Tema 3
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Tema 3
-Reglamentos: son dictados por el Gobierno, que es quién tiene la potestad reglamentaria, y
tienen siempre carácter general. Puede ser derogado libremente en cualquier momento y la
sanción de los reglamentos ilegales es siempre la nulidad. El procedimiento de aprobación del
reglamento se halla en la Ley del Gobierno.
-Acto administrativo: son dictados por cualquier órgano que tenga competencia para ello y se
conceden normalmente a una persona. Aunque a veces se dirigen a una pluralidad
indeterminada de personas y, entonces, es preciso utilizar el criterio ordinamental que viene a
decir que el reglamento es una norma que se integra en el Ordenamiento y se mantiene en él
mientras no sea derogado mientras que los actos administrativos se limitan a aplicar el
ordenamiento y se agotan con su aplicación. Los actos no pueden ser modificados o revocados
salvo con ciertos límites y requisitos y los actos que incurran en ilegalidades pueden ser nulos
o anulables, según la gravedad de la ilegalidad. Los actos se regulan en la Ley 39/2015.
Una resolución debe estar siempre motivada (art. 35) porque de esa manera se explicita la
vinculación del acto a la Ley que prevé la potestad. Se justifica así su causa y se facilita la
verificación judicial de si es o no conforme al OJ y los fines de éste (art. 34.2).
-Actos definitivos: actos que ponen fin a un procedimiento (art. 88) y normalmente se pueden
recurrir.
-Actos favorables: actos que amplían de alguna manera la esfera de acción o de intereses de
las personas afectadas (un nombramiento, el otorgamiento de una concesión, de una licencia,
de una beca, de un beneficio cualquiera).
Los actos favorables pueden ser retroactivos y, además, por razones de seguridad jurídica no
pueden ser revocados de oficio por la Administración sino cuando ésta entienda que son nulos
y siguiendo un procedimiento que incluye el dictamen favorable del Consejo de Estado (art.
106). En los casos en que la Administración entienda que un acto suyo es anulable no puede
revocarlo, debe acudir al juez de lo contencioso
-Actos desfavorables: actos que restringen el círculo de intereses del afectado (una sanción,
una prohibición, una limitación…).
Los actos desfavorables no pueden ser retroactivos (art. 39.3) y pueden ser revocados con más
libertad que los anteriores porque no están en juego intereses protegibles de los interesados
(arts. 109 y 110).
-Actos que agotan la vía administrativa: pueden ser recurridos ante los tribunales de la
jurisdicción contencioso-administrativa (recurso de reposición, arts. 123 y 124), de manera que
sólo después de la respuesta desestimatoria a dicho recurso o del correspondiente silencio
administrativo es posible interponer el recurso judicial, el recurso contencioso-administrativo.
En el art. 114 de la Ley 39/2015 se recogen los actos que ponen fin a la vía administrativa. En el
ámbito de la Administración General del Estado, la Ley 39/2015 prevé que ponen fin a la vía
administrativa los siguientes actos y resoluciones:
En el ámbito de las Comunidades Autónomas son sus leyes las que hay que tener en cuenta. En
las Administraciones locales, la enumeración concreta se contiene en el art. 52 de la Ley
7/1985.
En los Organismos públicos vinculados a la Administración General del Estado, ponen fin a la
vía administrativa los actos emanados de sus máximos órganos de dirección unipersonales o
colegiados, de acuerdo con lo que establezcan sus estatutos, salvo que por ley se establezca
otra cosa.
-Actos que no agotan la vía administrativa: obligatoriamente deben recurrirse ante la propia
Administración (recurso de alzada, arts. 121 y 122), de manera que sólo después de la
respuesta desestimatoria a dicho recurso o del correspondiente silencio administrativo es
posible interponer el recurso judicial, el recurso contencioso-administrativo. Son los demás
supuestos no contemplados en las normas mencionadas anteriormente.
Los actos no nacen firmes sino que se convierten en firmes. Acto firme significa acto
irrecurrible. Los actos ganan firmeza cuando pudiendo ser recurridos, el interesado deja pasar
los plazos para hacerlo y no lo hace. En ese sentido, acto firme equivaldría a acto consentido
(otra expresión que aparece en el art. 28 LJCA).
La firmeza absoluta hace al acto irrecurrible absolutamente, incluido el recurso judicial. Esto
sólo es posible cuando el interesado haya dejado transcurrir los plazos para recurrir, es decir,
ha consentido el acto, tanto si el acto no ponía fin a la vía administrativa y era obligado un
recurso de alzada que no se interpuso como si el acto ponía fin a la vía administrativa y el
interesado dejó pasar los plazos del recurso contencioso.