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Alejandra Sarmiento

Julián Lizcano
Santiago Torres

La formulación del caso en la terapia cognitivo-conductual (o TCC): Un enfoque basado en


principios de Robert Dudley y Willem Kuyken

Según Johnstone y Dallos (2016) los manuales de tratamiento presentan grandes limitaciones al
abordar la problemática de pacientes que presentan comorbilidad. Por otra parte, cada cliente es
único y presenta problemáticas específicas que responden a su contexto y subjetividad bajo el
reconocimiento de estas limitantes, los autores abogan por realizar la formulación basada en
principios la cual responde a las necesidades específicas de cada paciente donde el caso se
contextualiza de manera cooperativa incorporando las experiencias y problemas del consultante
con los conocimientos y teorías del terapeuta bajo el marco de la teoría y la investigación de la
Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

La contextualización se desarrolla a lo largo de la psicoterapia y suele ir de lo descriptivo a lo


explicativo, es decir, en primera instancia se analiza los vínculos existentes entre los
pensamientos, sentimientos, conductas y respuestas fisiológicas que tuvo el paciente en una
situación determinada lo cual da indicios de posibles psicopatologías y posteriormente se pasa a
un nivel explicativo gracias al primer principio denominado por los autores como los niveles de
conceptualización donde se lleva a cabo la formulación TCC la cual se sitúa desde el modelo
cognitivo bajo la premisa de que: “la manera como nos vemos a nosotros mismos, el mundo y el
futuro modela nuestras emociones y conductas” (Johnstone y Dallos, 2016, p.56) por lo cual se
busca evaluar y modificar pensamientos irreales y desadaptativos en pro de una mejora del
bienestar emocional.

Por otra parte, la formulación TCC basada en principios presenta un reto al vincular las
experiencias de las personas con el modelo cognitivo como solución a esto los autores proponen
“las 5 pes” donde se aborda de manera estructurada:

Presentación del problema: aquí con base en la demanda de ayuda del paciente se crea una lista
que engloba los problemas del paciente teniendo en cuenta componentes emocionales,
pensamientos y conductas, a su vez, se definen los objetivos y los objetivos de la terapia a corto,
mediano y largo plazo.

Factores precipitantes: son los factores detonantes de los problemas que presenta el paciente, en
esta parte de la formulación se introduce el modelo cognitivo y se hace una aproximación desde
las intervenciones TCC.
Factores perpetuantes: son aquellos factores que permiten que se mantengan los problemas
actuales del consultante, estos factores suelen ser conductas y pensamientos que utiliza este
último para sentirse seguro pero que paradójicamente agravan su condición o consiguen el efecto
contrario, en el caso de la depresión el aislamiento como factor perpetuante agrava la
sintomatología del paciente y en el caso del delirio de persecución, intentos de pasar de ser
percibido como usar tapabocas o capucha tienen el efecto contrario ya que hacen que las
personas se fijen más en el individuo en estos casos lo que se busca en la terapia es mitigar
exponencialmente los ciclos de mantenimiento hasta que se dé una extinción de estos.

Factores predisponentes: Como se mencionó a lo largo de la lectura cada individuo es un mundo


por lo cual cada individuo tiene vulnerabilidades que aumentan sus riesgos actuales a estas
vulnerabilidades se les conoce como factores predisponentes, un ejemplo de esto dado en la clase
fue la drogadicción si un individuo consume sustancias psicoactivas para mitigar una situación
de preocupación que desencadena pensamientos catastróficos que, a su vez, generan sentimientos
y conductas desadaptativas acompañados de una fisiología ansiosa tendrá mayor predisposición
a adquirir una adicción que aquel que consume de manera recreativa, en estos casos se busca
generar y mantener un cambio y evitar a toda costa las recaídas, mediante regulación emocional
a través de la técnica 4x6, hábitos saludables, etc.

Factores protectores: son aquellas fortalezas que una persona tiene para mantener su salud
emocional, esto permite una recuperación a largo plazo y lo que se busca en la terapia es
mantener estos factores.

Respecto al Principio #02: El empirismo colaborativo, el texto de Johnstone y Dallos (2016)


describe, por un lado, el término de colaboración refiriéndose a que tanto el terapeuta como el
cliente deben aportar sus conocimientos respectivos en la tarea común de explicar, dar
descripciones y brindar ayuda para lograr solventar aquellos problemas presentados por el
cliente. Por ello, cuando el terapeuta aporta sus conocimientos y habilidades más importantes en
relación a factores como la teoría, investigación y práctica de la terapia cognitivo conductual
TCC, el cliente aporta sus conocimientos en profundidad de los problemas presentados, así como
los antecedentes y factores que pueden ser relevantes en la construcción de resistencia o
vulnerabilidad

Por otro lado, respecto al empirismo dentro de la terapia, se manifiesta según lo mencionada en
el texto por dos maneras, en primer lugar, evidenciando cómo el terapeuta realiza un proceso de
investigación respecto a la TCC y así poder concluir si es idónea para aplicarla en el problema
presentado por el paciente. En segundo lugar, se hace énfasis en procesos de observación y
valoración de la experiencia donde se establece una relación terapéutica realizando tareas
conjuntas como hipótesis, ideas y test a lo largo de las sesiones. Esto nos permite comprender a
la TCC como un proceso activo y dinámico en el que la conceptualización a la vez sirve de guía
y es corregida por la reacción o retroalimentación.
Por último, se recomienda ofrecer una base de carácter lógica respecto al trabajo colaborativo
que se llevará a cabo, por medio de una experiencia real en la cual tanto el terapeuta como el
paciente construyan una tarea óptima, un ejemplo de ello sería el hecho de preguntarle al
paciente concretamente qué aspectos o factores del problema desearía trabajar en la sesión.

En relación al Principio #03: Incluir los puntos fuertes del cliente y conceptualizar su resistencia,
Johnstone y Dallos (2016) mencionan que un enfoque centrado en los puntos fuertes en cada fase
de la conceptualización de un individuo permite no solo establecer objetivos basados en la
reducción de la desazón experimentada, sino que, además, permite aumentar paulatinamente
aquellos puntos fuertes o valores positivos en la persona. Por este motivo, se recalca el carácter
fundamental de que, en las primeras sesiones de la terapia, el terapeuta realice una serie de
preguntas rutinarias en relación a las metas y aspiraciones positivas del paciente, agregándolas a
aquellas metas por alcanzar y problemas expresados con anterioridad.

Este hecho permitirá develar algunas estrategias de afrontamiento alternativas a las empleadas en
los ámbitos problemáticos, y con ello, se podrá abrir campo al proceso de identificación los
posibles desencadenantes y factores de mantenimiento de los problemas.

De igual manera, se menciona que es realmente importante indagar acerca de rasgos identitarios
de índole cultural y valores de la persona, ya que, podrían dar luz a la comprensión de una parte
de su vulnerabilidad a la aparición de problemas o desafíos en sus vidas.Lo que se encuentra
relacionado con la distinción acerca de lo entendido por puntos fuertes y resistencia, ya que,
suelen ser confundidos, por un lado los puntos fuertes serán comprendidos como una especie de
atributos de la persona, y por el otro, la resistencia se conceptualiza como un proceso adaptativo
en el cual, se implementan aquellos puntos fuertes que posee la persona para hacer frente de
cierto tipo de desafíos y con ello mantener su propio bienestar.

En la parte final del capítulo se presenta el caso de una niña de 9 años llamada Janet, con
antecedentes de visitas a urgencias que no presenta pruebas aparentes de abuso. Su madre, Mary
está preocupada por el desarrollo de su hija, ya que ella presenta algunas situaciones
problemáticas como evitación de transporte público, evitación de comidas preparadas por Mary,
terrores nocturnos y ser reacia a quedarse en la casa de su padre alcohólico llamado Colin. Un
factor importante en el caso es que cuando nació Janet, Mary no la quiso igual que a sus otros
hijos, sumado a que ella es más cercana a sus nietos que a su hija. Algunos puntos fuertes en la
vida de Janet parten de su buen rendimiento escolar, sus buenas relaciones con amigos y
familiares como su tía Cindy y su espiritualidad por ser Romaní.

En esta parte del capítulo se presentan formas posibles de abordar las situaciones que presenta
Janet y su familia, a partir de un abordaje que cree con el tiempo una buena relación terapéutica
desde aspectos como el empirismo colaborativo. Puntualmente, desde la TCC se parte de enlistar
los problemas y cuestiones a abordar conjuntamente para pasar posteriormente a posibles
formulaciones referentes a los problemas de Janet. En el texto proponen 4 focos de abordaje
desde la TCC, que son:

● Trabajar con Janet ajustando la terapia a su edad y contexto.


● Trabajar desde abordaje familiar y contextual con su madre, tía o hermanos.
● Trabajar con Mary sobre los problemas de Janet.
● Trabajar con Mary sobre sus propios problemas, atravesados por pensamientos de ser una
mala madre, no querer tanto a Janet como a sus otros hijos, ser más apegada a sus nietos,
entre otras cosas. Trabajando sobre lo anterior, se podría incidir directamente sobre tareas
de cuidado y atención hacia Janet, mejorando la relación y aliviando el malestar mutuo
que generan las situaciones presentadas.

El texto presenta una perspicaz crítica a las limitaciones inherentes a los manuales de tratamiento
en el contexto de pacientes con comorbilidad, subrayando la importancia de la individualización
de la terapia en función de las necesidades específicas del consultante, esta reflexión pone de
manifiesto un enfoque terapéutico centrado en la colaboración activa entre terapeuta y cliente,
donde ambas partes contribuyen con sus conocimientos y experiencias para comprender y
abordar los problemas, a su vez, se destaca la relevancia de identificar y aprovechar los puntos
fuertes del consultante, diferenciándolos de la resistencia, con el objetivo de construir estrategias
de afrontamiento efectivas. El caso de Janet ilustra cómo estos principios pueden aplicarse en un
contexto clínico real, brindando una visión práctica de cómo la TCC puede adaptarse a las
circunstancias únicas de cada individuo y su entorno familiar. En general, el texto enfatiza la
necesidad de una terapia flexible y personalizada que integre teoría, investigación y colaboración
activa para abordar eficazmente la complejidad de los problemas de salud mental.

Sin embargo, el enfoque presentado en el artículo sobre la formulación del caso en la terapia
cognitivo-conductual (TCC) de Robert Dudley y Willem Kuyken parece tener varios puntos
fuertes, pero también presenta algunas limitaciones y desafíos que merecen una reflexión crítica.
Por un lado, una crítica que se podría hacer al texto es la falta de un enfoque más crítico o una
discusión más profunda sobre las limitaciones de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y la
formulación basada en principios pues el texto se limita a destacar los aspectos positivos de
estos, como la individualización de la terapia (al dejar de lado los manuales de tratamiento) y la
colaboración terapeuta-cliente pero no se mencionan sus posibles limitaciones o críticas.

Bibliografía:

Johnstone y Dallos (2016). LA FORMULACION EN LA PSICOLOGIA Y LA


PSICOTERAPIA: DANDO SENTIDO A LOS PROBLEMAS DE LA GENTE.

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