Contratos I Mateo
Contratos I Mateo
Contratos I Mateo
19/07/2022
Evaluación.
Nota. Todos los exámenes son escritos e individuales, puede sacarse el Código Civil.
Bibliografía.
21/07/2021
Conceptos preliminares.
Derecho subjetivo. Son facultades y poderes de que son titulares las personas y que sirven
para satisfacer sus necesidades, con base en el derecho objetivo (normas jurídicas). Presenta
una estructura conformada por una aspecto interno y un aspecto externo.
Derechos reales. Libro II. El objeto del derecho real es una cosa corporal.
Los derechos reales se encuentran en el libro II, los derechos personales en el libro
IV (el legislador no desarrolla los derechos personales sino las obligaciones, que en
últimas, son lo mismo pero desde otra óptica) y los derechos universales en el libro
III. Los derechos inmateriales no se encuentran en el Código Civil, ahora bien, se
mencionan en el artículo 671.
El derecho siempre tiene que responder a una estructura donde haya al menos dos
sujetos y un objeto del derecho. Esto se evidencia notoriamente en los derechos
personales, en los derechos reales no es tan evidente, sin embargo, no deja de existir
dicha estructura, pues los sujetos existen, y se encuentran obligados a no estorbar el
ejercicio del derecho por parte del titular. Ahora bien, es importante aclarar que en
los derechos personales el titular requiere del otro sujeto para poder ejercer el
derecho, mientras que en los derechos reales no (en los derechos personales la
obligación solamente es exigible a una persona).
26/07/2022
Obligación. El Código Civil no define qué es una obligación, es la doctrina la que desarrolla
el concepto. La obligación es un vínculo jurídico entre dos o más sujetos, el cual
constriñe/fuerza a uno de ellos llamado deudor a realizar en favor de otro llamado acreedor,
una conducta o prestación consistente en dar, hacer o no hacer, para cuyo cumplimiento el
primero responde con todos los bienes presentes y futuros de su patrimonio*
El acreedor confía en que el deudor va a cumplir; sin embargo, el derecho no se queda ahí, y
cuenta con herramientas que permiten que, mediante la fuerza, el deudor cumpla cuando no
lo hizo de manera voluntaria cuando debía hacerlo, ejemplo de esto es el artículo 2488 del
Código Civil.
Ojo. Del patrimonio con el que responde el deudor se exceptúan los bienes inembargables.
¿Cómo nacen los derechos reales y cómo nacen los derechos personales?
Derechos reales. Principalmente del derecho real de propiedad. Cuando alguien afirma ser
titular del derecho de propiedad, debe justificarlo con un modo de adquirir el dominio
(artículo 673 C.C.): ocupación, accesión, tradición, sucesión por causa de muerte y
prescripción.
Derechos personales. Preguntar cómo nacen los derechos personales es lo mismo que
preguntar cómo nacen las obligaciones. Las fuentes de las obligaciones son el delito, el
cuasidelito, el contrato, el cuasicontrato y la ley.
Artículo 1494 C.C. Integrado con el 2302. Las obligaciones nacen, ya del concurso real de
las voluntades de dos o más personas, como en los contratos o convenciones; ya de un hecho
voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y
en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a
otra persona, como en los delitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los
hijos de familia.
Las primeras cuatro fuentes consisten en hechos o actos humanos (voluntarios), mientras que
la ley como fuente consiste en hechos de la naturaleza a los cuales la ley les asigna una
consecuencia jurídica.
Lo especial del contrato como fuente de las obligaciones es que hay una voluntad encaminada
de manera directa y reflexiva al nacimiento de la obligación.
El cuasicontrato, el delito y el cuasidelito no son actos sino hechos voluntarios, suponen que
alguien voluntariamente ejecuta una conducta, en virtud de la cual surge una
obligación/consecuencia jurídica porque la ley así lo determina. Ahora bien, en el
cuasicontrato ese hecho voluntario es lícito, mientras que en el delito y el cuasidelito es
ilícito.
En el contrato la obligación nace porque las partes lo quieren, en el cuasicontrato porque una
persona realiza una conducta (hecho voluntario) a la cual la ley le asigna una consecuencia
jurídica, y en el delito y en el cuasidelito nace porque se causa un daño. Por su parte, la
obligación cuya fuente es la ley nace porque esta asigna una consecuencia jurídica a la
ocurrencia de un hecho natural.
El abuso del derecho (No es una fuente independiente de las obligaciones). Se trata de un
problema de responsabilidad civil y el enriquecimiento sin causa son otras fuentes de las
obligaciones traídas por la doctrina con el tiempo.
Hechos de la naturaleza.
Ley.
Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar,
hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser de una o de muchas personas.
El artículo 864 Código de Comercio le dio una definición distinta al contrato, ahora bien, la
doctrina considera que no definió el contrato sino la convención.
Negocio jurídico: es más amplio pues puede ser unilateral o plurilateral y puede estar
destinado tanto a crear, modificar o extinguir obligaciones. Ejemplo. El pago y el
testamento.
Convención: siempre es plurilateral y puede estar destinada tanto a crear, modificar
o extinguir obligaciones. Ejemplo. Dos partes de un contrato se ponen de acuerdo
para ampliar el plazo de una obligación.
Contrato: es bilateral y está destinado a crear obligaciones.
Si bien es cierto que todo contrato busca que surjan obligaciones a cargo de las partes, hay
distintas clases de contratos, no todos los que concurren a la celebración de un contrato
buscan lo mismo.
Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su naturaleza,
y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales,
o no produce efecto alguno, o degeneran en otro contrato diferente; son de la naturaleza de
un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de
una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni
naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
Esenciales. Los elementos esenciales del contrato son aquellos sin los cuales el
contrato no existe o genera otro contrato. Ejemplo: objeto y precio en el contrato de
compraventa.
Naturaleza. Los elementos de la naturaleza del contrato son aquellos que la ley
incorpora. Pertenecen a la relación contractual así las partes no hayan dicho nada.
Ejemplo: obligación de sanear la evicción y los vicios redhibitorios en el contrato de
compraventa. Dichas obligaciones nacen aunque las partes no lo pacten en el contrato.
Accidentales. Ni esencial ni naturalmente le pertenecen al contrato, se le agregan por
medio de cláusulas especiales. Tienen dos finalidades: o 1) crear una nueva
obligación que no sea ni elemento esencial ni de la naturaleza del contrato o 2) excluir
un elemento de la naturaleza del contrato (no puede excluirse un elemento esencial).
28/07/2022
Nota. El contrato es ley para las partes, la autonomía de los particulares como
fuente de obligaciones. Principio de la normatividad de los contratos,
El legislador regula unos contratos, pero le permite a los particulares crear otros,
siempre y cuando cumpla con ciertos requisitos traídos por la ley. Ejemplo.
Contrato de franquicia.
En relación con los atípicos el régimen jurídico es: 1) normas imperativas, 2) las
cláusulas libremente acordadas por las partes, 3) reglas generales de los contratos,
4) reglas propias del contrato típico más próximo o semejante
(analogía) y 5) los principios generales del derecho.
Artículo 1496 C.C. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga
para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes
contratantes se obligan recíprocamente.
En los contratos bilaterales las obligaciones a cargo de las partes están ligadas
entre sí por un vínculo de interdependencia, ello es, se obligan porque la otra se
obliga; lo propio ocurre en el cumplimiento, las partes cumplen porque la otra
cumple.
Artículo 1500 C.C. El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es
necesaria la tradición de la cosa a que se refiere; es solemne cuando está sujeto
a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas no
produce ningún efecto civil; y es consensual cuando se perfecciona por el solo
consentimiento.
Existen tres formas de exteriorizar la voluntad:
Crítica. Una cosa es una entrega y otra una tradición, en este caso, el
Código Civil no fue preciso, pues si bien para que algunos contratos reales
se perfeccionen se requiere la tradición, algunos otros se perfeccionan con
la entrega.
La solemnidad puede tener dos orígenes: 1) la ley: que sea la ley la que diga
que es solemne y 2) la voluntad de las partes: contratos que según la ley serían
consensuales, pero las partes acuerdan que serán solemnes.
Artículo 225 CGP. La prueba de testigos no podrá suplir el escrito que la ley
exija como solemnidad para la existencia o validez de un acto o contrato.
El segundo párrafo del artículo 225 del Código General del Proceso
parece favorecer el formalismo y castigar a quienes celebran contratos
de manera consensual, aun cuando el derecho sustancial (código civil)
tiene como regla general el consensualismo.
Si ambas partes reportan utilidad el deudor responde por la culpa leve, si solo
reporta utilidad el deudor responde por la culpa levísima y si solo reporta utilidad
el acreedor responde por la culpa grave.
Por otra parte, la figura de la lesión enorme nunca opera en los contratos gratuitos.
Por último, el artículo 1512 C.C. establece, en relación con los vicios del
consentimiento, que, por regla general, el error en la persona no vicia el
consentimiento en los contratos onerosos, pero sí lo hace en los gratuitos; esto en
tanto, por regla general, los contratos gratuitos se celebran con relación a la
persona mientras que los onerosos se celebran con indiferencia de la persona.
Artículo 1498 C.C. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las
partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la
otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una
contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.
02/08/2022
El contrato de compraventa.
Recordar. Cuando una persona tiene un objeto en sus manos es posible predicar la existencia
de tres situaciones jurídicas: 1) posesión, 2) propiedad y 3) mera tenencia.
Artículo 669 C.C. Propiedad. Quien tiene el uso, goce y disposición del bien. El dominio
que se llama también propiedad es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra ley o contra derecho ajeno.
La posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño, sea
que el dueño o el que se da por tal, tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona
que la tenga en lugar y a nombre de él.
Mera tenencia. Alguien retiene una cosa pero reconoce dominio ajeno. Artículo 775 C.C.
Se llama mera tenencia la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar
o a nombre del dueño. El acreedor prendario*, el secuestre, el usufructuario, el
usuario, el que tiene derecho de habitación, son meros tenedores de la cosa
empeñada, secuestrada o cuyo usufructo, uso o habitación les pertenece.
Lo dicho se aplica generalmente a todo el que tiene una cosa reconociendo dominio
ajeno.
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La posesión y la mera tenencia no son compatibles, pues en una se reconoce dominio ajeno
y en la otra no. Una misma persona no puede reconocer dominio ajeno y, al mismo tiempo,
no reconocerlo.¿
Por su parte, la propiedad y la mera tenencia tampoco son compatibles, pues el tenedor
reconoce dominio ajeno, y el propietario como dueño no.
Elementos esenciales del contrato de compraventa: una obligación de pagar un precio a cargo
de una parte, y una obligación a cargo de otra parte de dar una cosa.
Artículo 1880. Las obligaciones del vendedor se reducen a dos: la entrega o tradición*, y el
saneamiento de la cosa vendida.
¿Cómo se cumple con la obligación de dar una cosa? Con la tradición de esa cosa, es la
tradición la que efectivamente logra la transferencia del derecho real de propiedad.
Entrega o tradición* El legislador las emplea como si fueran lo mismo de manera errónea,
en tanto quien hace tradición transfiere el derecho real de dominio, mientras que quien la
entrega no necesariamente lo hace, puede tratarse de una entrega meramente material.
Nota. Quien se obliga a traditar también se obliga a entregar, aun cuando la entrega
no sea la que perfeccione la tradición, así pues, aun en el caso de los bienes inmuebles
quien se encuentra obligado a dar se encuentra obligado a entregar.
Ello resulta lógico porque dar consiste en transferir el derecho de propiedad, el cual consiste
en poder usar, gozar y disponer de la cosa, lo cual no podrá hacerse sin que se haga entrega
material de la cosa.
El que está obligado a entregar no necesariamente se encuentra obligado a dar. La obligación
de entregar, entonces, no supone la obligación de dar la cosa. Ejemplo. Contrato de
arrendamiento. El arrendador se encuentra obligado a conceder el goce, lo cual solo se logra
con la entrega, dicha entrega no significa jurídicamente un dar, es simplemente una entrega,
por su parte el arrendatario se obliga, por su parte, a pagar un canon de arrendamiento.
Nota. Al arrendatario no se le transfiere un derecho real, sino que usa y goza del bien
en virtud de un derecho personal.
¿Cómo cumple el deudor? ¿Cómo se extingue la obligación de dar mediante el pago? Con la
tradición (en bienes muebles la entrega y en inmuebles la entrega más registro) La de entregar
se cumple entregando.
Para que pueda procederse a la tradición debe haber un contrato previo que hizo surgir la
obligación (título). Artículo 740 C.C.
La intención de transferir el dominio de uno y de otro de adquirirlo surge del contrato (título
traslaticio).
La compraventa es, entonces, uno de los títulos que sirven de fundamento para que se proceda
a la transferencia del dominio (el título es el contrato y el modo la tradición). Artículo 745
C.C.
Para que valga la tradición se requiere un título traslaticio de dominio, como el de
venta, permuta, donación, etc.
Nota. Esto supone que el derecho real de propiedad nace de la misma manera que
cualquier otro derecho personal lo que no tiene sentido. En Colombia, por el contrario,
el contrato de compraventa entendido como obligacional solamente cumple con crear
obligaciones a cargo de las partes (servir como título, se necesita tanto del título como
del modo para que surja el derecho de propiedad).
04/08/2022
1. Es un contrato típico.
2. Puede ser consensual o solemne.
3. Es bilateral.
4. Es oneroso.
5. Es conmutativo por regla general y solo, excepcionalmente, puede ser aleatorio.
6. Es de ejecución instantánea. Puede ser de libre discusión o de adhesión.
Se trata de un contrato típico que se encuentra regulado en el Libro IV del Código Civil,
Título XIII, artículos 1949 a 1954.
Es uno de los contratos que el Código Comercio también se encarga de regular: Libro IV,
Título II, artículos 905 a 967.
El Estatuto declara que las disposiciones que se consagran en él son de orden público,
es decir, la voluntad de los particulares no pueden contrariarlas.
Las normas del estatuto deben interpretarse de la forma más favorable al consumidor.
Consagra una regulación para las cláusulas abusivas.
El Estatuto consagra una regulación especial para las garantías y, de conformidad con esta, a
los productores y proveedores se les impone la obligación de responder solidariamente por
la calidad y la idoneidad de los productos.
En lo que concierne con la formación del contrato el Estatuto del consumidor incorpora
normas especiales relativas a la misma, imponiendo una obligación de información a cargo
de proveedores y productores.
Por otro lado, el Estatuto establece que las condiciones objetivas de la publicidad obligan al
anunciante.
Finalmente, el Estatuto tiene normas especiales para las ventar por medios no tradicionales
o a distancia. Una de ellas supone que respecto de ellas se consagra el derecho de retracto
(facultad que se le da al consumidor de resolver el contrato, esto siempre y cuando el contrato
no hubiere comenzado a ejecutarse antes de 5 días).
Así pues, la compraventa puede ser un contrato civil, mercantil o de consumo. En este curso
se estudia la compraventa como contrato civil.
09/08/2022
A partir del perfeccionamiento del contrato debe apreciarse a quién pertenece la pérdida,
la mejora o el deterioro del cuerpo cierto. Aquí se hace referencia al problema de los
riesgos en relación con los cuerpos ciertos, que se plantea desde el perfeccionamiento
hasta la entrega.
Este es el momento que se tiene presente para la fijación del justo precio en los casos en
los cuales el contrato es objeto de recisión por lesión enorme. El problema del justo precio
está referido a cuál es el justo precio en el momento en el que el contrato se perfecciona.
El vendedor solamente responde por las evicciones que tengan causa anterior al
perfeccionamiento del contrato.
Recordar. Dependiendo de cómo las partes deban exteriorizar su voluntad los contratos
pueden ser consensuales, reales o solemnes. La regla que se entiende incorporada en nuestro
sistema es que rige el consensualismo.
Artículo 1857 C.C. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la
cosa y en el precio, salvo las excepciones siguientes:
La venta de los bienes raíces y servidumbres y la de una sucesión hereditaria, no se reputan
perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio
que va a derribarse, los materiales que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y
sustancias minerales de toda clase, no están sujetos a esta excepción.
Este artículo menciona, entonces, que el contrato de compraventa es, por regla general,
consensual, para que se entienda que hay una compraventa solo se necesita el acuerdo de las
partes respecto de precio y cosa. Ahora bien, hay tres supuestos en los cuales la compraventa
no es consensual sino solemne: los contratos de compraventa de bienes raíces, servidumbres
o una sucesión hereditaria son solemnes, y la solemnidad es el otorgamiento de escritura
pública (se exige que la voluntad sea exteriorizada a partir de una escritura pública, de lo
contrario no será perfecto).
Ojo. Hay otros supuestos, distintos a los tres mencionados en el artículo 1857 C.C. en los
cuales la ley establece que el contrato de compraventa es solemne.
Artículo 1858 C.C. Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las
enumeradas en el inciso 2o. del artículo precedente, no se repute perfecta hasta el
otorgamiento de escritura pública o privada, podrá cualquiera de las partes retractarse
mientras no se otorgue la escritura o no haya principiado la entrega de la cosa vendida*.
Este artículo permite que el contrato de compraventa sea solemne no por disposición de la
ley sino acuerdo de las partes. Cuando sea tal el caso, las partes podrán retractarse.
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Venta de derechos reales inmobiliarios. En este caso la solemnidad que debe observarse
es el otorgamiento de una escritura pública (Artículo 1857 C.C.). En relación con los
inmuebles el contrato de compraventa es solemne y la solemnidad es una escritura pública
cuando el vendedor se obliga a transferir el derecho de propiedad, a constituir una
servidumbre a título de venta o cuando se constituyen los derechos reales de usufructo, uso
o habitación a título de venta.
Cuando el titular del derecho real respectivo es un menor de edad existe otra solemnidad
adicional para el contrato de compraventa, y es obtener autorización de juez de familia que
se obtiene promoviendo un proceso de jurisdicción voluntaria (Art. 581 CGP). Artículo 303
C.C. No se podrán enajenar ni hipotecar en caso alguno los bienes raíces del hijo, aun
pertenecientes a su peculio profesional, sin autorización del juez, con conocimiento de
causa.
Venta del derecho real de herencia. A este supuesto hace referencia expresa el segundo
párrafo del artículo 1857. Cuando se vende la sucesión se vende el derecho de heredar, si
alguien es titular del derecho de herencia puede negociarlo y transferirlo a otra persona, y a
cambio de esta se recibe una suma de dinero, se trata de un contrato de compraventa.
Venta de naves mayores (1432 CO.CO Y 1433 CO.CO.) y aeronaves (1789 CO.CO). Su
fundamento se encuentra en el Código de Comercio. Artículo 1427 CO.CO. En estos casos
el contrato de compraventa se perfecciona por escritura pública, es decir, se trata de un
contrato solemne y la solemnidad consiste en el otorgamiento de una escritura pública.
Ventas en pública subasta. Se trata de compraventas solemnes pues cuando se hacen por
ministerio de la justicia el acto de venta está reglamentado por normas procedimentales
incorporadas en los artículos 448 a 461 del Código General del Proceso. Todas estas reglas
constituyen formalidades cuya observancia es imperativa para que se configure la venta.
11/08/2022
Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en el inciso
2o. del artículo precedente, no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública
o privada, podrá cualquiera de las partes retractarse mientras no se otorgue la escritura o
no haya principiado la entrega de la cosa vendida.
Las partes deciden que un contrato, en principio consensual, va a requerir de una solemnidad
para su perfeccionamiento. Por lo general, las partes acuerdan esto para otorgar al contrato
una mayor seguridad, esto es, para que quede una constancia del acto que se está celebrando
para efectos probatorios.
Nota. Ahora, esa seguridad se puede obtener sin que el contrato sea solemne.
También pueden hacerlo cuando van a crear elementos accidentales, en búsqueda de que
quede constancia de tales estipulaciones incorporadas a la relación por la autonomía de la
voluntad (para constatar relaciones jurídicas complejas).
El carácter solemne de la compraventa en este supuesto existe siempre que las partes
expresamente acuerden que el cumplimiento de la solemnidad es requisito para el
perfeccionamiento del contrato.
Situación distinta a lo dispuesto por el 1858. Por lo general, lo que ocurre es que el contrato
se perfecciona de manera consensual y, posteriormente, se constata en un documento, en este
caso no se trata de una compraventa solemne, sino de una consensual que se encuentra
contenida en un documento. En este caso, se trata, entonces, de una solemnidad simplemente
con fines probatorios. Se trata de un contrato consensual.
Supuesto del artículo 1858. Si, por el contrario, lo que ocurre es que las partes antes de
acordar objeto y precio (antes de que una parte realice la oferta y otra acepte), determinan
que solo se entenderá perfeccionado el contrato una vez se deje constancia del mismo en un
documento privado llevado a notaría. Se trata, entonces de un contrato solemne convencional.
Otra situación distinta al supuesto del 1858. Consiste en que las partes celebren el contrato
e incluyan en la celebración un elemento accidental, que supone una obligación consistente
en dejar constancia por escrito del acuerdo al cual llegaron (obligación de hacer). En este
caso la solemnidad, al igual que en el primer supuesto, solo tendrá fines probatorios, no será
un requisito para el perfeccionamiento del contrato. Se trata de un contrato consensual.
En la primera y tercera situación el contrato es consensual, pero cuenta con una solemnidad
acordada por las partes con fines probatorios después de ya celebrado el contrato o al
momento de celebrarlo, en estos casos la solemnidad no es la que logra el perfeccionamiento,
en ellos cuando se cumple con la solemnidad el contrato ya está perfeccionado, no requiere
de la solemnidad para nacer. En la segunda situación si se trata, verdaderamente, de un
contrato de compraventa solemne, en este supuesto la solemnidad es requisito para el
perfeccionamiento del contrato, si no hay solemnidad no hay contrato.
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Paréntesis. No es título ejecutivo, pues se trata de un contrato bilateral, para que constituya
título ejecutivo debe constar en él que la otra parte cumplió las obligaciones a su cargo, cosa
que no suele constatarse en los contratos. Ahora bien, si cuando la parte cumple, y obtiene
una factura, dicha factura será el título ejecutivo, no el contrato. Si lo único que se tiene es el
contrato el proceso deberá ser declarativo, no ejecutivo.
Recordar. El título ejecutivo es un documento en el cual conste una obligación clara, expresa
y exigible*.
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Ojo. Cuando el contrato es solemne por ley y esta se incumple, la sanción es la inexistencia.
Si sí hay solemnidad, pero hay un vicio en esta, la sanción será la nulidad absoluta. Si la
solemnidad es convencional
Se trata de un aspecto regulado por norma dispositiva y, por tal, las partes pueden renunciar
a la solemnidad. Es procedente jurídicamente que las partes después de llegar al acuerdo
decidan, nuevamente, que el contrato sea consensual.
Importante. Renunciar a la solemnidad solo puede darse cuando esta tiene origen
convencional, de lo contrato se trata de un asunto regulado por norma imperativa.
Artículo 1760 C.C. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los
actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o
celebrados aún cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público, dentro de cierto
plazo, bajo una cláusula penal; esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia
del funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere
firmado por las partes.
Artículos 225 CGP. La prueba de testigos no podrá suplir el escrito que la ley exija como
solemnidad para la existencia o validez de un acto o contrato.
Artículo 256 CGP. La falta del documento que la ley exija como solemnidad para la
existencia o validez de un acto o contrato no podrá suplirse por otra prueba.
16/08/2022
Ojo. Mientras no se otorgue la solemnidad las partes pueden retractarse, lo que determina
que son libres de decidir si finalmente celebran o no el contrato (pueden arrepentirse pues
están en la época precontractual).
Nota. Por regla general, en la etapa precontractual las partes son libres de celebrar o
no el contrato, no están obligadas; ahora bien, si celebraron previamente un contrato
de promesa de compraventa sí están obligadas y no podrán retractarse sin acarrear
sanciones, salvo que se presente la figura de las arras.
Recordar. Cuando en el Estatuto del Consumidor la ley habla de que la parte puede
retractarse, lo que consigna es una facultad de resolución unilateral del contrato; por su parte,
en la disposición del artículo 1858 del Código Civil, la retractación no supone una facultad
de resolución unilateral del contrato.
La tradición del dominio de los bienes raíces requerirá además de la inscripción del título
en la correspondiente oficina de registro de instrumentos públicos, la entrega material de la
cosa.
De la misma manera se realizará la tradición del dominio de los vehículos automotores, pero
la inscripción del título se efectuará ante el funcionario y en la forma que determinen las
disposiciones legales pertinentes. La tradición así efectuada será reconocida y bastará ante
cualesquiera autoridades.
Esta norma no regula como se perfecciona el contrato de compraventa, sino como opera la
tradición; así pues, no implica que el contrato de compraventa de vehículos motores sea
solemne, aunque inicialmente se interpretó así.
Artículo 1857 C.C. Párrafo tercero. La compraventa de los frutos y flores pendientes, los
árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales
que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase, está
sometida a la regla general, es decir, es consensual. Esto, aun cuando las cosas a las que se
hace mención son bienes inmuebles por adhesión.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de
un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente adhieren al suelo,
como piedras y sustancias minerales de toda clase, no están sujetos a esta excepción.
18/08/2022
Las arras. Las arras pasaron a tener un carácter general para entenderse como bienes que se
entregaban como prueba de la celebración de un contrato, o como garantía de la celebración
de un contrato, facultándose a los contratantes para retractarse del negocio (las 7 partidas).
Esta figura se encuentra expresamente incorporada en la compraventa en los artículos 1859
a 1861. Se hace referencia a ellas en el arrendamiento en el artículo 1979.
Si se vende con arras, esto es, dando una cosa en prenda* de la celebración
o ejecución del contrato, se entiende que cada uno de los contratantes podrá
retractarse; el que ha dado las arras, perdiéndoles, y el que las ha recibido,
restituyéndolas dobladas.
Ahora bien, el que ejerce esta facultad (de resolver unilateralmente el contrato) pierde
las arras (si quien se retracta es quien las entrega) o debe restituirlas dobladas (si quien
se retracta es quien las recibe).
Si las partes acuerdan arras y vence el término legal sin que ninguna de ellas haya
hecho el ejercicio de la facultad de resolver el contrato, el contrato se consolidó, de
modo que no puede ser resuelto por esa razón. Asimismo, la persona que recibió las
arras debe restituirlas.
Excepción. Ahora bien, cuando se entrega dinero a título de arras (por parte del
comprador al vendedor) y se acuerda que, en caso de que no se haga ejercicio de la
facultad de resolver el contrato, el dinero se imputará al precio, la persona que recibió
las arras no deberá restituirlas.
¿De qué manera deben proceder las partes a ejercer la facultad de retractarse del
contrato? La retracción es una manifestación que hace la parte en el sentido de
disolver el contrato, simplemente se la comunica a la otra parte sin que se requiera
intervención judicial.
Si expresamente se dieren arras como parte del precio, o como señal de quedar
convenidos los contratantes, quedará perfecta la venta, sin perjuicio de lo prevenido
en el artículo 1857, inciso 2o.
La entrega del bien a título de arras tiene un carácter meramente simbólico, no supone
que el contrato de compraventa se perfeccione a través de esas arras (no se convierte
en un contrato real). La entrega del bien al título de arras no es el medio para
perfeccionar el contrato.
En este supuesto las partes no se están facultando para retractarse del contrato.
*Hay dos clases de arras: las penitenciales y las confirmatorias. Cuando se pactan
arras y hay duda respecto de la clase de arras que se pactaron, se entienden
penitenciales. Para que las arras sean confirmatorias tienen que pactarse de forma tal
que se den como parte del precio o como señal de quedar convenidos los contratantes.
Ojo. Esta clase de arras tiene que pactarse de manera escrita (documento privado),
ahora, ello no quiere decir que cuando se vayan a pactar estas arras el contrato de
compraventa sea solemne.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, sin el
ministerio o la autorización de otra.
El legislador establece una presunción de capacidad. Artículo 1503 C.C. Toda persona es
legalmente capaz, excepto aquéllas que la ley declara incapaces.
Por su parte, el artículo 1504 dice quiénes son incapaces. Son absolutamente incapaces los
impúberes. Sus actos no producen ni aún obligaciones naturales, y no admiten caución. Son
también incapaces los menores púberes. Pero la incapacidad de estas personas no es
absoluta y sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos
determinados por las leyes. Además de estas incapacidades hay otras particulares que
consisten en la prohibición que la ley ha impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos
actos.
Actualmente, solo hay incapacidades por razón de la edad. Hay incapaces absolutos y
relativos.
Todas estas reglas generales se aplican a cualquier acto jurídico y también a la compraventa.
Para efectos de la compraventa se hará énfasis en el último inciso del artículo 1504:
Artículo 1852 C.C. Determinaba que era nulo el contrato de compraventa celebrado por los
cónyuges o divorciados. Esta norma permaneció en el Código Civil hasta 1999, año en que
la Corte Constitucional declaró mediante la sentencia C-068 que era inexequible.
El fundamento para declarar inexequible esta norma fue el principio de buena fe (artículo 86
C.N.), lo que es absolutamente irrazonable, pues en ese caso habría que declarar la
inexequibilidad de todas las normas de inhabilidades, incompatibilidades, etc. pues todas
ellas parten de una mala fe.
De este artículo queda la incapacidad para celebrar contrato de compraventa entre el padre y
el hijo de familia. Hijo de familia es el que está sometido a patria potestad (artículo 288 C.C.).
La patria potestad es el conjunto de derechos que se conceden a los padres para facilitarles el
cumplimiento de sus deberes como padres de familia; esta comprende tres instituciones:
Ojo. Hay un supuesto en el cual se considera que no existe la incapacidad para celebrar un
contrato de compraventa entre un padre y un hijo de familia, y es cuando el padre de familia
no administra los bienes del hijo. Lo anterior en tanto si el padre de familia no tiene la
administración tampoco tiene la representación, y si el padre no tiene la representación la
tiene un guardador, el padre es una parte y la otra el hijo representado por su guardador. El
contrato de compraventa es oneroso y conmutativo.
Otra incapacidad particular es la de los guardadores (artículo 1855 C.C.). En este caso no se
prohíbe la celebración del contrato sino que se ordena su celebración observando sus
requisitos legales, con ello la ley pretende evitar un conflicto de intereses en el guardador y,
por tanto, si se pretende celebrar este contrato debe procederse al nombramiento del
guardador suplente o especial y debe obtenerse la autorización de un juez de familia (artículo
92. Ley 1306 de 2009).
Otra incapacidad es la del mandatario (l856 C.C). No se prohíbe la celebración del contrato
sino que se ordena celebrarlo con los requisitos de ley, encontrados en el artículo 2170.
No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el
mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha
ordenado comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante.
Ojo. Si hay aprobación expresa del mandante no existe la incapacidad del mandatario.
También está la incapacidad de los servidores públicos (artículos 1853 y 1854 C.C.). Al
empleado público se le prohíbe comprar los bienes públicos o particulares que se vendan por
su ministerio.
Asimismo, a los administradores de bienes de cualquier entidad pública se les prohíbe vender
los bienes que administran cuya enajenación no esté comprendida en sus facultades.
Finalmente, en relación con los servidores públicos, también hay una incapacidad para los
magistrados, jueces y secretarios de despacho, a ellos se les prohíbe comprar los bienes en
cuyo litigio han intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio, aunque la venta se
haga en pública subasta.
En relación con los abogados también hay una incapacidad (artículo 906 CO.CO). a ellos
también se les prohíbe comprar los bienes en cuyo litigio hayan intervenido y que se vendan
a consecuencia del litigio. A los secuestres se les prohíbe comprar el bien que administran.
Y a los albaceas o deudores testamentarios se les prohíbe comprar los bienes que administran.
Ahora, ¿Cuál es la sanción aplicable a la compraventa que presenta este vicio, es decir, que
se celebra incurriéndose en una de estas incapacidades particulares? La ley establece
expresamente en qué casos se trata de nulidad absoluta, en los que no se trata de nulidad
relativa.
Ahora, el Código Civil no dice expresamente cuál es la sanción, como no lo hace hay dos
maneras de resolver este problema:
1. Considerar que hay un vacío y que ese vacío puede ser llenado acudiendo al artículo
906 del Código de Comercio.
25/08/2022
La ley expresamente establece que la cosa puede consistir en un objeto corporal o incorporal.
Artículo 1866 C.C. Pueden venderse todas las cosas corporales, o incorporales, cuya
enajenación no esté prohibida por ley.
Precisión definición contrato de compraventa. Artículo 1849 C.C. Esta figura contractual
se presenta cuando una persona a cambio de un precio se obliga a transferir a otra persona un
derecho patrimonial o a constituirlo a favor de ella.
Recordar. Los derechos patrimoniales son: derechos reales (propiedad, usufructo: cesión,
constitución. Art. 852, uso-habitación: solo constitución-Art. 878, pues este no puede cederse
ni por sucesión ni por acto entre vivos, y servidumbre), personales, universales e inmateriales
(propiedad intelectual e industrial).
Ojo. Comúnmente con el contrato de compraventa se asocia con la transferencia del derecho
de propiedad; sin embargo, esta no es la única forma de compraventa que existe. Todos los
derechos reales se pueden transferir por acto entre vivos, a cambio de una suma de dinero.
mediante la celebración de un contrato de compraventa.
Conforme a los artículos 1517, 1518 y 1866 y siguientes del Código Civil; el objeto del
contrato de compraventa debe observar lo siguiente:
Artículo 1517. Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas,
que se trata de dar, hacer o no hacer.
Artículo 1518. No sólo las cosas que existen pueden ser objeto de una declaración
de voluntad, sino las que se espera que existan
Artículo 1870. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone
existente y no existe, no produce efecto alguno.
El problema de la existencia de la cosa está circunscrito a los cuerpos ciertos, esto en tanto
los géneros no perecen (siempre existen).
El artículo 1870 hace referencia a otro supuesto: Si faltaba una parte considerable de ella al
tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el comprador, a su arbitrio, desistir del contrato,
o darlo por subsistente, abonando el precio a justa tasación.
Problema 3. Si a la cosa le falta una parte pero la parte que le falta no es considerable el
contrato subsiste pero rebajando el precio o ajustándolo a una justa tasación, de modo que se
restablezca la correspondencia/equivalencia entre la cosa y el precio.
Esta solución se evidencia en el artículo 1925 del Código Civil sobre los vicios
redhibitorios:
Si los vicios ocultos no son de la importancia que se expresa en el número 2o. del
artículo 1915, no tendrá derecho el comprador para la rescisión de la venta, sino
sólo para la rebaja del precio.
Ahora, ¿Qué pasa si a la cosa le falta una parte que no es considerable, el vendedor lo sabía
y a pesar de saberlo celebró el contrato? Hay un vicio en el consentimiento del comprador:
dolo, por tanto la sanción al contrato es la nulidad relativa del contrato (se aplica el régimen
general, pues no hay una norma especial que regule el problema).
Nota. Los vicios del consentimiento: error, fuerza y dolo, son causales de nulidad
relativa.
Si lo que pasa es que el vendedor sabía de la falta de una parte considerable no se puede
aplicar el régimen general de nulidad, pues hay una norma especial que regula el problema:
el artículo 1870 – el vendedor puede desistir del contrato, y además, si el vendedor sabía, el
comprador podrá pedir la indemnización de perjuicios.
Cuando la norma dice que el comprador tiene la facultad de desistir del contrato, este no tiene
la carga de probar el conocimiento del vendedor, solo debe probar la falta considerable.
Ahora bien, el conocimiento del vendedor NO es irrelevante, lo que pasa es que no es
relevante para que el vendedor pueda desistir del contrato; el conocimiento del vendedor se
vuelve relevante en cuanto a la indemnización y responsabilidad civil:
Problema 4. La norma dice que el comprador tiene la facultad de desistir del contrato
¿Entonces, cuál es la naturaleza de esa sanción, qué quiere decir la ley cuando determina que
el comprador puede desistir del contrato? Hay tres tesis respecto del significado de la
expresión “desistir del contrato”:
Tesis 3. José Armando Bonivento. Supone que se trata también de una resolución,
pero sui generis que opera simplemente por voluntad del comprador, es decir, que no
es necesaria la declaración judicial.
30/08/2022
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Paréntesis. Los contratos reales pueden considerarse solemnes, en tanto la entrega de la cosa
puede entenderse como una solemnidad necesaria para el perfeccionamiento del contrato.
El contrato es gratuito cuando solo una de las partes reporta utilidad, oneroso cuando ambas
partes reportan utilidad. Por otro lado, es bilateral si produce obligaciones para ambas partes,
y unilateral si solo produce obligaciones para una parte (la clasificación de bilateral o
unilateral hace referencia a los efectos, la de gratuito u oneroso a la utilidad).
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En este se regulan dos cosas distintas: 1) la venta de cosa futura y 2) la venta de la suerte.
Venta de la cosa futura. En la venta de la cosa futura las partes celebran un contrato
respecto de una cosa que no existe pero que se espera que exista de manera que el
contrato se entiende celebrado bajo la condición de que la cosa llegue a existir.
Ahora, pueden celebrar el contrato, pero esta se entenderá hecha bajo la condición de
existir.
Venta de la suerte. También recae sobre una cosa futura cuya existencia se espera;
sin embargo, en este supuesto, el contrato no está sometido a la condición de que la
cosa llegue a existir.
Ejemplo. Si se celebra el contrato de compraventa del ternero por nacer, sin que este
esté sometido a la condición de que el ternero nazca, se entenderá la compraventa
perfeccionada sin necesidad de que la cosa (el ternero) llegue a existir.
Cuando el contrato de compraventa es de cosa futura, es conmutativo. Si lo que se está
comprando es la suerte el contrato no es conmutativo sino aleatorio, y como aleatorio, el
comprador sí o sí si celebra el contrato queda obligado a pagar el precio (a pesar de que la
cosa no llegue a existir estará obligado a pagar y si ya lo pagó no tiene derecho a pedir
restitución de lo pagado). Ello implica que en la venta de la suerte, así la cosa no llegue a
existir el contrato sí tuvo un objeto: la contingencia/aleas/suerte de que la cosa llegue o no a
existir.
Importante. En la venta de cosa futura se dice que esta queda hecha bajo la condición de
existir; ahora, lo que queda sometido a condición suspensiva no es el contrato, sino las
obligaciones que surgen del contrato de compraventa.
Para que nazca la obligación de la persona, en este caso, es necesario que la cosa llegue a
existir, ahora, como el contrato es bilateral si una obligación queda sometida a condición
suspensiva, la obligación de la otra parte también (pues son correlativas, tienen una relación
de interdependencia).
Entonces, las dos obligaciones principales que produce el contrato dar el precio y la cosa
están sometidas a condición suspensiva, NO el contrato.
A la venta de cosa futura también hace referencia el Código de Comercio (artículo 917): La
venta de cosa futura sólo quedará perfecta en el momento en que exista. En esta se evidencia
que el Código de Comercio no regula la venta de cosa futura, pues indica que la inexistencia
de la cosa (así se entienda que esta va a llegar a existir) implica que el contrato no ha
nacido/no existe. Ahora, no se trata de una norma imperativa, de modo que las partes sí
pueden pactar la compraventa de cosa futura.
En la venta de cosa futura puede presentarse un problema consistente en que la cosa llegue a
existir pero tenga una existencia parcial, a esto no hace referencia el Código Civil, pero para
resolverse puede aplicarse el artículo 917 del Código de Comercio:
1/09/2022
Determinado o determinable (2). La cosa debe estar determinada o ser por lo menos
determinable. El artículo 1518 consagra dos reglas al respecto:
Según el grado de determinación de una cosa objeto de una obligación, esta puede ser de
género o de especie o cuerpo cierto.
Además del género y la cantidad las partes también pueden hacer referencia a la calidad. Si
no se hace referencia a la calidad se toma la calidad media (artículo 1566 C.C.).
Lo anterior en tanto podría entenderse que dar una cosa de calidad mínima supondría mala
fe, al igual que esperar recibir una cosa de calidad superior.
El artículo 1518, luego de disponer que el objeto debe estar determinado, permite
expresamente que la cantidad sea incierta con tal de que el contrato firme reglas para
determinarla. La utilidad de la cantidad incierta es que las partes no tengan que esperar a
conocer ciertamente ese objeto del contrato para celebrarlo sin que la cantidad esté
determinada, para que esta se determine después. Ejemplo. Alguien va a organizar una
exposición equina, para ello necesita alimento para los animales que van a participar de la
exhibición, no sabe cuánto alimento necesita porque no sabe cuantos animales van a
participar. Se celebra entonces el contrato, fijando el precio de cada kilo y determinando que
se va a comprar la cantidad que se necesite para alimentar a los animales que van a participar.
Nota. Regla excepcional que permite celebrar el contrato sin que el objeto esté
completamente determinado.
Hay una manera de determinación de la cosa híbrida, por cuanto participa de las dos
mencionadas, y es el caso de la venta de un género limitándolo de tal forma en su
individualidad que no pueda ser confundido con otro, se trata entonces de la venta de un
género como un cuerpo cierto. A la venta de esta clase de cosas se le aplica la teoría de los
riesgos, es decir, a esa cosa le aplica la teoría de los riesgos como si se tratara de un cuerpo
cierto. Entonces, no es un cuerpo cierto, pero se trata como tal jurídicamente (uno es un
cuerpo cierto y el otro es un género, pero ambos casos reciben el mismo trato jurídico).
Ejemplo 1. La compraventa se da sobre 100 kilos de arroz que se encuentran en la bodega
de Juan, a esta venta se le aplica la teoría de los riesgos pues, aunque el arroz es un género,
fue determinado como un cuerpo cierto.
Supuesto 1. Juan le vende 100 kilos de arroz, como género, a Pedro. El arroz iba a
ser transportado en mula hasta el lugar de entrega; sin embargo, en el camino fue
quemado. Como se trata de un género, Juan no podrá excusarse en que se quemó el
arroz para no cumplir con su obligación, sino que tendrá que pagar con otros (Juan
incurrió en un retardo por fuerza mayor o caso fortuito).
Supuesto 2. Juan le vende 100 kilos de arroz que se encuentran en su bodega, como
cuerpo cierto, a Pedro. Una noche antes de la entrega una tormenta eléctrica hace que
se pierda el arroz. En este caso se extingue la obligación de Juan, en tanto se trata de
un caso fortuito (imposibilidad de ejecución), pero no se extingue la obligación de
Pedro de pagar el precio. Lo anterior, da cuenta del tratamiento que se da del género
cuando se determina como cuerpo cierto.
Comerciable (3). La cosa, además, debe ser comerciable. El artículo 1518 del Código Civil
establece que las cosas que son objeto de una declaración de voluntad además de existir y ser
determinadas o determinables deben ser comerciables. Por su parte, respecto a la
compraventa el artículo 1866 establece que pueden venderse todas las cosas corporales e
incorporales cuya enajenación no esté prohibida por la ley.
Que la cosa sea comerciable quiere decir que debe tratarse de un objeto que esté en el tráfico
económico-jurídico, en consecuencia, son comerciables y pueden venderse todas las cosas
que sean objeto de derechos patrimoniales.
Ahora, ¿cómo saber cuáles son las cosas cuya enajenación está prohibida? El código civil
expresamente no establece expresamente cuáles cosas son comerciables. El artículo 1521
establece que: Hay un objeto ilícito en la enajenación:
El tercer numeral del artículo 1521 plantea el problema de las cosas embargadas por decreto
judicial, ¿puede venderse una cosa que esté embargada? La opinión de la Corte Suprema de
Justicia es que no puede venderse, y su venta está viciada de nulidad absoluta por objeto
ilícito con base en lo dispuesto en el artículo 1866 y el 1521.
13/09/2022
Problema con la comerciabilidad de la cosa. ¿Las cosas embargadas están fuera del
comercio? Las cosas embargadas no están fuera del comercio, y aunque sí lo estuvieran, no
podrían entenderse que están en el primer numeral del artículo 1521, pues el problema de
que una cosa sea comerciable implica que se está en el tercer numeral del mismo artículo y,
estando allí, respecto de ese tipo de cosas no se prohíbe su enajenación (la enajenación no
está prohibida, simplemente está sometida a los requisitos del numeral tercero: para poder
enajenar se necesita o la autorización del juez o el consentimiento del acreedor).
Ojo. Como no es una cosa cuya enajenación esté prohibida, no puede entenderse que se trata
de una cosa cuya venta esté prohibida
Es permitido vender cosas que no están en el patrimonio del vendedor. La ley no prohíbe que
una persona venda una cosa que no está en su patrimonio, con ello se permite la venta de
cosa ajena. Así lo indica el Código Civil en el artículo 1871.
Si una persona vende una cosa ajena, dicha venta no produce efectos para el propietario de
la cosa. El artículo 1871 lo advierte al decir que la venta de cosa ajena vale sin perjuicio de
los derechos del dueño de la cosa vendida.
Entonces, ¿Qué pasa cuando se vende una cosa ajena? Si el vendedor está vendiendo cosa
ajena, así hubiera hecho entrega de esa cosa, esta no constituiría tradición (artículo 752 C.C
y 1633 C.C)
Es posible que, a través de la entrega, el que recibe la cosa se convierta en poseedor de ella;
sin embargo, no necesariamente es lo que ocurre.
Entonces, se permite la venta de cosa ajena, pero ¿qué pasa con quien vende cosa ajena?
¿Cómo hace para cumplir con su obligación como vendedor de transferir el dominio de la
cosa?
1. El artículo 1874 del Código Civil establece que puede obtenerse, después de vendida la
cosa ajena, la ratificación por parte del propietario de esa cosa. Buscar la ratificación
por parte del verdadero propietario de la cosa.
2. Proceder a adquirir el dominio de esa cosa ajena que vendió. A este supuesto hace
referencia el artículo 1875 del Código Civil.
Vendida y entregada a otro una cosa ajena, si el vendedor adquiere después el dominio
de ella, se mirará al comprador como verdadero dueño desde la fecha de la tradición.
15/09/2022
El artículo 1849 del Código de Civil que define el contrato de compraventa establece que por
virtud de este contrato el vendedor se encuentra obligado a dar una cosa.
Por su parte, el artículo 1880 establece que en este contrato las obligaciones del vendedor se
reducen, en general, a dos: 1) la entrega o tradición y 2) el saneamiento de la cosa vendida.
En relación con el saneamiento de la cosa vendida, el artículo 1893 establece que esta
obligación comprende dos objetos: 1) amparar al comprador en el dominio y posesión
pacífica de la cosa vendida y 2) responder de los efectos ocultos de esta (cosa vendida)
llamados vicios redhibitorios.
1. Entregar la cosa.
2. El saneamiento de la cosa vendida.
A. Amparar al comprador en el dominio y posesión pacífica de la cosa vendida.
Ahora, ¿por qué en el Código a veces se identifican, esto es, porque a veces se utilizan como
sinónimos o a veces cuando debería tratarse de entrega se menciona tradición y viceversa?
Por dos razones:
1. Tomar la parte más importante por el todo. Figura retórica La tradición supone el
ánimo de hacer dueño y hacerse dueño en las partes y, también, la entrega. El
legislador toma la entrega, que es la parte más importante, y habla de ella como si la
tradición se agotara en el fenómeno de entregar una cosa, aunque no lo hace, pues
también se requiere del ánimo: que el que entrega la cosa tenga la intención de hacer
dueño a quien la recibe, que a su vez debe tener la intención de hacerse dueño.
Uno de los problemas derivados de este uso indebido del lenguaje por parte del redactor del
Código fue la discusión, en alguna época, de que el contenido de la obligación a cargo del
vendedor de dar la cosa no consistía en transferir el dominio, sino simplemente en hacer una
entrega material al comprador, convirtiéndolo en poseedor de la cosa. Discusión iniciada por
José Alejandro Bonivento Fernández. Esta tesis no prosperó, pues es claro que sí debe
transferirse el derecho de dominio, así lo contradice, claramente, el artículo 1893 del Código
de Civil:
El vendedor que está obligado a dar la cosa, necesariamente, también está obligado a
entregar. Ocurre, además, que en algunos casos el vendedor no solo se encuentra obligado a
dar y entregar la cosa, sino también a conservar la cosa hasta su entrega. Ello si la
obligación tiene por objeto un cuerpo cierto.
Ojo. En todos los contratos de compraventa el vendedor se encuentra obligado a dar y a
entregar la cosa. Ahora, en los contratos cuyo objeto es un cuerpo cierto, además de estas dos
obligaciones, el vendedor se encuentra obligado a conservar la cosa hasta su entrega.
El artículo 1606 del Código Civil establece que el contenido de la obligación de conservar la
cosa hasta la entrega es el de emplear en su custodia el debido cuidado.
Ahora, ¿qué debe entenderse por debido cuidado? El debido cuidado implica que el vendedor
está obligado a responder sobre la cosa por la culpa leve, pero ¿por qué por la culpa leve y
no grave o levísima?
El primer párrafo del artículo 1604 establece que una de las maneras de determinar la culpa
es por quién reporta utilidad. En este caso, como en el contrato de compraventa ambas partes
reportan beneficio se responde por culpa leve.
Otro problema es ¿cuál es el lugar en el que debe hacerse entrega de la cosa objeto del
contrato?
Las normas de la compraventa no resuelven expresamente este problema, por lo que lo
recomendable es que las partes al celebrar el contrato regulen ese problema, esto es,
determinen donde debe entregarse la cosa.
Ahora, ¿qué pasa si las partes tampoco determinan donde se va a entregar la cosa’
La solución es acudir a las normas generales de la legislación civil, en este caso, del pago, el
artículo 1646 establece que el lugar de entrega de la cosa depende de la cosa de que se trate.
Si es un cuerpo cierto el pago debe hacerse donde el cuerpo cierto existía al tiempo de
constituirse la obligación y si es una cosa de género en el domicilio del deudor.
Es necesario advertir que el lugar en el que debe hacerse el pago no varía por el hecho de que
entre el momento en que se celebró el contrato, y aquel en que debe hacerse entrega de la
cosa alguna de las partes cambie de domicilio. Así lo establece el artículo 1647 del Código
Civil.
Por último, ¿qué pasa si el contrato tiene por objeto una cosa que no existe pero se espera
que exista?
En los casos en que el contrato de compraventa se da sobre una cosa que no existe pero se
espera que exista, la obligación nace cuando se cumple la condición, no al momento de
celebración del contrato, por lo que se da en el lugar en el que existe la cosa, esto es, cuando
se cumplió la condición.
Ejemplo. Pedro y Juan celebran un contrato de compraventa sobre un ternero, al momento
de celebración del contrato la madre del mismo se encontraba en San Pedro. Ahora, el ternero
nació en Santa Rosa. De acuerdo con el análisis anterior el lugar de entrega de la cosa sería
Santa Rosa, pues la obligación de entregar el ternero se constituyó con su nacimiento, no con
la celebración del contrato.
20/09/2022
Es esta regulación la misma que se hace en la teoría general de las obligaciones, pues si no
existe un plazo la obligación es pura y simple, de modo que debe procederse a su pago
inmediatamente surge.
Cuando las partes no han estipulado un plazo para la entrega de la cosa esta debe
hacerse dentro de las 24 horas siguientes al perfeccionamiento del contrato.
Esto no es otra cosa que lo que en el régimen general de las obligaciones se consagra en el
artículo 1546.
Pero ¿qué supone que el incumplimiento sea resolutorio? No todo incumplimiento justifica
la resolución del contrato, esto es, no todos son resolutorios, cuando un incumplimiento no
es resolutorio el acreedor podrá o exigir el cumplimiento/ejecución o pedir indemnización de
perjuicios, lo que no podrá es pedir la resolución del contrato.
Al aplicar este artículo es necesario advertir que el retardo del vendedor en la entrega de la
cosa debe ser por culpa suya, cuando hay retardo en el incumplimiento, pero este es
ocasionado por un evento que constituya fuerza mayor o caso fortuito este no será imputable
al vendedor por lo que no estará facultado el comprador para solicitar la resolución del
contrato y la consecuente indemnización de perjuicios. Ahora bien, cuando cese el hecho que
constituyó fuerza mayor o caso fortuito deberá el vendedor proceder al cumplimiento de la
obligación.
También puede pasar que el vendedor esté dispuesto a entregar la cosa pero el comprador no
esté dispuesto a recibir, en este supuesto el artículo 1883 utiliza una expresión según la cual
el comprador/acreedor está en mora de recibir la cosa. La mora del comprador implica dos
cosas: 1) que se descarga a ese vendedor del cuidado ordinario de la cosa ya no responde por
la culpa leve sino solamente por la culpa grave y por el dolo, y 2) que el comprador estará
obligado a indemnizar al vendedor los perjuicios que esa mora hubiere causado.
Aplicar esta norma implica que el comprador esté en mora de recibir, ahora, ¿qué debe hacer
el vendedor dispuesto a entregar para que se produzcan los efectos mencionados? Constituir
al comprador en mora mediante la reconvención, esto es acudiendo al juez presentando una
demanda de pago por consignación, al presentarse esta demanda y ser notificado, el
comprador ya queda constituido en mora, mientras ello no ocurra el comprador no está
constituido en mora, y si no está constituido en mora esta norma no es aplicable.
Ojo. No se habla de plazo, porque cuando no se cumple con un plazo constituido se hace
referencia a la mora del deudor, no del acreedor.
¿Qué comprende la entrega? El artículo 1884 del Código Civil expresamente dice que el
vendedor es obligado a entregar lo que reza el contrato.
Lo que no resulta nada distinto de lo planteado por la norma general del artículo 1627 del
mismo Código.
Ahora, la pregunta de qué comprende la entrega puede traer consigo varios problemas:
Ejemplo. Pedro le vende a Juan una vaca preñada, sin saberlo ¿Pedro-el vendedor podrá
quedarse con la yegua que nace o Juan-el comprador?
La venta de una vaca, yegua u otra hembra, comprende naturalmente la del hijo que lleva
en el vientre o que amamanta; pero no la del que puede pacer y alimentarse por sí solo.
Si se vende una vaca se entiende que en esa venta está comprendida su cría. En el ejemplo,
entonces, Juan, comprador de la vaca, sería el dueño de la yegua.
Esto se asimila a la regla general de la accesión como modo de adquirir el dominio, regulada
en el artículo 713 del Código Civil:
La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo de
lo que ella produce o de lo que se junta a ella. Los productos de las cosas son frutos
naturales o civiles.
En este caso, entonces, el dominio de la yegua se adquiere porque la produce la vaca, cuyo
dueño es el comprador, en el ejemplo, Juan.
Ahora, ¿es posible que ese hijo que esté en el vientre de la madre no esté contenido en esa
venta? Aunque esa cría aun no existe jurídicamente, se estaría frente a una cosa que no existe
pero se espera que exista, se puede pactar, entonces, que le venda, por ejemplo, a Juan la vaca
como una cosa que existe y a María la yegua como una cosa que no existe pero que se espera
que exista.
Otro problema en relación con lo que comprende la entrega es la venta de finca, pues, ¿qué
pasa con las cosas que se encuentran en ella? Estarán comprendidos en la venta los bienes
que cumplan con los siguientes requisitos:
Que sean bienes muebles por naturaleza pero que se reputan inmuebles (por
destinación) porque de manera permanente están destinados al uso, cultivo y
beneficio del inmueble.
Que sean bienes puestos por el propietario en el inmueble.
Ejemplo. Un tractor comprado por el propietario puesto en la finca para el uso de la misma.
Se entiende que cuando se celebre el contrato de compraventa, así no se diga nada, esta clase
de cosas está comprendida en la venta, así lo advierte expresamente el artículo 1886:
En la venta de una finca se comprenden naturalmente todos los accesorios que, según
los artículos 658 y siguientes, se reputan inmuebles.
Cabe aclarar que esta es una norma supletiva, por lo que se puede pactar que los bienes
inmuebles por destinación puestos por el propietario en el inmueble no estén comprendidos
en la venta.
Ahora, la norma en cuestión se refiere a las cosas muebles que están destinadas al uso de
bienes inmuebles, no hay norma que regule las cosas que están destinadas al uso de bienes
muebles, entonces, ¿esa cosa mueble destinada al uso de otro bien mueble se entiende
comprendida en la venta o no?
Sí está comprendida aplicando por analogía lo dispuesto por el artículo 928 del Código de
Comercio:
El vendedor estará obligado a entregar lo que reza el contrato, con todos sus
accesorios, en las mismas condiciones que tenía al momento de perfeccionarse; y si
la cosa vendida es un cuerpo cierto, estará obligado a conservarla hasta su entrega
so pena de indemnizar los perjuicios al comprador, salvo que la pérdida o deterioro
se deban a fuerza mayor o caso fortuito, cuya prueba corresponderá al vendedor.
Frutos que produce la cosa objeto del contrato de compraventa. Regulado en el párrafo
segundo del artículo 1872. En relación con el problema de los frutos es necesario considerar
dos situaciones: 1) que al momento de celebrarse el contrato de compraventa haya frutos
naturales pendientes o 2) que después de celebrarse el contrato y antes de llevarse a cabo la
entrega de la cosa esta produzca frutos naturales o civiles.
Recordar. Cuando se celebra el contrato ello implica simplemente que el vendedor está
obligado a entregar la cosa y el comprador a pagar el precio, pero el vendedor sigue siendo
dueño, no se transfiere con el contrato el dominio de la cosa.
Por la consideración anterior es que el artículo 1872 consagra las siguientes disposiciones
especiales:
El artículo 715 establece que los frutos naturales se llaman pendientes mientras que
adhieren todavía a la cosa que los produce, como las plantas que están arraigadas
al suelo, o los productos de las plantas mientras no han sido separados de ellas.
¿Es razonable que el comprador sea el dueño de estos frutos y no el vendedor? Si,
pues los frutos pendientes son inmuebles por adhesión, de modo que hacen parte del
inmueble, y si estaban pendientes al tiempo de la venta pertenecían al inmueble
vendido, esto es, hacen parte de lo que el comprador está comprando, y el vendedor
está obligado a entregar todo aquello sobre lo que reza el contrato.
Son del comprador los frutos que produzca la cosa después de la celebración del
contrato y antes de la entrega de la cosa.
Es razonable que el vendedor sea el dueño de los frutos hasta que se cumpla la
condición, en tanto en ese momento no ha nacido la obligación suya de entregar la
cosa.
22/09/2022
El contrato de compraventa que tiene por objeto un predio rústico. En relación con la
venta de esta clase de cosas el Código consagra una disposiciones especiales en los artículos
1887 a 1892, en estas se considera un problema que puede presentarse en la venta de esta
clase de bienes, consistente en que la extensión real de un predio no coincida con la que las
partes declaran al celebrar el contrato.
De conformidad con estas normas la venta de predios rústicos puede hacerse de dos formas:
1) con relación a su cabida o 2) como una especie o cuerpo cierto.
2. Como una especie o cuerpo cierto. El lenguaje que utiliza el Código para referirse a
esta clase de venta no es afortunado, pues un inmueble siempre se vende como un
cuerpo cierto y siempre lo será independientemente de que se venda o no con relación
a su cabida.
Se entiende que la venta se hace por cabida cuando esta se expresa de cualquier modo en el
contrato y se hace como cuerpo cierto cuando a pesar de expresarse la cabida en el contrato
las partes declaran que no entienden hacer diferencia en el precio aunque la cabida real resulte
mayor o menor que la cabida que reza el contrato.
Importante. La recomendación es que la venta de esta clase de bienes siempre debe hacerse
como un cuerpo cierto.
Cuando la venta se hace por cabida los problemas que se pueden presentar son:
1. Que la cabida real sea mayor que la declarada, es decir, que el inmueble tenga una
extensión mayor a la que declararon las partes al celebrar el contrato.
2. Que la cabida real sea menor que la declarada, es decir, que el inmueble tenga una
extensión menor a la que declararon las partes al celebrar el contrato.
La cabida real es mayor que la cabida declarada. Cuando ello ocurre es necesario hacer la
siguiente distinción para ver cuales son las soluciones que proceden.
Que el precio de la cabida que sobra no alcance a una décima parte del precio de la
cabida real. Es decir, el predio es más grande de lo que declararon las partes, pero la
diferencia no es tan significativa, en este supuesto la consecuencia jurídica es que el
comprador está obligado a aumentar proporcionalmente el precio.
Ejemplo. Juan y Pedro celebraron un contrato de compraventa por una finca de 100
hectáreas por un valor de 100 millones de pesos, resulta que la verdadera cabida del
bien es de 105 hectáreas. La cabida que sobra son 5 hectáreas, esto es, 5 millones de
pesos. El precio de la cabida real es de 105 millones, una décima parte de la cabida
real es 10´500.000, 5 millones no alcanza a ser una décima parte de la cabida real. En
este caso, Pedro, comprador, deberá pagar esa diferencia, esto es, pagarle 5 millones
de pesos adicionales al vendedor.
Que el precio de la cabida que sobra alcance en más de una décima parte del precio
de la cabida real. En este caso la diferencia es más significativa. Cuando ello ocurre
el comprador queda facultado para optar entre dos cosas: 1) aumentar
proporcionalmente el precio (pagar la diferencia) y 2) desistir del contrato y demandar
la indemnización de perjuicios según las reglas generales.
Ejemplo. En el caso anterior, la cabida real ya no son 105 hectáreas, sino 135
hectáreas. El precio de la cabida que sobre es de 35 millones, el precio de la cabida
real es 135 millones, una décima parte de la cabida real es 13´500.000. El precio de
la cabida que sobra alcanza en más de una décima parte el de la cabida real. Pedro
podrá, o pagar los 35 millones de pesos, o desistir del contrato y pedir la
indemnización de perjuicios.
La cabida real es menor que la cabida declarada. Cuando ello ocurre hay que hacer
nuevamente, la distinción planteada:
Que el precio de la cabida que falta no alcance a una décima parte del precio de la
cabida real. En este caso el vendedor debe completar la cabida y, si no es posible
completarla, sufrir una disminución proporcional del precio.
Completar la cabida supone que haya un bien colindante que sea de propiedad del
mismo vendedor y que se proceda, para completarla, hacer una venta de un porcentaje
de ese bien y, posteriormente, una división material para que quede ese bien junto
con el otro y, por último, realizar un proceso de englobe.
Cuando el precio se vende como especie o cuerpo cierto no hay derecho por parte del
comprador ni el vendedor para pedir rebaja o aumento del precio independientemente
de cual fuera la verdadera cabida del bien. Artículo 1889 C.C.
Hay una norma especial que consagra un término de prescripción de un año para las
acciones de la venta por cabida a las que se hizo referencia anteriormente. Ese término
de un año se cuenta, no desde que se celebra el contrato sino desde que se entrega el
bien.
Todas estas acciones son compatibles con la acción que se concede en caso de lesión
enorme. No son excluyentes, en caso de que haya una diferencia de cabidas y además
esta diferencia cumpla con los requisitos de la lesión enorme.
27/09/2022
Obligación de conservar la cosa del vendedor cuando el contrato tiene por objeto una
cosa o cuerpo cierto. El contenido de la obligación de conservar la cosa o cuerpo cierto es
emplear en la custodia de la cosa el debido cuidado, lo que se traduce en que el vendedor
responde hasta la culpa leve.
¿Qué pasa si la cosa perece por culpa del vendedor? El deudor incurre en incumplimiento no
solo en su obligación de conservar la cosa sino también de entregarla. En el contrato de
compraventa esto supone que el acreedor de la obligación, esto es, el comprador, queda
facultado para desistir del contrato con indemnización de perjuicios
La regulación general de las obligaciones supone que subsiste la obligación pero cambia el
objeto, el vendedor queda debiendo el precio en lugar de la cosa y debe indemnizar perjuicios.
Sin embargo, en este caso, al tratarse de un contrato bilateral, la regulación es diferente, lo
que sucede es, como se mencionó anteriormente, que el comprador queda facultado para
desistir del contrato y solicitar la indemnización de perjuicios (Art. 1882 C.C.).
Ahora, ¿qué pasa si perece la cosa pero no por culpa del vendedor, sino por un evento que
constituye fuerza mayor o caso fortuito? Se trata de un supuesto de imposibilidad de
ejecución, en este caso no hay incumplimiento de la obligación de conservar la cosa, pues la
razón por la que pereció la cosa no fue negligencia del vendedor. La obligación de dar,
entonces, se extingue por imposibilidad de ejecución.
Entonces, la obligación de dar del vendedor se extingue pero ¿qué pasa con la obligación de
pagar el precio a cargo del comprador? Según lo dispuesto por el artículo 1876 la pérdida de
la cosa pertenece al comprador, lo que supone que el comprador es el que asume el riesgo.
Nota. Esto en el caso del contrato de compraventa, pues en las normas generales de
las obligaciones, cuando se trata de un cuerpo cierto y se pierde la cosa por un caso
fortuito el contrato se resuelve, y se extinguen las obligaciones de ambas partes, pues
en los contratos bilaterales las obligaciones son interdependientes y si se extinguen
las obligaciones principales a cargo de las partes el contrato se resuelve.
En lo que concierne con este problema el Código de Comercio da la solución contraria, como
se evidencia en el artículo 929:
En la venta de un "cuerpo cierto", el riesgo de la pérdida por fuerza mayor o caso
fortuito ocurrido antes de su entrega corresponderá al vendedor, salvo que el
comprador se constituya en mora de recibirlo y que la fuerza mayor o el caso fortuito
no lo hubiera destruido sin la mora del comprador. En este último caso, deberá el
comprador el precio íntegro de la cosa.
Esto supone que, si se trata de un contrato mercantil y la cosa se pierde por caso fortuito se
extinguirán las obligaciones de ambas partes y se resolverá el contrato. El vendedor sufre la
pérdida en tanto pierde la cosa y no tiene derecho a que le paguen el precio.
Ojo. En ambos casos se admite norma en contrario, así pues, se trata de normas supletivas,
así se evidencia en el último párrafo del artículo 1604 del Código Civil como regla general,
que supone que en cualquier relación obligatoria un deudor puede obligarse a responder hasta
por el caso fortuito, al igual que el artículo 1732 que establece que si el deudor se ha
constituido responsable de todo caso fortuito, o de alguno en particular, se observara lo
pactado.
En relación con este problema, otro aspecto que hay que tener en cuenta es el relativo a la
carga de la prueba, la solución depende de que se acredite en un proceso judicial si se trata
de una perdida por caso fortuito o por negligencia/culpa del vendedor.
Según esta norma, la carga de la prueba la tiene, el deudor/vendedor, pues quien tiene la
prueba de la diligencia es el vendedor (presunción general de culpa), y quien alega caso
fortuito es también el vendedor, en busca de que se extinga su obligación y de que el
comprador tenga que pagarle el precio (el comprador, por el contrario, alega que la cosa
pereció por negligencia, alegando que se resuelva el contrato y que se le indemnicen
perjuicios).
Por su parte, el artículo 1730 en la regulación de la pérdida de la cosa que se debe como
forma de extinguir las obligaciones establece que:
Siempre que la cosa perece en poder del deudor, se presume que ha sido por hecho
o por culpa suya.
Finalmente, en relación con el artículo 1876, este determina que si el contrato está sometido
a condición suspensiva, se cumple la condición, pero antes de cumplirse la condición la cosa
perece quien sufre la pérdida por caso fortuito es el vendedor, de modo que la solución
cambia (se extinguen las obligaciones (que nacieron con el cumplimiento de la condición) y
el contrato se resuelve). Ahora, si lo que ocurre es que la cosa no pereció pero se deterioró
por caso fortuito, las consecuencias patrimoniales las asume el comprador, esto es, se vuelve
a la solución inicial (el comprador recibe la cosa pero paga el precio acordado inicialmente,
aunque recibe la cosa deteriorada, esto es, de un valor menor al pactado).
Fin obligación de dar y entregar la cosa y de conservar la cosa hasta la entrega cuando
el objeto de la compraventa es un cuerpo cierto.
04/10/2022
¿Qué es la evicción? La noción de evicción que trae la RAE es que consiste en la pérdida de
un derecho por sentencia firme y en virtud de derecho anterior. En consonancia con esta
definición, el artículo 1894 del Código Civil establece que hay evicción de la cosa comprada
cuando el comprador es privado del todo o parte de ella por sentencia judicial.
Para delimitar el contenido de esta obligación a cargo del vendedor debe advertirse,
primeramente, que el vendedor está obligado a sanear la evicción siempre y cuando se trate
de una evicción que tuviera una causa anterior a la venta, ello supone que para que el
vendedor esté obligado a responder por la evicción, es necesario que el derecho que el tercero
alega respecto de la cosa objeto del contrato de compraventa tenga como sustento o causa
una situación jurídica constituida con anterioridad al contrato de compraventa.
Ejemplo. Juan le vende un inmueble a Mariana, que posteriormente le vendió dicho bien a
Santiago. Juan alega la nulidad del contrato que celebró con Mariana y se declara, de modo
que ese contrato nunca existió. Así pues, Mariana nunca fue dueña de modo que la entrega
que le hizo de la cosa a Santiago fue justamente eso, una simple entrega de modo que
Santiago es mero poseedor de la cosa, no dueño, Juan presentará acción reivindicatoria para
recuperar la posesión de la cosa de la que es dueño, por lo que Santiago se ve expuesto a
perder el dominio y la posesión de la cosa. Mariana se encuentra obligada a amparar a
Santiago en el dominio y posesión pacífica de la cosa objeto de ese segundo contrato de
compraventa.
Continuando con la delimitación de esta obligación, hay que tener también presente que el
vendedor no está obligado a amparar al comprador respecto de acciones de hecho
provenientes de terceros. El ataque del tercero tiene que ser de derecho, jurídico. Los ataques
de hecho son a la posesión y el comprador como dueño y poseedor tiene herramientas para
defenderse solo: acciones posesorias.
Obligación de amparar al comprador. Como el ataque del tercero es jurídico lo que ocurre
es que el tercero demanda al comprador como actual poseedor de la cosa. La ley sustancial
dice que el vendedor está obligado a defender al comprador, ¿cómo? El comprador llamará
en garantía al vendedor, para que este le haga un reembolso o reconocimiento como
consecuencia de lo que este haya tenido que pagar en el proceso en caso de ser condenado.
A estas cargas hace referencia expresa el artículo 1899 del Código Civil:
El comprador a quien se demanda la cosa vendida por causa anterior a la venta deberá citar
al vendedor para que comparezca a defenderla.
Obligación del pagar las sumas de dinero indicadas en la ley al comprador. Si a pesar
de la defensa el comprador es desposeído por el tercero el vendedor está obligado a pagar
unas sumas de dinero, el contenido de esta obligación dineraria está regulada expresamente
en el artículo 1904 del Código Civil:
¿Qué debe pagar el vendedor al comprador?
2. Las costas legales del contrato de venta que hubieren sido satisfechas por el
comprador.
3. El valor de los frutos que el comprador hubiere sido obligado a restituir al dueño, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1902.
5. El aumento de valor que la cosa evicta haya tomado en poder del comprador, aún por
causas naturales, o por el mero transcurso del tiempo.
En relación con la restitución del precio (1) puede ocurrir que al tiempo de la evicción, es
decir, cuando el comprador es privado de la cosa, esa cosa tenga un precio distinto al que
tenía cuando se celebró el contrato de compraventa.
La diferencia de precio puede consistir en que la cosa valga menos, en este supuesto, el
comprador tiene derecho a recibir exactamente el precio que él pago por la cosa, esto es, no
importa que valga menos. Ahora bien, hay una excepción y es que la cosa valga menos debido
a que sufrió deterioros y se trata de deterioros respecto de los cuales el comprador sacó
provecho, en ese caso, se hace el descuento del beneficio obtenido por el comprador, en otras
palabras, no se le restituye ni lo que pagó en principio ni el valor del bien actual, sino que se
le descuenta a lo que pagó el beneficio obtenido. Ejemplo. La cosa se deterioró porque el
comprador se dedicó a arrendarla.
Ejemplo. Santiago le pagó a Mariana 50 millones por la cosa, el valor actual de la cosa es de
30 millones, ahora bien, la cosa sufrió deterioros y Santiago se benefició respecto de ese
deterioro en 10 millones. Mariana no le tendrá que pagar a Santiago 50 millones sino 40.
Ahora, la diferencia también puede consistir en que la cosa valga más, esto es, tenga un precio
superior al acordado por las partes al momento de celebrar el contrato. En este caso deben
plantearse dos escenarios:
a) La cosa vale más debido a mejoras que incorporó el comprador mientras la cosa
estuvo en su poder.
b) La cosa vale más simplemente por el paso del tiempo o causas naturales.
Cuando la cosa vale más debido a que se incorporaron mejoras en ella (a): si el comprador
mientras tuvo la cosa en su poder invirtió en expensas necesarias o en mejoras útiles, el
vendedor está obligado a pagárselas al comprador, siempre y cuando el tercero no hubiera
sido condenado a pagarlas (el juez decide, con base en los artículos 1961 a 1971 del Código
Civil que regulan las prestaciones mutuas, si el comprador tiene o no derecho a que las
expensas y las mejoras le sean reconocidas por el tercero. Tiene sentido que, usualmente, el
primer llamado a responder por las mejoras sea el tercero en tanto este es el que se va a
beneficiar de las mismas). Así lo establece el artículo 1906:
Ahora, si las mejoras en las que invirtió el comprador son voluptuarias (artículo 967 inciso
2º: las que sólo consisten en objetos de lujo y recreo y generalmente aquellas que no
aumentan el valor venal de la cosa, en el mercado general, o sólo lo aumentan en una
proporción insignificante.), el vendedor solamente está obligado a pagárselas al comprador
si obró de mala fe cuando celebró el contrato de compraventa con el comprador, sino, no está
obligado a reconocerle nada al comprador por concepto de mejoras voluptuarias. Así lo
indica el inciso segundo del artículo 1906 del Código Civil:
El vendedor de mala fe será obligado aún al reembolso de lo que importen las
mejoras voluptuarias.
Si el aumento de valor de la cosa fue simplemente por el paso del tiempo (b): el vendedor
está obligado a pagarle al comprador ese mayor valor, esto es, no solo restituye el precio sino
también ese mayor valor; sin embargo hay que advertir dos cosas:
1. La ley fija un límite cuantitativo a esa obligación de pagar ese mayor valor, el cual es
una cuarta parte del precio de la venta. Ejemplo. Mariana le vende el bien a Santiago
por 100 millones de pesos, al momento de la evicción el bien vale 150 millones,
Mariana deberá pagarle a Santiago 125 millones (pues la cuarta parte del precio de la
venta son 25 millones).
06/10/2022
En relación con las obligaciones dinerarias a cargo del vendedor cuando ocurre la evicción
es necesario advertir que por disposición expresa consagrada en el artículo 1908, si la venta
se hizo por ministerio de la justicia el vendedor solo restituye el precio:
Por otro lado, en relación con esta obligación de sanear la evicción hay que tener presente,
igualmente, que la evicción puede ser parcial. Puede ocurrir, entonces, que la privación de
la cosa al comprador sea parcial, no total.
Cuando la evicción es parcial las consecuencias que asigna la ley son las siguientes: 1) la
rescisión del contrato y 2) asumir el pago de las obligaciones dinerarias a las que hace
referencia el artículo 1904.
Para que proceda la rescisión (1) no basta que ocurra la evicción parcial, es necesario,
además, que el comprador sea privado de una parte de la cosa de manera que sea de presumir
que sin esa parte no la hubiera comprado, no hubiera celebrado el contrato. Detrás de esta
norma se encuentra la misma idea que trae la resolución del contrato, al establecer que para
que este proceda es necesario que se trate de un incumplimiento grave.
Cuando es procedente la rescisión del contrato los efectos que produce esta rescisión son los
siguientes: a) el comprador está obligado a restituir el bien al vendedor, en esta restitución al
comprador se le presume como poseedor de buena fe, y b) en lo concerniente con el vendedor
este está obligado a restituir al comprador el precio que él pagó por el bien, los frutos que el
comprador hubiese sido obligado a restituir al tercero y cualquier otro perjuicio que hubiera
sufrido el comprador como consecuencia de la evicción.
Ojo. Cuando no hay lugar a la rescisión es que hay lugar a las obligaciones dinerarias a las
que hace referencia el artículo 1904.
Siempre y cuando el vendedor actúe de buena fe, las partes pueden pactar que el
vendedor no esté obligado a sanear la evicción. Cuando hay mala fe por parte del
vendedor la consecuencia que opera es que el pacto que lo exime de sanear la evicción
es nulo.
Ojo. En caso de que haya mala fe del vendedor es nulo el pacto no el contrato.
Nota. Para que (2) sea posible la advertencia tiene que ser concreta, si no se
concreta se estará en el supuesto de la regla 2, esto es, que responderá por la
restitución del precio.
Obligación del vendedor de responder por los efectos ocultos de la cosa. Regulada en
los artículos 1914 a 1927. Es la obligación que tiene el vendedor de sanear los vicios
redhibitorios.
En este caso el problema es distinto al del saneamiento por evicción, pues en este caso ya se
entregó al comprador la cosa pero ocurre que el comprador no puede ejercer la facultad de
gozar de ella como tendría derecho a hacerlo debido a que la cosa tiene vicios ocultos que
hacen que no sirva para su uso natural o que solo sirva imperfectamente.
Cuando la cosa objeto de un contrato de compraventa presenta vicios ocultos que hacen que
no sirva para su uso natural o que solo sirva imperfectamente, la consecuencia jurídica que
la ley establece consiste en convertir al comprador en titular de la acción redhibitoria
A través del ejercicio de esta acción el comprador puede perseguir los siguientes efectos
jurídicos: 1) la rescisión del contrato y 2) la rebaja del precio. Que opere uno u otro efecto
jurídico es algo que depende del arbitrio del comprador*.
*Del arbitrio del comprador siempre y cuando se cumplan los requisitos para el
ejercicio de la acción redhibitoria.
Esta acción redhibitoria es procedente tanto cuando la compraventa tiene por objeto cosas
inmuebles como cuando tiene por objeto cosas muebles. En lo que concierne con los
requisitos para la prosperidad de la acción redhibitoria, la ley consagra un grupo de requisitos
que tienen que ver con el vicio mismo, y otro grupo de requisitos que tienen que ver con la
conducta de las partes (artículo 1915 C.C.).
En relación con el vicio la ley exige lo siguiente: 1) debe tratarse de un vicio oculto, 2) el
vicio debe haber existido al tiempo de la venta, 3) el vicio debe ser tal que por él la cosa no
sirva para su uso natural o solo sirva imperfectamente y 4) el vicio debe ser tal que sea de
presumir que si el comprador lo hubiera conocido no hubiera comprado la cosa o la hubiera
comprado a mucho menos precio.
En relación con la conducta de las partes la ley exige lo siguiente: respecto del vendedor se
exige que el no hubiera manifestado el vicio, esto es, que no lo hubiera puesto en
conocimiento del comprador, y en relación con el comprador se exige que el vicio sea tal que
no haya podido ignorarlo sin negligencia grave de su parte o que no haya podido fácilmente
conocerlo en razón de su profesión u oficio.
Desarrollo de los requisitos en relación con el vicio para que proceda la acción
redhibitoria.
En lo que tiene que ver con el requisito de que el vicio haya existido al tiempo de la venta
(2), su regulación es más favorable en el Estatuto del Consumidor que en el Código Civil. El
Código Civil como una de las condiciones para el ejercicio de la acción redhibitoria establece
que el comprador tiene la carga de probar que el vicio existía al tiempo de la venta y no fue
producto de una conducta posterior suya. Por su parte, en el Estatuto del Consumidor existe
una garantía de calidad e idoneidad, de modo que el comprador no tiene que probar que el
bien que le fue entregado le fue entregado con el vicio, sino que solo tiene que probar que el
bien que le fue entregado tiene un vicio, la carga de probar que el vicio fue posterior a la
venta y producto del uso que el comprador le dio a la cosa la tiene, entonces, el vendedor.
La ley también dice que la cosa no debe servir para su uso natural o sirve pero
imperfectamente. (3) Son los usos del comercio/ la costumbre los que determinan para qué
debe servir la cosa, ahora, puede ocurrir que el comprador compre la cosa con el pensamiento
de destinarla para un uso especial. La forma de solucionar este problema es relacionarlo con
la norma que regula el error sobre el objeto, que puede ser de la sustancia calidad o especial
o de una calidad particular o accidental (artículo 1511). Así pues, cuando el comprador
compra la cosa para un uso especial puede alegar que se trata de un vicio, siempre y cuando
al celebrar el contrato el comprador hubiera puesto al vendedor en conocimiento de esa
situación, como lo exige el artículo 1511 cuando se refiere al error en el objeto de una calidad
particular o accidental.
Ahora, no basta con el vicio oculto, sino que es necesario además que si el comprador hubiera
conocido el vicio no hubiera comprado la cosa o la hubiera comprado a mucho menos precio
(4). Ahora, ¿cómo prueba el comprador que de haber conocido el vicio no hubiera comprado
la cosa o la hubiera comprado a menor precio? Cuando el vicio hace que la cosa no sirva para
su uso natural, si el comprador prueba que la cosa no sirve para su uso natural, ese mero
hecho implica satisfacer la carga. El problema es complejo, entonces, cuando la cosa sí sirve
pero imperfectamente; sin embargo, puede resolverse teniendo presente esa imperfección
cómo afecta el precio (probando que con el vicio la cosa tiene un precio mucho menor al
pagado por el comprador).
Nota. Respecto a este requisito es necesario advertir una relación íntima entre los
vicios ocultos y los vicios del consentimiento. Pues, ambas instituciones buscan
proteger la voluntad de una de las partes del contrato. Ahora, a pesar de ser ello así,
el vicio oculto no recibe tratamiento legal dentro del régimen de los vicios del
consentimiento sino que es sometido a este régimen especial: al de la acción
redhibitoria por vicios ocultos.
11/10/2022
Desarrollo de los requisitos en relación con la conducta para que proceda la acción
redhibitoria.
Importante. Para que prospere la acción redhibitoria la ley no exige que el vendedor hubiera
conocido el vicio y a pesar de ello no lo hubiera declarado o manifestado al comprador. Es
decir, la ley no exige una conducta dolosa del vendedor, y tampoco exige que el vendedor
ignorara los vicios debido a negligencia de su parte. Lo único que se exige es que el vendedor
simplemente no hubiera dado a conocer esos vicios al comprador, sin que importe cual fuera
la razón de ello, se trata, entonces, de un hecho objetivo.
Teniendo esto claro, es importante también advertir que la circunstancia de que el vendedor
hubiere conocido el vicio o que tuviera que conocerlo por razón de su profesión u oficio y a
pesar de ello no lo haya declarado sí es jurídicamente relevante.
En lo que concierne con la acción redhibitoria basta con que el vendedor no haya dado a
conocer ese vicio; el efecto de la acción redhibitoria es la rescisión del contrato. Ahora, puede
ocurrir que el vendedor conociera del vicio oculto y a pesar de ello no lo diera a conocer al
vendedor, o que lo ignorara por negligencia de su parte; esto resulta relevante no para efectos
de la acción redhibitoria sino de la acción indemnizatoria, para proponer un problema de
responsabilidad civil por culpa o dolo del vendedor, el objeto de esta acción es la
indemnización de perjuicios.
Finalmente, en relación con este requisito, es necesario advertir que el hecho de que la ley
sancione al vendedor que por dolo o culpa no le dio a conocer al comprador la existencia de
un vicio oculto, evidencia la existencia de una obligación precontractual de información
a cargo del vendedor (obligación que tiene por fuente la ley, no el contrato).
En relación con el comprador, el artículo 1915 exige que el vicio sea tal que no haya podido
ignorarlo sin negligencia grave de su parte o que no haya podido fácilmente conocerlo en
razón de su profesión u oficio. Al comprador la ley le exige, entonces, emplear diligencia,
esto es, que de haber empleado un mínimo de diligencia no hubiera conocido la existencia
del vicio. Si se emplea un grado mínimo de diligencia y empleándolo se conoce la existencia
del vicio, dicho vicio, entonces, no es oculto, lo cual justifica que en un supuesto de esta
naturaleza no proceda la acción redhibitoria.
Ojo. Para que no proceda la acción redhibitoria debe tratarse de un vicio que con la mínima
diligencia se hubiera conocido, no con una diligencia media o mayor, pues en esos casos el
vicio sí será oculto. Un vicio oculto es, entonces, aquel que no puede percibirse con la mínima
diligencia.
Ahora, hay supuestos en los cuales una cosa presenta vicios ocultos en el momento en que se
celebró el contrato, pero esos vicios no son tan significativos porque: 1) aunque la cosa tiene
el vicio oculto, este no impide que la cosa sirva para su uso natural, 2) porque de haber
conocido el vicio el comprador de todas maneras hubiera celebrado el contrato o 3) porque
el vicio no tiene un impacto importante o significativo en el precio de la cosa.
De lo anterior se concluye que cuando el vicio cumple con los requisitos del numeral 1º y 3º
del artículo 1915 pero no con el numeral segundo, no es procedente la acción redhibitoria,
pero sí es sancionado por la ley, pues en este caso el comprador tendrá derecho a la rebaja
del precio (acción quanti minoris).
Importante. Todo vicio oculto que tenga un impacto en el precio termina siendo
jurídicamente relevante, esto en razón de la conmutatividad del contrato de compraventa, que
consiste en que al momento de la celebración del contrato exista equivalencia en las
prestaciones, pues si hay vicios ocultos estos impactan el precio, de modo que resulta
necesario buscar el restablecimiento del equilibrio.
Según el artículo 1920 del Código Civil las partes pueden por el contrato hacer redhibitorios
los vicios que naturalmente no lo son, estos son los denominados vicios redhibitorios
convencionales. El efecto práctico de estos vicios es que ante cualquier vicio oculto el
comprador pueda pedir la rescisión del contrato (en este caso, así el vicio oculto sea
insignificante habrá lugar a la acción redhibitoria).
En relación con esta obligación a cargo del vendedor, se puede plantear el mismo problema
que se plantea en relación con sanear la evicción, y es si sus disposiciones son imperativas o
dispositivas, esto es, ¿es posible pactar que el vendedor no va a responder por los vicios
ocultos? El artículo 1916 del Código Civil resuelve expresamente este problema, y le permite
a las partes estipular que el vendedor no esté obligado al saneamiento de los vicios ocultos
de la cosa. El artículo, sin embargo, impone un límite y es que el vendedor siempre estará
obligado a responder de los vicios de los que hubiere tenido conocimiento al momento de
celebrar el contrato y no hubiere puesto en conocimiento del comprador. Este límite se
impone porque si se permite que el vendedor no responda por los vicios que conocía al
momento de celebrar el contrato se estaría condonando el dolo futuro.
En lo que concierne con la prescripción, en este régimen especial se consagran normas
particulares. Estos términos de prescripción son considerablemente más cortos que los del
régimen general.
Este régimen de prescripción se estructura teniendo en cuenta dos cosas: 1) que la cosa objeto
del contrato sea mueble o inmueble y 2) que lo pretenda el comprador sea la rescisión del
contrato o simplemente la rebaja del precio
Así pues, el término para pedir la rescisión del contrato si es una cosa mueble es de 6 meses,
si es una cosa inmueble es de 1 año. Mientras que el término para pedir la rebaja del precio
si el contrato tiene por objeto una cosa mueble el término es de 1 año y si es una cosa
inmueble es de 18 meses.
Ojo. El término no se cuenta desde que se celebra el contrato sino desde que se entrega la
cosa.
Ahora, expresamente la ley permite que los contratantes puedan hacer más largos o más
cortos estos términos de prescripción, esto es, los artículos 1923 y 1926 que regulan los
términos de prescripción para la acción redhibitoria y de rebaja de precio son normas
dispositivas.
Finalmente, en lo que concierne con el régimen civil, hay que advertir que si la venta es
forzada por autoridad de la justicia no hay lugar al ejercicio de la acción redhibitoria, esto es,
el comprador no tiene derecho a que el vendedor le responda por los vicios ocultos, salvo en
un supuesto: cuando el vendedor no pudiendo o no debiendo ignorar los vicios de la cosa no
los declara a petición del comprador (se recomienda antes del remate emitir un memorial al
juez para que le exija al vendedor declarar si sabe si la cosa tiene vicios o no, pues en ese
supuesto, de saberlo y no comunicarlo al comprador, el vendedor sí responderá por los vicios
ocultos).
En el régimen comercial se tiene una regulación similar, ahora bien, en el artículo 938 del
Código de Comercio se establece un término de prescripción único de 6 meses.
Por su parte, en relación con el problema de los vicios ocultos en el Estatuto del Consumidor,
se dice que el comprador tiene derecho a recibir productos de calidad, es decir, que respondan
a unas condiciones de idoneidad y eficiencia, y, en consecuencia, se impone al vendedor
(proveedor o productor) una obligación de garantía. Así pues, en este estatuto, las
condiciones son más favorables para el comprador, pues en este caso este no tendrá la
obligación de probar que el vicio existía al momento de celebración del contrato. Asimismo,
en las relaciones de consumo no se habla de acción redhibitoria, pues cuando hay vicios no
hay lugar a la rescisión del contrato sino a la reparación, solo habrá lugar a la rescisión cuando
el daño se repite.
20/10/2022
Obligaciones del comprador. Según el artículo 1849 en el contrato de compraventa la
obligación a cargo del comprador consiste en pagar la cosa que le da el vendedor en dinero,
esto lo reitera el artículo 1928:
La ausencia de esta obligación, al ser un elemento esencial del contrato, implica que no exista
una compraventa.
En lo que concierne con el precio, y esta obligación, existen tres problemas: 1) el precio debe
consistir en dinero, 2) el precio debe ser determinado o determinable y 3) el precio debe ser
real o serio y en algunos casos, además, debe ser justo.
El precio debe consistir en dinero (1). Que la obligación a cargo del comprador sea pagar
el precio en dinero quiere decir que este se obliga a dar al vendedor una suma de la moneda
corriente que en Colombia tiene curso legal, es decir, el peso.
Este precio en dinero es elemento esencial de contrato de compraventa, pero no del pago, con
ello se dice que no deja de ser una compraventa el contrato que así se forma cuando las partes
con posterioridad a la formación del contrato acuerdan que el pago a cargo del comprador no
se hará con dinero sino con otra cosa.
Puede ocurrir, entonces, que dos personas celebren un contrato de compraventa donde el
comprador queda obligado a pagar una suma de dinero, pero que con posterioridad esta
obligación se extinga no dándose una suma de dinero sino una cosa, ello no implica que el
contrato no sea de compraventa, esto supone una dación en pago. Ejemplo. Juan y Pedro
celebran un contrato en virtud del cual Juan se obliga a pagarle 100 millones de pesos a Pedro
a cambio de su vehículo. Posteriormente, antes de pagar, Juan y Pedro pactan que la
obligación de pagar los 100 millones de pesos se va a extinguir con el pago de ciertas
máquinas con las que Juan cuenta. En este caso, el contrato sigue siendo de compraventa, lo
que ocurre después es una dación en pago (la dación en pago no desnaturaliza el contrato que
habían celebrado las partes).
El precio igualmente puede consistir parte en dinero y parte en una cosa, esto lo advierte
expresamente el artículo 1850 del Código Civil:
Cuando el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, se entenderá permuta
si la cosa vale más que el dinero; y venta en el caso contrario.
Entonces, si una de las partes se obliga a dar una cosa y la otra se obliga a dar una suma de
dinero y una cosa, el contrato podrá suponer una permuta o una compraventa, ello dependerá
del valor de cada una de las prestaciones, si el valor de la cosa es superior a la suma de dinero
el contrato será una permuta, si es al contrario se tratará de una compraventa.
Otro problema se presenta en el artículo artículo 905 del Código de Comercio de conformidad
con el cual para efectos de la compraventa se equiparan a dinero los títulos valores de
contenido crediticio y los créditos comunes representativos de dinero. Ejemplo. Según esta
norma en el contrato de compraventa del carro presentado anteriormente, si Pedro se obliga
a dar el Carro y Juan como contraprestación se obliga a endosar un pagaré que él tiene por
un valor de 110 millones de pesos exigible a María, ese contrato seguirá siendo de
compraventa. Si esta norma no existiera, el contrato presentado en el ejemplo no sería una
compraventa, sino una permuta.
Otra norma del Código de Comercio también exclusivamente aplicable a las relaciones
mercantiles es el artículo 882. Por virtud de esta norma, aunque las partes al celebrar el
contrato acuerden que el comprador se obliga a dar una suma de dinero, este tendrá la facultad
de pagar su obligación entregando no esa suma de dinero sino un título valor de contenido
crediticio.
Nota. En ella se faculta al comprador a pagar no lo que se obligó sino un título valor
de contenido crediticio, lo que resulta peligroso.
Si el vendedor no quiere verse expuesto a que le paguen con algo distinto a dinero, es
necesario que en el contrato se diga expresamente que el pago se va a dar en dinero y no en
otra cosa que dinero, de modo que el comprador no estará facultado para pagar con un título
valor de contenido crediticio.
25/10/2022
El precio debe ser determinado o determinable (2). En relación con este problema, como
el dinero es una cosa de género, su determinación debe hacerse señalándose la cantidad. Es
posible, sin embargo, que las partes celebren el contrato sin determinar el precio, pero
acordando las reglas para determinarlo posteriormente, es decir, que el precio no esté
determinado pero que sea determinable. Esto con fundamento en el inciso 2º del artículo 1528
y el inciso 2º del artículo 1864 del Código Civil.
En principio, deben ser las partes quienes de mutuo acuerdo determinen el precio, pero es
posible que ellas celebren el contrato acordando que el precio será determinado o fijado por
un tercero. En este último supuesto, las obligaciones que surgen del contrato quedan
sometidas a condición suspensiva, consistente en que el tercero designado por las partes
determine el precio.
Finalmente, en lo que concierne con la determinación del precio, hay que advertir que el
Código expresamente prohíbe dejar el precio al arbitrio de uno de los contratantes, así lo
indica el artículo 1865. Lo que busca la norma es que se prohíba que las partes celebren el
contrato y que estipulen que el precio será el que posteriormente una de ellas unilateralmente
fije.
Ejemplo 1. Pedro tiene un carro, y le dice a Juan que se lo va a vender, pero por 100
millones de pesos, no negociables. Juan acepta. Este caso no da cuenta de la
prohibición.
El precio debe ser real o serio y en algunos casos, además, debe ser justo (3). Que el
precio sea real o serio quiere decir que debe tratarse de un precio en que verdaderamente se
pacta o se acepta una determinada suma de dinero, con la intención manifiesta de ser exigida
y recibida por el vendedor, y de ser pagada por el comprador como contraprestación a la cosa
cuya propiedad el vendedor se obliga a transmitir.
Cuando el contrato es simulado el precio no es real o serio. Esto es, el precio no es
serio trata de un contrato en el cual las partes ante terceros aparentan.
Contrato simulado. El precio no es serio cuando en el contrato las partes aparentan ante
terceros, cuando en este no hay una verdadera voluntad de las partes.
Precio irrisorio o ilusorio. En este caso, las partes al celebrar el contrato pactan un precio
que, en comparación con el valor de la cosa, es insignificante. En relación con el precio
irrisorio el Código de Comercio dice en su artículo 920 que este se entenderá por no pactado
y si se entiende por no pactado, no habrá compraventa (aunque puede que haya otro contrato).
En algunos casos, además de ser real o serio, el precio debe ser justo, a propósito del carácter
justo hay que hablar del problema del precio vil o insuficiente. El precio vil o insuficiente
también plantea un problema de desproporción entre el precio y el valor económico de la
cosa; sin embargo, a pesar de dicha desproporción, las partes sí tienen la intención de comprar
y vender, el precio insuficiente entonces, a pesar de ser tal, es un precio real o serio.
En el régimen del Código Civil la lesión enorme tiene un carácter absolutamente objetivo,
quiere ello decir que para que opere esta figura basta que exista la desproporción entre las
prestaciones en el límite prefijado por el legislador.
Ojo. Está ausente cualquier criterio subjetivo, no es necesario preguntar el por qué para que
opere la lesión enorme, solo se requiere que sea una compraventa de un inmueble y que exista
una desproporción en el límite fijado por la ley.
En el régimen del Código Civil colombiano, a diferencia de lo que ocurre en el Código
Francés, donde solo puede sufrir lesión enorme el vendedor (en tanto es este el que se está
desprendiendo del inmueble, a diferencia del comprador que se desprende de un mueble),
tanto el comprador como el vendedor pueden sufrir lesión enorme
El vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del justo
precio de la cosa que vende. El comprador, por su parte, sufre lesión enorme cuando el justo
precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que pagó por ella. Así lo
establece expresamente el Código en el artículo 1947.
Para aplicar esta norma, hay que determinar cuál es el justo precio, el artículo en cuestión
establece que el justo precio es el justo precio al momento de celebrar el contrato.
Nota. El justo precio se ha entendido como el valor comercial del bien.
27/10/2022
Cuando el vendedor sufre lesión enorme y pretende la rescisión del contrato el comprador
que es demandado puede evitar la rescisión completando el justo precio con deducción de
una décima parte. Si el que sufre la lesión es el comprador, el vendedor demandando puede
evitar la rescisión del contrato restituyendo el exceso del precio recibido sobre el justo precio
aumentado en una décima parte. Artículo 1948 C.C.
Ejemplo 1. Un vendedor sufre lesión enorme. Juan le vede a Pedro un bien por 40
millones de pesos y el justo precio era de 100 millones de pesos. Si Juan demanda a
Pedro pretendiendo la rescisión del contrato por lesión enorme, Pedro el comprador
demandado podrá evitarla completando 50 millones de pesos.
Ojo. Las normas que regulan la lesión enorme son imperativas las partes, entonces, no
pueden acordar en un contrato de compraventa que no haya lugar a la rescisión del contrato
por lesión enorme.
En lo que concierne con la prescripción de esta acción rescisoria por lesión enorme, hay un
término especial de 4 años, que se cuentan desde la celebración del contrato.
En esta materia, en relación con los frutos o intereses, expresamente se dispone que
no se deben intereses o frutos sino desde la fecha de la demanda.
En relación con los deterioros de la cosa, se dispone que el comprador que restituye
la cosa no está obligado a pagar estos deterioros, sino cuando se hubiere aprovechado
de ellos.
Se justifica esta regulación especial, en tanto la lesión enorme opera objetivamente, mientras
que el contenido de las obligaciones a cargo de las partes en el libro 2º dependen, finalmente,
de que haya buena o mala fe de las partes, análisis que no se da en la lesión enorme donde
basta con que haya un desequilibrio sin importar su causa.
Ojo. Los legitimados para demandar la rescisión del contrato por lesión enorme son el
vendedor o el comprador dependiendo de quien la sufre.
Ejemplo. Juan le vende a Pedro un inmueble por 40 millones de pesos, el justo precio era de
100 millones de pesos, en este caso, el vendedor sufrió lesión enorme pues vendió por menos
de la mitad del justo precio. pedro, posteriormente, le vende ese bien a Ana, por 100 millones
de pesos, Juan, aunque sufrió lesión enorme, no puede pretender la rescisión del contrato por
esta, pero sí puede reclamar el exceso hasta concurrencia del justo precio con deducción de
1/10 parte, esto es 50 millones de pesos (el justo precio es de 100 millones, una décima parte
de 100 millones es 90 millones, Juan vendió por 40 millones, podrá reclamar 50 millones).
En relación con que el contrato no pueda rescindirse si la cosa salió del patrimonio del
comprador, se encuentra una gran diferencia entre el régimen general de la nulidad y el
régimen especial de rescisión del contrato por lesión enorme, esta diferencia se encuentra en
el artículo 1748 del Código Civil incorporado en la regulación de la nulidad, pues este
expresamente establece que la nulidad da acción reivindicatoria contra terceros poseedores.
Pacto comisorio (1) Al pacto comisorio se refieren los artículos 1935 a 1937, en estos
artículos se encuentran dos clases de pactos comisorios, el pacto comisorio simple (a) y el
pacto comisorio calificado (b)
El pacto comisorio simple (a) está en los artículos 1935 y 1936, en estos no se regula
absolutamente nada distinto a lo que se encontraba ya regulado en el artículo 1930, es decir,
la facultad del vendedor para demandar la resolución del contrato en caso de mora del
comprador en el pago del precio
Si se estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto
el contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el
precio, lo más tarde, en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación judicial
de la demanda.
Lo primero que hay que advertir en relación con este artículo es que la expresión ipso facto
no quiere decir que el vendedor esté facultado para resolver el contrato de plano, es decir, sin
declaratoria judicial, así se estipule ese pacto, la resolución requiere declaratoria judicial.
Este pacto comisorio calificado en últimas termina favoreciendo al comprador, pues el efecto
será que si incurre en mora y el vendedor lo demanda, tendrá un plazo adicional para pagar
(24 horas subsiguientes a la notificación judicial de la demanda) y evitar la resolución del
contrato.
El Código General del Proceso en el artículo 374 expresamente le dice al juez que si el
comprador paga el precio dentro de este término debe dictar sentencia que declare extinguida
la obligación que dio lugar al proceso.
Importante. El efecto del pago es que a pesar de que haya mora el comprador puede evitar
la resolución del contrato pagando dentro de las 24 horas siguientes. Así pues, si el pacto
comisorio no se incluye en el contrato y el comprador incurre en mora el vendedor demandará
la rescisión con base en el artículo 1930, si se incumple el pacto y el comprador está en mora,
el vendedor demanda pero el comprador puede evitar la resolución con el pago dentro de las
24 horas siguientes a la notificación judicial de la demanda,
El pacto de retroventa (2) Está consagrado en los artículos 1939 a 1943 del Código Civil.
Artículo 1939 C.C. Por el pacto de retroventa el vendedor se reserva la facultad de recobrar
la cosa vendida, reembolsando al comprador la cantidad determinada que se estipulare, o
en defecto de esta estipulación lo que le haya costado la compra.
Ahora ¿cuáles son los efectos que tiene el pacto de retroventa frente a terceros? Para resolver
este problema el Código Civil en el artículo 1940 se remite a lo dispuesto en los artículos
1547 y 1548, en los que en esencia se consagra la protección de la buena fe de los terceros.
Ejemplo. Pedro celebra un contrato de compraventa de un computador con Juan, Juan se lo
vende a María y Pedro decide que quiere hacer uso de la facultad de recobrar la cosa. María
no se verá obligada a entregar el computador, se tratará entonces de un problema que deberán
solucionar Pedro y Juan sin involucrar a María.
Nota. Las prenderías, ahora se conocen como compraventas, pues se dice que no se
trata de un mutuo y de una prenda (en tanto en ese tiempo se cobraban intereses muy
altos), sino de una compraventa con pacto de retroventa.
01/11/2022
Por virtud de este pacto lo que ocurre es que el contrato de compraventa queda sometido a
una condición resolutoria, que consiste en que dentro de cierto tiempo se presente una
persona que mejore la compra.
Pacto de reserva de dominio (4) Contenido en el artículo 1931 del Código Civil.
Esto, por lo demás, se advierte igualmente en el artículo 750 del Código Civil, en la
regulación de la tradición:
En materia civil el pacto solo produce efectos cuando la compraventa tiene por objeto un
bien mueble, en materia mercantil, por el contrario, puede incluirse este pacto en la
compraventa tanto respecto de bienes muebles como inmuebles. El Código de Comercio hace
referencia a esta figura en el artículo 952.
Nota. Este pacto cumple una función de garantía, y es por ello que la ley de garantías
mobiliarias hace referencia al mismo como una garantía mobiliaria.
Permuta. La permuta se encuentra regulada en los artículos 1955 a 1958. En el artículo 1955
se incorpora la definición de este contrato en los siguientes términos:
La diferencia específica que existe entre estos contratos se encuentra en el dinero, en la venta
se da un intercambio de bienes por un precio en dinero, en la permuta hay solamente un
intercambio de bienes.
Los problemas que plantea esta figura contractual son fundamentalmente los siguientes:
1. Determinar el tratamiento jurídico que debe aplicarse al contrato por virtud del cual
ambas partes se obligan a dar una cosa, pero lo que una de ellas se obliga a dar o ambas
no es una cosa de especie o cuerpo cierto sino una cosa de género.
Para justificar esta información se puede invocar lo dispuesto en el artículo 1957, en el cual
se establece que pueden ser objeto del contrato de permuta exactamente las mismas cosas
que pueden ser objeto del contrato de compraventa.
Si no se acepta esa interpretación, la solución sería entender que cuando ambas cosas no son
de especie o cuerpo cierto el contrato sería atípico o innominado, motivo por el cual se le
seguirían aplicando las reglas de la permuta, acorde a lo dispuesto en el artículo 8º de la Ley
153 de 1887:
En relación con el segundo problema (2) hay una regla enunciada por la doctrina, y es que,
por regla general, debe entenderse que no son aplicables a la permuta las normas de la
compraventa que supongan un precio en dinero.
En lo que concierne entonces con las obligaciones más importantes a cargo del vendedor en
la compraventa, que es el que se obliga a dar una cosa, se considera que son aplicables a la
permuta las normas de la compraventa que regulan la acción redhibitoria por vicios ocultos
y el saneamiento de la evicción.
Por otro lado, en lo que concierne con la lesión enorme, a pesar de que no es pacífico el
asunto, se entiende que las normas de la lesión no son aplicables a la permuta; esto
fundamentalmente por dos razones: 1) porque para aplicar esta figura hay que tener en
cuenta/considerar el precio en dinero y 2) porque según el artículo 1957 del Código Civil
cada permutante será considerado como vendedor de la cosa que da, y el justo precio de ella
a la fecha del contrato se mirará como el precio que paga por lo que recibe en cambio. Hay
un argumento adicional 3), y es que se trata de una figura excepcional, de modo que caso por
caso el Código establece si aplican las normas de la lesión enorme o no, y en el caso de la
permuta el Código Civil no hace referencia a la lesión enorme como figura procedente.
Promesa de compraventa. Un solo artículo del Código Civil regula el contrato de promesa,
el 1611:
La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna, salvo que concurran las
circunstancias siguientes:
Que la promesa conste por escrito, esto supone, entonces, que en lo que concierne
con el perfeccionamiento el contrato de promesa es solemne, y la solemnidad es un
escrito.
Que el contrato al que la promesa se refiere no sea de aquellos que las leyes declaran
ineficaces por no concurrir los requisitos que establece el artículo 1502 del Código
Civil.
Que se determine de tal suerte el contrato (prometido), que para perfeccionarlo solo
falte la tradición de la cosa o las formalidades legales. A partir de esta norma se
afirma que el contrato de promesa de compraventa está para celebrarse respecto de
contratos solemnes o reales.
Importante. El efecto del contrato de promesa es hacer surgir una obligación de hacer, que
consiste en celebrar el contrato prometido. Si bien la compraventa es de los contratos que
más suelen prometerse, no es el único.
Nota. El contrato de promesa está pensado para situaciones en las que el contrato
prometido es solemne o real, esto para que las partes tengan seguridad de que la otra
parte no se va a arrepentir.