Trabajo Historia Martino Fregonara

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Las ruinas de adobe entorno al Camino de la Sal.

En su tramo de Litueche, La Estrella y Marchigüe.


Martino Fregonara Weiss
1.- Su historia.
ESTRUCTURACION DEL TERRITORIO: CAMINOS EN LA ZONA

Camino real de la costa


O Camino de la Sal

Camino del Centro

Camino Real de
la Frontera

Camino del Inca

Inexistencia de otros caminos hasta la ley de caminos públicos en 1842


“Art. 20. Los caminos públicos son los que sirven de comunicación de una
ciudad, Villa o lugar con otra ciudad, villa o lugar.”

El camino real de la costa o camino de la sal fue una de las tres rutas que atravesaban Chile hacia
el sur y la más antigua de estas, debido a que su trazado corresponde al antiguo camino del inca
que iba por la costa hasta el Maule. Su importancia era de índole comercial, ya que unía
Valparaíso con las cuatro salinas (de ahí su nombre) ubicadas en la costa del valle de Colchagua:
estas eran las de Topocalma, Bucalemu, Cahuil y Boyeruca (Salinas de lo Valdivia). De las cuales
siguen funcionando las dos últimas. La sal en aquella época, además de sazonador era importante
para la preservación de la comida, lo que le daba especial vitalidad a la zona. Además, este camino
permitía la extracción de la producción de las haciendas ubicadas en la costa del valle de
Colchagua, que en aquella época eran muy productivas, ya que por el “se sacaba la producción
triguera y sub derivados ganaderos (cueros y sebos) hacia los mercados internacionales: en los
siglos coloniales hacia el Perú y en el XIX hacia california y Australia. Fue ese estimulo externo
el que impactó la estructura económica local” (Cáceres, 2007, pp.145-146). Esta importancia
económica se aprecia en el censo de 1787 donde La Estrella figuraba con 2067 habitantes
(Guarda, 1988, p. 24), con una mayoría española, convirtiéndola en el tercer lugar más poblado
de la región. Hay que destacar que hasta la ley de caminos públicos de 1842 que obligo a crear
caminos entre los poblados, expropiando los caminos interiores, no existían otros caminos en la
región aparte de este, ya que el resto eran huellas que estaban al interior de los fundos.
Con el paso de los años, las propiedades se habían ido dividiendo y vendiendo por los
descendientes de los españoles, antiguos beneficiarios de las mercedes de tierras, deviniendo en
una gran cantidad de propietarios, pero ese proceso se fue revirtiendo hacia el final de la colonia
y durante el siglo XIX, como se puede ver a través de las compra ventas de tierras (Archivo
nacional, catálogo de bienes raíces), estas haciendas fueron creciendo por ejemplo en el sector
de La Estrella donde las distintas ramas de la familia Iñiguez llegaron a poseer una extensión de
al menos 30.000 hectáreas (Valenzuela, 1923).
Este gran territorio se subdividiría posteriormente en un nuevo proceso de disminución en
grandes haciendas que concentran en la actualidad la mayoría de las ruinas que se están
investigando.

Hacienda San Joseph de Colchagua


Miguel Gómez de Silva y Morales
(Gobernador interino)

Rafael Beltrán Iñiguez


María Loreto Iñiguez y landa

Julio Pereira Iñiguez

Santiago Iñiguez Y González


Rojas Puebla María del Carmen Landa y vivar

Trinidad Estero de las cadenas


San José
Viluco
San
Miguel
Mallermo
El listado de haciendas es la siguiente: San Rafael del Rio, El molino, Las Lagunillas de Pulin,
El Valle, Mallermo, Santa Clotilde, San José de Marchigüe, La Esperanza, Los Maitenes, San
Guillermo, San Miguel de los Llanos, San Miguel Chico. (Valenzuela 1923; Valenzuela 1983;
del Río & Gutiérrez, 2002)
En este periodo las haciendas siguieron con una importante producción, debido más a su
extensión, que acrecentaron comprando pequeños fundos vecinos, que a la calidad de sus suelos,
ya que si bien algunas tenían buenos suelos, la limitante del lugar era el agua, ya que no hay
grandes canales de regadío en la zona. Como ejemplo la hacienda perteneciente a don Valentín
Fernández Beltrán, que era de 15.000 hectáreas y poseía solo 400 hectáreas regadas.
En la segunda mitad del siglo XX las propiedades se encontraban divididas entre múltiples
herederos, varios de estos fundos fueron afectados por la reforma agraria, lo que sumado a la
tecnificación del agro y que los fundos de rulo (sin riego) necesitaran una menor cantidad de
trabajadores, en comparación con los fundos regados de otras zonas más la continua migración
campo ciudad, que se venía experimentando desde finales del siglo XIX genero una disminución
de población residente.
Esta baja en la población devino en la pérdida de uso de una gran cantidad de construcciones.
Bodegas, posadas y casas repartidas por el territorio, que al quedar abandonadas empezaron a
caer en un lento deterioro y producto primero del terremoto de 1985 y luego del terremoto de
2010 terminaron convertidas en ruinas.
2.- La Ruina.
EL culto y protección de las ruinas, parte durante el renacimiento italiano con la protección por
parte de los papas de algunas ruinas romanas, reconociéndolas de esta forma como elementos
importantes, pero por otro lado, esto no impidió que ellos mismos destruyeran otros importantes
edificios romanos para aprovechar sus materiales en nuevas construcciones. (Choay, 2016) Estos
primeros humanistas inician así un reconocimiento a la importancia de las ruinas antiguas, ya
que ellas “hablan de la historia y confirman el pasado fabuloso de Roma” (Choay, 2016, p. 25),
reconociendo así lo que Riegl definiría posteriormente como valor histórico, por el hecho de
formar parte dentro de la cadena evolutiva. Con el pasar del tiempo, una vez en los siglos XVII
y XVIII tiempo en que la elite culta europea inicia a hacer el Grand Tour, las antigüedades y los
vestigios de Roma y Grecia cobran una especial importancia.
Estos monumentos, como diría Aloïs Riegl cobran importancia debido a su valor de antigüedad.
Valor que no necesita más que una percepción sensorial para manifestarse y que su única
condición es la vejez, y la pátina del tiempo.
“de la mano humana exigimos la creación de obras cerradas como símbolo de génesis
necesaria según las leyes de la naturaleza; por el contrario, de la acción de la naturaleza en
el tiempo exigimos la destrucción de lo cerrado como símbolo de extinción, igualmente
necesaria según las leyes naturales.” (Riegl, 2017, p.49)
Estos conceptos conducen a una identificación de los edificios como algo vivo que tiene un
proceso de nacimiento, vida y muerte, este último representado por la ruina y que nos recuerdan
a la Biblia “Te ganaras el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la
cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás”. (Génesis 3. 19) se espera por lo
tanto con el paso del tiempo una desaparición completa del monumento.
Este culto a la ruina se encuentra fomentado e inspirado en conceptos como: Pintoresco y
sublime aportados por el romanticismo, movimiento que se genera como un profundo malestar
con el presente, de la revolución industrial en respuesta a como la maquina iba desplazando al
hombre. Ruskin plantea que la esencia de la ruina es lo pintoresco:
“Lo pintoresco, en estos casos, es lo sublime parasito. Lo sublime, como lo bello, es, en
el sentido puramente etimológico, pintoresco; es decir, que es susceptible de poder
convertirse en asunto para un cuadro. Lo sublime es, aun en el sentido particular que yo
quiero darle, pintoresco por oposición a lo bello.” (Ruskin, 2015, p.223).
y es que lo sublime no tiene que ver con la belleza, sino que todo lo contrario, es un sentimiento
que como señala Edmund Burke, nace desde lo negativo y es en ese sentido en el que se relaciona
con la ruina. Una ruina nos conmueve y es pintoresca (asunto para un cuadro) no por su belleza,
sino que por la pena y el terror que generan en nosotros, sus observadores.
“Excitar las ideas de pena y de peligro, es decir, todo lo que de algún modo es terrible,
todo lo que versa cerca de objetos terribles, u obra de un modo análogo al terror, es un
principio de sublimidad: esto es, produce la más fuerte moción que el ánimo es capaz de
sentir.” (Burke, 1807, p.37)
Pero nos señala burke, que el sentimiento de lo sublime nace desde una cierta lejanía, ya que no
se puede producir ningún deleite en algo terrible que nos pase a nosotros mismos.
Es por esto que el humano, desde tiempos antiguos se ha visto atraído por las ruinas de las
grandes obras de las culturas que lo precedieron, porque generan el terrible efecto de la
desaparición, pero este efecto, no es sobre uno, sino que sobre los que lo precedieron y eso es
lo que genera la sublimidad. La idea de la fragilidad humana, del paso del tiempo y de la
desaparición, vistas desde el presente las ruinas representan la fugacidad pasajera al ser
fragmentos del pasado, como señala Riegl son el contraste entre “grandeza de antaño y la
degradación del presente.” (2017, p. 42) y al igual que Burke, para Riegl lo que hace atrayente a
la ruina es “el deseo de que se hubiese mantenido el pasado; es como un voluptuoso revolcarse
en el dolor lo que constituye el valor estético” (Riegl, 2017, p.42).
Las ruinas por lo tanto no pertenecen al tipo puro de patrimonio, que se caracterizan por los
valores que destacan los diversos autores en cuando a su: intencionalidad, historia, ser parte de
un eslabón de la cadena, etc. sino que corresponde a algo estético que viene desde la emoción y
que representa el tiempo puro, la lucha del hombre contra la naturaleza, el abandono y la perdida;
en contraste con el patrimonio propiamente tal que representa a la historia. Aunque las ruinas
hayan sido el inicio del patrimonio debido al concepto de autenticidad y como remanentes de
las antiguas civilizaciones, se fueron separando de la idea de patrimonio que pensamos hoy.
Pero no todo es negativo “lo pintoresco o ese sublime extraño a la arquitectura tendrá una
función más noble, será el intérprete de la edad, de ese atributo que hemos dicho es el más bello
timbre de gloria del edificio.” (Ruskin, 2015, p. 228) la edad, la pátina de los años el traspaso del
edificio de generación en generación son para Ruskin valores de gran importancia. El señala que
el edificio tiene que durar, pero cuando eso ya no es posible la ruina es donde ya despojado el
edificio de toda ornamentación superflua logra una verdad mayor y eso la convierte en
arquitectura de valor.
Pero como cualquier ciclo natural para haber vida tiene que haber muerte y viceversa como nos
señala Lowenthal en su libro The Past Is a Foreign Country donde señala “But beyond death
new life would emerge, ruination was part of a cyclical natural order not just destructive but also
restorative and ameliorative” (Lowenthal, 2015, p.276)
La ruina nos hace pensar en otras cosas, que no tienen que ver con el edificio mismo sino como
ya habíamos dicho, con emociones y sensaciones en las personas que las observan “ruins move
few sensitive souls to sublime and melancholy reflections abouth their own impending demise,
the transience of life, the failure of memory, the futility of fame, or the irretrievable past.”
(Lowenthal, 2015, p.285)
Estas ideas se emparentan con las de George Simmel, quien en su ensayo sobre las ruinas señala
que el significado de estas nace de la idea de oposición entre la obra del hombre y la acción de
la naturaleza y su encanto consiste en que “una obra humana es percibida, en definitiva, como
si fuera un producto de la naturaleza” (Simmel, 2002, 185)
Como veíamos, las ruinas para Rielg y Burke inspiraban sentimientos negativos (terror), para
Simmel las ruinas significaban paz, la paz que se genera al contemplar la batalla del hombre y la
naturaleza (Canteros, 2002, p.160).
Por último la ruina, al ser un fragmento, despierta la imaginación, ya que es solo una porción
que perdió su carácter de totalidad unitaria y su funcionalidad, en el peor de los casos ya no se
sabe para lo que servía ese fragmento y, por lo tanto, queda de la mano del observador y de su
imaginación el poder completarlo y darle un nuevo significado (González-Varas, 2014, p.213).
Por otro lado para Andreas Huyssen las ruinas representan el concepto de nostalgia, debido a
que al ver un pasado perdido, nos muestran el desvanecimiento de la promesa de un futuro que
debió haber sido diferente.
Como dijimos, las ruinas debido a su “naturaleza fragmentaria, representan de un modo
especialmente directo y visible los conceptos del tiempo y de la autenticidad” (González-Varas,
2014, p.212). Hoy en día todos estos conceptos han ido variando hacia una visión histórica de la
ruina, completamente separada de los sentimientos, en la que esta se congela y transforma en un
objeto turístico, que no tiene conceptos sentimentales asociados.
3.- Su interés.

ETAPAS DE LA RUINA.
ABANDONO:
COMIENZA EL
DETERIORO. ESTE
1 ES EL INICIO DE LA
RUINA.

PERDIDA DE PARTE
DE LA TECHUMBRE,
2 EL AGUA FUNDE EL
ADOBE, EL PROCESO
SE ACELERA.

ETAPA INTERMEDIA: LA
EDIFICACION TODAVIA
3 ES RECONOCIBLE,
PERO YA NO ES
SALVABLE, YA QUE ES
TANTO LO QUE HAY
QUE COMPLETAR CON
LA IMAGINACION, QUE
YA NO PUEDE SER
COMPLETADO EN LA
REALIDAD.
PERDIDA COMPLETA
4 DE LA TECHUMBRE,
SOLO PERMANECEN
PARTE DE LOS
MUROS PORTANTES.

5 FIN DE LA RUINA. EL
ADOBE SE FUNDE
CON EL PAISAJE.

CASAS HACENDALES

Una vez repasada la historia del lugar y el significado de la ruina surge una pregunta que no se
puede dejar de lado, esta es: ¿Que hace a estas ruinas interesantes?
Recapitulando, las ruinas surgen desde la lucha y victoria de la naturaleza (Simmel, 2002) o desde
el abandono, lo que para Ruskin era un acto reprochable. En los casos de estudio que son
alrededor de 30 ruinas de viviendas en las inmediaciones del antiguo camino de la sal, todas de
índole rural, ya que no se están considerando las ruinas urbanas que se revelan debido a otros
problemas, por lo general responden al factor de la perdida de uso o abandono como inicio del
proceso de ruina y a los dos últimos terremotos 1985 y 2010 como la principal causa de
aceleramiento y de que estas hayan proliferado en un número considerable. por otra parte,
además de su valor de antigüedad, que como veíamos no necesita más justificación que su
existencia, estas ruinas también tienen algo que ver con la historia local principalmente como
representantes de una forma de vivienda que se encontraba esparcida en el territorio, que con
las nuevas tecnologías y comunicaciones ya no es necesaria, una forma de producción, que
también está obsoleta, un momento y un tipo de vivienda que es histórico, ya que no se condice
con la vida actual, por lo anteriormente dicho y por motivos de índole arquitectónica, ya que era
una vivienda dividida en tres volúmenes separados: dormitorios, cocina y baño. Conectados a
través del territorio por una chacra vallada, que conformaba su espacio unitario. La incomodidad
de tener que salir al exterior y mojarse con la lluvia para ir desde los dormitorios al baño o de los
dormitorios a la cocina, las hacía poco funcionales para la vida actual. La separación de estos tres
volúmenes surgían debido a distintos requerimientos, por un lado los frecuentes incendios
obligaron, por seguridad a separar la cocina de la casa y por otro lado el baño, que en realidad
era una fosa, tenía que estar alejada de la casa por los olores y por motivos de construcción.
Por otra parte, además de la disposición de los volúmenes arquitectónicos, algo que las hace
características y, por lo tanto, únicas, es su método constructivo y tipo estructural. Este es el de
la albañilería de tierra cruda o adobe, con muros portantes y techos de dos a más aguas de tejas
de arcilla.
Este método constructivo se destaca por ser uno de los más antiguos del mundo pudiéndose ver
en muchas culturas, como en los zigurat de los sumerios, hasta en culturas más recientes, como
en las ruinas de Paquimé en México que datan de los siglos XI a XIV o las de Chan-Chan en
Perú cuyas construcciones más antiguas datan del siglo VII, ruinas que se han conservado
debido al clima, a la poca lluvia que hay en esos lugares, ya que el agua es el principal enemigo
de esta forma de construcción, que junto con los numerosos terremotos que hay en Chile, han
generado una rápida degradación y problemas de conservación.
En el caso de las ruinas de adobe en torno al camino de la sal, la lluvia es el principal problema
para la conservación de estas ruinas, debido a que estas se van fundiendo en el paisaje, pero
quizás eso mismo es lo que las hace más poéticas y logra evocar más emociones, al ver en medio
del paisaje una simple casa, que año tras año va nuevamente volviendo a él. Como una muestra
de la idea del siclo natural de la arquitectura, que, así como el del hombre tiene su nacimiento,
su desarrollo y su muerte o desaparición. En este caso esa desaparición significa una vuelta al
paisaje. Una victoria de la naturaleza que se encuentra en continua lucha contra la arquitectura,
lucha que parte al momento de la construcción, pero que siempre tendrá un final claro que se
expresara en la ruina.
Mientras permanezcan ahí serán un testimonio del pasado y de cierta manera, algo que nos obliga
a mirar hacia nuestro futuro.
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BIBLIOGRAFIA IMÁGENES
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