Apuntes Arte Contemporaneo Siglo Xix
Apuntes Arte Contemporaneo Siglo Xix
Apuntes Arte Contemporaneo Siglo Xix
La dualidad clásico-romántico
En las décadas finales del s.XVIII y las primeras del XIX se produce en las artes una ruptura
con el pasado. Se da una gran variedad de manifestaciones artísticas difícilmente clasificables. R.
Rosenblum planteó la dificultad para definir Neoclasicismo, y Romanticismo para referirse a ese arte
que parecía recrear lo clásico pero saturado de sensaciones románticas. Proponía de varias
trayectorias con el fin de abordar las distintas ramificaciones artísticas desde 1760. Este desarrollo de
las artes va paralelo a la Ilustración, el Enciclopedismo, la Revolución Francesa y a la primera
revolución industrial.
El Clasicismo, con sus variantes académicas, se convirtió en una convención estética que
podía adaptarse a las necesidades de la representación institucional. Por otro lado, el rechazo a este
estilo internacional estimuló la búsqueda de las raíces nacionales, en especial de lo medieval.
También la desconfianza hacia la Razón como motivo supremo llevó a una nueva sensibilidad nacida
de la individualidad del artista.
En la misma época Piranesi difundía Carceri (1745), más tarde Le Carceri d´Invenzione (1761)
donde muestra arquitecturas ficticias. También realizó grabados de antigüedades romanas . Su
influencia puede verse en artistas de finales del XVIII como Goya, Soane o Fuseli.
También hay interés por el antiguo Egipto. A causa de la expedición de Napoleón, además de
los objetos saqueados, Vivant-Denon publica dos tratados sobre las investigaciones realizadas en
dicha campaňa. Con esto las antigüedades egipcias se convirtieron en elementos del Estilo Imperio.
Nuevas sensiblidades
Desde mediados del siglo XVIII se da una revisión del pasado en la que los modelos hisóricos
servirían de referencia para la imitación en el arte. Así se irán imponiendo las bases del arte
contemporáneo alejado del clasicismo, entendido éste como una sucesión de normas intemporales
que limitan la libertad creativa.
Uno de los primeros avances aparecieron en Inglaterra con Burke. Consideraba que las
emociones y las pasiones ante la contemplación estética eran la fuente de creatividad y desconfiaba
de los postulados de la razón que buscaban una belleza ideal. Distinguía entre bello (lo asociado a la
simetría y el equilibrio de lo clásico) y lo sublime (ligado al terror, infinitud, dificultad y pena). Lo
sublime produciría las emociones más poderosas. Su incidencia se sintió a finales de siglo y sobre
todo en el Romanticismo.
Lessing, influido por Winckelmann, aportó un concepto del arte desde un punto de vista
nacionalista. Defiende la superioridad de la poesía en la expresión del dolor, frente a la contención
de la escultura que debía mantener la armonía del gesto, algo propio de las obras neoclásicas.
Price incluyó una nueva categoría de belleza: lo pintoresco, situado entre lo bello y lo
sublime. Esta característica, aplicada sobre todo a paisaje y arquitectura de jardines inglesa, se
encuentra en la rudeza, la irregularidad y la continua variación de formas, colores, luces y sonidos.
Ambas posturas se pueden resumir en los conceptos de clásico y romántico. Lo clásico había
sido teorizado por Winckelmann y Mengs, lo romántico por los partidarios del renacimiento gótico y
por los pensadores alemanes como los hermanos von Schlegel, Tieck y Wackenroder. Desde 1795 los
límites entre neoclásico y romántico se hacen muy estrechos.
El pensamiento ilustrado también cambió el papel del artista: ahora su actividad, aparte de
mensajero de las virtudes cívicas, sería el resultado de la aplicación del intelecto y del espíritu crítico
sobre todos los aspectos de la vida. Ya sean comprometidos con el nuevo ideario (Goya), vehículos
para la propaganda del poder (David) o desde posturas independientes (Blake), pierden importancia
patronos como la aristocracia o la Iglesia, creciendo la importancia de la clientela burguesa.
Pueden nombrarse la Academia Real de Pintura y Escultura de París desde el s.XVII, la Real
Academia de las Artes de San Fernando desde 1752 o la Royal Academy of England desde 1768. Las
exposiciones organizadas por ellas se destinaban a un público elitista, después de la Revolución se
convirtieron en una muestra de democratización de la cultura. Las exposiciones fueron el origen de
un género nuevo, la crítica del arte. Sus pioneros en Francia fueron La Font de Saint-Yenne y Diderot.
Según las Academias iban perdiendo influencia, el artista ganó mayor libertad para actuar
contra el canon establecido, aunque siguió sujeto a las exigencias del mercado.
El concepto del arte como vehículo educativo propició la aparición museos. Adquirieron gran
desarrollo en el s.XIX. El primero fue el British Museum, y en París desde 1750 se habilitaron algunas
salas del palacio de Luxemburgo. El Museo Fridericianum de Kassel (1769-79) se construyó para que
albergara la colección de arte y la biblioteca de Federico de Hesse. Fue construido por du Ry, y con
este proyecto las colecciones reales pasaron a formar parte oficialmente del patrimonio nacional. En
1793 se abrió el palacio del Louvre por la Asamblea Constituyente, que había estatalizado las
colecciones reales. A éstas se unieron las obras incautadas a las órdenes religiosas, las de la nobleza
exiliada y las de la Académie ya suprimida, y más tarde los botines de las campaňas napoleónicas.
Percier y Fontaine lo remodelaron para su nueva función de museo. Ejemplo de figuras contrarias a
este estado de cosas fue de Quincy, que escribió Dictionnaire d´Aqrchitecture, de gran importancia
en la Francia de la Restauración. En Espaňa en 1819 se inauguró el Museo Real en el edificio que
Juan de Villanueva construyó para el Gabinete de Ciencias.
Objetos arqueológicos, grabados y libros de viajes sirvieron de modelo para las artes
decorativas, en porcelana o mobiliario donde se repitieron las escenas del mundo antiguo. Flaxman
popularizó escenas de relieves antiguos en placas de cerámica que le encargó el industrial Josiah
Wedgwood. Artistas como Hamilton o Fuseli las reelaboraron para adecuarlas a su propia
sensibilidad. Muchos artistas, como Reynolds, también miraron a un pasado más cercano, el
Renacimiento.
En 1761 Mengs terminó El Parnaso, que reflejaba todo el bagaje que el arte arrastraba:
devoción por estatuaria y arquitectura antigua, composición con apariencia de relieve, dibujo
preciso, frialdad de color, influencia de Rafael. La parafernalia decorativa barroca está ausente, se da
una yuxtaposición de escenas que trasladan una intencionada frialdad y un distanciamiento
excesivamente artificioso.
En 1781 pinta La pesadilla (The Detroit Institute of Art, siguiente página izquierda, también
existe otra versión). Múltiples interpretaciones: algunos críticos la identifican con un sueňo erótico,
pero también con el miedo a lo desconocido y al fin del reinado de la Razón, la ruptura del clasicismo.
El ideal en escultura
Flaxman será muy influyente en la escultura de su época. Sus obras se caracterizan por ese
deseo de regeneración de las artes basada en en la simplicidad y esencialidad de los trazados.
Sostenía que los artistas antiguos sublimaron los sentimientos en sus obras y expresaron las formas
de la naturaleza más escogidas; así pudieron esculpir divinidades, héroes, patriotas y filósofos,
siguiendo el principio de Platón de que nada es bello si no es bueno, lo que lleva a la asociación de
atributos divinos y perfección. Con estas ideas Flaxman realizó obras como el busto de John Forbes
Canova creó un
modelo de representación
resultado de sus propias
experiencias buscando
inspiración en la antigüedad
y en Bernini. Una de sus
primeras obras de
importancia es Teseo y el
Minotauro (1781, Victoria
and Albert Museum,
derecha), iconográficamente
tomado de Las
metamorfosis, formalmente
inspirado en el Ares Ludovisi. El héroe se presenta en
reposo y con gesto contenido a pesar de la hazaňa
realizada.
El monumento funerario
de María Cristina de Austria (1799-
1800, arriba), para la Iglesia de los
Agustinos de Viena, consta de una
pirámide a la que se dirigen
personajes que encarnan las
virtudes relacionadas con la
difunta: la Beneficiencia que acompaňa a un anciano, la Virtud que lleva la
urna con las cenizas y el Genio alado de la Muerte, junto al cual hay un
león, símbolo de la casa de Austria. Sobre la puerta, un medallón formado
por una serpiente, la eternidad, enmarca el retrato de la fallecida,
sostenido por una felicidad alada.
Como escultor de
Napoleón, Canova lo
representará como Marte
Pacificador (derecha). A la
hermana del emperador, Paolina
Borghese, la representó como
Venus Vencedora (h.1804,
Galleria Borghese, izquierda), escultura que suscitó
escándalo por su desnudez, algo reservado a las divinidades,
y es que Canova quiso representar a los Bonaparte como
dioses mitológicos con una belleza intemporal, arquetipo de
esa serena grandeza que acompaňa al poder y a la divinidad.
También retrata a la madre, Letizia Ramolino, usando como
modelo la Agripina del Museo Capitolino.
En Eros y Psique (1793, Louvre, siguiente página izquierda), la escena se resuelve con un
erotismo y ambigüedad próximos al rococó. Aňos después en Las Tres Gracias (1816, Hermitage,
siguiente página derecha), muestra influencia de Fidias, logrando transmitir al grupo una fragilidad y
gracia en el modelado, junto a cierta complejidad en la composición que vuelven a recordar el
barroco a pesar de insistir en el modelo ideal de belleza intemporal.
Se ha venido a relacionar su
sordera contraída en 1792 con un
cambio de estilo en su pintura, que ya
no será una pura imitación de la
la maldad, lo demoníaco
y el caos.
Pocos artistas
seguirán directamente
la compleja senda de
Goya, por ejemplo
Eugenio Lucas Vázquez
en sus escenas
populares. En el arte oficial destacan pintores como
Madrazo, retratista neoclásico educado con David. En La
muerte de Viriato, jefe de los lusitanos, (1807, Prado,
arriba), muestra influencias de Flaxman y de la estatuaria
clásica. Sus retratos de Fernando VII son del gusto del
monarca. Vicente López también es una muestra del
alejamiento de la obra goyesca. En su Retrato de Francisco
de Goya (1826, Prado, abajo izquierda) , refleja su interés
por el naturalismo y decoro en la presentación, sin la
introspección de los autorretratos de Goya de su última
época.
Recursos complementarios
Racionalidad y arquitectura
Aňos antes en Venecia las teorías de Lodoli habían extendido la visión racionalista de la
arquitectura, de carácter funcional y contrario al exesivo ornamento; como se ha dicho, hay una
gran crítica al barroco, aunque se admira su habilidad en la construcción de bóvedas. Por otro lado se
alaba el nuevo paisajismo marginando el racional modelo francés. Tratados de la época que tratan de
combinar funcionalismo y tradición a través de los estilos previos (dando lugar a un incipiente
eclecticismo) son los de Milizia, como Principios de Arquitectura Civil (1781).
Laugier expone sus ideas para la regeneración de la arquitectura, cuyo origen es la cabaňa
primitiva y que debe retornar a la naturaleza. Sus teorías marcarán la marcha del urbanismo, aunque
sus propuestas decorativas no se aplicarán hasta la reforma de París de Haussmann.
El clasicismo y la fascinación por las ruinas hizo que edificios antiguos como el Panteón de
Agripa, el templo de Vesta/de la Sibila en Tívoli o los Propíleos de la Acrópolis de Atenas (imitados en
construcciones como la Puerta de Brandemburgo) se convirtieran en parte del repertorio tipológico.
Otro recurso con el que contaban los arquitectos eran los modelos de los llamados
visionarios, como Boullé, Leroux, Lequeu… cuya orientación no iba hacia la Antigüedad sino que
pretendía regresar a las formas más elementales de la geometría. Esfera, cono, cubo, cilindro o
pirámide formarían esas tipologías útiles a la sociedad, proyectadas sobre un entorno natural.
Aunque prescindieron de las proporciones clásicas, no renunciaron a la simetría y buscaron la
monumentalidad sin olvidar la inclusión de elementos pintorescos.
Los arquitectos de cabecera de Napoleón y creadores del estilo Imperio son Percier y
Fontaine. En 1801 y 1012 publicaron Recopilación de decoraciones interiores, un muestrario de los
encargos que realizaron por Europa donde se recogían hasta los menores detalles de decoración y
mobiliario. Los exteriores eran sobrios y algo arqueológicos pero los interiores eran fantasiosos,
mezclando motivos egipcios con grutescos y candelieri en estucos y grisallas como los de las villas
italianas renacentistas.
El
clasicismo fue el
estilo que mejor
se adaptó a la
arquitectura
oficial, libre
entonces de los
criterios
moralizantes de la
Ilustración y el
Neoclasicismo. Las Academias de arquitectura lo empleaban
como modelo, lo que difundió las tipologías templarias para
museos, bibliotecas, monumentos o parlamentos. Durante el
reinado de Luis Felipe de Orleans se terminaron la iglesia de La
Madelaine (izquierda) y el arco de la Estrella en París, y el
Palacio de Justicia de Lyon por Balatard, con su pórtico de 24
columnas corintias.
investigaciones en
Sicilia en los templos
de Selinus. Sus
estudios le llevaron a
tratar de demostrar
que la decoración
pintada de la
arquitectura griega
estaba totalmente
supeditada a la
importancia de las
formas
arquitectónicas.
La moda
arqueológica llega a
mansiones, castillos
y cottages.
Proliferan las
decoraciones a la
moda de los hermanos Adam (estilo Adam), como en
Syon House en Londres (siguiente página izquierda) con
sus motivos arqueológicos, y Osterley Park (siguiente
página derecha), un antiguo edificio Isabelino, donde se
refleja el gusto por lo antiguo y la inclusión de vaciados y
relieves clásicos.
Aparte del pintoresquismo, la obra de Palladio tuvo una tardía pero muy potente influencia
en la arquitectura anglosajona, con numerosas villas campestres inspiradas en su Villa Rotonda y
otras residencias
aristocráticas. También
tuvo una
reformulación
burguesa en el
ensanche de Bath.
John Wood padre
había proyectado un
tipo de viviendas
unifamiliares en hilera
de media luna con
fachadas de columnas. El
modelo tuvo éxito y fue reutilizado por Nash en 1812 en Regent´s
Street de Londres y en la ciudad nueva de Edimburgo.
En estos aňos la
burguesía realizó numerosos
encargos que se movieron entre
el regusto neogriego y un
clasicismo no canónico usado a
voluntad. También hubo obras
casi pintorescas como la nueva
iglesia de St. Pancras (1822,
Inwood, derecha) de Londres, con
su pórtico de cariátides (izquierda)
como las del Erecteon de la
Acrópolis de Atenas o la torre de
St. George de Bloomsbury (h.
1830) coronada por un trasunto
del Mausoleo de Halicarnaso.
Londres una arquitectura que con su momumentalidad y expresividad refleja su destino, similar a
como buscaban los arquitectos visionarios.
Especialmente destacado es Soane, que supera todas las categorías de regeneración de las
artes, tradición o pintoresquismo. Su obra más importante es su residencia en Lincoln´s Inn Fields
(abajo izquierda) de Londres, vivienda burguesa y museo de inquietudes. Soane se sirvió del
eclecticismo para diseňar una alegoría de su idea de la arquitectura, una mezcla de arqueología,
racionalidad y pintoresquismo. Los juegos de luces, los efectos escenográficos al modo piranesiano y
la esquematización de los elementos constructivos caracterizan su arquitectura. En 1788 ya había
empleado esas soluciones en la remodelación del Banco de Inglaterra (abajo derecha) donde sus
grabados muestran ese deseo de superar el pasado y avanzar hacia una nueva arquitectura.
Un clasicismo convencional se
exportó y convirtió en el lenguaje
arquitectónico del poder. El
palladianismo inglés tuvo
continuidad y un desarrollo propio en
Estados Unidos, donde
Jefferson construyó en este
clasicismo su residencia,
Villa Monticello,
sirviéndose de un
repertorio de casas
rurales palladianas. En
el capitolio de Virgina
(izquierda) usó el
modelo de la Maison
Carré de Nimes (época
de Augusto, derecha), modelo usado en otros edificios
federales. La Universidad de Virginia se llenará de pórticos columnados
y sobrias arquitecturas de influencias tanto palladianas, como al Panteón
de Agripa en su monumental biblioteca (derecha).
Hasta los aňos 30 del s.XIX la arquitectura de Moscú y San Petersburgo estuvo muy
influenciada por el clasicismo alemán, para dar paso a movimientos nacionalistas que trataron de
recuperar motivos bizantinos.
Los diversos estados alemanes compartían un modelo estético salido del Romanticismo, y del
Gótico como símbolo del nacionalismo alemán. Goethe contribuyó con sus ideas a crear una
arquitectura alemana que pudiera asemejarse a la griega.
En las proximidades de Postdam contruyó residencias rurales sin el severo clasicismo. Por el
contrario en el Schloss Glienicke (siguiente página izquierda) o el Schloss Charlottenhof se jugó con
la reminiscencia de las villas italianas para diseňar un paisaje donde los jardines se pueblan de
arquitecturas caprichosas medievales o antiguas. En la arquitectura religiosa Schinkel recurre al
gótico, como en la Friedrich-Werdersche Kirche de Berlín (1821-28).
La modernidad de
Schinkel se reflejaba en
obras civiles como
almacenes o la
Academia de
Arquitectura (1831),
con el ladrillo presente
en sus fachadas
mientras los motivos
decorativos recordaban
al Quattrocento.
Von Klenze realizó en Munich obras neogriegas, como la Gliptoteca (arriba derecha),
construcción monumental de severo pórtico columnado de orden jónico. Contenía estatuas griegas
restauradas por Thordvalsen. La sucesión de galerías abovedadas reproducían el diseňo de Durand
para la galería de arte. Cerca de allí levantó los Propyläen, a imitación de los Propileos de Atenas.
Es también autor del proyecto para el Walhalla (1831-42) próximo a Ratisbona. Con una imagen
próxima al Partenón y situado en un lugar elevado al que se accede por rampas, su programa
simbólico recuerda la derrota de Napoleón y honra a los caídos en batalla (de ahí su nombre
referente a la mitología nórdica).
Al igual que Schinkel, von Klenze recurrió a otras arquitecturas próximas al Renacimiento italiano,
como la Altepinakothek (1836) y la Königsbau (1826-1833), ambas en Munich, siguiendo el modelo
almohadillado de los palacios florentinos Pitti y Rucellai.
La creación de la Academia de Nobles Artes de San Fernando (1752) incluye a Espaňa en las
corrientes internacionales, en cuanto a tipologías y sistemas científicos. La Academia institucionalizó
un barroco clasicista que adaptaba los trabajos de Bernini o Borromini a la realidad espaňola.
En un principio se recurre a retomar los textos antiguos. En 1761 José de Castaňeda tradujo el
Compendio de Vitrubio de Perrault, aportando particularidades, como su portada en la que aparecía
El Escorial y su planta, mostrando un deseo de recuperar a los grandes artistas como Herrera. En
1787 Ortiz y Sanz tradujo directamente del latín Los Diez libros de Arquitectura de Vitrubio.
Las siguentes generaciones aportan una mayor renovación con arquitectos como Villanueva. Se
formó en Italia, pero también viajó a Granada y Córdoba, lo que tendría como conecuencia la
publicación en 1787-1804 de Las antigüedades árabes de Espaňa.
Desde 1768 como arquitecto de El Escorial realiza las Casas de Oficios, del Cónsul de Francia,
de infantes, y posteriormente la del Ministro de Estado, que remiten al modelo próximo del
Monasterio, la referencia histórica más
importante, y a la necesidad de adecuarse al
marco urbano. En las Casitas de Arriba y del
Príncipe de El Escorial combina un clasicismo
riguroso con notas palladianas y el recuerdo
herreriano en las cubiertas de pizarra. En la Casita
del Príncipe de El Pardo (1784, abajo) emplea
algunos de los elementos que caracterizarán en
adelante su arquitectura: la combinación de
materiales tradicionales como piedra, pizarra y
ladrillo y la composición esquemática a base de
módulos independientes de perfiles severos.
Los edificios de Villanueva son parte de un escenario urbano monumental, destacando el caso de
Madrid. La remodelación de la Plaza Mayor tras el incendio de 1790 presentaba una composición
que englobaba elementos diversos a fin de conseguir una imagen homogénea. Tiene el mismo
propósito en la intervención del Paseo del Prado: dotar de sentido a un ámbito extramuros de la
población y adjudicar un valor aňadido al programa científico del Conde de Aranda. El Jardín
Botánico, el Gabinete de Ciencias Naturales (1785, finalmente Museo del Prado, izquierda) y el
Observatorio Astronómico (1790), son la consecución de un lenguaje internacional y a la vez
hispano, con elementos clásicos y sin atisbo de pintoresquismo. En el Museo conviven tres tipologías:
rotunda, basílica y palacio. El empleo de ladrillo en los paramentos y de piedra en los detalles
arquitectónicos, línea de impostas, esquinas,
recercados de los vanos y guardapolvos, definen unos
perfiles nítidos. Las columnas en el piso superior de las
galerías laterales remiten a Palladio y a la arquitectura
de sombras. La muerte de Villanueva en 1811 parará la
resolución de un nuevo escenario urbano que no
culminará hasta muy avanzado el s.XIX.
Silvestre Pérez planteó un Neoclasicismo que hunde sus raíces en la arquitectura de los
revolucionarios con obras perfectamente inmersas en sus marcos urbanos. Como secretario de la
comisión de arquitectura
de la Academia, desde
1799 vigiló que los
nuevos edificios no
tuvieran abusos barrocos.
Construyó iglesias como
la de Motrico (1798,
abajo derecha) o Bermeo
(1807), en localizaciones
elevadas, de líneas
severas que esquematizan los modelos clásicos.
Arquitectos como Isidro González Velázquez y Antonio López Aguado, discípulos de Villanueva,
continuaron la senda del clasicismo ya convencional, que en el caso del primero remite a ejemplos
como la Casita del Labrador de Aranjuez (abajo izquierda), de gustos plenamente historicistas en la
línea de Percier y Fontaine.
Recursos complementarios
YouTube: Arquitectura neoclásica, del canal Historia del Arte y la Arquitectura Eduardo Prieto. A
partir del minuto 54:00 habla de Boullé, Ledoux, palladianismo en EE.UU., Villanueva y Schinkel.
El romántico se rebela contra lo establecido por el academicismo y sus reglas para el arte. Muchas
de las convenciones que se habían ido acumulando con el tiempo van a romperse. Se exige una
libertad que haga posible la creación sin los corsés de las academias. En definitiva, la teoría secular
del arte como mímesis es sustituida por la del arte como expresión. Desde entonces el arte se
contemplará desde el punto de vista del creador y no del espectador.
Como consecuencia de la valoración de lo espontáneo y del sentir del artista, desde el punto de
vista formal pierden valor las obras excesivamente pedantes del arte académico y se valoran aquellas
que capten la individualidad del artista, incluidos bocetos, acuarelas o dibujos. No obstante como ya
se ha dicho el periodo es muy plural, y mientras existen opciones rupturistas también las hay
continuistas en las que lo único que varía es la actitud ante el tema. También cobró importancia el
paisaje, como un medio para buscar los vínculos con la naturaleza.
Al igual que el Neoclasicismo, el Romanticismo tiene una carga histórica que le sirve de
inspiración, pero en el caso de éste, no se volvieron los ojos a la Antigüedad, sino a la Edad Media, en
la que se quiso ver la perfecta unión del hombre con la naturaleza, la encarnación de un nuevo ideal
que sustituiría al clásico. Es en la Edad Media en la que los pueblos estaban encontrando sus
identidades nacionales, frente al imperialismo napoleónico. Se trata de un retorno a las fuentes
esenciales del pensamiento y el arte europeos.
En el norte de Europa la invasión napoleónica dio paso a una exaltación nacionalista y al deseo de
unidad política y espiritual. Los movimientos pietistas llevaron a un misticismo que generó nuevos
mitos que sustituyeron a los movimientos de liberación que siguieron a la Revolución Francesa, cuyo
fracaso era un castigo divino al haber los hombres desafiado la grandeza de Dios.
Runge convirtió el paisaje en el objetivo de su arte, siendo también un gran retratista. Sus pinturas
son una recuperación simbólica de la anturaleza que se basa en la poesía romántica de Tieck. Su
pintura tuvo un gran peso teórico y fue una reflexión sobre los colores que recogió en su texto La
esfera de los colores (1810). Sus cuadros en la Kunsthalle de Hamburgo Los niňos de Hülsenbeck
(1805, siguiente página izquierda) y Descanso en la huida a Egipto (h. 1805) contienen ese sentido
simbólico. La maňana (1808, Kuntshalle, siguiente página derecha) formó parte de un proyecto más
Monje contemplando el mar (1809, Nationalgalerie, Berlín, arriba) o Abadía en robledal (1809-10,
Schloss Charlotenburg, Berlín, siguiente página izquierda) ofrecen un paisaje descarnado en el que las
diminutas figuras humanas aparecen “aplastadas“ por esa naturaleza fría y desoladora. En esa línea
de misticismo pintó El mar glacial (1824, Kuntshalle, siguiente página derecha), donde un mar
embravecido ha destrozado las embarcaciones que desaparecen bajo capas de hielo, iluminadas por
una luz gélida. Otros ejemplos son El caminante sobre el mar de nubes (1809-10, Schloss
Charlottenburg) o Acantilados blancos en Rügen (1818, Fundación Oskar Reinhart, Winterhur, Suiza).
La tradición retratista, en la que se notó la influencia de Anton van Dyck, marcó el estilo oficial. La
élite inglesa compradora de retratos no solo se preocupará por ser atendida por los pintores de
moda, sino que también gustarán de otro tipo de arte que les permita identificarse con las raíces
británicas. Los paisajes serán muy apreciados, y tendrán un afán topográfico o de recreación.
Constable y Turner son los principales representantes del paisajismo inglés. Para Constable, como
para coetáneos como Vernet o Wilson, los paisajes no debían copiarse, serían el resultado de la
invención. Sus diseňos en tinta semejan apuntes del natural. Entre sus influencias se cuentan Cozens,
Poussin (del siglo XVII) y Gainsborough, que incluía el paisaje como parte de la escenografía de sus
retratos. Constable captó en especial el paisaje del valle de Dedham y Suffolk. Sus composiciones, de
gran formato, elevaron al paisaje de género menor a género autónomo. Desde posturas muy
próximas a lo pintoresco como El valle de Stour con la iglesia de Dedham (1814, Museum of Fine
Arts, Boston, abajo), este autor pasó a una pintura más naturalista que en los últimos aňos refleja la
asimilación del gusto romántico incorporando
elementos más dramáticos.
En sus últimos aňos se aprecia una evolución en su técnica que da lugar a un paisaje más
teatral y próximo a las modas románticas. Stonehenge (1836, Victoria and Albert Museum, arriba
izquierda) es una acuarela en colores fríos e irreales que conducen a un nuevo tiempo en que el
paisaje ya no es una minuciosa construcción basada en apuntes del natural, sino la interpretación
personal de un enclave que con sus piedras míticas estaba cargado de valores simbólicos.
Turner es el artista que más proyección tuvo en la pintura británica. En Francia, Italia, Alemania y
Suiza tomó apuntes que convirtió en composiciones. Las estaciones del aňo, los fenómenos
atmosféricos y los efectos lumínicos de la naturaleza sirvieron para interpretar su visión trágica de la
existencia. Del acuarelista Girtin aprendió la técnica del paisaje topográfico. De Cozens tomó la forma
de representar las nubes. Muchas de sus obras remiten a tragedias en el mar como Naufragio
(h.1805, National Gallery, arriba izquierda) o La batalla de Trafalgar (1822, Maritime Museum,
Londres, arriba derecha), en las que el mar muestra su poder avasallador.
Mientras, en Estados Unidos surgieron grupos que retomaron en fechas tardías el gusto romántico
por el paisaje. El país era tan diverso e inexplorado que se antojaba como una suerte de paraíso
perdido: las cataratas del Niágara, las grandes llanuras o las Montaňas Rocosas se convirtieron en
escenarios que sustituyeron a los de los modelos europeos. Destacó Cole, fundador de la que se
llamaría Escuela del Río Hudson. Ligaba los viejos conceptos de los sublime y lo pintoresco para
mostrar la grandeza de los escenarios, paisajes sombríos y remotos pero que comenzaban a verse
amenazados por la civilización. Las cataratas de Kaaterskill (1826) recrea un espacio virgen que se
ofrece como un territorio inexplorado, aunque en realidad están cerca de N.Y. y podían visitarse.
Expulsión, luna y luz de fuego, de Hope (h. 1828, Thyssen-Bornemisza, abajo) aborda esta idea de
paraíso perdido.
modelos renacentistas y barrocos, y en el que el gusto por el colorido atrevido o el dinamismo en las
escenas rompieron el canon académico.
Géricault fue precursor de corrientes de progreso en la pintura francesa y abrió el camino al arte
posterior de Coubert. Apasionado y propiamente romántico, posibilitó la transición de un
naturalismo clasicista a uno más consciente y algunos de los elementos de su pintura anuncian el
impresionismo, por la valoración que hace de lo espontáneo, como bocetos, dibujos… aquello que
mejor refleja el íntimo sentir del artista. Discípulo de Guérin, se formó también visitando las
exposiciones del Museo Napoleón (Louvre), donde conoció las obras de Rubens, Tiziano, Velázquez o
Caravaggio. Sus numerosos dibujos muestran su interés por captar los efectos escenográficos y el
gusto por reflejar el movimiento, que usó en los animales, sobre todo caballos.
A su regreso a Francia realiza numerosos retratos de fuerte carga psicológica. Colabora con el
Dr. Georget en los estudios de éste sobre la locura pintando retratos de los pacientes, como El
cleptómano o La Ludópata (ambos 1822, Louvre, esta última en la siguiente página a la izquierda),
que no pueden escapar a un destino que se refleja en sus ojos.
También para Delacroix sirvieron los modelos ecultóricos de Miguel Ángel, escenificando el terror y la
desesperación de los condenados.
La matanza de Scio (1821, Louvre, abajo) está inspirada en hechos contemporáneos. Familias
griegas esperan la muerte o la esclavitud, con referencias a modelos de Rubens o Gros. La
independencia griega era un tema de interés en la época y una de las grandes causas románticas. El
cuadro es una defensa de la libertad y contra la tiranía. Repitió este tema en Grecia muriendo sobre
las ruinas de Missolonghi (1827, Museo de las Bellas Artes de Burdeos), donde su heroína, una
suerte de mártir de la libertad, centra una composición de obscuro colorido.
Ingres ejecutó numerosas obras en las que prescindió de los cánones del
clasicismo en la búsqueda de un sentido más refinado de la composición. La
crítica le acusaba de pintar con inexactitudes la figura humana por las
deformidades que voluntariamente
introdujo en La Gran Odalisca (1814,
Louvre), cuyo cuerpo semeja trazar
un arabesco en una postura
imposible que aňade sofisticación al
personaje. También pasa en Ruggero
libera a Angelica (1819, Louvre,
abajo), de cuello casi descoyuntado,
o en Paolo y Francesca (1819,
Musée des Beaux-Arts, Angers, abajo
derecha) del que hay 5 versiones.
Románticos, académicos
y clasicistas coparon tres
cuartas partes del s.XIX.
Muchos como
Delaroche pintaron crónica histórica y reciente. La ejecución de
Lady Jane Grey (1834, National Gallery, Londres, abajo derecha)
presenta a la joven como una víctima a la que la fatalidad lleva al
cadalso, en una ejecución de gran habilidad técnica y dramatismo
contenido. Napoleón cruzando los Alpes lo muestra sobre una
mula, lejos de la grandilocuencia con que David había interpretado
el mismo tema.
esclavos (1866, Colección Sterling Clark, izquierda), que son las últimas
muestras de un academicismo de gran virtuosismo técnico.
En esa misma época Solá en Madrid realizó Daoiz y Velarde en homenaje a los
dos héroes del dos de mayo de 1808, tema patriótico pero que retoma la tipología
del grupo de los Tiranicidas del s.V a.C.: los dos militares se presentan en actitudes
similares aunque con indumentaria moderna.
de ángeles y las figuras de las virtudes Prudencia, Justicia, Fe, Esperanza… que
acompaňan a la figura dorada de Alberto por Teniswood, sentada en actitud
pensativa, según algunos en la misma figura que el Ares Ludovisi.
La Hermandad Prerrafaelita
recupera la inocencia de las escenas domésticas al representar al Salvador como artesano medieval.
El mismo pintor abordó Ofelia (1851-52) con gran minuciosidad. Con el tiempo se iría apartando de
la Hermandad para especializarse en temas populares y retratos y acabar volviendo a la Royal
Academy.
D. G. Rosetti admiraba a Dante, Petrarca y Blake. Sus obras se llenaron de ensoňaciones en las que
se mezclaban religiosidad y paganismo. Su esposa Elizabeth Siddal fue modelo para él y otros
miembros de la Hermandad, convirtiéndose con su aspecto estilizado y melancólico, su cabello rojizo
y su aire andrógino, en el ideal estético del grupo. Es la modelo de Rosetti para Ecce
Ancila Domini! (1850, Tate Gallery, izquierda) y en Beata
Beatrix (1863, Tate Britain, derecha) donde la representa
en éxtasis en el momento de darse muerte con láudano, en
sus manos una flor de adormidera (Elizabeth había muerto
un aňo antes por sobredosis). Rosetti siguió usando
modelos de cabellos rojizos que retrataba de medio
cuerpo; sus cuadros son un alarde de belleza y lujo
plagados de detalles arqueológicos. La viuda Romana
(1874, Museo Ponce de Puerto Rico) es una reconstrucción
arqueológica al mostrar a la modelo junto a la urna
funeraria con las cenizas de su esposo que lleva una
inscripción latina con el nombre del difunto. De 1874 es
Proserpina (1874, Tate Gallery, abajo izquierda), siguiendo
una interpretación personal del mito de Perséfone.
Burne-Jones colaboró
con la Hermandad en la Red
Lion de Londres, la empresa
comercial del grupo donde se trataba de interrelacionar las artes. Tuvo un
particular estilo decorativo. Burne-Jones configuró un estilo prerrafaelita de
segunda generación que incorporaba muchos elementos simbolistas. La
seducción de Merlin (1874, Lady Lever Art Gallery, siguiente página izquierda) o
Último sueňo de Arturo en Avalon (1881) interpretan la leyenda artúrica con el
preciosismo propio del grupo, y gran detallismo donde el lujo acompaňa a un escenario onírico
característico de Burne-Jones.
Románticos espaňoles
Eugenio Lucas Vázquez sigue con fidelidad los modelos de Goya, con
esa técnica abocetada en la que predomina la mancha y el color en escenas
como Condenada por la Inquisición (1860, Prado, izquierda) o Las
presidentas (1860, Prado, siguiente página izquierda). Abordó temas variados
como paisajes o escenas taurinas. Su La libertad guiando a la iglesia (1861,
Museo Lázaro Galdiano), también llamada La república dirigiendo a espaňa
por el camino del progreso, de complejo simbolismo, parece un guiňo a la
obra de Delacroix.
Carlos de
Ribera también
cultivó el género
histórico, pero
destaca en sus
cuidados retratos, de
factura muy clásica
pero con la intimidad
y proximidad del
retrato romántico.
Recibió encargos
importantes como la
decoración de las
Cortes o de la Iglesia
de San Francisco el
Grande (abajo
izquierda, La muerte
de San Francisco).
El paisaje fue
el género
romántico
espaňol
menos abundante, con mención de las ilustraciones para
la recopilación monumental en Recuerdos y bellezas de
Espaňa (siguiente página izquiera, Castillo de Belmonte)
que empezó a publicarse en 1839 con 600 estampas
litográficas hechas a partir de apuntes del natural de
Parcerisa. También destaca la colección Espaňa artística
y monumental (1842) con vistas de ciudades y
monumentos por Pérez Villaamil, que realizó obras de
gran creatividad que frecuentemente se apartaban de la
realidad para acercarse al pintoresquismo.
La pintura romántica
espaňola tuvo continuidad en la
de historia, el gran género
reservado a las Exposiciones
Nacionales de Bellas Artes y la
decoración de edificios oficiales.
El fuerte componente literario y
la pasión por la historia
marcarán un estilo que llegará a
principios del s.XX.
Frente a las opciones de regulación del caos urbano, surgieron opciones calificadas de utópicas,
incluso antiurbanas, que rechazaban tanto la ciudad tradicional como la nueva industrial. Pensadores
como Owen teorizaron sobre nuevas formas de colonización en comunidades en las que la educación
y el trabajo perfeccionaran al individuo. Consiguió la constitución de una agrupación urbana en
Escocia, New Lanark, en la que el respeto y no la explotación de los obreros redundaba en la
productividad de la fábrica de hilados a la que estaba asociada. El pensamiento de Owen se plasmó
en el diseňo para Harmony (1825), una comunidad que se instalaría en una parcela cuadrada con
edificios de planta también cuadrada; cada
cuadrado podría acoger a 1.200 personas y
todo estaría rodeado por 1.000-1.500 acres
de tierras agrícolas. En el centro habría
edificios comunitarios, y todas las
actividades de la comunidad estarían
regidas por un superintendente. Las casas
familiares serían lo bastante espaciosas
para una existencia digna. Los niňos que
excedieran de las unidades familares se
alojarían en residencias aparte. Finalmente
en Estados Unidos se construyó una New
Harmony (derecha) que duró poco.
Los socialistas utópicos Fourier y Cabet idearon diseňos urbanos renovados con formas nuevas de
organización social y política. Sus modelos de agrupamiento se recogerán en el s.XX, eso sí,
deprovistas del idealismo ilustrado y el dirigismo. Fourier expuso la posibilidad de un nuevo orden
socioeconómico que generaría un nuevo sistema de agrupacion humana. La sociedad debía llegar a
un estadio armónico en el que una sociedad comunitaria de
1620 individuos habitaría el Falansterio (izquierda), unidad
productiva que ocuparía una legua cuadrada. Sería una entidad
productiva autónoma, pero coordinada con el conjunto de la
organización territorial. Arquitectónicamente es una estructura
compleja con el cuerpo principal ordenado simétricamente en
torno a un gran patio central, la Place de Parade, que se vigilaba
desde la Tour d´Ordre, donde se instalaban el reloj y el telégrafo
óptico. El edificio central era para funciones administrativas,
mientras los laterales eran uno para residencias y otro para
industrias ruidosas. Las teorías de Fourier tuvieron muchos
seguidores, incluso se proyectaron falasnterios en la provincia de
Cádiz por iniciativa de Abreu.
En las teorías de Cabet se diseňaba un mundo comunitario sin propiedad privada. Sus teorías
tuvieron muchos adeptos, como Monmany en Cataluňa, que propuso en 1835 construir una
comunidad de 108 casas en la cartuja desamortizada Montalegre más sus campos de cultivo. El
claustro sería la plaza de la comunidad. J. Rovira e I. Montaldo acompaňaron a Cabet a Estados
Unidos a fundar una comuna.
La ciudad moderna se convierte así en un escenario económico. Nacen los grandes planes,
principalmente en grandes capitales durante los gobiernos de Napoleón III, Bismarck o Disraeli en
Inglaterra, que pueden considerarse modelos de urbanística neoconservadora, y que se exporta a las
colonias. El urbanismo se convierte en uno de los principales instrumentos del poder, sobre todo en
Francia. Como ejemplos, están el Plan de París por Hausserman o el Ring de Viena (véase capítulo 6).
Otros modelos no se ajustaron a los citados anteriormente. En 1867 Cerdá publicó Teoría general
de la urbanización y aplicación de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona. Si
bien su teoría está enfocada desde la necesidad de plantear dicho ensanche (abajo), tiene la
novedad de aportar nociones urbanísticas como la idea de que la “tarea urbanizadora debe ser
científica, artística y hábilmente combinada, sin respetar las tradicionales concepciones que ven a la
ciudad como el resultado de
la configuración caprichosa
del tiempo“. El método
científico de Cerdá consistía
en una recogida datos
estadísticos y el
levantamiento de planos
topográficos. El proyecto
está planteado en virtud del
“higienismo y movilidad“.
Estos ensaches
funcionalistas tienen en
común el interés por
romper con la escala
antigua y crear una nueva
unidad de medida, son una
malla que engloba las
estructuras existentes y que
puede extenderse a voluntad. Los ensanches se han considerado exponentes de la nueva ciudad y
consecuencia lógica del nuevo crecimiento económico, el verdadero motor del desarrollo urbano. Las
mallas ortogonales se superponen al tejido urbano anterior como reguladoras del territorio, aunque
tienden a generar monotomía en la distribución con avenidas o bulevares en los que una
arquitectura a modo de telones uniformes encubren las arquitecturas preexistentes.
Argan, alcalde de Roma en 1976-79, historiador del arte y crítico consideró que la ciudad es la
obra de arte por antonomasia e insistió en la idea de que al contemplar sus monumentos se tomaba
conciencia de los valores históricos que sus monumentos representaban y lo que significaban desde
el punto de vista estético. En la misma línea, el sociólogo y urbanista Mumford sostenía que la ciudad
favorece el arte porque es en sí misma una creación artística, por lo que al cambiar el sistema de
producción lo que era un producto artístico se había convertido en un producto industrial.
Las ideas de estos historiadores reflejan la dualidad de la arquitectura del XIX, que resultará de la
simbiosis de arte y técnica y del empleo de los materiales que la industria proporciona. Pero hasta
muy avanzado el siglo no se reconocerán los valores estéticos de estas obras como muestras de la
modernidad y a sus protagonistas como verdaderos artistas.
Los nuevos materiales suministrados en grandes cantidades abrieron las posibilidades técnicas. El
hierro, primero fundido, luego forjado y más tarde convertido en acero, fue el elemento esencial en
el esqueleto de las construcciones. El cemento Portland produjo hormigones más resistentes que los
de época romana, y a finales del s.XIX aparece el hormigón armado reforzado por malla de acero.
Al frente de las nuevas construcciones se produjo la prevalencia de los ingenieros aunque ello
supuso su desentendimiento de la estética de las estructuras. Sólo tendrá importancia la
funcionalidad. Puentes, faros, fábricas, almacenes, invernaderos, palacios de exposición, mercados,
pasajes cubiertos e incluso templos se construyeron con los nuevos materiales y diversificaron la
labor constructiva. Estas tipologías definieron la figura del ingeniero, el profesional que domina las
nuevas tecnologías y hace sombra al arquitecto formado en la tradición de las Academias.
Arquitecturas metálicas
Estos modelos
parisinos de
calle comercial
protegida de la
meteorología
fueron muy
imitados, por
ejemplo en la
Galería
Vittorio
Emanuele de Milán (1877, Mengoni): planta de cruz
griega, varios pisos, la cubierta de hierro y cristal
incorpora un cúpula en el centro de la cruz. La Galería Arcade de Cleveland, Ohio (1890, abajo
derecha) repite este modelo, pero magnificado, multiplicando los pisos y las galerías que se asoman
al gran patio central resuelto por una armadura de hierro y cristal.
Un ejemplo
modesto en Valladolid
es el Pasaje Gutiérrez
(J. Ortiz, izquierda) en
1884-86, según la
moda del momento,
con rotonda acristalada
cubierta por cúpula en
la confluencia de sus
dos brazos y una
decoración escultórica
centrada en un
Mercurio alado.
A imitación de este, surgieron otros mercados en Europa. En Madrid destacan los de la Cebada,
los Monteses y Olavide, por M. Calvo a partir de 1867. En los tres casos lucernarios más elevados
con cubiertas de cinc y persianas de cristal. El del Bron en Barcelona (1876, Fotsere), destaca por su
cúpula ochavada y sus cubiertas a dos aguas. Valladolid, Salamanca y Palencia entre otras también
tuvieron mercados metálicos.
Las teorías de Viollet-le-Duc influyeron en la renovación del uso del metal en la Europa de finales
de siglo. En Inglaterra, hubo críticas hacia las iglesias neogóticas levantadas por Boileau, cuya
doctrina se basaba en que el hierro se adaptaba a múltiples usos, y eso fue lo que animó a Viollet-le-
Duc a experimentar con hierro. Su pensamiento se recoge en Entretiens sur l´architecture. En el
Entretien 18, por ejemplo, dio la idea de una casa de estructura
metálica cuyas formas romboidales se reflejaban en la fachada,
cubierta de ladrillos vidriados y piedra tallada; un tipo de
construcción llamada “arquitectura para el provenir“.
Otro ejemplo considerado de conjunción entre proceso técnico y forma arquitectónica es la Mole
Antonelliana de Turín (1863-c.1880, Antonelli), de 165m de altura. Destaca por su falta de
funcionalidad, aunque puede considerarse una muestra de las posibilidades de la modernidad.
Hardwick y Hartley
construyeron el Albert Dock en
Liverpool (derecha) en 1839. Estos
almacenes portuarios son una
estructura de hierro colado y muros
de ladrillo adaptados para evitar
incendios. A pesar de su estructura
funcional, incorporan una galería de
arcos rebajados sostenida por
columnas toscanas en hierro.
En Francia, Cessart proyecta el Pont des Arts (1803), peatonal, que une el Louvre con el Instituto
de Francia. Es una estructura metálica de 9 arcadas de 18´25m de luz, compuestas por 5 arcos que
apoyaban en pilonos de albaňilería. Similar es el Pont d´Austerlitz (1801-06), que comunicaba el
Arsenal con el Jardin des Plantes. El modelo del Pont des Arts sirvió para levantar el Puente de Isabel
II o de Triana en Sevilla (1844, abajo), un puente más evolucionado que el parisino, proyectado por
Bernadet y Steinacher y edificado por
Corroza con piezas metálicas.
Wheeling, el de Cincinnati sobre el Ohio y el puente sobre las cataratas del Niágara (1851-55). Pero el
más famoso es el Brooklyn Bridge de N.Y. (1868-83, página anterior derecha), que une Manhattan
con Long Island. Sus torres de suspensión son enormes pilones de granito de 83m de altura,
horadados por vano ojivales, bajos los que pasan calzadas para la circulación y el tendido para el
tranvía eléctrico. Los fuertes cables de acero penden de los pilonos en forma de abanico y soportan
la estructura, que alcanza los 468´5m en el tramo central.
En la segunda mitad de siglo hubo innovaciones en los puentes, como la incorporación del hierro
forjado. Stephenson y Thompson siguieron los ensayos de Fairbairn y construyeron un puente sobre
el estrecho de Menai, el Britannia Bridge (1845-50), con grandes tubos rectangulares fabricados con
planchas de hierro forjado sostenidos por elevadas torres de obra. En este caso lo propiamente
arquitectónico primaba sobre la construcción metálica.
Eiffel perfeccionó la técnica con el uso del acero, y consiguió obviar los lenguajes arquitectónicos
históricos, prescindiendo de ornamento, para lograr que la forma final fuera consecuencia de la
función de los elementos que integran la estructura del puente. Los viaductos de Busseau sur
Creusse (1864) y sobre el Bouble (1871) son sencillos armazones prefabricados de tramos rectos en
forma de vigas-cajón de enrejado, sostenidos por elevados pilares
troncopiramidales de gran ligereza. En el de Maria Pia (1875) en
Oporto y en el de Garabit (1880-84, derecha) empleó un gran
arco sobre el que se apoya un tramo recto para sostener las vías,
y como en los casos anteriores, los soportes son pilares
troncopiramidales de celosía. El perfeccionado sistema de
ensamblado de las piezas prefabricadas muestra el alto grado de
experimentación que la ingeniería había alcanzado.
Arnodin se inspiró en los logros de Eiffel y creó una nueva tipología de puente transbordador que
fabricó para diferentes puertos fluviales en Francia, como el Pont Transbordeur de Ruán (1889) en
Nantes y el del puerto de Marsella. La estructura apoya en el suelo por medio de pilares de celosía de
doble base, sobre los que hay una pasarela de
la que mediante gruesos cables pende una
gabarra que traslada los vehículos de lado a
lado por medio de una grúa. La patente del
puente transbordador era de A. de Palacio,
que construyó el Puente de Vizcaya
(iqzuierda) sobre la ría de Bilbao entre
Portugalete y las Arenas.
Estaciones ferroviarias
Fueron los elementos más representativos de la nueva ciudad. Conjugaban muros de albaňilería
con estructuras metálicas donde la funcionalidad primaba sobre otros aspectos: había que cubrir
amplios espacios y los recursos técnicos del hierro eran idóneos para ello, como en los puentes.
En 1830 Stephenson construyó el primer ferrocarril entre Liverpool y Manchester. Tras ello,
las primeras estaciones son encillas y con cubiertas de madera sobre los andenes. Stephenson y
Thompson edificaron una de las primeras con cubierta metálica, la Tri Junct Railways Station de
Derby (1839-41). Su cubierta tiene una zona más elevada sobre las vías y más baja sobre los andenes
laterales. Toda la estructura de esta clásica armadura inglesa se afianza con tirantes y columnas de
hierrro fundido.
Las primeras en
Espaňa fueron obra de
ingleses y franceses que
adaptaron los modelos
de sus países de origen al gusto local. Uno de los
ejemplos más tempranos es la Estación de Delicias
de Madrid (1879, proyecto de Cacheliévre,
derecha), que responde a la tipología de gran
cubierta entre pabellones de acceso con una
estructura portante de cuchillos unidos a los pilares
que llegan hasta el suelo, según el sistema que De
Dion usó en la galería de las Máquinas de la
Exposición de París de 1878. Aunque sus
paramentos son de ladrillo, la estructura metálica
se transparenta y refleja los elementos característicos de la aquitectura ingenieril. En 1888 A. de
Palacio comenzó la de Atocha, arquitectónicamente más tradicional, como la mayoría de las de esos
aňos, a la búsqueda de mayor empaque y con abundancia de elementos decorativos.
En la segunda mitad de siglo se desarrollan los invernaderos o “jardines de crital“, también usados
para exposiciones. Hopper construyó en 1811-12 un invernadero en Carlton House, Londres, de
estructura metálica y cristal, a diferencia del tradicional modelo de madera. Lo notable era su
aspecto gótico con tracerías y bóvedas de abanico. Defleury construyó en 1833 el Serre del Jardin
des Plantes de París, una estructura de vigas y columnas de hierro fundido que sostenían una bóveda
de caňón. Carecía de connotaciones historicistas.
Los sencillos invernaderos dejaron paso a una tipología nueva: los pabellones de exposición que
mostraban el poderío tecnológico de las naciones. En 1850 se convoca un concurso para elegir un
edificio de hierro que albergase la primera exposición uiversal, en Hyde Park. Paxton ganó y realizó el
Crystal Palace (abajo izquierda), una nave longitudinal de 1851 pies (560m) de largo en alusión al aňo
de la exposición. Se organizaba en un módulo tipo de 7m de lado que se correspondía con la
distancia entre dos soportes de hierro fundido. La nave central era de 3 módulos de ancho, 21m, y 2
módulos era la anchura de las naves laterales, mientras intercaladas había otras de un módulo. Un
transepto con bóveda de caňón de mayor altura permitió integrar en el edificio los árboles que el
paraje tenía. El pabellón poseía un perfil escalonado con 3 pisos, todos ellos construidos mediante el
módulo tipo.
Se usaron soportes de fundición huecos que también eran canalones; las láminas de vidrio de la
fachada, de 1´20m de longitud, estaban enmarcadas por cercos de madera, mismo material de las
cerchas de la bóveda; además se usaron vigas de celosía y motivos calados en hierro como
decoración. El surperintendente de las obras O.
Jones decoró el interior con una policromía de
franjas en rojo, amarillo y azul con líneas blancas
entre medias en el interior, y en azul y blanco
para el exterior.
Eiffel, que experimentó con diferentes estructuras metálicas; sus marquesinas voladas sostenidas por
vigas de celosía, tienen una ligereza y atrevimiento notables, que contrastan con los convencionales
muros de ladrillo que se trataron de aligerar con una buena cantidad de vanos acristalados.
La forma de la torre se aparta de las concepciones arquitectónicas tradicionales a las que supera
en altura y dimensiones. En ella se solucionan dificultades como la resistencia al viento y los
complicados cálculos de resistencia de materiales. Fueron necesarias 12.000 piezas metálicas que se
unieron por medio de 2.500.000 remaches. Motivos calados en hierro decoran las bandas de la
primera plataforma con formas cercanas al Art Nouveau. Los ascensores Otis
facilitaron la subida, y también había un laborioso sistema de escaleras de
caracol. Generó una polémica sobre si debía pararse la obra por romper con
la imagen barroca de París o defenderse como símbolo de modernidad.
Amplias galerías laterales permitían la visión del gran espacio central donde se exhibían la
maquinaria. También se instalaron puentes móviles que recorrían la la sala a media altura. La galería
era el resultado de una concepción arquitectónica que se sirve del empleo de las piezas metálicas
fabricadas en serie.
Material complementario
YouTube: Arquitectos e ingenieros, la revolución tecnológica del siglo XIX. Canal Historia del Arte y de
la Arquitectura Eduardo Prieto.
El gótico es otro de los modelos históricos recuperados en el XIX. Su recuperación se vincula con el
espíritu del Romanticismo, el auge de los nacionalismos y la restauración monumental, en un
ambiente cultural que reflejaba las contradicciones de una sociedad cuyo desarrollo acelerado había
abierto una brecha histórica con las generaciones precedentes.
El éxito del Neogótico comparado con otros historicismos responde a un discurso gestado desde el
s. XVIII de poética de lo pintoresco y la nostalgia del mundo rural que volvían la vista atrás con la E.
Media. A partir de 1830 se convirtió en un lenguaje plenamente connotado de lecturas morales,
sociales o patrióticas. Se asumía que era el estilo más acorde con el lenguaje religioso, mientras los
estudios históricos y arqueológicos lo fijaban como la imagen de un pasado que se remontaba a las
esencias nacionales. Su aplicación tuvo diferencias territoriales.
La moda de los
cottage en el XVIII
evidencia la
nostalgia de lo rural
que comenzaba a
identificarse con el
Medievo. Pero son
sobre todo las
fantasiosas
mansiones donde se hace más evidente el espíritu literario y exótico que subyace en el uso de las
formas medievales, por ejemplo Strawberry Hill (1752, arriba). Los resultados de esa época
mostraban la escasez de repertorios y la necesidad de abordar la teorización del Gótico. Con el
cambio de siglo aparecen publicaciones que permiten una mayor fidelidad histórica a la hora de
afrontar la restauración de edificios medievales, como La arquitectura antigua de Inglaterra (1795, J.
Carter), Historia de la arquitectura gótica y sajona (1798, J. Bentham y B. WIllis), o el de mayor
repercusión, Un intento de distinguir los estilos de la arquitectura inglesa (1815, Rickman, izquierda),
un estudio que periodiza y describe las etapas del Gótico inglés.
Pero la consolidación del Neogótico como lenguaje se relaciona también con la necesidasd de
fortalecer la identidad nacional y minimizar la influencia revolucionaria francesa. En esta política, el
respaldo a la tradición religiosa juega un papel importante. En 1818 se aprueba la Church Building
Act, dando presupuesto para levantar más de 200 templos para los nuevos barrios
surgidos por la industrialización, con el estilo gótico como el más adecuado para la
construcción de iglesias. La mayoría se levantaron siguiendo un patrón de gran
pragmatismo, que incorporaba materiales como hierro y ladrillo, y destacaba por la
simplicidad en el tratamiento de los elementos constructivos y la presencia de una
elevada torre central sobre el pórtico de acceso. St. Peter´s Church (1824-26, C. Barry,
derecha) en Brighton, o St Luke (1819-27, Savage) en Chelsea, Londres, son ejemplos
de estas “iglesias de encargo“ cuyo modelo se extiende a EE.UU.
Pugin diseňó un gran número de obras, cuyos modelos concordaban con la necesidad de
renovación de católicos y anglicanos. St. Alban´s Church en Macclesfield, St. Mary´s Church en Derby
o St. Oswald en Liverpool, todas con altas torres en la fachada, recordando a las iglesias parroquiales
del s.XIV: La belleza arquitectónica y la simplicidad
estructural demuestran un dominio del lenguaje
que se relaciona con el de Viollet-Le-Duc en
Francia. En este sentido, la decoración interior de
St. Giles en Cheadle (1839-
44, izquierda) remite a la
intervención de Lassus y
Viollet-le-Duc en la Sainte-
Chapelle de París.
novedad principal es el uso de ladrillos rojos y negros. El interior se enriquece con mármoles, azulejos
vidriados y pintura en la que abundan los dorados.
En el citado Keble College de Oxford, Butterfield muestra continuidad en el juego cromático de los
ladrillos y profundiza en el uso de elementos del Gótico italiano (arquerías ciegas) o del estilo
normando (ajedrezado superior de la fachada). Y es que una de las características del momento es la
incorporación de formas de diversos orígenes. El trabajo de E.G. Street, coincide con Butterfield en
una decoración que muestra un profundo conocimiento de la arquitectura medieval y una
imaginación más rica. Entre sus construcciones destacan All Saints Church en Maidenhead (1859-
60), St. John´s Church en Howsham, St. Philip and St. James Church en Oxford o St. James the Less
en Westminster (1859-61, abajo derecha), que destaca por su decoración de bandas de ladrillo
polícromo, mármoles de colores y perfiles dentados sobre los arcos, así como el uso de columnas y el
tratamiento de los capiteles.
La figura más representativa del periodo fue Ruskin, escritor, crítico, artista… No era arquitecto,
pero su pensamiento incidió en la arquitectura a través de Las siete lámparas de la arquitectura
(1849) y Las piedras de Venecia (1851-53). Rechazó las formas de vida de la sociedad industrial y fijó
un modelo ideal en lo medieval. Consideraba que el cambio estético solo es posible acompaňado de
un cambio social.
Desde 1820 los estudios de arquitectura gótica comienzan a explicitar aspectos técnicos. Por
ejemplo los grabados de Chapuy y Jolimont conjugan pintoresquismo con detallados dibujos de
plantas, alzados o elementos decorativos. En 1824 se crea la Sociedad de Anticuarios de Normandía,
más tarde Sociedad Francesa de Arqueología, que promueve trabajos como los de Caumont, que
define y describe por primera vez las etapas del Gótico francés. En 1837 se crea la Comisión de
Monumentos Históricos, encargada de conservar y restaurar los monumentos nacionales.
Tanto Lassus como Viollet-le-Duc se caracterizan por conjugar la atención a los aspectos
filológicos con aquellos de tipo estructural y estilísticos. Quisieron demostrar que existía una
funcionalidad y racionalidad subyacente en la arquitectura gótica, al contrario del
pensamiento académico.
Otros edifcios valorados como glorias nacionales fueron restaurados en esa época,
como la Iglesia de Saint-Germain l´Auxerrois, restaurada por Lassus en 1838; la Madeleine de
Vezélay, primera gran basílica por Viollet-le-Duc (1840-76); o la iglesia de Saint-Ouen en
Rouen,1845-51, Gregoire, (izquierda) con una fachada pantalla de estilo flamígero y grandes
torres caladas. También residencias como el castillo de Pierrefonds o conjuntos históricos
como Carcassone, en cuyas restauraciones trabajó Viollet-le-Duc. Hay que puntualizar que Viollet-le-
duc sí mostró preocupación por la veracidad histórica, aunque a veces cometió excesos.
Para Viollet-le-Duc este acercamiento racional y laico daba herramientas para completar
estilísticamente un edificio y permitía una comprensión profunda del estilo como ciencia de la
construcción. También trabaja en escritos didácticos como Entrevistas sobre architectura (1863-72),
que parte de las lecciones del pasado para ofrecer soluciones de presente en las que incorpora con
toda lógica y racionalidad los nuevos materiales, hierro y vidrio. De alguna forma Viollet-le-Duc
anticipa una visión abstracta de la arquitectura, donde lo formal quedaba supeditado a la función.
escritores románticos como los del Círculo de Jena valorizaron la arquitectura gótica por considerarla
una expresión auténtica del sentimiento germánico.
Recurrir a modelos medievales, sobre todo en el norte, entronca con la aspiración de definir
una arquitectura simbólica y a la vez funcional, lo que según el académico Selvatico no puede
llevarse a cabo con los modelos de Vitruvio, Palladio o Vignola, sino recuperando
aquel “arte arqui-agudo“ considerado el idóneo para interpretar el
espiritualismo de la Iglesia, mientras para edificios civiles las formas lombardas y
bramantescas se adecúan bien para adornar.
La huella neomedieval es menos acusada en Italia que en los países vecinos y ademas, la
diversidad regional hace que en algunas zonas se den más referencias al Románico que al Gótico.
Solo en ciudades como Siena con fuerte tradición e identificación con el periodo medieval, las
intervenciones del XIX adquieren valor de continuidad histórica, como el Duomo o la Basílica de San
Francesco, por Partini.
El gusto romántico por lo gótico no se muestra tan fuerte en Espaňa. Sin embargo
también surge una necesidad de proteger el patrimonio amenazado por guerras y
desamortizaciones. El sistema adoptado seguiría el modelo francés, con una Comisión Central y
diversas Comisiones Provinciales de Monumentos. Se publican trabajos de estudio y catalogación,
también de identificación y análisis de estilos históricos. Una vez más se identifica la arquitectura
gótica como aquella que mejor refleja los valores religiosos.
con un importante rearme ideológico de la Iglesia (Concilio Vaticano I, 1869-70). Aparte de templos,
se construyen instituciones benéficas o educativas fundadas por órdenes religiosas.
El nuevo diseňo contemplaba 3 naves con capillas laterales, nártex, gran transepto y cabecera con
girola de gran desarrollo. Las naves laterales serían de 30m de altura, mientras el cimborrio y aguja
de 100m. En los planos y la maqueta conservados se ven elementos de inspiración francesa y
espaňola que, lejos de buscar fidelidad histórica, se ajustan a un purismo arquitectónico de
ascendencia vallisoletana. Destaca la construcción de una cripta de estilo románico-lombardo,
elemento raro en la tradición espaňola y que se incorpora como fundamento simbólico del edificio.
Al marqués de Cubas le suceden Olavarría, Repullés y Moya, que se ven obligados a matizar el
proyecto por sus desmesuradas dimensiones y costes. Tras la Guerra Civil, Chueca y
Sidro retomarían la obra con un notable cambio de estilo.
Otro ejemplo monumental es la Iglesia (hoy catedral) del Buen Pastor de San
Sebastián (1887-99, Echave, izquierda). 3 naves, capillas laterales y cabecera de ábside
sencillo, destaca la torre de la fachada, que remitía a
las catedrales de Ulm y Friburgo. Rodeada de una plaza
porticada y alineada con vieja iglesia de Santa María
simbolizado la unión de la ciudad moderna y la antigua.
Napoleón III quiere modernizar el país y promocionar las obras públicas para ocupar a las
masas obreras descontentas. Haussmann protagoniza la remodelación de París, que contó con
iniciativa pública y privada.
El arquitecto jefe fue Baltard. El plan se completaba con la mejora de los sistemas sanitarios
(alcantarillado, aprovisionamiento de aguas, iluminación de gas…). Hubo numerosos derribos de
zonas degradadas del casco antiguo (por ejemplo, se eliminó el barrio alrededor de Notre Dame para
darle más solemnidad a la catedral). Las casas precarias se sustituyeron por bloques de viviendas de
gran uniformidad que actuaban como telones para ocultar el tejido anterior. La población de las
zonas intervenidas fueron trasladados a la periferia, donde se pensó contruir barrios obreros,
mientras la burguesía ocupaba las viviendas de la nueva ciudad.
Una parte importante de las medidas higiénicas fue la profusa plantación de árboles en las
calles. Se trazaron nuevos parques y se remodelaron los antiguos: el Bois de Boulogne (abajo
izquierda), el Bois de Vincennes, el de Buttes-Chaumont (abajo derecha) y el de Montsouris se
diseňaron a la inglesa con caminos serpentantes y lagos artificiales.
El plan de París generó una nueva arquitectura que proporcionó a la ciudad su imagen más
característica. En su inicio está el ambicioso proyecto de unir el Lovre con las Tullerías, idea que se
plantea a Visconti y que continúa Leful, que aportó a sus intervenciones rasgos barrocos tomados de
la arquitectura de la época de Luis XIV. Altas cubiertas con amansardas (ventanas para iluminar la
buhardilla) y abundante decoración escultórica caracterizaron las obras del Segundo Imperio.
Novedades en Munich
Por su lado, Semper a través de obras en toda Alemania trató de liberar a la arquitectura del
lastre historicista para buscar un estilo identificativo de su propia época. Su obra escrita principal, El
estilo en las artes técnicas y tectónicas, es una reflexión sobre la arquitectura y el estilo, que para él
es la consecuencia del empleo de materiales, de su técnica y de las influencias recibidas. Su teoría
concluye que los monumentos son restos fosilizados del pasado. Ante la posibilidad de encontrar un
estilo que refleje el presente, opta por el Renacimiento, que asocia con la sociedad democrática. En
1838 inicia la construcción del Teatro de Corte de Dresde, de vago recuerdo renacentista. Tras un
incendió se sustituyó en 1871 por otro en un estilo más barroco acorde con la moda del momento.
Trabajó en Viena para Francisco José.
El ensanche de
Viena
Su modelo de
expansión fue
imitado en otros
lugares. Partía de
la idea de ampliar
en zonas
concéntricas
anulares
alrededor de la trama antigua. Viena
poseía una estructura urbana
fortificada medieval que se había
completado con un anillo
amurallado, quedando un gran
espacio entre ambos. Se derribaron
las viejas murallas y se convocó un
concurso para reordenar el espacio
y situar los acuarelamientos junto al
río, dejando al palacio imperial en
un lugar preferente rodeado de
parques, mienras que en el espacio
restante se ubicarían edificios
públicos: administración, museos,
teatros, iglesias… Al estar la mayor
parte del proyecto destinada a usos
públicos o estatales, hubo poca
participación privada.
Puede destacarse el conjunto compuesto por la universidad (von Ferstel, abajo izquierda), el
ayuntamiento (von Schmidt, abajo derecha) y el parlamento (von Hansen, estilo neogriego). El
edificio de la universidad es de un estilo neorrenacentista a la francesa muy decorado con elevadas
cubiertas amansardadas (el estilo francés estuvo de moda y se aprecia en muchas viviendas de la
Ringstrasse). Frente al goticismo del ayuntamiento, contrasta el barroquismo del Burgtheater
(Semper y von Hasenhauer), cuya facha convexa con pilastras de orden gigante se alejan del primer
teatro de Semper en Dresde. La Iglesia Votiva (Ferstel) es neogótica, con agudos pináculos e
Eclecticismo en Espaňa
Sigue los mismos parámetros que el resto de Europa. Reformas favorecidas por crecimiento
de la población y la desamortización de bienes eclesiásticos. En 1846 se ordena levantar planos
geométricos de las poblaciones. En 1853 se publicaron las bases para la alineación de calles.
En 1864 se aprueba la Ley de Ensanche con reglamento aprobado en 1867. Ofrece las pautas,
ya muchos ensanches se habían iniciado. El ferrocarril jugó un papel importante: en 1848 se concluyó
el primero en territorio peninsular, Barcelona-Mataró; lo siguió Madrid-Aranjuez y en 1864 se
conectó Madrid con París.
En Madrid en 1842 se
había levantado el Congreso de
los Diputados por N. Pascual y
Colomer. Clasicismo
convencional, mantiene la
simetría y axialidad con un gran
pórtico hexástilo de columnas
corintias. Ponziano esculpió el
1862 en el frontón la alegoría
Espaňa abrazando la
Constitución. Tanto ésta como
los leones de bronce que
flanquean las escaleras de
acceso (1872) aluden a la
legalidad del sistema
constitucional.
El Palacio de
Bibliotecas y Museos (abajo
derecha) es de planta
rectangular con 4 crujías que se
cruzan, en cuya intersección se
sitúa la sala de lectura cubierta
por cúpula poligonal. El diseňo
está muy próximo al que
Durand recoge en su tratado como modelo para un
museo. El proyecto de Jareňo (1865-68) incorporaba un
depósito de libros de estructura metálica ya
El de Bilbao (1883, Rucoba, abajo ambas) tiene una rica decoración ecléctica al interior,
incluido un Salón Árabe (abajo derecha). En este edifcio se hace notar la influencia francesa, mientras
el Teatro Arriaga (1885, Rucoba), de planta trapezoidal, recuerda a la Ópera de Garnier con su
fachada curva y torres laterales, rica ornamentación con decoración en los óculos y orden gigante en
su parte inferior. El balcón principal está sostenido por pesadas ménsulas que en realidad son figuras
tenantes de hormigón. En Málaga, Rucoba levantó el Mercado de Atarazanas (1876-79) donde
incorporó los restos del antiguo edificio nazarí; la plaza de toros de La Malagueta en neomudéjar; e
intervino en el Parque de la alameda, poblado de esculturas.
Mercado de Atarazanas.
Los teatros son la tipología más representativa de la ciudad burguesa. En Espaňa la mayoría
siguieron unos modelos muy convencionales que remiten al neorenacimiento. De la Gángara se
especializó en teatros. Es suyo el de la Zarzuela de Madrid (1856, arriba derecha), un esquema de
fachada ordenada simétricamente enmarcada por arcos muy planos y decoración de gran sencillez.
También hizo el Lope de Vega (1861) y el Calderón de la Barca ambos de Valladolid. En una línea
parecida Oriol y Mestres continúa la obra de Garriga en el Liceo de Barcelona. Además de la
Gándara presentó en la Exposición Universal de París 1867 un trasunto del palacio de Monterrey de
Salamanca.
preciso manejo de las arquitecturas metálicas como en el patio cubierto de la Escuela de Minas.
En el parque del Retiro de Madrid edificó el Palacio de la Minería, más tarde Palacio de
Velázquez, para la Exposición de la Minería de 1883, construcción ecléctica en ladrillo bicolor con
cubierta de cristal y elementos metálicos estructurales.
la Ciudadela como parte del escenario de la Exposición. Doménech edificó el café, Castillo de los
Tres Dragones, de reminiscencia medieval, y Gaudí colaboró en el sistema hidráulico y la gruta de la
Gran Cascada que presidía el parque y que mostraba las seňas de identidad de Cataluňa.
altura, la mayoría sedes de empresas e instituciones que condicionaron la ocupación total de las
parcelas trazadas. La imagen de estos enormes edifcios con forma de paralelepípedo es característica
del centro comercial de esta y otras ciudades norteamericanas.
Las inconveniencias de los edificios altos se habían ido salvando con el invento del ascensor y
la mejora de las técnicas, en particular el uso de hierro fundido, luego forjado y finalmente el acero,
evitando la necesidad de muros gruesos.
Usaron estos progresos en el Rookery Building (1886-87, siguiente página todas). Esqueleto
metálico, estructura organizado en torno a un tragaluz central cubierto por un entramado de hierro y
cristal. Ventanas en hilera y coronadas con arco, con la novedad de tener su basamento rodeado de
Roche y Holabird levantaron el Tacoma Building, 12 plantas de oficinas con novedades como
las bow-windows, miradores poligonales, modelo que Le Baron Jenney ya había empleado. Se usaron
técnicas como cimentación por plancha flotante. Esqueleto metálico, columnas de hierro forjado y
vigas de acero. Parte baja destinada a escaparates entre las pilastras del basamento. Frisos de
palmetas en terracota separaban las plantas.
Rookery Building, fotos del manual. En la Escuela de Chicago destaca Sullivan, que hizo una
revisión crítica del pasado, alejada de las propuestas
conservadoras de finales de siglo, en la búsqueda de una arquitectura
que reflejara la sociedad estadounidense. Él y su colaborador Adler
muestran durante la década de 1880 una cierta dependencia de las
obras de H.H. Richardson, representante del neorrománico
americano que incorporó al estilo histórico, alejado
de concepciones canónicas, la originalidad,
materiales y racionalidad de la arquitectura
americana. Adler y Sullivan se inspiraron en el
diseňo del Marshal Field Store (1885, Richardson,
izquierda) para el Auditorium de Chicago (1887-89,
derecha). El enorme edificio debía acoger
auditorio, hotel y pisos de oficinas. Con muros
portantes y basamento de aparejo rústico al modo
richardsoniano, al igual que el acceso, que se soluciona con
un arco cavernoso de gruesas dovelas. En las fachadas se
suceden bandas verticales rematadas en arco que cobijan
las ventanas. Sobre la entrada del auditorio se sitúa una
maciza torre cuadrada de cubierta plana prácticamente sin
cornisa, planteada con la misma solución de bandas
rematadas en arcos. Los interiores destacan por la abundancia de paneles
decorativos que adornan los arcos, las bóvedas y las escaleras. Se usaron
formas naturalistas, según algunos estudiosos inspiradas en los diseňos de
Ruskin o en The Grammar of Ornament (1854, Owen Jones).
Mckim, uno de los arquitectos de la feria, defendió la belleza como lo más importante de la
arquitectura. Sullivan por su parte defendía que la forma seguía a la función. En el ensayo The Tall
Office Building Artistically Considered (1896) insistía en la idea de que los edificios de oficinas debían
ser un reflejo veraz de sus funciones esenciales y por tanto debían tener ciertas características:
primer piso de entrada muy suntuoso, entreplanta adornada de forma similar al primero, las plantas
de oficinas todas parecidas, con el ancho de las
habitaciones determinado por el de las ventanas, y
un ático para equipamientos mecánicos. La
distribución de la fachada sería un reflejo de sus
diferentes funciones.
En Australia sus ciudades principales ocuparon diferentes sectores según las necesidades.
Sidney engloba zonas residenciales, parques, suburbios industriales… Melbourne se planificó con una
malla reticular que hace homogénea toda su arquitectura.
Materiales complementarios
Youtube: Arquitectura ecléctica-siglo XIX. Canal Historia del arte y la Arquitectura Eduardo Prieto.
El Romanticismo se agotó con el surgimiento de una nueva preocupación por lo real frente a
la poética del sentimiento: frente al valor de lo subjetivo, tiene lugar un aprecio por lo que pretende
ser objetivo, preciso, científico. Esto no supuso la desaparición del romanticismo como ideología y
modo de concepción del mundo, que en parte continúa hasta nuestros días (comentario propio: el
héroe de película de acción que camina lentamente mientra algo explota tras él en una nube de
fuego, ese escenario/ naturaleza al servicio del personaje con precisión milimétrica, es un concepto
de indudable origen romántico). Muchos de los contenidos e ideales románticos se prolongaron bajo
formas y corrientes diferentes. De hecho, puede resumirse artísticamente el s. XIX como un
momento de disgregación del modelo único en el que conviven tendencias románticas, realistas,
clasicistas, medievalistas, eclecticistas…
Artistas como Daumier o Courbet se enfrentaron a la pintura sin intención de buscar un ideal
de belleza basado en las formas clásicas y/o canónicas, tampoco les interesó el sentimiento o la
pasión. Su búsqueda es más inmediata, está en el presente, en la realidad, por ello a esta corriente se
le llamó realismo, aunque contega ciertas contradicciones. Así llamó Coubert a su pintura. Sus
imágenes no son representaciones para convencer o conmover, sino captar el mundo como es.
El Realismo muy criticado. Sobre Un entierro de Ornans (1849, Coubert, abajo), Delécluze
dijo que el Realismo era un estilo salvaje y envilecía la pintura. Esta crítica continuaría durante el XX,
cuando las vanguardias se mantienen al margen de representaciones precisas de la realidad.
propone romper con los compomentes “pictóricos“ y sustituirlos por otros realistas.
Con todo, es un movimiento ambiguo y difícil de categorizar. Sería más acertado hablar no de
Realismo, sino de varios que se han producido a lo largo de la historia.
El movimiento irrumpe a mediados del s.XIX y tiene unas connotaciones particulares, con
Coubert como pionero y definidor de la corriente. Hacia 1848-50 realizó una serie de grandes lienzos
en los que establece las bases del movimiento, como Sobremesa en Ornans (derecha) o la citada Un
entierro en Ornans, surgidas de la revolución de
1848, constituyendo en ese momento un lenguaje
subversivo. Un entierro surge como una crítica a los
modelos y las composiciones pictóricas tradicionales.
La crítica no es solo hacia la temática anterior, sino a
los ideales de perfección y belleza, teniendo el
cuadro un tratamiento de la materia y un color
agresivos. Coubert concibe la composición desde lo
real y presente. En su día estos cuadros no eran
meramente costumbristas, sino que resultaron
escandalosos por su cuestionamiento de unos
valores establecidos.
La revolución de 1848 había traído la esperanza de unas exposiciones más libres, pero tras el
golpe de 1851 el control estatal sobre el arte se volvió más rígido.
Vinculado a una visión posrromántica, partió de una expresividad que alcanza a veces lo
esperpéntico. Acometió tanto temas convencionales como otros de contenido crítico. Fue pintor,
dibujante, caricaturista, ilustrador y escultor. Tema recurrente es el poder que asfixia al pueblo, pero
a diferencia de Coubert no basa su protesta en la representación realista contrapuesta al mundo
académico, sino que la acomete desde la agresividad de su expresividad, desde su lucha contra el
dibujo, la forma académica y la desvinculación del mundo hedonista del color. Pone de manifiesto
que realismo no necesariamente significa representar fielmente la realidad, sino que la expresividad
de lo real y su crítica es lo que hace realista a una obra. Con ello se abre el debate posterior del
sentido y significación de los realismos.
En el óleo Queremos a Barrabás (h. 1859, Folkwang Museum, Essen, derecha), manifiesta
esta oposición a los cánones, de la misma forma que se
opone al inocente. El vagón de tercera (1862,
Metropolitan Museum, abajo) presenta un proletariado
que no había tenido protagonismo en la pintura anterior.
No es ésta la única novedad, también la forma de
acometer la pintura, reduciendo la gama cromática
deformando las figuras, dando
importancia a la expresividad
como forma subjetiva de
afirmación y crítica.
También se muestra
expresivo en escultura. El bronce
Ratapoil (1850, Louvre, abajo
izquierda) tiene una expresividad
viscosa, como un material
perecedero, siendo muy importante esa
deformación que ya se ha visto en su pintura.
El paisaje: Barbizon
Se le considera independiente pero muestra cierta relación con el arte de su entorno. Pasó
por los estudios de Michallon y Bertin. Asimiló el
naturalismo de la época y se interesó por Poussin y
Lorena, como demuestran obras tempranas como su San
Jerónimo (1837).
Sus paisajes son serenos y tranquilos pero dotados de la proyección anímica del artista. En ellos
sorprende la naturaleza, captada con una imagen equilibrada, sencilla y sin efectos pintorescos.
En 1827 envió al Salón El puente de Narni y en 1830 realiza La Catedral de Chartres (ambos
Louvre, abajo). Esta última supone una visión inédita del paisaje, una representación de un paisaje
francés, sin referencias clásicas; el monumento no es motivo de expresión de un ideal como haría un
romántico, sino que Corot suprime las connotaciones ideológicas y trata a la catedral como un
elemento más del paisaje. Realiza paisajes sencillos en los que no se ha buscado ningún
pintoresquismo convencional. La aportación radica en la forma de captar los matices y en la forma de
transmitir la sensación.
Corot representa la
naturaleza desde la
observación, no desde la
impresión. Los distintos
estados de las nubes, el
cielo, efectos de luz,
tonos y matices de color
es lo que obsesiona al
pintor. El paisaje cambia
a cada hora, por eso hay
que sintetizar la esencia
de ese paisaje,
resumiendo los matices y
sensaciones que produce. Por ello sus paisajes tienen una sensación de
permanencia que hace que parezcan clásicos y a la vez muy modernos.
La pintura de historia tuvo un gran desarrollo en la Espaňa del XIX y es de origen romántico,
un sentimiento nacionalista frente a la exaltación neoclásica de la Antigüedad, pero a causa de su
longevidad, terminan apareciendo en ella novedades en el plano formal que abandonan las
soluciones románticas e inciden en la presencia del Realismo. En la Exposición de 1864 coincidieron
El testamento de Isabel la Católica de Rosales y La rendición de Bailén de Alisal (ambos en el Prado,
abajo), en los que se aprecian evidencias de esta corriente.
La renovación
de la pintura
espaňola también
fue por otros
cauces. La
formación en
Roma siguió
siendo muy
importante, al
punto que el
historiador del
arte Lafuente
Ferrari definió la existencia de una “escuela espaňola de Roma“, que incluye a artistas como Rosales
y Fortuny.
Rosales se formó en la Escuela de San Fernando y en Italia. Su primer éxito sería el mencionado El
testamento de Isabel la Católica. En su pintura de tintes tradicionales aparecen signos de una
renovación que sintoniza con Manet, como La Condesa de Santovenia. La principal aportación de
Rosales fue la superación de las modas románticas y academicistas en favor de una pintura
independiente de las normas.
Fortuny se centró más en superar la Academia y lo clásico. Tomó apuntes en Marruecos para La
batalla de Tetuán, donde descubre un mundo exótico, luminoso y cargado de color.
Tras su vuelta no abandona el uso del color como fundamento de la pintura, como en La Vicaría
(Museo Nacional de arte de Cataluňa, abajo), ejemplo de esta nueva concepción de pintura alejada
de grandes formatos y planteada como una experiencia del desarrollo del color.
En el s.XIX se produjo un cambio fundamental en los seguidores del panorama artístico. Tras la
Revolución Francesa la aristocracia perdió protagonismo en beneficio de la burguesía. En los Salones,
donde se decidían y difundían los criterios artísticos, dominaba el gusto conservador paralelo al papel
de la crítica, lo que limitaba la influencia de las novedades. La crítica defiende un arte sin
extremismos, y cuando se opta por la modernidad se hace siempre que esté alejada de todo
planteamiento radical. Por ello el Realismo fue muy criticado, y más aún el Impresionismo.
Después de la imposición uniforme del Neoclasicismo, se había producido una disociación entre
arte y público. Paulatinamente se disuelve el monopolio del sistema por encargo, cuyas obras están
marcadas por el gusto de una clientela conservadora. Las expectativas tras la revolución de 1848 de
un arte más libre del control del Estado desaparecieron con la restauración de la monarquía en 1851.
Los intentos de renovación artística, que
despertaban recelo por asociarse con los intentos de
renovación política, se intentaron atajar con
estrategias como un Salón especial en 1863 para
artistas rechazados, cuyas obras indignaron al
público, de forma que los criterios académicos se
veían apoyados por la opinión pública.
La superficie del objeto es representada desde numerosos puntos. Los colores no se mezclan en la
paleta, sino que se aplican puros sobre el lienzo, siendo en la
retina del espectador donde se mezclan. Baile en el Moulin
de la Galette (Renoir, 1876 Louvre, abajo) muestra esta
acumulación de pinceladas y la preocupación por la fugacidad
de los fenómenos ópticos. A eso se debe el interés de los
impresionistas por los temas que reflejan el discurrir de lo
transitorio, como el agua. El puente de Argenteuil (National
Gallery, Washington,
siguiente página
derecha) de Monet, o
sus ninfeas expresan la
inmensa riqueza del
color de los objetos en
función del tránsito de
la luz.
Pese a las
novedades, el
Impresionismo no
estableció una ruptura
Manet supera los convencionalismos pero no puede evitar la atracción de artistas como Goya o
Velázquez. Si bien no tan rupturista como los impresionistas, sí escandalizó a parte de la sociedad.
Obras como La música en las Tullerías (1862, National Gallery, Londres, siguiente página derecha),
documenta la vida parisina al aire libre, un testimonio de las costumbres de la época, en la que
aparecen personajes conocidos y que es captado con gran verismo y con una composicón
innovadora.
El almuerzo sobre la
hierba (1863, Museo
d´Orsay, izquierda) sigue
modelos históricos. Se
inspira en Concierto
campestre. Se aparta de la
atención exclusiva por lo
real e introduce la
modernidad en sintonía
con la tradición. El
escándalo no fue por la
desnudez en sí, sino la combinación de este tema clásico
con personajes contemporáneos, la desacralización de lo
clásico. Olympia (1865, Louvre, derecha) se convirtió en
un arquetipo de obra que despierta admiración y rechazo.
El desnudo se representa con descaro, consciente de la
provocación que causaría. Es una ruptura con las normas
y los hábitos morales del arte. Rompe con la imagen
púdica del desnudo y representa a la mujer con mirada
insolente.
En Espaňa
conoce a Velázquez y Goya. A su vuelta conoce a Morisot,
que le introduce en el movimiento, aunque no será un
impresionista “puro“. No le interesó la descomposición
cromática de las superficies a través de la atomización de
los pigmentos de color. No obstante obras como Monet en
su barca (1874) muestran una pintura luminosa, abocetada
y libre, de color intenso. Desde 1878 pinta una serie de
cuadros de cafés, como Camarera con cervezas y Bar en el
Folies-Bergére (1882, Courtauld Institute, Londres,
izquierda), con una composición de una complejidad
intensa por el juego de puntos de vista.
inestabilidad del agua, principal protagonista. Recuérdese también Impresión, sol naciente. Para las
transformaciones que los cambios de luz provocan en los objetos, recuérdese la serie de 20 pinturas
de la catedral de Rouan de 1895. Monet muestra que el objeto como fenómeno aislado e invariable
no existe, solo las distintas visiones que proporciona cada cambio de luz y color. En su serie de
Ninfeas (como a la izquierda), el agua es protagonista de estos cambios, mostrando una pintura en la
que la forma se ha descompuesto y se ha reducido al brillo, el reflejo y lo evanescente.
Pissarro se mantuvo
impresionista durante toda su carrera. Se
interesó por los paisajes de Corot. Prestó
atención a la naturaleza y al mundo rural,
aunque también pintó la vida moderna
como su Avenida de la Ópera (Museo de
Bellas Artes de Reims, izquierda).
familiares de estos aňos son un ejemplo de exaltación radiante de la luz y el color. Su pintura fue una
renovación del Impresionismo dentro de sus límites.
También dentro de estas tendencias renovadoras está Casatt. Su pintura no tiene una única
adscripción, se relaciona con el Impresionismo y otras tendencias
como el arte japonés, que asimila y convierte en lenguaje propio. Su
pintura es compleja y diversa, y surge más de su sensibilidad que de
sus aprendizajes y conocimientos. Promovió el Impresionismo en
EE.UU.
pulir fente al efecto plástico del cuerpo pulido que parece captar la luz con reflejos nacarados. El
retrato de Balzac (1897) tiene el mismo planteamiento, la altiva cabeza parace salir del bloque. Una
vez más, no agradó a los círculos académicos.
Materiales complementarios
- Youtube: Pintura impresionista. Canal Historia del arte y la Arquitectura Eduardo Prieto.
- Página web del Museo Rondin https://www.musee-
rodin.fr/es/musee/collections/oeuvres/edad-de-bronce
- Entrada de Historia-Arte sobre la Puerta del Infierno. https://historia-arte.com/obras/la-
puerta-del-infierno-rodin ; en general, Historia-Arte ofrece comentarios de obras muy
interesantes, no tan completos como para estudiar a partir de ellas, pero sí ofrecen una
información resumida y curiosidades que pueden incorporarse a los apuntes.
Ruptura y autonomía
Seurat y el Neoimpresionismo
Seurat parte no solo de los impresionistas, también tuvo modelos clásicos, ya que fue
discípulo en la Escuela de Bellas Artes de Lehmann, que fue discípulo de Ingres. También le
influyeron los frescos de dicha escuela, copia de los de della Francesca en Arezzo. Por su parte Signac
comenzó influido por los impresionistas, especialmente Monet. A pesar de estos orígenes distintios,
las pinturas de ambos siguen trayectorias paralelas.
Para los neoimpresionistas la división de la superficie tiene por finalidad producir, al tiempo
que una mezcla óptica de pigmentos puros, una separación de los componentes mínimos y una
articulación equilibrada y proporcionada con respecto a la superficie del cuadro.
Desde 1880 el grupo impresionista se dispersa, y sus valores de intuición, culto a la sensación
y ejecución espontánea son desplazados por intentos de recuperar un cierto sentido de orden
perdido, partiendo de una perspectiva en la que arte y ciencia alcanzan una relación estrecha. Es la
expresión de una suerte de nuevos principios clásicos, lo que también suponía superar las influencias
literarias de simbolistas y modernistas y la atención preferente por los valores estrictamente
plásticos de la pintura.
El interés de Seurat por la ciencia se debe a querer lograr para su pintura unos principios con
fundamentos más sólidos que los del Impresionismo. De Chevreul aprendió la idea de que un color
no existe por sí mismo, sino en relación con los colores próximos a él.
Un baňo en Asnieres (National Gallery, Londres, arriba izquierda) es una de las obras de
Seurat que exponen con toda claridad su método y objetivos plásticos. En ella establece unos
principios de orden, armonía y equilibrio que se mostraban revolucionarios y distanciados de las
tendencias renovadoras de su tiempo. Tuvo su proyección en otras obras como Tarde de domingo en
la Grande Jatte (1884-86, Art Institute, Chicago, arriba derecha). Al aňo siguiente participó en la
última exposición de los impresionistas. Para La Grande Jatte, partió de las experiencias
impresionistas pero manteniéndose fiel a los principios clásicos del valor de la forma y el orden de la
composición. Seurat se basaba en la idea de que la pintura surgía de la teoría y la reflexión y no de la
sensación, por lo que sus cuadros exigían un proceso lento opuesto a la espontaneidad de los
impresionistas: iba cada día a la Grande jatte, descomponía los colores procurando captar sus
elementos constitutivos, la dosificación de tonos locales y los efectos de luces y sombras. Se trata de
una de las obras más complejas del pintor, para la que realizó numerosos bocetos. En la composición
definitiva, reafirmó su método basado en la división del color y su aplicación en puntos aislados.
La composición de La Grande Jatte se desarrolla con una perspectiva plurifocal que inicia la
ruptura con la representación captada desde un solo punto. Seurat define un nuevo clasicismo
basado en una atemporalidad, una realidad congelada. Se crea una imagen que que rompe con la
fluidez del tiempo y la naturaleza.
Nota: salvo especificación, las obras de van Gogh que se mencionen están en el Rijksmuseum
Vincent van Gogh, Ámsterdam.
Entonces experimenta una transformación humana y artística. Entre 1885 y 1890, aňo de su
muerte, pinta con frenesí un elevado número de pinturas que le convierten en uno de los pioneros y
grandes maestros de la pintura moderna. Características de una concepción de la pintura como
expresión vital del pintor son: la autonomía de las formas, el grueso empaste de sus pinceladas,
dinámicas y palpitantes, el uso arbitrario del color contrario a todo convencionalismo,y la
deformación de los objetos. No se trata de representar, sino de expresar.
La Escuela de Pont-Aven, ciudad francesa donde se establece, fue una agrupación de pintores
(Laval, Chamaillard, Moret, Maufra, Jordan…) en torno a Gauguin, y a la que se unirían los Nabis
(Bonard, Ibels, Ranson, Maurice Denis…). Pero Gauguin por su parte embarca a Tahití en 1891. Allí
busca romper con los modelos de la civilización occidental y adoptar lo primitivo, volver a los
orígenes, reinventar la pintura. Rompe con los preceptos del arte: el color debe ser puro, no
intervenido, produciendo escenarios de colores planos. El arte primitivo, contrapuesto a la
modernidad impresionista, “parte del espíritu y se sirve de la naturaleza“.
En Tahití realiza
obras como Vahiné
(1891), Otahí (1893,
izquierda), ?De dónde
venimos, qué somos,
adónde vamos? (1897,
abajo), Jinetes en la
playa (1902) con la que
enlazará Picasso en su
época rosa.
Gauguin dio un
tratamiento inédito al
color, composición, espacio, situándose al margen de toda
imposición cultural, civilzada e histórica, intentando mirarla con la
pureza inocente de un primitivo.
Paul Cézanne: la
construcción de la
realidad
Optó por
aplicar una
estructura
geométrica de la
representación, un
uso esencial del
color y, en pleno
apogeo
impresionista, una actitud aparentemente más clásica y atemperada de la pintura. Sin embargo su
pintura supone una ruptura profunda con la tradición y jugó un papel decisivo en el nacimiento de las
vanguardias históricas, en especial el cubismo.
Al trasladarse a París, conoce a los impresionistas, sin embargo su interés se orientó hacia
Delacroix y Coubert. Inicialmente su pintura está alejada de los impresionistas, con grueso empaste y
grandes pinceladas derivadas de su admiración por los clásicos. Esta pintura cederá a la influencia de
Pissarro y Guillaumin. Desde entonces simplifica la materia y la densidad de la pasta pictórica.
Entrará de nuevo en contacto con los impresionistas y expone con ellos en 1874. Desde entonces va
configurando a su manera, simplificando las formas, introduciendo planos de color en lugar de
pinceladas diminutas. En 1885-95 desarrolla uno de los periodos más fructíferos de su pintura,
cuando realiza las diferentes versiones de Jugadores de cartas (1895, Museo d´Orsay), Las grandes
baňistas (N. Gallery, Londres) y Montaňa Sainte-Victorie (1904, Museo de Arte de Filadelfia). Su
pintura es radicalmente distinta de la de los neoimpresionistas. Cézanne se distancia de la técnica de
toques de puntos de color, tanto en la forma espontánea de los impresionistas como la racional de
los neoimpresionistas; sustituye la pincelada por planos de color.
Poseía un espíritu clásico y la voluntad de hacer un arte para los museos y sin controversia
con la tradición, pero a la vez no quería recuperar a los clásicos ni a los principios académicos.
Su pintura se caracteriza por la reducción del color, frente a la exaltación que de él hacían los
otros autores contemporáneos. Esta reducción del color contribuye a acentuar el valor volumétrico
de las formas, a lo cual se suma la pincelada amplia que representa los objetos a base de una
articulación de planos de color. La pincelada se convierte en plano y la superficie de los objetos se
convierte en una escenografía poliédrica. Los temas son clásicos: retratos, bodegones, paisajes y
desnudos. Por ejemplo en Mont Sainte-Victorie crea una visión del paisaje a la manera de una
cristalografía, alejada de todo naturalismo. Lo mismo ocurrre en Cesto de manzanas (Art Institute,
Chicago), en sus baňistas, retratos y en Jugadores de cartas, sometido a una geometrización
considerada precubista. Según el propio Cézanne sus cuadros se enfrentan a la naturaleza, en la que
todo se modela según la esfera, el cono y el cilindro.
Materiales complementarios
Youtube: Pintura posimpresionista, en el canal Historia del Arte y la Arquitectura Eduardo Prieto.
En el mismo canal: Vanguardias, 1: Fauvismo, Cubismo. A partir del minuto 24 se habla de la técnica
de Cézanne.
Los primeros precedentes surgieron en Inglaterra, pero las primeras realizaciones en las que
se define el nuevo lenguaje tuvieron lugar en Bruselas con las realizaciones arquitectónicas de Horta
y van de Velde. El Art Nouveau surgía como una integración entre arquitectura y ornamento, edificio
y mobiliario, forma y utilidad. Con todo, fue París su centro de creación y difusión más importante.
Aunque su principal
desarrollo fue en arquitectura y artes aplicadas, también tuvo proyección en la
pintura. La obra de Burne-Jones es un nexo entre los Prerrafaelitas y los ilustradores
de. A. Nouveau. También hay una relación entre este movimiento y las obras
juveniles de Gauguin, los simbolistas, la naturaleza en movimiento de Van Gogh, la
línea ondulada y el arabesco de Toulouse-Lautrec, Klimt, e Incluso el cielo del El
Grito de Munch (derecha). La representación A. Nouveau era una imagen simbólica
con la naturaleza como referente, como idea, no como realidad. La naturaleza se
transforma en una nueva plástica expresiva y una nueva concepción de la vida y del
mundo.
Henri de Toulouse-Lautrec
Participa en la renovación de artes como el cartel, y en muchos casos participa del valor
expresivo del arabesco. Desde sus primeras obras se aprecia su capacidad
para captar la acción, en especial la de la figura humana en cafés, cabarets,
circos, carreras de caballos… Siguió un camino
independiente de las corrientes pictóricas de su
tiempo, fue uno de los pocos pintores que pueden
identificarse con los supuestos formales, decorativos e
ideológicos del A. Nouveau.
industria. En 1898 fundó en Uccle el taller Arts d´Industrie, de Construction et d´Ornamentation, para
fabricar objetos cotidianos (vidrios, muebles…) a la manera del Arts and Crafts.
Desde 1899 trabajó en Alemania. Funda la Escuela de Artes y Oficios de Weimar, futura
Bauhaus. En 1914 construye el teatro de la Werkbund en Colonia para la exposición de ese aňo, un
manifiesto de sus ideas de funcionalidad que van a anticipar los plantemientos de los aňos 20.
Escribió la breve historia del A. Nouveau, que definió como un efímero movimiento sin más leyes que
su propio capricho y al que seguiría un nuevo estilo proporcionado y disciplinado, el racionalismo.
Maus, Picard y el grupo Les XX iniciaron el foco belga, que permanecerá hasta 1893, cuando
Les XX son relevados por La Libre Esthétique. En sus exposiciones recogieron las obras de W. Morris y
el Arts and Crafts, dieron a conocer a Van de Velde y la producción de EE.UU. Su órgano de difusión
fue la revista L´Art Moderne, que extendió su rechazo al arte académico y consiguió agrupar a artistas
como Cézanne, Van Gogh, Rodin y el músico Debussy.
una estética en la que las artes aplicadas y los recursos técnicos de los nuevos materiales son
utilizados en un sentido decorativo para conseguir ambientes y conjuntos de acusada y compleja
originalidad.
recubrir las bóvedas) proporcionan un aspecto rico que rompe con el Neogótico.
En Glasgow un círculo artístico comulga con Arts and Crafts. Sin connotaciones historicistas y
con rasgos simbolistas, crea un lenguaje en el que prima el geometrismo, común a finales del A.
Nouveau. Al principio estaba integrado por los pintores Guthrie, Lavery y A. Walton, a los que se
unieron G. Walton, Mackintosh, Mac Nair y las hermanas Macdonald. (Los 4 de Glasgow). El grupo
aplica diseňos geométricos a objetos de decoración y artes gráficas. En dichos diseňos las formas
curvas se adaptan a esquemas muy planos en bandas, dentro de un acusado simbolismo. La figura
humana es un elemento más del esquema, sujeta también a geometría y abstracción.
Mackintosh y M. Macdonald siguieron el concepto de arte total. Sus decoraciones para los
salones de té de Miss Cranton en Glasgow son una muestra de la evolución de sus ideas en
decoración interior. En el local de Buchanan Street (1896-97) era un mural en el que las figuras se
adaptan a una distribución geométrica en la que predomina la simetría y el paralelismo, con motivos
vegetales estilizados a modo de cintas.
La obra de Mackintosh tuvo éxito en Alemania y Austria, donde enlazó con el deseo de
renovación arquitectónica y el empleo preciocista de las artes decorativas. El deseo geométrico y la
ausencia de características historicistas enlazaba a la perfección con el protorracionalismo de las
obras del continente.
Wagner, en colaboración con Hoffmann y Olbrich, introdujo un estilo renovado definido por
el rigor volumétrico y espacial y la característica ornamentación a base de formas geométricas en
muebles, telas, libros o joyas. No obstante conservó rasgos del clasicismo, como la composición clara,
la simetría, un uso sobrio de la decoración, aunque fue evolucionando desde motivos coloristas a un
modesto geometrismo.
Si aún se aprecian rasgos que enlazan la obra con el clasicismo, en otras como el edificio de la
Postparkasse (1903-12, abajo todas) la arquitectura de Wagner aparece libre de historicismo e
innovadora en el uso de los nuevos materiales y técnicas. El vestíbulo de operaciones (abajo derecha)
está cubierto por un techo curvado de cristal soportado por vigas recubiertas de placas de aluminio
ajustadas por pernos. Los interiores son una muestra de
funcionalidad en los que la acusada geometría se acentúa por
medio de grecas, ajedrezados o líneas de
La Sezession llegó a Alemania con la presencia de Olbrich en 1899 en Darmstadt, donde surge
la reacción contra el A. Nouveau, por la presencia inglesa pero principalmente por el deseo de
simplificación que introdujeron los vieneses y que recogió Behrens. En 1910 inicia la fábrica A.E.G.,
Berlín, una de las primeras obras de transición del último Modernismo a la arquitectura propiamente
moderna en la que priman el cristal y el acero.
En Espaňa los arquitectos incorporaron a sus obras rasgos del A. Nouveau europeo. En la
mayoría de los casos se limitaron a la decoración, muestra de un escaso deseo de ruptura en lo
estructural. La arquitectura espaňola se movió dentro de las tendencias académicas dictadas en las
Escuelas de Arquitectura con un predominio del eclecticismo cargado de rasgos autóctonos.
Doménech, Vilaseca y J. Puig iniciaron desde el Gótico un nuevo estilo ecléctico que miraba
hacia la modernidad sin perder la vista al pasado. En estos arquitectos nació una profunda valoración
de las artes aplicadas y los oficios artísticos tradicionales (rejería, azulejería…), como en otras
corrientes del A. Nouveau. Hay empresas como el taller de Industrias Artísticas de F. Vidal, o el
Castell dels Tres Dragons (Doménech y Gallisá) que se ocupaban de formar en diferentes artes
aplicadas. Lo mismo en edifcios de viviendas, comercios y otras tipologías, donde el Modernismo fue
muy solicitado.
escultórico de Blay, Canción popular, del chaflán , los mosaicos de Bru, o la azulejería constribuyen a
conseguir un aspecto suntuosos y colorista. El interior (arriba) es una conjunción de arte y técnica: la
planta diáfana se resuelve con vigas metálicas laminadas que dejan el patio de butacas libre de
soportes, rodeado por delgadas columnas que sustentan bóvedas de abanico. El gran plafón de
cristal en el centro del techo de la sala proporciona riqueza y luminosidad. Los elementos
arquitectónicos que separan la escena del patio de butacas, recubiertos por una capa escultórica, se
convierten en elementos plásticos que acentúan la imagen plástica y teatral.
El Park Güell (1900-14) en su origen era un proyecto de ciudad-jardín, pero solo se edificaron
dos de las casas poyectadas. Gaudí jugó con los materiales consiguiendo un conjunto fantástico que
incluye un pórtico de arcos parabólicos inclinados. En el parque intentó reflejar una naturaleza eco
de su propia fantasía, su particular elaboración de lo primitivo.
La cripta está construida en ladrillo, con algunos bloques de piedra, para darle un aspecto
rústico. En ladrillo están construidas las bóvedas tabicadas, si bien en ocasiones se revistió con
cerámica para darle un aspecto más colorista.
A finales del XIX surgen iniciativas para luchar contra el control económico del suelo urbano y
combatir la congestión de la ciudad tradicional. En 1882 Arturo Soria propuso un tipo de
asentamiento consistente en trazar una vía de una anchura establecida, pero de una longitud
ilimitada, recorrida a lo largo de su eje por una o más líneas férreas. En dicho eje se ubicaría la
infraestructura y servicios necesarios (tranvías, caňerías…), parques, jardines, y de trecho en trecho
pequeňos edificios para servicios municipales. Se planteaba como alternativa a los ensanches, y daría
cabida a todas las clases sociales.
Belnás colaboró con Soria con el propósito de levantar casas económicas que seguían las
ideas higienistas. Del proyecto inical de construir una calle de 48km se levantó en una cuarta parte
de los proyectado. Consiguió crear un barrio suburbano que se trató de aplicar con poco éxito en
Moscú en los aňos 30 del s.XX.
En Inglaterra, E. Howar publicó Ciudades jardín del maňana, donde plantea una comunidad
que evitara los males de la ciudad tradicional y acercara el campo a
sus habitantes. Estaba diseňada para 32.000 personas, y una vez
completa se fundaría otra cerca; controlando su crecimiento, se
evitaría el hacinamiento.
En 1903 se formó la compaňía de la primera ciudad jardín, Letchworth, diseňada por Unwin y
B. Parker, al igual que la posterior New Earswick (1904), siguiendo las teorías de Howard y con un
estilo de vago recuerdo gótico. No obstante sus ciudades jardín ya no eran autosuficientes ni
dedicadas exclusivamenete a la artesanía y la agricultura.
El Garden Movement tendrá una gran repercusión en Europa y América, con su modelo de
barrios suburbanos y pequeňas ciudades periféricas con espacios verdes y equipamientos colectivos.