Tema - 10 - 14 - 15.nutrició en Animals 2
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INDICE:
4.1.- Arterias.
4.2.- Capilares.
4.3.- Venas.
En los invertebrados de mayor tamaño y complejidad existe un sistema de transporte que mueve
el medio interno para hacer llegar a todas las células los nutrientes y el oxígeno y retirar los
productos de desecho. Este sistema de transporte está formado por el aparato circulatorio, en
cuyo interior circula la hemolinfa, líquido interno que se mezcla con el líquido intersticial.
En algunos invertebrados y en todos los vertebrados existe plasma intersticial y sangre, que
discurre por el interior de los vasos del sistema sanguíneo. Además de la sangre, los vertebrados
tienen linfa, que circula por el sistema linfático.
Pigmentos respiratorios: Son proteínas pigmentadas (con color) que aumentan la capacidad de
transporte de gases en los líquidos circulatorios. Entre ellas destacan:
Hemoglobina: Proteína formada por cuatro cadenas, cada una con un grupo “hemo”, que
contiene un átomo de Fe al que se une una molécula de O2. Es la responsable del color rojo
de la sangre. La tienen anélidos y vertebrados.
Hemocianina: Proteína formada por numerosas subunidades cada una con dos átomos de
cobre. Tiene color azul al unirse al O2. La presentan los crustáceos, algunos arácnidos y los
moluscos.
Hemeritrina: Proteína con hierro, pero sin grupo “hemo”, es de color rojo violeta al
combinarse con el O2. La tienen algunos anélidos poliquetos.
Clorocruorina: Proteína parecida a la hemoglobina, con hierro unido a un grupo “hemo”,
es de color verdoso. La presentan algunos anélidos poliquetos.
En los animales más complejos existe un aparato circulatorio que realiza el transporte de
sustancias. En los vertebrados, este aparato está constituido por el sistema circulatorio sanguíneo
y el sistema circulatorio linfático, y realiza las siguientes funciones:
Transporta oxígeno desde las superficies respiratorias hasta las células, y dióxido de
carbono de las células a las superficies respiratorias.
Lleva nutrientes desde el aparato digestivo hacia todas las células.
Retira y transporta los productos de excreción de las células.
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Lleva hormonas desde las glándulas endocrinas hasta los órganos donde actúan.
Transporta anticuerpos y células especializadas en la defensa del cuerpo.
Mantiene la temperatura corporal constante en los animales homeotermos.
Arterias. Llevan el líquido circulatorio desde el corazón hacia los demás órganos.
Venas. Llevan el líquido circulatorio hacia el corazón.
Capilares. Son vasos muy finos que ponen en contacto las arterias y las venas. Son los que
llegan a cada una de las células del organismo.
Según el tipo de conexión entre los vasos, se distinguen dos variedades de aparatos circulatorios:
abierto y cerrado.
Existen dos tipos de aparatos circulatorios cerrados, según el modo de circulación que presentan:
Circulación simple. El circuito es único y la sangre pasa una sola vez por el corazón al dar una
vuelta completa al circuito a lo largo del cuerpo. Se presenta, por ejemplo, en peces.
Circulación doble. El circuito es doble y la sangre pasa dos veces por el corazón al dar una
vuelta recorriendo los dos circuitos (menor y mayor):
Circuito menor o pulmonar. En él la sangre sale del corazón hacia los pulmones, donde se
oxigena y vuelve de nuevo al corazón.
Circuito mayor o sistémico. En él la sangre rica en oxígeno sale del corazón y se distribuye
por todos los órganos, a los que cede el oxígeno y de los que toma el dióxido de carbono.
Después, la sangre retorna al corazón para iniciar nuevamente la circulación menor.
Plasma sanguíneo. Es un líquido acuoso de color ambarino. Está compuesto por agua,
proteínas plasmáticas (albúmina, fibrinógeno, globulinas … ), enzimas, antícuerpos, hormonas,
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En los mamíferos se forman en la médula ósea roja de los huesos largos, y durante el
proceso de formación desaparece el núcleo y otros orgánulos. Se destruyen en la médula
ósea, bazo e hígado. Tienen forma de disco bicóncavo y miden unas siete micras de
diámetro.
Glóbulos blancos o leucocitos. Actúan como sistema de defensa frente a bacterias y otros
microorganismos. Son más grandes y menos abundantes que los eritrocitos. Hay varios
tipos:
Granulocitos. Tienen grandes núcleos lobulados y gránulos muy marcados en el
citoplasma. Existen tres variedades: neutrófilos (fagocitan partículas y micro-
organismos), basófilos (actúan en reacciones alérgicas) y eosinófilos (intervienen en
alergias y algunas infecciones).
Agranulocitos. Carecen de gránulos en su citoplasma. Hay dos variedades: linfocitos
(especializados en la formación de anticuerpos) y monocitos (se convierten en
macrofagos, con misión fagocitaria).
Plaquetas. Son pequeños fragmentos celulares sin núcleo. Se forman a partir de células
más grandes en la médula roja ósea y actúan en el proceso de coagulación de la sangre y
en el taponamiento de los vasos sanguíneos para evitar hemorragias. Estos
fragmentos celulares son característicos de los mamíferos, mientras que en el resto de los
vertebrados, en lugar de plaquetas, tienen pequeñas células ovaladas con núcleo que se
llaman trombocitos.
Las arterias y las venas tienen paredes más o menos gruesas y su estructura, del interior al
exterior, está dividida en tres capas:
Túnica íntima. Formada por tejido epitelial llamado endotelio, que reviste el vaso por el
interior.
Túnica media. Es una capa elástica de tejido conjuntivo y tejido muscular liso.
Túnica adventicia. Es la más externa. Está formada por una capa de tejido conjuntivo,
rico en fibras elásticas, y de colágeno.
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4.1.- Arterias.
Las arterias son los vasos sanguíneos que llevan sangre desde el corazón hacia los demás órganos
del cuerpo. Pueden llevar tanto sangre rica en oxígeno, por ejemplo, la arteria aorta, como sangre
pobre en oxígeno, por ejemplo, las arterias pulmonares.
Las paredes son gruesas y están reforzadas con tejido conjuntivo que contiene abundantes fibras
elásticas, lo que les permite resistir las altas presiones de salida de la sangre del corazón.
A medida que las arterias se van ramificando, su calibre disminuye y sus paredes se estrechan,
convirtiéndose en arteriolas, que continúan ramificándose y forman los capilares.
4.2.- Capilares.
Los capilares son vasos de tamaño microscópico, con un calibre de unas pocas micras. Forman una
extensa red que se distribuye por todo el cuerpo del animal, de forma que, todas las células del
organismo están próximas a algún capilar. A través de sus paredes se produce el intercambio de
sustancias.
Las paredes capilares son delgadas, formadas por una capa endotelial con una sola célula de
espesor, una lámina basal y una red de fibras reticulares.
4.3.- Venas.
Las venas son los vasos sanguíneos que llevan la sangre de vuelta al corazón. Se forman por la
unión de capilares que, poco a poco, van aumentando de diámetro constituyendo vénulas, que
confluyen formando venas.
Las paredes de las venas son menos elásticas que las de las arterias, pues tienen una capa
muscular más delgada y menor número de fibras elásticas. Las venas de mayor calibre suelen
tener en su interior unos repliegues menbranosos, o válvulas semilunares, que impiden el
retroceso de la sangre y facilitan la circulación de retorno.
La circulación de retorno al corazón se conoce como circulación venosa. En las venas la sangre se
mueve por la presión residual, que es baja, por contracciones musculares de las propias venas, y
se ve favorecida por la presencia de las válvulas semilunares, que evitan el retroceso.
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En crustáceos con respiración branquial, la hemolinfa pasa por las branquias antes de entrar en la
cavidad pericárdica.
En insectos, la hemolinfa sale del corazón por una única aorta dorsal. El flujo del líquido
circulatorio se produce por movimientos peristálticos del corazón, favorecido por los movimientos
de los músculos corporales. Existen órganos contráctiles accesorios para facilitar el paso del
líquido circulante hacia patas y alas. La hemolinfa no tiene función de transporte de gases, ya que
estos son obtenidos directamente por los tejidos a través de tráqueas.
En los moluscos terrestres, como el caracol, el corazón tiene solo dos cámaras en el interior de la
cavidad pericárdica.
Excepto los cefalópodos, todos los moluscos tienen circulación abierta, y la hemolinfa pasa desde
el hemocele, que es muy reducido, hacia las branquias, o el pulmón en el caso de los moluscos
terrestres, y luego al corazón.
No se desarrollan grandes presiones, pues la hemolinfa se saldría de los vasos. Por esto, la
circulación a través de las branquias es muy lenta y es auxiliada a veces por corazones branquiales.
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Presentan un corazón con tres cámaras y un importante sistema capilar a nivel de las branquias,
donde se efectúa el intercambio gaseoso con el medio.
Después de pasar por los órganos, la sangre llega a las branquias con poca presión, por lo que
existen corazones branquiales que aumentan la presión de circulación de la sangre que vuelve al
corazón.
En las lombrices de tierra existe un vaso dorsal que impulsa la sangre, mediante movimientos
peristálticos, hacia el extremo anterior, donde se encuentran cinco arcos aórticos que envían la
sangre a un vaso ventral, encargado de distribuirla por todo el cuerpo. Entre ambos hay vasos
laterales en cada segmento que unen los dos vasos principales. A partir de estos vasos se
desarrolla un amplio sistema capilar. No existe un órgano propiamente impulsor de la sangre, sino
que esta se distribuye por todo el cuerpo gracias a los vasos contráctiles.
La principal diferencia que hay entre los distintos aparatos circulatorios de vertebrados radica en
el número de cavidades del corazón.
Los peces tienen circulación simple. El corazón está dividido en dos cámaras: una aurícula,
cavidades de recepción de la sangre, y a continuación, un ventrículo que impulsa la sangre hacia
las branquias. En estas la sangre se oxigena y cede dióxido de carbono, después recorre la arteria
aorta dorsal hacia los órganos. El retorno al corazón se hace por venas que dan a una cámara
alargada, el seno venoso, anterior a la aurícula.
Los anfibios poseen una circulación doble e incompleta. El corazón está dividido en dos aurículas
y un ventrículo. La aurícula izquierda recibe sangre rica en oxígeno desde los pulmones, y la
aurícula derecha recibe sangre pobre en oxígeno que proviene de los demás órganos. De las
aurículas la sangre pasa al único ventrículo, que, aunque no está tabicado, por su estructura
interna especial, impide la mezcla completa de sangre en su interior. Los vasos que van hacia los
pulmones tienen ramas que se dirigen a la piel, donde también se realiza intercambio de gases con
el medio.
Los reptiles presentan circulación doble e incompleta. El corazón tiene tres cavidades, igual que
en los anfibios. En este grupo, el ventrículo tiene una ligera separación en dos mitades; incluso, en
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el caso de los cocodrilos, ya existe un corazón con dos aurículas y dos ventrículos totalmente
separados.
Las aves y los mamíferos tienen circulación doble y completa. El corazón está dividido en cuatro
cavidades, dos aurículas y dos ventrículos. La zona derecha recibe sangre pobre en oxígeno de los
órganos y la envía a los pulmones. La parte derecha recibe sangre rica en oxígeno de los pulmones
y la envía a todo el cuerpo. Este sistema proporciona una alta presión sanguínea en todo el
recorrido, ya que funciona como si fueran dos bombas independientes.
Una de las principales diferencias entre el aparato circulatorio de aves y mamíferos es que en las
aves el arco que forma la arteria aorta se dirige al lado derecho del cuerpo, y en los mamíferos se
dirige hacia el izquierdo.
El sistema linfático recoge y drena el plasma intersticial formado en exceso, mediante filtración
desde el plasma sanguíneo en los capilares, llevándolo de retorno al sistema sanguíneo. También
transporta las grasas absorbidas en las vellosidades intestinales por los vasos quilíferos.
Vasos linfáticos. Son conductos con paredes delgadas, que terminan en capilares ciegos,
distribuidos por la gran mayoría de los tejidos corporales. Los capilares linfáticos se van
reuniendo en vasos linfáticos de mayor calibre, y estos, en vasos linfáticos aún mayores, que
desembocan finalmente en las venas subclavias a través del conducto torácico y del conducto
linfático derecho.
El movimiento de la linfa se produce por la contracción de las propias paredes de los vasos
linfáticos. Además, estos vasos tienen válvulas internas que impiden el retroceso de la linfa.
Ganglios linfáticos. Son agrupaciones celulares que se encuentran a lo largo de los vasos
linfáticos. Estos ganglios tienen un importante papel en el sistema de defensa, pues las células
que almacenan, tales como los macrófagos, se encargan de eliminar de los tejidos partículas
extrañas, incluso bacterias, engulléndolas mediante fagocitosis. Además, junto con la médula
ósea y el timo, los ganglios son los productores de los linfocitos, glóbulos blancos encargados
de producir anticuerpos y desarrollar la respuesta inmune.
Linfa. Es un líquido parecido al plasma sanguíneo, pero con menor proporción de proteínas y
mayor cantidad de lípidos. No tiene ni glóbulos rojos ni plaquetas, pero sí gran cantidad de
glóbulos blancos. Se forma a partir del filtrado del plasma intersticial.
Sus paredes están constituidas principalmente por tejido muscular cardíaco que constituye el
miocardio. Dependiendo de la zona, el miocardio es más ancho o más delgado y posee más o
menos elasticidad.
Las cavidades internas están tapizadas por una fina capa de tejido endotelial llamada endocardio.
El corazón de los mamíferos se compone de cuatro cavidades, dos aurículas y dos ventrículos. Las
aurículas están situadas en la parte superior, y los ventrículos, en la parte inferior.
Entre las aurículas y entre los ventrículos existe un tabique de separación. La aurícula y el
ventrículo de cada lado están conectados por una válvula, que obliga a circular la sangre desde la
aurícula hasta el ventrículo, evitando su retorno. En el lado derecho se encuentra la válvula
tricúspide, y en el lado izquierdo, la válvula mitral.
Las aurículas se dilatan al recibir sangre de las venas, a continuación se contraen y envían sangre a
los ventrículos a través de las válvulas.
Cuando los ventrículos reciben sangre de las aurículas, se dilatan; posteriormente se contraen
para bombear sangre hacia las arterias. El ventrículo derecho envía sangre hacia los pulmones por
las arterias pulmonares; el ventrículo izquierdo envía sangre hacia los órganos por la arteria aorta.
Las válvulas que comunican las aurículas con los ventrículos se cierran en el momento que
los ventrículos se contraen para bombear la sangre por las arterias, de esta forma se evita el
retorno de la sangre nuevamente a las aurículas.
A la salida de las arterias del corazón se encuentran las válvulas sigmoideas que impiden el
retroceso de la sangre a los ventrículos.
Estos dos movimientos se producen en las aurículas y en los ventrículos, de la siguiente manera:
Diástole auricular. Las aurículas se relajan y entra sangre que proviene de las venas.
Sístole auricular. Las aurículas se contraen y pasa sangre a los ventrículos.
Diástole ventricular. Los ventrículos se relajan y entra sangre en ellos.
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Sístole ventricular. Los ventrículos se contraen e impulsan sangre fuera del corazón por las
arterias. Con la contracción, se cierran las válvulas tricúspide y mitral, evitando el retorno de
sangre a las aurículas.
Los movimientos de sístole y diástole son simultáneos, de manera que al mismo tiempo que se
contraen las aurículas se dilatan los ventrículos, y viceversa.
En situación de reposo, la frecuencia del latido cardíaco es de unas 70 veces por minuto, pudiendo
subir al doble en condiciones de ejercicio intenso.
Se llama gasto cardíaco al volumen total de sangre que el corazón bombea por minuto, y se
calcula multiplicando la frecuencia cardíaca (en número de latidos por minuto) por el volumen
sistólico (litros de sangre bombeados en cada latido).
La disposición de estas fibras hace que la contracción de los ventrículos se inicie en el ápice y se
continúe hacia arriba de forma que el bombeo sea más eficaz, consiguiéndose también la
contracción simultánea de los dos ventrículos.
El automatismo del corazón mantiene sus movimientos sin necesidad de estímulos externos. Pero
aunque el sistema nervioso autónomo no inicia el latido cardíaco, sí es capaz de regular su
frecuencia. La regulación del ritmo cardíaco se lleva a cabo por el centro de control cardíaco que
se encuentra en el encéfalo; de él parten nervios que aceleran o deceleran el ritmo, conectando
directamente con el nódulo sinoauricular. El centro de control recibe información sensorial de
receptores del aparato circulatorio, pudiendo variar el ritmo cardíaco y, por tanto, el gasto
cardíaco, según las circunstancias corporales.
El registro de esta corriente se representa en una gráfica, el electrocardiograma (ECG), con una
serie de ondas que se repiten rítmicamente, y registran la actividad eléctrica del corazón durante
sus movimientos.
El examen y análisis del ECG aporta mucha información sobre el funcionamiento del corazón.
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