La Estructura Social de Madame Bovary Mónica Ramón Rodríguez
La Estructura Social de Madame Bovary Mónica Ramón Rodríguez
La Estructura Social de Madame Bovary Mónica Ramón Rodríguez
I. INTRODUCCIÓN
Bourdieu (1996), en su análisis de la Educación Sentimental asegura que “la sociología revela
la verdad que el texto enuncia de tal manera que no la dice”. En este sentido, nuestra intención
es revelar una estructura que sostiene la narrativa sin ser explícitamente enunciada por el
narrador, es decir, la red de los personajes de la novela. El análisis de redes muestra dinámicas
y estructuras relacionales que no son accesibles con el simple análisis del discurso o a partir
de las interacciones explícitas (como los diálogos). En otras palabras, el análisis de redes
permite visualizar aspectos que de otra forma se perderían del análisis social.
Para reconstruir esta estructura, partimos de la edición “Charpentier” de 1873 de Madame
Bovary que es generalmente considerada como la edición definitiva, por ser la última
revisada por el mismo Flaubert. De esta, tomaremos como datos los personajes y las
interacciones que hay entre estos a lo largo de la narración. A partir de estos, estructuraremos
no sólo el círculo social de Emma—es decir el conjunto de personajes de la novela con los
cuales ella está directamente relacionada—sino también el entramado de relaciones dentro
del cual se incrusta.
La parte del trabajo previa al análisis consistió en reconstruir las cuatro grandes redes que
arroja el libro: una red específica a cada una de las tres partes de la novela, y una red general
que incluye todas las interacciones del libro. Las tres primeras redes nos brindan una visión
diacrónica de las interacciones entre personajes, ya que la obra está construida de manera
cronológica, mientras que la red general nos presenta una visión sinóptica de todas las
interacciones cumuladas a lo largo de la narrativa. En cada uno de los grafos, los nodos
representan a los personajes. Para facilitar la interpretación de los grafos, la identificación de
los nodos se hizo otorgando a cada personaje un número según el orden de aparición en esta;
esta etiqueta es constante si el nodo es recurrente en los tres libros. Los arcos surgen siempre
que dos personajes se relacionan de manera directa: tanto mediante interacciones explícitas
(e.g. diálogos) como interacciones más discretas (e.g. intercambios de miradas1.
Para seleccionar los nodos de las redes se tuvieron en cuenta tres criterios. Primero, los
personajes incluidos no fueron sólo aquellos que tienen un nombre, sino también personajes
secundarios 2. Segundo, se incluyeron los personajes colectivos, siempre y cuando otros
personajes tenían interacciones concretas con ellas (por ejemplo, los invitados del baile del
vizconde, con los cuales hablan y bailan Emma y Charles); en cambio, se excluyeron las
grandes masas anónimas que sirven ocasionalmente como elementos del paisaje (como las
muchedumbres callejeras o el público de espectadores de un concierto). En tercer lugar, los
personajes ficticios como los de las novelas con las que soñaba Emma fueron eliminados,
porque a pesar de que, en un cierto sentido, Emma tenga una relación con ellos, esa relación
no sostiene ninguna interacción. Finalmente, los arcos se construyen hasta el fallecimiento
de la protagonista; las interacciones que tiene Charles posterior al suicidio de su esposa, en
el corto epílogo de la novela, no son tenidas en cuenta ni analizadas.
El análisis propiamente dicho se desarrolla en dos tiempos.
El primer momento del análisis tiene como objetivo rastrear el proceso social que se da en
la novela y que tiene como resultado el suicidio de Emma. Para describir este proceso, nos
aproximamos a las interacciones entre personajes, a partir de indicadores clásicos de redes
(i.e. grado, centralidad de intermediación, y coeficiente de clustering). También
identificamos las comunidades que forman los personajes. Partimos del método de label
propagation para identificar las grandes comunidades del conjunto de la novela de manera
inductiva. Luego, para las redes correspondientes a cada uno de los libros, nos servimos de
la mejor partición dada por el método de Louvain, puesto que nuestro enfoque se vuelve el
nivel de modularidad de la red. En el primer caso, interpretamos el resultado de la detección
de comunidades como evidencia de una estructura social que divide el espacio de la novela
en varias fracciones, entre las cuales se ubican los personajes, y cuyas diferencias marcadas
sirven de motor a la narrativa. En el segundo caso, utilizamos el método de Louvain para
evidenciar las conexiones que existen entre y dentro de las comunidades.
Si nos limitáramos a este primer tipo de análisis, podríamos, tal vez, concluir que el mundo
social de Madame Bovary es bastante realista, pues, como lo veremos, tanto los indicadores
descriptivos como los análisis de comunidades tienen un alto nivel de interpretabilidad, a la
luz de la narrativa. Muestran que la complejidad de las interacciones entre personajes siempre
reproduce algunas estructuras fundamentales, como la oposición entre lo que denominaremos
el universo de la burguesa de provincia y el universo de la élite mundana. Sin embargo, no
basta con demostrar la existencia de dichas estructuras. Es necesario, además, preguntarse si
ellas mismas tienen algún grado de realismo, o si son artefactos literarios que obedecen a
imperativos estrictamente narrativos.
1
Como dice H. White (2008:25): “Social networks are rooted in the reflexive nature of language
in talk and as enhanced by the three g’s of semiotics: glance, gesture, and grunt. »
2
Como lo muestra G. Sapiro (2011), la atención recibida por personajes oriundos del pequeño pueblo fue
considerada una de las innovaciones novelísticas más escandalosas introducidas por Flaubert.
La segunda etapa del análisis busca responder a esta pregunta. Consistió en realizar dos
modelos que replican diferentes propiedades de la estructura de personajes tejida por
Flaubert. Pero acá, en vez de utilizar modelos clásicos, hemos adoptado una estrategia un
poco distinta. De acuerdo con J. L. Martin (2018), los modelos que se han propuesto hasta
ahora para analizar las estructuras de las redes sociales como el ERGM o los block models3
son problemáticos porque dan por sentado precisamente lo que, en este caso, nos interesa
investigar. Martin propone que los grafos aleatorios representan una buena alternativa para
analizar la estructura de la red y descubrir qué tan típica o atípica esta es.
En esta etapa del análisis, nos interesan menos los atributos de los nodos que la manera en la
que estos se ubican y se relacionan dentro de la red. A diferencia de las regresiones lineales
QAP o de los modelos ERGM, los grafos construidos aleatoriamente parten de algunas de
las características estructurales de la red observada, de tal suerte que, comparando los
primeros con esta última, podemos medir en qué se parecen y se diferencian. De esta manera,
podemos identificar precisamente a que se debe la singularidad de la red observada.
Así, en esta segunda parte del análisis se va a comparar la red observada con 100 grafos
aleatorios. Cada vez, estos se construyeron con dos modelos. El Modelo 1 genera grafos a
partir de la distribución de grado de la red; el Modelo 2, a partir del mismo número de nodos
y de arcos. Para evitar que la comparación tenga múltiples datos dispares, aquí se tomaron
dos medidas. Primero, se estandarizó la distribución entre 0 y 1. Segundo, se calculó la media,
el valor máximo y el valor mínimo de los datos obtenidos en los 100 grafos. Una vez
obtenidos los dos modelos, se realizaron tres análisis: la distribución de grado de los
personajes (y no de la red), el censo de díadas y el censo de tríadas.
La distribución de grado (en este caso, de los personajes) es un indicador de cómo están
repartidas las relaciones en una red social. A partir de esta, se puede establecer si existen
nodos más relevantes para la estructura y la manera en la que estos son relevantes.
El censo de tríadas es un indicador que identifica todos los triángulos de nodos observados
en una red, y los clasifica en función de los 16 tipos de conexiones triádicas que pueden
teóricamente encontrarse (ver anexos). Esa tipología da cuenta de la manera en que la
presencia de diferentes tipos de triadas influye en la transitividad de la red (es decir, en el
hecho de que, si A interactúa con B, y B con C, entonces A y B también interactúan).
Las díadas son una aproximación a la reciprocidad de la red (es decir, el hecho de que si
existe un arco dirigido de A hacia B, entonces también existe un arco dirigido de B hacia A).
Dan cuenta de la integración en un nivel mucho más sencillo que el de las tríadas.
3
Los ERGM y los Block Models son métodos matemáticos que modelan redes aleatorias a partir de los atributos
de una red observada para poder establecer la influencia que tienen estos en la formación de arcos, en el
mantenimiento de relaciones previas y establecimiento de nuevos vínculos. Sin embargo, para estos modelos lo
fundamental son los atributos que están tratando de explicar la formación de la red, y no la estructura misma de
la red.
Madame Bovary retrata el inicio y declive de un matrimonio infeliz. Los protagonistas de la
novela son Emma, la hija de un granjero, que sueña con una vida a la altura de la educación
burguesa que su padre le ha dado, y Charles, un officier de santé--es decir, un profesional de
la salud que ejerce sin el título de médico en la Francia del siglo XIX--que ipso facto sólo
puede ejercer su profesión en poblaciones rurales. Aunque la novela empieza con la vida de
Charles antes de conocer a Emma, ella se vuelve el personaje central de la narrativa luego
del casamiento. Por perseguir siempre un ideal de amor, de socialización y de vida, Emma
transgrede las normas sociales de la época, y lleva a su esposo a la ruina. Al final, tras darse
cuenta de que sus ideales nunca fueron satisfechos y de que la ruina es inevitable, ella se
suicida con arsénico. Esta novela se desarrolla en tres partes: la primera, sobre la vida de
Charles y Emma antes de su matrimonio y la manera en la que este se produce; la segunda,
sobre los primeros años de matrimonio, las constantes ensoñaciones de Emma, y su primer
amorío con Rodolphe; y la tercera, sobre el segundo amorío de Emma, con Léon, las acciones
que ella toma para que sus ensoñaciones se vuelvan reales, y las implicaciones que estas
tienen tanto sobre ella como sobre su matrimonio. A estos cuatro personajes (Emma, Charles,
León y Rodolphe) la distribución de grado por personaje (Gráfica 1) revela otros dos
protagonistas: Homais, el farmacéutico de Yonville y la otra Madame Bovary, es decir, la
madre de Charles. Así, Madame Bovary no es tanto la trágica historia de los tres amores de
la protagonista, al estilo romántico de la primera mitad del siglo XIX, sino más bien una
historia social que se desarrolla alrededor de un matrimonio.
Lo que pretendemos mostrar en esta sección es que el matrimonio de Emma y Charles se
enmarcó desde su inicio en una tensión entre lo que nosotros llamaremos la burguesía de
provincia y la elite mundana. Similar a lo que plantea Bourdieu (1996) sobre la Educación
Sentimental, la Francia del siglo XIX se caracteriza por una apertura limitada de las chances
de ascenso social. Uno puede ser hijo de un granjero sin ser condenado a simplemente heredar
del estatus de su padre. Por ejemplo, el hijo puede “subir” a Paris, para volverse periodista,
como varios de los personajes de la Educación Sentimental. Sin embargo, esa posibilidad
implica renunciar a la otra trayectoria de origen. La burguesía emergente debe escoger, entre
las diferentes trayectorias sociales que se ofrecen a ella, una, y solo una, so pena de fracasar
en ambas. Mientras que la Educación Sentimental narra los dilemas de un grupo de jóvenes
que dudan entre una trayectoria en el campo del arte y de las letras, y en el campo de la
industria y de la política, los personajes de Madame Bovary, mostraremos, vacilan entre
pertenecer a la burguesía de provincia y a una élite mundana.
La primera hace referencia a lo que tradicionalmente conocemos como el provincianismo, a
este reconocimiento que se da dentro de un territorio demarcado y cerrado. Al ser un
reconocimiento ultra-local, se entiende que una vez se salga de la localidad, llega el
anonimato. Esto significa que para mantener la respetabilidad que deviene de esta burguesía
los individuos se ven atados a un territorio que no solo es muy delimitado, sino que también
representa un mundo indiferente a los cambios que pueden surgir a su alrededor. Esta
categoría obedece a construcciones como el nombre, la familia, y la conformidad a las
costumbres, que pasan por las apariencias y por las relaciones externas del individuo. El
respeto depende de cómo los otros que coexisten en el mismo espacio ven al personaje en
particular.
La segunda, en cambio, es decir, la élite mundana, se centra en los placeres individuales y en
la posibilidad de crearse una reputación ajena a sus interacciones inmediatas. Este universo
mundano se caracteriza por ser trans-local. No está atado a un territorio particular o a una
comunidad concreta, sino que los trasciende. Es más bien por la exclusividad de sus prácticas,
4
“Había comenzado a despreocuparse del gobierno de la casa, y cuando la madre de Charles
vino a Tostes a pasar con ellos una cuaresma, se extrañó mucho de aquel cambio. Ella, en
efecto, tan cuidadosa y delicada antes, se pasaba ahora días enteros sin arreglarse, llevaba
medias grises de algodón, se alumbraba con velas.” (Flaubert, 2016. Pp.139).
el opuesto de lo que es para Charles: una inserción en el mundo de la burguesía de provincia,
que le ofrece una posición social (la esposa de un médico), un rol familiar tradicional (el de
madre) y el reconocimiento que viene con estos dos aspectos dentro de una red de
sociabilidad ultra-local. Al contrario de Charles, cuando sale del hogar, es para huir hacia la
ciudad grande, o a las casas de sus amantes, en búsqueda de los lujos y los placeres mundanos
que no puede encontrar dentro de su matrimonio.
Lo que sostenemos es que cada uno de los miembros de la diada se constituye como un puente
para que el otro tenga acceso a esta faceta que le es negada desde el rol que desempeña dentro
del matrimonio. Pero, además, cada conyugue es indispensable para garantizar el estatus del
otro fuera del matrimonio. En este sentido, Charles es necesario para que Emma pueda tener
contacto con este universo al que aspira, pues el estatus de mujer casada, y además casada
con el médico del pueblo, le permite un cierto grado de libertad que no podía tener en el
convento o en la casa de su padre. Del mismo modo, Emma es necesaria para que Charles
pueda construir su reputación local con base en su oficio, pues ser padre de familia lo hace
un miembro integral de la comunidad local. Esta tensión es paradójica puesto que cada
miembro de la diada asume un rol diferente y antagónico dentro y fuera de su matrimonio.
Entre estos dos personajes se encuentra la madre de Charles, un personaje que es crucial para
alimentar esta tensión dentro del matrimonio. Con su hijo ella alimenta la faceta mundana, la
aspiración a las grandes ciudades, la posibilidad de tener un prestigio más allá de sus vínculos
inmediatos y, de hecho, hace muchos esfuerzos para que él tenga una profesión que
teóricamente le va a ofrecer esa posibilidad de estar más allá de sus limitaciones materiales
inmediatas. Mientras que con Emma ella alimenta y fuerza la faceta de la provincia, le niega
a Emma la posibilidad de acceder a placeres mundanos como las novelas o las revistas
parisinas que tanto le gustan para escapar de su realidad, le reclama su función como ama de
casa y la necesidad de mantener los valores y los principios sociales en todos los ámbitos de
su hogar, incluso entre sus criados.
Así, el matrimonio de Emma y Charles no representa una relación estática, sino más bien un
operador de transformación estructural. Podemos analizar esa transformación a partir de
nuestros datos. En la Figura 2 se pueden observar las redes de contactos compartidos
(señalados por las flechas negras) que surgen entre los dos cónyuges en cada uno de los libros
de la novela. En el libro 1, esos contactos compartidos son pocos, y en general no se conocen
entre ellos (hay pocas triadas). Eso refleja el aislamiento relativo de la pareja en Tostes: dicho
eso, Charles está mucho más rodeado que Emma, quién tiene pocos contactos propios. En
contraste, el libro 2 muestra un entramado denso entre Emma y Charles: tienen muchos más
contactos en común y estos están muy interconectados, lo que refleja una vida comunitaria
más intensa en Yonville. De hecho, a diferencia del libro 1, en el libro 2, la mayoría de los
personajes se encuentran en este entramado. Finalmente, en el libro 3, las redes de Emma y
Charles vuelven a independizarse: los personajes que los mantienen unidos son pocos y no
constituyen tríadas. Pero, a diferencia de lo ocurre en el primer libro, Emma ahora tiene más
relaciones que su esposo. Así, todo ocurre como si el matrimonio les hubiera permitido a
Emma y Charles cambiar de posición: Emma pasa de ser una mujer aislada, dependiente de
su esposo para tener una vida social, a ser altamente socializada, pero fuera de su matrimonio,
mientras que
Figura 2. Transformación de las relaciones del matrimonio en los tres libros.
Charles, por la deserción de su esposa, está cada vez más aislado del resto de los habitantes
de Yonville.
¿Qué nos dicen estos datos al analizarlos a la luz de la narrativa? En primer lugar, que el
universo social de Emma se complejiza inicialmente gracias al matrimonio con Charles,
especialmente, luego de que se mudan a Yonville. Esto se demuestra con el coeficiente de
clustering del subgrafo de los vecinos de Emma del segundo libro que es el mayor de los tres
con un valor de 0,28. En segundo lugar, que cuando la situación de Emma y Charles se
invierte, en el tercer libro, el universo denso que se había construido entre Emma y Charles
se desvanece. Pero, además, Emma paga el hecho de tener más contactos que su esposo con
una caída en el coeficiente clustering de sus vecinos hasta 0,10 (ver Gráfica 1). Eso puede
reflejar el hecho de que la sociabilidad mundana es una sociabilidad superficial, de lazos
débiles, que se opone desde este punto de vista a la sociabilidad muy integrada de la provincia
que se observa en el Libro II.
El segundo libro es en el que la tensión entre los dos universos dentro del matrimonio está
en su máxima expresión. Pero, paradójicamente, es en este libro que la protagonista encuentra
su mayor grado de integración por las diversas dinámicas que tienen lugar a partir de su
matrimonio. En efecto, la decisión de Charles de mudarse a un pueblo más grande representa,
en los ojos de este, una tentativa para que Emma recupere sus características de buena esposa
y de burguesa de provincia, mientras que, en los ojos de ella, es una oportunidad para
emanciparse de dicha condición. Así, el propósito de Charles tiene unos efectos no deseados:
Emma encuentra en Yonville nuevas formas de acceder a este universo mundano, gracias a
dos personajes que oscilan entre esos dos universos, y quienes, precisamente, se convertirán
en sus amantes.
Tres estrategias autodestructivas y un suicidio
Para tratar de solucionar la tensión de su matrimonio entre el universo de la burguesía de
provincia y el universo mundano, Emma adopta sucesivamente tres estrategias. Todas, sin
embargo, están diseñadas de tal suerte que solo pueden fracasar. El suicidio de Emma con el
que concluye la novela simboliza la imposibilidad de encontrar una solución al problema
sociológico que plantea Flaubert. No se puede jugar en ambos bandos en el espacio social:
los individuos que no saben resignarse a ocupar una posición única están condenados a
anularse socialmente.
La primera estrategia que adopta Emma coincide con su primer amorío con Rodolphe.
Rodolphe es un personaje que desde el principio resalta en el contexto de Yonville por sus
gustos extravagantes y sus prácticas comúnmente ubicadas fuera de los valores sociales de
su comunidad. De hecho, él llega a Emma dispuesto a hacer lo necesario para seducirla. Es
por esto que llega a ella a través de su esposo, Charles, obteniendo de él un acceso a su esposa
a cambio de prestarle algo de su capital social personal para consolidar su reputación en el
pueblo. Así, este primer amorío representa, desde el punto de vista de la moralidad burguesa,
una solución perfecta, pues satisface a la vez las aspiraciones mundanas de Emma y las
aspiraciones de notabilidad provinciana de Charles. En efecto, al iniciar su relación con
Emma, Rodolphe le brinda un espacio en el que puede experimentar aquellos placeres que le
son negados en casa bien sea por la austeridad de la economía doméstica o por el rol
tradicional que ella debe desempeñar en esta. Así, con Rodolphe, Emma se permite andar
desnuda, fumar cigarros o montar a caballo sola.
En la Figura 3 se puede observar lo que se ha expuesto hasta ahora. Emma (27) y Charles (2)
se encuentran en un lugar central en el que están conectados de manera directa. Rodolphe
(96) hace parte de la comunidad de Emma, pero también tiene relación directa con Charles,
lo que permite dar cuenta de su rol como unificador del matrimonio a pesar de ser un amante
de Emma. Este triángulo amoroso, gracias a Rodolphe se enmarca en un polígono en el que
se encuentran Justin (88), Madame Rolet (84), Berthe (83), Charles (2), y Homais (72). Sin
este polígono las relaciones de Emma estarían desconectadas las unas de las otras: Emma
quedaría en el centro de una estrella. Paralelamente, este polígono desdobla el tejido de
relaciones sociales de Charles, pues este ya cuenta de manera independiente con varios
triángulos con vecinos del pueblo.
Sin embargo, esta solución deja a Emma insatisfecha, pues, solo puede existir dentro del
orden burgués de provincia. Emma, quien no puede aceptar una simple conciliación de esos
dos universos, se topa a un dilema: o huir definitivamente con Rodolphe para dejar su
matrimonio atrás, o invertir todas sus energías en su marido para empujarlo a un éxito
profesional que le abriría las puertas de la élite mundana. El primero de esos planes (en la
realidad cronológicamente segundo en la novela) fracasa cuando Rodolphe revela que no está
dispuesto a renunciar a su posición de alto prestigio en la notabilidad de provincia. El otro
también fracasa, pero tiene consecuencias a largo plazo más serias para Emma y para Charles.
Como lo hemos dicho, Charles era un médico de provincia que se sentía cómodo con su rol.
Se caracterizaba por ser un trabajador constante, y tenía pocas ambiciones más allá de
mantener su matrimonio y lograr una reputación en el lugar en el que vivía. Emma, en
cambio, sentía que los pocos logros laborales de su esposo eran un impedimento para salir
de esa vida pueblerina y comenzar a moverse por el mundo y relacionarse con aquella élite
que habitaba el universo mundano. Entonces, emprendió una gran campaña que debía volver
a Charles un cirujano de reputación nacional: corregir la cojera de nacimiento del todero del
albergue del pueblo, Hypolite. A pesar de que Charles no tenía las mismas ambiciones,
accedió, con la ilusión de que esto iba a motivar a su esposa. Pero, bien sea por su falta de
conocimiento, por mala praxis o por las condiciones inadecuadas, la cirugía fue un fracaso y
terminó en la amputación de la pierna del paciente. Emma pasó así de la ilusión a la decepción
con respecto a su esposo. Este evento parece haber sido crucial para que Emma decidiera
definitivamente buscar el universo mundano a través de otros. Este momento se materializa
con el deseo de Emma de irse con su amante Rodolphe, aunque este la traiciona y la deja.
Tras ese doble fracaso, Emma trata de resignarse a su identidad de esposa abnegada y de
feligresa de Yonville: se vuelca a la religión y retoma las labores domésticas, como decorar
su casa o cuidar de su hija, que había anteriormente descuidado. Sucede una nueva fase de
depresión, peor de la que había vivido en Tostes. Charles, en respuesta, le alimenta
nuevamente la identidad mundana, llevándola a Rouen, donde se reencuentra con León y
comienza un nuevo romance.
Ese nuevo amorío representa otra estrategia para construir un puente con este universo
aspiracional de Emma, pero ahora sin Charles. Igual que este último, León es, por un lado,
un personaje que no tiene sus ambiciones ni sus intereses en el universo mundano. De hecho,
cuando lo presentan, parece ser inicialmente un personaje simple que está trabajando como
asistente de notario por construir su reputación en un lugar particular. Por el otro lado, sus
gustos, aunque no son extravagantes como los de Emma, se sitúan en el mundo del
espectáculo y de las bellas artes. De hecho, mientras que las aspiraciones mundanas de Emma
Figura 3. Detección de comunidades del libro II.
son incongruentes con su posición social, y que esta incongruencia se traduce en la falta de
criterio artístico de Emma, la cual es regularmente ridiculizada por Flaubert, León demuestra
el conocimiento erudito y el buen gusto que le corresponden a un joven de buena familia. En
esa calidad, se ofrece iniciar Emma a los códigos de la vida a la cual ella aspira.
Lo anterior sólo puede suceder, sin embargo, gracias a que León se muda a Rouen, un capital
regional donde la vida del espectáculo es mucho más predominante que en Yonville, y donde
se puede conseguir el anonimato de las grandes ciudades. Es por esto que León le ofrece a
Emma la posibilidad de vivir el universo mundano, ahora sin la necesidad de esconderse,
como tenía que hacerlo con Rodolphe, por miedo a que su reputación burguesa de provincia
se viera afectada. Sin embargo, esa solución es, otra vez, fuertemente asimétrica. En efecto,
representa para el joven hombre un momento transitorio y transicional, tolerado por la
moralidad burguesa, entre los placeres y la libertad de la juventud, y las responsabilidades
profesionales de la vida adulta. Al contrario, Emma quisiera eternizar esta situación. Esa
tensión desemboca en la separación de la pareja, a partir del momento que León decide sentar
cabeza, justo cuando Emma exige de él un sacrificio económico para liquidar sus deudas.
La Figura 4 da cuenta de las transformaciones que resultan tanto del desprestigio sufrido por
Charles tras la operación de Hypolite, como del abandono de Rodolphe, y de la tentativa de
Emma de construir una vida paralela en Rouen con León. Emma es ahora el centro de la red,
pero la red está mucho más esparcida que antes. Sus relaciones muestran dos dinámicas. En
la parte superior están las relaciones con personajes que no se conocen entre ellos, estos
configuran una estrella parcial y hacen alusión a la vida que tiene Emma en Rouen, en el
anonimato. En la parte inferior, se encuentran tríadas en las que son fundamentales Charles
y Homais. Esa dualidad corresponde a la duplicidad que caracteriza el actuar de Emma en el
Libro III, primero para esconder su amorío con León y su vida en Rouen, y luego para tratar
de solucionar sus deudas sin alertar a su marido y los vecinos de Yonville. Pero precisamente
porque no puede acudir a su marido y sus vecinos para pagar deudas contratadas en el marco
de su amorío con León, en búsqueda de una vida mundana fuera de Yonville, y solo puede
solicitar el apoyo de lazos aislados que, por esta razón, no tienen ningún interés en ayudarla,
Emma choca con una contradicción irresoluble. Su suicido es la consecuencia directa de la
bipartición de su red.
Redes Atípicas
El análisis de la estructura social de la novela permite a la vez explicar varios aspectos de la
narrativa, y justifica, prima facie, una lectura “realista” de la obra, como un cuasi-documento
sociológico. Desde este punto de vista, el análisis de redes permite ir más allá que la simple
proyección de conceptos sociológicos sobre algunos personajes ideal-típicos, tal como lo
hace Bourdieu en su análisis de la Educación Sentimental. Eso ya representa un primer
progreso metodológico. Sin embargo, quisiéramos dar un paso adicional. En efecto, la
validez de lo anterior no solo depende de que las interacciones entre personajes se enmarcan
dentro de estructuras sociales que permite revelar el análisis de redes, sino también de que
esas estructuras sean fieles a la realidad social. Podemos, por ende, diferenciar un realismo
social superficial, que se limitaría a enmarcar la narrativa dentro de estructuras sociales, y un
Figura 4. Detección de comunidades del libro III.
realismo social profundo, en el cual esas estructuras son además conformes a lo que uno
esperaría--es decir, no atípicas.
Para evaluar qué tan típicas o atípicas son las estructuras sociales definidas por Flaubert,
vamos a hacer una comparación de la distribución de grado, el censo de díadas (dyad census)
y el censo de tríadas (triad census), entre la red observada (es decir la red de personajes de
la novela) y dos modelos distintos: un modelo construido a partir de su distribución de grado
(Modelo 1); y un modelo construido a partir del número de nodos y arcos de la red original
(Modelo 2).
El primer análisis corresponde a la distribución de grado. La Gráfica 2 muestra este indicador
de manera comparada. Esta comparación muestra que el comportamiento de la curva es
similar tanto en la red observada como en el modelo que parte de esta característica. Sin
embargo, a pesar de tener la misma distribución, en la red simulada los arcos desaparecen
abruptamente después de 0,2, mientras que, en la red observada, existe cierta frecuencia
cuando los valores se acercan a 1. Estos valores son las relaciones entabladas por Charles y
Emma, personajes que tienen un grado muy superior al esperado y al obtenido por modelos
que se basan en el azar.
En el modelo 2, es decir, el realizado a partir del número de nodos y de arcos, existe una
distribución normal de los datos. Esto contrasta con la distribución de la red observada.
Además, existe muy poca dispersión de los datos: la mayoría están entre 0,3 y 0,6, y algunos
pocos están entre 0,1 y 0,3. En comparación, en la red observada los datos se encuentran
dispersos en todo el plano y no tienen un comportamiento de ascenso o descenso constante.
De lo anterior puede concluirse que el grado que presentan Emma y Charles en la red de la
novela es atípico, aun cuando la distribución del grado del Modelo 1 es similar a la de la red
observada. En efecto, el grado de los protagonistas es mucho mayor de lo esperado. Además,
y de la mano con la literatura (Montes & Jimenez, 2018), se encuentra que la distribución de
grado es atípica, no sólo porque no coincide con las distribuciones típicas de una red con los
mismos vértices y arcos, sino porque la frecuencia más alta está ubicada en los valores
cercanos a 0, que incluyen un grado total de 1 a 3, lo que es muy bajo en una red de un sistema
social como un pueblo rural. Así pues, tenemos una distribución de grado atípica tanto en los
valores bajos como en los valores altos.
El segundo análisis corresponde a la constitución de díadas en las tres redes construidas (Ver
anexos). La Gráfica 3 representa la comparación entre la red observada y el Modelo 1, y la
Gráfica 4, la misma comparación con el Modelo 2. La reciprocidad de la red en los dos casos
es mayor que lo esperado; también es superior a las relaciones asimétricas. Es decir, las
interacciones no recíprocas están por debajo de lo esperado en ambos casos. En cambio, las
interacciones nulas sí coinciden con los valores esperados. Lo anterior permite concluir que,
independientemente de la integración de las redes, las interacciones de los personajes suelen
ser recíprocas. No se trata de relaciones verticales o de dominación como uno lo esperaría
dentro de un mundo rural tradicional, sino de interacciones sociales que implican un cierto
nivel de mutualidad y de igualdad. Todo ocurre como si Flaubert hubiera transportado una
estructura típica del mundo urbano a un universo rural, de la misma manera que los
románticos solían ubicar dramas típicamente burgueses en contextos exóticos (como Hernani
de Víctor Hugo que se desarrolla en la España Medieval).
Gráfica 2. Distribución de grado por personajes comparada
Gráfica 4. Dyad census Modelo 1 vs. Red observada Gráfica 3. Dyad census Modelo 2 vs. Red observada
Los resultados del tercer análisis, a partir del censo de tríadas, están presentados en la Gráfica
5 (comparación con el Modelo 1) y la Gráfica 6 (comparación con el Modelo 2). Para
entender este análisis es importante diferenciar dos posibilidades: podemos observar
relaciones transitivas dentro de las tríadas o entre ellas. En ambos casos la presencia de
transitividad implica una difusión efectiva de lo que se está intercambiando (sea una
información, un recurso o un chisme).
Se puede observar que en ambas gráficas hay pocas concordancias entre las tríadas esperadas
y las tríadas observadas.
En primer lugar, entre las tríadas presentes en la red Flaubertiana, las 120U, 021D y 003
tienen valores comparables a las tríadas del mismo tipo generadas en el Modelo 1. Es decir,
esos tres tipos de triadas se comportan de manera típica, respecto a lo que uno esperaría, para
grafos con una distribución de grado similar. Para apreciar este resultado, podemos señalar
que las triadas de tipo 021D permiten que haya transitividad entre triadas; la 120U permite
transitividad parcial dentro de las triadas; y la 003 no ofrece ningún espacio a la transitividad.
Eso significa que la red Flaubertiana es sorprendentemente típica en esos aspectos, pero con
respecto a este modelo. En efecto, en el otro modelo, el que está basado en el número de
arcos y de nodos, esta coincidencia solo se da por las tríadas de tipo 003.
Además, en los dos modelos, las tríadas que implican mayor conexión o transitividad entre
los nodos (las 300, 210, 201, 111U, 111D, y 102) tienen valores esperados menores que 1,
mientras que los valores observados en la red Flaubertiana están sobre 1. Así, este tipo de
tríadas son mayores a lo esperado por el azar, tanto en un modelo como en el otro. Eso permite
que la red de personajes de la novela tenga un alto nivel de transitividad, y sea, por ende,
altamente integrada. En cambio, las tríadas que implican una transitividad dentro de los
triángulos (033T, 033C, 021U, 021C, y 012) son más bajas en la red de personajes que en los
grafos generados en nuestros dos modelos.
Esos datos presentan un contraste interesante con la intuición que uno podría tener, a partir
de una lectura puramente óptica de esa red. En efecto, lo que más llama la atención en las
visualizaciones reproducidas arriba, es una estructura en estrella, especialmente alrededor de
Emma. Pero lo que revela nuestro análisis es que lo que mantiene la red unida, son los lazos
que conectan a las triadas entre ellas, pues compensan, justamente, la baja transitividad que
existe dentro de esos triángulos. Mejor dicho, es justamente el alto y atípico grado de Emma
y Charles, y su intermediación en múltiples triadas, lo que permite que tengamos una red, en
vez de una multitud de microcosmos de relaciones independientes.
Esa segunda parte del análisis nos lleva a la conclusión de que Flaubert presenta
principalmente elementos de un realismo superficial. Por un lado, el tipo de interacciones
que él describe se enmarca en una estructura relacional que parece improbable, en el contexto
rural y tradicional en el cual él ubica su narrativa. Por otro lado, la forma en la que él logra
generar transitividad entre sus personajes es bastante atípica, pues supone el papel
protagónico de un pequeño número de personajes dentro de una dada comunidad. En
contraste, tanto en la naturaleza como en comunidades humanas, el fenómeno del mundo
pequeño suele generarse espontánea y parsimoniosamente por la presencia de un pequeño
número de conexiones aleatorias que permiten unir a clústeres locales relativamente aislados
(Watts & Strogatz, 1998). En Madame Bovary, la ausencia de este mecanismo debe ser
Gráfica 6. Triad Census Modelo 1 vs. red observada Gráfica 5. Triad Census Modelo 2 vs. red observada
compensada por una estructura de tipo “multi-hub”, organizada alrededor de algunos
personajes hiperconectados. Esta estructura también genera un fenómeno de mundo pequeño
(Kleinfield, 2002), pero a un costo mucho más alto.
IV. DISCUSIÓN
El análisis que hasta ahora hemos presentado de Madame Bovary, a la luz de la comprensión
del realismo literario, nos lleva a cuestionarnos ¿qué tan realista es la novela de Flaubert?
Nosotros proponemos responder a esta pregunta en dos niveles. Mostraremos que Madame
Bovary es una novela superficialmente realista y profundamente romántica. Este argumento
nos permitirá tomar una posición sobre el debate redes-narrativas que se ha desarrollado en
las últimas décadas de la sociología contemporánea.
En un primer nivel, Madame Bovary se presenta como una novela sociológicamente realista,
en la medida en la que sus personajes, su trasfondo y su historia se enmarcan dentro de una
estructura social extremadamente precisa. Esta estructura opone dos universos sociales, el de
la burguesía de provincia y el de la élite mundana. Así, tal como lo plantea Bourdieu (1996)
sobre la Educación Sentimental, en Madame Bovary nos encontramos con la misma fórmula
“realista” para describir el mundo social: una tensión entre dos universos que coexisten pero
que no pueden darse en el mismo espacio social. Algunos autores reconocen en Madame
Bovary un intento de Flaubert por mostrar el nacimiento de la pequeña burguesía en zonas
rurales (Rinehart, 1958; Rothfield, 1985), y atribuyen, justamente a este retrato, la naturaleza
realista que adopta la novela francesa.
Sin embargo, lo que nosotros encontramos, es que a pesar de que sí existe este universo de
la burguesía de provincia en la narrativa, la estructura social que desarrolla la novela es
profundamente atípica. A pesar de que la narrativa transcurre en un entorno rural, la
estructura de las interacciones entre personajes parece ser más propia del mundo urbano.
Todo ocurre como si Flaubert reubicara las relaciones propias del mundo urbano moderno en
un contexto social diferente como lo son los pequeños pueblos rurales en los que se desarrolla
la historia. Este efecto de “couleur locale” (color local) es uno de los principales marcadores
del romanticismo literario (Kapor, 2009). En consecuencia, Madame Bovary como producto
literario adopta un realismo superficial, que incluye interacciones entre personajes con
características ligadas a universos sociales reales, pero las hace funcionar dentro de una
estructura incongruente, así que es profundamente romántica.5
Así, definimos la estructura social de Madame Bovary como una muestra de realismo
superficial. Dijimos que la definíamos así porque a pesar de que en la novela encontramos
una estructura social definida, esta es particularmente atípica en comparación con las redes
observadas en el mundo social. Pero, paradójicamente, es esta estructura atípica la que
5
Sapiro (2011) desarrolla un análisis sobre el suicidio de Emma a partir de la coexistencia entre el realismo y
el romanticismo de la obra que ilustra la dualidad que nosotros proponemos. Para esta autora el suicidio de
Emma es realista puesto que se suicida con arsénico y ante una crisis económica inminente. Pero, además, es
romántico por el simbolismo que implica que se haya suicidado con el veneno de Homais, pues Emma se
suicida con el veneno de quien la proveyó del universo mundano a través de libros y novelas.
permite que la fórmula planteada por Bourdieu (1996) de la tensión entre dos campos
sociales sea posible.
Desde este punto de vista, el rol de la narrativa no es simplemente de contar una historia que
pone en escena a diferentes personajes, sino más bien de utilizar esta para reconciliar los dos
niveles que hemos distinguido. El desenlace final, es decir, el suicidio de Emma, ilustra este
rol de la narrativa. En el nivel superficial, el de la oposición entre burguesía de provincia y
élite mundana, Emma debe suicidarse porque no le es posible ser la esposa del médico de
Yonville, rol prestigioso en la burguesía de provincia, al tiempo que es la amante de León en
Rouen, rol que carece de prestigio pero que satisface los deseos y placeres mundanos. En el
nivel profundo, sin embargo, el suicido de Emma tiene como efecto desestructurar al
conjunto de la red de personajes, dada la importancia que Emma tenía en integrar a los
diferentes clústeres de personajes de la novela. Así, mientras que, por un lado, el desenlace
de la novela reafirma la existencia autónoma de dos universos sociales contra la tentativa de
Emma de mezclarlos, por el otro, logra salvar las apariencias al costo de destruir la estructura
profunda sobre la cual está construida la novela. Esta doble característica de la novela,
realismo superficial/romanticismo profundo y universo de la burguesía de provincia/universo
de la élite mundana, nos permite posicionarnos frente al debate sobre redes y narrativas que
ha sido predominante en la sociología.
La teoría sociológica de las redes tiende a dar por sentado que redes y narrativas son
estructuras isomórficas (Bearman & Moody, 2004; White, 2008). Discrepan simplemente en
cuanto a saber si es más heurístico partir de las redes para enmarcar las narrativas en su
contexto social, o si uno debe partir de las narrativas para volver culturalmente inteligibles a
las relaciones sociales que se estructuran dentro de una red. Así, pareciera haber dos
aproximaciones posibles al problema de la relación entre redes y narrativas.
La primera aproximación, busca una concordancia entre los fenómenos objetivos y las
narrativas que hay en torno a ellos. Analiza la manera en la que las historias permiten
evidenciar relaciones no sólo entre actores, sino entre actores y aspectos simbólicos también
(Fuhse et al., 2020) o, las formas en las que se puede explicar una disonancia entre un evento
objetivo y los registros escritos (narrativos) que existen de la época (Schoots et al., 2020).
La segunda, en cambio, parte de que la narrativa es la que explica la estructura, y esta
explicación se da por medio de la comprensión de los procesos mediante los cuales se obtiene
un resultado particular en vez de otro. Se parte del supuesto de que las narrativas permiten
recrear un camino que resultó en un lugar especial sin contemplar las motivaciones o
racionalizaciones (este tipo de aproximaciones asume las narrativas de trayectorias
personales como objetivas y no ficticias) (Bearman & Stovel, 2000; J. f. Padgett, 2018). En
efecto, los motivos se hacen evidentes a partir de la manera en la que se relacionan los sucesos
y su causalidad. Lo que se obtiene de la manera en la que se relacionan los eventos es la
evidencia de cómo se transforman las relaciones (J. F. Padgett et al., 2020), cómo se
presentan conflictos y se van resolviendo en un sentido y con una dirección.
Pero nosotros, en vez de ver una relación simple y lineal entre redes y estructuras, lo que
vemos es que hay dos niveles, en cada uno de los cuales esa relación se presenta de manera
distinta: en el nivel superficial, la narrativa es construida por las relaciones entre personajes;
en el nivel profundo, la estructura de la red obedece a imperativos narrativos.
Así, en Madame Bovary, hemos visto aparecer los dos niveles. En el primer nivel, la manera
en la que los individuos de un contexto particular se relacionan en la estructura social es la
que permite que haya una narrativa en torno a esa relación. Podríamos decir que Flaubert
parece seguir la primera de las dos aproximaciones que acabamos de describir: ancla su
narrativa en una red de personajes que se distribuye en dos contextos distintos; es la
existencia de esos dos mundos que genera los conflictos que permiten que la narrativa se
desarrolle.
Pero en un nivel profundo, esa relación entre red y narrativa se invierte. En vez de ser
generada de manera espontánea por la presencia de algunas conexiones adicionales
aleatorias, como suele ocurrir en el mundo social real, la red de personajes de la novela se
estructura fuertemente alrededor de algunos protagonistas que le dan una estructura de tipo
multi-hub. La focalización en esos personajes, lógicamente, responde a imperativos
narrativos clásicos, pues aseguran la continuidad narrativa de la novela: los personajes
secundarios varían, pero Emma y Charles se mantienen a lo largo de los tres libros.
Estos dos niveles de análisis, el superficial y el profundo, permiten comprender el realismo
literario como un posible campo fértil para aproximarse a las problemáticas de la realidad
social. Es justamente su dualidad entre el realismo superficial y el romanticismo profundo la
que le permite a la obra de Flaubert moverse entre ambos niveles de análisis. El realismo
superficial permite enmarcar la narrativa en una estructura social atípica pero funcional que
logra capturar las preocupaciones intuitivas del autor sobre el mundo social. En contraste, las
estrategias románticas dotan de sentido las estructuras atípicas que se ilustran. Son estas
estrategias románticas las que facilitan la comprensión de un complejo mundo social a partir
de una atípica estructura social que toma de la realidad social lo necesario para dotarse de
sentido y para parecer un reflejo del mundo real.
En conclusión, en esta investigación pudimos analizar tanto el aspecto realista de Madame
Bovary como la manera en la que este puede o no ser suficiente para analizar el mundo social.
Encontramos que el realismo de la novela es un realismo superficial, puesto que existen unas
interacciones entre personajes que se enmarcan en una estructura social, pero que esta
estructura es atípica con respecto a las observadas en el mundo social. Sin embargo, es gracias
a esta atipicidad que es posible rastrear la fórmula bourdiana de la narrativa realista de
Flaubert: una estructura social que tiene lugar en medio de la tensión entre dos universos
sociales, el de la burguesía de provincia y el de la élite mundana. Tras comprender esta
tensión y la manera en la que se desarrolla en la narrativa y en la estructura es posible afirmar
que esta fórmula realista se caracteriza porque es al mismo tiempo profundamente romántica.
A partir de esta dualidad es que es posible aportar al debate entre redes y narrativas y afirmar
que cada una representa un nivel distinto de análisis que permite comprender aspectos
diferentes de la realidad. Pero ninguna de las dos puede existir de manera independiente de
la otra. Al comprender tanto la dualidad del realismo de Flaubert como los dos niveles de
análisis que se presentan en la relación narrativa-redes es posible afirmar que la literatura
realista es un terreno fértil para estudiar y aproximarse a fenómenos sociales.
Bibliografía
Auerbach, E., Said, E. W., & Trask, W. R. (2013). Mimesis: The Representation of Reality
https://doi.org/10.1515/9781400847952
France.
Bearman, P. S., & Moody, J. (2004). Suicide and Friendships Among American
https://doi.org/10.2105/AJPH.94.1.89
Bearman, P. S., & Stovel, K. (2000). Becoming a Nazi: A model for narrative networks.
Bourdieu, P. (1996). The rules of art: Genesis and structure of the literary field. Stanford
University Press.
Bourdieu, P. (2007). La casa o el mundo dado vuelta. En El sentido práctico (pp. 419-438).
Fuhse, J., Stuhler, O., Riebling, J., & Martin, J. L. (2020). Relating social and symbolic
Lepenies, W. (1988). Between literature and science: The rise of sociology. Cambridge
Martin, J. L. (2018). The Structure of Node and Edge Generation in a Delusional Social
2018-005
Montes, F., & Jimenez, R. (2018). Connected but segregated: Social networks in rural
https://doi.org/10.1093/comnet/cnx054
https://doi.org/10.1086/700831
Padgett, J. F., Prajda, K., Rohr, B., & Schoots, J. (2020). Political discussion and debate in
https://doi.org/10.1016/j.poetic.2019.101377
Rancière, J. (2008). Why Emma Bovary Had to Be Killed. Critical Inquiry, 34(2), 233-248.
https://doi.org/10.1086/529056
Rinehart, K. (1958). The Structure of «Madame Bovary». The French Review, 31(4), 300-
306.
Seuil.
revolt in the name of unity: Florentine factions in the Consulte e Pratiche on the
https://doi.org/10.1016/j.poetic.2019.101386
393(6684), 440-442.
Anexos