T3 g65 Herazo
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31/05/2019
Por lo general a la hora de aprender nos centramos en la adquisición de conocimientos y en el
desarrollo de habilidades, pero olvidamos que en nuestra vida profesional y en nuestra vida
misma, nos vemos obligados a tomar decisiones y actuar conforme a nuestra finalidad. En la
Educación Básica y Media, la mayoría de nosotros los estudiantes leemos textos que están
diseñados para aprender como por ejemplo los manuales escolares, y textos para informar
como lo son las tareas y trabajos cotidianos mientras que en la Educación Universitaria o
Educación Superior nos enfrentamos a géneros discursivos relacionados, fundamentalmente,
con tipologías textuales expositivas, descriptivas y argumentativas y con temáticas
especializadas, la mayoría de gran complejidad que requieren grados superiores de
abstracción; por eso, hoy ha ganado consenso la idea de emprender diferentes procesos de
alfabetización y socialización académica que hagan posible la inserción de los aprendices en
las comunidades discursivas específicas.
“Los docentes universitarios señalaban como queja recurrente las deficiencias en lectura y
escritura académicas de sus estudiantes. Este vacío es explicado, en muchas ocasiones, desde
el desempeño de la escuela básica y media, que no logra resolver el problema de la
formación de lectores y escritores competentes/estratégicos y desde factores relacionados con
la procedencia familiar y sociocultural que, al parecer, determinan de modo fuerte las
maneras de leer y de escribir.”
Camargo M. Zahyra, Uribe A. Graciela, Zambrano V. Juan D. (2013).
Partiendo de que la alfabetización es un proceso, podemos comprender que la formación
universitaria constituye un espacio educativo diferente de los que le preceden en cuanto es
más específico y profesional.
Cultura académica: En aras de una delimitación conceptual y para pensar las prácticas e
interrelaciones particulares que toma la cultura en la universidad, se acude a una noción de
cultura académica que en su fuerza homogeneizadora y estabilizadora opera en las aulas,
laboratorios, auditorios, centros de investigación, congresos, páginas web y otros espacios y
prácticas universitarias y, a su vez, deja fisuras que abren la posibilidad de cambio y
producción en estos y otros espacios.
En este orden de ideas, la cultura académica abarca, también, los procesos de lectura y
escritura, desde la dimensión pedagógica, como se evidencia en las tensiones de toda índole,
propias de la formación universitaria en Colombia (estudio vs trabajo, formación vs
instrucción, producto vs proceso, géneros reproductivos vs géneros productivos –examen,
informe de laboratorio, exposición, disertación, ensayo, clase magistral, de un lado, y artículos
científicos y ponencias, de otro).
Lectura y escritura:
Estos procesos, en el ámbito de la educación superior, han generado en las últimas décadas un
amplio desarrollo investigativo desde diferentes campos disciplinares, que ha posibilitado el
surgimiento de nuevas perspectivas teóricas y metodológicas que sugieren la necesidad de
efectuar cambios en las concepciones, prácticas y formas cómo se abordan los procesos de
enseñanza y de aprendizaje de la lectura y de la escritura para lograr condiciones superiores
de alfabetización académica.
Alfabetización:
En un sentido amplio, y de acuerdo con lo señalado por la UNESCO (1999)
Más que como una finalidad en sí misma […] como una manera de preparar al hombre para
un papel social, cívico y económico que va más allá de los límites de una tarea rudimentaria
de alfabetización que consista simplemente en enseñar a leer y a escribir
(Colomer y Camps, 1996: 17)
Este campo de estudio englobaría todas aquellas acciones específicas llevadas a cabo por los
distintos docentes con vistas a ayudar a que:
"los universitarios aprendan a exponer, argumentar, resumir, buscar información,
jerarquizarla, ponerla en relación, valorar razonamientos, debatir, etcétera, según los modos
típicos de hacerlo en cada materia"
(Carlino, 2013)
Los estudiantes no saben escribir, no tienen el hábito lector y mucho menos entienden lo que
leen, esta queja es propia y está en boca de los docentes desde la educación básica y continúa
en la universidad en donde la responsabilidad parece ser siempre de otros, acá aparece el
debate de quienes tienen la responsabilidad, los padres, el colegio, en básica primaria, en
secundaria o en el curso preuniversitario.
(Carlino, 2005)
Comúnmente se cree que el estudiante universitario llega a la institución con saberes básicos
como leer y escribir, considerando innecesario que la universidad tome acciones en esos
ámbitos. Esta suposición es errónea, porque la lectura y la escritura no se pueden tomar como
conocimiento estático y finito, sino como procesos en constante desarrollo. Los estudiantes al
ingresar a la universidad deben además de sus deficiencias, enfrentar otro tipo de problemas
entre de los que se puede resaltar dos: es enfrentado a textos escritos por especialistas para
especialistas; es evaluado por docentes que no tienen criterios claros acerca de cómo hacerlo
(Morales, Morales, Fonseca, & Morales, 2006, pág. 85)