Reporte de Lectura DCCI

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON

FACULTAD DE PSICOLOGIA

Diagnostico cognitivo conductual l

Reporte de lectura

Fernanda Gámez Quintanilla


Matricula: 1998274 Grupo: 006
Historia de la Terapia Cognitivo Conductual

▪ lván Petróvich Pavlov (1849-1936)

Tras terminar el doctorado en 1883, amplió sus estudios en Alemania, donde se especializó en
fisiología intestinal y en el funcionamiento del sistema circulatorio. En la siguiente década su
trabajo estuvo centrado en la investigación del aparato digestivo y el estudio de las
secreciones gástricas.
▪ John Broadus Watson (1878-1958)

Fundador de la Escuela Conductista, su convencimiento de que los contenidos de la mente y la


conciencia no podían someterse a ningún análisis objetivo le llevó a proclamar la conducta
manifiesta como el objeto único de estudio de la psicología. Sus postulados se dan a conocer
con la publicación en 1913 de su emblemático manifiesto La Psicología tal como la ve el
Conductista.

La Terapia de Conducta (TC) hace su aparición en el escenario de los tratamientos psicológicos


a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, como alternativa radical a las psicoterapias
imperantes de la época, posicionándose especialmente frente al modelo psicoanalítico.

Alguno de sus representantes más acreditados ha argumentado que la TCC debe considerarse
como un conjunto de técnicas eficaces, sin obedecer a ningún modelo terapéutico. Desde un
punto de vista fenomenológico, podemos señalar cuatro rasgos obvios de la TCC en la
actualidad:

• Primero. La TCC es un ámbito de intervención en salud que trabaja con respuestas


físicas, emocionales, cognitivas y conductuales desadaptadas, de carácter aprendido.
• Segundo. Al tratarse de un ámbito de mejora de la salud, la TCC cuenta con técnicas y
programas específicos para diferentes problemas y trastornos, cuya aplicación cuenta
con un tiempo limitado en comparación con otras psicoterapias a largo plazo.
• Tercero. La TCC ti ene en general una naturaleza educativa que puede ser más o
menos explícita.
• Cuarto. La TCC posee en esencia un carácter autoevaluado a lo largo de todo el
proceso con continua referencia a la metodología experimental y énfasis en la
validación empírica de los tratamientos.

2. Raíce s históricas te mpranas de la Te rapia de Conducta

La escuela conductista estaba directamente influida por el positivismo lógico del Círculo de Viena,
un grupo de filósofos que argumentaba y defendía la necesidad de traducir el conocimiento del
mundo a observaciones físicas. Consideraban cualquier otra cosa pura especulación. El
conocimiento según el positivismo lógico debía fundamentarse en la observación y debía
verificarse a través de ella. Estos principios fueron recogidos y aplicados directamente a la
psicología por el conductismo.

3. Base s te óricas y me todológicas de la Te rapia de Conducta

Entre ellos, las aportaciones de la investigación sobre aprendizaje de principios del siglo XX son
consideradas los cimientos básicos que permitieron el anclaje posterior de la estructura de la TCC,
y siguen siendo a día de hoy elementos esenciales en muchos acercamientos terapéuticos
cognitivo conductuales.

Para Watson la psicología debía ser una disciplina totalmente objetiva, dedicada a la predicción y
control de la conducta. Los principales principios del conductismo (término acuñado por él) eran
los siguientes:

1. El objeto de estudio de la psicología es la conducta manifiesta


2. La metodología de la experimentación animal
3. El conductismo supone una ruptura radical con las corrientes psicológicas
4. La conducta se explica en términos de condicionamiento clásico

Conside racione s sobre la prime ra ge ne ración de te rape utas de conducta

Los casos expuestos de esta primera generación de terapeutas de conducta exhiben ciertos rasgos
comunes (O ' Donohue, 2009):

• La extensa base de conocimiento sobre la investigación de aprendizaje que exhiben todos los
clínicos (investigadores).

• La aplicación clínica de lo que se consideraban los resultados más actuales de la investigación


sobre aprendizaje.

• La visión de la aplicación clínica como formando parte de un programa de investigación y terapia


más general.

El enfoque cognitivo y la llamada terapia cognitiva van a desarrollarse y difundirse rápidamente a


partir de la publicación de la obra de Mahoney (1974) Cognition and behavior modification.
Muestra de ello es la creación, por Mahoney, en 1976 de la revista Cognitive Therapy and
Research.

Desde el punto de vista de la intervención terapéutica se insiste en el abordaje de los procesos


cognitivos, por ser éstos el determinante principal del compo1tamiento. El objetivo es una mejor
comprensión de los problemas clínicos mediante un acercamiento más complejo y que, por tanto,
resultaría más adecuado para el tratamiento de estos. Otro rasgo destacable es su énfasis en el
método científico que no sólo no abandonan de la generación anterior, sino que sigue siendo una
de sus señas de identidad.
Una de las clasificaciones más conocidas de las terapias cognitivas es la Mahoney y Arnkoff de
19781 , a pesar de los años sigue teniendo utilidad y vigencia. La división propuesta por estos
autores fue la siguiente:

a) Técnicas de reestructuración cognitiva:

Están centradas en la identificación y cambio de las cogniciones (creencias


irracionales, pensamientos distorsionados o auto verbalizaciones negativas) que están
determinando o manteniendo el problema. Los modelos de reestructuración cognitiva
se centran en el significado, analizan la racionalidad de los pensamientos o creencias y
enseñan al paciente a pensar de manera correcta, atacando los errores o distorsiones
que pueden estar produciéndose en el procesamiento de la información.

b) Técnicas para el manejo de situaciones:

Persiguen enseñar habilidades para que un individuo pueda afrontar adecuadamente


diversas situaciones problemáticas como las caracterizadas por el estrés o el dolor por
ejemplo. Con este objetivo se puede citar: el Entrenamiento en Inoculación de Estrés
de Meichenbaum (1977; 1985) y las técnicas de Manejo de la Ansiedad de Suinn y
Richardson (1971 ).

c) Técnicas de solución de problemas:

Dirigidas a corregir el modo en que la persona aborda los problemas, facilitándole un


método sistemático para resolver este tipo de situaciones.

Estado actual de las Te rapias Cognitivas

Esta propuesta entronca con la tradición de Skinner y con la primera generación de terapeutas de
conducta, ajustándose a la llamada metáfora del condicionamiento.

La metáfora del procesamiento de la información, propia de la segunda generación, considera la


mente como una computadora y está a la base de las terapias de reestructuración cognitiva
(terapia Cognitiva de Beck y Terapia Racional Emotiva Conductual de Ellis).

Por último la metáfora de la narración constructiva (Meichenbaum, 1995b) articula las terapias
cognitivas constructivistas y es propia de la tercera generación. Esta perspectiva se basa en la
concepción de que los humanos construyen activamente sus realidades personales, es decir, crean
sus propios modelos representativos del mundo.

Sin embargo, a pesar del gran desarrollo de las terapias cognitivas, de su extensa implantación y
de su reconocida utilidad en diversos trastornos, han sido cuestionadas por muy diversos motivos,
unas veces desde su mismo ámbito, otras desde posiciones opuestas, como el análisis conductual
aplicado. Se citan a continuación algunas de las objeciones principales realizadas:

• La falta de definición e imprecisión en los términos utilizados desde el propio enfoque


cognitivo. La propia etiqueta "cognición", o la indiferenciación entre contenidos cognitivos
o productos.
• La deficiente sustentación en los conocimientos provenientes de la psicología cognitiva
(Seligman, 1988). Aun cuando hay esfuerzos, real izados por diversos autores (Teasdale,
1993) por aproximar los acercamientos terapéuticos a las investigaciones real izadas en el
ámbito de la psicología cognitiva, las terapias cognitivas no pueden considerarse
desarrollos tecnológicos de la psicología cognitiva (Feixas y Miró, 1993).
• La falta de datos sobre la existencia de cambios cognitivos reales en las estructuras,
procesos y contenidos después de las terapias cognitivas. En buena lógica, cabe suponer
que su eficacia se deba, tal como defienden los autores, a los cambios que operan en las
creencias o en la forma de procesamiento de los pacientes.
• Las dificultades metodológicas derivadas de la evaluación de las cogniciones y de los
cambios producidos mediante procedimientos cognitivos (Echeburúa, 1993), además de la
falta de sistematización del proceso de intervención en algunas terapias.

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