Entrega Al Prójimo y A La Familia
Entrega Al Prójimo y A La Familia
Entrega Al Prójimo y A La Familia
PRÓJIMO Y LA
FAMILIA
Por: Roberto Méndez
Para comenzar….
La vida cristiana es una vida práctica. Jesucristo nos
llamó a amar a Dios y también a nuestro prójimo.
Desafortunadamente muchas veces ponemos énfasis
en el amor hacia Dios, pero nos olvidamos de
recalcar el amor hacia los demás. La verdad es que
el amor de Dios no vale si no hay entrega a la
familia, y también a aquellos que viven lejos y son
muy diferentes a nosotros.
La palabra de Dios Mc. 12, 28-34
Entonces se adelantó un maestro de la Ley y le preguntó: «¿Qué mandamiento es
el primero de todos?»
Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor nuestro
Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene este
otro: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento más
importante que éstos.»
El maestro de la Ley le contestó: «Has hablado muy bien, Maestro; tienes razón
cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo
con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al
prójimo como a sí mismo vale más que todas las víctimas y sacrificios.»
Jesús vio que ésta era respuesta sabia y le dijo: «No estás lejos del Reino de
Dios.» Y después de esto, nadie más se atrevió a hacerle nuevas preguntas.
Explicando …. Antes que un mandato el amor es un don, una
realidad que Dios nos hace conocer y experimentar,
de forma que, como una semilla, pueda germinar
también dentro de nosotros y desarrollarse en
nuestra vida (entregando nuestra vida a Dios).
Si el amor de Dios ha echado raíces profundas en
una persona, ésta es capaz de amar también a
quien no lo merece, como precisamente hace Dios
respecto a nosotros (podemos entregarnos al
servicio de los demás).
El padre y la madre no aman a sus hijos sólo
cuando lo merecen: les aman siempre, aunque
naturalmente les señalan cuándo se equivocan (se
entregan con pasión a su cuidado y crianza).
Explicando ….
Amor a Dios y amor al prójimo son
inseparables y se encuentran en
relación recíproca. Jesús no inventó ni
el uno ni el otro, sino que reveló que, en
el fondo, son un único mandamiento, y
lo hizo no sólo con la palabra, sino
sobre todo con su testimonio: Se
entregó a la voluntad de su Padre y
entregó su vida por los demás.
(Benedicto XVI, 4 de noviembre de
2012).
¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?
No nos compliquemos investigando quién es nuestro
prójimo.
¿Será aquél que nos encontramos
en la calle, el pobre, el sucio...?
¿Que más prueba de entrega al prójimo podemos dar? Esta es una forma
sencilla y práctica. Así construiremos un clima de benevolencia en nuestro
alrededor. ¡Hagamos la prueba!
¿y que pasa en la familia?