Mandamiento Del Amor - Cuarto
Mandamiento Del Amor - Cuarto
Mandamiento Del Amor - Cuarto
COMPETENCIA CAPACIDAD
Construye su identidad como Conoce a Dios y asume su
persona humana, amada por Dios, identidad religiosa y espiritual
digna, libre y trascendente, como persona digna, libre y
comprendiendo la doctrina de su trascendente.
propia religión, abierta al dialogo
con las que le son cercanas.
DESEMPEÑO
Reflexiona sobre el mensaje de Jesucristo en las enseñanzas de la
Iglesia (Mandamiento del Amor) para un cambio de vida personal.
El apóstol Pablo, en el pasaje de la Carta a los Romanos nos advierte: existe el riesgo de que nuestra caridad
sea hipócrita, que nuestro amor sea hipócrita. Nos tenemos que preguntar entonces: ¿cuándo sucede esta
hipocresía? ¿Y cómo podemos estar seguros de que nuestro amor es sincero, que nuestra caridad es
auténtica? De no fingir hacer caridad o que nuestro amor no sea una telenovela: amor sincero, fuerte…La
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hipocresía puede insinuarse en cualquier parte, también en nuestra forma de amar. Esto se verifica cuando
el nuestro es un amor interesado, movido por intereses personales; y cuántos amores interesados hay…
cuando los servicios caritativos en los que parece que nos esforzamos se cumplen para mostrarnos a
nosotros mismos o para sentirnos satisfechos: “¡Pero qué bueno soy!” ¡No, esto es hipocresía! O incluso
cuando tendemos a cosas que tengan “visibilidad” para hacer una demostración de nuestra inteligencia o de
nuestras capacidades. Detrás de todo esto hay una idea falsa, engañosa, es decir, que, si amamos, es porque
nosotros somos buenos; como si la caridad fuera una creación del hombre, un producto de nuestro corazón.
La caridad, sin embargo, es sobre todo una gracia; un regalo; poder amar es un don de Dios, y debemos
pedirlo. Y él lo da con gusto, si lo pedimos. La caridad es una gracia: no consiste en hacer ver lo que somos,
sino lo que el Señor nos dona y que nosotros libremente acogemos; y no se puede expresar en el encuentro
con los otros si antes no es generada del encuentro con el rostro manso y misericordioso de Jesús.
Se hace pasar por amor lo que es puro egoísmo, y por felicidad lo que es sólo cosquillas superficiales del
sistema nervioso. Son muchas las cosas que gustan, pero que no llenan, porque no son justas, y terminan
por llevar a la total infelicidad. Es el pan envenenado de cada día en la sociedad de consumo, que va camino
hacia la autodestrucción.
Amar como Cristo Jesús ama, es nuestra vocación, realización, libertad y felicidad en el tiempo y en la
eternidad. El amor a Dios y al prójimo no pueden reducirse a un código rígido y moralizador. Es libertad
para mejorar las expresiones y experiencias de ternura, de amistad, de dulzura.
El amor es fuego encendido por el Espíritu Santo en el corazón humano, que está hecho a imagen del
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corazón de Dios-Amor-Cariño-Ternura al infinito. «Si me falta el amor, de nada me sirve…». El
mandamiento del amor no es pesado, sino que da alas a toda la vida.
Juan 13:34-35
34
»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también
ustedes deben amarse los unos a los otros. 35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los
unos a los otros»
• I Cor. 13,3-6
3 Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me
aprovecha.
4 La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
5 es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
6 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
• 1 Juan 4,20-21
20 Si alguno dice: "Amo a Dios", y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a
quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve.
21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.
• Juan 15, 12-15
Este es el mandamiento mío: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor
que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. No les llamo ya
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes les he llamado amigos, porque todo lo que he
oído a mi Padre se los he dado a conocer. No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes,
y los he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; de modo que todo lo que pidan al
Padre en mi nombre se lo conceda. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros.
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