Husserl y Polo
Husserl y Polo
Husserl y Polo
DOS
MÉTODOS VALIOSOS QUE MARCAN EL RUMBO DE LA FILOSOFÍA FUTURA.
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1. Fenomenología y epojé en Husserl
Husserl propone al mundo una ciencia nueva con su riguroso método a inicios del siglo
XX. “Ha surgido una nueva ciencia filosófica fundamental: la fenomenología pura. Esta es una
ciencia de un tipo completamente novedoso y de un alcance ilimitado. Es de un rigor
metodológico que no va a la zaga de ninguna de las ciencias modernas. Todas las disciplinas
filosóficas están arraigadas en ella; sólo su cultivo les da a ellas la fuerza precisa. Ella hace
posible por vez primera la filosofía como ciencia rigurosa”1.
Para Husserl la fenomenología es un modo de considerar los problemas filosóficos y a
la vez una técnica de presentación lingüística de los resultados conseguidos por esta
consideración2. En Husserl la palabra “fenomenología” aparece en el año 1911 en un pequeño
artículo de la revista Logos titulado “La filosofía como ciencia rigurosa”3.
El camino elegido por Husserl para habérselas con el mundo fenoménico es la epojé,
término que como es sabido viene de los griegos y viene a decir que es la suspensión del juicio,
la suspensión de todo lo que se tenga por válido hasta ese momento. Recuerda en cierto modo
a la duda voluntaria y quasiuniversal cartesiana. De hecho, para Husserl Descartes es junto con
Platón el filósofo que más brilla en la historia de la filosofía, y es a partir de Descartes, según
el convencimiento interior de Husserl, donde toda la filosofía futura va a estar determinada4.
Husserl es, si cabe habalar hablar así, el nuevo Descartes del siglo XX. Si como dice
Kolakowski el concepto de certeza es la clave del pensamiento de Husserl5, rescatar el
concepto de epojé es muy conveniente para el moravo. Busca para su nueva ciencia un
método que le posibilite desconectar con todo tipo de prejuicios. Ese método será la epojé.
Como dice el profesor Crespo: “El primer paso para buscar este punto absolutamente
indubitable es la «desconexión» (Husserl habla también de «puesta entre paréntesis»,
«abstención de juzgar», «puesta fuera de juego», etc.) de la creencia en la existencia del mundo
o «tesis de realidad» que constituye la tesis general de la actitud natural. A esta desconexión es
a lo que Husserl denomina epojé. Esta se constituye en el «método para efectuar la purificación
radical del campo fenomenológico de la conciencia de todas las intromisiones de las realidades
objetivas»6.
Así la reducción fenomenológica abre las puertas al mundo de lo fenomenológico, al
mundo de la conciencia, por eso es la ciencia de las esencias. A mi modo de ver, si la
fenomenología es ciencia de las esencias, la analítica de la conciencia del hombre, no puede ser
un método que abarque la realidad entera del hombre. Se trata a mi juicio de un método parcial,
interesantísimo y certero de un aspecto muy importante del hombre, de la moral del hombre,
pero… no es suficiente para abordar el ser del hombre. Según Husserl, “el ámbito universal del
planteamiento trascendental es todo el ámbito de la ingenuidad trascendental, esto es, el mundo
entero existiendo sin más con evidencia de suyo. De acuerdo con esto, el mundo debe ser
sometido a una epojé con respecto a su validez sin más, sin preguntarnos si esta validez está
fundada o no. No nos está permitido hacer directamente afirmaciones sobre nada real; no nos
está permitido hacer uso de nada que esté ahí delante, por evidente que sea.
1
HUSSERL, E., Textos breves (1887-1936), Sígueme, Salamanca, 2019, pp. 315-316.
2
Cfr. INGARDEN, R., Introducción en la fenomenología de Edmund Husserl. Lecciones de Oslo 1967. Avarigani,
2017, p. 38.
3
HUSSERL, E., Philosophie als strenge Wissenchaft, en Logos I (1910-1911).
4
HUSSERL, E., Textos breves (1887-1936) pp. 363-364.
5
Cfr., KOLAKOWSKI, L., Husserl y la búsqueda de la certeza, Alianza editorial, 1977.
6
HUSSERL, E., Aufsätze und Vorträge (1911-1921). Hrsg. von Thomas Nenon und Hans Rainer Sepp.
Husserliana, Bd. XXV (Hua XXV), Martinus Nijhoff, Der Haag, 1986, p. 76. Citado en CRESPO, M.,
Fenomenología y filosofía del derecho, Revista Pensamiento, Vol. 72 (2016), n.º 274, p. 1254.
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Ello sería un contrasentido -iría contra el sentido del planteamiento trascendental-. Con lo que
todas las ciencias positivas caen bajo una epojé, que se llama “epojé trascendental””7.
El gran tema de estudio de la fenomenología se podría decir que es la presencia. La
fenomenología versa sobre el haber en la conciencia. La presencia es límite de la mente humana.
En la mente hay objetos, pero solamente están, no son. Para Hegel la presencia es real, y por
eso su lógica acaba siendo una lógica de la identidad. No hay alteridad. Es consecuente con el
idealismo. Hay en Hegel una identidad formal y lógica8.
Para Husserl “No hay teoría concebible capaz de hacernos errar en punto al principio de
todos los principios: que toda intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de
derecho del conocimiento; que todo lo que se nos brinda originariamente (por decirlo así, en su
realidad corpórea) en la “intuición”, hay que tomarlo simplemente como se da, pero también
sólo dentro de los límites en que se da””9.
Podríamos preguntarnos, como lo hace Ingarden, ¿qué es eso de los límites? Aquí, en
este punto puede atisbarse la diferencias de métodos de los autores propuestos. Husserl juega
dentro de los límites de su propio método. Sin embargo Polo, percibiendo la necesidad del
límite, lo abandona, lo trasciende y le saca partido sólo en cuanto lo trasciende. Mientras
Husserl bucea en los límites de la epojé, en la conciencia, Polo nos descubre una campo más
amplio de realidad trascendiendo el límite, abandonando la presencia mental, yendo más allá
de la esencia de las cosas mismas.
También otro discípulo de Husserl poco conocido pero muy agudo, Teodoro Celms se
hace una pregunta similar a la de Ingarden. La crítica de Celms sería la siguiente: si sólo se
puede llegar a lo trascendente desde mi conciencia, es decir, en tanto que datum que se hace
presente según la estructura intencional, resultaría indemostrable la existencia de las cosas y de
los otros en sí, desvinculados del conocimiento que yo tenga de ellos. Si en el pensamiento de
Husserl la conciencia es absoluta o auto-suficiente no habría entonces interacción entre
conciencias y esto conduciría a un insalvable solipsismo, al modo de las mónadas en Leibniz10.
Sin duda lo que le hace grande a los filósofos es su método y el estar libre de toda moda
en el pensamiento (piénsese en Sócrates, Platón, Descartes, Kant, etc.). Tanto Husserl como
Polo, libres de toda imposición de modas filosóficas, formulan su propuesta filosófica a través
de un método. Husserl se da cuenta de que hace falta algo nuevo, un camino nuevo porque la
filosofía se ha quedado en discusiones alejandrinas pero se ha olvidado de las esencias, de lo
importante. “(…) si a las ciencias se las deja solas se deshumanizan; en definitiva pierden
significado. Es la advertencia de Husserl en La crisis de las ciencias europeas. Pero apelar
solamente al mundo de la vida no acaba de resolver la cuestión. Es preciso atacar el problema
de la validez humana de las ciencias mediante una actividad filosófica que las conecte o
coordine. Por eso, los únicos capaces de interdisciplinariedad son los filósofos, siempre que no
crean que la filosofía son los manuales que han estudiado. Hay que ampliar el área de intereses
porque, si no, la ciencia se deslogifica en sentido profundo; una ciencia aislada, especializada,
no tiene logos, pues su inclusión, su inserción en el ser humano que es su autor es imposible.
Más aún, la ciencia aislada pretende dictaminar sobre el hombre y como son muchas e
inconexas, su hegemonía descoyunta al ser humano, lo desintegra. La ciencia no puede
dominar a su autor. De ninguna manera el hombre es la
7
HUSSERL, E., Textos breves (1887-1936), p. 514.
8
Cfr. POLO, L., El acceo al ser, en Obras completas de Leonardo Polo, vol. II. EUNSA, 2015.
9
HUSSERL, E., Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, México, FCE, 1949; I,.,
§ 24
10
Cfr., OLAYA FERNÁNDEZ, La crítica de Celms al solipsismo de Husserl: un debate fenomenológico en el
contexto de Letonia, en Revista Contrastes, vol. XXII, nº1 (2017), pp. 35-43.
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ciencia que ha hecho, precisamente, porque la ha hecho”11. Polo en cambio propone una
antropología trascendental centrada en la persona, pero para ello necesita demostrar que la
metafísica no da respuesta al ser personal, aunque es necesaria, por eso necesita un método que
detecte aquello que limita el alcanzar lo personal.
11
POLO, L., Filosofar hoy. Entrevista de Juan Cruz Cruz a Leonardo Polo, en Escritos Menores (1991-2000), en
Obras completas de Leonardo Polo, p.96.
12
Justamente cuando habla de su método de investigación, Antropología Trascendental, pp. 120 y ss. En obras
completas de Leonardo Polo, vol. XV, EUNSA 2016.
13
POLO, L., Antropología Trascendental, p. 123.
14
POLO, L., Curso de teoría del conocimiento III, en Obras Completas de Leonardo Polo, EUNSA 2016, p. 337.
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decir que sólo hay ser si hay un sujeto pensante. El objeto exige un sujeto, el ser en cambio no
lo exige. La presencia reclama, por decirlo de algún modo, un cognoscente.
“Para Polo la presencia no significa ni ser ni no-ser (…). La presencia es la diferencia
pura con el ser, y al revés: la diferencia entre conocimiento y ser es exclusivamente la presencia
mental”15. Así la presencia es límite del conocimiento. En Husserl no se percibe la presencia
como límite sino más bien como ámbito, y ámbito de la conciencia. Esto no significa que en
Husserl la trascendencia no exista, pero no forma parte de la consideración fenomenológica. Lo
trascendente se ha puesto entre paréntesis porque no interesa. A la fenomenología le interesa
las esencias. A Scheler le llama Ortega y Gasset un embriagado de esencias. En Polo no se pone
en paréntesis nada. No usa la epojé. Usa el abandono del límite mental, siendo así que el objeto
es necesario pero ha de ser abandonado si se quiere llegar al ser, a lo trascendente.
Con este abandono de la presencia, del objeto que es límite Polo se adentra en la filosofía
del ser trascendental. Lo que se trasciende es justamente la presencia. La presencia es un modo
de estar, no un modo de ser. Y la consecuencia de este abandono es la vuelta al verdadero
realismo, al ser de las cosas.
La vuelta a las cosas mismas que propone el lema fenomenológico se adecua mejor, a
mi modo de ver con el método de Polo más que con el fenomenológico. Precisamente porque
no deja nada fuera, no pone en paréntesis nada, es esta propuesta más ambiciosa, llega a más,
pero sobre todo llega al ser de las cosas mismas desvelando su propio acto: el acto de ser del
universo, el acto de ser del hombre, que es la persona y el acto de ser de Dios. Si el método
fenomenológico, la voluntad de poner en paréntesis algo - y en este caso es la existencia- nos
parece algo articulado, el método poliano del abandono de la presencia es más abierto porque
incluye toda la realidad y realmente se le podría aplicar el lema fenomenológico con una no
pequeña rectificación: no volver a las cosas mismas, sino al ser mismo de las “cosas”.
El límite es la presencia, que se da primeramente porque el intelecto no es una operación
sino un hábito, también llamado hábito de los primeros principios 16, donde se accede a la
realidad física. Con otras palabras, el abandono del límite mental por entero no cabe si sólo se
ejercen operaciones intelectuales. Para ello se requiere que el acto intelectual sea
exclusivamente un hábito al que no siguen operaciones. Dicho hábito detecta el límite en
condiciones tales que cabe abandonarlo también como operación17. «Al detectar que la
presencia es el límite mental y al abandonarla, se advierten los temas metafísicos y se alcanzan
los antropológicos con actos cognoscitivos distintos de las operaciones mentales y, por tanto,
excluyendo que los actos de ser de que se ocupan la metafísica y la antropología sean actuales.
No se puede prescindir de la noción de acto. Ser significa acto, pero no acto actual, porque el
acto actual es la operación mental, la cual no es el ser. Por otra parte, los actos de ser creados
se distinguen realmente de sus respectivas esencias, las cuales tampoco son conocidas
objetivamente»18. En este texto de Polo se ve cómo se usa los términos advertir y alcanzar como
aptos para hablar de un conocimiento no objetivo o transobjetivo19.
15
POLO, L., El acceo al ser, p. 89.
16
POLO, L., El Ser I. La existencia extramental, en Obras completas de Leonardo Polo, EUNSA.
17
POLO, L., Curso de teoría del conocimiento. Vol. IV, en Obras Completas de Leonardo Polo, Vol. VII, pp. 661-
662.
18
POLO, L., Antropología trascendental, Tomo I: La persona humana, Eunsa, Pamplona, 1999, p. 108.
19
Polo se da cuenta de que no se puede usar el lenguaje propia de la metafísica para hablar del hombre, porque
metafísica y antropología no tienen el mismo tema. Aquí está la razón del lenguaje nuevo que crea Polo. Más
que un nuevo lenguaje, Polo usa términos como: además, el alcanzar, el ver-yo, el querer-yo, etc., pretendiendo
soslayar así un len-guaje metafísico que intente explicar al hombre, porque sencillamente la metafísica no está
para explicar al hombre, para eso está más bien la antropología. Con los términos sustancia, accidentes, acto
y potencia no se puede hablar con precisión de lo que es la persona. Es verdad que en la criatura hay acto y
potencia, sin embargo, Dios es acto puro. La criatura es acto, pero un acto no
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Para Polo distinguir realmente la esencia y el acto de ser es ya un tema de la abandono
del límite mental. Y esa distinción la entiende Polo priorizando el ser sobre la esencia no en
términos de eficiencia, sino en términos de finalidad: la esencia es de acuerdo con un ejercicio
activo posterior a ella. “El ser es finalidad pura”20.
***
puro, no es simple su acto. El hombre es complejo, complicado, dual, no idéntico. La criatura no se identifica
con su esencia, más bien, su esencia se actualiza dependiendo de su acto de ser personal. Polo propone seguir
en esta dirección de la distinción real entre esencia y acto de ser. Esa distinción le llevará más adelante a
afirmar que el acto de ser del hombre no es el ser como fundamento, sino que el acto de ser personal es libertad.
Dispongo de mi esencia, porque soy libre, por eso, la libertad (la libertad personal o trascendental) no es parte
de la esencia del hombre, sino que la hace posible. Por eso mismo la persona no es un primer principio, ni se
atisba en principios causales. Decir que la persona responde a causas como principios es negar la libertad
trascendental. Persona no es mundo. Por eso para Polo la libertad es trascendental, está a nivel del acto de ser
y no de la esencia. Aunque también la esencia tiene una libertad, pero en la esencia la libertad ya no es
trascendental, es una libertad inferior. Esta libertad de la esencia humana no es la libertad personal. «Polo se
refiere a la libertad de la esencia del hombre como “libertad en ladera”, porque desciende o se sigue de la
libertad personal», Cfr., POLO, L., Persona y libertad, Pamplona, Eunsa, 2007, p. 19.
20
POLO, El acceso al ser, p. 16. Cfr. JUAN A., GARCÍA GONZÁLEZ El abandono del límite mental y la distinción
real tomista,, Bubok, Málaga, 2018.
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