De La Terquedad Del Amor y La Locura Del Olvido.

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Prologo.

Dedicatoria.
Inicio

De repente, sin avisar, llega alguien capaz de ver belleza en lo más


mínimo de tu ser.
Valorando tus colores y tus matices, apartándose de lo convencional
del mundo y llenando de esperanza tu vida.
Sin merecer, nos hacemos con el más genuino amor. Capaz de
sacrificar la vida y pasar por la más grande humillación.
Solo un ser supremo es capaz de amar a ese nivel, y lo mínimo que
podemos hacer es amarle con todas las fuerzas de nuestro cuerpo
terrenal.
Porque Él nos amó primero.
El inicio

Y fue ahí, justo en la cima de mi desesperación, cuando apareció.


Tan radiante, que opacó el sol. Tanto que una inmensa alegría
llenó mi alma, tanta que ni podía contener. Llegó a trasponer todo
orden, a triturar todo plan anterior.
Desde ese momento se convirtió en parte fundamental de mi
futuro, al menos eso le pido a Dios o a cualquier entidad superior.
Sin más, ahora ella es mucho más. Mientras de quien yo era, hoy
solo queda poco. Hoy casi todo le ama, hoy casi todo le pertenece,
mi cordura y mi locura cambiaron de dueña.
Juro

Me has hecho soñar, volver a la terquedad de pintar las curvas de


las nubes, tan solo con acuarelas y el recorrido de mis dedos.
Con falsa ingenuidad trazo líneas que no llevan a ningún lado,
pero ya no quiero ir a ningún lado, tan solo quiero estar en este
momento, y juntos pintar un hermoso paisaje junto a ti.
Hoy, tengo la vida llena de sueños posibles, hoy sueño con el roce
de tus labios, contigo diciendo que soy tu poeta y con esa sonrisa, tu
hermosa sonrisa.
Juré que no iba a sentir nada por ella, mas no piense que he
fallado a mi juramento, señor Juez, lo juro, pues por ella hoy no
siento nada, por ella solo aprendí a apreciarlo todo, y en ella,
aprendí a resumir el sentimiento.
Historia casi eterna

Y mi corazón no se cansa de verla, así fuera en recuerdos.


Anhelaba la posibilidad de verla, de sentir el roce de su piel, el calor
de su mano.
El brillo de sus ojos, su odiosidad al decir que me odia, mientras
sus pupilas gritan el más sutil sentimiento.
No quiero pensar que me ama, eso sería demasiado tonto de mi
parte. Pero al menos, sé que mis sentimientos hacia ella no le son
indiferentes.
Y aunque en el pasado aprendí que nada es para siempre, por
terquedad, hoy quisiera ser su historia casi eterna.
Por el momento, me reconforta saber que quizás seré ese cuento
que contará a sus nietos, su más bella historia de amor.
Por la anécdota

Cuando la mente se había rendido, pues entendió que nadie


podía consolar aquel torpe corazón. Aquel que seguía convencido de
un amor que solo él sintió.
Pero cuando la razón termina, por alguna razón los sentimientos
empiezan a hablar, convenciendo al corazón de continuar. Que solo
fue una anécdota más de cómo el que se entrega y confía, termina
herido.
Y al superarlo, corazón, pudo ver que el sol siempre sale y que
hasta al bosque más congelado en invierno le llega el verano.
Y con gran valentía se levantó, una vez más. Se permitió amar a
ese corazón que en medio del duelo siempre estuvo con él, aun
cuando en la oscuridad no logró verla.
Amor

Amo sus estrías y sus curvas, sus líneas y sus imperfecciones.


Amo tenerle tan cerca, tan cerca que acarició su alma. Amo
poseer su cuerpo completo.
Amo su mirar y su inquietud, amo satisfacerla a plenitud.
Le amo, en el deseo que su cuerpo me causa, la amo en el placer
que de sus besos derrama.
Y sin más razones por cual amarla, la amo por la pura decisión de
entregarle mi ser, mi alma.
Mujer perfecta

Y verla me hizo pensar que no habría nada más bello en este


mundo. Ver su rostro, su sonrisa y esos ojos que enamoran.
Mi sorpresa fue descubrir que había algo más bello, algo más allá
de su simple belleza exterior, algo que era parte de ella.
Su facilidad de hablar, de expresarse, ese don de poder
apoderarse de ti tan solo con su pensar.
Ella me confirmó una pregunta que desde hace mucho me hacía,
ahora puedo decirlo a todo pulmón: "Sí existe la mujer perfecta", ella
realmente existe.
Ahora solo queda saber si yo puedo ser eso que ella busca. Saber
si se puede cumplir los requerimientos de aquella que para mí es la
definición de perfección.
Conquista

Tras la fuerte guerra, solo me queda admitir que es suyo mi


territorio.
Cada kilómetro cuadrado, todo cuanto he poseído, ahora, es suyo.
Supongo que mis tropas no opusieron mayor resistencia, pero
¿cómo resistir a su ejército de miradas?
Pregunta compleja, a la cual ya no encuentro manera de
responder.
Cómo a tantas inquietudes más, que hoy embargan a las tropas,
prisioneras de sus muslos y su abdomen.
Tras la caída, solo queda por admitir que aún esta derrota, ante su
sonrisa, supone una victoria para mi corazón.
Quien, desde el principio de nuestra contienda, traicionó al
patriotismo y se fue completamente con usted.
Sí, mi corazón fue el primer espacio conquistado por su cruzada.
Y cual imperio de la soltería, hoy caigo ante la idea de someter mis
latidos a los suyos, al igual que mi respiración y suspiros.
Solo le pido piedad con su cautivo, pues evidentemente hoy es
suyo mi territorio.
Idilio

Me preparé para ti, aún sin conocerte.


Preparé el camino al altar, lleno de lirios.
Idilio de un corazón, seguro de tu venida.
Vine en tu búsqueda, sin saber qué encontrar.
Y aún sin conocerte, encontré lo que sin saber buscaba.
En un segundo entendí, lo que me había tardado una vida.
Encontrarte en la multitud, fue mi gran epifanía.
Y ahí, en plena soledad, rodeado de todos.
Entendí cuánto dolería tu partida.
Hogar

Cuán fácil es en la búsqueda de la vida, perder lo que un día


tuvimos.
Nos apartamos de todo, considerando que cosas mejores
vendrán.
Y poco a poco solo dejamos la oportunidad de reconstruirnos
cada vez.
Reconforta el que mientras esté a mi lado, si perdemos el
camino a casa, siempre podremos construir un nuevo hogar.
Universo

Sin saberlo, te fuiste convirtiendo en mi amor, en mi universo.


Empecé a contar noche a noche las estrellas, para recordar el
recorrer tu cuerpo y contar lunares. Recordando en Venus el lunar
de tu cuello y mis labios posados en él.
Ver eclipses, se convirtió en perfecta parábola, una que me
permite pensar que, a pesar de la distancia, la rotación de su
corazón, aún puede segar de amor a mi planeta.
Cómo no mencionar las estrellas fugaces, que me permiten en un
segundo soñar y pedir por el sentimiento genuino que su persona
me inspira. Y con ellas, mando señal de auxilio a su galaxia, para
que no me olvide.
Pero si, con un poco de terquedad, busco ser asteroide, que una y
otra vez pase por tu órbita y así sea por efímero momento poder
acariciar su gravedad y compartir destellos de luz en su vida.
Sí, poco a poco eres más que mi amor, ya eres mi universo.
Valentina

Y cómo no sentirme seguro en tus brazos, somnífero natural, que


calma mis imperfecciones y me llena de esperanza.
Es que en tu nombre está esa valentía, que me hace admirar esa
hermosa mujer que eres, ¿Cómo parar de mirarte? Si en ti consigo
mil poemas escritos y tres mil por escribir.
No soy un sabio, si me tocará definirme, sería un necio. Pero es
que hasta el más simple mortal al ver el cielo escribiría prosas, sin
más sentido que definir para toda la humanidad aquello que sabe
majestuoso.
Si, sin importar qué, yo termino escribiendo sobre mi pedacito de
cielo, que me hace soñar con ser tan grande para poder acariciar tan
solo un poco de tu grandeza.
Y si no logro alcanzar tu paso firme y decidido, admiraré desde
donde esté tu enorme valentía, Valentina.
Y si, quizás

Vivimos insatisfechos. Incrédulos ante el paso del tiempo.


Nos creemos dueños de nuestras vidas, de nuestros días, de
nuestros sentimientos. En realidad, solo poseemos incertidumbre.
La vida se nos va, en tantas cosas, se nos va en nada.
Yo quise aprender a vivir, y llevo 24 años perdido en esto, en la
locura de experimentar sentimientos, que tal vez ni son míos, que
solo son del viento o la terquedad.
Cuánto tiempo perdemos, pretendiendo ganar. Al final, solo
deseas recuperar lo que nosotros mismos perdimos.
El terror no es perder, no es ganar. El terror que hoy siento es no
vivir, desperdiciar mi vida en un sin fin de “quizás”, amando a quien
ya no me ama. Cual terco que no se ve perdido en el medio del
bosque.
Vivir tan solo un segundo, uno solo. Ese preciso momento, hace
que no sienta que fue tiempo perdido.
Delirios de felicidad

Prefiero estar equivocado de vida y acertar con este amor. Pues


vidas seguramente tendré muchas, pero amores como el tuyo, de
esos no venden en el súper.
Y si no existe la reencarnación, al menos iré al descanso tranquilo,
sabiendo que por lo menos esta única vida, la viví con un gran amor
y eso basta.
Qué cuerdo, teniendo el cielo en sus manos, se pararía a
preguntar si es ese el amor de su vida.
Solo sé que, si es mi decisión, así no seas el amor de mi vida,
esta vida es para amarte.
Reflejo del alma

Y es que, en sus ojos, hasta el reflejo más superfluo cobraba


sentido.
Tan solo el hecho de poder admirar mi torpe reflejo, ahí, tan cerca
de ella. Para mí era tan sublime como admirar el atardecer.
No sé lo que es la adicción, pero según los síntomas que he leído,
estaba adicto a su mirada, posada en mí, posada en nada.
Con ella solo viví un momento más épico que el ver sus pupilas
dilatar, en reflejo de amor sincero, amor a este desastre que soy.
Solo anhelo perderme nuevamente en sus ojos, y sonreír al
escuchar que me ama.
Flor amarilla

Si, en el fondo tras esa máscara de independencia e incredulidad.


En algún rincón de nuestro corazón, esperamos haber motivado a
alguien a querernos para toda la vida.
Impresionante el simbolismo de representar lo eterno con una flor,
que a los días se marchita.
Y qué tal si así es el amor genuino, diferentes fases y diferentes
estados, pero la misma flor. Desde que fue capullo hasta convertirse
en abono, nunca dejó de ser ella.
Vincent Van Gogh, en su escape de una loca sociedad, comía
pintura amarilla, pues le daba alegría.
Curioso no, el color de la felicidad es igual a la representación del
sol. Y es que, en gran medida, la felicidad no es más que escapar de
la oscuridad tras la soledad.
No hablo de la ausencia de personas, sino de la soledad. Esa que
carcome cualquier razón para sonreír.
Sí, evidentemente el 21 de agosto es un día comercial, una
excusa para vender y demostrar el amor que debemos demostrar a
diario, pero también es la síntesis de la complejidad tras una
sociedad que no sabe amar, pero ama día tras día.
Profundo oceano

Déjame llegar al idilio de tu estrechez, ser capitán navegante de


tus aguas. hacerte sentir segura, que me aferres a ti con ansias y
desespero.
Quizás suene a mucho, pero solo pido lo que cualquier mortal,
que, al conocer la dicha de tu ser, pide no ser apartado en ningún
momento.
Viendo a la nada, solo recuerdo cuando recorrí las ondulaciones
de tu mar. Y sin mareos, me convertí en más que un capitán.
En tus aguas descubrí por qué el mar y el cielo tienen un mismo
color, surcar tu geografía me permitió ver que eran lo mismo, al
menos para mí. Descubrí el cielo en lo profundo de tus océanos.
Segundos

Un segundo, no necesitamos más.


Un segundo para amar, para morir, para nacer, para odiar.
No hay sentimiento, no hay acontecimiento que no se pueda
resumir en un segundo.
Segundo que da inicio, segundo que dicta final.
De lo más sublime a lo más cotidiano.
Día tras día vivimos ochenta y seis mil cuatrocientas
oportunidades de reír, de llorar.
Dos mil doscientos cuarenta millones quinientos cuarenta y tres
mil quinientos noventa y dos segundos nos pasarán mientras
respiremos, pero cuánto de ellos viviremos.
Cuántos de esos segundos recordaremos en el suspiro final.
Preguntas que en esta tarde lluviosa me inquietan, sobre todo,
porque sé que no les conseguiré respuesta.
Pero en mi estupidez humana, decido tratar de vivir la mayor
cantidad de los segundos que, por ley humana o divina, me tocan.
Y tal vez, con la suerte del desafortunado, haga valer no solo mis
segundos, quizás también le permita vivir a alguien más los suyos.
Capitán

Aquella noche, las estúpidas mariposas revoloteaban, tanto que


podía sentir mover mi estómago, por la brisa que generaban con sus
alas.
Qué más pediría un simple mortal, estabas ahí, acostada en mi
pecho.
Yo, estaba temeroso hasta de respirar. Trataba de no moverme,
evitando incomodar tus sueños.
Desde ahí, no dejo de soñar contigo, dormido, despierto,
ocupado, el recuerdo de tu silueta acompaña mis días y atormenta
mis noches
Recordar cómo mis dedos temerosos acariciando tu cabello, ese
momento de intimidad. Tu piel que como seda lograba acariciar mi
piel con el simple tacto.
Desde ahí pedí a Dios que tú también soñaras conmigo, y así
construir un amor de ensueño en este mundo de tormento.
Dioses

Vacilante me sumerjo en el deseo, embriagado, extasiado, sin


poder conducir por las curvas de tu cadera.
Tropezando una y otra vez con el sentimiento, ese que me ata a
usted más allá de este sublime momento.
Momento que permite a este mortal acariciar la dicha del Olimpo,
reservada para los dioses.
Danza de placer, que hace a la Luna soñar con el Sol, que nos
permite estar tan cerca, tanto que tus átomos electrizan los míos.
Y en medio de la pasión y el deseo, sostener tu mano completa mi
éxtasis. En las líneas de tu mano encuentro las vías que quiero
tomar, acariciar y recorrer, esta y muchas veces más.
Y en medio de jadeos, no puedo sino agradecer a Dios, el
universo, el destino. No sé quién me puso aquí, pero ya no quiero
dejarte, no puedo dejar a quien amo, deseo y admiro.
Ruego que después de este momento nadie cambie, y mantener
este idilio de relación, ruego seguir siendo los mismos en medio de
este mundo finito.
A ti y al mar

Tengo reservado un sin fin de suspiros y un tanto más de anhelos.


Atrapado entre su incomparable inmensidad y tu insaciable
terquedad.
No sabría decir a cuál admiro más, o cuál me causa mayor miedo.
Es que, como actuar ante lo que hay bajo millones de litros de
agua, a un mayor número de profundidad. Cómo no temer al verme
insignificante ante esta realidad.
Pero cómo actuar normal ante tu presencia, que me es igual o
más inquietante. Que no solo me hace sentir pequeño, que me invita
a soñar, soñar con la grandeza de tenerle, poseer y querer cada
espacio de su geografía.
Tal vez, lo poco que quedaba de cordura ha abandonado este
cuerpo. Pero mientras pueda seguir escribiendo, en mi desquicio,
hablaré del azul del mar y de tu piel morena.
Amarte

Yo nunca he buscado amarte, sobre todo porque soy bueno


perdiendo cosas, no encontrándolas.
Y cómo saber qué hacer con eso que por piedad del destino te
tocó vivir, pues en realidad no sé, improviso cada día al amarte.
Pretendiendo hacer aquello que creo mereces, eso que quizás te
haga feliz y deje muestra de lo sabido que soy en estas cosas del
amor, patrañas.
Ni tan siquiera sé si logro entenderte, a pesar de mi falta de
experiencia en esto de amar, trato de amarte.
Amarte con tus imperfecciones, tus inseguridades, tus
contrariedades. Amarte con tus dones, tu valentía y tu entusiasmo.
No he aprendido cómo amarte, y con mi torpeza he logrado
algunas veces alejarte de mí.
Y aún en esos momentos, esos donde me enojo tanto, sé que
haría todo por amarte, sobre todo por sentirme amado por usted.
Intenso amor

Y eran amantes diseñados por el destino, el uno para el otro. Pero


hasta la pasión acaba, o quizás es que fueron el amor intenso
contenido en un tiempo corto.
En realidad, ningún tiempo hubiera bastado para ellos, hasta que
un día simplemente dejó de importar y se separó aquello que al final
no era tan eterno.
Sus oraciones no bastaron y el olvido logró alcanzar aquel amor
de ensueño
Titulo:

Me gritó que me largará de su vida, que no volviera y no me dolió


el timbre de su voz o la fuerza tras sus palabras, al menos no como
la seguridad que de sus ojos brotaba, mientras desprendían una
lágrima de dolor.
Dolor que yo le causé. Ahí, viéndola directamente a los ojos, esos
que ayer miraban con ternura las imperfecciones de mi piel y de mi
alma, pero que hoy me miraban con distancia. Hasta podría decir,
con odio.
Porque que necesite destruirla para darme cuenta que la
seguridad de la cual presumía no era más que una de sus
construcciones, cimentada en su confianza en mí.
Hoy espero que ella logré ser feliz y se aparte lo más que pueda
del escombro, del desastre que hoy queda de mí.
26 de 07 razones

Trato de educar al corazón, la idea es que sienta que fuiste un


espejismo. La imagen dibujada por el cerebro, para una historia de
amor imperfecta.
Él, sollozando se pregunta ¿cómo la mente pudo idear un
personaje tan perfecto para esa historia imperfecta? y ¿cómo, en
una palabra, pudo acabar con capítulos interminables de pseudo
felicidad?
La ambigüedad del terminamos, palabra que puede complementar
el fin de un agobiante trabajo. Palabra que también sirvió para
acabar aquella historia, que le llevó años al cerebro construir, tiempo
invertido del corazón para confiar aún en medio de la desconfianza
que le creaba el final.
Ese que siempre dijiste que llegaría. Ese que pensé que no nos
alcanzaría si nos amábamos con fuerza, pero la pasión fue incapaz
de mantener un fuego que se extinguía.
Profesionalmente, la mente seguirá engañando al corazón,
inventando razones y suponiendo verdades que nunca llegarán.
Y sí, el error fue mío, quizás de ambos, quizás de nadie. Pero
supongo que la realidad es que Disney mintió, los finales felices no
existen, un año se acaba en un simple segundo.
Rosa negra

De a ratos, solo de a ratos, la noche me lleva a repetir el dolor de


aquella noche. Donde mi corazón se quebró como si de cristal
estuviera compuesto, el golpe fue tan audaz y fatídico.
Una rosa negra alzo a tu salud, me recuerda que hasta en los
momentos más oscuros hay belleza. Me grita que sobre aquel
corazón destruido florecerá un nuevo amanecer, me susurra que los
girasoles volverán a girar mañana y que el corazón volverá a latir.
Ausencia

No sé si hay un final, o si existió un inicio. Hoy recuerdo tu


ausencia, esos momentos donde me afanaba en acariciar tus
heridas, sin saber repararlas, tan solo pretendiendo mantener
caliente tu corazón.
Tu ausencia me hizo entender el amor, ese que te di. Al final, solo
queda agradecerle a Dios por permitirme amar con el corazón, sin
condiciones. No creo que me debas algo, soy feliz con saber que
estás reparando esas heridas, con eso basta.
Solo duele lo que pudo ser, lo que en mi mente construí, pero te
fuiste, ya no encuentras en mi lo que buscas, y yo, yo no te buscaré
en nadie más.
Desdén

Puedo creer en el poder de la creación, o en las leyes de atracción


del universo, pudiese creer, quizás, en la existencia de vida
alienígena escondida en nuestra sociedad.
Más hoy decido: Ya nunca creer en el brillo de sus ojos al decir
que me ama, en sus mejillas sonrojadas mientras torpemente le
hacía un cumplido, nunca creeré en la casa y el perro que nos
prometimos.
He decidido no creer más en ese amor que solo en mis deseos
existió. En ese invento de un corazón terco. No creeré en la falsedad
de quien sólo disfrutaba de mi amor como un consumible.
Corazón herido

Te di mi cielo despejado y mis noches de tormenta. Te hice parte


de mis alegrías y mientras, te convertiste en parte de mi tormento.
Sin ambición de nada, busqué iluminar tus días, consolar tus
tristezas.
Hoy el cielo sigue despejado y en las noches ya no veo la
oscuridad, veo la luna y las estrellas que llenan de esperanza a este
corazón herido; que ya no te extraña.
Mariposas mediocres

En el absurdo de la soledad, nos conformamos con tan poco. Con


recibir migajas, el sentimiento crece desproporcionadamente.
Y con la terquedad de un sentimiento unidireccional, el corazón
vuelve a latir.
Las mariposas mediocres, empiezan a revoletear en el estómago.
Cual símbolo de paz, tras la derrota de quien eligió dejar de sentir.
Aquel, que hoy fue impactado por tu bala perdida y sin intención,
ni tuya ni mía, quedó perdidamente enamorado.
Fugitivo

¿Dónde estoy? La verdad ni yo sé, seguramente entre la agonía y


la esperanza.
Deambulando entre un abrazo eterno a tu recuerdo y la luz de una
nueva historia.
Cómo viajero que obstinadamente recorre hacia su destino al
borde de la frontera, sin saber exactamente en qué territorio está.
Hace rato dejé de seguir el río que me llevaría a tu puerto, y es
que una vez ahí qué haría.
Mientras, continuaré fugitivo del sentimiento, pues mientras la
sonrisa oculta las heridas, le doy tiempo de sanar al corazón.
En pausa

Quietud, causada por la inexistencia de su presencia.


En pausa, así quedó todo desde que se fue.
Incesante los anhelos de un alma que le espera, que en la sobra
de la esquina busca su silueta.
Esperanza, es lo que me queda después de la derrota
Indiferencia

Y mi corazón no se cansaba de verle, así fuera en recuerdos.


Anhelando la posibilidad de sentir el roce de su piel, el calor de su
mano.
El brillo de sus ojos, su odiosidad al decir que me odia, mientras
sus pupilas gritan el más sutil sentimiento.
No quiero pensar que aún me ama, eso sería demasiado tonto de
mi parte. Pero al menos, espero que mis sentimientos hacia ella no
le sean indiferentes.
Y aunque en el pasado aprendí que nada es para siempre, por
terquedad, hoy quisiera ser su historia casi eterna.
Por el momento, me reconforta saber que quizás seré ese cuento
que contará a sus nietos, su más bella historia de amor.
Efímero amor

Y todo crecimiento repentino, tiene una estrepitosa caída. Cómo


nuestro efímero amor, que me hizo vivir los momentos más intensos
de mi vida, un día, sin explicación se fue. Al ritmo de los recuerdos
hoy solo bailan los huesos de aquellas mariposas mediocres, que
revolotearon como símbolo de un sentimiento. Esos que solo quedan
enmarcados en mi galería, en fotos que encapsulan los momentos de
felicidad y deseo.
Hoy no desearía que fuera diferente, pero sí desearía que aquella
epifanía no fuera tan momentánea, y así permitirme poseer más
pruebas de que un simple mortal amó y fue amado por una diosa del
Olimpo.
Disculpa tras disculpa

Sí, te enseñé a amarme. A comprender los hoyuelos en mis


mejillas, las cicatrices de mis rodillas o los vendajes de mi corazón.
Me mostré frágil y decidido frente a ti, fui pleno y entero en tu
presencia.
Pero con mi torpeza, mis inseguridades y mis repetidos errores
también te enseñé a odiarme y aun peor, en vez de llenar tu vida de
risas, te llené de decepciones.
Sé que ya no sirven de nada, pero en cada "disculpa" te juro
estaba mi más grande y egoísta intención de no perderte.
3:30 a.m.

Mientras mis huesos crujen, por el frío, mi cuerpo nota la ausencia


de tu cuerpo. Que, hasta ayer, calentaba mi alma.
Crónicas de una soledad anunciada, pues nada dura para
siempre. Pero en medio de la desdicha, me increpo, sentí tanto frío
antes, en la vida.
Creo saber la respuesta, y es que no, pues hoy no solo está el frío
del exterior, también está el vacío de un corazón que sincronizó sus
latidos a tus latidos.
Nunca tuve miedo a la soledad, pero es que antes no había
estado en tu compañía.
Locura

Como encontrar motivación en medio de la desdicha.


Es fácil ver lo bueno cuando buenas cosas te pasan a diario, pero
qué hay de quién la fortuna olvidó.
No, no soy negativo. Soy prevenido, he vivido tantas malas
experiencias, que poco o nada queda de esperanza.
Y es que sí, la única esperanza que quedaba en mi vida era mi
vecina, esa que me saludaba todas las mañanas, mientras espero
frente a su casa el transporte, para ir a un trabajo que odio.
Pero ya ni ella queda, supongo que la muerte nos visitará a todos,
al menos que también se olvidará de mí.
En dado caso, sería la forma más cruel de perpetuar la desdicha
de quien ya no vive, pues hoy solo existo.
Sin motivación, perdido en la mierda de sociedad que finge
felicidad por nada, que ignora lo malo por miedo.
Confieso

Sí, si alguna vez te lo has preguntado hoy lo confieso. Sigues


siendo tú la musa, la inspiración tras este intento balurdo de poeta.
Este que logró conquistarla con palabras, enamorarte con sueños
y metas locas. Alegando amor en unos pocos versos mal logrados.
En ocasiones logró mentirle al mundo, en otras tantas he sido tan
certero que he logrado mentirme a mí.
He llegado al desquicio de jurar amor a alguien más, pretendiendo
así justificar que te olvidé. No fue justo, ni con ella ni conmigo.
Pues en la oscuridad, esa que siempre llega a abrazar con
recuerdo a quien tiembla incontrolable, esa que me recuerda que
eres un lindo pasado.
Toca asumir que al menos en este momento eso eres, poco
menos que un recuerdo.
Alba

El olvido nos alcanzó, y en cuestión de segundos, ya no sabía lo


que había perdido.
Mucho menos por qué lo apreciaba tanto. Como un huracán, que
arrasa con una ciudad entera, así desapareciste de mi vida.
Yo desaparecí de la tuya, o al menos eso traté, hasta que no pude
fingir más y le tuve que justificar tu ausencia a mi corazón.
Como quien explica a un niño que su abuela se fue al cielo.
Aun en mis sueños trato de recordarte, de recordar tu olor, ese
que no dependía de tu perfume. Recordar tus besos, tu voz y tu
mirada.
Pero ya abandonaste este camino, y yo, yo hace rato olvidé cuál
era tu parada, el destino que me dijiste cuando estabas enamorada.
Me toca repetir la misma ruta y quizás, si la suerte se acuerda de
mí, alguien más me acompañe a vivir otra temporada. Si logro
acaparar la suerte del universo, esa persona me acompañará hasta
el último alba.
Derrota

He dado todo de mí, deshilachado cada fibra de mi alma para


cocer un futuro a tu lado. Tejiendo por los dos un futuro, anhelante
de entretejer tu vida y la mía, así como se unieron tus labios y los
míos, tu cuerpo y mi cuerpo.
No me arrepiento de los esfuerzos, ni de la fuerza con la que mi
corazón te amó, arrepentirme sería renegar del roce de un simple
mortal a la piel de un ángel del cielo.
Mas hoy sigo tan decidido como tú a avanzar y contemplar
nuevos cielos y nuevos ángeles, no fuiste una gran casualidad, ni mi
regalo del cielo. Tampoco fuiste una más, pero hoy solo eres una
decepción menos.
Estrella

Quizás si te hubiera visto antes sería diferente.


Tal vez si te vuelvo a ver.
Un pequeño cruce de miradas tal vez
Pero supongo que fuiste una casualidad.
La estrella fugaz que enamora y desaparece.
Cuán fugaz fue el verte directamente a los ojos.
Cuán rápido me enamoré del brillo de tus ojos
Paz

Me acostumbré a ti, a tus caricias, al suave olor de tu cuello y a tu


sonrisa.
Me acostumbré a tus ocurrencias, que, aunque decía que las
odiaba, realmente siempre fue lo que más amé de ti. Esa
espontaneidad que podía quebrar mi cabeza y reconstruir mi
corazón.
Me enamore de ti aun sin entender por qué me amaste, aun sin
comprender cuánto te amaba.
Me enamoré de ti, para no amar a nadie más, para entregar a ti y
a tu silueta toda mi lealtad y mis suspiros. Y es que quién puede
fijarse en el pétalo mientras tiene el rosal al alcance de su mano.
Me sacié de ti, tanto que ya te me hacías cotidiana. Me sacié de ti,
al punto que olvidé lo afortunado que era al tenerte a mi lado y sobre
todo que amaras este desastre que soy.
Me sacié de ti, al punto de olvidar que esa paz que en ti
encontraba en nadie más la encontraría.
Puntos suspensivos

Al final, al final solo fuimos "puntos suspensivos". Sí, esos que


resumen un texto en lo que es "correcto" o que válida la idea del
autor.
Si analizamos, no fuimos una gran historia de amor, ni tan siquiera
una gran historia. Pero resumida en los buenos momentos, claro que
parecerá la gran cosa.
La terquedad de no aceptar la discontinuidad, pretendiendo
amarnos de a ratos, olvidarnos de a ratos, sentirnos el uno al otro,
de a ratos.
Supongo que al final tan solo seremos eso, tan solo pudimos ser
eso. Atrapados en el miedo, nos refugiamos en nosotros mismos
tantas veces, que cada uno se perdió, perdimos el sentido y la razón
de este amor, si se me permite la palabra.
No, yo no te reprocho nada, ya no. Pero tampoco estoy dispuesto
a seguir en esta posición, de incertidumbre, de espera, de puntos
suspensivos.
Duelo

Me aferro a las migas de felicidad que aún me quedan. Me


ayudan a pasar el túnel cubierto de penumbras que es tu olvido;
aferrado a la promesa de que siempre hay luz al final del túnel, el
cual no parece acercarse.
Los recuerdos invaden mi mente, esta vez queriendo hacerme
entender que te debía cuidar de tus miedos, de tus inseguridades,
de tus molestias y tus tristezas, pero, sobre todo, debí cuidarte de
mí, de mi incapacidad de amar, de mi torpeza al hablar, simplemente
de mi lugar de confort.
Ahora entiendo que nunca laceré tu piel, pero sí tu corazón; y,
aunque tú me perdones algún día, yo nunca me perdonaré.
Contradicciones del amor

Si me toca reconocer, amé el proceso de conocerte, conocerte


más que tú misma, conocerte más que a mí mismo.
Pero en ese proceso, supongo, ya no éramos los mismos, yo
cada día me convertía más en quien creía merecías amar y sin
darme cuenta me alejaba de aquel muchacho que te enamoró.
Tú, tú por tu parte te convertías en quien un día soñaste ser, y
poco a poco ese sueño se alejó de un efímero "nosotros". No te
culpo, al menos no ahora.
Y es que, todo termina, todo dentro de este infinito universo tiene
un destino finito, curioso no.
Pero me lo advertiste, que un día te marcharías, que un día me
marcharía, que con el tiempo el orden perdería sentido y que aquello
que construimos nos parecería escombros.
Creo que siempre fui un soñador, que no despertó ante el
inminente derrumbe, que no pude ver tus heridas hasta que te vi
correr sangrando.
Y aunque traté de alcanzarte, siempre fuiste más veloz. En tu
huida nunca volteaste a ver, ver mis lágrimas derramar, con un rojo
carmesí intenso, tan intenso como el amor que tuvimos, caían
violentas, como aquella ruptura.
Pero sin importar el final, me quedo con el desarrollo. Que no fue
un copia y pega de Wikipedia, que fue la creación de dos amantes. Y
si algún loco escribiera un libro de aquella historia, sé que sería un
gran ejemplo de lo que es amar.
Soledad

Soledad, cuán impactante eres. Es increíble pensar cómo te odié


al principio y cómo hoy te anheló tan cerca de mí, tanto que pueda
sentir tu respirar en mi nuca. Trayendo la paz de volver a brillar y
sentir a plenitud.
Eres quimera odiada por tantos cuando llega el frio de noviembre,
amada por mí por recordarme el brillo y el renacimiento de marzo.
Me acompañaste en la penumbra, recorriste conmigo y mi dolor.
Hoy me siento a gusto contigo, gracias por no abandonar a este
soñador empedernido que aún continúa creyendo en el amor, en el
juntos por siempre.
Olvidó

Tal vez, en uno de tantos universos, tú seas completamente mía,


yo sea completamente tuyo.
Pero en esta realidad, cruel, nunca fuiste mía, nunca fui del todo
suyo, aun cuando compartimos el más sutil y gratificante encuentro.
Conté tantas estrellas, y en cada una imaginé una escena
perfecta de amor, protagonizada por dos imperfectos que pretendían
saber lo que hacían.
Pero a fin de cuentas eso soy. Un escritor que crea mundos.
Y por lo visto, el siguiente será uno donde no te ame, donde no
recuerde tu olor, tu voz.
Es que, si pudiste olvidar mi amor, yo lograré olvidar el tuyo, ese
que se cansó de amarme.
Girasol de noche

Tal vez viví mucho tiempo cegado por la idea de amarte, de


acompañarte en tus sueños. Que con el tiempo se fueron alejando
de los míos, alejándose de mi realidad.
Un día, sin más, llega él a tu vida, y con él, la disponibilidad y la
posibilidad de todos esos abrazos que prometí darte y que no pude.
Producto de una caduca epifanía, creí que aún podíamos rescatar
aquello que en algún momento nos unió.
Pero, aunque no quisieras asumirlo, sabía que existía alguien más
en tu corazón, sabía que mi terco corazón debía dejarte ir con un
mejor amor, con uno que sí te supiera y pudiera amar.
Y ahora, disfrutando de tu felicidad me quedé como un museo sin
cuadros, un soñador sin noches, un girasol sin días.
Titulo:

Gritos al silencio, gruñidos de desesperación y frustración.


El saber que si es que existe la solución no está en mis manos, no
existe mayor desesperación que sentir que gritas a las estrellas y
que sin importar cuánto te esfuerces, cuánto empeño pongas estas
no te escuchan.
La soledad que hoy embarga a esta alma desdichada, que aun en
medio de la sociedad, no encuentra consuelo si no está tu presencia.
Esta alma que necesita tus abrazos para sentirse segura, que
necesita tus consejos para continuar andando con la certidumbre de
lograr los objetivos.
Esos que ayer te comenté, con miedo y temor de parecer
estúpido. Y que tú abrazaste como una gran idea.
Llegaste a creer más en mí que yo mismo, más en mi potencial
que cualquier otro ser en esta Tierra, pero supongo que todo acaba y
que simplemente un día dejas de creer. O tal vez fue un proceso
largo que no pude ver.
En fin, tu tranquilidad y seguridad vale más que los reclamos de
esta alma que se niega a asumir el final.
Marinero

El mar me recuerda a ti, a la inmensidad de aquel amor. Sentir tus


labios bajo la lluvia y con frío en el cuerpo suplicando que no te
quisieras ir.
Pero al final te fuiste, dejando a este marinero de tus costas, sin
mar y sin velero. Tan solo con la esperanza que algún día, pueda ver
cumplidos tus sueños y así sentir que tu ausencia tiene algún
sentido.
En las noches aún debato en mi memoria si acaso tú me amaste,
si me quisiste como yo a ti, pero ni al caso. Ya eso ni hace
importancia, hoy mi corazón decide latir por alguien más, aunque
aún queda un pequeño espacio que lleva tu nombre y dudo que mi
terco corazón tenga la valentía como para destruirlo.
Terco corazón

Y en una, de tantas noches de soledad me di la oportunidad de


admitir que aún no te he perdonado. No puedo siquiera asegurar que
algún día lograré hacerlo, pues para ello, debería perdonarme a mí
primero.
Lo cual, hoy parece complicado, entre la incertidumbre de lo que
pudo ser, lo que pude hacer y la certeza de mi torpeza hacen de esta
la tarea más titánica que mi terco corazón ha emprendido.
Con la mirada fija a un futuro inexistente y el corazón latiendo por
un pasado caducado, quizás y solo quizás, esta sea la mayor
desdicha que hombre puede pasar.
Hazlo más fácil, por Dios. Sé ese sentimiento del que todo el
mundo planea escapar. Por un momento deja de ser la paz y la
tranquilidad de tus palabras, conviértete en alguien fácil de olvidar.
Por la anécdota

Cuando la mente se había rendido, pues entendió que nadie podía


consolar aquel torpe corazón. Aquel que seguía convencido de un
amor que solo él sintió.
Pero cuando la razón termina, por alguna razón los sentimientos
empiezan a hablar, convenciendo al corazón de continuar. Que solo
fue una anécdota más de cómo el que se entrega y confía, termina
herido.
Y al superarlo, corazón, pudo ver que el sol siempre sale y que
hasta al bosque más congelado en el invierno, le llega el verano.
Y con gran valentía se levantó, una vez más. Se permitió amar a
ese corazón que en medio del duelo siempre estuvo con él, aun
cuando en la oscuridad no logró verla.
Eterna epifanía

Y me dejaste en coma, atrapado entre lo superfluo de un


sentimiento y la epifanía que fue encontrarte y coincidir.
Una y otra vez mi mente se desgarra entre la idea de soltar,
olvidar, enterrar cada rastro de ti; y pelear una vez más por lo que
amo, por lo que quiero en mi vida.
Pero de qué sirve, si ese amor solo fue el espejismo de un
corazón terco que se enamoró de tu corazón indómito, de la fuerza
de tu alma, pero sobre todo de la valentía de tu ser.
Sí, hoy entiendo que nada puedo cambiar, pues ya todo lo he
intentado; y sin temor a sonar egoísta, aquí quedaré en mi camino,
esperando a alguien que llegue a acompañar mi andar y si no eres
tú, igual continuaré.
¿Título?

El tiempo, máquina de tortura que avanza en una sola dirección.


En conjunto a esa epifanía constante, que llega tarde, y te hace ver
lo que debiste hacer, cuando ya no lo puedes hacer.
El dolor de saber que pudiste hacer más, para mantener tu
pedacito de cielo. El tiempo no regresa, y tú tampoco regresarás y
debo aprender a aceptarlo.
Gracias infinitas por ser mi epifanía perfecta, por lo momentos de
tranquilidad y por aceptar a esta alma rota, llena de defectos, pero
con un corazón que siempre te amó.
Luna

Era el desenlace evidente, que Sol terminaría enamorándose de


Luna. Con su tenacidad, su fuerza, su cuerpo pequeño y su mente
enorme, que le permitía soñar y construir realidades.
Al principio, la distancia sería menos que nada. Y en su terco
amor, romperían los límites de la velocidad, para tan solo acariciar a
su amado.
Era evidente que Sol se conformaría con darle de su luz, al ver
que con algo cercano a la arrogancia Luna era capaz de eclipsarlo, a
él, que es 400 veces más "grande"
La lógica podría calcular, que ahí en el centro de su sistema no
tardaría en verle, con sus matices, con sus estaciones, con su
belleza, con sus errores. Cómo no se enamoraría.
Luna, en soledad, empezó a acostumbrarse, era normal sentir el
calor de los rayos de Sol. Y sin importar el esfuerzo, Sol, no tenía
nada que hacer.
Por otro lado, distancia entre Luna y Tierra era perfecta, la ideal
para sincronizar sus bailes, para que los mares de amor, empezarán
a moverse al ritmo de Luna y que poco a poco aquel azul, que
enamoró al poeta, hiciera que Luna se olvidará de Sol.
Reflexionando, en su soledad, Sol se alegró, pues Luna, su eterna
amada, sonreía como cuando el solsticio les acercaba, pero ahora
todos los días.
Titulo:

Aprendí a amarte en libertad, en rebeldía, siendo incontrolable.


También amé cuando eras presa de tus miedos, de tus sombras, de
tus afectos.
Y es que, inevitablemente, aprendí a amar cada rastro de tu ser,
de tu alma, de tu mente y de tu cuerpo (Uff tu cuerpo)
Aprendí a amarte al punto de poner a mis torpes manos a escribir
en papel un sentimiento que no cabía en el corazón.
Aprendí a quererte tanto, que, en la estupidez humana, hasta
estaba olvidando quererme a mí.
Gracias por los sentimientos que despertaste en mí, por los que
dejaste y los que llevaste contigo.
Espero que tu corazón agradezca también los intentos de esta
terca alma de amarte como nadie te ha amado.
A ella

Ella no lo sabía, yo tampoco le diría. Pero en el fondo de mi corazón, aquello lo


sentí como una despedida.
Y en medio de risas y música, con su mano tomando la mía, comprendí que
había acabado y que ya yo no era su amor.
Y capaz pecando de valiente o de cobarde, dije que no podía seguir atado al
sentimiento, ni a ella ni a mí.
Desde hoy, en adelante seré un ex fácil de olvidar. Pues ella merece algo mejor
de lo que le he podido ofrecer y es demasiada cobardía seguir ignorando la
realidad.
Qué sensación es esta, se siente familiar. Recuerda a un tiempo pasado, uno
donde fui muy feliz, un tiempo que hace mucho no recordaba.
Pero esto no es un recuerdo, y las circunstancias no son las mismas. Con pena,
ante ustedes, asumo mi responsabilidad, me he enamorado. He caído ante el
hechizo de sus ojos marrones, de su silueta de mujer, de su risa de niña, pero
sobre todo de la resiliencia de su ser, que cual girasol día a día va tras su idea de
felicidad.
Espero que algún día ella asuma que me ha enamorado y que hoy, por su
obstinada forma de ser, es dueña de cada espacio de este corazón, de esta alma,
de la ínsula y el núcleo estriado de mi cerebro. Ella debe reconocer que no es un
proceso biológico más, y que fue un ataque premeditado a la frialdad que me
escudaban del temor al ser dañado.
Solo espero que continúe admirando los girasoles, llorando por todo, impaciente
y terca, a fin de cuentas, si alguien no es capaz de amarla plena, pues
sencillamente esa persona no sabe amar.
Y sí, esto lo he dicho antes. Pero esta vez siento que debe ser verdad, tengo
que convertirlo en realidad.
¿Título?

¿Qué tanto somos esencia, qué tanto somos el resultado de las condiciones de
la vida?
En la ignorancia de vivir, solemos perdernos tanto, al punto de no poder
reconocer quién fuimos.
Acaso alguna vez fuimos mejores o solo es el reflejo de un corazón que
justifica.
¿Quién está dispuesto a aceptar sus errores, su maldad?
Somos muy mezquinos para ello, o nos han convertido en símbolo de
mezquindad en justificación del "Desarrollo".
La humanidad hoy posee sociedades más desarrolladas, sin humanidad,
minimizada a una panacea imposible.
¿Realmente es avance, o es retroceso silencioso a la barbarie?
No puedo ser tan pretencioso como para creer que tengo la respuesta. Pero si
me tocará responder, cada día somos más desarrollo y menos sociedad, menos
amor y más razones de peso, menos idea y más idealismo.
Gladiador

Revestido de hierro y cuero, pretendiendo estar listo para


encontrarme con la muerte. Después de huir durante años de ella,
hoy la saludo como a una vieja amiga.
Bajo la armadura escondo las heridas de miles de guerras,
algunas victorias y tantas derrotas. He vivido la traición, así como la
mayor muestra de lealtad, la felicidad del rocío y el terror de
sangrientas contiendas.
Me mantuve firme en mis convicciones, esas que hoy no me
terminan de convencer, esas que hoy parecen vagas y sin sentido.
Después de empuñar mi espada, al punto que mi mano no puede
soltarla, de qué vale la filosofía del hombre. Qué consuelo podré
conseguir en medio de esta aflicción incurable.
Hasta aquí me trajo esta cruzada que pretendí llamar vida, hasta
aquí llega esta épica aventura, que en búsqueda de EL PODER, me
demostró que la grandeza no es más que la panacea de los
hombres, pretendiendo justificar la barbarie.
Pero de qué sirven los delirios de este soldado.
Titulo:

Al final, la vida tiene poco que ver con la fuerza, la inteligencia o el


esfuerzo.
Mientras tiene todo que ver con la constancia.
Y es que, si ves en retrospectiva, si analizas lo que has pasado,
los momentos vividos, buenos o malos, son pequeñas piezas en el
mosaico de tu vida, donde ninguno es más o menos importante.
Donde entre todos completan el croquis de quien ha vivido, donde
hay espacio para nuevas victorias, nuevas derrotas, felicidades y
tristezas.
Y entre toda la locura de vivir, el escribir es la forma más sana de
asesinar tus demonios, de capturar tus alegrías. De contar la historia
que sigues, sin entender, pero que le hace sentido a otro ser tan
perdido como tú, que intenta vivir.

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