Principios de Dialectica - Agustín de Hipona
Principios de Dialectica - Agustín de Hipona
Principios de Dialectica - Agustín de Hipona
PRINCIPIOS DE DIALÉCTICA
EDICIÓN BILINGÜE
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ISBN: 958-695-096-4
1. Ag ustín, Santo, Obispo de Hipo na. 354-430. Crítica e int e rpre tación.
2. Dialéctica l. Agustín, Santo, Obispo de Hipona, 354-430 JI. Castaüeda
Salamanca. Felipe.
© Felipe Castaüeda
ISBN: 958-695-096-4
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TRADUCCIÓN Y EDICIÓN PREPARADA
POR EL GRUPO DE TRADUCCIÓN DE LATÍN
DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
ÍNDICE
El Agustín de Wittgenstein 97
II Ambigüedad y o:;curidad en los Principia Dialecticae 101
III Consideraciones generales sobre la ambigüedad
en los Principia Dialecticae 108
IV Breve excursus sobre Confesiones I, 8 112
V Ambigüedad y dialéctica 116
VI Ambigüedad en d De Doctrina Christiana 121
VII La esclavitud de los signos 133
VIII Concepción de las cosas 136
IX Criterios para la solución de ambigüedades 142
X Conclusiones generales 148
XI Bibliografía 149
VI
Los PRINCIPIA DIALECTIC AE
Y EL PROBLEMA DE CÓMO HACERSE
Y MANTENER SE CREYENTE
FELIPE CASTAÑEDA
1 CONSIDERACIONES PRELIMINARES
1 Cf. Ruef, Hans: Agustin iiber Serniotik und Sprache-Sprachtheoretische Ana/ysen Zll A11gusti11s Schriji
«De Dialectica» mit einer deu1sche11 Übersetzung, Bern ) 1981 , p. 12.
FELll'E CASTA~E IJA
4
Los P HJNCtPJA D1.r1LECTJc.-1i:- Y EL PROnt .El\ I,\ DE CÓJ\ JO HACERSE Y J\ I A~TENl-:l<SE CREYE'.'ITE
2 Sa n Posidio: Vida de San Agu.wín. e n O/mis Completas de San Ag11S1ín, Tomo l. BAC. Madri d. 1994.
p. 30.
3 Ag ustín: Las Confcsionn, en Obras Co111ple1as de San Ag11srí11. Tomo JI , Madrid. 199 1, p. 216, (V,
13. 23) .
.¡ Íbide m, p. 227.
5
FELIPE C\STANEOA
Sea como fuere , tenemm; al joven Agustín, más bien maniqueo que
cristiano, presentándose en Milán como nuevo profesor de retórica,
apoyado, no precisamente, por un amigo de Ambrosio. Fuera de las
contingencias laborales mencionadas, probablemente no desligadas
de algo de tráfico de influencias, de hecho la posición ideológica de
Agustín tenía que ser ba~;tante lábil y de pasiones encontradas:
Mas no por eso me parecía que debía seguir el partido de los cató-
licos, porque también d catolicismo podía tener sus defensores
doctos, quienes elocuentemente, y no de modo absurdo, refutasen
las objeciones, ni tampoco por esto me parecía que debía conde-
nar lo que antes tenía porque las defensas fu esen igual es. Y así, si
por una parte la católica no me parecía vencida, todavía aún no me
parecía vencedora .6
Íbidc m, p. 224.
6 Cunfesiu11es, op.cit. , p. 21 8, (V, 14, 25).
7 Come nta e l padre A nge l Custodio >:obre las re laciones e ntre Agustín y Ambrosio: «San Ambrosio,
en efecto, no parece preocuparse ni mucho ni poco de este joven nümida, pendenciero y discuti-
dor impenit ente, y por mús se1ias maniqueo.( ... ) Jamüs le admitió en su amistad ». (Confesiones,
o p. cit. , p. 227).
6
Los PlllNCll'IA DJALECTICAE y EL PROBU.:~·1A DE CÓMO HACERSE y MANTENEHSE CH.EYENTE
8 Cf. , Alfonso Rincó n: Signo y lenguaje en San Agustín, Bogotá, 1992, p. 5 1: «De hecho, Agustín nos
dice que él apre ndió la dial éclica en los libros de los esto icos. La idea que Agustín se fo rma de la
dialéctica correspo nde, en realidad, a la definición estoica de la misma( ... ) Es la ciencia de dirigi r
correc tamente una discusión, bene di~pwandi scientia. Si no se encuent ra Ja defini ción de A gustín
en los autores latinos anteri ores, sí se encuentran fórmula s parecidas».
7
FELIPE CA STA ~ EDA
9 San Ag ustí n: De la wilidad de cree1; n: Obras co111¡;/e111s de San Ag11s1í11. T IV, BAC, Madrid , 1948,
p. 863s .
8
Los PRI.VCJPIA D1.-11.Ec n c.1¡.; Y EL PROllLEi\.-tA DE t:Ó!\tü llACEHSE Y MA:\'TENE RS E CHEYE'.\'.TE
1O Comenta Victorino Capánaga al respecto: «La cri siscomenzó con el fracaso de la ideología maniquea;
la consiguic n1e conmoción inte rna debi litó los impulsos vita les y las fu erzas dialécticas del espíritu.
Agust ín pe rdió la confianza en sí mismo y convirtió e n proble mas insolubles la creencias que había n
sido el norte en su vida. ( ... ) altame nte se le asentó e n la memoria lo que muchas veces predicaba el
gran sacerdote de Cristo [Sa n Ambrosio]: La letra mata. el espíritu vivi fica». (Obras Completas de
San Ag11stí11, T 11!, BAC, Madrid. 1982, p.11 , Introducción a Comra los Académicos.
11 De la utilidad del crce1; p. 865.
9
FE l.IPE CASTAÑE DA
12 El asunto no es tan claro. co mo lo sugiere indirectamente el mismo Ca pánaga: «( ... ) W. Thi me,
( ... ).sostiene que desde e l a1io 386 hasta el 39 1 San Agustín luchó por ve ncer e l escepticismo de la
Nueva Academia con un a co ncepción racional idea lista del mundo. En Casicíaco se inicia el ínti-
mo combC:1te, el gran náufrago no e cent ró allí el puerto de reposo que solicitaba. Todavía luchaba
con las olas y lus vientos. si n haber saltado a tierra firm e» . Introducció n a Contra los Académicos,
p. 13.
13 Introd ucción a Contra los Académicos, p. 14.
14 Capú naga citando a Agu stín , Ench i•ülioll, 20, 7. In troducción a Comm los Académicos , p. 18.
10
Los PRINCIPIA DIALF:CTICAR y EL PROBLEMA UE CÓMO HACERSE y i\JANTENERSE CREYENTE
11
FELIPE C\STAN EDA
19 «Llaman los académicos probable o verosímil lo que sin asentimiento form al ele nuestra part e,
basta para movernos a obrar. Digo sin ase ntimiento, de modo que sin tomar por verdadero lo que
hacemos, consc ientes de nuestra ignorancia de la ve rdad. no obstante, obramos.» Íbidem, p. 129.
20 <e( ... ) que la verdad no puede ser liallada, no sólo es convicción arraigada en mí, como has pod ido
advertir siempre. sino lo prueba la autoridad de grandes y excele ntes íilósoíos ( ...).» Íbidcm, p.
133 .
21 Cí. , Contra los Académ icos, p. 77: «¿Quién dudó ja111{1s ... que lo mús noble del hombre es aquell a
porción del únimo a cuyo domini0 convie ne que se sometan todas las demás que hay en él? Y esa
porción, para que no me pidas nu evas defini ciones, puede ll amarse mente o razón. » O en Solilo-
q11ios , 1, 2, 7, p. 443: «Hombres so n y no los amo po r ser animales, sino por ser hombres, esto es,
porqu e ti enen almas racionales, que yo aprecio hasta en los ladrones. Porqu e puedo amar la razón
en cada uno, aun cuando abo rre1ca justamente al que usa mal de lo que amo en ellos». (Obras
Com plews de San Agustín, To mo 1, BAC, Madrid, 1994).
12
Los PRINCIPDI DIALECTICAE y EL PROBLEJ\11A UE CÓ l\•10 HACERSE y MANTENERSE CREYENTE
Dos afirmaciones hacen los académicos contra las cuales nos he-
mos propuesto luchar aquí: Nada puede percibirse; A ninguna cosa
se debe prestar asenso .24
13
FELIPE CASTAÑEDA
14
Los PRINCIPIA DIAl.ECTICAE y EL PROHLEMA DE CÓMO HACEHSE y MANTENERSE CHEYENTE
( ... )no quiero que esta discusión se lleve a cabo por el simple pru-
rito de discutir; dejemos ya los ensayos que hemos tenido con los
jóvenes, en que la filosofía se ha mostrado como chancéndose. ( ...)
Se trata del destino de la vida, de las costumbres, de nuestra alma,
la cual confía en vencer la dificultad de todos los sofismas ( ... ). 26
15
FEUl 'E C:\S"J"..\ 5./E IM
Ta nto las verd ades de la lógica, como la de las defini cio nes, no tie-
ne n pa ra Agustín un ca rácte r re lativo, puesto qu e no depend en ni
de di ferencias individuales, ni de la existe nci a de suj etos qu e estén
habilitados para percibirlas, es decir, que no están condicio nadas
por su parecer. Por o tro lado, se trata de conocimie ntos necesarios,
en el se ntido en qu e no resultan susceptibles de duda alguna. D e
cierta man era, Agustín co mi enza a intui r com o razonable que, des-
de el punto de vista del entendimi ento, puede tener sentido hablar
de la verd ad co ncebida como algo qu e es acces ible a la razón huma-
na, qu e es necesa ria y universa l, y qu e se manifiesta en un a gran
ca ntidad de conocimie nt os. No es del caso entrar sobre las argu-
me ntaciones de Agustín al respecto. Lo que sí vale la pena resaltar
es la preocupació n manifi esta de l autor po r justificar el punto, puesto
qu e la indubitabilidad de los conocimientos dialécticos está en es-
trecha re lació n co n la refutació n del escepticismo, como ya se ha
ve ni do mencio nando . D icho de otra ma nera, e l ca rácte r absoluto y
necesa ri o de la ve rd ad dia léctica se asum e co mo uno de los pilares y
garantías para pode r atravesar el umbra l de la fe.
La di aléctica igualme nte me enseñó que, cuando hay armo nía so-
bre las cosas de que se disputa, no debe porfi arse acerca de las
30 Soliloq11i0>. p. 499.
16
Los I'RINC/l' /A DIALHCTIC4E y EL PROBLEMA DE CÓMO HAC ERSE y MANTEN ERSE CREYENTE
palabras, y el que lo haga, si es por ignora ncia, debe ser ense ñado,
y si por terquedad, debe ser abando nado ( ... ) Para los discursos
capciosos y sofísticos hay un precepto breve: si se introd ucen por un
mal raciocin io que se haya hecho, debe volverse al examen de todo
lo concedido; pero si la verdad y la fa lsedad se chocan en una misma
concl usión, tómese lo que se puede comprender, déjese lo que no
puede explicarse. ( ... )Todas estas y otras muchas cosas, que no es
necesario mencionar, son objeto de enseñanza de la dialéctica. 31
17
F1·:Lll'E C ASTA:'<EllA
Aunque no haya pasado mucho tiempo entre los libros Contra los
Académicos y los Soliloquios 32 , se constata un llamativo cambio de
presentación y estructuración entre ambos textos: mientras que en
los primeros se comienza con el recuento de una serie de diálogos
entre diferentes personajes amigos de Agustín, que termina con una
intervención relativament1; extensa del propio autor, ya por fuera
de la forma de diálogo y con tono de disertación, el segundo escrito
se trata de un soliloquio, como su título lo indica33, en el que curio-
samente Agustín se desdobla en dos personajes, él mismo y la ra-
zón.34 De alguna manera , el proceso de introversión del recién
convertido se intensifica: se pasa de la consideración de puntos de
vista externos, relacionado:; con situaciones afectivas e intereses pro-
pios, a lo individual excluyente de otras instancias, aunque en todo
caso se mantenga algo de disociación.
32 «Los compuso e n Casiciaco a fines del año 386 o a principios de l siguiente. ( ... ). » (Capánaga , Y. :
Jn1 rod ucción (a los Soliloquios) en Soliloq11ios, p. 429.
33 Soliloq11ios. p. 49 1: «Se ll aman Soliloquios (estas co nversacio nes), y con este nombre quiero desig-
na rl as. porque hablamos a solas. ( ... ) sie ndo e l mejor mé todo de investigación de la verdad e l de
las preguntas y respu esta s, apenas se halla alguno que no se ruborice al ser vencido en la discusión
( ... ) por eso, con ple na ca lm a y tranquilidad, plúgome a mí investiga r la verdad con Ja ayuda de
Dios, preguntándome y respondié ndome a mí mismo ( ... )».
34 Cf. Retractacio11es, p 656: «Escribí tambié n e ntonces dos volúmenes, siguie ndo mi interés y e l
amor qu e tenía por indagar la verdad sob re lo que más deseaba saber, interrogándome y respon-
di éndome. como si fu ésemos dos, la razó n y yo. siendo uno solo>) . En Obras Co111ple1as de San
Ag11stí11. T XL, BAC, Madrid , 1995.
35 Cf. Soliluq11ios, l, l , 2, p. 436ss.
18
Los PRJNCll'JA DJALECTICAE. y EL PROBLEMA DE CÓMO HACERSE y MANTENERSE CREYENTE
36 Soliloquia>; p. 445.
37 Soliloquios, p. 444.
19
F 1·: u PE C ASTA ÑEDA
20
Los P RINCIPIA DIALECTIC4E y EL PROBLE1\ IA DE CÓ1\ IO HACE RSE y 1\ IANTENERSE CREYENTE
38 «La ra zón es la mirada de l alm a; pe ro como no tocio e l que mira ve, la mirada bue na y pe rfecta,
seguida de la vi sión, se llam a virtud, que es la recta y perfecta razón. Con todo, la misma mi ra da
21
FE LIP E C ASTA:\'EDA
( ... ) no hace el casto a léi castid ad, sino la cas tidad a l casto. Igua l-
mente, todo lo verd adero lo es po r la ve rd ad. 09
de los ojos ya sanos no puede vo lvcr:;c a la luz. si no perm anecen las tres virtudes: la re, haciéndole
cree r que en el objeto el e su visión e~ t á la vid a fe liz; la esperanza , confia ndo en lo que verá, si mira
bien; la cariclacl. queri endo co ntemplarl o y goza r de él. » Soliloqu io~, p. 45 1.
«Hay ojos tan sa nos y vigorosos que, después de abri rse, pueden mira r de hito en hito sin parpad ear
la lumbre de l sol. ( ... ) Otros, a l contr ario, se deslumbran con la misma luz que desean contemplar
tan ardientemente. y sin conseguir lo que quieren, muchas veces se Loman a la sombra con dele ite.»
Soliloquios. p. 464.
.W Soliloquios. p. 469.
22
Los PRINCIPIA DIALECTICAE y EL PROBLEMA IJE CÓMO HACERSE y MANTENEl{SE CREYENTE
Como sea, la verdad que hace que todo lo verdadero sea tal, se
entiende asimismo como algo incondicionado temporalmente o
inmortal:
40 Soliloquios, p. 4 77.
23
FEl.ll'E CAST.-\NEUA
Sobre lo último: según Agustín, todas las disciplinas del saber re-
quieren de la dialéctica para poderse estructurar. El asunto es claro
si se admite que todas suponen definiciones y que están sometidas a
4 1 Soliloq11ius. p. 470.
42 Suliluq11ius, p. 471.
24
Los I'RJNCJPIA DJALECTICAE y EL PROBLEMA OE CÓMO HACERSE y l\IANTENEHSE CREYENTE
43 Soliloq11ios, p. 500.
44 Soliloq11ios, p. 507.
45 Soliloq11ios, p. 516.
25
FELIPE C-1STANEIM
46 Soliloq11ios. p. 516.
26
Los Pu1NCIPIA DIALECT!CAE y EL PROULE!\'tA UE CÓMO HACERSE y f\.'IANTENEH SE CHEYENTE
47 «Tales son los que están bien instruidos en las artes libe rales, las cuales, al aprenderlas, las extraen
y desentrañan, en cierto modo, de donde estaban soterradas por el olvido, y no se contentan ni
descansan hasta contemplar en toda su extensión y plenitud la hermosa faz de la verdad que en
ellas resplandece.» Soliloquios,519.
48 Retractaciones, e n Obras Co111ple1as de San Agustín, Tomo 40, BAC, Madrid, 1995, p. 661 s.
27
FE l .l l'E C.\~TA ,': EJ ),\
U na primera hipótesis qu e podría dar cue nta ele esta situació n, po-
d ría se r la qu e señala Teodo ro C. Madrid en la Nota Complementa-
ria 42 de l Volum en XL de las Obras Completas de San Agustín. Ci to
algun os apartes de la mi sma, ya que se trata de una posición qu e, ele
acu erdo co n lo qu e se ha venido sugiriendo, va le la pena po ner e n
cuestió n o po r lo menos acota r:
28
Los PRJNCJJ>/A DIALECTICAE y EL PROBLEMA DE CÓ~10 HACER SE y MANTENERSE CREYENTE
49 Íbide m, p. 929.
29
FELIPE C\STANEIJA
30
Los PRJNCl/'IA DIA LECTICIE y EL l'l!OllLEMA l)E CÓMO HACERSE y MANTENEllS E CREYENTE
31
FEurE C\STANEUA
32
PRESENTACIÓN
FILOLÓGICA DEL TEXTO
EMPERATRIZ CHINCHILLA
Cada trabajo responde a una necesidad o a un compromiso. En efec-
to , el oficio del filólogo es fijar e interpretar escritos de autores an-
tiguos. Su misión es ayudar a la comprensión de esos textos y
contribuir a su perdurabilidad. También la labor del traductor se
ajusta en parte a esa realidad.
Otra exigencia del trabajo filológico y por ende la de lograr bien una
traducción es la exactitud. Se debe conservar estrictame nte el pen-
samiento del autor respetando, hasta donde es posible, el estilo, re-
produciendo expresiones y giros que sustenten fielmente las ideas
planteadas, es decir, no despojar la palabra originaria de su sentido,
de su valor preciso. Es indispensable por tanto que el traductor ten-
ga una gran familiaridad con la lengua que traduce, que esté com-
penetrado con el pensar y sentir de la gente que la habló, que esté
situado en el momento histórico que dio origen a tal escrito. Según
esto es necesario tener en cuenta a qué período sincrónico de la
EMPERATRI Z Clll NClllLLA
36
PRESEl'°IACIÓ N FILOLÓGICA DEL TEXTO
Ergo cum dicimus, vim, sonus verbi, ut dictum est, quasi validus
congruit rei, quae significatur. Cap. VI, p. 1413.
37
EJ\·1PEHATHJZ C111 NCJllLL\
Lene est auribus, cum dicimus voluptas; asperum est, cum dicimus,
crux. Cap. VI, p. 1412.
Tullius inauratus in Capitolio stat; Tullius, tibi totus legendus est.
Cap. X, p. 1417.
Dialectica est bene disputandi scientia. Disputamus autem verbis.
Cap. 1, p. 1409.
Deus est quod neque c01pus est, neque animal est, neque sensus
est, neque intellectus est, neque aliquid quod excogitari potest. Cap.
V, p. 1410.
Res est quidquid intelligitur ve! sentitur ve! latet. Cap. V, p. 1410.
38
PRES ENTAC IÓN FIWLÓGICA DEL TEXTO
Usa giros propios del lenguaje familiar olvidando las normas tradi-
cionales .
... aut horno festinans in rnontern arnbulat, si quid tale. Cap. 11, p.
1409 .
... et si quid hujusrnodi. Cap. II, p. 1409.
B IBLIOGRAFÍA
Devoto, Giacomo. S10rü1 def/¡¡ LinguEJ di Roma, Licinio Cappelli Editore, Bologna, 1940.
Marouzeau, J. liwié de S1y/is1ique LEJ!ú1e, Les Bel les Lettres, Paris, 1946.
39
.
,
SANCTI AuRELII AucusTINI
PRINCIPIA DIALECTICAE
44
PJU NCJPIA DIALECTICAE
45
S ,\ .\lTI ALl<El.11 AUGU ST I NI
46
P1uNC1P1A D1ALEcncAE
1 Así en el original.
47
SA~CTI A UREl.11 AllG USTI NI
48
PRINCIPIA DIALECTICAE.
49
ve ro [r. verum] boando, hoc est ve rum so na ndo. Quod
si ita est praescribit quide m hoc no me n, ne cum ve rbum
15 fac ia mus [r. facimu s], me nti a mur: / sed vereor ne ipsi
qui d ic unt ist a, me nti a ntur. Ergo ad te ia m p e rtine t
iudi ca re, utrum ve rbum a ve rbera ndo, an a vero solo, a n
a vero [r. verum] boando dictum pute mus: a n po tius unde
sit dictum no n curemus; cum quod [r. quid] significet,
inte lli ga mus [r. intellegamus] . B rev iter t a me n hunc
locum no tatum esse [r. hoc est] de o rigin e ve rbo rum ,
vol o pa ulispe r accipias, ne ull a m pa rte m suscepti o pe ris
praete rmisisse videamur. Sto ici a utum a nt, qu os Cí cero
in hac re [ad. ut Cicero] irride t, nullum esse verbum ,
cuius no n ce rta ra tio [r. origo] explicari possit. E t quia
20 hoc mo do , sugge re re [r. eos urguere] / fac il e fuit , si
di ceres hoc infinitum esse; quibu s ve rbis alte riu s [r.
alicuius] verbi o riginem inte rpre taveris [r. interpretaris] ;
[10] eorum rursus / a te origin e m [r. origo] quaerenda m [r.
quaerendum] esse donec pe rve nia tur eo ut res cum sono
ve rbi aliqu a similitudin e co ncin at, ut cum dicimus, aeris
tinnitum , equ o rum hinnitum , ovium balatum , turba rum
cl a ngo re m, strid o re m ca te narum . Pe rspici s e nim haec
ve rb a ita so na re , ut [ad. ipsae] res qu ae hi s ve rbi s
significantur. Sed qui a sunt res, qu ae non so na nt ; in hi s
similitud inem tactus vale re, ut si lenite r ve! aspe re sensum
5 t a ng unt , le nit as ve ! / as p e rit as litte ra rum ut t a ng it
auditum , sic eis no min a pe pe re rit. E t [r. ut] ipsum le ne
cum dicimus, le nite r son at. Qui s íte m aspe ritate m no n
e t ipso no mine asperam iudicet? Le ne est a uribus, cum
dicimus voluptas; aspe rum est [om. est], cum dicimus,
crux. Ita res ipsae afficiunt , sicut [r. ut] verba sentiuntur.
Me !, qu a m suavite r res ipsa gustum , ta m suavite r [r.
leniter] no min e t a ng it a uditum . A cr e , in ut ro qu e
aspe rum est: la na e t ve pres, ut audiuntur ve rba, sic illa
tan g untur. H aec qu as i cun a bul a ve rb o rum e sse
credide runt, ut [r. ubi] sensus re rum cum sono rum sensu
10 con / co rdar e nt. Hinc ad ip sa rum ínt e r se re rum
simil itudine m processisse licentiam no mina ndi : ut cum ,
verbi ca usa, cru x propte rea dicta sit, quod ipsius verbi
50
PIUNCIPIA Ül.-\LEC l"IC..\E
51
S.-1 .~cn Ac1n:1.11 Au<;USTI NI
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PIU NC ll'IA ÜIALECTI CAE
53
SA~lTI Á Cl<El.11 Á UG USTl~l
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PRI NCIPIA DIAL ELTICAE
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SA ~n1 A uKEUJ A uc;usn:"1
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PKJ NCJl'IA DIALEC rl CAE
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SA."t'Tl Ac1u:1.11 Auc usTL\'I
58
PRI NCIPIA DIALEl.TICAE
59
SANLTI A t; HEJ.11 AUGUSTJ N I
mortale non est; nec horno est. E st autem horno; illa igitur
5 [ad. etiam] definiti one contineatur / necesse est. E t de
caete ri s quid e m nih il ambigitur [ad. ambigetur] : de
pu ero aute m parvo aut stulto, sive [r. sen] prorsus fa tuo,
aut de dormi ente, vel ebrio, vel fure nte dubitari po test,
quomodo possunt [r. possint] esse animalia ratio nalia,
eti am si poss it [r. potest omino] defe ndí , sed ad alí a
prope rantibus longum est. Ad id quod agitur illud satis
est [om. est] , non esse istam definition em hominis rectam
[ad. et ratam], nisi et o mnis horno eadem continea tur,
e t praeter hominem nihil. Haec sunt igitur univoca, qu ae
non solum nomine uno, sed una etiam eiusde m nominis
10 definitione clauduntur: qu amvis e t ínter se pro / priis
nominibus et definitionibus distinguí possunt [possint].
Dive rsa enim nomina, pue r, adolescens, dives et pauper,
líbe r et servus, et si qu od [r. quid] aliud differentiarum
est, e t [om. et] ínter se ideo [ad. diversas] proprias
definiti o nes habebunt [r. habent]: sed ut illis unum
commune nomen est horno, sic [ad. et] animal ratio nale
mortale definitio una communis est.
60
PRI NCI PI A DtALECTICAE
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SAscn ArnE 1.11 AcG UsT1~ 1
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PRI NCl l'IA DIAl .ECTICAE
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SA.'\'<T I Anu:u1 Al caJsT1\ 1
1
64
P HINCIPIA D IALECTICAE
65
AGUSTÍN DE HIPONA
PRINCIPIOS DE DIALÉCTICA
CAPÍTULO PRIMERO - SOBRE LAS PALABRAS
SIMPLES.
1 En latín el verbo dispware [discutir] está compuesto del prefijo 'dis' y el verbo 'putare '.
2 La enunciación de los ve rbos e n latín se hace con la primera y segunda persona del singular del
prese nte indicati vo, el infinitivo presente, la primera persona del perfecto indicativo y el supin o.
Así, la primera y la segunda persona del verbo se refieren tanto al que efectúa la acción como al
verbo que se enuncia.
AG USTÍ i\ DE HJPONA
70
P RJNCIJ>/OS /JE D IAL!iCTICA
71
AGUSTÍN ()E HlPO NA
72
PRJNC/l'IOS DE D1t1LÉ(71CA
73
AG USTÍN DE I-llPO NA
74
PRINCIPIOS DE DIALÉCTICA
75
AG USTÍ N DE H IPONA
76
P!IJNCll'IOS DE DlALi'.'CTIC4
77
AG USTÍ N !JE H1P01'A
78
PR!NCl/'IUS /JE DW.ÉCflCA
79
AGUSTiN DE H11'0Nt\
80
l'RJNC/l'/OS J)J; DIAu!CTIC.1
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Ac; usTiK DE HIPo:<..1
82
PRINCIPIOS DE DIALÉCTIC I
83
AGU!)TÍN DE HIPONA
4 En la traducción del fragm ento comprendido entre las línas [14], 22 y [1 4], 24 se utilizó la fuente
alterna de Pinborg. Véase texto latino.
84
PRINCIPIOS DE DIALÉCrICA
85
AGUSTÍN IJE Hll'ONA
86
PRJNCIPIOS DE DIALÉCTICA
87
AGUSTi N DE Hll'ONA
88
PRINCJ/' IOS /JE DIALÚTICA
89
AG USTÍ N DE HIPONA
90
PRtNCll'IOS DE DtALÉ(TI G I
91
AGUSTÍN DE H1PONA
92
PRJNCIPIOS DE DIALÉCTIC I
6 El verbo scribo, es, ere, ipsi, iplllm [escribir] tiene la misma forma para el infinitivo activo y el
imperativo pasivo: sC1ibere.
7 Jste en latín corresponde al nominativo singular masculino del pronombre demostrativo de segun-
da persona [iste, ista, istu ]. En griego corresponde foneticamente al imperativo presente de la
segunda persona en singular del verbo ei µ l [í a ee sé.J,
93
AG USTi N OE HIJ>ONA
94
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN:
EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
FELIPE CASTAÑEDA
1 EL AGUSTÍN DE WITTGENSTEIN
Uno de los aspectos notables de esta lectura tiene que ver, visto por
encima, con el siguiente razonamiento:
Wittgenstein, L. , 111 vestigacio11es filosóficas (IF), UNAM, Editorial Crítica, México, 1988, num . 1:
«En estas palabras (Agustín, Confesiones !, 8] obtenemos, a mi pa recer, un a determinada figura
de la esencia del lenguaje humano».
2 Von Savigny, Eike: Wirrge11stei11s «Philosophische U111ers11ch1111ge11". Ei11 Kommentar fiir Lesei: Tomo
1, Frankfurt am Main, 1994, PU. 37: «En relación con la pregunta acerca de si Wittgenste in le
hace justicia a Agustín, confrontar Burnycat 1987 (pg. 9-1 4, 22-24) fWillgenstein ami A11g11stine De
Magistro, Proc. A risl. Soc. Suppl. 6 1, 1-24] , as unto éste que es irrelevant e para la inte rpretación
[del primer numera l de las In vestigaciones] , porque Wittgenstein, evidentemente, no conoció la
teoría del lenguaje del De Magistro.
3 IF, num. 1: «[Wittgenstein cita ndo a Agustín en Confesiones !, 8] Cuando ellos (los mayores)
nombraban algun a cosa y consecuentemente con esa ape lación se movían hacia algo, lo veía y
comprendía que con los sonidos que pronunciaban llamaban e llos a aq uella cosa cuando preten·
dían señalarla».
FELIPE C ASTAÑEDA
mente con los objetos que les son asociados, es decir, que el signifi-
cado de una palabra es el objeto por el que está la palabra. 4
4 IF, num. 1: «Cada palabra tiene un significado. Este significado está coordin ado con la palabra. Es
el objeto por el que está la palabra».
5 IF, num . 1: «Las palabras del lenguaje nombran objetos -las oraciones son combinaciones de esas
denominaciones» .
6 IF, nurn . 33: «« iNo es verdad que ya te nga uno que dominar un juego de lenguaje a fin de entender
una definición ostensiva, sino que sólo tiene -evidentemente- que sabe r (o conjeturar) a dónde
señala el que explica! Si, por ejemplo, a la form a del obj eto, o a su color, o al número, etc., etc.»
-l Y en qué consiste eso- 'sefialar la forma ', 'señalar el color'? iSeñala un trozo de papel! - iY
ah ora se ñala su forma, ahora su color, ahora su número (esto suena ra ro)! »». También en IF, num.
28: «E igu almente, cuando explico ostensivamente un nombre de persona, él podría considerarlo
como nombre de un color, como designación de una raza e incluso corno nombre de un punto
cardinal. Es decir, la definici ón ostensiva puede en todo caso ser interpretada de maneras diferen-
tes». (Las cursivas son de Wittgenste in).
7 IF, num 30: «Se podría, pues, decir: La definición ostensiva explica el uso -el significado- de la
palabra cuando ya está claro qué papel debe jugar en general la palabra en el lenguaje» .
98
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AG USTÍN
8 IF, num. 40: «Es importante hacer constar que Ja palabra «Significado» se usa ilícitamente cuando
se designa con ella Ja cosa que 'corresponde' a la palabra» .
99
Finalmente, ya que en Agustín se presenta una relación importante
entre creencia y la posibilidad de comprender proposiciones, así
como de distinguir entre significación propia y figurada, habría sido
altamente interesante encontrar referencias de Wittgenstein al res-
pecto, entre otras razones, por la importancia que él mismo le dio al
vínculo entre comprensión de lenguaje, aceptación de verdades e
imagen de mundo, especialmente en su De la certeza. Obviamente,
esto habría permitido completar el cuadro de la lectura de Witt-
genstein sobre Agustín. Como no hay referencias explícitas de este
último al respecto, habrá que contentarse con notar ese vacío. En
todo caso, los planteamientos de Agustín en relación con este asun-
to pueden ayudar a intentar contestar las preguntas ya mencionadas
de una manera más completa e integral, puesto que, como se mos-
trará más adelante, la confusión entre significación propia e impro-
pia genera o presupone cierto tipo de ambigüedad.
9 El Principia Dialccricae fue escrito hacia el año 387. Cf. Ruef, Hans: Ag11sti11 iiber Semiotik 111"/
Sprache - Sprachtheoretische Analysen zu Augustins Schriji «De Dialectica» mir ein er deutschen
Übersetzung, Be rn, 198 1, pg. 12. El De Doctrina Christiana en los años 396-7. Cf. Agustín: Del
orden, en Obras Completas de San Agustín, Tomo !, Madrid, 1994, pg. 385, Apéndice lll, Cuadro
cronol ógico de las obra s de San Agustín.
100
A,\'1BIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
JO Se to ma como referencia Ja ed ición de J. P. Migne, Bibliothecae Cle ri Uni versae de 1877, Tomo
XXX II de la Patrología latina, abreviat ura PD.
1 l «Alterwn genus est ubi res animo pateret, nisi sensui clauderetw; sicut est ham o pictus in tenebris: nam
ubi oculis appa111erit, nihil animus ho111i11e111 pic111111 dubitabit. • PD, 14 15.
12 «... wzttm est quod sensui pater, animo c/ausum est; tanquam si quis malum punicum pictum videat,
qui neque viderit aliquando, nec omnino qua/e esset audieril; non oculorwn est, sed animi, quod
cujusce rei pictura sir, nescit.» PO , 1414s.
101
FELll'E CASTAÑEDA
13 (( Tertiwn genus est, in quo etiam sensui absconditw; quod tamen si nudaretw; nihil magis animo
emineret: quod genus est omnium obscurissinwm, llf si imperitus malwn illud punicw n pictum etiam
in tenehris cogeretur agnoscere.» PO , 1414.
14 «( .. ) i11 a111biguo plum se oste11du111, quorum quid potius accipie11du111 sit ig11oratur (... ).» PO , 1414.
15 «Sed ubi parwn est quod apparet, obscumm est ambiguo simile: velwi si quis i11gredie11s ite1; excipiatur
aliquo bivio, ve/ trivio, ve/ etiam, ut ita dicam, multivio loco, sed densitate nebulae nihil viarum quod
es1 eluceat: ergo a pergendo, prius obscuritate tenetw:»
1
16 «Verbum es/ uniuscujusque rei sig11u111, quod ab audie111e possit intelligi, a loque/1/e prolatum.» PO,
14 10.
102
AMBIGÜEDAD .y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
Ahora bien, una vez que una palabra es emitida, se pueden dar dos
posibilidades básicas desde el punto de vista del oyente: o que efec-
tivamente la oiga o que no. En el último caso se hablaría de la pri-
mera oscuridad ya mencionada y el proceso de comunicación
pretendido quedaría interrumpido.
17 "Cum e1go verbwn ab ore procedir, si proprer se procedir, id esr 111 de ipso verbo aliquid quaerarur
aut diJputetw; res est utique disputationi quaestionique subjecta. Sed ipsa res verbwn voca tu n>. PD ,
141 l.
103
FELIPE CM>rAÑEDA
18 «Q1wd dixi dicibile, verbum est; nec lamen verbum, sed quod in verbo intelligitur et in animo continetw;
signij/cal. » PD , 1411.
104
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
Primero, ya que los decibles tienen que ver con contenidos menta-
les, entonces no se puede presentar en principio oscuridad del pri-
mer tipo que los incluya. Aunque parezca una afirmación obvia por
lo dicho, no deja de ser curioso que Agustín no haya determinado
algún tipo de oscuridad por percepción interna frente a estos conte-
nidos mentales: el olvido, la falta de claridad mental, o disturbios en
la memoria y en la atención podrían haber explicado el punto. Si
esto es válido, el planteamiento de la oscuridad del primer tipo se
podría ampliar y complementar teniendo presentes todas aquellas
circunstancias que pueden obstaculizar que la misma mente tenga
acceso a sus propios contenidos mentales. Sin embargo, nada de
esto se encuentra mencionado en Agustín, por lo menos en su Prin-
cipia Dialecticae.
19 «Sed cum animo sensa s11111 / verba}, ame vocem dicibilia s1111t (. ..).» PD, 14 11.
20 Ver p. de pág. 12.
105
FE u PE C 1sTANrnA
Por su parte, esta misma palabra 'armas', que aqu í es palabra, cuan-
do fu e pro nun ciada por Yirgilio se hizo dicción; en efecto, no fue
21 «Quod diri dictio11em, verb11111 es1, sed tale qua j11111 illa du o simul, id es1ipsum verbum, et quod fil i11
animo per verbwn , sig11iflc a11tw: » PO, 14 11.
106
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN : EL WITTGENSTEIN DE AGUSTi N
22 «lpswn vero arma, quod lúe verbwn est, cum a Virgilio pronwlliatwn est, dictio fui1: 11011 enim propter
se prolatwn est, sed ut eo sig11ificarentur ve/ bella quae gessit AeneaJ~ ve/ scutum, ve/ cae/era an1w1
107
F ELIPE CASTANEDA
23 «Fac en im eos qui aderant et smis sensu accepisse vocem magistri, et u/han verbw n em1111iasse, quod
esset om nibus notum; ut puta , fa c ewn dixxisse, !vlagnus, et deinde si/uisse: allende quid incerti, hoc
audito nom in e, patiantw: Quid si dicturus est, Quae pars orationis est? Quid si de m etris quaesitwus,
qui sit pes? Quid si historiam interrogaturus, ut pwa, magnus Pompeius quot he/la gesserit ? Quid si
commendandomm canni1111111 gratia dict11rt1s est, Mag1111s et pene so/11s poeta Vigilius? Quid si
obj11rga111rus negligenliam discip11/on11n, in haec deinde verba prom mpal, Magnus vos ob studi11m
disciplinae 1m77or invasi1? Videsne remorn nebula obsc11rirn1is, il/11d quod supra dict11111 esl esl quasi
enúnuisse m ultiviwn ? Nam hoc unum quod dictum est, magnus, et nom en est, el pes chorius est, et
Pompeius es1, et Virgilius es/, el negligemiae 1017701: El si qua a/ia ve/ innwnerabilia non commemorarn
sulll, q1we lamen per hanc enu111ia1ionem verbi possunt in1el/igi. » PO, 14 15.
108
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
109
FELIPE CASTAÑEDA
110
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEI DE A GU STÍN
Y así fue dicho muy correctamente por los di alécticos que toda
palabra es ambigu a. 24
24 <<Itaque rectissim e a dialecticis dictwn est, ambiguum esse omn.e \'erbum .» PO, 1415.
111
FELIPE C1s1AÑEDA
112
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
25 Agustín: Las Confesiones, en Obras Completas de San Agustín, Tomo ll , Madrid, BAC, 1991, p. 84 .
113
FELIPE CASTAÑEDA
de el punto de vista del lenguaje natural, sino que 'agua', lejos de ser
meramente una palabra, indica más bien algo así como «¿Quieres
agua? », «¿Tienes sed?», «¿Quieres que te la alcance?», «iNo se
puede, no seas tonto, no más agua!», o lo que sea. Como dice Agustín,
no sólo el gesto de ostensión forma ya parte del lenguaje natural, en
la medida en que ayuda a fijarle la atención al niflo sobre un objeto,
sino que viene acompaflado de toda una gama de conductas que a
su vez son comunicativas desde ese mismo lenguaje natural : los pa-
pás hacen determinados gestos de asentimiento, de negación, de
contento, de rechazo, etc.
Continuando con esta situación ficticia del niflo sediento, si los pa-
dres Je alcanzan el agua, una vez que han dicho «Agua», acompa-
flando esto de ciertos gestos de asentimiento, pero también de ciertos
movimientos significativos del cuerpo, fuera de la ostención del agua,
eventualmente el niflo no sólo comienza a bebérsela, sino que deja
de llorar. Es decir, se logró encontrar un expediente de lenguaje
articulado que se inscribió en un acto de comunicación fuertemente
permeado por el lenguaje natural: en una nueva situación de llanto,
y si el asunto funciona, Jos papás dicen «¿Agua?», el niflo asiente al
suspender brevemente su llanto, y las voluntades se lograron ajus-
tar, como diría Agustín. Por cierto, para explicar de una manera
adecuada qué quiere decir «y si el asunto funciona », habría que ir
sobre Ja manera como entendió Agustín el entendimiento y Ja me-
moria, complementando el asunto con su concepción del «lenguaje
natural» acá apenas esbozada. Sin embargo, esto es otro asunto.
Retomando el hilo: es importante advertir que el niflo en esta cir-
cunstancia todavía no aprendió propiamente palabra alguna, sino,
en el mejor de los casos, una especie de palabra-frase que Je permi-
te ajustar la voluntad de sus mayores a Ja propia. Como dice Agustín,
el tiempo pasa, el niflo vuelve a oír esa expresión, probablemente en
circunstancias semejantes y ligadas a Ja expresión de otros signos
articulados, e iría «paulatinamente coligiendo poco a poco los obje-
tos que significaban» las palabras. Dicho de otra manera, haciéndo-
se el niflo a una experiencia mayor y corrigiendo en lo posible
ambigüedades por medio del lenguaje natural, pasaría del conoci-
miento de palabras-frase que expresan básicamente estados anímicos,
a captar expedientes de comunicación más complejos. Continuan-
114
AMBIGÜEDAD Y COM PRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
115
FELIPE CASTAÑEUA
V AMBIGÜEDAD y DIALÉCTICA
26 «Quod enim dictum est, omne verbum ambiguum esse, de singulis verbis dictum est. Explicn111ur am -
bigua dispwa11do, et nenw wique verbis singulis tlispwat. Nema igilllr ambigua verba verbis ambiguis
explicabit. Et tamen cwn omne verbum mnbiguum sit, nemo verbum nmbiguwn nisi verbis, sed etiam
co11ju11c1is, quae jam ambigua non sw lf, erplicabit.» PD , 14 15.
116
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
117
Fl'.: Lll' E C .-\ STA:\1ED,\
118
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
27 ((His igitur breviter constitwis fquae sunt simplices senten riae, quae conjunctae/, singulas panes
consideremus. Na m sunl primae duae, una de iis quae simpliciter dicu111111; ubi est quasi materia
dialecticae; altera de iis quae co11ju11cta dic1111tw; ubi jam quasi opus apparet. Quae de simplicibus,
vocaturde /oq11e11do. Il/a vero quae de conju11ctis est, in tres partes dividitw: Separata enim conj1111ctio11e
verbon1m quae 11011 implet sentellfiam, il/a quae sic implet se11te111ia111, w 11011dum facial quaestionem
ve! disputa torem requirat, vocatur de elor¡uendo. lila vero quae sic implet senswn, 111 de senrentiis
si111plicib11s j11dicet111; vocatur de proloquendo. llla quae sic comprehendit selllentiam, ut de ipsa etiam
copularione judicetw; donec pe1veniawr ad summam, vocatur de proloquiorwn swnma.» PO, 14 1O.
119
FELIPE CASTA NEIJA
120
AMBIGÜEDAD Y COMPRENS IÓ N: EL WrrTGENSTE IN DE AGUSTÍN
28 Agustín: De la doctrina cristiana, en Obras Completas de San Agustín. Tomo XV, Madrid, BAC,
1957, abreviatura OC.
121
FELIPE CASTA ÑEDA
122
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
29 Cf., por ejemplo, el Capítulo VIII , Parte JI , acerca de cúales son los libros canónicos.
123
FE u PE c.\STAÑE DA
Por dos causas no se e ntie nde lo que está escrito: por la ambigüe-
dad o por el desconocimiento de los signos que velan el sentido.
Los signos so n o propios o metafóricos. Se llaman propios cuando
se emplean a fin de denotar las cosas para los que fueron instituidos;
por ejemplo, decimos «bovem», buey, y entendemos el an imal que
todos los hombres conocedores con nosotros de la lengua latina de-
signan con este nombre. Los signos son metafóricos o trasladados
cuando las mismas cosas que denominamos con sus propios nom-
bres se toman para significar alguna otra cosa ( .. .). DC, 129, II, 15.
124
AM BI GÜE DAD Y C0 .\1PRENSIÓI\ : EL WITTGENSTEI N DE AG UST ÍN
125
FELIPE CASTANEOA
126
AMBIG ÜE DAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTiN
127
FELll'E CASl'AÑEIJ:\
Siendo así las cosas, los signos naturales no se tienen que reducir
necesariamente a la constatación de regularidades en el orden na-
tural, sino que pueden incluir productos propiamente humanos o
de otros agentes que se puedan entender como dotados de voluntad
en algún sentido, y que de alguna manera, pero sin pretenderlo, den
lugar a signos, bien sea por sus conductas, o por el resultado de sus
acciones, etc. Afirma Agustín:
128
AM BI GÜEDAD Y COM PRENS IÓN: EL W ITTGENSTE IN DE AGUSTÍN
sentido como oyente del peculiar acto comunicativo del signo natu-
ral, entonces tanto sus intereses como sus capacidades de conocimiento
condicionarán, en alguna medida, qu é se deba entender por el objeto
referido por el signo natural. Así como una huell a puede interesar en
función de la determinación del tipo de animal, bien sea para intentar
cazarlo, o para determin ar la existencia de fu entes de alimentación o
de agua, o para constatar que hay una cerca rota, también puede ll a-
mar la atención, pero pensando en la calidad de la tierra, etc.
129
FELIPE CASTAÑEDA
También los animales usan e ntre sí de esta clase de signos por los
que manifiestan el apetito de su alma. E l gallo, cuando encuen-
tra alimento, con el signo de su voz manifiesta a la gallina que
acuda a comer; el palomo con su arrullo llama a la paloma ( ... )
DC, 115, II, 2.
130
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEI N DE A GUSTÍN
Las palabras han logrado ser entre los hombres los signos más prin-
cipales para dar a conocer todos los pensamientos del alma, siem-
pre que cada uno quiera manifestarlos. DC, 117, II, 3.
30 Cf. De Magistro: «Recuerdo que lo prim ero qu e hemos buscado dura nte algún tiempo es el por
qué del hablar, y hemos encontrado que hablamos para enseñar o para recordar ( ... )» (633, 19
(VII)). Y más adelante: «Hasta aquí han tenido valor las palabras. Aun concediéndol es mucho,
nos incitan solamente a bu scar los objetos, pero no los mu estran para hacé rnoslos conocer. ( ... ) y
con mucha ve rd ad se dice que nosotros, cuando se art iculan las palabras, sabemos qué significan
o no lo sabemos: si lo primero, más qu e aprender, recordamos; y si no lo sabemos, ni siquiera
recordamos, se nos incita a buscar su significado». (657s, 36 (XI)).
3 1 Cf. De Ordin e: «( ... ) por un vín culo natural está ligado el hombre a vivir en sociedad con los que
ti enen en común la razón , ni pu ede unirse firmísim ament e a otros. sino por el lenguaje, comuni-
cando y como fu ndi endo sus pensa mientos con los de ellos. Por eso vio la necesidad de pone r
vocablos a las cosas, esto es, fijar sonidos que tu viesen una significación , y así, superando la impo-
sibilidad de una comu nicación directa de espíritu a espíritu , valióse de los sentidos como intenne-
diarios para unirse con los otros» .(!! , 12, 35, pg. 671).
131
F EJJP E C:\ST:\1\'E DA
132
AMBIGÜEDAD Y COM PRENS IÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
Los que la leen (Ja divina escrituraJ no apetecen enco ntrar en ell a
más que el pensamiento y la voluntad de los que la escribi eron , y
de este modo llegar a conocer la voluntad de Dios según la cual
creemos que hablaron aqu ellos hombres. DC, 117, II, 6
133
FELIPE CAS'J'AÑEU,\
134
A.'11BIGÜEDAIJ Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTiN
135
FE l .IP E c..\ST:\ r\1El >A
Biblia, parece que hay qu e creer e n Dios co n todo Jo que eso impli-
ca, es decir, hay qu e acepta r qu e hay pecado o rigin al, qu e se presen-
ta posibilidad de sa lvación, qu e se cuenta con cuerpo y alm a, pero
ta mbié n, qu e D ios es omnipote nte, que el homb re es criatu ra, etc.
D icho de otra mane ra, los lenguajes co nve ncio nales no parecen es-
ta r desligados de un a determin ada preco ncepción o prefiguración
del tipo de oye nte adecuado , para qu e se logre un a co municació n
comprensiva.
U nas cosas sirve n pa ra gozar de ell as, o tras para usarlas y algunas
para goza rl as y usa rl as. Aque ll as co n las que nos goza mos nos ha-
cen fe lices; las q ue usa mos nos ay ud a n a te nde r hacia la bi e nave n-
tura nza y nos sirve n co mo de apoyo para pode r co nseguir y unirnos
a las que nos hace n felices( .. .) pero si qu ere mos goza r de las q ue
debemos usa r, tras to rn a mos nuestro tenor de vida y algun as veces
tam bié n lo to rcemos( ... ). D C, 65 , I, 3.
136
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
32 «Usa r es emplea r lo que estú en uso pa ra conseguir lo que se ama, si es que debe se r amado.» OC,
65s, 1, 4.
33 «G ozar es adherirse a un a cosa por el amor de ella misma.» OC, 65, l , 4.
137
F ELIPE CASTAÑEDA
Agustín aspira a que se tome por válida una cierta ordenación de las
cosas a partir de un cierto planteamiento de lo que debe ser el fin
último, el hombre y sus relaciones frente a este fin de fines:
El compendio de todo lo expuesto desde que comenzamos a tratar
de los objetos o cosas, es entender que la esencia y el fin de toda la
divina escritura es el amor de la Cosa que hemos de gozar y de la
cosa que con nosotros puede gozar de ella ( ... ). DC, 105, 1, 40.
138
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
(... ) siendo peregrinos que nos dirigimos a Dios en esta vida mor-
tal, si queremos volver a la patria donde podemos ser bienaventu-
rados, hemos de usar de este mundo, mas no gozarnos de él, a fin
de que por medio de las cosas creadas contemplemos las invisibles
de Dios, es decir, para que por medio de las cosas temporales con-
sigamos las espirituales y eternas. DC, 67, I, 4.
139
El conjunto de los objetos creados, es decir, «este mundo», se debe
concebir como algo que refiere a Dios, en el sentido en que sólo
tiene valor en la medida en que se lo use para llegar a él.
Por lo tanto, amar lo que tan sólo se debe usar resulta bastante incon-
veniente desde un punto de vista práctico, puesto que impide gozar de
la posibilidad de eternidad, espiritualidad, etc.
( .. .)si la amenidad del camino y el paseo en el carro nos deleitase
tanto que nos entregásemos a gozar de las cosas que sólo debimos
utilizar, se vería que no querríamos terminar pronto el viaje ;
engolfados en una perversa molicie, enajenaríamos la patria, cuya
dulzura nos haría felices. DC, 67, I, 4.
140
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
La distinción entre signos útiles e inútiles tiene que ver con lo si-
guiente:
Según esto, habría pueblos que confunden los objetos referidos por
los signos como su significado último, pero que en todo caso lo ha-
cen en función de algo mayor, de una instancia que los trasciende,
aunque no la puedan identificar con el dios cristiano. La servidum-
bre a este tipo de signos genera infidelidad, ya que se le da culto a
ciertas cosas que no son el dios mismo, aunque sean útiles, puesto
que habilitan o disponen favorablemente para después lograr en-
tender los signos de una manera adecuada. Por el contrario, los gen-
tiles confundirían a la instancia divina con algún objeto de la creación,
o la entenderían a partir de una multiplicidad de dioses que estarían
141
FELIPE CASTAÑEI)¡\
142
AMBIGÜEDAD Y COMPRENS IÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
143
FELIPE CASTANEDA
144
AMBIGÜEDAD Y COMPRENS IÓN: EL WITTGENSTEI N DE AGUSTÍN
145
FELIPE CASl'AÑEDA
Fuera de este criterio que sugiere que este texto de por sí sólo se
puede entender si se lo asume como válido, se añaden otros que
permiten resolver dificultades por contradicciones u oscuridades
aparentes, o mejor dicho, necesariamente aparentes:
146
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
147
tir de un desarrollo ulterior del mismo. Algo así como si el texto
estuviese incompleto y hubiese que terminarlo de escribir. El texto
bíblico se asume así como una especie de lenguaje autorreferencial:
en la Biblia misma se encuentran todos los recursos semánticos, si
se me permite la expresión, para dar cuenta de todas sus propias
necesidades de determinación de significado. Parafraseando a Witt-
genstein: «El lenguaje debe hablar por sí mismo».
X CONCLUSIONES GENERALES
148
AMBIGÜEDAD Y COMPRENSIÓN: EL WITTGENSTEIN DE AGUSTÍN
XI BIBLIOGRAFÍA
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149
F EUl'E C \ STANEl>A
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150
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ANEXO lllllLIOGl!AFI CO
e
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153
Á:"EXO UlllLIO<.iR·\FICO
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E
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F
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G
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154
A NEXO lllBLJUGRÁFICO
H
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Philosophica, 1980; 39.
Hagen, H. Zur Kritik und Erklarung der Dialectik des Augustinus. Jahr-
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J
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K
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155
ANEXO llIBUOGIÜFICO
L
Lorenz, Rudolf. Die Wissenschaftslehre Augustins. Zeitschrift für
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M
Mackey, Louis. The Mediator Mediated: Fait and Reason in Augustine's
«De Magistro». Franciscan-Studies. 1982; 42: 135-165.
N
Neira, Rodríguez. Intelección y lenguaje en San Agustín. Augustinus. 1973;
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Nuchelmans, Gabriel. Theories of the Proposition: Ancient and Medieval
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Amsterdam, 1973.
156
ANEXO BIBLIOGIWKO
o
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R
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157
A NEXO lllllLIOGR~FICO
s
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International-Studies-in-Philosophy. 1979; 11: 149-152.
T
Testard, Maurice. Saint Augustin et Cicéron. Paris 1958 (Etudes augus-
tiniennes ).
158
ANEXO lllllLIOGRÁFI CO
V
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w
Wald, L. La terminologie sémiologique dans l'ceuvre de Aurelius
Augustinus. Actes de la XIIe Conférence internationale d'Etudes
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159
RESEÑAS BIOGRÁFICAS
EMPERATRIZ CHINCHILLA
ELSA RAMos
FELIPE CASTAÑEDA
162
R ESEÑAS lll OGR,\FI CAS
163