La Defensoria Penal en MX

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CAPÍTULO II.
LA DEFENSORÍA PENAL EN MÉXICO.
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1.- EL MARCO JURÍDICO DE LA DEFENSORÍA PENAL. 7

1.1.- LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS


UNIDOS MEXICANOS.

En México, el derecho a una defensa adecuada encuentra su


fundamento en el artículo 20, apartado B en su fracción VIII, que establece
la defensa adecuada como un derecho de toda persona imputada.
Defensa que deberá ser ejercida por abogado particular o público:

Artículo 20 Constitucional. Apartado “B”

(…)

“VIII. Tendrá derecho a una defensa adecuada por abogado, al cual elegirá
libremente incluso desde el momento de su detención. Si no quiere o no
puede nombrar un abogado, después de haber sido requerido para hacerlo,
el juez le designará un defensor público. También tendrá derecho a que su
defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste tendrá obligación
de hacerlo cuantas veces se le requiera, ...”

7 Reinserta, A.C. (2020). Diagnóstico sobre la percepción del desempeño de la defensoría penal en México. Consultado en el
sitio de Internet de Reinserta A.C: https://reinserta.org/
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Siguiendo la norma constitucional, la defensoría pública


encuentra su fundamento de existencia en el párrafo octavo del artículo
17 constitucional, que establece:

(…)

“La Federación y las entidades federativas garantizarán la existencia de un


servicio de defensoría pública de calidad para la población y asegurarán las
condiciones para un servicio profesional de carrera para los defensores. Las
percepciones de los defensores no podrán ser inferiores a las que
correspondan a los agentes del Ministerio Público.”

Párrafo reformado DOF 29-01-2016

En dicho numeral la norma suprema contempla la figura de la


defensoría pública como obligación de dos órdenes de gobierno “La
Federación y las entidades federativas...” Además, atendiendo al
concepto de calidad, dicha defensoría debe ser eficaz y efectiva
“...defensoría pública de calidad...”

Asimismo, prevé que los defensores públicos deben contar


con buenas condiciones de trabajo, que les permitan tener seguridad
laboral y un salario digno “...asegurarán las condiciones para un servicio
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profesional de carrera para los defensores. Las percepciones de los


defensores no podrán ser inferiores a las que correspondan a los agentes
del Ministerio Público.”

A través de la inclusión de las defensorías públicas a nivel


constitucional, el Estado se compromete a la mejora y salvaguarda de los
derechos humanos, mediante la exigencia de la creación de instituciones
que garanticen el derecho a la defensa y el acceso a la justicia, derechos
que no se limitan exclusivamente a la materia penal.

Otro de los numerales constitucionales que tienen relación con


el ejercicio de la defensoría es el artículo 5 que se refiere a la libre elección
y ejercicio de las profesiones, entre las cuales se encuentra la abogacía.

La profesión debe entenderse como un derecho humano,


puesto que ninguna persona puede ser privada del derecho de decidir qué
quiere estudiar y a que se quiere dedicar.

Artículo 5 de la Constitución Federal.

“A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión,


industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de
esta libertad sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando se
ataquen los derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada en
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los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la


sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por
resolución judicial.”

Además, este artículo contempla que serán las leyes


reglamentarias las que determinen las profesiones que requieren título
para poder ejercerlas, los requisitos que se piden para obtenerlo y la
autoridad competente para su emisión.

En el caso de la defensoría, serán los licenciados en derecho


los encargados de poder fungir como defensores y requerirán título
universitario que los acredite para ejercer la profesión.

“La ley determinará en cada entidad federativa, cuáles son las profesiones
que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse
para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo.”

También dentro de la Constitución, específicamente en el


artículo primero y, derivado de la reforma del 10 de junio del año 2011, se
incluyeron diversas obligaciones y acciones que el Estado Mexicano debe
cumplir y garantizar en pro de la protección de los derechos humanos.

Uno de los más grandes logros de esa reforma fue establecer


que todos los derechos humanos contenidos en los instrumentos
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internacionales que México haya ratificado, también son parte del conjunto
de derechos que reconoce la propia Constitución, lo que hace que el
catálogo de derechos sea más extenso, siempre en favor de las personas.

Debido a lo anterior, la disputa entre la supremacía de las


normas, Constitución o Tratados Internacionales, queda resuelta. Ahora
tienen la misma importancia y por ende se deben tutelar y proteger todos
los derechos humanos por igual.

La norma constitucional establece cuatro principios que


rigen a los derechos humanos:

Son universales, es decir que todas las personas gozan de


los derechos, sin importar nacionalidad, edad, sexo, preferencias,
religiones, condiciones económicas, sociales o culturales. Los derechos
humanos son para todos y todas.

También son interdependientes e indivisibles, lo que


significa que todos los derechos, tanto los contenidos en la Constitución
como aquellos contemplados en los Tratados Internacionales, están
vinculados unos con otros, por lo que no es posible dividirlos o separarlos,
pues deben ser entendidos y garantizados como un conjunto y todos son
igual de importantes.
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Esto implica que para poder gozar plenamente de un derecho


humano es indispensable que se garantice también el ejercicio del resto
de ellos y si uno es vulnerado, indirectamente también lo serán los demás.

Esto cobra especial importancia, pues en los principios de


interdependencia e indivisibilidad, se fundamenta el hecho de que para
poder ejercer de manera eficaz el acceso a la justicia y el debido proceso,
debe entonces garantizarse una adecuada defensa.

Por último, está el principio de progresividad, que es la


obligación que el Estado adquiere de ir paso a paso en el avance para
garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos y su protección.
Además, implica que el estado siempre deberá ir hacia adelante en el
reconocimiento de derechos, lo que significa que no puede retroceder en
los derechos ya alcanzados.

Para ello, deberá implementar las medidas necesarias que


aseguren ese pleno disfrute y respeto de derechos humanos a través de
todos los medios con los que cuente, mediante la aplicación de medidas
inmediatas, mediatas y a largo plazo, con ayuda de la creación y aplicación
de leyes, políticas públicas, campañas educativas, capacitación de
servidores públicos o cualquiera que permita la materialización de
derechos y su ejercicio.
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Aunado a la normativa señalada, cabe hacer referencia a lo


establecido por una tesis aislada de la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, en la que apunta que:

“El inculpado tendrá derecho a una defensa, por medio de su abogado y a


que éste comparezca en todos los actos del proceso, quien tendrá la
obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, lo que se actualiza
desde que aquél es puesto a disposición del Ministerio Público; esto es,
desde la etapa ministerial deberá contar con la asistencia efectiva del
profesional, entendiéndose como tal, la presencia física y la ayuda efectiva
del asesor legal, quien deberá velar porque el proceso se siga con apego a
los principios del debido proceso, y éste no sea viciado, asegurando a la
postre el dictado de una sentencia que cumpla con los requisitos, valores y
principios legales y constitucionales que permean en el debido proceso
penal; lo que deberá observarse en todas aquellas diligencias o actuaciones
y etapas procesales en las cuales es eminentemente necesaria la presencia
del inculpado, en las que activa, directa y físicamente participe o deba
participar, así como en aquellas en las que de no estar presente, se
cuestionarían o pondrían gravemente en duda la certeza jurídica y el debido
proceso. Esto es así, porque la defensa adecuada representa un derecho
instrumental cuya finalidad es asegurar que el poder punitivo del Estado se
desplegará a través de un proceso justo, lo que además busca asegurar
que pueda tener garantizados en su integridad sus derechos
fundamentales, como lo es no declarar, no autoincriminarse, no ser
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incomunicado, no sufrir tortura alguna, ni ser detenido arbitrariamente, así


como ser informado de las causas de su detención, entre otras”8.

Por su parte, el Pleno del máximo Tribunal de nuestro país,


también en una tesis aislada, determinó que ...

“Se concluye que la defensa adecuada dentro de un proceso penal se


garantiza cuando la proporciona una persona con conocimientos técnicos
en derecho, máxime que de la normativa internacional citada no deriva la
posibilidad de que sea efectuada por un tercero que no sea perito en dicha
materia y, por el contrario, permite inferir que la defensa que el Estado deba
garantizar será lo más adecuada y efectiva posible, lo cual implica un
elemento formal, consistente en que el defensor acredite ser perito en
derecho, y uno material, relativo a que, además de dicha acreditación, actúe
diligentemente con el fin de proteger las garantías procesales del acusado
y evitar que sus derechos se vean lesionados”9.

Así, la Suprema Corte de Justicia de la Nación establece


lineamientos importantes por considerar, que son:

• El inculpado tiene derecho a estar asistido de manera efectiva


por un defensor desde el momento en que es puesto a
disposición del Ministerio Público.

8 Tesis 1a CCXXVI/2013/ 22, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. I, julio de 2013, p. 554.
9 Tesis 10a XII/2014/5, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. 1, abril de 2014, p. 413.
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• La asistencia efectiva no se refiere a la presencia del defensor,


sino a la ayuda efectiva que brinde al imputado.

• La defensa adecuada debe ser proporcionada por un perito en


derecho, lo que se constatará con la debida acreditación
(cédula profesional), pero, sobre todo, con el actuar diligente
del defensor.

• El derecho a la defensa adecuada es derecho instrumental


para asegurar que las autoridades desplegarán su poder
punitivo apegados a la legalidad y con respeto a los derechos
humanos.

1.2.- INSTRUMENTOS INTERNACIONALES QUE TUTELAN


EL DERECHO A LA DEFENSA ADECUADA.

Derivado de la inclusión de los derechos humanos en el


artículo primero constitucional, el Estado mexicano está obligado a tomar
en cuenta todos los instrumentos internacionales en materia de derechos
humanos e incluso aquellos que no los establezcan expresamente, pero
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que derivados de ellos se desprendan derechos fundamentales o


protección a los mismos.

En el caso de la defensa adecuada los tratados que lo recogen


son:

LA CONVENCIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS, QUE EN EL ARTÍCULO 11, ESTABLECE:

“Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su


inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en
juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa.”

En este artículo se contempla el derecho que tienen las


personas acusadas de algún delito a:

1).- Que se le trate siempre como inocente, hasta que se


demuestre lo contrario en juicio y;

2).- Que cuente con un defensor que posea los conocimientos


técnicos y materiales que le permitan proteger sus intereses y derechos
en todo momento.
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Esto permite ver que el principio de presunción de inocencia


es también un elemento para poder ejercer la adecuada defensa, pues
ésta se debe desempeñar siempre bajo el entendido de que la culpabilidad
deberá ser demostrada por la parte acusadora, es decir, el fiscal o
Ministerio Público.

Esto a su vez significa que el imputado o acusado no tiene la


responsabilidad de demostrar su inocencia, pues la carga de la prueba
recae en la Fiscalía. Aun así, el acusado tiene el derecho de defender su
inocencia.

PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y


POLÍTICOS, QUE EN EL ARTÍCULO 14 CONTEMPLA UNA SERIE DE
GARANTÍAS PROCESALES A FAVOR DEL IMPUTADO Y EN EL
APARTADO 3 ESPECÍFICAMENTE, SE ESTABLECE EL DERECHO DE
DEFENSA:

Artículo 3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá


derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:

(...)
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b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de


su defensa y a comunicarse con un defensor de su elección;

(...)

d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser


asistida por un defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera
defensor, del derecho que le asiste a tenerlo, y, siempre que el interés de
la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si
careciere de medios suficientes para pagarlo;

(...)

f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla


el idioma empleado en el tribunal;

Este instrumento contempla que el imputado deberá contar


con un defensor, designado por él mismo o por el Estado en los casos que
el imputado no tenga los medios o no lo haya nombrado.

Además, señala que podrá comunicarse con su defensor en


todo momento y que deberá tener el tiempo y los medios necesarios para
poder ejercer su derecho de defensa.
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Por último, en el inciso f), se establece que deberá contar con


un intérprete o traductor en el caso de no hablar o comprender el idioma
en el que se comunica el órgano juzgador, esto también es aplicable al
defensor, que deberá hablar la lengua del imputado.

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS


HUMANOS “PACTO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA”, EN EL
ARTÍCULO 8 ESTABLECE UN LISTADO DE GARANTÍAS JUDICIALES
Y EN SU APARTADO 2 CONTEMPLA, LA DEFENSA ADECUADA:

“Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su


inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el
proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías mínimas:

(...)

c) concesión al inculpado de tiempo y de los medios adecuados para la


preparación de su defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido
por un defensor de su elección o de comunicarse libre y privadamente con
su defensor;
e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por
el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no
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se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo


establecido por la ley;
f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal
y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas
que puedan arrojar luz sobre los hechos;”

Entre otras garantías el documento exige que el imputado


tenga el tiempo suficiente y los elementos para preparar su defensa, que
sea asistido por defensor y que tenga libre comunicación con él. Además,
habla del derecho de que le sea designado un defensor público y
expresamente considera ese derecho como irrenunciable.

1.3.- JURISPRUDENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE


INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, MÁXIMO
INTÉRPRETE DE LA CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS, SOBRE EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA DEFENSA.

JURISPRUDENCIAS QUE LE SON DE OBSERVANCIA


OBLIGATORIA AL ESTADO MEXICANO.
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Corte IDH. Caso Argüelles y otros Vs. Argentina. Excepciones


Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2014. Serie C No. 288, Párrafo 175, Argentina | 2014

(...)

175. Esta Corte ha establecido que el derecho a la defensa debe poder


ejercerse desde que se señala a una persona como posible autor o partícipe
de un hecho punible y sólo culmina cuando finaliza el proceso.

Sostener lo opuesto implica supeditar las garantías convencionales que


protegen el derecho a la defensa, entre ellas el artículo 8.2.b), a que el
investigado se encuentre en determinada fase procesal, dejando abierta la
posibilidad de que con anterioridad se afecte un ámbito de sus derechos a
través de actos de autoridad que desconoce o a los que no puede controlar
u oponerse con eficacia, lo cual es evidentemente contrario a la
Convención.

El derecho a la defensa obliga al Estado a tratar al individuo en todo


momento como un verdadero sujeto del proceso, en el más amplio sentido
de este concepto, y no simplemente como objeto del mismo.

(…)

Corte IDH. Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y


Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2009. Serie C No. 206,
40

Párrafo 29. Venezuela | 2009

(...)

29. Ahora bien, el derecho a la defensa debe necesariamente poder


ejercerse desde que se señala a una persona como posible autor o partícipe
de un hecho punible y sólo culmina cuando finaliza el proceso, incluyendo,
en su caso, la etapa de ejecución de la pena. Sostener lo opuesto implicaría
supeditar las garantías convencionales que protegen el derecho a la
defensa, entre ellas el artículo 8.2.b, a que el investigado encuentre en
determinada fase procesal, dejando abierta la posibilidad de que con
anterioridad se afecte un ámbito de sus derechos a través de actos de
autoridad que desconoce o a los que no puede controlar u oponerse con
eficacia, lo cual es evidentemente contrario a la Convención. En efecto,
impedir que la persona ejerza su derecho de defensa desde que se inicia la
investigación en su contra y la autoridad dispone o ejecuta actos que
implican afectación de derechos es potenciar los poderes investigativos del
Estado en desmedro de derechos fundamentales de la persona investigada.
El derecho a la defensa obliga al Estado a tratar al iniduo en todo momento
como un verdadero sujeto del proceso, en el más amplio sentido de este
concepto, y no simplemente como objeto del mismo.

(…)

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