Tema 1 Filosofia Griega Subrayado
Tema 1 Filosofia Griega Subrayado
Tema 1 Filosofia Griega Subrayado
Me llegan noticias que os encontráis en el otro extremo del Mare Nostrum iniciando
vuestro último curso en el Liceo San Estanislao, para obtener el título que os de acceso a
la Academia Universitaria. Será un año duro de estudios, pero espero que reunáis
suficiente virtud y letras que hagan acrecentar vuestros incipientes saberes hasta
compilar la Sabiduría.
Entre todas las disciplinas en que os van a instruir, sobresale la FILOSOFIA. Ya he
escrito a vuestros maestros, que fueron discípulos del peripato, para que me informen de
vuestros progresos. No obstante, os envío este ensayo para que os sirva de ayuda y
podáis seguir las clases con más atención y provecho.
No es tarea fácil resumir en breves líneas el por qué los griegos nos pusimos a filosofar,
precisamente reflexionaba ayer sobre este asunto cuando me visitó mi primo Fedón, y le
decía que gracias al sol que nos da luz, a las aguas del Egeo que calman nuestra alma y
limpian nuestros cuerpos y a la higuera de mi jardín, de la cual doy cuenta de sus frutos
puntualmente, después de la siesta a la que me invita su tranquila sombra, nos pudimos
poner a pensar sobre tanta maravilla. Sí Menelao, por la admiración y por el ocio nos
pusimos a filosofar.
Vosotros sois filósofos y no lo sabéis. Sois filósofos porque tenéis una forma
completamente personal de afrontar los problemas de la vida. ¿Por qué los griegos?.
Empecemos diciendo, queridos Menelao y Perséfone, que no sois malagueños, sino
griegos. Sí, señor, repito griegos, y me atrevería a decir "atenienses". Grecia, si la
entendemos como un modo de transcurrir la vida, es un enorme país mediterráneo hecho
de sol y de conversación que, en lo que se refiere a nuestra península, se extiende más o
menos hasta la ribera del Volturno. Para comprendernos es necesario reflexionar sobre
un verbo existente en la lengua griega que, no teniendo equivalentes en ninguna otra, es
de hecho intraducible. Este verbo es "agorazein".
"Agorazein" quiere decir "ir a la plaza (Agora) para ver qué se dice" y, por lo tanto,
hablar, comprar, vender y verse con los amigos; pero también significa salir de casa sin
una idea precisa, holgazanear al sol a la espera de que llegue la hora de la comida, esto
es, rezagarse hasta formar parte integrante de un magma humano hecho de gestos,
miradas y ruidos. "Agorazonta", en particular, es el participio de este verbo y describe la
forma de caminar de aquel que practica el "agorazein": el avanzar lento, con las manos
detrás de la espalda y siguiendo un recorrido casi nunca rectilíneo. Pues bien, la filosofía
griega debe mucho a esta costumbre peripatética de los meridionales.
La verdad es que los atenienses no hacemos nada productivo: paseamos, conversamos
qué es el Bien y el Mal, pero en cuanto a trabajar, a construir algo práctico que se pueda
vender o usar, ni siquiera hablamos de ello. No te olvides, querido Menelao, que somos
20.000 atenienses y tenemos 200.000 esclavos y metecos (extranjeros) que son los que
trabajan y llevan adelante nuestros "negocios". En esta época aún no ha nacido Marx y
nosotros, que no estamos contagiados del virus del consumo, nos contentamos con poco
y nos podemos dedicar a los placeres del espíritu y de la conversación.
La filosofía es una práctica indispensable del vivir humano, útil para afrontar los
pequeños problemas de cada día y cuyo estudio, desgraciadamente, no ha sido declarado
obligatorio. Si de mí dependiera, la incluiría en los programas de los últimos cursos de
la ESO; en cambio me temo que, siendo considerada una asignatura superada en el
tiempo, se quiere sustituirla por las hoy más de moda ciencias sociales y marketing, ya
que el mundo es un gran negocio en que todo se compra y se vende. Es un poco como si
se quisiera abolir el estudio de la aritmética dado que los charcuteros hacen las cuentas
con una calculadora.
Vosotros, Menelao y Perséfone, no habiendo cursado 2º de Bachillerato, no sabéis casi
nada de filosofía. Pero no os aflijáis, no sois los únicos. La verdad es que de filosofía
nadie sabe nada. La mayor parte de la gente se limitaría a hablar de amor platónico -
debido a la influencia del “Sálvame deluxe”- y te diría que se trata de ese tipo de
relación sentimental entre un hombre y una mujer que, desgraciadamente, no "pasa
nada" entre ellos, mientras que sobre este asunto el bueno de Platón tenía unas ideas
bastante diferentes.
No se sabe muy bien la fecha del nacimiento de la filosofía, pero parece que se da en el
paso del mundo supersticioso de los ritos órficos y de los mitos de Hesiodo y Homero al
mundo científico de los primeros observadores de la naturaleza; es lo que tus profesores
te dirán del paso del mito al logos. No es casualidad que el primer filósofo de la historia
haya sido Tales de Mileto, un astrónomo especializado en eclipses solares, a menos que
queramos considerar filósofo a cualquiera que consiga formular un pensamiento que se
eleve por encima de las inmediatas necesidades materiales; en tal caso estaríamos
obligados a retroceder la fecha del nacimiento de la filosofía al menos 40.000 años y
ponerla en la época del Paleolítico Superior. Me imagino la escena: Petrus era feliz
aquella noche, todo le había salido según sus deseos: había conseguido capturar un
cervatillo, tierno y de buena carne; lo había troceado con su hacha de piedra y lo había
asado lentamente al fuego. También Kapras, su mujer, había comido hasta hartarse.
Después de un poco de retozar sobre la hierba, Kapras entró en la caverna y él se quedó
fuera pensando. Hacía mucho calor y no tenía sueño. Se tumbó sobre la hierba y se puso
a mirar el cielo estrellado. Era una noche de agosto sin luna. Miles y miles de puntitos
luminosos brillaban sobre su cabeza. ¿Qué eran esos fuegos?, se preguntó Petrus.
¿Quién los había encendido allí en el cielo?. ¿Un inmenso gigante?. ¿Un Dios?. De esta
manera nacieron conjuntamente la religión y la ciencia, el miedo a lo desconocido y la
curiosidad del saber, y por lo tanto, la filosofía.
Sí, Menelao y Perséfone, considerad a los filósofos con cariño, como hijos de nuestro
tiempo; no nos descalifiquéis fácilmente acusándonos de decir un montón de tonterías,
que las hemos dicho precisamente para que vosotros y vuestros hijos no las volváis a
decir. Me encuentro viejo y cansado, son muchos años de enseñanza en el Liceo, las
Hespérides ya han florecido y yo me apresto a iniciar mi último viaje, el barquero
Caronte ya me está esperando para cruzar la laguna Aquerusia y el Can Cerbero me
espera a las puertas del Hades.
Aristóteles de Estagira
TEMA 1: FILOSOFÍA GRIEGA
Bueno, hasta aquí este excursus por la mitología griega, para que al menos una vez en
la vida escuchéis uno de los orígenes de nuestra civilización occidental. El resto de la
historia ya la podéis imaginar, ya que los pensadores griegos posteriores se dan cuenta
de que los antiguos no dan razón de lo que dicen, no aportan pruebas, se quedan solo en
elementos imaginativos o sentimentales y no dan respuesta a los verdaderos problemas
que se plantea el hombre sobre el mundo y las cosas. La explicación de una tempestad
no consiste en decir que el Dios Zeus se enfurece, que está airado con los hombres, que
los castiga, etc. o que el buen tiempo es propio de la diosa fertilidad que da buenas
cosechas a los campos. Todo esto es propio del hombre precientífico. El orden natural y
los hechos atmosféricos (el día, la tarde y la noche; o el verano, el otoño, la primavera y
el invierno) no son inteligibles en el lenguaje poético o mítico, requieren una
explicación racional. Y aquí es donde surge la filosofía, esto es, como el paso de la
explicación mítica a la explicación racional - científica, es decir, el logos.
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Pero vayamos por partes y sinteticemos algunos contenidos con relación a lo dicho
sobre el mito:
- El mito se puede decir que es un símbolo puesto en forma narrativa, es decir, son un
conjunto de narraciones y doctrinas tradicionales de los poetas (Homero y Hesiodo)
acerca del mundo, los hombres y los dioses. Se caracterizan por ser una explicación total
de la naturaleza, la historia y los dioses.
- El mito es también una actitud intelectual, es como el esquema mental que subyace a
tales explicaciones. las características del mito en cuanto actitud intelectual son:
. Las fuerzas naturales (fuego, viento, etc.) son personificadas en dioses que actúan en
la historia.
. Los fenómenos y sucesos del universo se hacen depender de la voluntad de un Dios.
- Consecuencia 1: los fenómenos naturales y la conducta humana son imprevisibles,
suceden de un modo arbitrario y dependen de la voluntad antojadiza de los dioses; si
bien esta arbitrariedad de los dioses está limitada por el destino, contra quien no pueden
hacer nada los dioses ni los hombres. La idea de destino es lo necesario en el
pensamiento mítico.
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* * *
* * * *
b) Pluralistas:
Son aquellos filósofos presocráticos que consideran que el arkhé no es un solo
elemento sino varios.
* EMPEDOCLES: (492 - 432 a.C.)
Natural de Agrigento (Sicilia). Personaje extraño, de
profesiones diversas: sacerdote, místico, predicador ambulante, político, médico, poeta. Se
dice que la muerte le vino al arrojarse sobre el Etna9. Su pensamiento:
- El arkhé son cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego; son elementos materiales,
nada abstracto. Todo lo que hay se ha formado por mezcla y separación de estos cuatro
elementos.
- Existen dos fuerzas externas que impulsan a estos movimientos de mezcla y separación:
el amor, que lleva a la unión, a la mezcla; y el odio, que impulsa a la separación. Así se
han formado los periodos de constitución del mundo, según vaya predominando una
fuerza u otra.
+ Explicación:
De las cuatro paradojas la última es la más fácil de explicar, tan fácil que ni siquiera es
una paradoja. La relatividad nos ha enseñado que no tiene sentido decir que un objeto se
mueve, a menos que se precise también "respecto a quién" se ha movido este objeto. Así
que no hace falta escandalizarse tanto si la velocidad de Antonio le parece que es de 20
Km por hora a Luis (que está quieto) y de 40 Km. por hora a Pepe (que corre en
dirección opuesta): Einstein dice que son verdaderas ambas hipótesis. el fenómeno le
podía dejar perplejo a un pedante como Zenón, que en el siglo V a.C. no había viajado
nunca en tren y no había visto nunca los árboles acercándose a él, pero no a nosotros
que lo sabemos todo sobre la relatividad.
En cambio, las tres primeras aporías nacen de la misma matriz: la de la divisibilidad
hasta el infinito de un espacio limitado o de un tiempo finito. Como estamos liados
con las matemáticas, trataremos de dar una explicación lo más macarrónica posible,
pero cuidado y no se lo digáis a Manolo Ramírez porque excomulga al Departamento de
Filosofía del Colegio.
Pues bien, resulta que el Cero y el Infinito son dos números como todos los demás, que
se encuentran en las ecuaciones y en las fórmulas de los matemáticos. Sin embargo,
estos dos extraños números, a diferencia de los comunes, tienen algunas condiciones
excepcionales: el Cero, por ejemplo, multiplicado por cualquier número da siempre cero
como resultado, y el Infinito, si también se le multiplica por cualquier número, sólo
puede dar lugar a otro infinito. Entonces nos preguntamos: ¿qué pasa cuando
multiplicamos entre el Cero y el Infinito?. No pasa nada: al ser un enfrentamiento entre
dos entidades limitadas de las matemáticas el partido se cierra con empate y el resultado
queda indeterminado; es decir, cualquiera.
Examinemos la primera aporía: si subdivido infinitas veces un tramo de carretera, es
decir, un segmento finito, al "final" (entre comillas) tendré un número infinito de
pedacitos de carretera de longitud cero. Partiendo de esto, yo no puedo decir, como
afirma Zenón, que la suma de estas partículas debe ser a la fuerza infinita, dado que los
pedacitos de los que se habla, en el momento en que se convierten en infinito como
número, también se han convertido en cero como longitud. Por lo tanto, decir que la
"suma de un número infinito de ceros es infinita" es una burrada; es como decir que
gane el Infinito al Cero en el partido de antes.
También en la segunda paradoja la tortuga irá recorriendo tramos de caminos cada vez
más pequeños, hasta que se desplace un tramito prácticamente igual a cero. En ese
momento Aquiles la agarra y le da el patadón que se merece antes de degustar una
riquísima sopa de tortuga.
Finalmente,en lo que se refiere a la paradoja de la flecha, no hay nada nuevo que
añadir: además de un espacio, aquí tenemos un intervalo de tiempo que, como de
costumbre, Zenón se divierte subdividiéndolo en un número infinito de instantes iguales
a cero. El mismo razonamiento, la misma conclusión.
Antístenes el cínico no aguantaba a Zenón y sus demostraciones en contra del
movimiento. Se cuenta que un día, al no poder rebatir a Zenón la paradoja de la flecha,
se puso a caminar de un lado a otro de la habitación hasta que le hizo exclamar a Zenón:
"¡Antístenes, te quieres estar quieto un momento!".
"¿Entonces admites que me muevo?", le dijo Antístenes.
TEXTOS PLATÓN:
República, Libro VI, 508e1 - 511e (Trad. C. Eggers Lan). Ed. Gredos. Madrid. 1992.
Libro VI
(508e-1)- Entonces, lo que aporta la verdad a las cosas cognoscibles y otorga al que
conoce el poder de conocer, puedes decir que es la Idea del Bien. Y por ser causa de la
ciencia y de la verdad, concíbela como cognoscible; y aun siendo bellos tanto el
conocimiento como la verdad, si estimamos correctamente el asunto, tendremos a la
idea del Bien por algo distinto y más bello que ellas. Y así como dijimos que era
correcto tomar a la luz y a la vista por afines al sol pero que sería erróneo creer que
son el sol, análogamente ahora es correcto pensar que ambas cosas, la verdad y la
ciencia, son afines al Bien, pero sería equivocado creer que una u otra fueran el Bien,
ya que la condición del Bien es mucho más digna de estima.
- Hablas de una belleza extraordinaria, puesto que produce la ciencia y la verdad, y
además está por encima de ellas en cuanto a hermosura. Sin duda, no te refieres al
placer. - ¡Dios nos libre! Más bien prosigue examinando nuestra comparación.
- ¿De qué modo?
- Pienso que puedes decir que el sol no sólo aporta a lo que se ve la propiedad de ser
visto, sino también la génesis, el crecimiento y la nutrición, sin ser él mismo génesis.
- Claro que no.
- Y así dirás que a las cosas cognoscibles les viene del Bien no sólo el ser conocidas, sino
también de él les llega el existir y la esencia, aunque el Bien no sea esencia, sino algo
que se eleva más allá de la esencia en cuanto a dignidad y a potencia.
-Y Glaucón se echó a reír:
- ¡Por Apolo!, exclamó. ¡Qué elevación demoníaca!
- Tú eres culpable, repliqué, pues me has forzado a decir lo que pensaba sobre ello.
- Está bien; de ningún modo te detengas, sino prosigue explicando la similitud respecto
del sol, si es que te queda algo por decir.
- Bueno, es mucho lo que queda.
- Entonces no dejes de lado ni lo más mínimo.
- Me temo que voy a dejar mucho de lado; no obstante, no omitiré lo que en este
momento me sea posible. - No, por favor.
- Piensa entonces, como decíamos, cuáles son los dos que reinan: uno, el del género y
ámbito inteligibles; otro, el del visible, y no digo ‘el del cielo’ para que no creas que
hago juego de palabras. ¿Captas estas dos especies, la visible y la inteligible?
- Las capto.
- Toma ahora una línea divida en dos partes desiguales; divide nuevamente cada sección
según la misma proporción, la del género de lo que se ve y otra la del que se intelige, y
tendrás distinta oscuridad y claridad relativas; así tenemos primeramente, en el género
de lo que se ve, una sección de imágenes. Llamo ‘imágenes’ en primer lugar a las
sombras, luego a los reflejos en el agua y en todas las cosas que, por su constitución,
son densas, lisas y brillantes, y a todo lo de esa índole. ¿Te das cuenta?
- Me doy cuenta
- Pon ahora la otra sección de la que ésta ofrece imágenes, a la que corresponden los
animales que viven en nuestro derredor, así como todo lo que crece, y también el género
íntegro de cosas fabricadas por el hombre.
- Pongámoslo.
- ¿Estás dispuesto a declarar que la línea ha quedado divida, en cuanto a su verdad y no
verdad, de modo tal que lo opinable es a lo cognoscible como la copia es a aquello de
los que es copiado?
- Estoy muy dispuesto.
- Ahora examina si no hay que dividir también la sección de lo inteligible.
- ¿De qué modo?
- De éste. Por un lado, en la primera parte de ella, el alma, sirviéndose de las cosas
antes imitadas como si fueran imágenes, se ve forzada a indagar a partir de supuestos,
marchando no hasta un principio sino hacia una conclusión.
- Por otro lado, en la segunda parte, avanza hasta un principio no supuesto, partiendo de
un supuesto y sin recurrir a imágenes -a diferencia del otro caso-, efectuando el camino
con Ideas mismas y por medio de Ideas.
- No he aprehendido suficientemente esto que dices.
- Pues veamos nuevamente; será más fácil que entiendas si te digo esto antes. Creo que
sabes que los que se ocupan de geometría y de cálculo suponen lo impar y lo par, las
figuras y tres clases de ángulos y cosas afines, según lo investigan en cada caso. Como
si las conocieran, las adoptan como supuestos, y de ahí en adelante no estiman que
deban dar cuenta de ellas ni a sí mismos ni a otros, como si fueran evidentes a
cualquiera; antes bien, partiendo de ellas atraviesan el resto de modo consecuente,
para concluir en aquello que proponían al examen.
- Sí, esto lo sé.
- Sabes, por consiguiente, que se sirven de figuras visibles y hacen discursos acerca de
ellas, aunque no pensando en éstas sino en aquellas cosas a las cuales éstas se parecen,
discurriendo en vista al Cuadrado en sí y a la Diagonal en sí, y no en vista de la que
dibujan, y así con lo demás. De las cosas mismas que configuran y dibujan hay sombras
e imágenes en el agua, y de estas cosas que dibujan se sirven como imágenes, buscando
divisar aquellas cosas en sí que no podrían divisar de otro modo que con el
pensamiento. - Dices verdad.
- A esto me refería como la especie inteligible. Pero en esta su primera sección, el alma
se ve forzada a servirse de supuestos en su búsqueda, sin avanzar hacia un principio,
por no poder remontarse más allá de los supuestos. Y para eso usa como imágenes a
los objetos que abajo eran imitados, y que habían sido conjeturados y estimados como
claros respecto de los que eran sus imitaciones.
- Comprendo que te refieres a la geometría y a las artes afines.
- Comprende entonces la otra sección de lo inteligible, cuando afirma que en ella la
razón misma aprehende, por medio de la facultad dialéctica, y hace de los supuestos no
principios sino realmente supuestos, que son como peldaños y trampolines hasta el
principio del todo, que es no supuesto, y tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que
de él dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible,
sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas.
- Comprendo, aunque no suficientemente, ya que creo que tienes en mente una tarea
enorme: quieres distinguir lo que de lo real e inteligible es estudiado por la ciencia
dialéctica, estableciendo que es más claro que lo estudiado por las llamadas `artes’,
para las cuales los supuestos son principios. Y los que los estudian se ven forzados a
estudiarlos por medio del pensamiento discursivo, aunque no por los sentidos. Pero a
raíz de no hacer el examen avanzando hacia un principio sino a partir de supuestos, te
parece que no poseen inteligencia acerca de ellos, aunque sean inteligibles junto a un
principio. Y creo que llamas `pensamiento discursivo' al estado mental de los geómetras
y similares, pero no `inteligencia'; como si el `pensamiento discursivo' fuera algo
intermedio entre la opinión y la inteligencia.
- Entendiste perfectamente. Y ahora aplica a las cuatro secciones estas cuatro afecciones
que se generan en el alma; inteligencia, a la suprema; pensamiento discursivo, a la
segunda; a la tercera asigna la creencia y la cuarta la conjetura; y ordénalas
proporcionadamente, considerando que cuanto más participen de la verdad tanto más
participan de la claridad.
- Entiendo, y estoy de acuerdo en ordenarlas como dices.
Libro VII
República, Libro VII 514a-517c (Trad. C. Eggers Lan). Ed. Gredos. Madrid. 1992.
(514a) -Después de eso proseguí compara nuestra naturaleza respecto de su educación
y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una
morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su
extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados,
de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas
les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un
fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más
alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que
los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los
muñecos.
- Me lo imagino.
- Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de
utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de
diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
- Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
- Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o
unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la
caverna que tienen frente a sí?
- Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
- ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique? - Indudablemente.
- Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a
los objetos que pasan y que ellos ven?
- Necesariamente.
- Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los
que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen
proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
- ¡Por Zeus que sí!
- ¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos
artificiales transportados?
- Es de toda necesidad.
- Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su
ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera
liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz,
y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir
aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le
dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más
próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le
mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a
contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que
considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le
muestran ahora?
- Mucho más verdaderas.
- Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de
eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas
son realmente más claras que las que se le muestran?
- Así es.
- Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo
antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y,
tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de
los objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
- Por cierto, al menos inmediatamente.
- Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer
lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y
de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A
continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la
luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
- Sin duda.
- Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros
lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en su propio
ámbito.
- Necesariamente.
- Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones
y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las
cosas que ellos habían visto.
- Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
- Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus
entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que
los compadecería?
- Por cierto.
- Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las recompensas
para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban
detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado
habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar
lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y envidiaría a los más
honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de
Homero, y «preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o soportar
cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida? -
Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida. -
Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría
ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
- Sin duda.
- Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con
aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta
que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada
breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta
lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar
hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si
pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
- Seguramente.
- Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol;
compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el
camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que
estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en
todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y
con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa
de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al
señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la
inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto
en lo privado como en lo público.
- Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.
II.2.- PLATON: (428 - 350 a.C.) Este desarrollo nos permite hacer las preguntas sobre
identificación y explicación del contenido (temática) del texto y la pregunta sobre
justificación del texto (Al final, lo tendrás que poner todo, recuerda que lo que no es
temática es justificación, por eso te ayudará mucho tener bien aprendidos los esquemas
de clase o avances informativos).
BIEN
Belleza, Verdad, Justicia, Ser
Números
En la Idea del Bien se sostienen todas las demás Ideas, y de ella reciben las otras su
consistencia. Es el ser por excelencia: de él dimana todo, incluso la Verdad, la Belleza y
la Justicia. Platón la compara con el Sol: así como el sol nos permite ver y conocer el
mundo sensible, la Idea del Bien es como el astro rey que nos permite ver y comprender
todas las demás ideas. El Bien incluye todos los ideales éticos y políticos para la plena
realización de la persona
- Consecuencias:
+ Consecuencia ética: el Mundo de las Ideas alberga todo el conjunto de los ideales
morales y políticos (justicia, bondad) a que ha de acomodarse la conducta individual
(ética) y la organización de la convivencia social (política). Hemos visto antes como las
ideas constituyen un sistema en el que todas se ensamblan en una gradación jerarquizada
cuya cúspide ocupa la Idea del Bien; al filósofo corresponde ascender dialécticamente
en el conocimiento de las ideas hasta alcanzar a contemplar la Idea del Bien, que es el
principio supremo de comprensión de la realidad y de organización de la vida personal y
colectiva. El que llegue a la idea del Bien es el sabio (el filósofo) que sabe llevar
correctamente su vida ayudado por la virtud (areté).
+ Consecuencia política: Platón se llevó una desilusión muy grande con el gobierno
de los Treinta Tiranos, que condenó a Sócrates. Una de sus preocupaciones principales
fue la política, tratando de fundamentar la polis, el hombre y el estado en el orden eterno
del ser; esto sólo lo puede realizar el filósofo, o el Rey en cuanto llegue a ser filósofo.
Así lo refleja en su Carta VII: "vi que el género humano no llegaría nunca a liberarse
del mal si primariamente no alcanzaban el poder los verdaderos filósofos, o los rectores
del Estado no se convertían por azar divino en verdaderos filósofos". Esto hace que,
para Platón, el sabio sea el llamado a gobernar en toda comunidad humana; se trata del
ideal del Filósofo - Rey. Sus aventuras políticas en Siracusa no fueron demasiado
agradables para el bueno de Aristocles, llamado Platón.
+ Consecuencia pedagógica (EDUCACIÓN): aquel que contempla la idea del Bien
(el filósofo) tiene la misión de hacer que los demás lleguen a conocer la luz, la verdad y
el bien, sacando a los hombres del mundo de las sombras y liberándolos de las cadenas
de la ignorancia (prisioneros encadenados al fondo de la caverna). La vieja paideia
(pedagogía, educación) griega consistía en un ideal de forjar hombres sabios y prudentes
que supieran conducirse correctamente en su vida personal (ética) y colectiva (política).
Se trata por tanto de enseñar el Bien. Su plan educativo se divide en dos partes: la
educación elemental, que comprende la preparación de los jóvenes hasta la edad de
veinte años y culmina en el comienzo del servicio militar, y la educación superior,
destinada a aquellas personas selectas de ambos sexos que vayan a ser miembros de la
clase gobernante, la cual se extenderá desde los veinte hasta los treinta y cinco años. Los
artesanos no recibirán esta educación.
La tercera ciencia que estudiarán es la astronomía. La belleza del cielo debe verse como
un reflejo de la belleza del cielo inteligible.
Al llegar a los treinta años, se escogerá a los que hayan mostrado mejores condiciones
para el estudio y la guerra y se les concederán nuevos honores, iniciándolos en la
dialéctica. El dialéctico parte de hipótesis, por ejemplo la Idea de lo justo, pero estas
hipótesis son verdaderas hipótesis, algo provisional, trampolines o peldaños que
permiten ascender hasta el principio de todo, un principio no hipotético, en esta
ascensión no recurre a nada que no sea las ideas tomadas en sí mismas. De este modo,
de Idea en Idea, se alcanza la Idea de
Bien, Idea suprema fundamento de la inteligibilidad y el ser del Mundo de las Ideas.
Platón describe estas clases de conocimiento mediante una línea cortada en segmentos
desiguales, lo cual parece indicar una cierta continuidad entre las formas de
conocimiento, pero un valor y contenido desigual. La imaginación -grado inferior- se
alimenta de los objetos sensibles percibidos por la creencia y estudiados en la Física
(que para Platón no tiene categoría de episteme -ciencia-, pues versa sobre los objetos en
movimiento del Mundo Sensible, y sólo hay ciencia de lo estable, de las Ideas). Tanto
las matemáticas como la dialéctica parten de hipótesis, pero en su diversa utilización
radica la diferencia fundamental de las dos ciencias: el matemático no acude a las ideas
puras, sino a representaciones materiales de estas ideas; en cambio el dialéctico parte de
esta representaciones materiales (objetos del mundo sensible), pero tomadas como
hipótesis, es decir, peldaños, trampolines o cualquier otra cosa provisional que sirva para
pasar a uno u otro estadio de la marcha. Así va ascendiendo paso a paso hasta el
principio de todo, un principio no hipotético, y en esta ascensión no se ve obligado a
recurrir a nada que no sean las Ideas en sí mismas.
En fin, todo esto es muy complicado, de manera que vamos a decir que, en definitiva, la
dialéctica permite el acceso al Mundo de las Ideas. En principio la dialéctica es un
proceso ascendente hacia la Idea, y luego de Idea en Idea hasta la Idea suprema, el
Bien17. De este modo, dice Platón: "el único que es capaz de una visión de conjunto es el
dialéctico". Pero la dialéctica, que es un proceso estrictamente intelectual o racional,
posee un importante apoyo emocional: el amor (Eros) Es mucho lo que se ha hablado y
escrito sobre el AMOR PLATÓNICO, sin que los que usen tal concepto tengan alguna
idea de lo que dice Platón18. Hablaremos del amor platónico como un modo de
conocimiento complementario con la dialéctica. El amor platónico es también un
proceso ascendente, una especie de dialéctica emocional. Platón le dedica sus dos
bellos diálogos Banquete y Fedro. Una cita del primero bastará para explicar de qué se
trata:
"He aquí el recto método de abordar las cuestiones
amorosas: empezar por las cosas bellas de este
mundo, teniendo como fin la belleza en sí, y,
valiéndose de ellas como de escalas, ir
ascendiendo constantemente,
yendo de un cuerpo bello a dos, y de dos a todos los
cuerpos bellos, y de los cuerpos bellos a las
bellas normas de conducta, y de ellas a las bellas
ciencias, y partiendo de éstas, hasta la ciencia de
la belleza
absoluta, y llegar a conocer por último lo que es
la Belleza en sí. Este es el momento en que
verdaderamente adquiere valor la vida de un
hombre cuando contempla la Belleza en sí." (211 e).
Dicho en palabras sencillas, el amor para Platón es una especie de ascensor que en el
primer piso encuentra el amor físico, en el segundo el espiritual, en el tercero el arte, y
luego, a medida que sube, la justicia, la ciencia y el verdadero conocimiento, hasta
llegar al ático, donde reside el Bien y lo Bello (ética y estética).
En conclusión, la dialéctica y el amor son los medios para acceder al Mundo de las
Ideas. Y si hay que prepararse para esta ascensión, las matemáticas sirven de ayuda
previa, puesto que "dan un fuerte impulso a la región superior", ya que arrancan del
mundo del devenir e introducen en la contemplación de objetos inteligibles. Por eso la
inscripción en la puerta de la Academia de Platón: "Nadie entre aquí que no sepa
geometría".
Finalmente, Paltón también se sirve para el conocimiento de la TEORÍA DE LA
REMINISCENCIA (Menón 81b-86), que nos sirve también para entender la
antropología platónica. El problema que se le plantea ahora a Platón es que si el alma
humana está encarnada en un cuerpo en el Mundo Sensible, ¿cómo conoce las Ideas,
que están en el Mundo de las Ideas? Las Ideas sólo pueden ser conocidas por
17 Recordemos la pirámide de las Ideas; la dialéctica es ir
ascendiendo desde la base a la cúspide.
III. 3.- El 1º proyecto aristotélico: la "ciencia del ser en cuanto ser" (ONTOLOGIA):24
III.3.1.- Características:
Hay que entender la ontología dentro de lo que es la clasificación de las ciencias
según Aristóteles; de ahí que distingamos entre:
+ Ciencia de lo general: ciencia buscada que
trata del ser en general (ontología).
+ Ciencias particulares: tratan de aspectos
particulares del ser:
* Física: seres reales y con movimiento
(no separados de este mundo).
* Matemática: seres irreales e inmutables
(no separados de este mundo).
* Teología: ser real e inmutable
(separado).
En esta clasificación podemos ver con más claridad por qué no podemos confundir la
ontología con la teología; su objeto de estudio es diferente.
III.3.2.- Puntos de vista para el estudio del "ser en cuanto ser":25
I.- Primer punto de vista; las CATEGORIAS26:
IV.4.- ARISTOTELES:
IV.4.1.- VIRTUD Y FELICIDAD: Pensamiento ético. (Ética a Nicómaco, 1096a-
1098a, 1177a-1178a)
Vamos a considerar brevemente su pensamiento ético, el eudemonismo: la felicidad se
encuentra en el ejercicio de la racionalidad, ayudado por una virtud perfecta. Veámoslo
más despacio:
- Aristóteles dice que el fin último del hombre es la felicidad ("la vida honrada y
feliz"). Aquí hay acuerdo entre los hombres, el desacuerdo vendrá a la hora de concretar
en qué consiste la felicidad, pues cada uno la pondrá en una cosa distinta: para unos será
tener un buen descapotable; para otros el "glamour" y ser artistas, para otros el estudio
por el gusto de saber, para otros la solidaridad humana33.
- Para ello analiza la naturaleza humana y dice que cada ser es feliz realizando la
actividad que le es propia y natural. Esta actividad para el hombre es la racionalidad, la
actividad intelectual, la actividad contemplativa, ya que la capacidad racional es lo que
les distingue de los animales.
- Ahora bien, esto es imposible para el hombre porque tiene que dedicarse a otras
cosas como comer, trabajar, etc.; por eso, la felicidad absoluta sería sólo propia de los
dioses. El hombre ha de contentarse con la posesión de ciertas virtudes morales para
regular las tendencias propias y el trato con los demás.
- La virtud en Aristóteles es hábito, actitud, hexis (repetición de actos virtuosos
buenos en la misma línea). Y, por otra parte, es término medio entre dos extremos, uno
por defecto y otro por exceso, de ahí la frase "en el término medio está la virtud", por
ejemplo, el valor es una virtud entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto).
IV.4.2.- EL CARACTER COMUNITARIO DEL BIEN: Pensamiento
Político. Política, I,2;152a-153b)
La ética aristotélica desemboca en la política y parece subordinarse a ella. Amabs
consideran el bien del hombre, siendo más importante el bien colectivo que el
individual. Además, nadie puede ser virtuoso si no ha sido educado, y es al Estado a
quien compete la tarea educativa.
- El origen de la ciudad: Aristóteles defiende una especie de organicismo social al
considerar que el Estado es anterior -por naturaleza- a la familia y a cada hombre
tomado individualmente. La razón que da es que nadie puede bastarse a sí mismo y el
Estado sí que puede ser autosuficiente (autarquía). Por esta razón el hombre es,
esencialmente, un animal político o comunitario (zoon politikon) que, para realizarse en
plenitud, necesita pertenecer a una comunidad. Ésta es la ciudad, la "polis", culminación
de un desarrollo de las distintas asociaciones humanas (familia, tribu, aldea, ciudad). El
hombre nunca podrá ser feliz fuera de la polis. Cierto es que existen también animales
gregarios, pero lo distintivo del hombre es que posee la palabra. Gracias al lenguaje se
logra la comunicación entre seres que son semejantes, por eso el hombre es social por
naturaleza.
- El fin del Estado: la prioridad del Estado se basa en el hecho de que sólo él
puede bastarse a sí mismo; el individuo y la familia no se encuentran en el mismo caso.
Pero no se trata de una autarquía exclusivamente económica, sino fundamentalmente
ética y humana: sólo en el Estado puede alcanzarse el reinado del bien y la justicia,
la perfección última del hombre. Por eso, el Estado no es un fin en sí mismo, y
Aristóteles no defiende un totalitarismo político: el fin del Estado es la felicidad y la
perfección moral de los ciudadanos.
- Formas de gobierno: entre los sistemas que considera justos: monarquía, o
gobierno de uno sólo; aristocracia, o gobierno de los mejores y democracia, o
gobierno de la comunidad. Sistemas que considera injustos: tiranía, o desviación de la
33 Para el zoquete de turno, advertirle que en tiempos de Aristóteles
no había descapotables, ni existía Hollywood.
monarquía; oligarquía, o desviación de la aristocracia y demagogia, o desviación de la
democracia. En las tres primeras formas gobiernan los mejores y más virtuosos y lo
hacen en vistas al bien común, no en provecho particular. cuando esto no es así, se
deriva hacia las formas degeneradas.
- Los grupos humanos en la ciudad: En realidad, Aristóteles no otorga la primacía
a ninguna forma de gobierno, y se muestra muy pragmático al tener en cuenta las
diversas condiciones geográficas, económicas o de psicología de los pueblos que
conducen a éstos a inclinarse por un sistema u otro. No obstante, Aristóteles parece
optar por las clases medias y por los mejores, punto de vista que coincide con su teoría
ética de entender la virtud como el justo medio. Es significativa también cómo excluye a
los esclavos y a las mujeres del derecho de ciudadanía34. También excluye a los
artesanos, labradores y mercaderes, de los que dice que es preferible que sean esclavos.
En la categoría de hombres libres entran solamente las tres clases superiores: guerreros,
sacerdotes y magistrados. Resulta, pues, evidente para Aristóteles que unos hombres
son libres por naturaleza y otros esclavos, y que para éstos la esclavitud es una cosa
justa y conveniente. Los esclavos tienen que trabajar para que queden libres de
ocupaciones los ciudadanos libres, y entonces puedan dedicarse al pensamiento, a la
filosofía.
Bueno, pues hasta aquí el breve recorrido por estas dos escuelas. En el fondo todos
somos o tenemos algo de epicúreos y/o algo de estoicos. Las dos escuelas se proponían
alcanzar los mismos resultados: vivir con sabiduría. La única diferencia era que para los
epicúreos esta sabiduría se identificaba con el placer y para los estoicos con el deber.
Pero, ¿quiénes son hoy los epicúreos y los estoicos?, ¿cómo se puede reconocerlos?. No
es muy difícil, el estoico es un individuo que cree firmemente en su misión moral: debe
cumplirla. Tiene siempre necesidad de un gran proyecto que de sentido a su vida; pero
con el temor, sin embargo, de que dicho proyecto pueda llegar a realizarse de verdad,
por lo general el estoico se lo elige dificilísimo, irrealizable y nunca al alcance de un
individuo normal. Lo importante es poder sufrir en nombre de algo que tenga un
significado moral. El epicúreo es de otra índole: consciente de la precariedad de la vida,
se fija pequeñas metas que puedan conseguirse en breve término. Es epicúreo el
empleado que solicita un aumento de sueldo para resolver un problema concreto durante
un año en curso; es epicúreo quién sigue viviendo con su pareja, de quien no está
verdaderamente enamorado, pero con el que ha acordado un modus vivendi de recíproca
tolerancia.
Los estoicos son óptimos trabajadores, los epicúreos desdeñan la política activa y
difícilmente consiguen tener éxito como jefes de industria, son más bien campeones de
lo privado que de la sociedad civil. Concluyendo, quizá la virtud esté en el justo medio,
¿de qué lado te inclinas más?
c)Escépticos:
Los pilares del pensamiento de Pirrón -el fundador de esta escuela- eran: la suspensión
del juicio (epojé), o sea el estado mental gracias al cual es imposible rechazar o aceptar
las ideas de los otros, la facultad de no expresarse (la afasia) y la imperturbabilidad (la
ataraxia), o sea la ausencia de angustia. Su pensamiento en dos palabras es el siguiente:
no existen valores o verdades que autoricen a poner la mano en el fuego por ellos: nada,
por naturaleza, puede ser considerado bonito o feo, bueno o malo, justo o injusto,
verdadero o falso.
Como podéis comprobar más actual imposible.
d)Los cínicos:
Estos fueron un fenómeno curioso pues su propuesta para alcanzar la felicidad era
"vivir de acuerdo con la naturaleza", al igual que los perros (kinos), de ahí el nombre de
"Cínicos" (vivir como los perros). Los principales cínicos son Antístenes, Crates,
Hiparchia (la única mujer de nuestra historia, que se unió a Crates) y Diógenes de
Sínope, el que vivía en un barril. La propuesta cínica es: ser autosuficiente (no depender
de nada y nadie), criticar destructivamente los valores tradicionales y ser cosmopolita.
Eran una especie de "hippies" contraculturales.
e)Los cirenaicos:
Estos eran como los "yuppies" de la época. Su máxima moral era
"carpe diem", vivir el presente cómodamente instalados. Teodoro era el gran teórico del
egoísmo, no admitía siquiera la amistad: "es un sentimiento de socorro mutuo, útil sólo
para los tontos"; proponía seguir el placer en cualquier parte que se lo encontrara, sin
dejar condicionar por la moral. Hegesias decía que si no se podía alcanzar el placer, lo
mejor era suicidarse. Como veis estaban destrozados internamente. Era una época de
crisis. ¿No ocurre algo parecido en nuestras sociedades contemporáneas, donde parece
que ya la solidaridad no tiene sentido?