de hoy de la Iglesia es como aportar al bien común, es decir, como podemos contribuir
a la construcción de una sociedad que pueda convertirse mediante la palabra del evangelio en un lugar
más justo, reconciliado y pacífico.
La evangelización es la principal tarea de la Iglesia, como anuncio y testimonio del Evangelio del Reino.
La comunidad eclesial “no tiene pleno sentido, más que cuando se convierte en testimonio, provoca la
admiración y la conversión, se hace predicación y anuncio de la Buena Nueva” (Evangelii Nuntiandi,
15). Así, en el proceso evangelizador, la Iglesia comprende la “primera evangelización” como un
momento de sensibilización trascendente, abierta a todos, donde se inician diálogos sobre
interrogantes existenciales.
He ahí el desafío de la Educación Religiosa Escolar Católica como ambiente que despierta el interés
hacia los valores del Evangelio. Según la Congregación para la Educación Católica (2014) “el corazón de
la educación católica es siempre la persona de Jesucristo”, de “Dios [que] se hizo hombre en la historia
de los hombres, en nuestra historia”. Y para que los niños y jóvenes tengan esta experiencia de
encuentro en un mundo diverso y multirreligioso, se deberá considerar al ser humano en sus diversas
dimensiones, integrándolas de modo armónico en el desarrollo del currículum educativo.
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SEMINARIO: NUEVO CURRICULUM PARA LA CLASE DE RELIGIÓN
UNIDAD 1: FUNDAMENTOS CURRICULARES Y ECLESIALES DE UNA NUEVA EREC
se debe subrayar que la enseñanza escolar de la religión católica tiene finalidades específicas,
que la distingue de la catequesis. Mientras que esta última promueve la adhesión personal a
Cristo y la maduración de la vida cristiana, la enseñanza escolar trasmite a los alumnos los
conocimientos sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana. De este modo, se
propone ‘ensanchar los espacios de nuestra racionalidad, volver a abrirla a las grandes
cuestiones de la verdad y del bien, conjugar entre sí la teología, la filosofía y las ciencias,
respetando plenamente sus métodos propios y su recíproca autonomía, pero siendo también
conscientes de su unidad intrínseca. (Educar al diálogo intercultural en la escuela católica.
Vivir juntos para una civilización del amor, 2013)
Es importante afirmar que, esta educación religiosa se inserta en la comunidad educativa con los
principios, contenidos y métodos propios del ámbito escolar buscando complementar los objetivos
curriculares que pretenden una formación integral, aspecto que no es posible lograr si se desconoce la
dimensión religiosa del estudiante y la necesidad de ayudar a desarrollarla (Cf. EREC, 2005).
La formación religiosa entregada en la asignatura Religión, aporta un espacio privilegiado para el logro
de los objetivos planteados en las Bases Curriculares, a partir de la antropología cristiana. La persona
desde la fe cristiana, integra en un único universo personal, lo individual y lo comunitario, de tal modo
que, todas las dimensiones de su humanidad limitada y finita se abren a la trascendencia y, de esta
manera, posibilitan su vinculación con el otro, con la sociedad, con la naturaleza y con Dios, teniendo
como paradigma referencial a la persona de Jesucristo. Unida a una formación moral, la formación
religiosa católica favorece el desarrollo de la responsabilidad personal, social y ciudadana (“Educar”,
73).
La formación que entrega la clase de religión considera como fundamentales los elementos bíblicos,
teológicos y magisteriales de la antropología cristiana, convertidos en un saber experto enfocado al
aprendizaje, donde un educador creyente se convierte en su facilitador. Al mismo tiempo, es una
instancia de integración de las distintas dimensiones de la persona presentadas en la propuesta
curricular, ayudando a develar el sentido trascendente de ellas desde la afirmación nuclear de la
dignidad de la persona humana.
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SEMINARIO: NUEVO CURRICULUM PARA LA CLASE DE RELIGIÓN
UNIDAD 1: FUNDAMENTOS CURRICULARES Y ECLESIALES DE UNA NUEVA EREC
El Programa de Religión Católica asume los principios valóricos planteados en las Bases curriculares,
tanto de 1º a 6º básico; de 7º a 2º medio y de 3º y 4º medio. Considerando los principios que emanan
del ordenamiento jurídico del país y la antropología y ética que orienta la Declaración de los Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, subrayan la convicción de la libertad, dignidad e igualdad de
derechos de los seres humanos. Estos buscan permanentemente su desarrollo pleno e integral, en
virtud del cual el derecho a la educación y la libertad de enseñanza constituyen derechos
fundamentales que emanan de la propia naturaleza de las personas, que el Estado debe asegurar y
respetar cumpliendo su finalidad de promoción del bien común.
El Programa de Educación Religiosa Escolar Católica (EREC 2020), al completar la formación integral
que propicia el Estado Chileno, asume también como principios valóricos específicos, la búsqueda
humana del desarrollo pleno, para lo cual lo religioso es necesario y fundamental. Como Religión
Católica presenta a la persona de Jesucristo como paradigma de este desarrollo, de acuerdo la buena
noticia del anuncio de un Reino de plenitud.
La persona humana y, por tanto, el estudiante, por ser tal, posee una dimensión espiritual y religiosa
que se puede ir desarrollando a través del proceso educativo, donde la clase de religión tiene un rol
fundamental. El desarrollo de esta dimensión alimenta la construcción del sentido de la vida y de
proyectos de realización personal, comunitaria y social, fomentando la formación permanente de la
conciencia moral y religiosa (Gaudium et Spes, 16) que es formación de la propia interioridad del ser
humano.
La Educación Religiosa Escolar Católica está al servicio del desarrollo integral de todos los niños y
jóvenes del sistema escolar país. Lo realiza desde una comprensión antropológica del ser humano
anclada en la Revelación Cristiana y la Tradición de la Iglesia Católica, abierta a la dimensión religiosa y
trascendente. A partir de eso busca humanizar y desarrollar un sentido moral coherente con la
dignidad humana, asumiendo también la sabiduría de diversas tradiciones ética y/o religiosas. Esta
asignatura se valora como un aporte real favoreciendo el pensamiento crítico y el valor de la verdad y
la justicia, desde la formación para el discernimiento de la realidad y de una convivencia sana, de
respeto y sensibilidad por la dignidad de la persona humana y su entorno natural y cultural. Por este
motivo, la formación religiosa escolar respeta la diversidad de la condición humana, promoviendo la
inclusión junto al compromiso ciudadano que surge de la convicción de ser personas relacionales
convocadas por Dios para colaborar en la construcción de su Reino de justicia, paz, fraternidad y
solidaridad.