Taz TFG 2019 2806
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Autor/es
Director/es
Facultad de Derecho
2019
1
ÍNDICE
Portada.......................................................................................................................... 1
Índice ............................................................................................................................ 2
Conclusiones .............................................................................................................. 39
Bibliografía ................................................................................................................. 41
LISTA DE ABREVIATURAS UTILIZADAS.
Art: artículo.
Arts: artículos
CC: Código Civil.
CP: Código Penal.
SAP: Sentencia de la Audiencia Provincial.
STS: Sentencia del Tribunal Supremo
Núm: número.
3
INTRODUCCÍON Y OBJETIVOS DEL TRABAJO.
El Trabajo de Fin de Grado que se presenta versa, grosso modo, sobre la institución del
matrimonio, centrándose en la nulidad matrimonial como forma de extinción de dicho
vínculo. El matrimonio, objeto de paulatina transformación en las últimas décadas, se
conceptúa como una de las instituciones jurídicas de mayor relevancia histórica en el
ámbito social. De ahí es de donde radica, parcialmente, mi interés en esta institución,
pues es en el desarrollo legislativo y doctrinal sobre el matrimonio donde se refleja
“sobre el papel” los cambios que la sociedad española ha experimentado a lo largo de su
historia.
Mi interés sobre el presente tema descansa, a grandes rasgos, en el olvidado papel que la
nulidad matrimonial tiene asignado en la práctica jurídica habitual. De conformidad con
lo expuesto en el cuerpo del este estudio, el divorcio y la separación han ido
desplazando progresivamente a la nulidad como método de disolución del vínculo
matrimonial, bien por la mayor facilidad práctica de estos dos últimos elementos como
por su no tan elevado coste procesal. No obstante, la nulidad matrimonial presenta
también una serie de ventajas que la hacen merecedora de mención en el debate de la
extinción del vínculo matrimonial. En virtud de ello, con la presente tesis he tratado de
acercar esta figura, totalmente desconocida para algunos, hacia una mayor notoriedad y
frecuencia en la disolución del vínculo matrimonial.
Una vez dicho esto, la primera parte del trabajo se centra en una senda por la figura de
la nulidad matrimonial prevista en el art. 73 CC, analizando su ámbito conceptual y
todas y cada una de las causas típicas de la misma desde una perspectiva general (a
excepción de la prevista en el segundo inciso del párrafo cuarto del precepto, la cual se
desarrolla con mayor profundidad en los capítulos restantes). He considerado oportuno
desarrollar una breve descripción de lo que supone la figura de la nulidad matrimonial,
en pro de posteriormente llevar a cabo un mejor estudio del error qualitatis dentro del
marco legal en el cual el art. 73 CC lo configura.
5
no han sido consideradas cualidades personales susceptibles de la nulidad prevista en el
art. 73.4 CC.
CAPÍTULO 1 - LA NULIDAD MATRIMONIAL. UN EXAMEN GENERAL.
Como resulta lógico, al oír el término “nulidad”, la primera idea que se nos plantea es la
total e insubsanable ineficacia de los negocios jurídicos. Según el Código Civil 1, los
supuestos de nulidad absoluta de los negocios jurídicos son los siguientes:
Sin embargo, son diversas las particularidades que provocan que la nulidad de los
negocios jurídicos y la nulidad matrimonial no encajen de manera perfecta en el mismo
modelo doctrinal. Según GONZÁLEZ POVEDA2, una de dichas singularidades nació
con la reforma del CC operada por la Ley 30/81 de 7 de julio, en virtud de la cual el
legislador dejó de lado toda diferenciación entre los distintos tipos de ineficacia. A
partir de ese momento, supuestos que la doctrina tradicionalmente venía calificando
como causa de inexistencia matrimonial quedaron configurados bajo el concepto de
“nulidad matrimonial”.
1
Real Decreto de 24 de julio de 1889 por el que se publica el Código Civil.
2
GONZÁLEZ POVEDA, P., De los efectos comunes a la nulidad, separación y divorcio,
Madrid, 1992.
7
precepto prevé en su segundo apartado. Éste último prohíbe contraer matrimonio a
aquellos que se ya hallen ligados con vínculo matrimonial, configurándose dicha causa
como un supuesto no convalidable ni dispensable y, por lo tanto, nulo de pleno derecho.
En virtud de ello resulta patente que, tal y como establecen PONS GONZÁLEZ y DEL
ARCO TORRES 3 , «la invalidez del matrimonio admite categorías», a pesar de que
todas ellas se encuentran configuradas bajo el mismo término y dentro del mismo
precepto.
Una vez desarrollados todos los elementos de carácter introductorio, podemos pasar ya
a la definición y delimitación del concepto de nulidad matrimonial. Según el criterio de
O’CALLAGHAN MUÑOZ4, la nulidad matrimonial puede definirse, a grandes rasgos,
como la total ineficacia del matrimonio judicialmente declarada por causa coetánea a su
celebración y con efecto retroactivo a tal momento. Así, según ROMERO COLOMA5,
la nulidad matrimonial se configura como «una categoría de la ineficacia cuya
cronología hay que situar en el mismo momento de la celebración de dicho matrimonio,
siendo sus efectos retroactivos».
A pesar de ello, en la práctica, pueden darse situaciones donde los cónyuges pueden
optar tanto por la nulidad del matrimonio como por el divorcio. Éstas acontecerían en
3
PONS GONZÁLEZ, M., y DEL ARCO TORRES, M.A., Separación, divorcio y nulidad
matrimonial: régimen jurídico, 4ª ed., Comares, Granada, 1995.
4
O´CALLAGHAN MUÑOZ, X., Compendio de Derecho Civil, tomo IV, 2ª ed., Editorial
Universitaria Ramón Areces, Madrid, 2016.
5
ROMERO COLOMA, A.M., La nulidad matrimonial: análisis jurídico, Civitas, Madrid, 2002.
6
DÍEZ DEL CORRAL, J., Las reformas del Código Civil por Leyes de 13 de mayo de 7 julio
de 1981, Ministerio de Justicia, Madrid, 1983.
7
SANTOS BRIZ, J., Derecho civil. Teoría y práctica, tomo IV, Derecho de familia, Madrid,
1982.
aquellos supuestos en los que, además de la posibilidad de solicitar el divorcio, concurre
alguna causa de nulidad que invalida el matrimonio. Frente a tales circunstancias, los
cónyuges suelen preferir acudir a una solicitud de divorcio, pues lo consideran más
sencillo. Desde un punto de vista estrictamente jurídico, PARA MARTÍN 8 dicta que
dicha solicitud no podría prosperar, pues es técnicamente imposible e ilógico disolver
un vínculo que nunca ha existido. Sin embargo, lo más probable es que el juez no se
cerciore de dicha circunstancia y, no constándole la causa de nulidad, no se percate de
ello y declare disuelto el matrimonio por divorcio (y no por nulidad).
En último lugar, es necesario destacar que las causas de nulidad previstas en el art. 73
CC afectan tanto a matrimonios civiles como a matrimonios canónicos, es decir, se
aplican cualquiera que sea la forma de celebración del matrimonio. Tal y como afirma
ROMERO COLOMA, fue la Ley del 81 la cual introdujo la nulidad sustancial del
matrimonio, configurando un marco jurídico único para todo matrimonio.
8
PARA MARTÍN, A., Divorcio, separación y declaración de nulidad, Editorial Humanitas,
Barcelona 1983.
9
Desde una perspectiva vulgar, según ROMERO COLOMA, el concepto de
consentimiento puede definirse como «la acción de permitir o tolerar, es decir, dar la
aquiescencia o aprobación a algo». Adoptando ahora un punto de vista técnico-jurídico,
consentir – del latín cum sentire – puede definirse como el común sentimiento o la
voluntad común de un grupo de individuos respecto a un asunto determinado.
Una vez dicho esto, se nos plantea ahora la cuestión de si una persona incapaz de prestar
consentimiento de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico puede contraer válidamente
matrimonio. A tal efecto, a pesar de que la primera de las causas previstas en el art. 73
CC no establece nada de modo expreso, de una interpretación lógica podemos derivar
9
LÓPEZ ALARCÓN, M., El nuevo sistema matrimonial español, Editorial Tecnos, Madrid,
1982.
10
ROMERO COLOMA, A.M., El matrimonio y sus crisis jurídicas. Problemática civil y
procesal, Ediciones Serlipost, Barcelona 1990.
que no existe consentimiento cuando una de las partes que debe prestarlo resulta
incapaz para ello y, por lo tanto, tampoco puede existir vínculo matrimonial.
Al efecto, el art. 56.2 CC configura como suficiente para declarar la nulidad del
matrimonio toda aquella deficiencia o anomalía psíquica que haga inepto al contrayente
para prestar consentimiento matrimonial, pues conceptualiza esa anomalía como
«condición de salud que, de modo evidente, categórico y sustancial, pueda impedirle
prestar el consentimiento matrimonial».
11
ESPÍN, D., Manual de Derecho Civil español, vol. IV, Derecho de Familia, Madrid, 1982.
11
1.1.2 Nulidad por matrimonio celebrado entre las personas de los arts. 46 y 47 CC.
La segunda de las causas expresadas en el art. 73 CC nos remite a otros dos preceptos
del mismo corpus legal, los arts. 46 y 47 CC. En éstos se declara la nulidad de aquellos
matrimonios celebrados entre determinados individuos, quedando al margen los
supuestos dispensables previstos en el art. 48 CC. Debido a la disparidad de los
supuestos de nulidad que los citados preceptos presentan, he considerado conveniente
separarlos en cuatro grupos: nulidad del matrimonio contraído por menores de edad no
emancipados, entre partes ligadas por vínculo matrimonial anterior no resuelto, entre
parientes, y nulidad matrimonial por participación en la muerte dolosa del otro cónyuge.
A tal efecto, no debe olvidarse que el matrimonio contraído por menores de edad no
emancipados es dispensable judicialmente de manera previa a su celebración, e incluso
convalidable con una ulterior dispensa. Este supuesto se configuraría como un
supuesto de matrimonio anulable. No obstante, es necesario matizar que dicha dispensa
únicamente se concede a los mayores de catorce años, por lo que el matrimonio
contraído por un menor de catorce años es siempre nulo y no admite convalidación
posterior.
Nulidad del matrimonio entre partes ligadas por vínculo matrimonial anterior no
resuelto.
En virtud del art. 46.2 CC, tampoco pueden contraer matrimonio «los que estén ligados
por vínculo matrimonial no resuelto». El fundamento de esta causa de nulidad descansa
en la concepción monógama que el mundo occidental adopta en todo lo respectivo al
ámbito matrimonial. De acuerdo con dicho postulado, nuestro sistema matrimonial se
configura como tradicionalmente monógamo. En boca de LACRUZ BERDEJO y
SÁNCHEZ REBULLIDA 12 , «el Código Civil sigue la concepción monogámica y
monoándrica – simultánea – del matrimonio, estableciendo el vínculo matrimonial
previo y subsistente como impedimento absoluto». Así, para estos autores, para que
exista impedimento debe existir también matrimonio anterior válido y aún subsistente.
En el supuesto de que el matrimonio anterior fuese nulo, deberá obtenerse primero la
sentencia firme de nulidad de manera previa a la nueva celebración de matrimonio.
Según el párrafo primero del art. 47 CC, no pueden contraer matrimonio entre sí los
parientes en línea recta por consanguinidad o adopción – padres o abuelos con hijos o
nietos – ni los colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado – hermanos entre sí y
sobrinos con tíos –.
La consanguinidad en línea recta, por su lado, abarca tanto el doble vínculo como el
sencillo y se refiere tanto a la filiación matrimonial como a la extramatrimonial. La
ratio legis de esta causa de nulidad, de conformidad con lo expuesto por ROMERO
COLOMA, descansa en razones de tipo eugenésico, pues se ha demostrado
científicamente la mayor probabilidad de taras genéticas en los hijos de matrimonios en
los que se ha producido una mezcla de sangre tan directa como en éstos a los que nos
estamos refiriendo. El matrimonio entre adoptante y adoptando, dejando de lado las
razones fisiológicas de eugenesia, se fundamenta en cuestiones morales.
12
LACRUZ BERDEJO, J.L., y SÁNCHEZ REBULLIDA, F.A., Elementos de Derecho Civil,
vol. IV, Bosch, Barcelona, 1982.
13
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
13
consanguíneos hasta el tercer grado), por el Juez de Primera Instancia. Para parientes en
línea recta y para colaterales en segundo grado no cabe dispensa.
Nulidad del matrimonio por participación en la muerte dolosa del otro cónyuge.
Tal y como establece el art. 47. 3 CC, tampoco pueden contraer matrimonio entre sí
«los condenados por haber tenido participación en la muerte dolosa del cónyuge o
persona con la que hubiera estado unida por análoga relación de afectividad a la
conyugal». Nos encontramos aquí ante el problema denominado como “conyugicidio”.
No obstante lo anterior, de conformidad al art. 48 del mismo corpus legal, este
impedimento es nuevamente relativo y dispensable ulteriormente.
Según PONS GONZÁLEZ y DEL ARCO TORRES, a pesar de que el fundamento del
matrimonio descansa en el consentimiento mutuo entre contrayentes, la Ley lo
configura como un negocio formal, por lo cual ese consentimiento debe exteriorizarse
cumpliendo con las solemnidades exigidas por la legislación civil.
El núm. 4 del art. 73 CC dispone que es nulo el matrimonio «celebrado por error en la
identidad de la persona del otro contrayente o en aquellas cualidades personales que,
por su entidad, hubieren sido determinantes de la prestación del consentimiento».
Así, en boca de PONS GONZÁLEZ y DEL ARCO TORRES, el error in personae tiene
una doble vertiente en nuestra legislación: la tradicional, basada en el error en la
identidad de la persona del otro contrayente; y el denominado error qualitatis,
fundándose este último en la nulidad matrimonial por la entidad de una de las
cualidades del otro contrayente.
Según VÁZQUEZ IRUZUBIETA14, esta causa de nulidad matrimonial será cada día
más infrecuente pues, dadas las formalidades exigidas a día de hoy para contraer
matrimonio, muy difícilmente cabrá apreciar este error en la práctica. Algunos de los
ejemplos en los que podemos encontrarnos ante este supuesto son los matrimonios por
poder (matrimonios que permiten la suplantación), o cuando uno de los contrayentes sea
ciego. No obstante, la falta de asiduidad de esta causa de nulidad matrimonial en la
práctica no implica que la Ley deba dejar de contemplarla.
En último lugar, el párrafo concluyente del art. 73 CC prevé la nulidad de todo aquel
matrimonio «contraído por coacción o miedo grave».
La distinción entre estos dos conceptos, apuntan PONS GONZÁLEZ y DEL ARCO
TORRES, debe fundarse en la tradicional distinción entre vis absoluta y vis compulsiva.
14
VÁZQUEZ URUZUBIETA, C., Régimen Jurídico de la celebración y disolución del
matrimonio, ERDP, Madrid, 1981.
15
Así, el término coacción es sinónimo de violencia (vis absoluta), mientras que el miedo
grave equivale a un temor racional y fundado basado en sufrir un mal notable e
inminente (vis compulsiva).
CAPÍTULO 2 - EL ERROR EN LAS CUALIDADES PERSONALES DEL OTRO
CONTRAYENTE (ART. 73.4 CC)
Una vez examinado el marco jurídico de la nulidad matrimonial desde una perspectiva
general, conviene ahora profundizar en la causa basada en el error en las cualidades
personales, objeto principal del presente trabajo de investigación.
15
GONZÁLEZ POVEDA, P., La Ley del Divorcio, Colex, Madrid, 1992.
17
En un sentido estricto, tal y como expone DE VERDA y BEAMONTE 16, el concepto de
cualidad personal puede definirse como «un accidente no patrimonial apto para
caracterizar a una persona de modo permanente o estable». Por su lado, según la
interpretación desarrollada por el legislador en el art. 73.4 CC, son cualidades
personales «todos aquellos accidentes no patrimoniales aptos para caracterizar a la
persona del otro contrayente de modo permanente o estable, y que, existiendo al tiempo
de la celebración del matrimonio, actúan como motivo impulsor de la prestación del
consentimiento matrimonial de una de las partes».
A juicio de GONZÁLEZ POVEDA, las cualidades sobre las que puede versar el error
afectan a distintos aspectos de la personalidad. Así, el error puede producirse sobre el
plano físico, el psíquico, el moral, el social o el jurídico, adquiriendo especial relevancia
aquellas cualidades que, por su naturaleza, resulten necesarias para el ejercicio de los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones derivadas del matrimonio.
Según DE VERDA Y BEAMONTE, no todo error sobre una causa personal del otro
cónyuge constituye una causa de nulidad, sino que será necesaria la concurrencia de dos
requisitos para que se produzca la eficacia invalidante:
16
DE VERDA Y BEAMONTE, J.R., El error en el matrimonio, Publicaciones del Real Colegio
de España, Bolonia 1997.
17
DÍEZ-PICAZO, L., y GULLÓN BALLESTEROS, A., Sistema de Derecho Civil, vol. IV,
Derecho de familia, Tecnos, Madrid, 1995.
a) El carácter esencial o determinante del error en cuestión en la formación y
prestación del consentimiento.
b) La entidad de la cualidad sobre la que recae el error, expresión un tanto ambigua
sobre la cual la doctrina presenta criterios encontrados, los cuales posteriormente
analizaremos con mayor profundidad.
2.3.1 Entidad.
En primer lugar, hablemos de las tesis objetivas. Éstas son las que gozan del favor de la
doctrina mayoritaria, siendo defendidas por autores como O’CALLAGHAN MUÑOZ,
ONECHA SANTAMARÍA, CARRIÓN OLMOS o ÁLVAREZ CAPEROCHIPI. Las
tesis objetivas aprecian la entidad de las cualidades personales tomando en
consideración parámetros totalmente objetivos, por lo cual distinguen claramente la
entidad y la esencialidad de las mismas. Así, consideran esos dos elementos requisitos
diversos y simultáneamente exigibles, ex art. 73.4 CC.
A pesar de ser las tesis más apoyadas a nivel doctrinal, presentan matices muy
diferenciados entre sí, siendo posible subdividirlas en dos diferentes grupos: tesis
19
institucionalistas y tesis sociológicas. Las primeras se caracterizan por una
interpretación notablemente restrictiva del art. 73.4 CC, reduciendo el ámbito de
aplicación de tal precepto únicamente a aquel error recayente sobre una cualidad
personal con incidencia directa en la prestación del consentimiento matrimonial. Por el
contrario, las tesis sociológicas proponen una interpretación más extensiva del art. 73.4
CC, a partir de la cual la locución legal “entidad” se aprecia a través de parámetros
sociológicos.
2.3.2 Esencialidad.
DE VERDA Y BEAMONTE sostiene que no todo error sobre una cualidad de entidad
sobre el otro cónyuge supone una causa de nulidad matrimonial, sino que únicamente lo
será aquel error recayente sobre una cualidad que haya impulsado o motivado la
prestación del consentimiento matrimonial. El error esencial, por ende, puede definirse
como «aquel que determina la concreta prestación del consentimiento matrimonial por
parte de un singular contrayente».
El juez, por su lado, también tendrá una ardua tarea a la hora de apreciar la prueba
aportada, pues es igual de complejo calificar algo con un carácter tan subjetivo como
probarlo. Debido a tal circunstancia, el juzgador difícilmente alcanzará plena certeza
sobre este punto, por lo que se verá obligado a formular un juicio probabilístico. A
partir de éste, deberá tratar de configurar una presunción que manifieste que entre el
hecho demostrado (error) y el que se trata de demostrar (esencialidad del error) existe
un nexo de causalidad. Para ello, el juzgador dispone de ciertos índices de esencialidad,
que le sirven para orientarse en la formación del juicio probabilístico: la abstracta
significación social de la cualidad sobre la que recae el error y el particular
comportamiento de las partes (antes, durante y después de la celebración del
matrimonio).
21
CAPÍTULO 3 - SUPUESTOS DE IMPORTANCIA PRÁCTICA
Impotencia.
Según la apreciación de DE VERDA Y BEAMONTE, la impotencia sexual puede
definirse como «una cualidad personal, cuya entidad objetiva es indiscutida en la
doctrina y jurisprudencia patrias, porque la aptitud para las relaciones sexuales es una
cualidad con gran repercusión sobre la comunidad de vida conyugal, al menos en su
vertiente física». A pesar de que el Derecho Canónico aúna la incapacidad sexual
masculina y la femenina bajo la locución “impotencia” sin realizar ninguna distinción,
he considerado conveniente disgregar ambos conceptos en los términos “impotencia”
(del hombre) y “esterilidad” (de la mujer y del hombre). Mientras que la impotencia se
refiere, a grandes rasgos, a la imposibilidad para mantener relaciones sexuales, la
esterilidad se configura como la incapacidad para engendrar descendencia.
Fue con la reforma del 81 con la cual, acercándose a los ordenamientos europeos
modernos, el legislador excluyó la impotencia como impedimento para contraer
matrimonio en la legislación civil. A partir de entonces y hasta día de hoy, como
observan DÍEZ PICAZO y GULLÓN BALLESTEROS, la impotencia comenzó a
apreciarse como una cualidad personal relevante en el ámbito de la protección del
consentimiento matrimonial, y no como un impedimento para casarse.
Actualmente, a pesar de que el fin último y único de la institución matrimonial no es la
procreación, debe tenerse en consideración que muchos matrimonios se celebran con la
expectativa de engendrar descendencia. Por ello, según la opinión de ROMERO
COLOMA, debería valorarse detenidamente cada uno de los casos en los que la
impotencia se alega como error qualitatis, entrando a conocer cuáles fueron las
intenciones de cada uno de los contrayentes a la hora de prestar su consentimiento. A tal
efecto, puede darse el supuesto en el que uno de los contrayentes haya prestado su
consentimiento matrimonial considerando que la capacidad para procrear es una
cualidad esencial para sí mismo y, con posterioridad a la celebración, descubre que el
otro contrayente carece de dicha aptitud. Según el parecer de la autora, en ese supuesto
hipotético se podría accionar por la vía de la nulidad del art. 73.4 CC pues, sin ninguna
duda, esa persona ha sufrido un error-vicio relevante con entidad suficiente para
solicitar la nulidad matrimonial.
23
Esterilidad.
En último lugar, la doctrina prevé que la esterilidad debe ser irremediable. Por el
contrario, si tiene carácter transitorio o puede ser remediada mediante el debido
tratamiento u operación quirúrgica, apunta el autor citado anteriormente, carecería de
virtualidad caracterizadora y no constituiría una auténtica cualidad personal.
Una vez expuestos los elementos esenciales de la esterilidad, cabe tratar ahora el
interrogante que supone al respecto la aparición de las nuevas técnicas de reproducción
asistida. La cuestión se basa en que si, en la actualidad, la posibilidad de acudir a la
18
PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, M., Derecho de Família, Madrid, 1989.
inseminación artificial y la fecundación in vitro (ambas técnicas de reproducción
asistida) excluye el carácter irremediable de la esterilidad.
Para resolver esta duda deberá partirse, en todo caso, de las convicciones éticas de los
contrayentes. Desde esta perspectiva, no parece lógico defender la esterilidad como una
cualidad relevante siempre y cuando la procreación sea posible gracias a la ayuda de las
nuevas formas de reproducción asistida. En consecuencia, aquellos contrayentes que
deciden afirmativamente someterse a esa clase de técnicas no podrán accionar la
nulidad del matrimonio por error en las cualidades personales. Por el contrario, en
aquellos supuestos en los cuales los cónyuges se niegan a exponerse a la práctica de
técnicas de reproducción asistida, quien padeció el vicio podrá solicitar la nulidad
matrimonial ex art. 73.4 CC.
Embarazo.
25
motivo, entre las que podemos destacar la SAP Toledo de 14 de
noviembre de 200119 y la SAP Álava de 27 febrero de 199520.
b) Embarazo falso: diferente a los dos casos anteriormente mencionados es el
embarazo falso, aquel en el cual el varón cree que la mujer está embarazada
cuando realmente, después de la celebración del matrimonio, descubre que no lo
está. En resumidas cuentas, el consentimiento matrimonial se presta en un marco
de inexistencia de embarazo.
En la misma línea argumentativa del párrafo anterior, se conoce con notoriedad que un
gran número de matrimonios se derivan tradicionalmente de un pronto embarazo. Éste,
fruto de un accidente pre conyugal, impulsa la celebración de las nupcias, en muchas
ocasiones en pro de evitar una situación socialmente reprochable desde determinados
postulados ideológicos propios de una mentalidad anquilosada siglos atrás.
Según el parecer del autor, lo que realmente debe tomarse en consideración a la hora de
aplicar el concepto de “cualidad personal” no es el estado de embarazo en sí mismo,
sino la cualidad de madre que la contrayente adquiere respecto al nasciturus. Esta
última propiedad sí cumple el condicionamiento temporal que se suele exigir para el
vicio del art. 73.4 CC, por lo cual no cabrían dudas respecto a su consideración como
“cualidad personal”.
19
SAP Toledo, núm. 456/2001, de 14 de noviembre de 2001 (Sección 2º), AC 2001/2509.
20
SAP Álava de 27 febrero de 1995, AC 1995\858.
En definitiva, y tomando en consideración las circunstancias de cada uno de los
supuestos desarrollados, tanto jurisprudencial como doctrinalmente se tiende a estimar
la configuración del embarazo bajo la locución legal de “cualidad personal” en los tres
casos. No existe ningún atisbo de duda al afirmar que, en los tres supuestos, el varón
presta su consentimiento fundándose en una falsa creencia, por lo cual cabrá accionar la
nulidad matrimonial en todos ellos por error en las cualidades personales ex art. 73.4
CC.
Edad.
Por su lado, DE VERDA Y BEAMONTE apunta que, a pesar de ser escasa la doctrina
nacional existente al respecto, resulta difícil negar la configuración de la edad como una
cualidad personal de entidad objetiva suficiente como para ser considerada susceptible
de error ex art. 73.4 CC.
Pasando ahora al ámbito práctico, este vicio no resulta tan aislado ni extraño como
podría parecer en primera instancia. No obstante debe matizarse que, a día de hoy, una
diferencia significativa de edad difícilmente podría pasar inadvertida para el contrayente
sobre el que recae el error. La causa de ello podría descansar, a mi parecer, en los largos
noviazgos que caracterizan a las relaciones actuales (frente a las precoces nupcias entre
contrayentes excesivamente jóvenes propias de antaño), en los trámites administrativos
que supone la institución matrimonial por el cauce civil y, en último lugar, en el auge de
las redes sociales (con la consiguiente reducción de la esfera privada de toda persona
que participa en ellas).
Establecido todo lo anterior, resulta preciso analizar ahora los dos diferentes supuestos
cuya reiteración es notable en la práctica, siendo opuestos respectivamente:
27
a) En primer lugar, nos encontramos ante matrimonios caracterizados porque una
de las partes presenta realmente una edad muy superior a la manifestada. Dicho
en otras palabras, uno de los contrayentes engaña al otro afirmando, a lo largo
del noviazgo, tener una edad muy inferior a la real.
La diferencia de edad podría tener aquí una gran repercusión sobre el futuro del
matrimonio, trastocando proyectos de vida en común, expectativas de obtener
ingresos económicos derivados de actividades profesionales o derivando en
deberes de asistencia no previstos. Este hecho se da con frecuencia entre mujeres
ya incapaces de engendrar descendencia que afirman encontrarse en una edad
fértil, creando así una errónea creencia de que aún pueden concebir hijos 21.
b) A la contra, también cabe pensar en aquellos supuestos en los cuales la edad
verdadera es inferior a la manifestada. En consecuencia, se encuentran casos en
los que uno de los contrayentes resulta ser realmente menor de edad, habiendo
manifestado durante el noviazgo una edad superior. En tales situaciones, expone
ROMERO COLOMA, la solución no se encuentra en accionar la nulidad ex art.
73.4 CC, sino que el matrimonio sería nulo en base al art. 46 del mismo corpus
legal. 22
21
Según DE VERDA Y BEAMONTE, el presente vicio (fundado en la falsa creencia de poder
tener descendencia) podría configurarse tanto como un error qualitatis sobre la edad del otro
contrayente como sobre la esterilidad del mismo.
22
DE VERDA Y BEAMONTE establece que estos supuestos presentan una fácil verificación,
pues la capacidad nupcial de los contrayentes es objeto de comprobación en el expediente
matrimonial ex art. 56.1 CC.
En la práctica, hoy en día resultan bastante comunes los casos en los que la
homosexualidad de una de las partes permanece oculta hasta un momento posterior a la
celebración de las nupcias. Es entonces cuando la otra parte, consciente del error-vicio
del que ha sido víctima en la prestación del consentimiento, decide accionar la nulidad
matrimonial en pro de poner fin al matrimonio. Encontramos claros ejemplos de
homosexualidad por parte de uno de los contrayentes en sentencias como la SAP
Barcelona de 19 de marzo de 200323 o la SAP Islas Baleares de 5 de junio de 200624.
23
SAP Barcelona de 19 de marzo de 2003 (Sección 12ª), AC 2003/1118.
24
SAP Islas Baleares, núm. 233/206, de 5 de junio de 2006 (Sección 4ª), AC 2006/253511.
25
Sentencia del Juzgado de 1ª Instancia de Madrid, núm. 393/2011, de 19 de julio de 2011, AC
2011/2083.
29
Esta última diferenciación nos resulta bastante útil pues, de conformidad con lo previsto
para el resto de supuestos de error qualitatis, parece que la condena penal debería
existir con anterioridad a la celebración del matrimonio para poder accionar la nulidad
por la vía del art. 73.4 CC. Sin embargo, la negativa incidencia en la sociedad que
supone la comisión de un delito para la consideración de un individuo existe aunque
sobre éste último no haya recaído ninguna sentencia judicial firme. Por ello, debemos
preguntarnos si la existencia de una condena penal sobre uno de los contrayentes tiene
carácter preceptivo para poder accionar la nulidad matrimonial o si, por el otro lado,
basta con la comisión del hecho delictivo.
a) En primer lugar, la comisión de uno o varios delitos por parte de uno de los
contrayentes de manera previa a la celebración de las nupcias siendo conocida
esta circunstancia por el otro, no provoca la nulidad matrimonial del art. 73.4
CC. El fundamento de tal aseveración reside en que, de conocer uno de los
contrayentes la comisión de un hecho delictivo por el otro, fácilmente podría
imaginarse una posible sentencia penal al respecto tras el trascurso de un
determinado periodo de tiempo.
b) Por el contrario, la nulidad matrimonial sí procedería en aquellos supuestos en
los cuales la condena recae, constante matrimonio, sobre hechos cometidos antes
de la celebración del matrimonio, ignorando el otro contrayente esta última
circunstancia.
3.4 Transexualidad.
31
lado, tal y como exponen ACEBAL PÉREZ y SERRANO, «la Ley 13/2005 26 introdujo
en nuestro ordenamiento jurídico el matrimonio entre personas del mismo sexo, con
plenitud de igualdad, superando con ello la concepción tradicional (reflejada todavía en
la última edición del Diccionario de la RAE) de la diferencia de sexos como uno de los
fundamentos del reconocimiento por nuestro Derecho de la institución matrimonial»27.
Por ende, ya no existe discusión doctrinal acerca de la posible colisión con el art. 32 CE
y los arts. 44 y 73 CC.
26
Ley 12/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a
contraer matrimonio.
27
ACEBAL PÉREZ, M.R., y SERRANO, M.A., El matrimonio entre personas del mismo sexo
en la legislación española y en el derecho internacional privado, [revista electrónica],
[consultado 6 de julio de 2019]. Disponible en
http://noticias.juridicas.com/conocimiento/articulos-doctrinales/4934-el-matrimonio-entre-
personas-del-mismo-sexo-en-la-legislacion-espanola-y-en-el-derecho-internacional-privado/
Así, en aquellos supuestos en los que uno de los contrayentes se casa sin conocer la
infidelidad del otro cuando, de haberla conocido, no hubiera contraído matrimonio,
parece posible accionar la nulidad ex art. 73.4 CC. Al efecto, resulta ejemplificadora la
SAP Valencia de 27 de abril de 2010 28 , en la cual el tribunal estima la nulidad
matrimonial debido a la infidelidad del esposo, previa ésta a la celebración del
matrimonio. La dificultad de ello estriba, como ya hemos mencionado en capítulos
anteriores, en probar ese carácter subjetivamente esencial del vicio, lo cual es
prácticamente imposible.
28
SAP Valencia núm. 251/2010, de 27 de abril de 2010 (Sección 10ª), AC 251/2010.
33
CAPÍTULO 4 - EXCLUSIONES.
Una vez desarrollados los principales supuestos que, debido a su importancia práctica
en la actualidad, han sido doctrinalmente reconocidos como causas de nulidad
matrimonial por error qualitatis, también merecen mención determinadas exclusiones.
De este modo, existen ciertos supuestos cuya reiteración práctica ha suscitado su
desarrollo doctrinal, disponiendo también de amplia jurisprudencia al respecto.
A tal efecto, he decidido integrar las exclusiones que la doctrina mayoritaria lleva a
cabo respecto al art. 73.4 CC en tres distintos grupos: error en cualidades patrimoniales,
error en cualidades transitorias o pasajeras y error en cualidades no relevantes. En estas
tres agrupaciones se considera que el supuesto de hecho no queda configurado dentro
del ámbito de aplicación del precepto mencionado ut supra, fundamentándose ello en
que la cualidad personal objeto del error no se encuadra dentro de la definición del
concepto de “cualidad personal”.
Por todo ello, la doctrina mayoritaria viene considerado como irrelevante a efectos
invalidatorios el error sobre la cuantía del patrimonio del otro contrayente, así como la
ignorancia de su situación de quiebra o suspensión de pagos.
Esta cuestión ha sido abordada por diferentes tribunales, siendo conveniente destacar al
respecto la SAP Albacete de 13 de junio de 1994, la SAP Madrid de 9 de mayo de 1991
y la SAP Madrid de 17 de diciembre de 1998 29 . Ambas destacan que «los aspectos
29
SAP Madrid de 17 de diciembre de 1998 (Sección 22ª), AC 1998/8718
patrimoniales o profesionales de cada persona» y «las condiciones o circunstancias
económico-profesionales» no se configuran dentro del ámbito de aplicación del art. 73.4
CC. Al mismo tiempo, la SAP Madrid de 13 de julio de 1999 30 establece que «es
doctrina casi unánimemente asumida el excluir de dicha previsión legal
aquellas cualidades que no merecen la estricta consideración de personales, tales como
las condiciones profesionales, económicas e incluso sociales del otro consorte, habiendo
por el contrario, de entenderse abarcada por el precepto examinado las características
físicas y psíquicas que integran la personalidad del individuo, con su ineludible
proyección en las relaciones sociales».
30
SAP Madrid de 13 de julio de 1999, AC 1999/7799.
35
4.3 Error en cualidades no relevantes.
En consecuencia, quedan fuera del ámbito de aplicación del citado precepto todas
aquellas cualidades que no recaigan sobre el otro contrayente, como por ejemplo las
propias o las de terceros. Algunos de los supuestos más reiterados en la práctica al
respecto los encontramos en el error en las cualidades personales de los padres u otros
parientes (p. ej., la ignorancia de los antecedentes delictivos del padre o hermano).
31
SAP Barcelona de 26 de febrero de 2002 (Sección 12ª), JUR. 2002/136618.
32
SAP Sevilla de 21 de julio de 2000 (Sección 5ª), AC 2000/4715.
37
cualidad personal, el vicio deberá recaer en una aptitud caracterizadora, que no
individualizadora.
CONCLUSIONES.
Profundizando ya en la nulidad por cualidades personales del otro contrayente (art. 73.4
CC), resulta conveniente matizar el concepto de “cualidad personal”. Tras el presente
estudio, definiría tal elemento como todo aquel accidente capaz de caracterizar a una
persona de manera permanente o estable en el tiempo, pudiendo afectar a distintos
ámbitos de la personalidad del individuo. No obstante, esta definición requiere de varios
elementos añadidos para su configuración bajo el término de “cualidad personal” del
art. 73.4 CC. En esta línea toda cualidad debe ser esencial y de entidad, siendo mucho
más complejo el análisis del segundo de los conceptos. Mientras que el requisito de la
esencialidad de la cualidad personal se basa en la necesaria relevancia en la prestación
del consentimiento matrimonial por parte del cónyuge que padeció el vicio, toda
cualidad personal debe ser de entidad suficiente para configurarse como tal. En este
punto nos encontramos ante una amplia discusión interpretativa, imponiéndose las tesis
39
objetivistas respecto a las subjetivistas según la opinión de la doctrina mayoritaria. Así,
la práctica actual exige que las cualidades personales sobre las que recae el vicio
presenten una entidad objetivamente evaluada, distinguiéndose claramente los requisitos
de esencialidad y entidad de las mismas.
En último lugar, como pieza clave del presente estudio, he llevado a cabo una
minuciosa labor de búsqueda jurisprudencial y doctrinal en pro de encontrar aquellos
casos de nulidad matrimonial por error qualitatis de mayor relevancia y frecuencia
práctica. A pesar de haberme dejado varios supuestos en el tintero debido a diversos
motivos, he desarrollado un análisis de aquellos cuya mención no podía permitirme
obviar. Estos son: impotencia, esterilidad, embarazo, edad, orientación sexual, condena
penal, transexualidad e infidelidad conyugal. De igual manera, me he permitido la
licencia de incluir una serie de exclusiones respecto al concepto de “cualidad personal”,
las cuales han sido repetidamente desestimadas a efectos de nulidad matrimonial en la
jurisprudencia y doctrina nacional. Aquí encontramos: cualidades patrimoniales,
cualidades transitorias o pasajeras, cualidades propias o de terceros, cualidades no
existentes al tiempo de la celebración del matrimonio y cualidades redundantes.
BIBLIOGRAFÍA.
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ACEBAL PÉREZ, M.R., y SERRANO, M.A., El matrimonio entre personas del
mismo sexo en la legislación española y en el derecho internacional privado,
[revista electrónica], [consultado 6 de julio de 2019]. Disponible en
http://noticias.juridicas.com/conocimiento/articulos-doctrinales/4934-el-
matrimonio-entre-personas-del-mismo-sexo-en-la-legislacion-espanola-y-en-el-
derecho-internacional-privado/