Historia de La Música 4.º
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La música en el Renacimiento
El paso de la Edad Media al Renacimiento no es tan evidente en la música
como en las artes plásticas; no obstante, se suele situar el comienzo del
Renacimiento musical hacia 1420, con los primeros compositores de la
llamada escuela franco-flamenca, por ser principalmente el norte de Francia
y Flandes (actualmente Bélgica y Países Bajos) los lugares de procedencia
de la mayor parte de los compositores. Esta escuela domina la composición
musical europea hasta finales del XVI, junto a otros grandes compositores
italianos, alemanes y españoles.
El motete
El motete isorrítmico continúa cultivándose en el siglo XV por parte de las
dos primeras generaciones de compositores franco-flamencos, hasta
aproximadamente 1470. El motete de esta época presenta algunas
diferencias con el del siglo anterior:
La canción
Renacimiento temprano
Durante los dos primeros tercios del siglo XV la canción profana polifónica
presenta características similares a la del siglo anterior: predominan las
formas fijas, habitualmente en la textura de canto, tenor y contratenor. En
una primera generación, con un dominio claro de la ballade, destacan
como autores Guillaume Dufay y Gilles Binchois. La generación siguiente
abandona poco a poco la ballade y prefiere el rondeau y el virelai; los
compositores fundamentales son Johannes Ockeghem y Antoine Busnois.
Renacimiento medio
El tránsito entre los siglos XV y XVI supone una época de cambios
importantes en la canción polifónica. En primer lugar, desaparecen las
formas fijas, que ya se consideraban bastante anticuadas (hay que recordar
que provenían de la monodia trovera y estaban en uso desde mediados del
siglo XIII). En segundo lugar, se percibe una doble influencia en las técnicas
de composición: de un lado, la del motete —la forma polifónica más
importante—, con una textura densa que evitaba las cadencias simultáneas
y planteaba una gran libertad entre las voces; de otro lado, la influencia de
la canción popular, con sus melodías sencillas, sus estribillos y sus ritmos
vivos. En tercer lugar, se acentúan las innovaciones que venían
experimentándose desde comienzos del siglo: homofonía, homorritmia,
armonía nueva, igualdad estructural entre las voces… Todo esto conduce a
una pluralidad de modelos de canción, tanto entre unos compositores y
otros como en la obra individual de cada uno.
Por otra parte, este momento central del renacimiento musical presenta una
altísima concentración de compositores importantes en una misma
:
generación. El personaje central es Josquin des Prez, uno de los grandes
genios de la historia de la música occidental; entre sus contemporáneos
están Heinrich Isaac, Alexander Agricola, Jakob Obrecht y Pierre de la Rue.
Renacimiento tardío
Este momento de cambios cristaliza en el florecimiento de diversos tipos de
canción que dominarán los dos últimos tercios del siglo XVI. Esta
diversificación es en principio de tipo nacional, pero los continuos viajes de
los músicos, junto con la imprenta musical y la circulación de manuscritos
hará que la mayor parte de estas canciones se hagan conocidas en todos
los lugares de Europa. Entre estos tipos de canción destaca el madrigal
italiano, que será la forma más característica de la polifonía profana de
finales del Renacimiento. Los madrigales se componían sobre poemas no
estróficos con versos de siete y once sílabas; el compositor ponía música a
cada verso individualmente, sin apenas repeticiones; la textura habitual era
a cinco o seis voces, con uso de la imitación y de otros recursos de la
polifonía culta. Entre los compositores de madrigales destacan Adrian
Willaert y Luca Marenzio, y finalmente Claudio Monteverdi, a quien se
considera uno de los iniciadores del estilo barroco.
La misa polifónica
A partir de 1420, se hizo habitual un modelo que se puede considerar el
primer tipo importante de misa como género musical: la misa sobre cantus
firmus. Los cinco cantos —Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei— se
componían, a la manera de un motete, sobre una melodía situada en el
tenor y tomada habitualmente de un canto gregoriano (aunque nunca del
ordinario) o de una canción profana; a veces también era de composición
propia. La textura más habitual era a cuatro voces, con el tenor como voz
inmediatamente superior a la más grave. Como compositores de misas de
este tipo, destacan Guillaume Dufay, Johannes Ockeghem y Jakob Obrecht.
Misa de paráfrasis:
la melodía que se utiliza como cantus firmus se reparte entre todas las
voces, y de ella salen los motivos de la imitación.
Misa de parodia:
Danzas.
Conjuntos instrumentales
Los instrumentos renacentistas se clasificaban en «altos» y «bajos»: los
primeros son los instrumentos aptos para tocar al aire libre, por tener una
mayor sonoridad; se incluyen en este grupo, en general, los instrumentos
de metal (trompetas, trompas, sacabuches) y los de lengüeta (chirimías,
cromornos), junto a la percusión. Entre los instrumentos «bajos» se incluyen
aquellos más apropiados para interpretar en recintos cerrados, como son
los de cuerda en general (violines, violas, laúdes) y las flautas.
Prácticamente todos los instrumentos se construían en varios tamaños para
poder interpretar música polifónica de tesituras diversas con conjuntos
instrumentales homogéneos.
Ministriles.
Músicos de iglesia.
Músicos de cámara.
Instrumentos polifónicos
Los instrumentos con capacidades polifónicas —cuerda pulsada y tecla—
solían interpretar de forma individal (solista) piezas polifónicas de origen
vocal o compuestas específicamente para el instrumento. Los instrumentos
principales son los siguientes:
Cuerda pulsada
Tecla
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