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1. Introducción
El fenómeno del meme ya ha inspirado multitud de estudios en el campo de la
estética,
pues su presencia en nuestra vida cotidiana es palpable. A fecha de hoy puede
decirse
que hay unas definiciones más o menos consensuadas sobre este fenómeno, a saber,
que se trata de un medio digital que mediante ciertas técnicas de edición nos
permite
expresar ciertas ideas con bastante precisión. En otra ocasión traté de ofrecer una
explicación específica sobre el meme como fenómeno humorístico, o mejor dicho, como
generador o amplificador de la comedia. Considero que las investigaciones
realizadas
sobre el fenómeno de los memes se centran demasiado en definirlos como una forma
comunicativa, pero cualquiera puede comprobar que el uso prioritario que se le da a
tal formato es para la comedia. Por lo tanto, al hablar sobre los memes creo
necesario
hablar asimismo de la comicidad, y es por ello por lo que mi tesis afirma lo
siguiente:
que el meme, por sus cualidades, ofrece un formato que ha posibilitado un fenómeno
al
que yo llamo la “democratización del humor”, y que consiste en la abolición de
códigos
definidos para avisar de que se entra en una comunicación cómica, haciendo así que
cada cual use su propio ingenio para crear o identificar una nueva plantilla
dialógica
con la que formar un meme, generando así una suerte de competitividad humorística
y una expansión constante de las temáticas con las que puede hacerse la comedia.
El humor ha conseguido desvincularse de la dependencia de una institución, porque
el poder ahora lo tienen los usuarios. De ahí que el meme también haya generado lo
que llamo el “humor líquido”, en tanto que le abre constantes puertas a la comedia,
haciendo que ésta pase a invadir casi cualquier aspecto de la realidad, y no sólo
eso,
sino que el criterio humorístico pueda fluctuar continuamente en base a las
plantillas
dialógicas que sencillamente la realidad nos ofrece. De igual manera, el acceso
masivo a lo cómico que representa el meme estimula una adicción al humor y por
tanto una sobreproducción de contenido cómico. A tal punto ha llegado ese fenómeno
que muchas veces la risa no es el objetivo principal de la creación memética, sino
la
pura exhibición, no sólo de las técnicas meméticas sino también de la posición que
nosotros tomamos en la realidad respecto de un tema concreto1
, y que da lugar a un
intercambio constante de referencias humorísticas que sirven para propósitos
extracómicos, como por ejemplo definir una posición política o sencillamente
desafiar los
propios códigos humorísticos heredados de la sociedad. La potencia comunicativa
del meme abre un campo de interacción “en el que la risa menor, dominante, intenta
zafarse sistemáticamente de la risa mayor y sus derivaciones” (Citado en García,
Agnés; 2020, p.154). Es aquí donde se abre una ventana de exploración para el
meme. Y es que en vista de las posibilidades comunicativas de los memes y de las
1. Mismamente de la forma de hacer la comedia, de la misma manera en que se arguye
que
las ventajas del arte contemporáneo son favorecer una reflexión sobre el propio
arte.
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reacciones sociológicas que generan, es por eso por lo que he decidido intentar
resolver la siguiente pregunta: ¿pueden los memes ser una obra de arte?
Básicamente nos ponemos en una tesitura en la que estamos considerando que el
meme, perteneciente fundamentalmente al ámbito de la comedia, puede alcanzar
un nuevo estatus que vaya más allá del mero entretenimiento. Hay suficientes
antecedentes para iniciar una investigación al respecto, pues los memes ya se han
colado en museos y otros espacios artísticos. Y no sólo eso, sino que los memes
han conseguido fundar espacios propios donde exponerse. Muchos usuarios han
impulsado “instituciones”2
que tratan de reivindicar esta nueva función artística y
expositiva, como por ejemplo el Instituto Nacional de Bellos Memes3
o el Ministerio
de Artes y Memes4
. Y al margen de la labor que los usuarios más ávidos de contenido
puedan hacer, cada vez surgen más espacios convencionales donde se exponen
memes. En 2016, en el barrio londinense de Peckham, la artista Maisie Post presentó
en el Holdron´s Arcade una exposición titulada “What do you meme?”5
, donde se
reivindicaba el carácter “democrático” de los memes como forma de arte. En 2018, el
Museo de la Imagen en Movimiento, en Nueva York, realizó una exposición de memes
cuya temática era una simple exhibición cronológica sobre el desarrollo memético en
Internet6
. Al año siguiente, el Museo de la República, en Río de Janeiro, realizó otra
exposición en colaboración con la Universidad Federal Fluminense7
. Además, todos
estos ejemplos no expresan una suerte de movimiento social residual, pues podemos
poner como ejemplo a la cuenta de Facebook “Classical Art Memes”, que cuenta con
más de 5 millones de seguidores8
.
Ahora, al margen de las plataformas que se creen para la difusión, hemos de
analizar
en detalle cuál es el contenido de esos memes que buscan reivindicarse como obras
2. Entrecomillo en este caso el concepto de institución en el sentido en el que lo
expone
George Dickie, para quien la percepción del arte debe llevarse a cabo desde un
contexto o
atmósfera de teoría artística.
3. https://www.facebook.com/INBMoficial
4. https://www.facebook.com/MAME.MinisteriodeArtesyMemes/
5. https://www.kickstarter.com/projects/109942687/what-do-you-meme
6. https://nyulocal.com/when-memes-meet-art-two-decades-of-memes-at-the-museum-of-
themoving-image-ed44aba67028
7. https://www.uff.br/?q=noticias/18-04-2017/uff-inaugura-primeiro-museu-de-memes-
do-brasilhttps://www.uff.br/?q=noticias/18-04-2017/uff-inaugura-primeiro-museu-de-
memes-do-brasil
8. https://www.facebook.com/classicalartmemes/
163
de arte. En alguno de estos eventos los memes expuestos tienen que ver con una
temática artística en sí misma, es decir, parodiando obras de arte ya conocidas o
usando su contexto para desvirtuarlo, con técnicas como la de la intertextualidad,
que
en palabras de Luis Gabriel Arango Pinto sería lo siguiente:
“Así, de acuerdo con la teoría literaria, la intertextualidad consiste en la
presencia en
un determinado texto de contenidos, temáticas, modos de expresión, estructuras o
estilos, procedentes de otros textos, los cuales pueden ser incorporados en forma
de
citas, paráfrasis, imitaciones, parodias o mistificaciones, entre otros.” (2017,
p.312)
En la imagen de abajo podemos ver una representación de una parodia que utiliza
la obra de Goya, Saturno devorando a sus hijos y el personaje Pepe The Frog. La
intertextualidad es clara en cuanto a los contenidos. De por sí la imagen tiene
cierta
gracia simplemente al reconocer a la famosa rana vinculada a la derecha alternativa
americana, pero además, según el nivel del consumidor podría amplificarse la
comedia,
teniendo en cuenta que el entorno de Donald Trump hizo una especie de campaña
de apoyo a la marca de alimentos Goya, por lo que la mezcla de referencias es muy
potente. El uso de una plantilla que ya es una obra de arte en sí misma suscita la
cuestión de si el meme puede ser arte, porque el trabajo de descontextualización y
resignificación en la misma es notable.
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En el siguiente ejemplo vemos un uso ingenioso de la Mona Lisa, a la que se le
superpone una mascarilla mientras bebe ridiculamente una cerveza Coronita a través
de un agujero, aludiendo a los nuevos hábitos que la sociedad tuvo que adquirir en
época de pandemia, siendo una creación muy pertinente que busca la risa en la
referencia al contexto pandémico en el que la sociedad llegó a encontrarse.
Cuando nos encontramos con memes cuyo contenido de base son obras de arte
reconocidas podemos advertir que el mecanismo consiste en un traslado del contexto.
Es decir, no es que se pretenda modificar las intenciones originales del artista o
el significado convencional que la obra tiene para la mayor parte del público, sino
simplemente exhibir el potencial contextual que la obra tiene de por sí. Por
ejemplo,
podría usarse el cuadro de “Baco niño” de Guido Reni para aludir a alguna situación
cotidiana escatológica que nos suscite risa. En los memes de temática artística
queda
constatada la potencia transgresora de la intertextualidad, la superposición de
texto
en la imagen o el simple acto de renombrar a la obra de arte de manera ingeniosa.
El
texto le impone un nuevo contexto a la imagen, ilustrando su nuevo espacio donde
se da una supuesta situación cómica. Pero por ejemplo, cuando vemos un meme
relacionado con alguna pintura manierista tenemos que considerar que para que sea
viable el hecho de que un pastiche que involucre a una obra de arte, digamos, de
culto,
sea también una nueva obra de arte hay que tomar en consideración lo siguiente, a
saber, que estamos redireccionando los significados de una obra previa para crear
una nueva. Y concretamente, este redireccionamiento se dirige hacia la comedia.
Por tanto, la pregunta es: ¿la comedia puede invadir o suplantar al arte? Es sabido
que lo que hacemos en la creación memética es, en primer lugar, descontextualizar,
despojar del valor originario al elemento audiovisual que estemos utilizando como
base. Estamos, por tanto, reclamando la mera superficialidad de ese elemento, su
165
potencial como vinculador de significados. Aquí ya cumplimos la primer
característica
esencial que para Carroll debería de tener el arte de masas, porque en el caso de
que utilizásemos una obra de arte considerada como de culto podríamos “exponerla”
(con las modificaciones pertinentes) a un público no ilustrado en ese tipo de arte.
En
este sentido, la comedia puede ser la autopista que conecte al arte distinguido del
arte
de masas. Para los amantes del arte distinguido esto podría ser una buena noticia,
porque el meme serviría como un canal para que el arte minoritario pueda exhibirse
y revalorizarse. Aunque también podría verse a tal desvirtuación de los
significados
originales como una especie de ofensa para la obra misma. En todo caso lo que sí
queda claro es que bajo la lógica del meme cualquier elemento artístico o
audiovisual
-sin importar su estatus- puede entrar en juego como materia prima desde la que
extraer nuevo arte cómico.
Antes de entrar a valorar la cuestión principal sobre el potencial que tiene el
meme
como obra de arte vamos a comentar las prácticas habituales que han
interrelacionado
el mundo de la comedia y el mundo de la mera exposición artística hasta ahora y que
precisamente han motivado ensayos como este.
Este meme es extraído del Instituto Nacional de Bellos Memes, y en él se plasma la
decadencia progresiva a la que se ve abocada toda una generación. Más allá de lo
gracioso que pueda ser, el mensaje es contundente y muy probablemente tenga el
potencial como para que entre la risa, surja una reflexión.
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2. Definición del arte de masas en Carroll
Intentaremos hacer una aproximación al concepto de arte de masas utilizando las
tesis aportadas por Noel Carroll, ya que a pesar de las numerosas investigaciones
que puedan haber en el campo de la estética relevantes sobre este asunto, creo
que Carroll es el filósofo que más nos puede servir para esta ocasión dadas sus
incursiones en este tema, con la publicación de su libro Una filosofía del arte de
masas, donde recopila no sólo sus propias visiones sobre el tema sino también las
aportaciones anteriores de otros autores. En primer lugar, Carroll asume que se ha
estado generando una “cultura” de masas que está reclamando un lugar junto a las
culturas que podemos llamar “locales” o “indígenas”. Y en lo que respecta no ya a
la
mera cultura sino al arte de masas, hemos de tener claro desde el primer momento
que estamos hablando de un tipo de contenido completamente reproducible -oséase,
industrializado- sin dependencia de ninguna ubicación espacial (siguiendo las tesis
de
Benjamin sobre la reproductibilidad técnica9
). Para nuestro trabajo, podemos incluir
al sentido del humor dentro de esa cultura de masas genérica que está abriéndose
paso globalmente. Podemos afirmar, por lo pronto, que las masas han demostrado un
gusto por el formato meme como forma de entretenimiento cómico. El meme, por el
formato que ofrece, implica, como dije al comienzo, una democratización del humor,
por lo que valorando al mero formato podemos decir sin temor a equivocación que
se trata de “cultura de masas”. Lo que hemos de comprobar es hasta qué punto las
características de este fenómeno cultural encajan con los criterios estéticos de
Carroll.
En Una filosofía del arte de masas encontramos definiciones muy esquemáticas de
cada tipo de arte que el autor decide analizar, por ello en lo que concierne al
arte de
masas puede Carroll dice lo siguiente:
“X es una obra de arte de masas si y sólo si (1) x es una obra tipo o de múltiples
ejemplares, (2) producida y distribuida con la tecnología de masas, (3) concebida
intencionadamente para inclinarse por su estructura hacia aquellas opciones que
prometen la accesibilidad con menor esfuerzo, al menor contacto, al mayor número
de público sin instrucción (2002, p. 174)”.
Cabe decir que las definiciones que Carroll ofrece son para contraponer al arte de
masas frontalmente con el arte de vanguardia, el cual es un tipo de arte que
restringe
a aquella parte del público que no está lo suficientemente instruida sobre ese tipo
de
arte en cuestión y que por tanto, es un arte de tipo elitista. A colación de éste
encuentro
interesante la siguiente afirmación:
9. De hecho Benjamin afirma sobre la “cercanía” lo siguiente: “Hacer que las cosas
resulten
espacial y humanamente “más cercanas” es un deseo de las masas tan apremiante y
apasionado como su tendencia a negar, a través de la reproducción, la unicidad de
las cosas.”
(2010, p.19)
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“Tomándole prestada la terminología a Pierre Bordieu, cabe afirmar que las obras
del
arte de masas se dirigen a la satisfacción del goce, mientras la vanguardia
persigue el
deleite.” (Ruiz Moscardó; 2018, p.41)
En lo que respecta al arte de masas podemos apreciar cómo las características
ofrecidas por Carroll podrían encajar también con el fenómeno de los memes, aunque
habría ciertos matices que apuntalar. Por ejemplo, la primera condición se
cumpliría a
medias, pues realmente en la creación memética lo que se genera es un único
ejemplar,
aunque bien es cierto que al tratarse de un archivo digital éste puede replicarse y
expandirse infinitamente. Y de hecho, en muchas ocasiones la persona creadora del
meme da por sentado que eventualmente ese meme será “copypasteado” en algún
otro lugar. La segunda condición, por contra, se cumple rotundamente. Los memes son
producidos en programas de edición de imagen sumamente conocidos y distribuidos
principalmente en redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, etc). La tercera
condición es la más compleja de analizar, porque también se cumple a medias, puesto
que la distribución en redes sociales sí garantiza la mayor accesibilidad al
público de
masas, sin embargo, no está claro que la intención en la creación y difusión de un
meme sea la de llegar al público de masas, pese a que el medio de difusión sea un
medio de masas. Es decir, a partir de las dinámicas del mundo memético se establece
una “comunidad genérica”, que es la que aúna a todos los usuarios de memes, pero
las
temáticas sobre las que se hacen los memes crean microcomunidades de referencias
con acceso restringido, al menos presumiblemente. No obstante, considero que
Carroll
ofrece un cierto mapa argumentativo que puede ayudarnos a aclarar este asunto de
la accesibilidad.
“Aquí hay que decir que ser accesible es un rasgo propicio de una obra qua obra
de arte de masas, ya que se corresponde con cierta intención (…). Hay varias
razones al respecto. La primera es que la obra de arte de masas no pertenece
sólo a la categoría del arte de masas. Por lo general, también se adscribe a un
género. Su valoración no depende sólo de su éxito como ejemplo del arte de
masas, sino también según los criterios de valor del género al que corresponde,
ya sea suspense, romance, ciencia ficción, melodrama o terror.” (2002, p.18).
Lo que de aquí podemos extraer es que en los memes hay también muchas categorías,
como por ejemplo los memes de temática artística que hemos mencionado antes, así
como también de temática deportiva o relativas a fandoms de series o libros. Por
ejemplo, lo que hemos de dilucidar es si una microcomunidad de referencias como
la que pudieran formar los seguidores de una serie (que no sea en especial hecha
para las masas, para no complicar más la cuestión) como Evangelion implica que los
memes vinculados a ese género tendrían relación con las masas. En principio habría
168
que decir que no, porque la intención en la creación del meme es que llegue a la
microcomunidad en cuestión, y no a las masas en general, que no tienen por qué
estar
ilustradas sobre esa serie. A propósito de esto, en lo que concierne al arte de
masas
cabe decir que una obra puede ser parte de ese tipo de arte aunque la intención no
sea
la de dirigirse a un público de masas. Si acudimos simplemente a las
características
técnicas que componen al meme, es decir su formato mismo y las plataformas desde
las que se exhibe, podríamos pensar que al meme no le queda más remedio que ser
arte de masas, porque el meme nace y muere en Internet y en las redes sociales.
De la misma forma que Carroll habla a propósito de la concepción de McLuhan de
la televisión como democrática, porque estimula la participación (2002, p.141), sin
tomar en consideración el tipo de contenido que se emita, quizá podría decirse lo
mismo del meme. Sin embargo, eso no quita que el meme pueda ser un arte de tipo
“vanguardista”, de acuerdo a la definición que ofrece Carroll sobre el
vanguardismo, y
que es un tipo de arte que exige cierto bagaje e implanta restricciones a su
acceso. Y es
porque Carroll afirma que el arte de vanguardia puede ser producido y distribuido
con
un medio de masas (2002, p.179), pero eso no implica que pase a ser arte de masas.
Algo similar ocurre a mi juicio con determinados memes. La relación con los medios
de
masas es una condición necesaria para ser arte de masas, pero no suficiente (2002,
p.168). Este argumento merece ser reforzado a juicio de Carroll, en la medida en
que
ha de responder a las objeciones planteadas por David Novitz en relación al
criterio
de accesibilidad. Y es que Novitz cree, al parecer, que todo arte, sea de masas o
no,
requiere de un público instruido. Lo que Carroll propone es que la estructura y el
estilo
de ese tipo de arte condiciona al contenido mismo que la obra quiera tratar, porque
si
el principal objeto de la creación es la accesibilidad al público de masas tiene
sentido
pensar que el contenido se inclinará a satisfacer a su vez a la mayor cantidad de
gente posible. Es como si una banda de ópera utilizase el auto-tune en el estudio
de grabación, no tendría sentido porque no satisfacería ni al nicho al que le guste
la
ópera ni tampoco al público de masas. De igual modo que una compañía de teatro
probablemente sería reacia a difundir sus obras por una plataforma como Youtube,
dado que su nicho que le proporciona ganancias está en el tipo de espectador que
disfruta de lo que tiene de ritual asistir a un teatro, y de la misma manera el
público
de masas que consume Youtube no suele estar interesado en consumir obras de
teatro por esa vía. O podríamos poner también de ejemplo un poeta clásico con sus
estructuras métricas y rimas que quisiera compartir sus obras por Instagram, cuando
el público de esa red social no se detiene tanto en leer un gran texto. Por tanto,
según el razonamiento de Carroll, la estructura de producción y difusión determina
el propio contenido temático de la obra. En este sentido, no obstante, considero
que
la estructura formal de los memes no es necesariamente arte de masas (aunque sí
lo termine siendo en la mayoría de los casos), pero sí queda claro que tomando los
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requisitos de Carroll, sí puede ser, al menos, arte. La razón de ello la expondré a
continuación.
3. La tecnología NFT como impulsora del meme artístico
Sabemos ya que el meme es un formato que posibilita la expansión del humor y la
creatividad audiovisual. Pero en lo concerniente al hecho de que el meme cambie
su estatus de objeto de entretenimiento a obra de arte tenemos que encontrar otro
formato adicional. Este formato es el NFT (non-fungible token).
Hay una serie de características básicas que pueden ayudarnos a entender qué
es un token no fungible. Una de ellas, y la que da consistencia a la no-
fungibilidad
es la unicidad, y es precisamente la que consigue que los archivos digitales, que
pueden ser replicados con mucha más facilidad que los objetos tangibles, consigan
ser activos irreplicables. Esto, a parte de irreplicables, los hace distinguibles
entre
sí, que es lo que no sucede con otros criptoactivos, que sí son fungibles y por
tanto,
perfectamente intercambiables. A pesar de sonar paradójico, el creador del NFT
tiene
el poder de certificar su creación como original, abriendo la puerta a todo a un
mercado
especulativo de activos cuyo valor suele ser aportado o bien por la persona
creadora
del activo (un artista reconocido como Beeple) o bien por tener un tratarse de un
objeto digital cuya trascendencia en los submundos de Internet es notoria (el
primer
vídeo publicado en Youtube de la historia o un tuit muy viral) o bien como producto
coleccionable relacionado a alguna esfera del entretenimiento lo suficientemente
reconocida (cromos de la NBA o de juegos como Magic: The Gathering)10. La siguiente
característica que refuerza a la unicidad del activo es su indivisibilidad. A
diferencia de
las criptomonedas, que sí pueden fragmentarse en unidades más pequeñas, el NFT
es una entidad única. No puede adquirirse una el activo de manera fraccionada. Sin
embargo, el elemento más revolucionario en cuanto a su comparación con el mercado
clásico de activos especulativos es la indestructibilidad. Un token no fungible, al
ser
digital, no puede romperse ni eliminarse, porque su existencia queda constatada en
una cadena de bloques a través de un contrato inteligente. Por lo tanto, en un
activo
digital de este tipo el valor añadido de la fragilidad queda descontado.
El último rasgo que a mi juicio es de suma relevancia para fomentar su adopción
masiva es el de la verificabilidad. En el mercado del arte convencional es habitual
que
existan problemas para verificar la autenticidad de las obras, pero dentro de ese
gran
libro de cuentas que es blockchain cada transacción realizada con el activo queda
10. Estos ejemplos son los más típicos que pueden encontrarse cuando se navega en
webs
de NFTs, pero realmente desde la pura teoría del NFT, cualquier activo en la vida
real, tangible,
puede ser tokenizado y ofrecido al mercado como NFT.
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registrada en él y puede consultarse en cualquier momento. Dicho de otra manera, el
activo siempre cuenta con una trazabilidad de la que no puede escaparse.
Reuniendo todas estas características podemos decir que contamos con un nuevo
formato que amplía las posibilidades de creación y difusión. Ahora lo que tenemos
que dirimir es en qué medida este nuevo formato sirve de plataforma para que el
meme irrumpa en el mundo del arte. Hasta ahora hemos visto que este mundillo tiene
un propósito claro, y es el de actuar en un mercado. En cierta medida, y hablando
exclusivamente del mundo del arte, este nuevo criptoarte salido de la tecnología
NFT
confirma a mi juicio las tesis de Dickie sobre el mundo del arte como el consenso
de unas instituciones con unos intereses. En este caso queda claro desde el primer
momento que todo el arte que se produzca en estas plataformas está fundado
por unas instituciones económicas con un interés en encontrar reservas de valor.
Por lo que, desde mi perspectiva, estamos ante un tipo de arte que se define a sí
mismo sin hipocresías. También a propósito de esta observación podría aducirse
una nueva ventaja del formato NFT como posibilitador del criptoarte, que es una
mayor democratización en la difusión. Si bien es cierto que un mercado de estas
características va a ser dominado por las “ballenas”11, el acceso a publicar la
obra es
abierto a cualquier usuario/creador. Este tipo de formato depura otra pesada carga
que adolece al mundo de arte, que es la dependencia de los “críticos”. En este
sentido
es interesante la observación que hacen en el ensayo Los memes: Prácticas
artísticas
participativas en el ciberespacio:
“Los memes forman parte de la capacidad de generación de contenido de
los usuarios de Internet y en el campo de las artes contribuyen a levantar la
“restricción institucional” to the happy few, de que solo algunos “escogidos”
pueden indagar, reflexionar, expresar o experimentar con lenguajes artísticos o
“hacer obra””.(González Acosta; Amoroso Peralta; Rodríguez Rodríguez, 2020,
p.5).
He aquí el primer gran argumento por el cual podemos esgrimir que el formato NFT
catapulta al meme hacia el estatus de obra artística, y es que los criterios que
valoran
a los memes son los usuarios, por lo que en caso de que cualquier meme fuera
expuesto en una galería NFT y puesto en una subasta serían esos mismos usuarios
quienes sabrían de antemano si ese meme reconvertido a obra de arte tiene valor o
no (y cuyo criterio básicamente es la viralidad previa que tal meme haya
alcanzado).
En el mundo del arte, como sabemos, hay unas restricciones considerables impuestas
por las instituciones que constituyen al arte, por lo que el acceso se dificulta.
En cierto
modo, podemos ver cada vez con más claridad que el mundo del arte, ya sea el más
11. Este término se refiere a los grandes inversores.
171
antiguo o el más moderno, siempre está regido por agentes económicos. No quiero
caer en un cliché, pero el ejemplo del NFT exhibe cómo se construye desde cero
una estructura institucional que configura completamente la producción y
distribución
del arte, y que nos pone en relieve cómo funciona no ya este nuevo mundillo, sino
también cómo funcionaba el anterior, al cual quizá no hemos podido hacerle el mismo
seguimiento por la gran vigencia que le acompaña. Esta observación no es infundada,
en tanto que ha habido gran cantidad de polémica alrededor del fenómeno NFT. Las
críticas que principalmente se han vertido han sido justamente aludiendo al
carácter
especulativo del fenómeno, pero como digo, esta crítica es posible porque estamos
viendo nacer a este nuevo mundo de arte, por lo que a mi parecer es una crítica
injusta, en la medida en que no se aplique del mismo modo, con la misma virulencia
hacia el mundo del arte “normal” al que nos hemos habituado.
En este ejemplo tenemos uno de los NFT que mejor se han vendido, y que es el meme
de Bad Lucky Brian, un meme recurrente en los foros de Reddit, y que consiste en la
foto de graduación escolar de un chico llamado Kyle, cuya cara ha servido de
plantilla
dialógica para multitud de memes basados en la intertextualidad de situaciones
calamitosas. El meme se vendió por el precio de 20.00 ETH, cuyo equivalente en
el momento en que se vendió fueron unos 36.000 dólares. Esto nos deja entrever
que al menos desde un prisma puramente material, un meme puede ser un activo
altamente cotizado en el mercado, iniciando así un gran precedente para el mundo
de los memes en su incursión al mercado de “creaciones artísticas o digitales”. Con
lo
que, sea cual sea el criterio que se esgrima para defender a los memes como posible
arte, al menos sabemos que hay un respaldo económico está ahí para potenciar una
nueva institución que reivindique tal estatus artístico.
172
4. La invasión de la comedia al arte
De todas formas, uno de los asuntos clave es pensar que en el supuesto caso de
que los memes finalmente se establezcan como un género artístico más y llegasen a
copar espacios considerados como“artísticos” desde las principales instituciones,
no
cabe duda de que la experiencia estética no va a ser la habitual, que bajo el
criterio
de Carroll sería la que proporciona el arte “aurático” (2002, p.116), sino que
cambiaría
por completo el enfoque estético. Estaríamos hablando de un arte cuya deleitación
tiene que ver con la risa. En el caso de que se tratase de memes cuyo contenido sea
específicamente dirigido hacia las masas sería favorable a juicio de Carroll, ya
que
considera que el arte de masas favorece la disociación con el objeto e impide ese
supuesto momento de éxtasis estético que genera el arte vanguardista o elitista,
por
lo que se adquiere más fácilmente una perspectiva crítica hacia la obra. Obviamente
en este caso, estamos hablando de que el arte memético se valora mediante un
nuevo criterio estético, el de la risa. En cierto modo un criterio artístico basado
en la
risa sería favorable a mi juicio, ya que simplificaría mucho el criterio para
valorar las
obras. Aparejada a la risa iría también la admiración hacia la manufactura del
meme,
que valoraría principalmente el nivel de ingenio del artista. Si hace gracia la
obra es
buena, si no hace gracia puede ser o porque es mala o por desconocimiento hacia la
referencia involucrada en el meme. Es más sencillo valorar la comicidad que la
belleza
en términos estéticos, porque la expectativa de una reacción tan fisiológica como
es la
risa no deja mucho espacio para la divagación. El meme no plantea tantos problemas
como la típica obra de arte abstracta que exige incomnensurables esfuerzos por
parte
del espectador para sacar una conclusión. O aunque hablásemos del clásico arte
figurativo, muchas veces la indefinición intencional de los autores dejan a la
libre
interpretación el significado de la obra, y ello fomenta disquisiciones variadas
que
complican el mundo del arte fomentando así las restricciones habituales para el
gran
público al que se considera “poco instruido”. Un arte regido por el humor sólo
plantea
una doble exigencia: hay que reír y admirar el ingenio del artista. No todo el
mundo
tiene el mismo sentido del humor, ciertamente, hay niveles de inteligencia
humorística
a la hora de captar las referencias, pero eso ya entra dentro de los géneros
temáticos
del arte memético, y ante el desconocimiento de una referencia la solución es a
priori
simple, pues las referencias son explicables. En cambio, es una tarea mucho más
difícil la de exigir una sensibilidad especial para contemplar una obra. La risa
exige
una instalación en la realidad cotidiana, pues como recordamos de Bergson, el humor
tiene que ver con las tensiones morales, por eso podemos decir que “tras la risa
hay
siempre un entramado de implícitos, de negociaciones, de pactos y desencuentros
que nos obligan siempre a una posición estratégica determinada, una posición que
nos fuerza a ocupar un lugar que, al fin y al cabo, es político” (Citado en García,
Agnés;
173
2020, p.152). Esa posición que se nos exige “por fuerza” solventa muchos problemas
(o pseudoproblemas en muchos casos) dentro del mundo de la contemplación artística.
Como sea, la conclusión que podemos extraer es que el meme, y por tanto, el
espíritu de la comedia están llamando a la puerta del arte (en sentido
contemplativo),
expandiendo sus dominios y confirmando así el diagnóstico del humor líquido como
intromisión constante del humor en cualquier ámbito de lo real. Los memes ya no
buscan ser sólo una forma de entretenimiento, sino también una forma de suscitar
admiración, y mediante la tecnología NFT y la labor encomiable de los usuarios cada
vez existe más “fuerza” para forjar una institución que considere al meme como una
obra de arte que se ofrezca al público como tal.
174
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/2060
RUIZ MOSCARDÓ, JAVIER (2018). La mayor comprensión para el mayornúmero: la
posición de Noel Carroll acerca del “arte de masas”. Revista Guillermo de Ockham,
Vol. 16, No. 1, pp. 37-44
175
Fedro, Revista de Estética y Teoría de las Artes.
Número 22, septiembre de 2022. ISSN 1697-8072
[pp. 176-195]
https://dx.doi.org/10.12795/Fedro/2022.i22.08
LA PANTALLA DE TV ES LA RETINA DEL OJO DE
LA MENTE: ALGUNAS NOTAS RESPECTO DEL
ESTADO DE NATURALEZA Y SU SUPERACIÓN EN
VIDEODROME.
THE TV SCREEN IS THE RETINA OF THE MIND’S
EYE: A FEW NOTES REGARDING THE STATE OF
NATURE AND ITS OVERCOMING IN VIDEODROME
Nicolás Andrés Silva Gálvez
Universidad de Chile
Resumen
En el presente texto se desarrolla la siguiente hipótesis: partiendo de lo que se
conoce
como “estado de naturaleza”, según la concepción hobbeseana del mismo, se propone
una interpretación de la película Videodrome (1983), del director canadiense David
Cronenberg, en la que se evidenciarían dos instancias fundamentales. En primer
término, una necesidad patente de volver a un estado de naturaleza ya superado
debido al deseo de violencia marcado por una fascinación o seducción por la misma.
Y, en segundo lugar, un cierto “darse cuenta” de lo imperioso que deviene el hecho
de abandonar ese mismo estado de naturaleza, con el fin de abrazar lo que en el
film referido se alude como la “nueva carne”. Bajo este paradigma, la TV como orden
de realidad aparecería en la obra citada al modo de un equivalente de la violencia
en el orden de lo cotidiano. La conjetura central del trabajo indica, entonces, que
habría cierta necesidad de habitar la violencia para sobreponerse, en lo
definitivo, a
un estado de naturaleza del cual una salida real parece devenir imposible.
176
Abstract
This paper develops the following hypothesis: starting from what is known as “state
of nature”, according to the Hobbesian conception of it, an interpretation of the
film
Videodrome (1983), by the Canadian director David Cronenberg, is proposed, in which
two fundamental instances would be evidenced. The first one is a clear need to
return
to a state of nature already surpassed due to the desire for violence marked by a
fascination or seduction for it. And the second one is, a certain “realization” of
the
imperiousness of abandoning that same state of nature, in order to embrace what in
the film is referred to as the “new flesh”. Under this paradigm, TV as an order of
reality
would appear in the aforementioned film as an equivalent of violence in the order
of
everyday life. The central conjecture of the work indicates, then, that there would
be
a certain need to inhabit violence in order to overcome, in a definitive way, a
state of
nature from which a real way out seems to become impossible.
Keywords: Nature; violence; everydayness; subjectivity; Cronenberg
-BARRY: But why would anybody watch it?
Why would anybody watch a scum show like Videodrome?
Why did you watch it, Max?
-MAX: Business reasons.
-BARRY: Sure. Sure. What about the other reasons?
Why deny you get your kicks out of watching torture and murder?
1.- A modo de introducción
Es lícito aventurar que la civilización humana -al modo en que la conocemos hoy en
día-, haya tenido sus primeros y sólidos fundamentos durante la época histórica que
se conoce con el nombre de Neolítico. Durante este período -comprendido usualmente
entre el 6.000 a.C. y el 3.000 a.C.- la raza humana desarrolló una forma más pulida
de herramientas en base a la piedra (material que ya se usaba en lo cotidiano
durante
las épocas anteriores, es decir, durante el Mesolítico y el Paleolítico). Mediante
esta
suerte de dominio que la raza humana practicó sobre aquellos elementos provistos
por la naturaleza -entre quienes también es posible contar la madera, el fuego y,
más
tarde, los metales-, lo humano, quizá, se haya percatado de cierto mando que podía
177
ejercer sobre ella, transformando, de esta manera, su realidad toda. Quizá se
percató
de cómo las semillas devienen alimento; del influjo del sol sobre las cosas; o de
la
importancia del agua para el crecimiento.
Por tanto, ya no se encontraba obligado a ir de un lado a otro con el fin de
conseguir el
sustento diario, sino que la misma tierra que pisaba todos los días podía
proporcionarle
aquello sin lo cual se apaga la vida. De este modo, se estableció en un sólo lugar,
al
cual llamó “hogar”. Construyó un emplazamiento, el cual lo protegía de la helada
lluvia,
del sol abrazante, de los fuertes e indomables vientos y, también, de las bestias
fieras
que ponían en constante peligro su propia vida. Así, junto a este emplazamiento,
dibujó
en su conciencia uno imaginario, en el cual depositó las semillas que recolectaba,
con motivo de que la tierra, la lluvia y el misterio mismo de la naturaleza y de la
vida
ejercieran sobre ellas su enigmático encantamiento.
Sometió, sin reservas, el temperamento salvaje de algunos animales, quienes se
convirtieron en sus compañeros de subsistencia. Fascinado por esta nueva forma de
supervivencia, creó nuevos objetos uniendo el barro y la arcilla. Diseñó ropas para
sí
mismo valiéndose del trabajo de la lana y del lino. Celebró el mundo nuevo
alrededor
del fuego imperecedero en medio de la noche estrellada y, bajo el influjo
espiritual de
ciertas bebidas, reunió a los suyos alrededor de esta luz dando lugar a los
primeros
guerreros, quienes tenían la tarea de mantener estable y perpetuo el nuevo modo de
vida que había descubierto.
De esta manera nacía lo que se conoce actualmente con el nombre de “agricultura”
y, con ella, la propiedad privada. Cierta parte del universo había adquirido el
carácter
de un mero objeto sobre el cual ejercer su poderío. En consecuencia -ya sea por
el sentimiento de la envidia, de la posibilidad de una mejor vida o por esa índole
tan humana de hacer siempre lo mismo que hacen los demás-, otros hombres lo
imitaron: en este sentido, compusieron sus propios emplazamientos, cultivaron su
propia comida, esbozaron sus propias ropas y objetos, dominaron a sus propias
bestias y bailaron alrededor de su propio fuego, convocando a sus propios soldados.
Así, surgieron los poblados, grupos de iguales y distintos humanos dedicados a la
supervivencia.
No obstante, si algo puede pasar, entonces pasará. Los grupos humanos -sea por el
motivo o por la razón que sea-, comenzaron a reñir y a enfrentarse entre ellos
mismos.
Incendiaron los asentamientos de otros para privarlos de la protección; robaron a
las
mujeres que engendran la vida; asesinaron a los ancianos que conservan la sabiduría
y tomaron para sí mismos los restos y ruinas de los antiguos poblados.
Surge, de este modo, una cuestión tan curiosa como sugerente: el hecho de que
exista
algo, quizá, inherente o congénito a la humanidad misma: la práctica de la
violencia:
178
El neolítico se caracteriza fundamentalmente por el cambio de vida de una forma
nómada a una sedentaria al nacer el concepto de propiedad privada sobre la tierra.
La sedentarización representa una forma de vida dominada por la continuidad; se
trata de establecerse de manera definitiva en un sitio considerado como propio. En
esta apropiación de la tierra y continuidad se encuentra el germen de la violencia
(Jáuregui-Balenciaga y Méndez-Gallo 42).
“Apropiación” y “continuidad” aparecen, entonces, como dos conceptos que podrían
delimitar la naturaleza humana misma: el hecho de apoderarse de ciertas entidades
y dar continuidad en el tiempo a esta apropiación. El territorio en el cual un
grupo
humano produce su alimento -y el alimento mismo- devienen elementos que hay
que proteger y defender de otros posibles grupos humanos que carezcan de ellos,
pues la vida siempre se abre camino, siempre estará buscando el sustento y, si lo
encuentra, lo cogerá para sí de cualquier manera. Se encuentra en la esencia de la
vida la necesidad de vivir. Apropiarse de sí mismo y darle continuidad al yo que
soy yo
mismo, pasando, incluso, por encima de la vida de los demás:
El desarrollo del ser humano resulta ser consustancial al desarrollo de la
alteridad, es decir, del otro, también con una identidad propia y diferente. La
variante patológica sería la enajenación, esto es, construir la subjetividad
propia al proyectarla en el otro, donde se manifiesta nuevamente la idea de
continuidad y, por lo tanto, la desaparición de la intersubjetividad. La
enajenación
es la continuidad del yo por encima del otro: esta es la esencia de la violencia
(Jáuregui-Balenciaga y Méndez-Gallo 43).
En este sentido, veamos qué nos puede decir un abordaje etimológico a un concepto
como el de “violencia”. Esta noción deriva del latín violentia, el cual está
conformado
por el sustantivo vis que significa “fuerza; vigor; ataque; ímpetu; poder;
influencia;
energía; etc.” (VOX 550) y el adjetivo lentus que denota cuestiones como “tenaz;
que
se adhiere fuertemente; duradero; etc.” (278). Así, es evidente que, incluso en su
dimensión etimológica, la cuestión de la violencia remite a una fuerza que se
despliega
en el tiempo, una energía o un poder duradero que se mantiene constante y no cesa.
De esta manera, quizá, “la violencia sería el intento de restablecer esa unidad
primigenia, original; regresar a la fusión simbiótica en el que los demás no
existen
con entidad propia sino como continuidad de uno mismo” (Jáuregui-Balenciaga y
Méndez-Gallo 43). Negación de la alteridad por consistir tan sólo en alteridad,
algo
que aparece como diferente a la supuesta unidad indisoluble de la subjetividad
propia.
La violencia, podría alguien inferir, estribaría en el ejercicio de la perpetuación
de la
propia vida a costa de las demás vidas. Una suerte de mecanismo de defensa que
facultaría al agresor para anular cualquier tipo de influencia -ya sea exterior o
interiorque amenace con la desintegración de la propia realidad.
179
Es por ello por lo que existen diversos tipos y formas de ejercer la violencia, por
ejemplo: en primer lugar, contra la naturaleza: para el provecho y beneficioso
propio;
en segundo lugar, contra los demás: para la anulación de la alteridad amenazante
debido a su no-adecuación a una subjetividad tal; y, en tercer lugar, contra sí
mismo:
para acallar en mí cierto sufrimiento que impide el despliegue de mis posibilidades
de vida. En fin, la violencia parecería ser un aspecto constituyente de la
naturaleza
humana sin la cual sería imposible comprender su devenir. La historia del acontecer
humano es una historia de lo que encarna la violencia. Es la historia de las
guerras
de la humanidad, la forma de actuar más básica y simple que es posible encontrar en
nuestra especie: lo que se entiende por “conflicto” y su arrebatada y agresiva
forma
de resolución.
Teniendo en cuenta estas cuestiones como menciones preliminares, me gustaría
proponer en esta breve investigación la siguiente hipótesis: a partir de lo que el
filósofo
inglés Thomas Hobbes (1588-1679) llama el “estado de naturaleza” humano -es decir,
el estadio humano previo al surgimiento de la cultura-, deseo plantear una lectura
del
film canadiense Videodrome (1983), en el cual aparecería manifiesta una necesidad
de volver a aquel “estado de naturaleza” hobbeseano, es decir, retornar a este afán
o ansias por la práctica de la violencia debido, justamente, a la atracción que
suscita
la misma en el sujeto. De este modo, ya imbuida la subjetividad en esta costumbre,
se daría cierta revelación al sujeto mismo, revelación que intentaría hacerle
saber, de
manera forzosa e inevitable, que deviene urgente la cuestión de renunciar a aquel
mismo “estado de naturaleza” para acceder a una nueva dimensión de la realidad
humana, condición que en la película aludida se conoce con el concepto de “nueva
carne”, una suerte de vínculo de lo orgánico con lo mecánico, una especie de
superación
de la animalidad misma, con el fin de traer hacia sí cierta evolución en la manera
de
comprender lo humano al modo de un “animal tecnológico”. En este sentido es que
la violencia surge como el orden de lo cotidiano, esto es, la violencia emerge como
la
cotidianeidad misma y su fundamentación.
Para este propósito expondré sucintamente el concepto hobbeseano mencionado y
algunas conjeturas sobre el carácter cotidiano de la violencia, con el fin de
preparar
el terreno para un examen del film citado y, por último, dar cuenta de cómo sería
posible superar este mismo “estado de naturaleza”, del cual el escape parece ser
inalcanzable.
2.- La cuestión del “estado de naturaleza” según Hobbes
Una de las cuestiones centrales, a mí parecer, en la filosofía política hobbeseana
consiste en la máxima “bellum omnium contra omnes”, es decir, “la guerra de todos
contra todos”. La frase aludida aparece por primera vez en su obra De Cive,
publicada
180
en latín en 1642. Sin embargo, también aparecerá en su obra más conocida, a saber,
el Leviatán (1651).
Lo que quiere decir Hobbes con esta sentencia remite al “estado de naturaleza”
humano
previo a la conformación de una “sociedad civil”, es decir, previo al nacimiento de
la
cultura y las leyes. En este estadio precedente, todos los individuos que conforman
la
humanidad estarían regidos por un principio de igualdad natural, o sea, en todos
los
humanos se encontrarían las mismas habilidades físicas y psicológicas, cualidades
que les permitirían a estos mismos humanos apropiarse -y conservar en el tiempo esa
apropiación- de todo aquello que estimen conveniente para su propia supervivencia
en
medio del hostil ambiente en el que se desarrollan. En este sentido, son la
cultura, las
leyes y la instauración permanente de una sociedad civil -regida bajo el “contrato”
entre
los individuos- los elementos que introducirían una constante cuota de desigualdad
entre los grupos humanos mismos debido a la repartición de ciertas posibilidades de
vida entre los distintos estratos sociales.
Sin perjuicio de lo anterior, es el “estado de naturaleza” el que me interesa para
los
propósitos de esta investigación. La condición de igualdad natural que impera en
este
estadio previo a la cultura consistiría más bien en un problema que en un
beneficio.
Es por ello por lo que Hobbes menciona lo siguiente en el capítulo XIII de su
Leviatán:
De esta igualdad en cuanto a la capacidad se deriva la igualdad de esperanza
respecto a la consecución de nuestros fines. Esta es la causa de que si dos
hombres desean la misma cosa, y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, se
vuelven enemigos, y en el camino que conduce al fin (que es, principalmente, su
propia conservación, y a veces su delectación tan sólo) tratan de aniquilarse o
sojuzgarse uno a otro (116).
De este modo, quizá, es lícito inferir que es a consecuencia del principio de
igualdad
imperante en el “estado de naturaleza” por medio del cual emerge la práctica de la
violencia. Cada humano puede hacer lo que estime conveniente, en la medida de
sus posibilidades, para conservar su propia vida y la de su grupo. No obstante -si
el
principio de igualdad natural vale para todos los grupos humanos-, tanto el
ejecutor
de la violencia como quien la recibe son propensos a ser violentados por un
tercero,
quien perseguiría los mismos fines -y los mismos medios- que el primero. Es en este
preciso sentido, entonces, que germina el concepto hobbeseano de la “guerra de
todos contra todos”.
Por tanto, el ejercicio y conservación de la violencia deviene un paradigma en esta
etapa previa a la instauración de las leyes y la sociedad civil. Al no haber regla
ni
medida para los actos humanos más allá de la preservación de la propia vida, toda
maniobra y toda acción entra en la categoría de lo permitido. Al no haber entidad
181
alguna que juzgue sobre la ejecución humana de cualquier tipo de operación, toda
gestión del individuo deviene legítima para la consecución de sus fines a través de
cualesquiera medios que se estimen convenientes.
Resulta sugerente, entonces, la idea respecto de la cual es en la práctica de la
violencia en donde residiría la esencia misma de la naturaleza humana, puesto que
“en el estado de naturaleza, todos los hombres tienen el deseo y la voluntad de
hacer
daño” (Hobbes 2000 58). Alguien podría aventurar, quizá, que con la instauración de
la sociedad civil el ejercicio de la violencia se neutraliza, o por lo menos,
disminuye.
Sin embargo, ¿no está la misma sociedad civil construida bajo los cimientos de la
violencia?
Tanto el establecimiento de las leyes como la entronización del Estado se
constituyen
mediante la fuerza. Monopolizan la fuerza con el fin de que no sea usada contra el
modelo. De esta manera, se vuelve a una de las conjeturas principales de este
trabajo:
¿tiene la naturaleza humana el carácter inherente de ser una naturaleza violenta?
¿Estamos frente a un homo bellicosus, a un homo violens, homo saevus, homo ferox?
Los adjetivos de la misma familia parecen reproducirse.
No se trata, en lo absoluto, de una cierta “etapa” o “período” de la humanidad, el
cual se caracterice por el ejercicio constante de la violencia, sino de un cierto
“temperamento” humano que traspasa barreras. Es decir, la violencia como ejercicio
y práctica (como orden de la realidad) estaría presente en lo humano desde sus
mismos orígenes, atravesando culturas, paradigmas, revoluciones, evoluciones y
demás categorías. Nuevamente, entonces, es posible evidenciar el carácter temporal
presente en este tipo trascendental de práctica. Consiste en un ejercicio continuo
que
no conoce consumación alguna, debido, quizá, a que su fin se encuentra en sí mismo:
en manifestarse persistentemente. Puesto que:
La guerra no consiste solamente en batallar, en el acto de luchar, sino que se da
durante el lapso de tiempo en que la voluntad de luchar se manifiesta de modo
suficiente. Por ello la noción del tiempo debe ser tenida en cuenta respecto a la
naturaleza de la guerra, como respecto a la naturaleza del clima. En efecto, así
como la naturaleza del mal tiempo no radica en uno o dos chubascos, sino en la
propensión a llover durante varios días, así la naturaleza de la guerra consiste
no ya en la lucha actual, sino en la disposición manifiesta a ella durante todo el
tiempo en que no hay seguridad de lo contrario (Hobbes 2017 117-118).
Así, en la duración de la fuerza ejercida reside la esencia de la violencia. De
esta
manera, si se habla de duración, se habla de tiempo, y si se habla de tiempo, se
habla
de realidad. Por tanto, en el siguiente apartado propondré algunas notas respecto
de cómo es posible entender la violencia al modo del orden de lo cotidiano, esto
es,
182
entender la violencia no como si fuese un fenómeno que ingresase en la realidad,
sino
como la realidad misma.
3.- La violencia como orden de lo cotidiano
Considerando el talante violento de los grupos humanos -tal como se ha expuesto
hasta el momento- es menester dar cuenta de un intento de comprensión de por cuál
motivo esta cuestión es así, es decir, a razón de qué se caracteriza a la humanidad
como la operadora por excelencia del ejercicio de la violencia, o en qué radica el
hecho de que la violencia misma aparezca como una cuestión tan atractiva para que
se caracterice de este modo al fenómeno humano.
Para este propósito pueden ayudar, quizá, ciertas opiniones del médico, neurólogo y
psicoanalista austriaco Sigmund Freud (1856-1939) presentes en una de sus últimas
obras, a saber: El malestar de la cultura (1930). En el capítulo segundo de este
fundamental texto Freud afirma lo siguiente:
El sentimiento de dicha provocado por la satisfacción de una pulsión silvestre,
no domeñada por el yo, es incomparablemente más intenso que el obtenido a
raíz de la saciedad de una pulsión enfrenada . Aquí encuentra una explicación
económica el carácter incoercible de los impulsos perversos, y acaso también el
atractivo de lo prohibido como tal (79).
Si se origina un regocijo en la conciencia del sujeto, regocijo desencadenado por
la
satisfacción de un instinto natural -al modo del “estado de naturaleza”- no
sometido
por el “yo” (y si la función del “yo” freudiano consiste en retrasar las pulsiones
del
sujeto), entonces es lícito inferir que existe cierta dimensión de la conciencia
humana
totalmente subyugada por el ejercicio de la violencia. En este sentido, la sociedad
civil se instaura para que los seres humanos no se aniquilen los unos a los otros
en la
persecución de sus propios fines por sus propios medios. De este modo, se establece
una prohibición por todo aquello que pueda devenir daño para el grupo, coartando,
con esto, el libre despliegue de la subjetividad misma.
Por ello, la puesta en marcha de las leyes y de la cultura -al modo en que se
entienden luego de un estado de naturaleza ya superado-, reprimirían cierto ámbito
de la constitución humana, conteniendo y refrenando el soberano ejercicio de la
subjetividad. Por tanto, asoma una paradoja: “no podemos entender la razón por la
cual
las normas que nosotros mismos hemos creado no habrían más bien de protegernos
y beneficiarnos a todos” (85).
Se concibe y se legitima una sociedad civil basada en el acuerdo de los seres
humanos
para no dañarse entre ellos, pero esta misma sociedad basada en este mismo acuerdo
es la instancia que faculta y fundamenta un nuevo tipo de violencia, es decir, una
violencia controlada por un Estado. ¿Es que no podemos escapar a la violencia?
183
La fundación de una comunidad civil y sus leyes intentan aplacar lo implacable:
este mismo hábito de control es el que engendra en el sujeto las ansias de volver a
un estado de naturaleza ya superado, de retornar a ese estadio donde su explosiva
vida gozaba de autónoma evolución, de desenredarse de las frígidas cuerdas que le
impiden movimiento alguno.
Quizá por ello mismo es por lo que Freud aventura afirmaciones tales como que “gran
parte de la culpa por nuestra miseria la tiene lo que se llama nuestra cultura;
seríamos
mucho más felices si la resignáramos y volviéramos a encontrarnos en condiciones
primitivas” (85). ¿Cómo es que la violencia deviene, entonces, un orden de lo
cotidiano?
¿Cómo es posible habitar de esta manera y entender el mundo como un mundo regido
por la violencia?
Tanto en el “estado de naturaleza” hobbeseano como en la sociedad civil atravesada
por lo que Freud llama “cultura” existe un único denominador común, a saber: el
constante y sonante ejercicio perpetuo de la práctica de la violencia. En este
sentido
es que la violencia se hace habitable pues ya no podemos reconocer lo que sea la
violencia misma. La humanidad toda se encontraría tan imbuida, tan sumergida en
esta persistente duración de cierto tipo de fuerza, tan cerca de ella que no sería
posible
observarla con oportunos ojos. La violencia está tan impregnada en nuestro cuerpo y
en nuestro habitar diario que no es posible convertirla en un objeto de
conocimiento,
esto, pues ya no podemos representárnosla.
Vemos al mismo vagabundo -helado de humanidad- siempre en la misma esquina
de nuestro barrio y seguimos nuestro andar; sobrellevamos en nosotros mismos las
mismas instituciones y sus mismas prácticas todos y cada uno de los días de nuestra
vida y solamente seguimos nuestro andar; aguatamos el miedo, los símbolos, el
hacinamiento, la castración, el hambre, la religión, la condición humana, la
ideología,
el tiempo. Nos acostumbramos a acostumbrarnos. Hacemos de la violencia el oso de
peluche que nos acompaña a la cama todas las noches después de la jornada laboral.
Incluso la violencia se vuelve objeto de consumo: deseamos la violencia, la
añoramos,
soñamos con ella, nos levantamos pensando en ella, nos agrada cómo sabe al paladar
y cómo suena en nuestros oídos. Juntamos dinero y a fin de mes compramos un
paquete de violencia para luego comparar nuestra compra con la de nuestro vecino y
asaltarnos entre nosotros para ver cuál de las dos compras es la compra más
violenta.
Es en este sentido que la violencia deviene una cuestión inaprehensible. Consiste
en algo que se nos escapa de las manos debido, precisamente, a las dimensiones
colosales por medio de las cuales mantiene su “vitalidad”. En la violencia estriba
el
orden de lo cotidiano puesto que no es posible pensar la cotidianeidad sin una
dosis
de violencia. Es lo ilimitado que abarca todo. Se nos impone esta ilimitación y no
184
podemos negarnos a ella, debido a que somos demasiado pequeños y sensibles
como para contemplar con oportunos ojos sus límites.
Sin embargo, siempre es lícito preguntarse las siguientes cuestiones que demandan
respuesta: si en el templo de la violencia estriba la misma esencia de la
naturaleza
humana ¿es que no es posible, entonces, siquiera escapar de nuestra misma
naturaleza? ¿es que si estamos tan llenos de violencia no bastaría, simplemente,
con
vomitarla? ¿es que si vomitamos la violencia nos iremos nosotros mismos también en
el vómito?
Trascendentales inquietudes respecto de las cuales quiero intentar un avance
de contestación en el siguiente apartado de este trabajo. En él abordaré una
interpretación del film canadiense Videodrome, en el cual pueden concebirse unas
ansias desmesuradas por volver a anidar en un estado de naturaleza ya superado
-la necesidad de llenar un cierto vacío- con el fin de abandonarlo para siempre. Es
decir, sería necesario alimentarse con la carne de la violencia para lograr sentir
su
apremiante abandono.
4.- La pantalla de TV es la retina del ojo de la mente
La película Videodrome muestra un capital episodio en la vida de Max Renn,
presidente
de la ficticia cadena de televisión CIVIC-TV que ofrece a sus telespectadores
programas
relacionados con el consumo de violencia fácil y pornografía suave. Sin embargo,
Max
se encuentra en cierto modo inquieto con la programación de su canal, por lo que se
encuentra en búsqueda de algo más “fuerte” que acapare la atención de mayores
telespectadores. Es en este sentido que -gracias a un colaborador del mismo:
Harlanda con una señal televisiva pirata de nombre “Videodrome”. En ella, se
transmiten
brutales episodios de violencia, tortura, mutilación y asesinatos, los cuales
carecen de
trama y personajes.
Convencido de que en esto consiste el futuro de la televisión, Max se dispone a
investigar un poco más en ello, intentando dar con los productores y encargados de
la particular señal televisiva. No obstante lo anterior, lo que Max desconoce es
que
quienes son expuestos a este singular programa comienzan a desarrollar tumores
cerebrales que se expresan en la forma de violentas alucinaciones, alterando de
esta
manera toda percepción de la realidad cotidiana.
El film comienza -no podría ser menos- con la proyección de una grabación en la
pantalla de un televisor, la que consiste en una suerte de despertador en el que
vemos
a la secretaria de Max -de nombre Bridey-, recordándole cuáles son sus compromisos
laborales del día en turno. Es curioso el detalle respecto del cual en el mismo
momento
185
en que la grabación acaba es cuando Max mueve un dedo, como despertándose,
sugiriendo, quizá, ya de entrada, cierta correlación equivalente entre la realidad
del
mundo y la realidad televisiva.
Max se reúne con unos desarrolladores japoneses de pornografía suave y muestra
este material oriental a sus compañeros de trabajo de CIVIC-TV. Ellos no quedan
muy convencidos con el producto, pues también piensan un tanto al modo de Max:
necesitan algo más fuerte, una cuestión más brusca que ofrecer a su audiencia. En
este sentido, la siguiente escena es la cual en donde podemos ver por primera vez
el contenido de “Videodrome”. En ella se evidencia una sobria y sencilla habitación
de tonos naranjos y rojizos en la cual dos hombres encapuchados de negro forcejean
con una mujer: la arrastran hacia una de las paredes, la maniatan y se disponen a
torturarla provistos de sendos látigos.
Cuando Max está siendo entrevistado en el programa “The Rena King Show” -junto
a Nicki Brand (una especie de terapeuta radial) y el profesor Brian O’Blivion
(profeta
de las comunicaciones)- defiende su programación afirmando que provee a sus
telespectadores un cierto “desahogo seguro para sus fantasías y frustraciones”. ¿Es
que lo humano se siente frustrado por no poder ejercer libremente sus más violentas
inclinaciones? Es esta misma escena en donde podemos asistir a la famosa frase de
O’Blivion -quien aparece dentro de una pantalla de televisión, en televisión-,
frase que,
precisamente, da título a esta investigación: “la pantalla de TV es la retina del
ojo de
la mente”.
186
Es menester mencionar que la retina convierte las imágenes del mundo en señales
eléctricas para que puedan ser procesadas por el cerebro, de modo que la pantalla
de
TV operaría tal cual una retina, es decir, transformaría la realidad en señales
eléctricas
para poder ser percibidas como imágenes. De esta manera, la realidad pasaría por
el filtro de la TV, de modo que todo lo que percibimos a través de la pantalla
deviene
pura y prístina realidad.
Max se interesa cada vez más en el contenido de “Videodrome” aseverándole a
Harlan que no puede dejar de verlo, que es “brillante”, puesto que casi no tiene
costos
de producción, ni personajes, ni trama. Va en búsqueda de Nicki a la salida de su
programa sobre terapia radial y ambos se dirigen al departamento de Max. Allí, ven
“Videodrome” juntos, por iniciativa de Nicki, a quien le agrada el contenido del
que se
conforma esta singular señal televisiva.
En este sentido, es interesante el hecho de que el personaje de Nicki encarne a una
terapeuta -quien debería encargarse de mitigar ciertas pulsiones de tipo violento
en
otras personas-, pero ella misma es alguien que gusta de la violencia en su más
profundo ser, como si en su vida laboral sólo mostrase una careta que finalmente
abandonase en su vida privada.
Al día siguiente de este suceso, en su reunión con Masha -otro personaje que
trabaja
en el rubro televisivo de la pornografía suave-, Max le indica que está buscando
algo
más “contemporáneo” y termina contándole sobre “Videodrome”. De este modo,
Masha accede a realizar una breve indagación sobre quién se encontraría detrás de
semejante producción.
Nicki le menciona a Max que ha sido enviada por su trabajo a una “tarea especial”
en
Pittsburgh (lugar desde donde se emite Videodrome). Pero lo que realmente planea
Nicki es audicionar para el programa. Max le advierte que se mantenga alejada de
sus
productores, pero está en la esencia de Nicki la necesidad de la violencia.
A su vez, Masha previene a Max de la misma cuestión, mencionándole que en
“Videodrome” no participan actores, sino que todo lo que se muestra es realidad
pura.
Sin embargo, quizá, en la esencia de Max también se encuentra ese gusto por la
187
violencia y exhorta a Masha a que le comunique el nombre de alguien responsable de
“Videodrome”. Así, Masha le revela el nombre de Brian O’Blivion.
Max acude a la “Misión del Rayo Catódico”, una suerte de Iglesia de Acogida que
proporciona a sus asistentes un espacio en donde puedan ver televisión. En este
lugar, Max conoce a la hija del profesor O’Blivion -de nombre Bianca-, quien se
ocupa
del establecimiento por encargo de su padre. Max quiere hablar con el profesor,
pero su hija asegura que este no se encuentra. Le menciona a Bianca el nombre de
“Videodrome”, pero ella asevera desconocerlo, siendo realmente esquiva al respecto.
Bridey, la secretaria de Max, acude a su departamento. En esta escena se descubren
los primeros síntomas que experimenta el protagonista producto de su exposición al
contenido de “Videodrome”: alucina abofetear a Bridey, creyéndola Nicki, y comienza
a percibir cierta comezón en la boca de su estómago (cuestión que después devendrá
en el orificio vagino-estomacal al modo de una entrada para las cintas de video).
Sin
perjuicio de lo anterior, lo fundamental en esta serie de escenas es cuando Max ve
en su televisor la cinta que le ha dejado Bridey, enviada directamente por el
profesor
O’Blivion. Es una cinta que respira, que tiene vida propia. Las primeras
alucinaciones
y esta cinta de video viva muestran ya cómo la violencia se está apoderando de la
realidad de Max.
Empero, el contenido de la cinta es aún más sugerente: en ella podemos ver al
profesor
O’Blivion mencionándole a Max cuestiones tales como que “la batalla por las mentes
de Norteamérica se librará en la arena del video”; “la pantalla de TV es parte de
la
estructura cerebral”; “lo que aparezca en la pantalla de televisión emergerá como
una
experiencia nueva para quien la vea”; “la televisión es la realidad, y la realidad
es
188
menos que la televisión”. Max no se convence de las palabras del profesor
O’Blivion,
pero comienza a coger interés cuando este se dirige a él por su nombre, como si
estuviese presente allí en su departamento. El profesor le cuenta que su realidad
se
está convirtiendo en “alucinaciones de video”, que ver “Videodrome” provoca tumores
cerebrales, que estos tumores provocan alucinaciones y que “las visiones [de
O’Blivion]
se convertían en carne incontrolable”.
En esta dirección, es posible aseverar que la violencia se transforma, para Max, en
el orden de lo cotidiano. Al funcionar la TV como el medio por el cual es provista
la
violencia, y al ser la TV la realidad misma -debido a que la pantalla de TV es la
retina
del ojo de la mente-, tanto violencia como realidad se encuentran en una
equivalencia.
Max ya no sabrá reconocer entre una y la otra.
Es por ello por lo que en esta escena alucina con Nicki: la percibe como si fuese
la
pantalla de su televisor -y, en verdad, Nicki misma se transforma en la pantalla de
este
televisor que respira (quizá una suerte de adelanto de lo que más tarde se
entenderá
como la “nueva carne”: la evolución de lo humano como animal tecnológico)-, seduce
con insistencia a Max, quien se introduce en la pantalla de su televisor tal como
si se
introdujese en la misma Nicki.
La vida ha cambiado para Max. Acude donde Bianca O’Blivion, quien le confirma la
cuestión de los tumores y de las alucinaciones. También le revela que su padre
ayudó
a crear “Videodrome”, que en este proyecto veía la siguiente fase de la evolución
humana como una humanidad tecnológica -quizá una suerte de vía para superar un
estado de naturaleza humano perpetuo-, y que fue asesinado por sus socios cuando
se dio cuenta de cómo estos querían apropiarse del programa para otros fines mucho
más siniestros.
Nuevamente en su departamento, Max revisa otras cintas de video -proporcionadas
por Bianca- en la cual se observa al profesor O’Blivion. En estas cintas le
menciona
a Max que cree que los tumores son una nueva parte del cerebro -un nuevo órgano-,
que llegará a producir y a controlar las alucinaciones, transformando por completo
la
realidad humana, puesto que “nada es real fuera de nuestra percepción de la
realidad”.
189
Es en este sentido que Max alucina nuevamente, pero esta vez con un agujero en su
estómago que se traga el arma que Max sostenía en una de sus manos.
En esta parte del film se introduce otro de los personajes centrales, a saber:
Barry
Convex, jefe de programas especiales de “Óptica Espectacular”, empresa dedicada
tanto a la elaboración de anteojos económicos para el tercer mundo como a la
fabricación de misiles para la OTAN y también a la producción de “Videodrome”. Es
curioso el fenómeno respecto del cual la primera vez que vemos a este personaje
también sea a través de la pantalla de un televisor -tal cual la primera vez que
nos
enteramos de Brian O’Blivion-, como si la película quisiera sugerirnos que estos
dos
personajes involucrados en la creación de “Videodrome” fuesen algo así como una
“nueva realidad”, un nuevo estadio de la naturaleza humana.
Esto último pues los personajes del film mantienen una especie de mínimo diálogo
en estas instancias: al principio de la película, cuando la entrevistadora
interroga
brevemente a Brian O’Blivion; Max con este último también mantiene unas palabras
durante la proyección de la cinta que le deja su secretaria Bridey; y el mismo Max
ahora con Barry Convex, al afirmarle que Harlan es un buen pirata televisivo.
Además,
es menester también aludir al fondo del escenario en donde aparece Barry -el cual
recuerda al fondo de las grabaciones de “Videodrome”-, insinuando, quizá, que la
violencia ya se encuentra en el orden de lo cotidiano.
Sin embargo -y a diferencia del profesor O’Blivion-, Barry aparece totalmente
encarnado
durante lo que resta de la película. Se encuentra con Max en una de las sucursales
de “Óptica Espectacular”. Barry convence a Max para que pruebe un prototipo de
máquina que produce y graba alucinaciones con el fin de analizarlas. Barry, a
través
de este prototipo, induce en Max “un poco de sadomasoquismo” para iniciar “una
buena y saludable serie de alucinaciones”. Mientras instala el dispositivo en la
cabeza
de Max, Barry alude al carácter extraño de “Videodrome”, algo que tiene que ver
“con los efectos de la violencia en los nervios”, debido a que “abre los receptores
del
cerebro y de la espina dorsal” permitiendo que “la señal de Videodrome penetre”.
190
De esta manera, Max se sumerge profundamente en una particular alucinación.
En ella se encuentra con Nicki en una habitación de “Videodrome”. Entonces, Nicki
insta a Max para que participen de una sesión de tortura en vivo. Nicki,
nuevamente,
se transforma en la pantalla de un televisor y es azotada por Max en una escena
totalmente cronenbergeana. Se nota -si es que no se ha notado antes-, que Max goza,
poco a poco, azotando a Nicki, disfruta azotando al Televisor-Nicki, revelando,
quizá,
esos profundos deseos de violencia que ya se insinuaban al inicio del film, cuando
Max buscaba señales de videos más “fuertes”.
De pronto -en un extrañísimo giro-, la película revela que Nicki deviene Masha, y
que
Max despierta en la cama de su departamento con el cadáver de esta última. Como
si la realidad de la pantalla de TV y la realidad del mundo se confundiesen en un
todo orgánico, de manera que sería imposible discernir entre una y otra, pues,
desde
este punto, ya no sabremos qué es realidad y qué no. Llama a Harlan para que tome
fotografías del cadáver de Masha -para saber si es real o no-, pero Harlan no ve
nada:
ya no hay ningún cadáver.
Las escenas siguientes revelan que Harlan trabajaba para Barry Convex con el fin
de involucrar a Max en el proyecto de “Videodrome”. Max se entera de que nunca
se transmitió “Videodrome” en vivo, sino de que lo que vio Max eran sólo casetes
pregrabados con el fin de exponerlo a esta particular señal televisiva.
Barry subyuga la voluntad de Max al introducirle una cinta de video en la abertura
de
su estómago, indicándole que debe asesinar tanto a sus socios de CIVIC-TV como
191
a Bianca O’Blivion. Para este propósito dispone del arma que su estómago se había
tragado, pero en su versión orgánico-mecánica. Asesina, entonces, a sus socios
laborales, pero no puede con Bianca, quien logra desprender la cinta de video que
Barry había introducido en su estómago, revelándole una nueva verdad, la que Max
repite: “soy la palabra del video en carne y hueso; muerte a Videodrome; larga vida
a
la nueva carne”.
En este sentido, es posible inferir que Max inicia un derrotero de superación de su
condición animal -una superación del estado de naturaleza en el cual se hallaba
inmerso-, para abrazar lo que se conocerá en el mundo cronenbergeano con el
concepto de “nueva carne”, una especie de siguiente etapa en la evolución humana:
la fusión de lo orgánico con lo mecánico: el hombre-máquina que sucederá al
hombreanimal.
Veintiséis horas después, Max se dispone a usar las mismas armas proporcionadas
por la influencia de “Videodrome” con el fin de asesinar a Barry y a Harlan. Sus
muertes
bordean lo espectacular, fiel al estilo de Cronenberg. Finalmente, Max busca
refugio
en un muelle. Entra en una barcaza abandonada y se sienta a pensar. Aparece Nicki
-por última vez- nuevamente transfigurada en la pantalla de un televisor. Le revela
cuestiones como que “para convertirte en la nueva carne, debes matar la vieja
carne”;
“no temas dejar morir a tu cuerpo”; “ven con Nicki”; “observa; te mostraré cómo; es
sencillo”. Inmediatamente, en la pantalla del televisor se proyecta lo que Max está
viviendo en ese mismo instante, como si la televisión fuese el espejo de su
realidad, o
su realidad misma. Se ve -en la pantalla del televisor- cómo Max apunta el arma a
su
cabeza, pronuncia el nuevo credo y dispara. El televisor explota y Max comprende lo
que debe hacer para superar la animalidad.
192
5.- A modo de conclusión
Pues bien, por todo lo expuesto es por lo que sostengo que el film Videodrome puede
ser interpretado al modo de una superación de cierto estado de naturaleza patente
en la esencia misma de la condición humana. La cuestión respecto de la cual es
posible evidenciar una suerte de innata propensión a la violencia en el género
humano
deviene carne en el personaje de Max Renn, quien mantiene una atracción connatural
alrededor del fenómeno de la violencia. Claramente, su acercamiento a esta práctica
nace con el motivo de consolidar una nueva audiencia para su canal de televisión.
No
obstante, es a raíz de esta inquietud que Max descubre esa dimensión oculta de su
conciencia, ese estado de naturaleza en suspensión, esa disposición agresiva frente
a una realidad devota por el atropello y el arrebato.
De este modo, para Max se vuelve necesario habitar ese territorio -volver a morar
en
el suelo anterior a la sociedad civil y llenarse de aquel ambiente dando libre
soltura a
sus más inquietantes deseos-, con el fin de darse cuenta de lo apremiante que
resulta
el hecho de abandonar el estado de naturaleza manifiesto en su inconsciente. La
acogida que realiza al final de la película sobre la “nueva carne” revela esa
necesidad
humana de estar constantemente renovándose a sí misma. Si en el estado de
naturaleza -entendido al modo tradicional de Hobbes- impera la violencia a la
manera
del orden de lo cotidiano, la trama de Videodrome exhibe cierto sendero que es
posible
transitar con el fin de lograr una suerte de avance en este proceso de superación
del
mismo estado de naturaleza aludido. Sin embargo, si la violencia aparece como una
cuestión consustancial al temperamento humano ¿es realmente posible abandonarse
a sí mismo con el fin de superar nuestra natural condición?
Max Renn comprendió que debía aniquilar en sí mismo lo que representaba la vieja
carne -esa carne tan débil que nos impele a la práctica de la violencia- con el fin
de
abrazar la nueva. Entendió, quizá, que para superar la condición de no-aprehensión
de
un ejercicio como la violencia es el humano quien tiene que transformar tanto su
modo
de enfrentar la realidad como su manera de encararse a sí mismo, y no de suprimir
la
violencia del orden de lo cotidiano, debido a que, básicamente, aquello figura como
una cuestión imposible: el carácter animal de lo humano radica en un modo de ser
del mismo sin el cual no sería admisible entender cuestión alguna relacionada con
lo
humano en cuanto tal.
La sociedad civil -fundada en la cultura- distancia al género humano de su
condición
animal al imponer leyes con el fin de que este no se aniquile a sí mismo ni a los
demás,
debido a que -según la sociedad- se observa en la práctica de la violencia una
forma
degradada o envilecida de lo humano, una cuestión que conserva cierto “mal gusto”.
No obstante, es esta especie de represión en que se organiza la sociedad civil -
este
193
decretar lo que se debe o no hacer-, la instancia por excelencia que “animaliza” la
manera que tiene lo humano de comprender la realidad mundana. Lo prohibido atrae
pues hay una “razón” para prohibir: es el hecho mismo de que haya una razón para
prohibir algo, la razón misma del motivo por el que lo prohibido es seductor. El
acto
de prohibir excita en lo humano una cuestión que desencadena esas aspiraciones por
lo ilimitado, por las cuestiones que se resisten a la aprehensión. En este sentido,
la
cultura nace debido a un intento de superación de un estado de naturaleza
encarnado,
pero sin lograr su objetivo, puesto que nunca salimos del estado de naturaleza,
sino
que lo transformamos en un estado de naturaleza “civil”.
De esta manera, se apuesta por mantener la violencia, digámoslo así, a rajatabla.
Lo humano intentaría sostener la violencia al mínimo, pues está enterado de que
eliminar una práctica tal es una empresa que carece de sentido, de allí que
componga
leyes y decretos que intentarían regular la misma, sin conseguirlo del todo. El
ceder
a las pasiones más profundas de la conciencia humana es una cuestión que habla
de la constitución misma de lo humano. De allí que en el film Max no logre esbozar
respuesta alguna a la pregunta de Barry: “¿por qué negar que obtienes placer
mirando
tortura y asesinato?”. Max no dice nada, sólo increpa a Barry por haber asesinado
al
profesor O’Blivion, pues él tampoco lo sabe, simplemente se encuentra configurado
de tal manera, es decir, es una cuestión para la que no hay respuesta.
Por tanto, si ya nos encontramos “plenos” del ejercicio de la violencia, si
padecemos
en nuestra carne su picante aguja, si estamos tan “llenos” de ella, es decir, si la
habitamos en tanto conforma nuestras representaciones de mundo, entonces ¿cómo
es que no podemos superarla? ¿Por qué no podemos arrojar de nosotros ese deseo
por el exceso en que radicaría una cuestión como la violencia? o, en verdad ¿en qué
estriba el hecho de superarla? En modo alguno se trataría de concebir una humanidad
privada de violencia. Más bien esto consistiría en transformar el modo en que nos
relacionamos con ella. Suspenderla, mantenerla en tensión, si es que no es posible
o remite a una cuestión superflua el hecho de eliminarla. Abrazar la “nueva carne”
y
concebir un modo novedoso de habitar.
194
Bibliografía
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Trust Company; Famous Players Limited.
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VOX. (2012). Diccionario Ilustrado VOX; Latino-Español, Español-Latino. Barcelona:
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195
Fedro, Revista de Estética y Teoría de las Artes.
Número 22, septiembre de 2022. ISSN 1697-8072
[pp. 196-225]
https://dx.doi.org/10.12795/Fedro/2022.i22.09
PANTALLA Y PINTURA CONTEMPORÁNEA: LA
INFLUYENTE PLANICIDAD DE LOS MASS MEDIA
SCREEN AND CONTEMPORARY PAINTING:
INFLUENTIAL FLATNESS FROM MASS MEDIA
Jose-Antonio Soriano-Colchero.
Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada.
Resumen: En este artículo analizamos la pintura contemporánea de una selección
de artistas pertenecientes a la generación millennial occidental. El principal
factor
a identificar es la representación del espacio que en sus pinturas tiene lugar, y
su
relación a la conceptualización que del espacio tenemos actualmente, influenciada
por las numerosas imágenes procedentes de los mass media a través de las cuales
recibimos y generamos información diariamente.
Del estudio de autores como Heidegger, Vattimo, Bauman, Debord y Baudrillard
deducimos una serie de características que identifican a la sociedad contemporánea
y
que son directamente reflejadas en las nuevas creaciones pictóricas de estos
artistas
a los que hemos entrevistado para la obtención de datos concretos que comprueben
nuestra hipótesis.
Palabras clave: Pantalla; Millennial; Hiperrealidad; Kitsch, Cuqui; Pintura
contemporánea; Occidente.
196
Abstract: The aim of this article is to analyse contemporary paintings of a
selection
of artists belonging to the millennial generation in Western society, focusing on
the
representation of space that takes place in these works. In addition, we also pay
attention to the relationship between our conceptualization of space and the
influence
of the great number of images from mass media through which we daily receive and
generate information.
Having identified relevant characteristics that define contemporary society in
theories
of several authors such as Heidegger, Vattimo, Bauman, Debord and Baudrillard, we
deduce that these are directly reflected in new painting works of these artists
whom we
have interviewed to obtain concrete data that check our hypothesis.
Keywords: Screen; Millennial; Hyperreality; Kitsch; Cute; Contemproary painting;
Western.
1. Introducción
Para comenzar con nuestro estudio sobre la planicidad en la pintura contemporánea a
consecuencia de la influencia de los medios de masas en la sociedad neo-capitalista
actual occidental, comenzaremos introduciendo una serie de apuntes clave para
comprender las relaciones que se establecen entre la representación del espacio en
la pintura y la propia conceptualización de la realidad contemporánea. La artista y
ensayista Hito Steyerl (Steyerl et al., 2016) plantea las relaciones que pueden
darse
entre la falta de fundamento filosófico de la sociedad, lo cual es acusado por ella
de ser
el origen de un estado de caída permanente de la misma1
, y la pérdida de la perspectiva
lineal como método de representación de la realidad a causa de las nuevas formas
de representar el espacio, como los paisajes fotografiados por satélites que
eliminan
el punto de fuga, así como las imágenes procedentes de los medios digitales, que
son ofrecidas desde la planicidad de la pantalla. Es por ello que aportamos algunas
indicaciones acerca de cómo los filósofos más influyentes del siglo XX han dado sus
respuestas interpretativas acerca de la situación de los individuos en la sociedad
de
valores capitalistas que ha trascendido hasta el siglo XXI.
La filosofía de Heidegger queda fundamentada en el análisis del concepto de ser
como
uno de los conceptos más universales e indefinibles en su publicación Ser y Tiempo2
(1998). Resulta tan fundamental porque según el autor, la respuesta a la pregunta
sobre la razón y naturaleza del ser debe ser respondida previamente al
planteamiento
1. Referencias directas a la filosofía de Heidegger que veremos a continuación.
2. Publicación del original: Sein und Zeit, 1927.
197
de cualquier otra pregunta acerca de la realidad. En la teoría de Lefebvre (2013)
acerca de la construcción del espacio también es evidente la relevancia del sujeto,
que equivaldría en la filosofía heideggeriana al concepto de “ser-ahí” 3
: aquello que
tiene la capacidad para preguntarse por el ser como concepto universal. Esta
relación
del ser-ahí con el espacio o con el mundo se fundamenta en la utilidad que
otorgamos
a los objetos según interactuamos con ellos, es decir, según el propio ser-ahí y
como
parte del mismo: “La extensión es aquella estructura del ser del ente en cuestión
que
tiene que “ser” ya antes de todas las demás determinaciones de su ser, para que
éstas
puedan “ser” lo que son” (Heidegger, 1998: 105). El espacio es en tanto que el
serahí lo ocupa. No se trata de un espacio en distancias geométricas, sino en la
relación
del ser-ahí en el mundo y con los entes del mundo. El ser-ahí es en tanto que se
relaciona con lo otro –entendiendo lo otro como parte del mismo ser-ahí, lo que
queda
relacionado a la teoría de Jacques Lacan (2010)-.
La vocación del ser de Heidegger es intervenida y dirigida por la influencia del
capitalismo y la sociedad de consumo, debido al creciente poder de las grandes
corporaciones empresariales que llegan a situarse por encima de los gobiernos y
marcan el curso de la economía global; así como una velocidad vertiginosa del
avance
tecnológico, las telecomunicaciones y la migración de las sociedades, tal y como
establece el filósofo y sociólogo Zyzmunt Bauman (2004)4
. Es así como el consumo
tiene su causa en el ocio o deseo de distinción, y no en la necesidad; sustituyendo
los
valores sociales y personales por los materiales. Se trata de un consumismo basado
en la apariencia por encima de la esencia, el mismo simulacro sobre el que trata
Jean
Baudrillard (2005)5
. Apariencia dada por la imagen, que según Debord tiene lugar para
generar más imágenes, por lo que el fin, en definitiva, no existe como tal: se
trata de
un continuo retorno (Debord y Pardo, 2012: 41).
Gianni Vattimo ya calificaría a la sociedad desde principios de los años 90 como la
perteneciente a los mass media (Vattimo y Oñate, 1996: 73), permitiendo descubrir
el curso hacia el futuro y aportando caos y complejidad, lo cual no resulta
totalmente
negativo: “Realidad, para nosotros, es más bien el resultado de entrecruzarse, […]
de
las múltiples imágenes, interpretaciones y reconstrucciones que compiten entre sí,
o
3. Puede ser interpretado como el ser-humano o sujeto, aunque emplea esta expresión
–
dasein en alemán- para desvincular a la misma expresión de las posibles
connotaciones que
el término sujeto podría conllevar, como por ejemplo, el concepto de objeto
diferenciado del
sujeto. Digamos que ser-ahí podría entenderse como la expresión para referir al
sujeto más
universal, el fenomenológico. Al ser en sí mismo: “El “ser ahí” es, además, un ente
que en
cada caso soy yo mismo” (Heidegger, 1998: 65).
4. Publicado en 1999.
5. Título original: La precessions des simulacres l’effet Beaubourg a l’ombre des
majorités
silencieuses. Publicación original en 1978.
198
que, de cualquier manera, sin coordinación «central» alguna, distribuyen los media”
(Ibídem: 81). Basándose en la filosofía de Nietzsche6
y Heidegger, que establecen
que la realidad no debe reducirse a lo que la ciencia y a lo que desde la
“objetividad”
se “demuestra” por el hecho de que estos factores reducen la realidad a los niveles
comprensibles del ser humano, Vattimo estipula -a favor de las imágenes de los
media- que quizás la pérdida del sentido de la realidad que estas proponen no
resulte
tan catastrófica, ya que cada uno de los relatos posibles y diferentes entre sí
tampoco
son capaces de otorgar una explicación objetiva sobre la realidad. El mismo
filósofo
establece que se trata de un mundo de «fabulaciones» operadas por el sistema
media-ciencias sociales (Ibídem: 111). Una interpretación muy cercana al simulacro
de Baudrillard y al espectáculo de Debord, pues la libertad de confluencias de
posibilidades también se convierten en ficción cuando todos ellos están
determinados
por un mismo sistema de producción y consumo, tal y como ocurre en la novela de
Onwell7
a la que Vattimo hace referencia: “[…] los media siempre pueden ser también
la voz del «Gran Hermano»” (Ibídem: 85).
2. El medio digital como el nuevo espacio
Continuamos analizando la imagen teniendo en cuenta el soporte de la misma. El
medio es aquello que posibilita la conexión del emisor con el receptor, por lo que
se
considera medio tanto el soporte de la imagen como el contexto en que tiene lugar
la comunicación. Las imágenes electrónicas, al contrario que las imágenes físicas,
funcionan como fantasmas que aparecen y desaparecen alternativamente: “Los
medios […] no son localizados en ningún lugar u objeto en concreto, pero ellos son
en
sí mismos el espacio en los que los mensajes y las representaciones se desarrollan
y circulan”8
(Mitchell, 2005: 216). Las imágenes electrónicas se asemejan más a las
imágenes mentales por su cualidad efímera y su fluidez, razones por las que Brea
las
llama imágenes-tiempo; un tiempo fundamentado no en su avance secuencial –como
sucede con las imágenes fílmicas-, sino en el ocurrir: “Imágenes acontecimiento”
(Brea,
2010: 74). No son imágenes que tengan que tener coherencia espacial o secuencial,
sino que aparecen independientemente de su respectiva anterior o posterior. De esta
forma la memoria deja de ser necesaria para su asimilación, teniendo lugar en el
presente y para el presente; sin intención de exhibirse como emisora de un concepto
trascendental con el que interactuar con su observador, y sin intención de perdurar
en
el tiempo.
6. El autor se refiere a su obra La Gaya Ciencia, en la que Nietzsche recomienda el
“[…] seguir
soñando sabiendo que se sueña” (Vattimo y Oñate, 1996: 85).
7. 1984 es el título de la novela.
8. “The media […] are not located in a particular place or thing, but are
themselves the space
in which messages and representations thrive and circulate”.
199
Según Sartori (2008), la televisión –antes analógica y ahora digital- ha alterado
la
naturaleza de la comunicación por llevarla al ámbito de la imagen, generando un
lenguaje internacional, perteneciente a un hipotético nuevo ser humano: el homo
videns. Se trata de la pantalla más utilizada durante el siglo XX, y en la
actualidad
para la población mayor de 65 años. Sin embargo entre la población más joven -los
pertenecientes a la generación X, o la generación millennial o Y, o la generación
Z- la
utilización de dispositivos móviles aumenta respectivamente. Este cambio sería
fruto
de la producción -desde 2007/2010- de aparatos que facilitaran la interactividad de
los usuarios, combinando cámaras o grabadoras de audio con complejos sistemas
de softwares en artefactos como teléfonos inteligentes; y la evolución de las
líneas de
internet y las conexiones Wi-Fi (Reyma et al., 2018: 37). Hechos que también dieron
lugar a la aparición del User-generated media (UGM) (Shao, 2009).
Según datos oficiales de Statista (2020), 2,96 billones de personas tienen acceso a
redes sociales en 2020, frente al 0,97 billones del 2010, suponiendo la mayoría de
modos de participación online; y se estima que en 2021 la cifra llegue a los 3,1
billones.
En 2019 las cifras supusieron el 45% de la población mundial. Aproximadamente
2.500 millones de usuarios son de Facebook –donde la mayor actividad es compartir
fotos, estados y juegos sociales- , siguiéndole 2.000 millones en YouTube –
compartir
videos- y 1.600 millones en WhatsApp –mensajes y material audiovisual9
.
Esto supone que la población que utiliza las redes sociales cada vez interactúa más
con los espacios virtuales de internet y sus imágenes, generando nuevas relaciones
entre espacio físico y virtual. Tal y como afirman Melamud y Waisman: “Los niños
actuales son nativos digitales y vivirán en una sociedad en la que el estudio, el
trabajo,
las relaciones interpersonales, la información y el conocimiento seguirán estando
mediados a través del universo digital” (2019: 350).
La constancia y la permanencia de interactuación en las redes sociales necesarias
para llevar a cabo con éxito un plan de autopromoción digital, termina ocupando
gran parte del tiempo de los prosumidores. Y entre las diferentes tareas a
desarrollar
resulta fundamental el establecimiento de unas bases de atracción visual del
contenido
digital, llevado a cabo según varios criterios (Reyma et al., 2018: 42-45): El uso
específico del color, prefiriendo colores brillantes y saturados; diseño y
composición
simétricas y fáciles de reconocer; lo cual queda relacionado a los principios del
diseño
gráfico como contraste, repetición, alineación y proximidad –C.R.A.P.-; la
selección
de tipografías adecuadas para el texto; la elección de imágenes determinadas, que
facilitan el mensaje que se pretende transmitir y la correcta creación de contenido
audiovisual a partir del conocimiento de unos fundamentos básicos para ello. Vemos
9. Información del mes de Enero 2020.
200
conveniente incluir la teoría de Arnheim (2006: 343), que establecía que la
repetición
de las variaciones dinámicas de las imágenes, terminan por establecer un estilo
representacional considerado como natural. Mediante la publicidad se consigue, por
lo tanto, que los mensajes lanzados desde los medios visuales a la sociedad, se
asimilen como parte de la cotidianidad.
3. La nueva estética de la contemporaneidad: kitsch y cuqui como agentes de
lo popular
Entre el eclecticismo de los múltiples discursos estéticos diferentes existentes,
la
estética del marketing es el lenguaje visual más común e internacional en la
sociedad
occidental contemporánea, quedando demostrado en el uso que los individuos hacen
de las imágenes. Como establece Castro Flórez, el naturalismo y el hiperrealismo –
entendiendo estos dos términos en relación a la exhibición de la vida desde los
medios
de masas, como los reallity shows, los talk shows, youtubers, artistas que trabajan
en
las redes, etc.- son el nuevo panorama estético y estilístico contemporáneo. De tal
forma que se “[…] llega a la indiferenciación de arte y vida, publicidad y
programa,
acontecimiento y relato” (Castro Flórez, 2019: 86). El espectáculo también se
encuentra en las imágenes bélicas, de ataques terroristas, catástrofes atmosféricas
o sanitarias, que han llegado a formar parte de nuestro imaginario contemporáneo
común, dada las múltiples cámaras de fotografía y video instaladas en los móviles
que toda la población posee; dándose así más motivos para que ocurran sucesos,
como los pseudo-acontecimientos de Sartori (2008). Instaurar el miedo a través de
la imagen y hacer publicidad del poder, puede ser uno de los fines; un simulacro
que
se apropia de la realidad, y se impone como tal desde la pantalla. Definitivamente
la
pantalla plana es entendida estéticamente como el nuevo escenario espacial sobre el
que sucede la nueva hiperrealidad.
Como herramienta política de control sobre las masas a través de la propaganda es
calificado el término kitsch por Greenberg (2006)10. Por otra parte debemos
referirnos
al término cuqui de Simon May (2019) que se emplea para calificar objetos que por
una
parte resultan vulnerables e inocentes, pero que sin embargo controlan la capacidad
de decisión e incitan al consumismo, adquiriendo un componente de siniestralidad11.
En Japón la traducción del término es Kawaii, una estética fruto de un estilo de
vida
generado tras la derrota del país en la Segunda Guerra Mundial, con la bomba
atómica
detonada por Estados Unidos. “[…] resultado de la humillación, la impotencia y la
10. Publicación original en el año 1939.
11. El término siniestro es analizado por Freud en Lo Siniestro, 1919, como aquello
conocido
que se torna extraño.
201
subsiguiente infantilización que, […] produjo en la sociedad japonesa la ocupación
norteamericana” (Barlés Báguena y Almazán Tomás, 2010: 627).
Las estética cuqui como parte del Kitsch puede ser considerada como una de las
más adecuadas en la contemporaneidad por su capacidad de camuflar los aspectos
negativos. Pero además, y paradójicamente, podríamos argumentar que se trata de
un estilo sincero, pues es resultado del capitalismo consumista y actúa como
símbolo:
no remite a nada más que a sí mismo como garantía de felicidad. Este estilo puede
ser utilizado para reivindicar, desde la ironía, esta falta de valores y el exceso
de
esteticismo de nuestra sociedad, permitiendo que el observador interactúe con la
imagen tomando estos valores como claves de un nuevo discurso que invita al cambio
y a la regeneración.
4. La representación del espacio en la pintura contemporánea: la evolución del
Pop art hacia la representación de la pantalla como el nuevo espacio
Tomando como punto de partida la obra titulada For Kate, 1947, de Kurt Schwitters,
y la archiconocida de extenso título, 1956, de Richard Hamilton, además de otros
nombres como Eduardo Paolozzi, Peter Blake, David Hockney; sería Andy Warhol en
Estados Unidos uno de los mayores exponentes del movimiento Pop, junto a James
Rosenquist. La influencia de dichos artistas se hace obvia en la obra de artistas
contemporáneos consolidados como Jeff Koons y emergentes como el británico Philip
Colbert. En los trabajos de ambos la imagen digital se convierte en protagonista de
las pinturas, ya sea por los referentes que aparecen en sus composiciones, como por
las técnicas pictóricas empleadas en los mismos, que tienden a la planicidad de las
texturas.
Dicha influencia, por causa del fenómeno de la globalización (Neil, 2017: 272-273),
llegaría a los artistas japoneses, dando lugar la estética y movimiento
Superflat12,
cuyo mayor exponente es el artista Takashi Murakami. Dicha estética parte de la
bidimensionalidad de la representación gráfica y plástica japonesa tradicional
propia
del periodo de arte japonés Edo (1615 – 1868), durante el cual la representación
gráfica y plástica del espacio tienden a la planicidad y a los múltiples puntos de
vista,
otorgando relevancia homogénea a la mayoría de la superficie. Siendo consciente
Murakami de la repercusión que la perspectiva matemática tuvo en la representación
del espacio en las artes plásticas occidentales, lo cual dista significativamente
de la
tradición japonesa; la estética propia del movimiento Superflat es propuesta por el
artista como puramente oriental, e incluso atribuye, en parte, la desaparición de
la
12. “Superplano”. Estilo que mezcla el arte japonés tradicional aplicando técnicas
como ukiyo
e –grabados de xilografía o madera- , el arte de vanguardia, el manga y el anime;
como
producto de la cultura japonesa tras el bombardeo en Hiroshima.
202
perspectiva en el arte del siglo XX europeo con la aparición de movimientos
artísticos
como el Cubismo, a una influencia del arte japonés a finales del siglo XIX en
Europa,
concretamente en Francia (Trujillo Dennis, 2016: 363).
Otros artistas similares a Murakami en cuanto a la fusión del Arte pop japonés y
occidental son Mr. y MADSAKI; los cuales ya son incluidos dentro del panorama
internacional junto a otros nombres occidentales como Kaws, Erik Parker, Reas o
el granadino Paco Pomet. Resulta constante en sus creaciones la referencialidad y
apropiación de las imágenes procedentes de los medios de masas, representándose
así la hiperrealidad.
Con el objetivo de identificar cuál es y será la evolución de esta forma de
representar
el espacio a través de la pintura en la producción plástica de artistas emergentes
en
occidente, hemos desarrollado un estudio basado en una selección de diez artistas
jóvenes nacidos entre la segunda mitad de la década de los años ochenta y
principios
de los noventa, de diferentes ciudades europeas y americanas. Todos ellos han
contestado a una serie de cuestiones cuyo objetivo es proporcionar –desde el
análisis
de sus respuestas- una visión más concreta acerca de cómo los aspectos tratados
intervienen y afectan en su producción pictórica. Los más relevantes a analizar
serían:
el modo en que representan el espacio, la relación que esto tiene con la forma de
concebirlo o conceptualizarlo, y la influencia que las imágenes dadas por los
medios
de comunicación o los medios audiovisuales ejercen sobre sus pinturas. Pero
previamente al desarrollo de este estudio, procederemos a presentar a los artistas
que gentilmente han participado.
• Katerina Zbortkova (1986 - ). Trabaja actualmente entre Praga, Viena y
Londres. Estudió el Grado en Bellas Artes en la University of the Arts London
– London College of Communication, Londres, R.U. Entre sus exposiciones
más relevantes caben destacar Cursed Images, 2019, y Rhizome- Images of
Thought, 2020; ambas en Galerie Kandhofer en Viena (Galerie Kanhofer, S.
F).
203
Figura 1. Katerina Zbortkova. When 2 Become 1. 2020. Óleo sobre lienzo. ©Katerina
Zbortkova.
Fotografía cortesía de la artista.
• Sean Norvert (1987 - ). Reside y trabaja en Los Ángeles. Estudió en Art Center
College of Design de Pasadena, California, EE.UU. Ha expuesto en galerías
de EE.UU y Japón13 (Sean Norvet, S. F).
• Arturo Montalvo (1988 - ). Reside y trabaja en San Cristóbal de las Casas,
Chiapas, México. Estudió artes plásticas en la Universidad Bauhaus en la
ciudad de la Puebla (México). Ha expuesto en ciudades como Puebla, Tokio
y Barcelona14.
Figura 2. Arturo Montalvo. Sick sad world. 2017. Carboncillo y acrílico sobre
papel. 100 x 200
cm. ©Arturo montalvo. Fotografía cortesía del artista.
• Miguel Scheroff (1988 - ). Reside y trabaja en Navas de Tolosa, Jaén,
España.
Estudió la Licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Granada (España)
y Máster de Arte, Idea y Producción artística en la Universidad de Sevilla
(España). Ha expuesto en galerías españolas como RENACE Art Gallery
en Baeza, 2019, o Galería La Zuca, 2013. Otras exposiciones han tenido
lugar en Centro Cultural de arte contemporáneo La Carolina (Jaén), 2017;
o Centro de Cultura Contemporánea La Térmica de Málaga, 2019. Además
ha expuesto en numerosas ferias de arte contemporáneo internacionales en
países como Suiza, Alemania, Italia, y China15.
13. Arragements – Richard Heller Gallery, Santa Mónica, EE.UU, 2019; High On Stress
–
Amala Gallery, Tokio, 2017
.
14. Caos y fractales, - Museo Universitario Casa de los Muñecos, Puebla; Darkness
of México-,
Instituto Cervantes, Japón; Sensaciones incidentes - Casa México, Barcelona.
15. The Solo Project Basel, - Kir Royal Gallery, Basel, 2015; Kölner Liste –
Contemporary Art
Fair, Kir Royal Gallery, Colonia, 2015; Setup Art Fair – Kir Royal Gallery,
Bolonia; Art Beijing –
Contemporary Art Fair of china, Kir Royal Gallery, Pekín, 2014.
204
Figura 3. Miguel Scheroff. Batlle Royale (Humans and fight affairs). 2019. Óleo y
esmalte
sobre lienzo. 200 x 200 cm. ©Miguel Scheroff. Fotografía cortesía del artista.
• Allison Zuckerman (1990 - ). Reside y trabaja en Nueva York. Estudió un
Grado en Bellas Artes en la Universidad de Pennsylvania y un Máster en
Bellas Artes en la School of the Art Institute of Chicago (EE.UU). Ha expuesto
en ciudades como Miami y Akron en su país, y en Herzliya (Israel)16.
Figura 4. Allison Zuckerman. The Courtship. 2018. Acrílico y tinta sobre lienzo.
213 x 185 cm.
©Allison Zuckerman. Fotografía cortesía de la artista.
• Hunter Potter (1990 - ). Reside y trabaja en Nueva York. Estudió un
Grado en Artes en la Universidad de Vermont (EE.UU). Ha expuesto en
16. Stranger in Paradise - Rubell Museum, - Miami, FL, December 2017 – 2018; Pirate
and
Muse - Akron Art Museum, Akron, OH, October 2018 – 2019; To Create from a Cloud -
Herzliya
Museum, Herzliya, September 2019 - February 2020.
205
galerías de Londres y Nueva York17 en los últimos años (Hunter Potter,
S. F).
• Emma Stern (1992 - ). Reside y trabaja en Nueva York. Estudió el Grado en
Artes en Pratt Institute de Brooklyn, N.Y. (EE.UU). Ha expuesto en galerías
de Atenas, N.Y. y Glasgow18.
Figura 5. Emma Stern. April + May. 2020. Óleo sobre lienzo. 203 x 162 cm. ©Emma
Stern.
Fotografía cortesía de la artista.
• Philip Gerald (1992 - ). Reside y trabaja en Dublin. Estudió en el Fine Art
Sculpture National College of Art and Design de Dublín (Irlanda). Ha expuesto
en galerías de Amsterdam, Seattle, Valencia y Londres19.
17. I Ain’t Half The Man I Wanted To Be – Public Gallery, London, 2020; Happy To Be
Here
— Deli Grocery New York; Brooklyn, NY, 2019; It’s a New Life For Me — ChaShaMa Port
Authority; New York, 2019.
18. American Woman – Allouche-Benias Gallery, Atenas, 2020; Post-Analogue III – The
Hole,
Nueva York, 2019; Cheek to the Cliff – Love Unlimited Glasgow, Glasgow, 2018.
19. Post Digital Pop – The Garage, Amsterdam, 2019; Ultra Light Beams – Mount
Analogue,
Seatle, 2019; Something Borrowed – Plastic Murs, Valencia, 2019; Alter Ego – Unit
London,
2020.
206
Figura 6. Philip Gerald. Fragonzard Bootleg. 2019. Acrílico sobre lienzo. 120 x 150
cm. ©Philip
Gerard. Fotografía cortesía del artista.
• Oli Epp (1994 - ). Reside y trabaja en Londres. Estudió el Grado en Bellas
Artes en City & Guilds of London Art School, Kennington (R.U). Ha expuesto
en galerías de Londres, Berlín, Los Ángeles, y París20.
Figura 7. Oli Epp. Aphrodisiac. 2019. Óleo y acrílico sobre l ienzo. 200 x 160 cm.
©Oli Epp.
Fotografía cortesía del artista.
• Carter Flachbarth (1996 - ). Reside y trabaja entre las ciudades de Atlanta, y
Nueva York. Estudió en Savanna College of Art and Design, (EE.UU). Este
joven artista ha expuesto su obra en su país en Milán21
20. Oxymoron – Carl Kostyál Gallery, Londres, R.U, 2019; Two person show, “Karma”
with
Roxanne Jackson – DUVE Gallery, Berlín, 2019; Contactless – Richard Heller Gallery,
Los
Ángeles, 2019; Epiphanies – Semiose Galerie, París, 2018.
21. Cut, Copy, Paste - Plan X Gallery, Milan, 2020.
207
.
Figura 8. Carter Flachbarth. Flowers (1). 2020. Acrílico y tiza sobre lienzo. 100 x
120 cm.
©Carter Flachbarth. Fotografía cortesía del artista.
La selección en particular de estos diez creadores se ha llevado a cabo a lo largo
de
varios años, a partir de la exploración de espacios de arte -físicos y virtuales-,
con el fin
de localizar obra pictórica que expresara de forma plástica las características
propias
que estamos tratando. Uno de los factores determinantes es la evidente incidencia
que las imágenes de los medios digitales ejercen sobre sus obras. Es por ello que
hemos consultado catálogos impresos y digitales, páginas web oficiales y perfiles
de
redes sociales –principalmente Instagram- de los artistas o galerías de arte, en
los que
van publicando sus creaciones y exposiciones a tiempo real. Tras la localización de
numerosas obras, se realizó una selección en función de factores como la edad de
los
artistas –ya que todos ellos pertenecen a la generación millennial-, la procedencia
–
sociedad occidental- y la trayectoria –ya que se encuentran en una etapa emergente
de
sus respectivas carreras, aunque todos ellos trabajan con galerías de arte
relevantes
además de contar con exposiciones individuales de cierta relevancia-. Se trata de
una
generación que ha crecido junto al avance de las nuevas tecnologías y los medios
digitales. Para precisamente aportar datos más concretos sobre estos asuntos,
vamos a proceder a analizar las respuestas que cada uno de ellos han aportado a las
cuestiones que les hemos planteado22.
Las primeras de ellas serían las siguientes: ¿Queda tu arte relacionado al sistema
capitalista y/o a la globalización? ¿Refleja tu producción artística las
consecuencias
de este sistema, o intenta ayudar a luchar en contra de ellas? ¿Crees que la
estética
de tu obra está relacionada a la estética del marketing?
La respuesta a estas primeras preguntas ha sido generalmente afirmativas, aunque
se dan matizaciones. Mientras Zuckerman, Montalvo y Scheroff afirman que en
22. Las respuestas literales de cada una de las preguntas pueden encontrarse en el
anexo.
208
sus obras podemos encontrar una visión crítica contra el sistema capitalista y sus
consecuencias, otros artistas como Stern, Zbortkova, Gerald, y Oli Epp, reconocen
que en sus obras se pueden apreciar referencias al sistema capitalista, pero no de
forma crítica explícitamente, sino como consecuencias de ser creadas dentro del
mismo. Por otra parte, Flachbarth indica que la relación entre su obra y la
sociedad
capitalista no se puede situar en una posición crítica ni como consecuencia, al
igual
que Norvet o Hunter Potter.
En cuanto a la influencia de la estética del marketing en sus respectivas
producciones,
la totalidad de estos artistas reconocen que el Arte pop sería el medio a través
del que
intervendría este factor en sus obras. Algunos reconocen esta influencia como
directa,
en incluso con propósitos específicos, como Flachbarth o Zbortkova, quienes afirman
que intentan hacer llegar su obra a un gran número de personas. Otros como Oli
Epp además hacen referencia a cualidades que hemos calificado anteriormente como
cuqui, como parte de su propia obra. Por otra parte, artistas como Scheroff y
Norvet
reconocen que adoptan esta estética de forma indirecta, pues un análisis de la
realidad
contemporánea en la sociedad occidental general, requeriría de la incorporación de
los
elementos que la conforman. Quizás la posición de Stern, quien no reconoce barreras
entre una estética perteneciente al arte y una estética perteneciente al mercado,
sea la razón principal por la cual todos estos artistas parecen estar de acuerdo al
responder afirmativamente. Además Philip Gerald relaciona su obra a la Remix
culture,
defendiendo la generación de obras artísticas a partir de otras imágenes ya creadas
previamente.
Por lo tanto, podemos determinar que mientras existe diversidad de opiniones en
cuanto a la relación de la obra de estos artistas con el sistema capitalista, ya
que
algunos consideran hacer una crítica, mientras otros determinan que sus obras
pueden
ser consecuencia de este en parte, y otros no pueden determinar qué tipo de
relación
existe, sin negar la existencia de esta; la totalidad de los mismos sí reconoce que
la
estética del marketing termina formando parte de sus obras.
En cuanto a la siguiente pregunta, en la que se solicita a cada uno de los artistas
que definan, a través de un número, el carácter kitsch de sus pinturas –siendo 1
interpretado como nada, y siendo 10 interpretado como totalmente- sólo uno de los
artistas indicó una calificación inferior al 5, –Hunter Potter, con un 3-, mientras
otros
como Zbortkova, Scheroff, y Gerald, indicaron un 10. La media general es de un 7,3
aproximadamente23, por lo que sí que podríamos afirmar que la estética kitsch forma
parte del arte contemporáneo creado por esta selección de artistas jóvenes.
23. En la media no participa la artista Allison Zuckerman, ya que no quiso
responder a esta
pregunta cuantitativamente.
209
También preguntamos de forma directa la siguiente cuestión: -Desde tu punto de
vista,
¿crees que las imágenes influencian la forma en que los humanos percibimos el
espacio?
¿Por qué? ¿Cómo influye esto en tu obra?- Todos los jóvenes artistas respondieron
afirmativamente, aportando diferentes argumentaciones. Parece que Gerald es el que
menor valor otorga a este factor de entre los artistas entrevistados, ya que a
pesar de
reconocer que las imágenes implican algún tipo de actividad en un espacio concreto
–aunque se refiere más precisamente al espacio expositivo de la galería de arte-,
también niega su preocupación sobre ello. Mientras Stern, Flachbarth, Scheroff,
Norvet
y Hunter Potter opinan que las imágenes que observamos diariamente determinan
nuestra forma de percibir el espacio, y que esto es reflejado posteriormente en sus
creaciones. Este nuevo tipo de representación espacial es interpretado por Montalvo
y
Zbotkova como una superposición de elementos que según nuestro estudio implica un
factor determinante: la superficie plana. Esta es referida directamente en la
respuesta
de Zuckerman, quien afirma que el espacio ha sido reemplazado por los píxeles de la
pantalla; y también en la respuesta de Oli Epp, quien insiste en el papel de las
redes
sociales como medio que ofrece una visión de la realidad alternativa desde un punto
de vista pictórico, que es dado desde la planicidad de la pantalla.
Continuamos preguntando acerca de las dimensiones espaciales que estos artistas
creen que se representan en sus obras, por lo que introdujimos la siguiente
cuestión:
-¿Crees que tus pinturas están más relacionadas con un espacio bidimensional plano,
un espacio tridimensional que incluye la profundidad, o un espacio tetradimensional
que incluye al tiempo? -Dado que las respuestas han resultado más singulares que
las anteriores, creemos conveniente incluir comentarios sobre cada una de ellas de
forma individual:
- Scheroff: Se posiciona contra la bidimensionalidad de los medios para interpretar
la obra de arte, puesto que apela a la tetradimensionalidad para poder
interpretarlas
adecuadamente.
- Montalvo: Establece la bidimensionalidad como la naturaleza de la pantalla,
aunque
en sus obras el volumen también aparezca. Se refiere a la cuarta dimensión como el
aspecto de la temporalidad que puede interpretarse en sus obras, así como la carga
espiritual.
- Hunter Potter: Afirma que en su obra se da una mezcla de estas dimensiones.
- Stern: Implica en su obra desde las dos a las cuatro dimensiones, ya que la
pantalla
que toma como referente es plana, pero en esta intenta reflejar algo de
profundidad,
además de sugerir algún tipo de narración que necesitaría del factor tiempo. No
210
obstante, debemos tener en cuenta que la realidad que Stern representa es virtual y
percibida a través de la pantalla.
- Zbortkova: La artista entiende al espacio virtual como tetradimensional. Sin
embargo,
dado el estudio previo que hemos realizado, podríamos afirmar que al igual que
ocurre en la obra de Stern, la bidimensionalidad toma protagonismo en su obra por
las
referencias a la pantalla.
- Flachbarth: Argumenta por la representación de un espacio comprendido entre las
dos y las tres dimensiones. Cuando observamos sus pinturas, la bidimensionalidad
representa uno de los conceptos que primero se interpretan de estas, dadas la
ausencia de perspectivas y naturalismo.
- Zuckerman: Sobre un plano bidimensional, la artista superpone elementos que
pueden dar lugar a una tridimensionalidad muy sutil.
- Norvet: Representa una combinación de tridimensionalidad y bidimensionalidad en
sus obras, ya que mezcla representaciones naturalistas con claroscuros bien
definidos
junto a imágenes planas.
- Gerald: Afirma que su trabajo consiste en pintar una imagen plana dada por la
pantalla, sobre un lienzo; por lo que se deduce la relevancia de la
bidimensionalidad.
- Oli Epp: Hace referencia a la planicidad de sus pinturas y a cómo esta puede dar
lugar a la expectación de un mínimo movimiento.
Las diversas respuestas sobre esta cuestión se homogeneizan en la siguiente
cuestión
en la que nos referimos a los nuevos medios digitales de comunicación como
internet,
así como a los tradicionales, y su conexión con la producción de los artistas.
También
nos referimos a cómo las imágenes de las pantallas intervienen en su producción, ya
sea como herramienta de trabajo o como inspiración. Tras el análisis de las
diferentes
respuestas, podemos establecer la siguiente interpretación: Casi el total de los
artistas
reconocen la fuerte influencia que ejercen las pantallas en la forma de representar
el
espacio en sus imágenes, exceptuando a Hunter Potter, quien atribuye más relevancia
a la música. Flachbarth, por ejemplo, menciona la capacidad de la tecnología para
alterar la percepción humana. Gerald hace referencia a una era post-digital o
postinternet en la que contextualiza su obra. La pantalla y su contenido como
fuente de
inspiración también es reconocida por Zuckerman, Montalvo, Zbortkova, Scheroff,
Norvet, Oli Epp y Stern. Aunque muchos de estos artistas, además de implicar a
las dos dimensiones, apelan a la tercera y la cuarta dimensión en sus obras, con
sus respuestas a la pregunta anterior, podríamos establecer interpretativamente,
que dado que en la mayoría de las pinturas de estos artistas se hace referencia o
se parte del concepto de la pantalla como el medio desde el que se interpreta el
211
espacio fundamentalmente, la bidimensionalidad como concepto es esencial en sus
creaciones.
5. Conclusiones
Vivimos en un espacio característico por la exagerada presencia de imágenes desde
los medios digitales de comunicación que van construyendo un espacio simulado
virtual y que interviene en nuestra conceptualización general del mismo. Términos
como hiperrealidad o simulacro han sustituido al de realidad, y términos como
prosumidor toman cada vez más importancia en la definición del sujeto. Todo ello
propicia una superficialidad conceptual que da lugar a una nueva estética basada en
la misma –en un principio- y que puede hacer concebir a la pintura contemporánea
como banal. No obstante, nuestro análisis evidencia cómo estas pinturas reflejan
una
realidad social estudiada en la filosofía por autores como Heidegger, Vattimo,
Bauman,
Debord y Baudrillard; en la que el consumismo es consecuencia de la constante y
veloz transformación de la realidad, en la cual la producción en masa es
considerada
como uno de sus valores fundamentales de un supuesto desarrollo.
Términos como kitsch y cuqui dominan la estética del arte como consecuencia de la
influencia de las imágenes del marketing que configuran el nuevo espacio, y cuyo
objetivo es generar un determinado shock en el posible consumidor. Así queda
expresado en los trabajos de los jóvenes artistas a los que hemos entrevistado y en
las respuestas que han aportado. Hemos comprobado cómo esta nueva corriente
pictórica continúa la trayectoria del Arte Pop globalizado, tanto conceptualmente
como
estéticamente; sin dejar de renovarse y transformarse en función del desarrollo de
la
sociedad. En consecuencia encontramos un espacio representado que refleja muy
evidentemente la bidimensionalidad de las pantallas que configuran el nuevo
espacio.
ENTREVISTA A UNA SELECCIÓN DE 10 ARTISTAS MILLENNIALS PROCEDENTES
DE EUROPA Y AMÉRICA. 202024.