Trabajo Psicologia Al Duelo

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TRABAJO PSICOLOGIA AL DUELO

¿Cómo era antes un velatorio?


Cuando antiguamente una persona estaba a punto de morir, se llamaba al cura
del pueblo para que viniera a dar la extremaunción al enfermo, y cuando este
fallecía, los familiares desvestían al difunto para bañarlo y vestirlo, y lo ponían
en su cama, donde permanecía hasta que llegaba la “caja”. Una vez esta
llegaba al hogar, se ponía al difunto dentro y se continuaba el velatorio, que
solía durar unas 24-48 horas, dependiendo de si había familiares lejanos que
debían llegar para el entierro.
La casa solía estar abierta noche y día para que los familiares, vecinos y
amigos fueran entrando directamente para dar el pésame a la familia y rezar al
difunto, que estaba en su cama con velas encendidas y con sus objetos
personales, en un lugar destacado de la habitación.
De la casa se salía hacia la Iglesia, en algunos casos el difunto iba en brazos
de los más allegados (sobre todo si eran niños o bebes) y en otros este iba en
el coche o la carroza fúnebre. La gente iba detrás andando.
En los pueblos, cuando se hacia la misa, las mujeres se sentaban en un lado y
los hombres en otro.
A parte de la misa del día del entierro, un mes después se hacía otra en honor
al difunto.
¿Cómo es ahora un velatorio?
Cuando alguien fallece hoy en día, sea en casa o en el hospital, pocas veces
suele acudir el cura a no ser que lo llame directamente la familia.
Un médico tiene que certificar la muerte para que el difunto sea recogido por el
personal funerario que se encarga de llevarlo al tanatorio donde lo lavaran,
taponaran, suturaran, vestirán, encajaran, y lo pondrán en la sala donde se
velará al difunto en el horario marcado por el tanatorio
Una vez esté está expuesto en la sala, (con caja abierta o cerrada, según el
motivo de la muerte y decisión de la familia) los familiares y amigos van
llegando y están un ratito con la familia y se van lo más rápido posible.
Al día siguiente se hace la misa en el mismo tanatorio o si la persona era muy
creyente se va a la Iglesia donde esta persona solía ir y allí se hace el oficio. Si
la persona va al crematorio se vuelve al tanatorio y si no se va directamente al
cementerio.

Tanatorio actual
Sala de tanatorio

¿Cómo actuaba el médico? Hasta principios del siglo XIX la figura del médico
estaba separada de la muerte. El médico acompañaba al paciente mientras
“había algo que hacer”, cuando consideraba que estaba desahuciado, el
agonizante quedaba al cuidado de su familia.
Actualmente el médico acompaña hasta la muerte al paciente, la gran mayoría
de personas fallecen en el hospital y no en casa como antiguamente.

¿Cómo actuaban los vecinos? Anteriormente los vecinos eran partícipes en


los velatorios, estaban presentes en el banquete y en toda la ceremonia.
Actualmente pocas veces suelen ir los vecinos, ya que la relación con estos es
prácticamente inexistente, se remota a poco más de hola y adiós.

¿Cómo actuaban los que trabajan en una funeraria?


La comitiva fúnebre transportaba al cementerio el fallecido, acompañando en el
duelo a los familiares.
Hoy en día ofrecen un servicio funerario integral y con una dedicación completa
en un amplio horario laboral, gestiones como todos los desplazamientos
necesarios del fallecido o la organización del velatorio, el funeral o el entierro,
son trabajos habituales en su día a día. También el suministro de todos los
productos necesarios para su organización, como el ataúd, la urna de
incineración, las flores o la lápida.
Las empresas funerarias también se ocupan de todas las gestiones
administrativas necesarias cuando ocurre un fallecimiento. Conseguir el
certificado de defunción, el registro del fallecimiento, por ejemplo.
Igualmente, aunque son servicios menos habituales, estas empresas pueden
encargarse de la repatriación de un cadáver o de facilitar asistencia jurídica a
las familias.
¿Cómo se actuaba en el cementerio?
Una vez se llegaba al cementerio y antes de enterrar al difunto, se abría el
féretro y se tomaba una foto de la familia con el difunto; esta se guardaba y si
era necesario se hacían copias para enviar a los familiares que no hubieran
podido acudir.
Los difuntos se enterraban con su caja directamente en el suelo, donde se
ponía una piedra con los datos de la persona fallecida.
Actualmente una vez acabada la ceremonia del velatorio, el difunto es
trasladado en un coche fúnebre hacia el cementerio, una vez allí se le da el
último adiós por parte de los familiares y es enterrado.

¿Dónde estaba el cementerio y por qué?


Se situaban fuera de las ciudades, pero no lejos, en lugares de paso, cruce de
caminos, evitando el olvido, y propiciando a la vez seguridad a los espacios
sagrados. Esta lejanía evitaba el riesgo de contagios de enfermedades que
podían emanar los restos humanos.
Actualmente se encuentran dentro de las ciudades, a finales del XIX y
principios del siglo XX, donde la mayoría de los cementerios y su gestión
pasarán a manos de los gobiernos municipales y civiles. También se produce
un igualamiento en los modelos de enterramiento, pues empieza a desaparecer
las erecciones de mausoleos particulares, el hecho de vivir en una sociedad
completamente industrial hace que se empiecen a construir los bloques de
nichos.
¿Cómo era la misa que se le hacia al difunto? ¿Qué decía la religión
cristiana?
En los últimos días de agonía y como prevención, era normal encender velas o
cirios y poner entre las manos como un crucifijo o un escapulario. Ambos
servían a modo de amuleto al moribundo para que actuara como intercesor de
su alma. Además, si se contaba con la presencia de un sacerdote en el
municipio, se le administraba los sacramentos del viático o santolio, y en el
caso de que ya hubieran sido administrados, se otorgaba la extremaunción. Era
también habitual que, si el doliente pertenecía a una cofradía o hermandad,
fueran los miembros convocados para acudir al domicilio y orar por el perdón
de su hermano. Esta costumbre era conocida como "la hora".
Actualmente la misa que se le hace al difunto es una forma de honrar y
recordar a la persona fallecida. En general, la misa para un difunto sigue una
estructura similar a una misa regular, pero con algunas diferencias. Aquí te
describo cómo suele ser:

1. Introducción: El sacerdote o ministro comienza la misa dando la bienvenida a


los presentes y recordando el propósito de la celebración, que es orar por el
alma del difunto y consolar a los familiares.

2. Liturgia de la Palabra: Se leen pasajes de la Biblia que ofrecen palabras de


consuelo y esperanza, dando una perspectiva cristiana sobre la muerte y la
vida eterna.

3. Oraciones de intercesión: Se realizan plegarias especiales por el alma del


difunto y por el consuelo de sus seres queridos. También se rezan por todas
las almas de los difuntos.

4. Liturgia Eucarística: Se realiza la consagración del pan y el vino en el cuerpo


y la sangre de Cristo.
5. Ritos finales: Se concluye la misa con una bendición final, donde el
sacerdote ofrece palabras de consuelo y ánimo a los asistentes. A veces
también se realiza una procesión hacia el cementerio para el entierro o la
colocación de las cenizas.

Es importante destacar que los rituales y costumbres pueden variar según la


región y la tradición religiosa. La misa para un difunto es un momento de
reflexión, oración y consuelo para los seres queridos, ofreciendo la oportunidad
de despedirse y encomendar el alma del difunto a Dios.

¿Cómo era el luto en general? Este tiempo constituye un periodo donde el


familiar fallecido estaba presente en la vida de los que quedaban. Existían
claros signos de que se había producido un fallecimiento en el domicilio, pues
las puertas y ventanas permanecían cerradas, los visillos eran cambiados por
el color del luto y los cuadros girados sobre la pared. La familia quedaba al
menos tres días sin salir a la calle. Por lo tanto, estaba vetada socialmente la
presencia en los actos públicos o fiestas, acudir a los bares, etc. El silencio se
volvía un hecho consustancial durante el luto, se cubrían con paños los
aparatos eléctricos como la radio o la televisión, y solamente era roto por los
rezos de las mujeres o por los hombres al recibir las condolencias. Respecto a
la vestimenta, toda la familia incluida los niños, quedaban marcados por el luto,
tiñéndose de negro.

A partir del siglo XX, las reformas en la sanidad hacen que todo este ritual que
hemos contemplado pase a manos de expertos, como son los médicos y
hospitales. Con respecto al proceso de vestimenta del fallecido, se han creado
industrias nuevas como los tanatorios, encargados de adecuar en muchos
casos y cubrir con una estela de normalidad los cuerpos. Se ha derivado a un
cambio en el ritual del morir tradicional, donde la casa familiar era el seno
donde se desarrollaban todas las acciones, y hemos pasado al hospital-
tanatorio-cementerio, perdiéndose por el camino ese sentido de familiaridad,
pero sobre todo de solidaridad. Ahora se trata de un rito aséptico, donde
predomina la frialdad.

¿Cómo actuaban los familiares en torno a la muerte?


La muerte se mostraba cercana por la menor esperanza de vida y por la
precariedad y fragilidad de la existencia. Esta presencia de la muerte obligó a
los seres humanos que la sufrían a darle un significado racional que sirviera
para paliar la angustia e integrar socialmente a quienes vivían en su temor. La
respuesta tuvo un contenido, ante todo, religioso, fue el cristianismo quien dotó
a la muerte de un significado consolador: había que morir para renacer a la
vida eterna.
En la actualidad la muerte propia suele ser rechazada, como si no fuera a
ocurrir nunca; o se vive con miedo, distancia, preocupación, y sólo en algunos
casos, aceptación. La muerte se siente como algo lejano y que sucede a los
“otros”, por lo que se rechaza, se oculta y se silencia. Por ello, no es de
extrañar, que con la pretensión de proteger al moribundo o al enfermo grave,
se oculte hasta el final la gravedad del enfermo, restándole así la posibilidad de
hablar de sus miedos y sus necesidades La muerte ha pasado de considerarse
un espectáculo público a ser un acontecimiento privado, íntimo.

¿Qué mitos había en torno a la muerte?


A lo largo de la historia y en diferentes culturas, han existido numerosos mitos y
creencias en torno a la muerte. Algunos ejemplos son:

1. Vida después de la muerte: Muchas culturas creen en alguna forma de vida


más allá de la muerte, ya sea a través de la reencarnación o la existencia de un
paraíso o infierno.

2. El juicio final: Algunas religiones enseñan que después de la muerte, cada


persona será juzgada por sus acciones en vida y recibirán castigos o
recompensas según corresponda.

3. Fantasmas y espíritus: Se creía que los espíritus de los difuntos podían


permanecer en el mundo terrenal, interactuar con los vivos y buscar venganza
o protección.

4. La muerte como transición: En algunas culturas antiguas, se pensaba que la


muerte era solo una fase de transformación hacia otro estado de existencia y
no el fin absoluto.
5. Tabúes y supersticiones: En muchas culturas, existen tabúes relacionados
con la muerte, como evitar mencionar el nombre de un difunto o realizar ciertos
actos que se consideran de mala suerte.

Actualmente existen menos mitos sobre la muerte en comparación con épocas


pasadas, aún hay algunos conceptos erróneos o creencias infundadas que
persisten. Algunos mitos comunes sobre la muerte en la sociedad
contemporánea son:

1. El "descanso eterno": La idea de que después de la muerte, las personas


descansan en paz de forma permanente. En realidad, no hay evidencia
científica de qué sucede después de la muerte y las creencias varían
ampliamente según las tradiciones culturales y religiosas.

2. Comunicación con los muertos: Muchas personas creen que es posible


comunicarse o recibir mensajes de seres queridos fallecidos. Sin embargo, no
hay pruebas científicas de que esto sea posible y muchas prácticas espiritistas
se basan en el engaño o en técnicas de ilusión.

3. Reencarnación selectiva: Algunas personas creen que después de la muerte


pueden elegir la forma en que se reencarnan. Sin embargo, la reencarnación
es una creencia individual y está arraigada en diferentes tradiciones y filosofías
religiosas.

4. Temor a ser enterrado vivo: Aunque en el pasado hubo casos documentados


de personas que fueron enterradas vivas, en la actualidad los procedimientos
médicos y legales garantizan que esto sea extremadamente poco probable.
Los avances en la medicina y las técnicas de certificación de la muerte han
reducido considerablemente esos riesgos.

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