Unidad 4
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Unidad 4
INTRODUCCIÓN
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:
OBJETIVO PARTICULAR:
Analizar los principales indicadores de la delincuencia en el mundo, relacionando a éstos con los que se
presentan en México.
CONTENIDOS:
XXII. 1. INTRODUCCIÓN
Los maestros italianos llegaron a afirmar que la criminalidad no desaparece, sino que solo se transforma. 722 Hay
una gran verdad en esto, pues la delincuencia tiende a evolucionar, pero también es cierto que, en el mundo actual, tan
complejo y cambiante, nacen actitudes y actividades antisociales desconocidas con anterioridad.
Ante la aparición de nuevas formas de criminalidad, así como del surgimiento de modalidades y técnicas de
ejecución modernas, antes ignoradas, la moderna Criminología se ve obligada a dedicarse a su estudio, implicando
esto un cambio en cuanto a la metodología y a algunas estructuras tradicionales.
En este capítulo comentaremos algunos de estos nuevos aspectos de criminalidad, así como los problemas que
plantean a la Criminología.
Los cambios más importantes son en cuanto al sujeto criminal, a las modalidades de ejecución y a las técnicas
empleadas, así como a un enfoque diferente del tradicional.
a) En cuanto al sujeto criminal, uno de los puntos más interesantes es que, personas que antes no realizaban
conductas criminales, ahora pasan a engrosar las cifras de la criminalidad. Esta "extensión criminal" la encontramos,
principalmente, en la delincuencia infantil y juvenil, la criminalidad con vehículo de motor, los actos antisociales de
industriales, financieros y banqueros, la participación en diversos aspectos del crimen organizado, así como conductas
autoagresivas muy difundidas, como la utilización de drogas y tóxicos.
b) Por lo que respecta a las modalidades, encontramos los actos atentatorios a ciertas libertades y garantías
realizadas por grandes complejos transnacionales, así como el abuso del poder político y económico.
c) Los procedimientos criminales se hacen cada vez más violentos, manifestándose principalmente en dos de las
actividades más reprobables: tortura y terrorismo, aunque por otra parte se desarrollan métodos de la más alta
tecnología, dando lugar a la criminalidad electrónica o computarizada.
d) Las víctimas preocupan de sobremanera a la Criminología actual, de manera que se ha desarrollado una nueva
rama llamada VictimologÍa.
La criminalidad es cada vez más precoz, las edades de iniciación en el crimen tienen una tendencia a disminuir,
de manera que cada vez tendremos delincuentes más jóvenes.
722 Cfr. NICÉFORO, Alfredo. La transformación del delito. Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, España, 1902.
El automóvil ha modificado las modalidades de expresión antisocial, pero además ha creado una nueva gama de
conductas antisociales, así como una nueva forma de criminalidad.
El problema es preocupante, en cuanto que una cantidad de personas, que en situaciones comunes nunca
hubieran llegado a un juicio de naturaleza criminal, ahora están expuestas a ello por el sólo hecho de conducir un
vehículo de motor.
Muchos sujetos se atreven a delinquir gracias a que el automóvil les da posibilidades que antes no tenían. En
varias ocasiones la elección de una carrera criminal está ligada a las limitaciones físicas del individuo, limitaciones que
se ven superadas gracias a la maquinaria.
El hombre conduce un vehículo, al ver modificada su propia copropiedad, pierde la conciencia de su “Yo”
biológico para convertirse en una nueva dualidad hombre-máquina.
El automóvil es un fenómeno típico de nuestra época, y se convierte no sólo en un medio de transporte, sino
también en una clase de comunicación no verbal. El automóvil se transforma en una amplificación de la capacidad
física del individuo, y en una manera de superar una serie de problemas psicológicos. El automóvil puede ser la
superación de un complejo de inferioridad, se va haciendo una verdadera máscara para el individuo. Los vehículos de
motor sirven también como una forma de desahogo y, en muchos casos, como una temible arma agresiva.
En la mayoría de los países con abundante tráfico de vehículos, el 50% de los procesos penales se refieren a
accidentes de circulación. Lo anterior implica que deben hacerse cambios importantes en la legislación y demás medios
preventivos y represivos de la criminalidad.
Si la mitad de los “delincuentes” lo son por causa de accidentes o incidentes de tránsito, el tratamiento que
deben recibir es muy diverso al de los demás criminales. Se ha pensado aún en instalaciones separadas, con personal
especializado, para este tipo de criminales, para evitar la reincidencia que en algunos casos llega a ser muy alta.
En algunos lugares hay una complacencia criminal (cuando no corrompida) para otorgar las licencias o permisos
para manejar. La selección por edad y facultades físicas y mentales de los conductores de vehículos es ya una gran
medida preventiva, que debe hacerse con gran cuidado.
Otro problema es el de la utilización por criminales, del vehículo como instrumento para cometer crímenes y,
generalmente, para realizar sus conductas con mayor velocidad y poder escapar de la acción de la justicia. Ante esta
gran movilidad de la delincuencia actual, la policía debe estar dotada de medios de transportes rápidos y adecuados.
XXII. 4. LA MACROCRIMINALIDAD
Hay formas de criminalidad que, por su extensión y por la intervención en ellas de un mayor número de sujetos,
y principalmente por producir una cantidad notable de víctimas, pueden denominarse macrocriminalidad.
724 Cfr. Nuestro estudio, con Angélica ARTIACHI y Rafael SANTA ANA “Victimas en hechos de tránsito en la Ciudad de México”. Criminalia, año LVI, pág. 9. Porrúa, México, 1990.
Estas formas de criminalidad tienen como rasgos comunes:
a) Una crueldad excepcional.
b) Una difusa amenaza para e cuerpo social.
c) Producen un profundo desorden e inquietud en la sociedad.
d) Pluralidad de autores y de víctimas, o de ambos a la vez.
e) Diversidad de móviles, tanto políticos como económicos o psicopatológicos.
f) Las víctimas generalmente están indefensas ante estas formas de criminalidad.
Quizá el ejemplo más importante de la macrocriminalidad es el terrorismo, que generalmente se dirige hacia
cualquier tipo de víctima en forma cruel y violenta.
Existen otras muchas formas de macrocriminalidad que padecen generalmente víctimas inocentes, como el
secuestro de aviones, la utilización de rehenes, el sabotaje en transportes colectivos, la discriminación racial, cuando no
el Genocidio, etc.
Los macrocrímenes pueden cometerlos indistintamente grupos de personas, sujetos aislados, o gobiernos
altamente represivos.
Una de las formas más interesantes de la macrocriminalidad, y a la que quiero referirme en esta ocasión, es la
llamada “criminalidad de cuello blanco”, término no muy afortunado en su traducción al español, pero de utilización
general entre los criminólogos.
Este tipo de criminalidad, fundamentalmente económica, se desarrolla en múltiples ocasiones dentro de los
límites permitidos por la ley, no quitándole esto su peligrosidad desde el punto de vista criminológico.
La macrocriminalidad económica ha sido llevada a su más alta; expresión por las llamadas “empresas
transnacionales”, en las cuales se dan manejos increíbles de acciones, declaraciones financieras, tráfico de divisas,
cohecho a funcionarios estatales, etc.
En ocasiones países completos se ven afectados por este tipo de actividades, que difícilmente son perseguidas y
castigadas.
Muchos aspectos de la macrocriminalidad económica dañan principalmente a las clases económicamente menos
privilegiadas, así todos los manejos para encarecer alimentos, sea por medio de su ocultamiento u ofreciendo al
público paquetes con menor contenido del acostumbrado, o por el encarecimiento artificial de ciertos productos de
primera necesidad disimulándolo en ocasiones con un simple cambio de marca o disfrazando un mismo producto con
empaques o presentaciones nuevas o llamativas.
La lucha despiadada por conseguir contratos gubernamentales o mercados provechosos en países débiles, hacen
que personas en apariencia intachables realicen actos que van muy lejos de toda ética comercial o industrial, como el
espionaje industrial, la competencia desleal, la corrupción de funcionarios o el deterioro del medio ambiente.
Este tipo de criminalidad obliga también a un replanteamiento fundamental de muchos conceptos legales y
criminológicos, principalmente porque la prevención ya no está en las manos de un solo gobierno, sino que es
necesaria la cooperación internacional, al igual que en otras actividades más claramente criminógenas, y que podrían
también considerarse como de macrocriminalidad, como es el caso del tráfico de drogas.
XXII. 5. ABUSO DEL PODER
Como forma especial de macrocriminalidad nos encontramos con el abuso del poder, que aporta la “cifra
dorada” de la criminalidad y que es perpetrada por criminales que detentan el poder político y que lo ejercen
impunemente, perjudicando a los ciudadanos y a la colectividad en beneficio de su oligarquía, o que disponen de un
poder económico que se desarrolla en perjuicio del conjunto de la sociedad.
López Rey distingue entre exceso y abuso del poder,725 el primero consiste en una extralimitación criticable, a
menudo circunstancial, y que sólo excepcionalmente es criminal. Se debe mayormente a un excesivo celo de los
agentes del poder, a la imperfección frecuente y falta de coordinación de los órganos de poder.
El abuso del poder es el empleo deliberado del mismo para finalidades específicas que tienden a lograr, hacer, o
no dejar hacer algo que legítimamente no puede justificarse (aunque legalmente estuviera permitido).
A menudo el abuso del poder puede ser económico y político, pero también religioso, cultural, ideológico.
La característica más notable del abuso del poder es su impunidad, ya que el poder se protege a sí mismo.
Otra característica es la coalición del poder político con el poder económico, lo que ha llevado a grados de
corrupción inimaginables; son célebres los procesos por corrupción de altos funcionarios que en los últimos años, se
han efectuado en varias partes del mundo.
Entre los crímenes cometidos por abuso del poder, pueden mencionarse: la evasión de capitales, la infiltración
económica, la contaminación propagandística, la invasión ideológica, la concesión de monopolios, la discriminación
racial, la persecución religiosa, la persecución política, los negocios con contratos oficiales, etc.
Como puede comprenderse, la investigación criminológica de este fenómeno es labor bastante ardua.
Uno de los problemas criminológicos más graves, y que ha tomado proporciones epidemiológicas, es el de la
utilización no médica de fármacos, así como de otros tóxicos.
El problema del consumo se ha extendido rápidamente a todos los países, principalmente aquellos de gran
desarrollo económico.
Los países en vías de desarrollo no han escapado al problema, pero nos encontramos ante el fenómeno de que,
más que países consumidores se han convertido en países productores y exportadores de droga.
El problema tiene, ante todo, una base económica pues gracias al mercado norteamericano los negocios que
pueden hacerse con determinadas substancias son fabulosos.
El fenómeno, que es de gran magnitud por la extensión de la frontera que separa ambos países, se hace muy
notable en México por ser país “de paso” para la droga. México produce una buena cantidad de la droga que consume
la sociedad norteamericana, pero desde luego no tiene la exclusiva, ya que de otros países de Sudamérica así como de
Oriente y Europa, llega el río de substancias tóxicas para el consumo norteamericano.
XXII. 7. VIOLENCIA
Entre las características más notorias de la criminalidad actual está su clara tendencia hacia la violencia.
Si observamos una curva del desarrollo de la criminalidad, veremos que en un principio fue extraordinariamente
violenta, y poco a poco fueron apareciendo delitos menos violentos, el cerebro fue reemplazando a los músculos; la
violación fue sustituida por el estupor y la seducción, el asalto a mano armada fue sustituido por el robo con
escalamiento, y éste por los fraudes notoriamente elaborados. Sin embargo, todo hace ver que se ha iniciado un
retroceso por el que estamos volviendo a la criminalidad violenta, muscular y atávica.
Las estadísticas nos dan la razón, no solamente se cometen cada vez más delitos violentos, sino que una serie de
delitos en los cuales ya no había violencia (robo) principian a cargarse de una violencia que, en muchos casos, no
parece necesaria.
La violencia parece ser el signo de le época: la música es violenta, el tráfico es violento, el cine es violento, la
criminalidad es violenta.
La carga de violencia que nos rodea va en continuo aumento, y ha entrado a preocupantes mecanismos de
retroalimentación (Feed-Back), y no sabemos ya si la sociedad es violenta porque el cine, la televisión y demás medios
de difusión son violentos, o si éstos son violentos porque la sociedad actual es violenta.
726 Al respecto, consultar nuestra obra Los estupefacientes y el Estado Mexicano, op. cit.
Se plantea también la pregunta, que no deja de ser preocupante de si los medios de difusión pueden servir de
catarsis para la violencia actual, o si por el contrario incitan y provocan la violencia.
La violencia se va convirtiendo en un patrón subcultura que ha encontrado campo por demás propicio en
algunos de nuestros países, que han tenido desde siempre problemas de “machismo”.
Sin embargo la violencia actual aparece en muchas de sus manifestaciones como innecesaria y totalmente
gratuita, se agrede por el gusto de agredir.
El más grave de los mecanismos de retroalimentación en la violencia es aquel que se forma entre delincuencia-
policía-delincuencia. La delincuencia es cada vez más violenta, está cada vez mejor armada, los actuales medios de
comunicación y las modernas y potentes armas la hacen más rápida y peligrosa. Esto ha producido que la policía
busque armarse mejor y conseguir medios defensivos y ofensivos más eficaces. Así, vemos que muchos cuerpos de
policía cambiaron su tradicional revólver 32 por armas de calibre 38, y actualmente está supliendo éstas por armas 357
Mágnum. La delincuencia reacciona consiguiendo también armas cada vez más potentes y eficaces, iniciándose una
escalada que no sabemos dónde va a terminar.727
No solamente la criminalidad se ha hecho violenta, por desgracia estamos ante un fenómeno mundial de
violencia institucionalizada, y es necesario reconocer que la policía y los órganos represivos se convierten en elementos
de una violencia en ocasiones feroz y ciega.
Preocupa grandemente a la Criminología actual el problema de la tortura que se da, generalmente por parte del
Estado, en contra de sus ciudadanos, pero que está siendo usada cada vez con mayor frecuencia por grupos
subversivos de diferentes colores y tendencias.
La tortura es indiscutiblemente una de las formas de criminalidad pública o privada más denigrante, y que
denota mayor grado de desviación y anormalidad. Una vez iniciado el proceso de violencia y de tortura, cuando la
policía se vuelve violenta y como medio de “investigación” utiliza la tortura (mental o física), cuando los grupos de
oposición al gobierno utilizan como arma el secuestro y el terrorismo, estamos ante una escalada muy difícil de
detener, y que por desgracia sufrirán, generalmente, víctimas inocentes.
Un problema que está siendo actualmente muy estudiado por los criminólogos, es el referente a las víctimas de
las conductas antisociales. Aunque pueda parecer extraño, la víctima de la conducta criminal ha sido muy
esporádicamente estudiada; parece que frente a la gran preocupación por el criminal hay un olvido absoluto por la
víctima. Los grandes criminales han pasado a la historia, las víctimas, generalmente, han quedado en el olvido.
Este fenómeno puede tener varias explicaciones, quizá sea que nos identificamos con el criminal y jamás con la
víctima, quizá sea que admiramos al criminal que se atreve a hacer lo que nosotros no haríamos, y no admiramos a la
víctima; o, lo más probable, es que todos tememos a un criminal y nadie teme a una víctima.
Sin embargo, a partir de las primeras investigaciones sobre víctimas, los estudiosos se llevaron una sorpresa al
descubrir que en una notable cantidad de hechos la víctima tenía una gran participación y, en ocasiones, era la
verdadera causante del delito.
727Cfr. RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. “Violencia Policial, Violencia Antipolicial y Robo con violencia en la Ciudad de México”. Revista Mexicana de Justicia No. 3, Vol. VII pág.
127.INACIPE, PGR, PGJDF. México, 1989.
Los juristas han encontrado aplicación a esto, ya que al colaborar la víctima en mayor o menor grado, y en
ocasiones intencionalmente, podría disminuirse la pena al criminal en el grado que la víctima participó en el delito.
El estudio de las víctimas es ahora de gran importancia; existen sujetos con una gran predisposición victimal, que
necesitan una mayor atención (niños, débiles mentales, atípicos, ancianos, etc.).
Hay también sujetos con gran peligrosidad victimal, los cuales, por sus peculiares características, son un peligro
para sí y para los demás.
No cabe duda de que muchas víctimas necesitan más ayuda, protección y tratamiento que sus victimarios. Gran
parte del dinero que el Estado utiliza en diagnóstico, prognosis y tratamiento de criminales, debía usarlo en atender a
las víctimas, pues éstas representan una grave responsabilidad ante el fracaso de la obligación que el Estado tiene de
proteger a los miembros de la sociedad.
Quizá lo más importante del problema de la Victimología sea la reducción de que no solamente debemos hacer
prevención criminal, sino también prevención victimal.
La violencia institucional no es más que el síntoma del fracaso de los planes de prevención y tratamiento.
Se ha mencionado repetidas veces aun en el transcurso de esta obra, la crisis de la justicia penal, y en particular,
la crisis de la prisión.
En el momento actual, mayor número de datos nos llevan a la idea de que no se trata de una crisis de la prisión,
sino de su fracaso.
Por esto uno de los problemas actuales de la Criminología es el de la substitución de la prisión por otras formas
de control social.
El problema se agrava cuando sabemos que la mayoría de las personas privadas de su libertad están en prisión
preventiva, es decir, se trata de procesados en espera de sentencia.
En algunos países las personas en prisión preventiva alcanzan el 75 y 80% del total de la población privada de
libertad. (En México era el 49% según el censo de 1976 y había subido a 61% en 1988).
730 Ver RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. La crisis Penitenciaria y los Substitutivos de la Prisión. 2ª edición. Porrúa, México, 1999.
Estas personas, que teóricamente son inocentes hasta que no se les pruebe lo contrario, tienen seriamente
limitados sus derechos, ya que es común que compartan la misma institución que los delincuentes sentenciados,
ignoran cuándo saldrán en libertad, quedan registrados en los archivos penales, carecen de los beneficios concedidos a
los sentenciados, etc.
La magnitud del problema se aprecia si tomamos en cuenta que: los juicios tienen duración media de un año,
una alta proporción de procesados serán declarados inocentes, y muchas personas privadas de libertad son
simplemente pobres que no pueden pagar la fianza fijada por el juez.
En cuanto a la prisión como pena, ésta trae más mal que bien, y a pesar de eso es usada en exceso, cuando se ha
estimado que sólo el 30% de las personas privadas de libertad ameritarían permanecer en una institución cerrada.
La prisión acarrea, como una de sus dañinas consecuencias, la prisionalización o institucionalización, que consiste
en una rigidez, rutina y monotonía que lleva a actividades, lenguaje y comportamientos especiales, que dificultan
seriamente una adecuada reincorporación del sujeto al medio social.
Aunque la prisionalización se da principalmente en sujetos con penas largas de prisión, las personas con penas
cortas no están exentas de peligro.
Las penas cortas de prisión carecen de ventajas, y reúnen las desventajas de falta de tratamiento, costo enorme,
separación de la familia, pérdida de empleo, etc., lo que las hace indeseables.
A mayor razón debe eliminarse como medio de control la prisión administrativa, de corta duración y negra
historia.
El substituir la prisión es, sin duda, uno de los mayores retos a la imaginación y técnica de los criminólogos. […]
GUÍA DE AUTOEVALUACIÓN
I. CONTESTA BREVEMENTE LO QUE SE TE PIDE A CONTINUACIÓN.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Orellana Wiarco, Octavio A. Manual de Criminología. Ed. Porrúa, S.A. México, Vigésima primera edición. México
2005.
Sergio H. Cirnes Zúñiga. Criminalística y Ciencias Forenses. Ed. Harla. México 2000.
http://www.pgjdf.gob.mx/periciales/especialidades/Criminologia.htm
Documento Ficha
CRIMINOLOGÍA,