Uso Manejo de Armas
Uso Manejo de Armas
Uso Manejo de Armas
En primer lugar, debo señalar que me parecen muy ligeros los comentarios
vertidos por los abogados y políticos que califican a esta norma como la «ley del
gatillo fácil». Esto supone entender que todos los miembros de la PNP saldrían a
matar o causar lesiones graves sin ninguna justificación y luego se ampararían en
esta norma para evitar una sanción penal.
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Marco teórico
Además, repito, la norma existe desde el 2007, pero sobre todo la redacción de
fondo, la cual es prácticamente imposible de analizar por quien, como explicaré
más adelante, se ve en la necesidad de usar fuerza letal o causar lesiones graves,
basta en todo caso considerar «el cumplimiento del deber», razón por la cual
considero que ese proyecto carece de sustento fáctico y jurídico para poder ser
aprobado.
De estos dos artículos podemos colegir que el Estado tiene un deber positivo de
proteger y dar seguridad a los ciudadanos y eso constituye el fundamento
constitucional último sobre el que se asienta la institución policial. Así también
lo recoge la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, al considerar
que los cuerpos policiales tienen la misión «insustituible» de garantizar la
seguridad de la población. En ese sentido sostiene que el Estado moderno no
puede funcionar eficazmente por sí mismo sin la policía y, en ocasiones, sin el
uso de la fuerza en relación con la protección de la sociedad frente a la violencia,
el cumplimiento de las medidas adoptadas por la administración de justicia y la
salvaguardia de los derechos de las personas.
Lea también: ¡Cuidado! Cuando el miedo entra, el derecho sale. Sobre «la
prohibición de prisión preventiva a policías» incorporada en la Ley de
Protección Policial
Por eso, para lograr cumplir esa función queda fuera de toda duda, la discusión
jurídico penal contemporánea que indica que los policías están bajo determinadas
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circunstancias obligados a emprender acciones lesivas, incluso, penalmente
típicas.
Así llegamos al uso de la fuerza, cuestión que reviste de gran complejidad, sobre
todo en delimitar sus límites.
Lea también: ¡No hay licencia para matar! Comentarios a la Ley 31012,
Ley de Protección Policial
En ese contexto, en caso que el uso de la fuerza cause lesiones o la muerte y se
pase a la investigación fiscal, la fiscalía deberá analizar si ese uso de la fuerza se
hizo fuera de esas situaciones objetivas y así poder establecer que corresponde la
inaplicación de los beneficios de la ley y por lo tanto pedir al juez de la
investigación preparatoria las medidas cautelares que considere deban aplicarse.
Una cuestión adicional es que la norma deroga el literal c) del numeral 4.1 del
artículo 4º del D.L. 1186, referido a la proporcionalidad y que establecía que el
uso de la fuerza se aplicaba con un criterio diferenciado y progresivo
determinado por el nivel de cooperación, resistencia (activa o pasaiva) o la
agresión de la persona o personas a quienes se interviene y considerando la
peligrosidad de la amenaza y condiciones del entorno. Creo que es correcta esa
derogación, ya que el uso de la fuerza, incluyendo la letal, pasa por determinadas
circunstancias, en las que resulta muy difícil para el que toma la decisión, poder
realizar esos análisis.
Lea también: ¡No hay licencia para matar! Comentarios a la Ley 31012, Ley
de Protección Policial
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EL Tribunal absolvió a los policías autores de los disparos porque «creyeron
honestamente que el uso de la fuerza era necesario», aquí el Tribunal apreció
la proporcionalidad del uso de la fuerza en una especial circunstancia de
investigación en los atentados en el metro de Londres, por tal motivo, consideró
que esas circunstancias hacían razonable el convencimiento honesto y sincero de
los policías de la necesidad imperiosa de utilizar la fuerza letal. Claro que en este
caso la familia de la víctima fue indemnizada económicamente en base a
la Health and Safety and Work Act de 1974.
Todos estos ejemplos demuestran que siempre el uso de la fuerza, sobre todo la
letal debe estar justificada, ser necesaria y hecha apreciando la totalidad de las
circunstancias, y es por eso que el artículo 3º de la Ley 31012 no permite la
impunidad al miembro de la PNP que haga un uso injustificado de la fuerza y
cause lesiones graves o la muerte.
Lea también: ¡Cuidado! Cuando el miedo entra, el derecho sale. Sobre «la
prohibición de prisión preventiva a policías» incorporada en la Ley de
Protección Policial
A manera de conclusión, puedo decir que por mandato constitucional los
miembros de la PNP están efectivamente obligados a conjurar peligros tanto para
los bienes jurídicos individuales de los particulares como la seguridad ciudadana,
obligación que se deriva del deber positivo de protección del Estado. Para
cumplir con esa obligación pueden usar la coacción y en casos excepcionales
pueden recurrir al uso letal de la fuerza, en la medida en que un sujeto de manera
voluntaria ponga en peligro bienes fundamentales de la víctima (persona o
sociedad).
Derogase el literal c) del numeral 4.1 del artículo 4º del Decreto Legislativo No 1186,
Decreto Legislativo que regula el uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional
del Perú, o déjese en suspenso, según el caso, las disposiciones legales y
reglamentarias que se opongan a lo establecido por la presente ley o limiten su
aplicación, con la entrada en vigencia de la presente ley.
El artículo 3.j del Reglamento del DL 1186, que regula el uso de la fuerza de la
policía, aprobado por DS 012-2016-IN define que es uso arbitrario de la fuerza:
“ Es todo uso de la fuerza no justificado, con incumplimiento de los principios
de legalidad, necesidad y proporcionalidad, y que afecta derechos
fundamentales”.
Juan Carlos Ruiz, del Área de Justicia Constitucional del IDL señala cuándo se
puede utilizar armas de fuego en contextos de protestas sociales: “Según el
artículo 8.3 del DL 1186, que regula el uso de la fuerza por parte de la Policía
Nacional del Perú, solo en algunos casos el personal policial,
excepcionalmente, podrá hacer uso de sus armas de fuego. Esto cuando sea
estrictamente necesario y solo cuando medidas menos extremas resulten
insuficientes o sean inadecuadas. Por ejemplo, en defensa propia o de otras
personas en caso de peligro real e inminente de muerte o lesiones graves. Y
precisamente si se produce una situación que implique una seria amenaza
para la vida durante la comisión de un delito particularmente grave. O cuando
se genere un peligro real e inminente de muerte o lesiones graves como
consecuencia de la resistencia ofrecida por la persona que vaya a ser
detenida”.
Lea también: Abogada que agredió a policías registra condena a seis años de
prisión en primera instancia [Exp. 592-2016]
Además, la Ley 31012 incorpora otra obviedad: que el uso de armas u otro medio
de defensa, por parte del personal policial, tiene que darse “en forma
reglamentaria”. Pues claro que el uso de la fuerza tiene que ser en forma
reglamentaria; lo contrario sería permitir la arbitrariedad y el abuso
policial. Toda entidad administrativa, como la Policía, actúa bajo el principio de
legalidad, lo cual implica que debe obrar conforme a la ley y los reglamentos de
la materia.
Para el caso de las fuerzas policiales, las normas jurídicas que autorizan el
ejercicio de la fuerza en la función policial, además del artículo 166 de la
Constitución antes citado y las normas del Derecho Internacional[2], son las
normas de rango de ley que versan sobre la materia, a saber: el Decreto
Legislativo 126, Ley de la Policía Nacional del Perú) y el Decreto Legislativo
1186, Decreto Legislativo que regula el uso de la fuerza por parte de la Policía
Nacional del Perú (donde se establecen los principios de legalidad, necesidad y
proporcionalidad en el uso de armas[3]. Amén de las normas de rango infralegal:
Decreto Supremo 012-2016-IN, Reglamento del Decreto Legislativo 1186
(donde se precisan algunos escenarios donde será necesario el uso de la fuerza y
las subsiguientes acciones) y la Resolución Ministerial 952-2018-IN, “Manual de
Derechos Humanos aplicados a la función policial del 2018”.
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Bajo ese orden, el nuevo inicio 11 del artículo 20º del Código Penal –incorporado
vía Ley 31012– no aporta una mejora legislativa, ni un cambio en la
interpretación de esta causa de justificación. Quizás, el cambio normativo se
haya debido a un falso afán de apoyo legislativo a la Policía –en clave de
Derecho Penal simbólico–, pues en lo jurídico su aporte es inútil, como
mencionamos en el título.
Tampoco resulta de recibo decir que es una ley inconstitucional o que avala
el uso de la fuerza. Como ya lo señaló la Corte Suprema en el Acuerdo Plenario
5-2019/CIJ-116, el uso de la fuerza por la Policía se enmarca dentro de una
normativa interna e internacional de respeto a los derechos humanos y bajo los
principios de necesidad y proporcionalidad, propios del entendimiento adecuado
y ponderado entre seguridad ciudadana y respeto a los derechos
fundamentales[4].
Tanto la detención preliminar judicial (artículo 261 del Código Procesal Penal,
CPP) como la detención preliminar judicial (artículos 268 a 270 de dicho cuerpo
adjetivo) son las medias cautelares, de carácter personal, que más inciden en la
libertad del investigado.
Así, piénsese en dos ciudadanos, uno civil y otro policía, el primero que cause la
muerte de otro por una infracción de reglas de tránsito y el segundo por un arma
de fuego. ¿Por qué la Ley estima que el primero puede ser pasible de una medida
cautelar de privación de la libertad y el segundo no? ¿Es que acaso no es el juez
penal quien debe decidir, según los criterios de peligrosismo procesal, quién debe
ser estar preso de forma preventiva y quién no?
Por otro lado, también tenemos que la Ley de Protección Policial colisiona con el
principio de jurisdiccionalidad de las medidas cautelares, que hace referencia que
las medidas coercitivas sólo pueden ser impuestas y modificadas por la autoridad
jurisdiccional. Es el juez penal quien es el responsable de resolver, a solicitud del
representante del Ministerio Público, qué medida de coerción personal es la
idónea para cada procesado.
Entonces, en el caso del efectivo policial que lesiona o mata bajo la causa de
justificación del artículo 20, inciso 11, del Código Penal, ¿por qué se ordena la
comparecencia con restricciones y no competencia simple? ¿Por qué la Ley de
Protección Policial nos dice qué tipo de comparecencia hay que imponer? ¿Es
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que acaso no es el juez quien debe decir, luego de encontrar que no se cumplen
los presupuestos de la prisión preventiva, si corresponde la comparecencia simple
o la comparecencia con restricciones en cada caso en particular?
Por tales motivos, sostenemos que el artículo 4 de la Ley 31012 (que incorpora el
artículo 292°-A al CPP) debe ser declarado inconstitucional por el Tribunal
Constitucional y que los órganos judiciales deben aplicar la protección
constitucional, vía control difuso, para hacer prevalecer el Estado de Derecho.
Lea también: ¿Cuáles son las cualidades que debe tener una orden policial
para ser acatada?
[1] Artículo 166.- Finalidad de la Policía Nacional. La Policía Nacional tiene por
finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta
protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento
de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene,
investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras.
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Recomendaciones
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